Nunca
has amado, has fingido; nunca has sido honesto, has fingido; nunca
has sido verdadero, has fingido, toda tu vida es una larga serie de
fingimientos. Y ahora... pero has invertido tanta vida en eso,
reconocer que todo el asunto ha sido sólo una ficción es demasiado.
Ahora piensas: "De algún modo llévalo hasta el mismo fin".
Pero si no lo terminas... aun llevado hasta el mismo fin, no te va a
dar nada. Es un simple desperdicio y al final toda la frustración
estallará.
Por
eso es que la muerte es tan difícil. La muerte no tiene nada
peligroso en sí, es uno de los fenómenos más bellos en el mundo,
¡simplemente vas a dormir! Y todo lo demás va a dormir: una semilla
germina y entonces hay un árbol; y luego de nuevo surgen las
semillas y caen y van a dormir; entonces de nuevo brotarán. Después
de toda actividad es necesario un descanso. La vida es una actividad,
la muerte es un descanso. Tiene que estar presente para que la nueva
vida surja de ella. No hay nada de malo en la muerte, no hay nada
peligroso en la muerte.
¿Pero
por qué todo el mundo tiene temor de morir? Porque en el momento de
la muerte todas tus ficciones desaparecerán; en el momento de la
muerte verás que toda la vida ha sido un desperdicio. ¿Por qué en
la hora de la muerte la gente dice que uno vuelve a ver toda su vida?
Sucede, es verdad: en el momento de la muerte uno tiene que
confrontar toda su vida, porque ahora ya no hay futuro, ya no puede
crear ninguna ficción más.
Para
las ficciones es necesario el futuro, porque las ficciones están en
la esperanza, las ficciones son para el mañana. La muerte trae a
casa el hecho de que ahora ya no hay un mañana; los mañanas han
acabado, ahora ya no hay futuro. ¿Dónde puedes soñar? ¿Dónde
puedes proyectar tus ficciones? ¡Ahora no hay dónde ir! De pronto
te encuentras anclado y toda la vida has estado creando ficciones
para el futuro.
Ahora
estás anclado, no hay futuro ¿adónde vas a mirar? Tienes que mirar
al pasado, y en el momento de la muerte la sociedad está
desapareciendo; tienes que mirarte a ti mismo, no queda nada.
Entonces llegas a darte cuenta del hecho doloroso, angustioso, de que
toda tu vida ha sido desperdiciada.
Si
te sucede antes de la muerte, te vuelves un hombre religioso. Un
hombre religioso es alguien que se ha dado cuenta de aquello que todo
el mundo se da cuenta sólo al morir. Un hombre religioso es alguien
que lo ha observado mientras aún está vivo, que lo ha observado en
el pasado, que ha visto a través de todo el juego, que ha
comprendido toda la ficción de la vida. Ha observado dentro de sí
mismo.
Si
miras dentro de ti mismo, el cambio es seguro, absolutamente seguro,
porque una vez que la ficción es comprendida como ficción, comienza
a desvanecerse. Para mantener una ficción tiene que ser mantenida
como un hecho; aun algo no verdadero, si es aceptado se tiene que
creer que es algo verdadero. En el momento en que te das cuenta, va
penetrando en ti que esto no es verdadero, comienza a desvanecerse,
ya está fuera de tus manos, no lo puedes coger. Para continuar el
sueño uno tiene que creer que esto no es sueño, ¡es la realidad!
En el momento en que te haces consciente de que esto es el sueño, el
sueño ya está desapareciendo.
Todo
tu esfuerzo es para no saber, lo evitas; por eso es que nunca estás
tranquilo cuando estás solo. Aun si vas a los Himalayas llevas el
radio portátil contigo, y el radio contiene a todo el mundo; aun si
vas a los Himalayas, tu esposa, tus amigos, tus hijos están contigo.
Te vas de vacaciones, pero realmente no vas, te llevas toda la
atmósfera contigo, a la playa, a las montañas y otra vez estás
rodeado de toda la tontera.
Sucedió
una vez: Un marinero sobreviviente de un naufragio fue a dar a una
isla desierta. Por cinco años tuvo que vivir ahí, no pasó ningún
barco. Construyó una pequeña choza, vivió ahí, pero continuamente
pensaba en el mundo. Todo estaba en tanta paz como nunca lo había
estado. Ni siquiera había imaginado que tal paz fuera posible. La
isla estaba completamente desierta, no había nadie, ese era el único
problema. De otro modo había de todo: los riachuelos eran hermosos,
los árboles cargados de frutas; podía comer, podía descansar, no
había preocupaciones, nadie por quién preocuparse, nadie quien
creara problemas. Y siempre había pensado que algún día le
gustaría ir a algún sitio lleno de paz ¡y repentinamente se
encontró ahí! Y era insoportable. El silencio es insoportable, uno
tiene que ser capaz de soportarlo, te puede matar.
Era
tan difícil para este hombre, y él era un arquitecto así que
comenzó a construir pequeñas cosas, pequeñas maquetas, sólo para
mantenerse ocupado. Hizo una pequeña calle y le puso nombre; no sólo
hizo una iglesia, sino dos, una cerca a su casa, la otra al otro
extremo de la ciudad; hizo pequeñas tiendas donde uno podía ir de
compras. Creó toda la ciudad.
Y
después de cinco años, cuando llegó un barco y ancló en la bahía,
él se puso muy feliz. Un pequeño bote con un hombre vino hasta la
orilla. Corrió desde su choza y llegó a la orilla muy entusiasmado
porque ahora regresaría al mundo de nuevo. Pero se quedó muy
extrañado; porque el hombre del bote bajó con un gran paquete de
periódicos. Entonces le dijo: "¿Para qué son estos
periódicos? ¿Para qué los has traído hasta aquí?".
El
capitán del barco dijo: "Primero revísalos, mira lo que está
sucediendo en el mundo ¡y después dinos si realmente quieres ser
rescatado!". El hombre tiró los periódicos al mar y dijo:
"¡Qué tontería! Pero antes de subir al bote me gustaría
mostrarte mi ciudad".
Así
que le mostró la ciudad, pero el capitán se quedó sorprendido
cuando le mostró la segunda iglesia y le dijo: "Puedo entender
que hayas hecho una iglesia para rezar, pero ¿para qué esta otra?".
Así
que le dijo: "Esta es la iglesia a la cual voy, y ésta es la
iglesia a la cual no voy".
Necesitas
dos iglesias, por lo menos dos religiones, porque la mente es una
dualidad: "Esta es la iglesia a la que le digo sí y esa es la
iglesia a la que le digo no.
Esta
es la iglesia falsa, la gente errada va ahí, aquellos que no me
pertenecen" y él está solo, pero ha creado todo el mundo. Y
está ansioso de ir de regreso al mundo, no está listo para mirar
los periódicos. E hizo bien, porque una vez que miras los periódicos
no te gustaría ser rescatado.
Para
no observarse a uno mismo otra técnica ha sido usada, de la cual
Jesús habla en este versículo, y esa técnica es: mira en el otro
todo lo que tiene de malo, de tal modo que puedas inferir que tú
eres bueno. Hay dos maneras de ser bueno: ser bueno, eso es difícil;
y luego hay otra manera de ser bueno, relativamente: probando que el
otro está mal. Tú no necesitas estar bien, simplemente prueba que
el otro está mal; eso te da la sensación de que tú estás bien.
¿Por
qué lo bueno necesita prueba y lo malo no necesita prueba? Observa
la tendencia: encontrarás un hermoso fenómeno, uno de los misterios
de la mente humana. En lo profundo todo el mundo busca ser bueno,
pero es difícil, así que ¿qué hacer? prueba que el otro
es malo; "Tú eres más malo que yo,
¡entonces
yo por lo menos soy un poco bueno!”