sábado, 30 de mayo de 2015

SER RELIGIOSO

Ser religioso no quiere decir renunciar. Simplemente quiere decir ver de qué se trata. Si puedes ver que la competición es un juego, no hay problema. No te lo tomes en serio. La seriedad es el problema, ¡la competición no es el problema en absoluto! Entonces es un juego. Disfruta de él pero ten presente que es un juego. Y tengas éxito o fracases no existe tanta diferencia; no importa, es irrelevante. Todo lo que importa es que hayas disfrutado del juego, que te hayas divertido. Ambos, perdedor y ganador, disfrutaron del juego. Se necesita un poco de espíritu deportivo, eso es todo.

Cuando juegas a las cartas lo que importa no es que ganes, sino que pases un buen rato. Lo que importa es divertirse, los matices del juego, las estrategias del juego; eso es lo importante. Alguien va a ganar, alguien va a perder: no se trata de eso en absoluto, esa no es la meta.

Si puedes vivir en el mundo y participar como si fuera un juego, si puedes vivir todas tus relaciones y recordar que el mundo es un gran drama -el escenario es grande y no puedes ver dónde empieza y dónde acaba, pero es un drama, es un mundo muy dramático-, si puedes recordar que es un drama, entonces no hay problema. Entonces estás simplemente representando un papel pero no te creará ninguna preocupación, no te supondrá ningún esfuerzo ni tensión. Participarás en el juego, y al atardecer, cuando vuelvas a casa, te olvidarás de él completamente.

Si te lo tomas en serio tendrás problemas. Si eres serio, puedes renunciar al mundo, a los juegos competitivos, y te puedes marchar a los Himalayas; pero sentado en la cueva seguirás siendo serio. Tu meditación tendrá el sabor de la seriedad y creará tensión. ¿Cuál será la diferencia? Estás en Wall Street, luchando encarnizadamente, una competición asesina, criminal, y estás en ella en serio, preocupado día y noche en si vas a triunfar o no, ¡si vas a conseguirlo o no! Después estarás sentado en una cueva de los Himalayas, meditando seriamente, encarnizadamente. Entonces sólo te tendrás a ti mismo para competir encarnizadamente, pero seguirá siendo algo encarnizado. Entonces estarás en competición contigo mismo, con tu cuerpo, con tu mente, sin parar de luchar. Tú mismo te dividirás y empezará la lucha. Y seguirás preocupándote en si lo vas a conseguir o no -«¿Cuándo me voy a iluminar?»-. si va a ocurrir o no. Y me gustaría decirte: estarás más preocupado que si estás en Wall Street, porque se conoce mucha gente que allí lo ha conseguido, pero en las cuevas de los Himalayas..., muy raramente, de tanto en tanto. Allí tendrás más problemas.

Mi sugerencia es: olvídate de la seriedad. Tómate la vida como algo divertido, tómate la vida como un juego. Disfrútala, vale la pena. Es un juego hermoso, es una gran oportunidad para aprender, para ver, para entender. Pero no te lo tomes en serio.

La vida no tiene un propósito. No está yendo a ningún lugar, no tiene un objetivo. ¡El viaje es la meta! el viaje es en sí mismo la meta.

Camina alegremente, lúdicamente, y entonces todo lo que haces será meditación. Cualquier acto hecho lúdicamente se vuelve meditativo. La meditación es una cualidad que surge naturalmente cuando estás disfrutando, sin ponerte serio. Sí, jugar a cartas puede ser meditativo, el juego, y los negocios también pueden serlo. Cualquier cosa se puede transformar en meditación. Lo único que hace falta añadir es un sentimiento lúdico y no serio. Entonces no te crea ninguna tensión, no te produce ningún estrés. Permaneces relajado. Aprende cómo estar relajado y Wall Street puede ser tan bueno como cualquier cueva de los Himalayas.

Y nunca te dejes engañar por los denominados santones espirituales indios que van trotando alrededor de América diciendo: «La India es el único país religioso». No dejes que te engañar; no es cierto. La India es en este momento uno de los países más materialistas de la tierra. Es un materialismo reprimido, reprimido profundamente. Tiene un rostro de religiosidad, pero detrás de ese rostro no encontrarás nada más que materialismo. No te dejes engañar por el rostro.

No estoy diciendo que no haya alguna gente religiosa; las hay, pero las hay en cualquier lugar. La religión de hecho no tiene nada que ver con Oriente y Occidente. Hay gente religiosa en cualquier lugar. Igual que la poesía no tiene nada que ver con Oriente y Occidente -hay poetas por todos lados-; la pintura no tiene nada que ver con Oriente y Occidente -hay pintores por todos lados-; el canto no tiene nada que ver con Oriente y Occidente -hay cantantes por todos lados-; amar no tiene nada que ver con Oriente y Occidente... Lo mismo ocurre con la religiosidad, hay gente religiosa por todos lados. Hay muy pocos, eso es verdad; es muy difícil encontrarlos, eso también es verdad, pero ningún país tiene el monopolio.

sábado, 23 de mayo de 2015

LAS NECESIDADES PSICOLOGICAS

Existe una jerarquía de necesidades. Las necesidades físicas son básicas: a menos que estén satisfechas no serás capaz de saber que existen necesidades psicológicas. Un hombre hambriento no estará interesado en Beethoven, o en Shakespeare, o en Leonardo da Vinci. Un hombre hambriento está interesado en comida; y es natural, no hay nada malo en ello. Un hombre hambriento está interesado en cómo alimentar el cuerpo y cómo sobrevivir.

Cuando se trata de la supervivencia, ¿a quién le importa la música clásica? Pero cuando tu hambre ha sido satisfecha, tu cuerpo está caliente, tienes una casa donde vivir, de repente te empiezas a interesar en cosas nuevas, cosas en que nunca habías estado interesado: en música, en poesía, en arte, en psicología.

Éstas son las necesidades psicológicas. Empiezas a pensar en grandes cosas. El cuerpo está satisfecho, la mente dice: «Ahora también puedo satisfacer mis necesidades».

Cuando las necesidades de la mente son satisfechas, cuando has escuchado todo tipo de música y has bailado todo tipo de bailes, y te has metido profundamente en la filosofía, el arte, la poesía, la escultura, la arquitectura, cuando has visto todas esas cosas y estás satisfecho, saturado, entonces surge la tercera necesidad: es la religión; es decir, la necesidad de Dios, la necesidad espiritual. Esa es la necesidad más elevada.

Si un hombre hambriento está interesado en Dios, su Dios no puede ser un verdadero Dios. Su Dios sólo será un proveedor de comida.

Le dirá a Dios: «Dame el pan de cada día». Ese es el Dios del hombre pobre. No es de extrañar que la oración cristiana diga: «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy». Ni al Buda, ni a Krishna se les podría haber ocurrido una oración así. ¿Dánoslo hoy? ¿Pedir pan? Parece profano. Pero el mismo Jesús era pobre, pertenecía a los pobres. Estaba enseñando a la gente pobre, tuvo que crear un Dios proveedor.

No es accidental que los seguidores de Jesús sigan hablando de sus milagros. ¿Qué son esos milagros? Primero, son fisiológicos: le devuelve la vista a un ciego, sana a un enfermo: o milagros tales como aquel en que Jesús transforma las piedras en panes. !Piensa en ello!

Esos milagros dicen algo. Jesús no transforma las piedras en sermones, sino en pan; Jesús no transforma las piedras en música, sino en pan; y transforma el agua en vino. Ahora bien alrededor del Buda no existe ningún milagro parecido. Son milagros, pero la jerarquía es totalmente diferente. Los milagros del Buda son tan diferentes que te sorprenderás.

Una mujer va a ver al Buda: su hijo está muerto y ella está llorando y gimiendo, es viuda y no volverá a tener la oportunidad de tener otro hijo, su único hijo está muerto, y éste era todo su amor y el objeto de sus atenciones. Ella llega al Buda llorando y gimiendo. Si hubiera ido a Cristo, él habría tocado al niño y el milagro habría sido resucitarlo, como hizo con Lázaro. ¿Qué hizo el Buda? El Buda sonrió y le dijo: «Ve a la ciudad y busca algunas semillas de mostaza en una casa en la que no haya muerto nunca nadie». Y la mujer salió corriendo hacia la ciudad, y fue a todas las casas. Y en todos los lugares que fue le dijeron: «Te podemos dar tantas semillas de mostaza como quieras, pero no podemos cumplir la condición porque en nuestra casa ha muerto mucha gente. iY mujer, tranquilízate! El Buda ha usado un truco contigo. No encontrarás una casa así en toda la tierra».

Pero ella esperaba: «Quizás..., ¿quién sabe? Puede que haya una casa que no haya conocido la muerte». Y estuvo dando vueltas todo el día.

Por la tarde había comenzado a surgir en ella una gran comprensión: «La muerte es parte de la vida; sucede. No es algo personal, no es una calamidad personal que me ha ocurrido a mí». Con esa comprensión fue a ver al Buda. Éste le preguntó: «¿Dónde están las semillas de mostaza?». Ella sonrió... y le dijo: «¡Lo conseguiste!». Cayó a sus pies y le dijo: «Iníciame. Me gustaría conocer eso que nunca muere. No te pido que me devuelvas a mi hijo, porque incluso si me lo devuelves volverá a morir. Entonces ¿de qué me sirve? Enséñame algo para que pueda conocer en mi interior aquello que nunca muere».

Ahora bien, ésta es una historia totalmente diferente. Los milagros de Jesús parecen más milagrosos porque la tierra era todavía pobre. ¿Lo entiendes? Oriente se está volviendo cristiano y Occidente se está volviendo budista. Cuanto más rico se vuelva Occidente más budista se volverá. Los nuevos cristianos nacen en Oriente: tribus pobres, tribus primitivas, intocables, los oprimidos. Para ellos, Jesús tiene un atractivo. Les gustaría alguien que convirtiese las piedras en pan, tienen hambre. ¿Qué tienen que ver ellos con el Buda? El Buda les parece muy aristocrático, habla de grandes cosas que carecen de sentido para el pobre y el hambriento.

En la Segunda Guerra Mundial sucedió un milagro: Japón, desde Oriente, luchó con América. Era la primera vez que Oriente y Occidente se encontraban en una guerra. ¿Y qué sucedió? Ahora Los Ángeles se ha trasladado a Japón y todos los centros budistas zen se han trasladado a América. iEsto es un milagro! Si quieres encontrar el zen tendrás que ir a América. No vayas a Japón; la gente se creerá que eres estúpido: «¿Zen? Te has vuelto loco?, no eres de este siglo, -pensarán-. No eres contemporáneo».

Si quieres encontrar centros zen, están floreciendo en América. Pero si quieres una mejor tecnología automovilística, mejores radios, mejores relojes, vete a Japón.

Esto ha estado sucediendo todo el tiempo, desde hace siglos en todas las épocas. Hay una jerarquía. La gente está harta de los coches, de los aparatos, y quiere algo más elevado. Jesús no será adecuado para nadie, sólo el Buda puede ser adecuado. Los milagros de Jesús parecerán muy pequeños porque la ciencia puede repetir esos milagros. El milagro del Buda parecerá muy grande porque la ciencia no puede repetirlo.

¿Dónde si no? América es el país donde la religión tiene futuro. En la India, en China, la religión no tiene futuro. Sí, la religión tiene un pasado en la India, pero no un futuro. ¿América? No tiene pasado para la religión, pero tiene un futuro. En Oriente el sol se está ocultando, en Occidente el sol está saliendo. No te preocupes de si puedes ser religioso en América. ¡No puedes ser religioso en la India! La India sólo pretende ser un país religioso, y su religión sigue siendo un tipo de religión muy, muy bajo. No estoy hablando del pasado, recuerda; no estoy hablando de las Upanishads ni de la Gita, ni de Buda. En esos días, la India era América. Ahora, todo eso ha terminado.

Y hay que entender un punto muy sutil; así es como se mueve la rueda de la historia: siempre que un país se hace muy rico se vuelve religioso porque la necesidad más elevada comienza a hacerse presente, y siempre que una religión empieza a florecer el país se empobrecerá, más pronto o más tarde. Piénsalo: si los centros religiosos orientales siguen creciendo en América, ¿cuánto tiempo seguirá América siendo rica? ¿Quién se ocupará de la tecnología que hace rica a América? La gente meditará. Dejarán de ir a las universidades, se convertirán en marginados. ¿Quién se preocupará de lo ordinario, de las cosas terrenales, de las cosas mundanas? La gente se empezará a mirar el ombligo. Cerrarán los ojos y se quedarán tranquilos, satisfechos, felices. Dejará de haber científicos.

Así es como se mueve la rueda. Primero, un país es pobre: comienza a correr hacia la tecnología, una ciencia mejor, mejores formas de vida, estándares de vida más altos; entonces, un día, cuando lo consigue y alcanza la cima, de repente cae. De repente se da cuenta de que todos los esfuerzos han sido en vano: «No hemos llegado a ningún lugar, hemos estado tratando de atrapar ilusiones, hemos estado persiguiendo un espejismo»; de repente la gente empieza a salirse.

Miles de personas renunciaron al mundo en los tiempos del Buda y le siguieron. Habían visto la ilusión del mundo de los deseos. Habían llegado y habían visto que faltaba algo. Pero el país comenzó a empobrecerse.

Antes o después ocurre; cuando la gente medita demasiado el país se empobrece. La gente piensa en el otro mundo y este mundo se empobrece. Entonces las personas empiezan a volverse antirreligiosas. Se hacen cualquier cosa menos religiosos. De nuevo la rueda se comienza a mover.

Ahora Japón ha abandonado el zen, la religión, la meditación; es una de las culturas más materialistas. Pronto se enriquecerá; ya se está haciendo rico. Entonces habrá una rebelión en contra de la riqueza y la gente empezará a pensar en la belleza de la pobreza, de la no posesión, del estar libre de apegos.

Comenzarán a pensar en cómo volverse vagabundos: «¿Por qué vivir encerrados en una caja? ¿Por qué no tener una tienda y moverse, un día en esta playa y el otro en esa otra playa? ¿Por qué no disfrutar de toda la tierra?».

Éste es el círculo: pobreza, tecnología, religión, pobreza, tecnología, religión. Así es como se mueven las cosas.

sábado, 16 de mayo de 2015

LA EVOLUCION DEL ESPIRITU

Friedrich Nietzsche dice que la vida del hombre puede dividirse en tres metamorfosis del espíritu sucesivas. A la primera le llama "el camello", a la segunda le llama "el león" y a la tercera "el niño". Son metáforas muy preñadas..., el camello, el león, el niño.

Cada ser humano tiene que hacer uso y asimilar la herencia cultural de su sociedad; su cultura, su religión, su gente. Tiene que asimilar todo lo que el pasado pone a su disposición. Tiene que asimilar el pasado; esto es lo que Nietzsche llama la etapa del camello. El camello tiene el poder de almacenar en su cuerpo enormes cantidades de alimentos y agua para su arduo viaje a través del desierto. Y la situación es la misma con el ser humano; tienes que atravesar el desierto, tienes que asimilar todo el pasado. Y recuerda, no bastará sólo con memorizarlo..., hay que asimilarlo. Y también recuerda: si una persona se limita a memorizar el pasado es porque no puede asimilarlo. Si puedes asimilar el pasado te liberas de él. Puedes utilizarlo, pero no te puede utilizar. Puedes poseerlo, pero no te puede poseer.

Cuando has asimilado el alimento no necesitas recordarlo. No existe separado de ti: se ha convertido en tu sangre, tus huesos, tu médula; se ha convertido en ti.

El pasado tiene que ser digerido. No hay nada malo en el pasado. Es tu pasado. No necesitas empezar desde el ABC, porque si cada individuo tuviera que empezar desde el ABC no habría mucha evolución. Por esta razón los animales no han evolucionado. El perro es igual que el que había hace millones de años. El hombre es el único animal evolutivo. ¿Cuál es la causa de esta evolución? La evolución se produce porque el hombre es el único animal que puede asimilar su pasado. Una vez que asimilas el pasado te liberas de él. Puedes moverte libremente y usar tu pasado. Sino tendrás que pasar a través de muchas experiencias; tu vida será desperdiciada.

Asimila más. No hace falta que te limites a tu gente. Asimila todo el pasado de las gentes de la tierra; sé un ciudadano del planeta tierra.

No hace falta que te limites al cristiano, al hindú, al mahometano. iAsimílalos a todos! El Corán es tuyo, la Biblia es tuya, igual que el Talmud, igual que los Vedas y el Tao Te King; todos son tuyos. Asimílalos, de esta forma la cima desde la que mirarás a lo lejos será más alta, y serán tuyas las tierras y visiones distantes.

Nietzsche llama a esto la etapa del camello, pero no te quedes ahí atascado. Hay que moverse. El camello es la larva, el acumulador. Pero si te quedas atascado en esta etapa y permaneces para siempre como el camello, no conocerás las bellezas y las bendiciones de la vida. Nunca conocerás a Dios. Te quedarás anclado en el pasado. El camello puede asimilar el pasado pero no puede usarlo.

En el transcurso de su desarrollo personal llega un momento en que el camello se tiene que transformar en un león, para romper en pedazos el enorme monstruo conocido como: "No debes...". El león en el hombre ruge en contra de la autoridad.

El león es la reacción, la rebelión en contra del camello. El individuo ahora descubre su propia luz interna como la fuente primordial de todos sus valores auténticos. Se hace consciente de que su obligación principal es para con su propia creatividad interna, con su potencial más escondido. Algunos se quedan atascados en la etapa del león: siguen rugiendo y rugiendo hasta que acaban exhaustos.

Es bueno convertirse en un león, pero uno todavía tiene que dar un salto más, y éste consiste en convertirse en el niño.

Ahora bien, todos vosotros habéis sido niños. Pero aquellos que saben, dicen que la primera infancia es una falsa infancia. Es como el primer diente: tiene aspecto de diente pero no sirve para nada, se tiene que caer. Después nacen los dientes reales. La primera infancia es una infancia falsa, la segunda infancia es la verdadera. A ésta se la llama "la etapa del niño" o "la etapa del sabio"; significan lo mismo. A menos que la persona se vuelva totalmente inocente, libre del pasado, tan libre que no esté ni en su contra... Recuérdalo, la persona que todavía está en contra del pasado no está realmente libre de él. Todavía tiene algunos rencores, algunas quejas, algunas heridas. El camello todavía le persigue, la sombra del camello todavía le ronda. El león está ahí pero todavía tiene miedo del camello, aún teme que vuelva.

Cuando el miedo del camello ha desaparecido por completo, el rugido del león se detiene. Entonces nace la canción del niño.

Me gustaría que entraras en estas tres etapas, de un modo profundo y penetrante, porque tienen un valor inmenso.

La etapa del camello, la asimilación, equivale al niño en el vientre que no hace otra cosa que asimilar, come de la madre, no deja de crecer, está preparándose para el último salto, para entrar en el mundo. Ahora mismo el niño no tiene otro trabajo: durante nueve meses en el vientre de la madre come y duerme, duerme y come. Continúa comiendo y durmiendo; éstas son sus únicas dos funciones. Incluso después de nacer, el niño estará haciendo lo mismo durante meses: comer y dormir. Poco a poco, dormirá menos e irá comiendo menos. Está listo, está listo para convertirse en un individuo, y cuando esto ocurre aparece la desobediencia. El niño empieza a decir que no, el decir sí va desapareciendo poco a poco. Muere la obediencia, nace la desobediencia.

El estado del camello es el de la asimilación. El camello no sabe cómo decir no, no está familiarizado con el no. No ha escuchado la palabra y no ha disfrutado de las alegrías de decir no. Él sólo conoce el sí. Su sí no puede ser muy profundo, porque sin conocer el no tu sí no puede ser muy profundo; no puede dejar de ser superficial. El hombre que no ha conocido el no, ¿cómo puede conocer realmente el sí? Su sí será impotente. El sí del camello es impotente, porque no sabe lo que está sucediendo; sigue diciendo sí porque es la única canción que le han enseñado. Obediencia, creencia; éstas son las características de la etapa llamada "camello". Adán estaba en este estado antes de comer el fruto del Árbol del Conocimiento, y todo ser humano pasa a través de este estado.

Es un estado anterior a la mente y al ser. Todavía no hay una mente. Ésta está creciendo pero no es un fenómeno completo; es muy vago, ambiguo, oscuro, nebuloso. El ser está en camino pero sólo en camino; no tiene una definición clara. El niño todavía no se reconoce a sí mismo como separado. Adán antes de comer del fruto era parte de Dios. Estaba en el vientre, era obediente, decía sí, pero no era independiente. La independencia entra sólo por la puerta del no; por la puerta del sí sólo entra la dependencia. Por eso en la etapa del camello hay dependencia, impotencia. El otro es más importante que tu propio ser: Dios es más importante, y también el padre, la madre, la sociedad, el sacerdote, el político. Excepto tú, todo el mundo es importante; el otro es importante, tú todavía no estás ahí. Es un estado muy inconsciente. La mayoría de la gente se queda enganchada ahí; siguen siendo camellos. Casi el noventa y nueve por ciento de la gente siguen siendo camellos.

Es una situación muy triste que el noventa y nueve por ciento de los seres humanos se queden ahí. Por eso hay tanta desgracia y no hay alegría. Y puedes seguir buscando la alegría pero no la encontrarás, porque la alegría no es algo que se dé ahí fuera. A menos que tú te conviertas en un niño -cuando se llega al tercer estado-, a menos que te transformes en una mariposa, serás incapaz de conocer la alegría. Ésta no es algo que se da fuera, es una visión que crece dentro de ti. Es sólo posible en la tercera etapa.

La primera etapa es la de la desgracia y la tercera es la de la dicha, y entre las dos está el estado del león, que algunas veces es desgraciado y otras agradable, algunas veces doloroso y otras placentero.

En la etapa del camello sois loros. Sois sólo memorias y nada más. Toda vuestra vida consiste en creencias que os han dado otros. Ahí encontrarás a los cristianos, los musulmanes, los hindúes, los jainistas y los budistas. Ve a las iglesias, a los templos, a las mezquitas y encontrarás grandes reuniones de camellos. No hallarás ni a un solo ser humano. Están repitiendo, como loros.

El camello vive en la magia de la creencia. Funciona. Puede hacer milagros. Pero el camello sigue siendo el camello; le falta crecer.

La gente que reza en los templos y en las iglesias está bajo la influencia de la creencia. No saben qué es Dios, nunca han sentido nada parecido; sólo creen. La magia de su creencia sigue haciendo algunas cosas, pero eso es todo un pretexto, una especie de mundo onírico. No han despertado de la inconsciencia, del sueño. Y recuerda, no estoy diciendo que esta etapa no sea necesaria; es necesaria, pero una vez que la has completado tienes que salir. No estás aquí para ser siempre un camello.

Y no te enfades con tus padres, con tus profesores, con los sacerdotes, con la sociedad, porque tienen que crear una especie de obediencia en ti, porque sólo gracias a la obediencia serás capaz de asimilar. El padre tiene que enseñar, la madre tiene que enseñar y el niño simplemente tiene que absorber. Si aparece la duda prematuramente, la asimilación se detendrá.

Sólo piensa en un niño en el vientre de su madre que empiece a dudar, morirá; si empieza a dudar si toma o no el alimento de esta mujer, si este alimento es o no es verdaderamente nutritivo -«¿Quién sabe?, puede que sea venenoso»-, si dormir veinticuatro horas o no, porque es demasiado estar durmiendo veinticuatro horas, durante nueve meses. Si un niño comienza a dudar un poco, en la duda morirá. Y todavía, llega un día en que hay que aprender a dudar, hay que beber de la duda. Cada cosa tiene su propia estación.

sábado, 9 de mayo de 2015

LA EVOLUCION HUMANA

El hombre no nace perfecto. Nace incompleto. Desde su nacimiento es un proceso. Nace en el camino, como un peregrino. Esa es su agonía y también su éxtasis; agonía porque no puede descansar, tiene que seguir hacia adelante, siempre. Tiene que buscar, indagar, explorar; tiene que llegar a ser, porque su ser aparece sólo a través del llegar a ser. Llegar a ser es su ser. Sólo puede ser si se está moviendo.

La evolución es intrínseca a la naturaleza humana, la evolución es su verdadero ser. Y aquellos que no hacen caso de esto no llegan a realizarse; los que piensan que han nacido completos no evolucionan. Entonces la semilla se queda en semilla, nunca se convierte en un árbol, nunca llega a conocer las alegrías de la primavera, la luz brillante del sol, la lluvia ni el éxtasis de explotar en millones de flores.

Esa explosión es la realización, es todo lo que es Dios: una explosión de millones de flores. El hombre acaba de realizarse sólo cuando el potencial se ha actualizado. El hombre nace como un potencial; eso es algo único, intrínseco al hombre. Todos los demás animales nacen completos, nacen como van a morir. Entre su nacimiento y su muerte no hay evolución: se mueven en el mismo plano, nunca se transforman. Nunca sucede un cambio radical en sus vidas. Se mueven horizontalmente, lo vertical nunca los traspasa.

Si el hombre también se mueve horizontalmente desperdiciará su condición humana, no se convertirá en espíritu. Eso es lo que Gurdjieff quería decir cuando decía que no todo el mundo tiene alma. Es muy raro que una persona tenga alma. Ahora bien, ésta es una afirmación muy extraña, porque durante siglos te han estado diciendo que has nacido con un alma. Gurdjieff dice que sólo naces con el potencial de llegar a tener alma, no que ya nazcas con ella. Tienes una pista, pero esa pista hay que trabajarla. Tienes la semilla, pero tienes que buscar la tierra, la estación, el clima apropiado y el momento adecuado para explotar, para crecer.

Si te mueves horizontalmente, te quedarás sin alma. Cuando lo vertical te penetra, adquieres un alma. "Alma" significa que lo vertical ha penetrado lo horizontal. O, como un ejemplo, puedes pensar en el gusano, el capullo y la mariposa.

El hombre nace como una larva. Desafortunadamente, el hombre también muere como una larva, muy pocos se transforman en gusanos. La larva es estática: no conoce el movimiento, se queda atascada en un punto, en un lugar, en una etapa. Muy poca gente crece hasta convertirse en gusano. El gusano comienza a moverse; entra el dinamismo. La larva es estática, el gusano se mueve. Con el movimiento se despierta la vida. Nuevamente muchos se quedan en gusanos: siguen moviéndose horizontalmente, en el mismo plano, en una sola dimensión. Raramente dan el salto cuántico y se convierten en mariposas, en un hombre como el Buda, Jalaludin Rumi, Jesús, o Kabir. Entonces interviene lo vertical. La larva es estática; el gusano se mueve, conoce el movimiento; la mariposa vuela, conoce las alturas, comienza a ascender. A la mariposa le crecen alas; esas alas son la meta. A menos que te crezcan alas y te conviertas en un fenómeno alado, no tendrás un alma.

La verdad se realiza a través de tres etapas: asimilación, independencia y creatividad. Recuerda estas tres palabras, son esenciales. Asimilación: esa es la función de la larva.

Asimila el alimento, se está preparando para convertirse en un gusano. Está haciendo los preparativos, es un depósito. Cuando la energía está lista se convertirá en un gusano. Antes del movimiento, necesitarás una gran energía para moverte. El gusano es la asimilación, el trabajo hecho, consumado.

Luego comienza la segunda parte: independencia. La larva es abandonada. Ahora ya no hace falta quedarse en un sitio. Ha llegado el momento de explorar, de la aventura. La vida real comienza con el movimiento, con la independencia. La larva sigue siendo dependiente, prisionera, encadenada. El gusano ha roto las cadenas, empieza a moverse. El hielo se ha fundido, ya no está congelado. La larva es una etapa estática. El gusano es movimiento, como un río.

Y luego llega la tercera etapa, la de la creatividad. La independencia solamente ha dejado de ser significativa. Sólo con ser independiente no sentirás satisfacción. Está bien salir de la prisión, pero ¿para qué? ¿Independencia para qué? ¿Libertad de qué?

Recuerda, la libertad tiene dos aspectos: primero, libertad de, y segundo, libertad para. Mucha gente alcanza sólo el primer tipo de libertad, libertad de: libre de los padres, libre de la Iglesia, libre de la organización, libre de esto y aquello, libre de todas las prisiones. Pero ¿para qué? Ésta es una libertad muy ne¬gativa. Si sólo conoces la libertad de, no has conocido la libertad real, sólo el aspecto negativo.

El aspecto positivo tiene que ser conocido: libertad para crear, para ser, para expresarse, para cantar tu canción, para bailar tu baile: Éste es el tercer estadio: creatividad.

Entonces el gusano se convierte en un fenómeno alado, un catador de miel, busca, descubre, explora, crea. Por eso, la belleza de la mariposa. La gente creativa es la única gente hermosa porque sólo la gente creativa conoce el esplendor de la vida: tienen ojos para ver, oídos para oír y un corazón para sentir. Están totalmente vivos, viven al máximo. Queman su antorcha por ambos lados. Su vida es intensidad, totalidad.





sábado, 2 de mayo de 2015

SER COMO NIÑO

No es una contradicción. Sólo siendo como un niño madurarás; ese es el comienzo de la madurez. Ni tus padres ni tu sociedad te lo permitieron.

Frederick Nietzsche ha dicho que el hombre no puede vivir sin mentiras; y tiene razón en un noventa y nueve por ciento de los casos. ¿Por qué el hombre no puede vivir sin mentiras? Porque las mentiras funcionan como amortiguadores, absorben las conmociones. Las mentiras funcionan como un lubricante; no vas chocándote con la gente. Sonríes y los demás sonríen; eso es lubricación. Quizás en tu interior estás enfadado, quizás estás lleno de rabia, pero sigues diciéndole a tu mujer: «Te amo». Expresar la rabia es meterse en problemas.

Pero, recuerda, a menos que expreses tu rabia nunca sabrás cómo expresar tu amor. Un hombre que no puede enfadarse tampoco puede ser amoroso, porque tiene que reprimir tanto la rabia que se vuelve incapaz de expresar nada más, porque en el interior de tu ser todas las cosas están unidas; no están separa¬das. Entre el amor y el odio no hay compartimentos estancos; están juntos, mezclados el uno con el otro. Es la misma energía. Si reprimes la rabia tendrás también que reprimir el amor. Si expresas el amor, te sorprenderás; la rabia está emergiendo con él. O bien suprimes todo, o tendrás que expresarlo todo. Tienes que comprender la aritmética de tu unidad orgánica interna. Sé expresivo o represivo. La elección no consiste en poder reprimir el enfado y expresar el amor; entonces tu amor será falso porque no tendrá calor, no tendrá la cualidad de la calidez. Será sólo un manierismo, un fenómeno moderado, y siempre tendrás miedo de profundizar en él.

La gente, por lo general, finge amar porque se espera de ellos que amen. Aman a sus hijos, aman a su mujer o a su marido, a sus esposas, a sus amigos, porque se espera de ellos que hagan ciertas cosas. Cumplen estas cosas como si fueran obligaciones. No hay celebración. Llegas a casa y le das una palmada en la cabeza a tu hijo porque eso es lo que se espera de ti, sólo porque eso es lo que hay que hacer, pero sin alegría; es frío, está muerto. Y el niño nunca será capaz de perdonarte, porque una palmada fría en la cabeza es horrible. El niño se siente avergonzado y tú te sientes avergonzado.

La vida sin control puede implicar una gran disciplina, pero esta disciplina no viene impuesta desde el exterior. No es una actitud adoptada. La disciplina proviene de tus propias experiencias internas. Viene del encuentro con todas las posibilidades de tu ser. Viene de experimentar todos los aspectos, de explorar todas las dimensiones. Nace de la comprensión. Has estado enfadado y has comprendido algo: esa comprensión trae disciplina. No es control. El control es feo, la disciplina es hermosa.

-La palabra "disciplina" básicamente significa capacidad de aprender, de ahí la palabra "discípulo". No significa control, significa ser capaz de aprender, estar abierto a aprender. Un hombre disciplinado es aquel que sigue aprendiendo a través de las experiencias de la vida, que se mete en todo, sin miedo, que arriesga, que explora y se aventura, que siempre está listo a adentrarse en la oscura noche de lo desconocido, que no se aferra a lo conocido y siempre está listo para cometer errores, que siempre está dispuesto a caer en el hoyo y a que se rían de él. Sólo la gente que es lo suficientemente valiente para que les llamen tontos son capaces de vivir, amar, conocer y ser.

Una cosa más: cuando digo sé como un niño no quiero decir sé infantil. Un niño tiene que ser infantil, de otro modo desperdiciará la gran experiencia de la infancia. Pero seas joven o viejo, ser infantil simplemente denota que no has crecido. Ser como un niño es un fenómeno totalmente diferente. ¿Qué quiere decir?

Jesús repetía sin cesar: «A menos que seas como un niño no entrarás en el reino de Dios». E igualmente yo te digo: «No entrarás en el reino de Dios si no eres como un niño». ¿Qué quería decir Jesús con «ser como un niño»? Muchas cosas. Una, el niño siempre es total. Haga lo que haga, se queda absorto en ello, nunca es parcial. Si está recogiendo caracolas en la playa, todo lo demás desaparece de su consciencia, lo único que importa son las caracolas y la playa. Está absorto, absolutamente perdido en ello. Esa totalidad es una de las cualidades fundamentales de ser como un niño. Eso es concentración, eso es intensidad, eso es totalidad.

Y lo segundo: un niño es inocente. Funciona desde un estado de no saber. Nunca funciona desde el conocimiento, porque no lo tiene.

Tú siempre funcionas desde el conocimiento. Conocimiento significa pasado, todo lo que te han transmitido y lo que tú has reunido: y cada nueva situación es nueva, no se le puede aplicar ningún conocimiento.

No estoy hablando de ingeniería o de tecnología: ahí el pasado es aplicable porque una máquina es una máquina. Pero cuando estás funcionando en una atmósfera humana, cuando te estás comunicando con seres vivos, ninguna situación es una repetición de otra. Cada situación es única. Si quieres funcionar correctamente tendrás que hacerlo a través de un estado de ignorancia, como un niño. No interpongas tu conocimiento, olvida todo tu conocimiento. Responde a lo nuevo como nuevo, no respondas a lo nuevo desde lo viejo. Si lo haces, no acertarás: no habrá un puente entre tú y lo que está sucediendo a tu alrededor. Siempre llegarás tarde, siempre perderás el tren.

Anand Maitreya sueña una y otra vez con un tren, y siempre lo pierde. Va a toda prisa, corriendo, llega a la estación y cuando llega el tren se ha marchado. Y éste es el sueño de millones de personas, no sólo el de Maitreya. Es uno de los sueños más comunes. ¿Por qué se les repite este sueño a millones de personas en la tierra? Están perdiendo la vida. Siempre llegan tarde. Siempre hay una brecha. Lo intentan, pero el puente nunca se construye. No pueden comulgar, no se pueden meter en nada, algo se lo impide. ¿Qué es esto? Lo que lo impide es el conocimiento.

Yo te enseño ignorancia.

Y cuando digo sé como un niño quiero decir sigue siempre aprendiendo, nunca te vuelvas un erudito. Sigue aprendiendo; aprender es un proceso totalmente diferente. El conocimiento es un fenómeno muerto, aprender es un proceso vivo. Y el que aprende tiene que recordar que él no puede funcionar desde el punto de vista del conocimiento.

¿No te has fijado, no lo has observado?: los niños pequeños aprenden muy rápido. Si un niño vive en una atmósfera multilinguística aprende todos los idiomas. Aprende el idioma de la madre, del padre, del vecino; podría aprender muy fácilmente tres, cuatro o hasta cinco idiomas; sin ningún problema. Una vez has aprendido un idioma, es muy difícil aprender otro porque ahora empezarás a funcionar desde el punto de vista del que sabe.

Se dice que no puedes enseñar a un perro viejo trucos nuevos. Es verdad. Pero ¿qué le hace viejo a un perro? No es su edad física, porque Sócrates continuó aprendiendo hasta el final, incluso cuando se estaba muriendo. El Buda continuó aprendiendo hasta el final. ¿Qué es lo que hace viejo a un perro? El conocimiento es lo que hace a un perro viejo.

El Buda sigue siendo joven, Krishna sigue siendo joven. No tenemos ni una sola estatua del Buda que le represente como viejo, o de Krishna que le represente como viejo. ¡No es que no envejezcan! Krishna vivió hasta los ochenta años, era muy viejo, pero algo en él permaneció siempre joven, como un niño. Siguió funcionando desde un estado de no saber.

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