sábado, 22 de febrero de 2025

VIVIR DESPIERTO Y ALERTA

 


Sócrates fue envenenado, porque todo Atenas estaba incómoda por este hombre. El te detenía en cualquier parte, en el mercado, y te hacía preguntas incómodas y destruía tus cómodas mentiras. ¡Se volvió tal molestia! En el valle, un Buda siempre es una molestia. Creó tanta angustia y ansiedad que la gente no podía dormir, no podía hacer su trabajo bien, porque sembró dudas.

Decía: "¿Qué estás haciendo? Este es un río y éste es un puente, y éste es el mercado, ¿y estás construyendo tu casa aquí? ¡Busca lo eterno, la verdad!". Se volvió tal molestia que tuvieron que envenenar a Sócrates.

En el valle, eso ha estado sucediendo siempre. Si un hombre con ojos va al pueblo de los ciegos, ellos lo matarán, o si son generosos le sacarán los ojos. Pero harán algo porque ese hombre simplemente al ir ahí ¡los hace ciegos! Creían que no eran ciegos, no lo sabían, y este hombre viene y les dice: "¡Están ciegos, están locos!". Los hace conscientes de cosas sobre las que no quieren estar conscientes. Esas cosas crean ansiedad.

Jesús les dice a sus discípulos: "¡Vayan y desde los techos de sus casas griten!". ¿Por qué desde los techos? Porque la gente está casi sorda, no oyen, no quieren oír. Aun cuando oyen no quieren escuchar, están en algún otro sitio. Aún cuando asienten están simplemente aburridos. Pueden tolerarla, pero nunca gozan de la verdad. Porque la verdad siempre te hará sentir incómodo, tiene que ser así, porque vives en el valle de las mentiras.

Toda tu vida es tal mentira: has estado mintiendo a otros, a ti mismo, y has hecho mentira a todo tu alrededor. Y ahora alguien viene y dice la verdad. Un hombre que creía que estaba sano, pero que tenía todo tipo de enfermedades, y entonces alguien viene y le dice: "¡Qué tonteras estás hablando, estás enfermo!". Ese hombre piensa: "Este hombre es un mal presagio, me está enfermando. Estaba absolutamente bien". El ponerte alerta, el hacerte consciente de la verdad, destruye tus castillos, tus castillos de naipes.

Jesús dice: "Ve y todo lo que me has escuchado decir... pregónalo desde los techos de las casas; porque nadie enciende una lámpara y la pone bajo un barril", ¡no seas tímido y no tengas miedo! La luz está ahí, ahora no la escondas, ni tampoco la pongas en un lugar escondido, sino que instala en un poste para que todos los que vengan y los que vayan puedan ver su luz.

Este siempre ha sido un problema: Buda, Mahavira, Lao Tse, Jesús, Mahoma, Zoroastro, siempre tienen que insistir continuamente para que los discípulos vayan y le digan a los demás, porque la oportunidad no estará para siempre.

Jesús no estará ahí en su cuerpo físico por siempre. Y si no lo puedes reconocer cuando aún está en su cuerpo físico, ¿cómo vas a ser capaz de reconocerlo cuando ya no esté? Si su presencia física no puede ser una revelación para ti, ¿cómo puede ser una revelación cuando haya desaparecido en lo universal?

Sólo raramente uno llega a la iluminación, sólo raramente la oscuridad de uno desaparece. Y es un fenómeno tan raro y no va a durar por siempre, de ahí que Jesús siempre esté con prisa. Lo sabe bien. Y Jesús tuvo el tiempo más corto sobre la tierra. Murió cuando tenía treinta y tres años. Comenzó a predicar cuando tenía treinta, murió cuando tenía treinta y tres, sólo tres años. Tenía mucha prisa. Sabía qué iba a suceder, que la crucifixión iba a suceder, así que dijo: "Vayan y hagan alertas y conscientes a tanta gente como sea posible. La puerta está abierta ahora, pueden entrar a lo divino".

Pero los discípulos siempre permanecieron vacilantes. Sólo cuando Jesús murió comenzaron a predicar, eso siempre sucede, porque cuando Jesús desapareció, sólo entonces se dieron cuenta de lo que había sucedido en sus vidas. Cuando Jesús está presente te acostumbras a la luz que es Jesús; cuando desaparece, entonces la oscuridad, y sientes qué luz has perdido, entonces vas pregonando desde los techos de las casas. Pero cuando Jesús estaba ahí algo era posible; ahora nada es posible.

Continúas por siglos, la iglesia está haciendo eso: en todo el mundo van predicando, predicando que Jesús es la luz. Pero ahora no puede ser muy útil; la puerta ha desaparecido, ahora Jesús se ha hecho invisible. Puede ayudar, pero si no lo puedes ver cuando está visible... ¿cómo puedes verlo cuando Jesús se ha hecho invisible? Si no puedes entrar por la puerta cuando está abierta justo frente a ti, ¿cómo será posible que entres por una puerta que no es visible en absoluto? ¡Difícil!

Pero los mismos discípulos se vuelven más alerta cuando la luz desaparece. Entonces comienzan a gritar y a llorar, y entonces saben. Porque sólo a través del contraste puedes llegar a saber; te haces consciente de que estabas vivo sólo cuando estás muriendo, cuando llegas al momento de la muerte, entonces te haces consciente de lo que fue la vida y cómo la has ido perdiendo. Se dice que sólo cuando la gente muere llega a darse cuenta de que ha estado viva, de otro modo no.

sábado, 15 de febrero de 2025

LA VIDA ES UNA ILUSIÓN

 



Jesús dijo a sus discípulos: "Lo que ha
yas escuchado ve y pregónalo desde los techos de las casas, para que los otros lo puedan escuchar porque... nadie enciende una lámpara y la pone bajo un barril, ni tampoco la pone en un lugar escondido...".

Jesús dice: "¡Ve y da las buenas nuevas! Ve y di que lo desconocido ha entrado en lo conocido; ve y di que en el mundo de rutina ¡lo misterioso ha ingresado! Ve y di desde los techos de las casas para que la gente pueda oír, y la gente pueda venir y saber y ser beneficiada ¡no seas tímido sobre eso!".

Hay un profundo problema. Es muy difícil, debe haber sido difícil para los discípulos de Jesús, siempre es así, decirle a los demás que el hijo de Dios ha venido. ¡Muy difícil! Porque la gente se reirá, dirán que te has vuelto loco. No creerán que Jesús es el Cristo, creerán que estás loco. Si dices: "Jesús es el Dios", pensarán que te has vuelto completamente loco: "Necesitas un psicoanálisis, ve y visita a un doctor, ¡toma unas medicinas, descansa y relájate!", porque piensan que hay algo mal, ¡que algo te está fallando!

Es muy difícil decirle a la gente que alguien ha llegado a realizarse. ¿Por qué? Porque cada vez que alguien llega a realizarse se vuelve una profunda herida en ti, se vuelve una llaga profunda, tú podrías haber llegado a lo mismo, pero has fallado. Surge la comparación, tu ego se siente herido: "Ese Jesús, ¿es el hijo de Dios?, ¿y por qué yo no lo soy?

El caso debería haber sido de otro modo. Yo era... ¿Cómo es que Jesús se ha vuelto el hijo de Dios?". Y es más fácil negarlo que tener que cambiar tu ser y volverte hijo de Dios. Es más fácil, porque no es siempre lo más fácil del mundo: no tienes que hacer nada, dices no ¡y se acabó el asunto! Si dices sí todo comienza, nada está acabado. No es siempre el fin, sí, es siempre el comienzo.

Si dices: "Sí, Jesús es el hijo de Dios", entonces tienes que transformar tu ser. Entonces no puedes permanecer con este sí, tienes que moverte, tienes que hacer algo. Si dices no, el problema se resuelve. Entonces cualquier cosa que seas, dondequiera que estés, en el valle, en la oscuridad, en la muerte, estás tranquilo.

Jesús crea intranquilidad en ti; Buda va entre ustedes y crea intranquilidad, y nos vengamos, porque si un hombre puede alcanzar tal altura, ¿cómo es que tú has fallado? Es mejor decir que no hay altura, que nadie jamás la ha alcanzado. Entonces estás tranquilo en tu oscuridad, entonces puedes estar cómodo.

Los Jesuses y los Budas son grandes tensiones porque te sacan de raíz del valle, te sacuden de tus sueños y te dicen: "¡Muévete, éste no es lugar para quedarse!".

Hay un dicho de Jesús: "Este mundo es sólo un puente ¡Avanza! Este no es lugar para que hagas tu casa. Crúzalo y no te detengas en él. Nadie hace una casa en el puente". Este mundo es tan solo un puente y tú has hecho una casa en él. No te gustaría saber el hecho de que éste es un puente, porque entonces ¿qué le pasaría a todos tus esfuerzos y trabajo, y a toda tu inversión y a toda tu vida dedicada a hacer esta casa? Y ahora alguien viene, un vagabundo, y dice: "Qué estás haciendo? ¡Este es un puente!". Así que es mejor no mirar hacia abajo, al río.

¿Por qué es un puente? Porque Jesús, o la gente como Jesús, nunca usa ni una sola palabra sin un significado profundo. Es un puente porque está sobre un río, y el río es de lo momentáneo. El tiempo es sólo un río momentáneo, continúa fluyendo y fluyendo.

Heráclito ha dicho: "No puedes pararte en el mismo río dos veces", porque si vienes a pararte la segunda vez, el río ya se ha ido; es otra el agua que está fluyendo ahora, la misma agua ya no está. El río te da la apariencia de que es el mismo río, pero no existe nada como el río. Un río significa cambio, está yendo y yendo, fluyendo. ¿Por qué Jesús llama a este mundo un puente? Porque está hecho en lo temporal: el tiempo, el río del tiempo, todo fluyendo. ¡Sal de este puente! Este no es lugar para hacer un casa.

Pero si alguien viene y te dice... y por cincuenta años has estado haciendo la casa y ahora está casi lista, y recuérdalo, siempre está casi lista, ¡nunca está lista! No puede estarlo, no es su naturaleza. Cuando está casi lista y justo estabas a punto de descansar de todo el esfuerzo y tensión de construir la casa, este hombre viene y te dice: "Esto está en el río", en vez de creer a este hombre y mirar hacia abajo, te gustaría decir: "¡Fuera de aquí, eres un tonto!". O si este hombre insiste, como Jesús iba insistiendo, martillando, te dará cólera. De ahí que fuera crucificado, era demasiado problema.

sábado, 8 de febrero de 2025

PORQUÉ MATARON A JESÚS.

 


"Una ciudad que es construida en una montaña alta, fortificada, no puede caer ni puede ser jamás escondida".

Esto es muy paradójico: en el valle constantemente caes, en la cima nunca. Esto es paradójico porque vemos caer a la gente desde arriba. En el valle ¿por qué tendría que caer uno? Uno está caminando en un terreno plano, la gente cae de las alturas ¡eso es un mito! En el mundo interno nadie cae de las alturas; una vez que la altura interna es lograda, uno nunca cae de ahí. Nada se te puede arrebatar si lo has logrado en tu interior. Afuera, tu mito es verdadero.

La gente cae cada vez que está en lo alto, pero esas alturas pertenecen al valle, no son verdaderas alturas. Si tienes fama, puedes estar seguro que tarde o temprano serás difamado; si estás en el trono, tarde o temprano serás destronado. Cualquier cosa que logres en este mundo te será arrebatada. Pero en el mundo interno, cualquier cosa que logres, la logras para siempre, no te puede ser arrebatada. Lo que has conocido no puede desaparecer; una vez logrado, se vuelve parte de ti. No es algo que poseas, se vuelve tu ser y no puedes dejar de saberlo.

Una vez que sabes que eres inmortal ¿cómo puedes dejar de saberlo? No hay manera de desaprenderlo, ya lo has aprendido. Y sólo eso es el conocimiento real, el que no puede ser desaprendido. El que puede ser desaprendido es solamente memoria, no conocimiento; el que puede ser olvidado, es sólo memoria, no conocimiento.

Conocimiento es aquello que nunca puedes olvidar, no hay manera de olvidarlo. Se ha vuelto tu ser, es parte de ti, tu misma existencia. No necesitas recordarlo, necesitas recordar sólo aquellas cosas que no son parte de ti.

"Fortificada, una ciudad que es construida en una montaña alta no puede caer ni puede ser jamás escondida".

Y no la puedes esconder. Una ciudad construida en la cima será conocida por la eternidad será conocida, no puedes esconderla. ¿Cómo puedes esconder a un Buda? ¡Es imposible! ¿Cómo puedes esconder a un Jesús? ¡Es imposible! El fenómeno es tan tremendo, la existencia es tan penetrante que el impacto perdurará.

Puedes crucificar a un Jesús pero no puedes ignorarlo. Y aquellos que lo crucificaron todavía sufren por esa crucifixión. Tan solo un hombre, el simple hijo de un carpintero fue muerto, nada de importancia. Los judíos deben haber pensado en esta forma. Nadie se preocupó: si matas al hijo de un carpintero, y lo matas de acuerdo a la ley, no hay problema. Pero los judíos han sufrido por dos mil años a causa de esa crucifixión, generación tras generación. Han permanecido crucificados, sólo por este hombre. Parece muy ilógico, y los judíos siguen diciendo: "!No hemos hecho nada!". En cierto modo tienen razón porque aquellos que lo hicieron murieron hace mucho.

Pero una persona como Jesús pertenece a lo sin tiempo. En lo que respecta a Jesús, la crucifixión va a permanecer por siempre y por siempre. No está en el pasado, porque una persona como Jesús nunca está en el pasado, es un hecho de este momento: el está crucificado. Los judíos pueden pensar que: "Lo hicimos en el pasado, y aquellos que lo hicieron ya no existen. Y nosotros nunca lo hicimos, podemos pertenecer a aquellos que lo hicieron, ¡pero nosotros mismos nunca lo hicimos!". Pero la crucifixión de Jesús va a ser ahora un acto eterno. Ahora no puede ser borrado del pasado, va a estar como una herida viva; la herida va a permanecer ahí en el corazón. Y los judíos han sufrido, han sufrido demasiado, así parece, porque tan solo por un hombre millones de judíos han sido muertos en estos veinte siglos. Sólo por un hombre ¿millones de judíos? Parece injusto.

Pero tú no conoces a este hombre, por eso es que parece injusto. Este hombre vale más que millones de hombres. El día en que crucificaron al hijo del carpintero estaban jugando con un inmenso fuego. Trataron de esconderlo, pero no puede ser escondido. Trataron de esconderlo: no existe ningún registro oficial en el cual Jesús haya sido crucificado. Existen registros cristianos, pero los judíos no han hecho el registro del hecho aún cuando fue crucificado. Pero no lo puedes esconder, y los judíos comenzaron a desaparecer, sufrieron, porque trataron de cerrar los ojos ante el sol. Y ésta es la desgracia de todo el asunto: que ellos dieron nacimiento a Jesús.

Jesús fue judío y permaneció siendo judío hasta el último momento, nunca fue cristiano. Y los judíos habían estado esperando a este hombre por muchos miles de años. Sus profetas en el pasado les habían dicho: "Un hombre vendrá, quien los redimirá. Pronto vendrá un hombre que será su salvación". Desde los techos de las casas, por miles de años los profetas habían estado anunciando a los judíos y los judíos estaban esperando y esperando. Oraban y esperaban y esperaban, y ésta es la ironía: cuando el hombre llegó ¡lo rechazaron! Cuando el hombre llegó y tocó a sus puertas le dijeron: "¡No! Tú no eres el hombre prometido". ¿Por qué?

Es fácil esperar para la mente, porque la mente puede seguir esperando, deseando, soñando. Pero cuando Dios toque a tu puerta, recuérdalo, tú también lo rechazarás. Puedes haber estado orando, pero cuando Dios toque a tu puerta ¿cuál es el problema? ¿Por qué lo rechazas? Porque solamente uno puede existir en la casa. Cuando Dios toque a tu puerta, tú tienes que desaparecer, ese es el problema.

Esperando tú existes, tu ego existe. Los judíos fueron muy egocéntricos sobre el hecho de que el hombre prometido iba nacer en su raza. Ellos eran los escogidos. Dios los ha escogido y el hijo de Dios va a nacer en una familia judía, el ego se sintió muy bien. Pero cuando el hombre escogido llegó y tocó la puerta y dijo: "He venido a cumplir la promesa", ellos dijeron: "No, ¡tú no eres el hombre escogido! Y si intentas decir que tú eres ¡te mataremos!". ¿Cuál fue el problema?

El problema es humano. El problema es: que si Jesús existe, entonces tú tienes que desaparecer, tú tienes que disolverte en él, tienes que entregarte. Era bueno para el ego pensar que el hombre prometido vendría a nosotros, la raza escogida del mundo, pero fue muy difícil aceptarlo cuando el hombre llegó.

Mataron a Jesús, pero ni siquiera lo han registrado. Quisieron olvidar todo el asunto para poder seguir esperando de nuevo, y aún están esperando. Los judíos aún están esperando al hombre prometido. Y te lo digo, si vuelve a venir, no vendrá, porque debe haber aprendido por experiencia, si vuelve a venir, lo crucificarán de nuevo. Y han sufrido mucho sólo porque trataron de ignorar la ciudad construida en la cima.

Trataron de esconder una ciudad construida en la cima, trataron de esconder el sol, trataron de esconder la verdad. Crucificaron la verdad. Pero la verdad no puede ser crucificada, no la puedes matar; es eterna, es inmortal. Y hasta ahora no se han hecho conscientes de por qué han sufrido tanto. ¡La culpa! Aún se sienten culpables en lo profundo, un judío nunca se siente sin culpa, la culpa lo sigue como una sombra. La culpa es que cuando vino el hombre prometido lo rechazaste. Y los judíos saben en lo profundo que han cometido el más grande pecado que es posible: rechazar a Dios cuando toca tu puerta.

Y él no va a satisfacer tus expectativas, cuando sea que venga será un extraño. Porque si satisface tus expectativas, entonces ya no es un Dios, Dios es siempre un extraño, siempre lo desconocido tocando la puerta de lo conocido. El no puede venir en la forma de lo conocido, no es posible, permanece siempre como lo desconocido, lo misterioso. Te gustaría que venga de acuerdo a una fórmula. No, él no sigue ninguna fórmula, él no está muerto, sólo la materia muerta sigue fórmulas. La vida vive como un misterio.


sábado, 1 de febrero de 2025

EL DESEO DE MORIR

 

El suicidio es un instinto profundamente enraizado. Apenas sientes que algo anda mal, inmediatamente sientes el deseo de cometer suicidio, de destruirte a ti mismo. Un hombre religioso es alguien que se vuelve alerta sobre eso, que un deseo profundo por la muerte está escondido ahí. ¿Por que está ahí? Tienes que traer más luz al hecho, para que puedas ser consciente de los recovecos donde se está escondiendo la muerte carcomiéndote continuamente. No es que repentinamente muero un día, lentamente en setenta o más años vas muriendo. La muerte no es un fenómeno que llegue al final, comienza con el nacimiento. Entonces cada aliento y cada momento, no es nada sino simplemente una continuidad de morir, morir y morir. Se completa en setenta o más años porque es un proceso muy lento.

Pero has estado muriendo, y en lo profundo estás esperando ser liquidado, cuanto antes mejor. No has cometido suicidio porque tienes mucho temor, miedo: ¿qué sucederá? Así que toleras la vida, no la estás disfrutando como un regalo de Dios. Simplemente la estás tolerando, simplemente la estás cargando de alguna manera, esperando el momento para cuando te puedas bajar del tren.

Sucedió una vez: Thomas Edison fue invitado a una cena. Se habían reunido algunos amigos, él era un hombre de pocas palabras y siempre se perturbaba cuando había una multitud. El era un trabajador solitario en su laboratorio; era un investigador, un hombre contemplativo; la presencia de otros siempre era una perturbación. Y había mucha gente y estaban tan ocupados en comer, en chismear, en discutir, que sintió que: "Ahora es el momento en que me puedo escapar!". Así que justo había comenzado a buscar la puerta por la cual podía escaparse, cuando fue sorprendido. El anfitrión lo sorprendió y le preguntó: "Señor Edison, ¿en qué está trabajando ahora?". Y él respondió: "¡En la salida!".

Pero todos están trabajando en la salida. ¡Estate alerta sobre eso!

Pero, ¿por qué no puedes disfrutar de la vida, la cual es un regalo? No la has ganado, por eso es que digo que es una gracia. La existencia te la ha dado, puedes llamarla Dios, es un simple regalo, puro regalo; no has hecho nada para lograrla, para ganarla. ¿Por qué no puedes estar bienaventurado, agradecido y gozarla? Deberías de gozarla bailando. Pero ¿cuál es el problema? Porque para disfrutar la bienaventuranza, es necesario una consciencia mayor; para sufrir la angustia, no hay necesidad de estar consciente. Para sufrir la angustia, es necesaria más oscuridad; menos consciencia es necesaria, la noche es necesaria, no el día. Pero para gozar de la bienaventuranza, más consciencia es necesaria.

Así que si ves a un santo que está triste, sábelo bien que no es un santo. Porque la consciencia le dará un estado de bienaventuranza, la consciencia le dará una risa más profunda a todo su ser, la consciencia le dará algo... se volverá como niño: puede correr siguiendo una mariposa, puede disfrutar de la comida simple, puede disfrutar de las cosas comunes de la vida, tanto que todo se convierte en un regalo. Todo se vuelve una gracia de Dios y puede estar agradecido momento a momento, aún por su respiración. Puede disfrutar aún de su respiración, de su simple respiración ¡es tal bienaventuranza!

Si encuentras a un santo que está triste, sábelo bien que algo anda mal... él aún vive en el valle, no ha ido al pico. De otro modo habría un brillo, una ingravidez, un goce de niño, despreocupado, sin miedo... Está fortificado en su consciencia.

¿Por qué la consciencia te fortifica? Porque cuanto más consciente te vuelves, más sabes que no puedes morir, que no hay muerte. La muerte existe sólo en los valles oscuros y si estás fortificado contra la muerte estás verdaderamente fortificado. Cuanto más consciente eres, más sabes que eres lo eterno, lo divino. En este momento no sabes quién eres. Este es el valle de la ignorancia y ahí sólo ocurre la muerte, nada más; y vives temblando, sacudiéndote de miedo. Si miras hacia adentro encontrarás sólo miedo y nada más, porque a tu alrededor sólo hay muerte, nada más. Así que esto es natural: la muerte por todas partes, el miedo adentro es una contraparte natural.

Si vas a las alturas, el amor estará adentro y la eternidad en todo el rededor. No habrá miedo no puede haber, porque tú no puedes ser destruido, eres indestructible. No hay posibilidad de tu muerte, eres inmortal. Esta es la fortificación sobre la cual habla Jesús.

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