sábado, 30 de julio de 2022

EL SILENCIO DE LA MENTE

La mente es simplemente una bio computadora. Cuando un niño nace, no tiene mente; no hay charla en su interior. Este mecanismo necesita por lo menos tres o cuatro años para empezar a funcionar. Y verás que las niñas empiezan a hablar antes que los niños; son más charlatanas. Ellas tienen una bio computadora de mejor calidad.

Esta necesita ser alimentada con información; por eso, si intentas recordar toda tu vida hacia atrás, te detendrás alrededor de los cuatro años si eres un hombre, o a la edad de tres, si eres una mujer. Antes de esa edad, está en blanco. Tú estabas allí; deben haber sucedido muchas cosas, pero al parecer no hay memoria grabada, así que no puedes recordar. Pero puedes regresar atrás, recordando muy claramente hasta los cuatro o los tres años de edad.

La mente recoge sus datos de los padres, de la escuela, de otros niños, de vecinos, de parientes, de la sociedad, de la iglesia... Hay fuentes por todas partes. Y tienes que haberte dado cuenta de que, cuando empiezan a hablar por primera vez, los niños pequeños repiten la misma palabra muchas veces. !Qué alegría! Un nuevo mecanismo ha empezado a funcionar en ellos.

Cuando pueden decir frases, lo hacen muy gozosamente, una y otra vez. Cuando pueden empezar a hacer preguntas, preguntan acerca de todas y cada una de las cosas. Ellos no están interesados en tu respuesta, así que por favor no les des una respuesta larga de la Enciclopedia Británica. Al niño no le interesan tus respuestas; el niño simplemente está disfrutando del poder preguntar. Una nueva facultad ha empezado a existir en él.

Y así es como va recogiendo; luego empezará a leer… y más palabras. Y en esta sociedad, el silencio no se valora; lo que se valora son las palabras, y cuanto más articulado seas, más se te valorará. Qué son tus líderes? Qué son tus políticos? Qué son tus profesores? Qué son tus sacerdotes, teólogos, filósofos? Condensado en una sola palabra, son muy articulados. Ellos saben cómo utilizar las palabras con sentido, significativamente, con coherencia, así que pueden impresionar a la gente.

Nadie se da cuenta de que toda nuestra sociedad está dominada por personas verbalmente articuladas. Puede que no sepan nada; puede que no sean sabios, puede que ni siquiera sean inteligentes. Pero una cosa es segura: saben cómo jugar con las palabras. Es un juego y lo han aprendido. Y eso paga en respetabilidad, en dinero, en poder, en todos los sentidos. Así que todo el mundo lo intenta y la mente se llena con muchas palabras, con muchos pensamientos.

Y cualquier computadora se puede encender o apagar; pero la mente no se puede apagar. No tiene interruptor. No se tienen referencias de que, cuando Dios hizo el mundo, cuando hizo al hombre, hiciera un interruptor para poder encender o apagar la mente. No hay tal, así que continúa funcionando desde el nacimiento hasta la muerte.

Te sorprenderá saber que las personas que entienden de computadoras y que entienden del cerebro humano tienen una idea muy extraña. Ellos especulan con la idea de que si sacamos el cerebro del cráneo de un ser humano y lo mantenemos vivo mecánicamente, puede seguir charlando de la misma manera. Al cerebro no le importa no estar ya conectado a la pobre persona que lo estaba sufriendo; todavía sueña. Aun cuando esté conectado a máquinas, todavía sueña, todavía imagina, todavía teme, todavía proyecta, espera, intenta ser esto o aquello. Y es completamente inconsciente de que no puede hacer nada; la persona en la que solía estar ya no está. Se podría mantener vivo este cerebro durante mil años, instalado en aparatos mecánicos, y seguiría charlando y charlando en círculos; las mismas cosas, porque todavía no hemos sido capaces de enseñarle cosas nuevas. Una vez que podamos enseñarle cosas nuevas, repetirá cosas nuevas.

En los círculos científicos, existe la idea predominante de que cuando un hombre como Albert Einstein muere, es una pena que su cerebro también muera con él. Si pudiéramos salvar el cerebro, implantar el cerebro en el cuerpo de cualquier otra persona, entonces el cerebro podría seguir funcionando. No importa si Albert Einstein está vivo o no; ese cerebro continuaría pensando en la teoría de la relatividad, en las estrellas y en nuevas teorías. La idea es que las personas, al igual que donan su sangre y sus ojos antes de morir, también deberían empezar a donar sus cerebros, para que estos se pudieran conservar. Si vemos que hay cerebros especiales, muy cualificados —dejarlos morir es un puro desperdicio—, luego podemos trasplantarlos. Se puede convertir a algún idiota en un Albert Einstein, y el idiota nunca lo sabrá; porque dentro del cráneo del hombre, no hay sensibilidad; puedes cambiar cualquier cosa y la persona nunca lo sabrá. Simplemente, deja a una persona inconsciente y cambia lo que quieras cambiar en su cerebro —puedes cambiar todo el cerebro— y se levantará con el nuevo cerebro, con la nueva charla, y ni siquiera sospechará lo que ha pasado!

Esta charla es nuestra educación, es básicamente errónea, porque solo te enseña la mitad del proceso; cómo usar la mente. No te enseña cómo pararla para que pueda descansar, porque continúa funcionando hasta cuando estás durmiendo. No sabe lo que es dormir. Ha trabajado constantemente, setenta, ochenta años.

Si podemos educar... y eso es lo que estoy intentando hacer en ti, que es posible. Lo llamamos meditación. Es posible poner un interruptor en la mente para apagarla cuando no se la necesite. Es útil en dos sentidos: porque te proporcionará una paz, un silencio, que nunca antes habías conocido, y un conocimiento que, por causa de la mente charlatana, no ha sido posible. Te ha mantenido siempre ocupado. Y en segundo lugar, porque también le dará descanso a la mente. Y si podemos darle un descanso a la mente, será más capaz de hacer las cosas más eficientemente, más inteligentemente.

Así que te beneficiarás por ambos lados —por el lado de la mente y por el lado del ser—; solo tienes que aprender a parar el funcionamiento de la mente, a decirle: “Ya es suficiente; ahora vete a dormir. Yo estoy despierto, no te preocupes”. Utiliza la mente cuando la necesites, y entonces estará fresca, joven, llena de energía y gracia. Entonces todo lo que digas no será tan solo huesos secos; estará lleno de vida, lleno de autoridad, lleno de verdad, sinceridad, y tendrá un enorme significado. Puedes estar utilizando las mismas palabras, pero ahora la mente ha recogido tanto poder descansando que cada palabra que utiliza se convierte en fuego, se convierte en poder.

Lo que en el mundo se conoce como carisma es simplemente una mente que sabe cómo relajarse y dejar que la energía se recupere; así que cuando habla es poesía, cuando habla es evangelio, cuando habla no necesita dar evidencia o lógica alguna; tan solo su propia energía es suficiente para influir en la gente. Y la gente siempre ha sabido que hay algo... aunque nunca haya sido capaz de concretar lo que ha llamado carisma.

Quizá sea yo quien por primera vez te esté diciendo qué es el carisma. Una mente que trabaja día y noche tiene que estar débil, apática, inexpresiva, arrastrándose de alguna manera. Como mucho, es utilitaria; te puede servir para comprar verduras, pero no da para más. Así que millones de personas que podrían ser carismáticas se mantienen pobres, inexpresivas, sin ninguna autoridad, sin ningún poder.

Si es posible dejar la mente en silencio y utilizarla solamente cuando se necesite —y lo es—, entonces vuelve con una fuerza impetuosa. Ha reunido tanta energía que cada palabra pronunciada va directamente a tu corazón. La gente piensa que esas mentes de personalidades carismáticas son hipnóticas; no es así. En realidad son tan poderosas, tan frescas... siempre es primavera. Esto en lo que concierne a la mente.

En lo concerniente al ser, el silencio abre un nuevo universo de eternidad, de inmortalidad, de todo lo que puedas imaginar como felicidad, bendición; de ahí mi insistencia en que la meditación es la religión esencial, la única religión. No se necesita nada más. Todo lo demás es ritual no esencial.

La meditación es justamente la esencia, la mismísima esencia. No puedes restarle nada. Y te proporciona ambos mundos. Te da el otro mundo —el divino, el mundo de la divinidad— y también te da este mundo. Entonces no eres pobre. Tienes riqueza, pero no la que proporciona el dinero.

Hay muchas clases de riqueza, y en la escala de la riqueza, la riqueza en dinero es la categoría inferior. Déjame decírtelo de esta manera: el millonario es el más pobre de los ricos. Desde el punto de vista de un pobre, es el más rico de los pobres. Comparado con la riqueza de un artista creativo, de un bailarín, de un músico, de un científico, es el más pobre de los hombres ricos. Y en lo concerniente al mundo del despertar fundamental, ni siquiera se le puede llamar rico.

La meditación te hará esencialmente rico al proporcionarte el mundo de tu ser interior; y también relativamente rico, porque liberará los poderes de tu mente en cualquiera que sea el talento que tengas. Mi propia experiencia es que todo el mundo ha nacido con un determinado talento, y hasta que uno no viva ese talento en toda su plenitud, algo en él quedará insatisfecho. Seguirá sintiendo que falta algo que debería estar ahí.

Dale un descanso a la mente, !y lo necesita! Y es tan sencillo: simplemente conviértete en su testigo. Y te dará ambas cosas. Poco a poco, la mente empieza a aprender a estar en silencio. Y una vez que sabe que estando en silencio se hace más fuerte, entonces sus palabras no son solo palabras; tienen una validez, una riqueza y una cualidad que nunca antes habían tenido; tanto, que van directas, como flechas. Traspasan las barreras lógicas y alcanzan el corazón de lleno.

La mente es un buen sirviente de inmenso poder en las manos del silencio. Entonces el ser es el maestro, y el maestro puede utilizar la mente cuando la necesite y puede apagarla cuando no la necesite.

sábado, 23 de julio de 2022

CÓMO MEDITAR


No medites al viejo estilo, en el que tienes que huir de tu esposa, tus hijos, tu negocio, y retirarte al Himalaya. Ese tipo de cosas no ha funcionado en absoluto. Muchos se retiraron al Himalaya, pero se llevaron sus estúpidas mentes con ellos. El Himalaya no ha sido de ninguna utilidad para ellos; por el contrario, han destruido la belleza del Himalaya, eso es todo. Cómo podría ayudarte el Himalaya? Puedes retirarte del mundo, pero no puedes dejar la mente. La mente se irá contigo; está dentro de ti. Y donde sea que tú estés, tu propia mente creará el mismo tipo de mundo a tu alrededor.

Un gran místico se estaba muriendo. Llamó a su discípulo, a su discípulo principal. El discípulo estaba muy contento porque el maestro lo había llamado. Eran una multitud y lo estaba llamando solo a él; le daría alguna clave secreta que hasta ahora no le había dado a nadie. “Esta es la forma de elegirme como su sucesor!”. Se acercó.

El maestro le dijo: “Solo tengo una cosa que decirte. Yo no le hice caso a mi maestro; él también   dijo cuando se estaba muriendo, pero yo era estúpido y no le hice caso, y ni siquiera comprendí lo que quería decir. Pero por mi propia experiencia, yo te digo que tenía razón, aunque cuando me lo dijo, me pareció muy absurdo”.

El discípulo preguntó: “De qué se trata? Por favor, dímelo. Intentaré seguirlo palabra por palabra”.

El maestro dijo: “Es algo muy sencillo: nunca, jamás en la vida, tengas un gato en casa!”. Y antes de que el discípulo pudiera preguntarle por qué, el maestro murió.

Ahora se sentía desorientado; qué cosa tan absurda! Y ahora a quién iba a preguntar? Preguntó entre los más viejos del lugar: “Hay alguna pista que pueda ayudar a descifrar este mensaje? Tiene que encerrar algún misterio!”.

Un viejo le dijo: “Sí, yo lo sé, —el maestro de tu maestro— le dijo: ‘Nunca, jamás tengas un gato en casa!’. Pero él no le hizo caso. Yo conozco la historia completa”.

El discípulo le rogó: “Por favor, cuéntemela para que yo pueda comprender. Cuál es el secreto que se oculta detrás de todo esto? Quiero que me lo descifres para poder seguirlo”.

El viejo se rio. Le dijo: “Es una cosa muy sencilla, no es absurda. El maestro de tu maestro pasó un gran mensaje, pero él nunca preguntó: ‘Qué significa todo esto?’. Tú, por lo menos, eres lo bastante inteligente como para preguntarlo. Él simplemente se olvidó de ello. Tu maestro era joven cuando le pasaron el mensaje; solía vivir en el bosque, solo tenía dos prendas de vestir; eso era todo lo que poseía. Pero había grandes ratas en la casa que roían sus ropas, y una y otra vez tenía que pedir ropa a los aldeanos.

Los aldeanos le dijeron: Por qué no te haces con un gato? Tú simplemente ten un gato y el gato se comerá las ratas y no tendrás problema. Porque si no —nosotros somos gente pobre—, cómo vamos a proporcionarle ropa nueva todos los meses?’.

Era lógico que le pidiera a alguien un gato. Se consiguió el gato, pero entonces fue cuando empezó el problema. El gato sin duda salvó su ropa, pero necesitaba leche, porque una vez que se acabaron las ratas, el gato estaba famélico. Y el pobre hombre no podía meditar porque el gato siempre estaba allí, maullando, gritando, moviéndose a su alrededor una y otra vez.

Fue a los aldeanos y estos le dijeron: ‘Esta es una difícil cuestión; ahora tenemos que proporcionarle leche. Podemos darte una vaca. Se acabó, llévate una vaca. Puedes beberla tú y también tu gato. De esa forma, no tendrás que venir tampoco por tu comida’.

La idea era absolutamente correcta. Se llevó la vaca...‘entonces empezó el mundo. La vaca necesitaba hierba, y la gente le dijo: ‘En las próximas vacaciones vendremos; haremos un claro en el bosque, prepararemos la tierra. Tú empieza a sembrar un poco de trigo, otras cosas, y deja una parte para la hierba’.

Y los aldeanos vinieron de acuerdo a lo prometido. Aclararon el bosque, limpiaron el terreno, plantaron trigo. Pero entonces, había un gran problema: había que regar... Y todo el día el pobre hombre estaba  ocupado cuidando el sembrado. No había tiempo para meditar, no había tiempo para leer las escrituras!

De nuevo, volvió a los aldeanos. Les dijo: ‘Cada vez me estoy metiendo en más dificultades. Ahora    la cuestión es cuándo meditar; no me queda ningún tiempo’.

Ellos le contestaron: ‘Tú espera. Una mujer se acaba de quedar viuda, todavía es joven y tenemos miedo de que tiente a los más jóvenes del pueblo. Por favor, llévatela contigo. Y además, ella goza de buena salud; cuidará de tu campo, de la vaca, del gato, y te cocinará, y además también es muy religiosa’.

Así es como las cosas llegaron a su lógica conclusión. Ahora, a dónde ha llegado el hombre desde el gato.

Así que la mujer vino y empezó a cuidarle, y él se sintió muy feliz durante unos días. Ella le daba masajes en los pies... y poco a poco, ocurrió lo que tenía que ocurrir; se casaron. Y en India, cuando te casas, tienes por lo menos una docena de hijos; !una docena es lo mínimo! Así que toda meditación, desapareció.

Él solo se acordó cuando se estaba muriendo. Recordó de nuevo que cuando su maestro estaba muriendo le había dicho: ‘Ten cuidado con los gatos’. Por  eso, él te lo ha dicho a ti. Ahora !ten cuidado con los gatos!

Un solo paso en la dirección errónea y tienes  que seguir por el camino erróneo; y tu mente te acompaña adonde vayas.

Yo he estado en el Himalaya. Una vez estuve en una parte profunda del Himalaya con dos amigos míos. Entramos en una cueva vacía; era tan bonita que pasamos la noche allí. Por la mañana, vino un monje y dijo: “Salid, esta cueva es mía”

Contesté: “Cómo puede ser esta cueva tuya? A mí  no me lo parece; esta es una cueva natural. Tú puedes reclamarla, tú no la has construido. Además, tú, que has renunciado al mundo, a tu casa, a tu mujer, a tus hijos, a tu dinero, a todo lo demás, y ahora la estás reclamando: “Esta cueva es mía; salid de aquí!” Esta cueva no es de nadie!”.


Él se enfadó mucho. Dijo: “Tú no me conoces; yo soy un hombre peligroso! No te la puedo dejar. He vivido en esta cueva durante trece años!”.

Lo provocamos todo lo que pudimos y él estaba completamente encendido, dispuesto a pelear, dispuesto a matar! Y entonces, yo le dije: “Espera; nos marcharemos. Simplemente, te estamos provocando para mostrarte que a pesar de que hayan pasado trece años, tú tienes la misma mente. Ahora esta cueva es “tuya” porque tú has vivido aquí trece años, así que es tuya. No la has traído contigo a este mundo y no te la llevarás contigo cuando mueras. Además, nosotros no nos vamos a quedar aquí; simplemente, hemos pasado la noche. Nosotros no somos más que viajeros, no somos monjes. Tan solo he venido para ver cuánta gente estúpida vive por estos lares. !Y pareces ser el campeón!”.

Puedes renunciar al mundo... serás el mismo. Volverás a crear el mismo mundo de nuevo, porque llevas la huella en la mente. No es cuestión de abandonar el mundo, es cuestión de cambiar la mente, renunciar a la mente. Eso es meditación.

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