sábado, 25 de septiembre de 2021

EL SEXO, EL INSTINTO MÁS PODEROSO

Los políticos y sacerdotes se han dado cuenta desde el principio de que el sexo es la energía más vigorosa del hombre. Hay que mutilarlo, hay que cortarlo. Si al hombre se le da total libertad en el sexo, no habrá forma de dominarlo. Será imposible convertirlo en un esclavo.

¿No has visto nunca esta forma de actuar? Si quieres atar un toro a la yunta del carro, ¿qué haces? Lo castras; destruyes su energía sexual. ¿Te has fijado en la diferencia entre un toro y un buey? ¡Menuda diferencia! El buey tiene una apariencia triste, de esclavo. El toro es belleza; un toro tiene una planta imponente, es una maravilla. Contempla a un toro mientras se mueve, ¡anda como un emperador! Después contempla un buey tirando del carro.

Lo mismo se ha hecho con el hombre: se le ha mutilado el deseo sexual, cortado, atajado. El hombre ya no existe como un toro; existe como un buey. Además, cada hombre tira de mil carros.

Mira y descubrirás detrás de ti mil carros a los que estás atado.

¿Por qué no puedes atar un toro? El toro es demasiado fuerte. Si ve una vaca pasando a su lado, te tirará a ti y al carro y se irá hacia donde está la vaca. Le dará completamente igual quién eres; no te escuchará. Será imposible controlarlo. La energía sexual es energía vital; es incontrolable. Y los políticos y los sacerdotes no están interesados en ti; su objetivo es canalizar tu energía en otras direcciones. Así que existe un cierto mecanismo oculto detrás de todo esto, y es necesario conocerlo.

La represión sexual, el tabú sexual es la base de la esclavitud humana. El hombre no puede ser libre a menos que el sexo sea libre. El hombre no puede ser libre a menos que se le permita desarrollar su energía sexual.

Éstos son los cinco trucos a través de los cuales se ha convertido al hombre en un esclavo, en un ser horrible, en un lisiado.

He aquí el primero:

Debilita al hombre todo lo que puedas si quieres dominarlo. Si el sacerdote te quiere dominar o el político te quiere dominar, te tienen que debilitar lo máximo posible. La mejor manera de debilitarte consiste en no dar al amor total libertad. El amor es un alimento. Ahora los psicólogos han descubierto que si no se le da amor a un niño, se marchita y se debilita. Puedes darle leche, puedes darle medicinas, puedes darle todo lo demás; pero si no le das amor (abrazarle, besarle, mantenerlo cerca del calor de tu cuerpo), entonces el niño se debilitará. Hay más posibilidades de que se muera que de que sobreviva.

¿Qué ocurre? ¿Por qué? Sólo abrazarlo, besarlo, darle calor y, en cierta manera, el niño se siente alimentado, aceptado, amado, necesitado. El niño empieza a sentir que vale la pena; el niño empieza a sentir que su vida tiene algún sentido.

Desde su infancia, los matamos de hambre; no les damos todo el amor que necesitan.

Después intentamos forzar a los jóvenes y a las jóvenes a que no se enamoren a menos que vayan a casarse. Hacia los catorce años se vuelven sexualmente maduros. Pero su educación puede durar más, diez años más, hasta que tengan veintidós, veinticinco años; entonces sacarán su diplomatura, licenciatura o su doctorado. Así que intentamos forzarlos a que no amen.

La energía sexual llega a su clímax hacia los dieciocho años. Después, el hombre ya no volverá a ser tan potente ni la mujer podrá volver a tener un orgasmo tan intenso como el que es capaz de tener a los dieciocho años. Sin embargo, los obligamos a que no hagan el amor; mantenemos a los chicos y a las chicas separados, y entre ellos se alza todo el mecanismo policial, judicial, los rectores, los tutores, los profesores. Están todos ahí, en el medio, impidiendo que los chicos se acerquen a las chicas, impidiendo que las chicas se acerquen a los chicos. ¿Por qué? ¿Por qué se toman tantas molestias? Están intentando matar el toro para crear un buey.

Cuando tienes dieciocho años, estás en el momento cumbre de tu energía sexual, de tu energía de amor. Cuando te casas tienes veinticinco, veintiséis, veintisiete… y la edad ha ido aumentando cada vez más. Cuanto más civilizado es un país, más se espera, porque hay que aprender más cosas, hay que encontrar trabajo, y esto y lo de más allá... Cuando te casas, casi está declinando tu potencia. Entonces amas, pero el amor no se convierte nunca en algo apasionado; no llega al punto de permitirte que te evapores, sino que permanece tibio. Y si no has sido capaz de amar completamente, no serás capaz de amar a tus hijos porque no sabrás cómo hacerlo. Si no has conocido las cumbres del amor, ¿cómo vas a enseñar a tus hijos? ¿Cómo vas a enseñar a tus hijos a alcanzar esas cumbres?

Así que, a lo largo de los siglos, al hombre se le ha negado el amor para que permaneciera débil.

El segundo:

Mantén al hombre todo lo ignorante y engañado que puedas, de forma que sea más fácil embaucarlo. Y si quieres crear una especie de idiotez generalizada—lo cual es algo obligado entre los sacerdotes, los políticos y su conspiración—, lo mejor que puedes hacer es impedir que el hombre se enamore libremente. Sin amor la inteligencia del hombre disminuye. ¿No te has fijado?

Cuando te enamoras, de repente, todas tus capacidades están en su punto óptimo. Hace sólo un momento parecías aburrido, pero encuentras a tu pareja y, de repente, irrumpe una gran alegría en tu ser; estás inflamado. Cuando la gente está enamorada, rinde al máximo. Cuando desaparece el amor o cuando no hay amor, rinde al mínimo.

Las personas más inteligentes son las personas más sexuales. Hay que entender esto, porque la energía del amor es básicamente inteligencia. Si no puedes amar, estás en cierta manera cerrado, frío; no puedes fluir. Cuando uno está enamorado, fluye. Cuando uno está enamorado, se siente tan seguro que puede tocar las estrellas. Por eso la mujer se convierte en una gran inspiración. Cuando una mujer es amada, se vuelve inmediatamente más bella, ¡al instante! Hace un momento era una mujer corriente, ahora el amor ha llovido sobre ella. Está cubierta de una energía completamente nueva; surge un nuevo aura a su alrededor. Camina de forma más grácil; una especie de danza adorna su caminar. Sus ojos tienen ahora una gran belleza; su rostro resplandece, está radiante. Y lo mismo le ocurre al hombre.

Cuando las personas están enamoradas rinden al máximo. Impide el amor y permanecerán en el mínimo. Cuando permanecen en el mínimo, son estúpidos, son ignorantes, no les preocupa saber. Cuando las personas son ignorantes, estúpidas y están desorientadas, pueden ser fácilmente engañadas.

Cuando las personas son reprimidas sexualmente, reprimidas en el terreno del amor; empiezan a anhelar otra vida: piensan en el cielo, en el paraíso, pero no piensan en crear el paraíso aquí y ahora. Cuando estás enamorado, el paraíso está aquí y ahora. Entonces no te preocupas; ¿a quién se le ocurre ir a ver al sacerdote? ¿A quién le importa que haya un paraíso? ¡Tú estás ya en el paraíso! Ya no te interesa. Sin embargo, cuando tu energía sexual es reprimida, empiezas a pensar: «Aquí no hay nada, el ahora está vacío. Tiene que existir alguna finalidad en alguna parte...». Acudes al sacerdote y le preguntas acerca del cielo, y él te describe maravillosas imágenes del cielo. El sexo ha sido reprimido para que te intereses por la otra vida. Y cuando la
gente se interesa por la otra vida, naturalmente no se interesa por esta vida.

Esta vida es la única. ¡La otra vida se halla oculta en ésta! No es contraria a ésta, no está fuera de ésta; está en ella. Sumérgete en ella; ¡es ésta! Sumérgete en ella y descubrirás también la otra. Dios está oculto en el mundo, Dios está oculto aquí y ahora. Si amas, serás capaz de sentirlo.

El tercer secreto:

Mantén al hombre lo más atemorizado posible. El camino más seguro para conseguirlo
consiste en no permitirle amar, porque el amor destruye el miedo, «el amor destierra el miedo». Cuando estás enamorado no tienes miedo. Cuando estás enamorado puedes enfrentarte al mundo entero. Cuando estás enamorado te sientes perfectamente capaz de cualquier cosa. Sin embargo, cuando no estás enamorado, te dan miedo incluso las pequeñas cosas. Cuando no estás enamorado te interesas más por la seguridad, por estar a salvo. Cuando estás enamorado te interesas más por la aventura, por la exploración.

A la gente no se le ha permitido amar porque es la única manera de atemorizarlos. Cuando están temblando atemorizados, están siempre de rodillas, inclinándose ante el sacerdote e inclinándose ante el político.

Es una gran conspiración contra la humanidad. ¡Es una gran conspiración contra ti! Tus
políticos y tus sacerdotes son tus enemigos, sin embargo, simulan que trabajan por el bien social.

Dicen: «Estamos aquí para servirte, para ayudarte a conseguir una vida mejor. Estamos aquí para crear una vida mejor para ti». Pero son destructores de la vida misma.

El cuarto:

Mantén al hombre lo más desgraciado que puedas, porque el hombre desgraciado está
confundido, el hombre desgraciado no tiene autoestima, el hombre desgraciado se autocondena, el hombre desgraciado siente que se ha equivocado en algo. El hombre desgraciado no está arraigado, lo puedes zarandear de un lado a otro, lo puedes convertir en una veleta muy fácilmente. El hombre desgraciado está siempre preparado para que le manden, le ordenen, para ser disciplinado, porque piensa esto: «Por mí mismo, soy sencillamente desgraciado. Quizás otra persona pueda poner orden en mi vida». Es una víctima.

Y el quinto:

Mantén al hombre tan alejado de su semejante como puedas, de forma que no se puedan
aliar para algún propósito que no aprueben el sacerdote o el político. Mantén a las personas alejadas entre sí. No les permitas tener mucha intimidad. Cuando las personas están separadas, solas, alejadas entre sí, no se pueden unir. Y existen mil trucos para mantenerlos separados.

Por ejemplo, si vas de la mano con un hombre..., si tú eres hombre y estás yendo de la mano con un hombre mientras caminas, cantando, te sientes culpable porque la gente te empieza a mirar: ¿Eres gay, homosexual o algo parecido? No está permitido que dos hombres sean felices juntos. No les está permitido darse la mano, no les está permitido abrazarse. Se les condena como homosexuales. Entonces surge el miedo. Si tu amigo llega y te coge de la mano, miras a tu alrededor: «¿Hay alguien mirando?». Y tienes prisa en que te suelte la mano.

Tú das la mano de manera fugaz. ¿No te has fijado nunca? Sólo tocas la mano del otro, la
mueves y ya está. No mantenéis vuestras manos juntas, no os abrazáis; tenéis miedo.

¿Recuerdas a tu padre abrazándote alguna vez? ¿Recuerdas a tu madre abrazándote después de que te desarrollaras sexualmente?

Se ha creado el miedo: el padre y el hijo; el padre y la hija, no. El hermano y la hermana, no; el hermano y el hermano, ¡no!

Se mantiene a las personas en compartimentos separados, rodeados de grandes muros.
Todo el mundo está clasificado y existen mil barreras.

Sí, un día, después de veinticinco años de seguir este entrenamiento, te permiten hacer el amor con tu mujer. Pero el entrenamiento ha dejado huella en ti y, de repente, no sabes qué hacer. ¿Cómo amar? No has aprendido el lenguaje. Es como si a una persona no se le hubiera permitido hablar durante veinticinco años.

Sólo escuchar: durante veinticinco años no se le ha permitido decir ni una sola palabra y, de repente, lo subes a un escenario y le dices: «Danos una gran conferencia». ¿Qué ocurrirá? Se tropezará, por aquí, por allí. Puede que se desmaye, puede que se muera... ¿Veinticinco años de silencio y ahora pretendes que te dé una gran conferencia? No es posible.

¡Esto es lo que está ocurriendo! Veinticinco años de campaña antiamor, de miedo, y, de
repente, te lo permiten legalmente, te dan una licencia y ya puedes amar «Ésta es tu mujer, tú eres su marido, podéis amaros». Pero ¿qué ocurrirá con esos veinticinco años de entrenamiento equivocado? Estarán ahí presentes…..

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