sábado, 31 de diciembre de 2016

CONOCER LA VERDAD

El que desea conocer la Verdad, la Verdad que está más allá de todas las polaridades: hombre-mujer, oriente-occidente, bueno-malo, cielo-infierno, verano-invierno,... uno que está interesado en saber, en indagar en busca de la Verdad que trasciende todas las dualidades, ha de abandonar todos sus prejuicios. Si carga con su prejuicio, ese prejuicio coloreará su mente. Para conocer la Verdad no necesitas ser un hindú, no necesitas ser un musulmán, no necesitas ser un cristiano, no necesitas ser un judío. Para conocer la Verdad has de desembarazarte de toda esa basura; has de ser simplemente tú mismo. No necesitas ser indio, no necesitas ser americano, no necesitas ser inglés, no necesitas ser japonés, chino. Para conocer la Verdad has de ser inmenso, vasto, has de ser vital, has de estar VIVO, amoroso, inquisidor, meditativo,... pero sin prejuicios, sin libros sagrados, sin conceptos, sin filosofías. Cuando te has desnudado por completo de todo eso que te ha sido enseñado, cuando se han abandonado todos los condicionamientos, entonces, de repente, allí aparece la Verdad superior; y esa Verdad superior es una síntesis en sí misma; tú no necesitas "Sintetizarlo” Es una unidad orgánica. Y desde esa actitud puedes reírte de toda la estupidez creada en nombre de la religión, en nombre de la tolerancia, en nombre del amor, en nombre de las iglesias y templos y mezquitas.

La revolución ha de tener lugar dentro de ti; no ha de ser introducida en el mundo. Porque solamente tú estás vivo; la sociedad está muerta, la sociedad es solamente un nombre. Solamente tú posees algo del alma. La síntesis ha de ocurrir ahí. La síntesis no hade tener lugar en Nueva York o en Constantinopla; la síntesis ha de darse en tu interior, en mi interior. Y cada individuo se ha de convertir en un gran experimento con miras a esa síntesis. Pero recuerda que cuando surja la síntesis, no serás capaz de decir si es una síntesis entre Oriente y Occidente, entre lo musulmán y lo cristiano, entre lo hindú y lo jaino. No. Inmediatamente serás capaz de ver que es un «trascender”. La síntesis, la verdadera síntesis, la síntesis orgánica es un «trascender”; tu actitud ha cambiado, estás en la cumbre más alta. Desde allí observas.

Cualquier cosa que observemos, cualquier cosa que veamos, no es muy importante. Lo verdaderamente importante es el lugar en el que estás. Si te apegas a Oriente, veas lo que veas en Occidente será una interpretación errónea.

Hace solamente unos días estaba leyendo un periódico. Alguien había escrito un artículo en mi contra. El artículo preguntaba que cómo podían los americanos comprender la religión. Son incapaces; por lo tanto, todo mi esfuerzo es en balde. Esta es la mente hindú chauvinista. El hindú cree que nadie es capaz de comprender la religión excepto el hindú. Y eso no solamente ocurre con el hindú; ocurre con todos. Todo el mundo en lo más profundo carga con esa estupidez de que «Nosotros somos los escogidos». Esta idea es muy destructiva. No es cuestión de ser americano o indio; la Verdad no tiene nada que ver con esas etiquetas. La Verdad es accesible para cualquiera que esté dispuesto a desembarazarse de esas etiquetas. Solamente se comprende la Verdad cuando no eres ni americano, ni indio, ni hindú, ni cristiano. La Verdad es comprendida por una consciencia que ha dejado de estar obnubilada por todo condicionamiento, que ha dejado de estar obnubilada por el pasado. De lo contrario continuamos viendo en las cosas solamente aquello que somos capaces de comprender.

Estaba leyendo una hermosa anécdota...

La familia se las arregló para traer al abuelo patriarca desde Hungría y éste llegó para ver a su hija y a su familia.

El anciano estaba fascinado con Nueva York y todo lo que ofrecía.

Un día su nieto, Yunkel,lo llevó al zoo en Central Park. La mayoría de los animales le resultaron conocidos al viejo hombre. Sin embargo, cuando se acercaron a la jaula en la que estaba encerrada la hiena reidora, el anciano sintió curiosidad. «Yunkel, nunca en mi país oí de un animal que riera".

Yunkel, viendo al cuidador en las proximidades, le preguntó, «Mi abuelo lía llegado recientemente de Europa. Dice que no tienen allí hienas reidoras. ¿Podría decirme algo sobre ellas para que yo pueda contárselo?" ,
El cuidador le dijo, «Bien; come una vez al día».

Yunkel se volvió hacia su abuelo y le dijo en yidishi,«Come una vez al día».

El cuidador prosiguió, «Se baña una vez a la semana».

«Se baña una vez a la semana». El anciano escuchó con atención.

El cuidador añadió, «Se aparea una vez al año».

«Se aparea una vez al año».

El anciano movió su cabeza pensativamente. «De acuerdo. Come una vez al día, se baña una vez a la semana, pero si se aparea solamente una vez al año, ¿de qué se ríe?»

Este anciano no es tan viejo. Su mente todavía está apegada, en cierta forma, a sus días de juventud. Su mente es aún sexual. No puede entender porqué la hiena se ríe si solamente se aparea una vez al año.

Hay gente que es incapaz de comprender que la felicidad es posible por medios distintos del sexo. Hay gente que no puede entender que existe el gozo más allá del sexo. Hay gente que no puede entender que exista la felicidad excepto en la comida. Hay gente que no puede comprender que exista la felicidad excepto en !as mansiones, los grandes automóviles, el acumu¬lar dinero, poder y prestigio. Es imposible que comprendas más allá del punto en el que estás; la gente permanece confinada en sus propios puntos de vista. Esta es la auténtica prisión. Si quieres una síntesis deberás abandonar todas las cárceles, tendrás que salir de tus celdas. Son celdas muy sutiles y las has estado decorando durante mucho tiempo; puede incluso que las hayas estado comenzando a apreciar. Puede que hayas olvidado que son prisiones; puedes haber empezado a pensar que son tu hogar. Un hindú cree que el hinduismo es su hogar, nunca cree que sea una barrera. Todos los «ismos» son barreras. El cristiano cree que el cristianismo es el puente; nunca cree que el cristianismo es lo que le está impidiendo llegar a Cristo. La iglesia no es la puerta; es la barrera, es el muro, la Muralla China.

Pero si has estado viviendo demasiado tiempo, durante siglos, con ese muro, si la mente se ha acostumbrado a él, crees que es una salvaguarda, una protección, un refugio. Y entonces observas a los demás; desde tu celda en la prisión observas el exterior. El que tú estés en la celda corrompe tu visión.

Sal afuera bajo el cielo y las estrellas y la síntesis se ocupará de ella misma. No tienes necesidad de sintetizar Oriente y Occidente; simplemente has de ir más allá de esos puntos de vista. Ve a lo trascendental y allí está la síntesis, allì està la verdad.

domingo, 25 de diciembre de 2016

LO OBJETIVO, LO SUBJETIVO Y EL AMOR

Por naturaleza somos capaces de ver el mundo objetivo. Pero esto es solamente el comienzo del viaje. Muchos se han detenido ahí creyendo que han llegado. Desde luego, no han llegado, por eso son desgraciados.

Más allá de lo objetivo está la abertura a otro mundo, el mundo de la subjetividad. Lo objetivo es el mundo de las cosas, de los objetos; lo objetivo es el mundo de la ciencia, de las matemáticas, de la física, de la química. Lo objetivo es muy claro porque por naturaleza, hemos nacido perfectamente capaces de ver lo objetivo.

Lo subjetivo ha de ser explorado; nadie nace con una visión de lo subjetivo. Lo subjetivo ha de ser explorado, uno ha de aprender lo que es; uno ha de probarlo poco a poco y ha de entrar en ello poco a poco. El mundo de la música, de la poesía, del arte, el mundo de la creatividad, es el mundo de lo subjetivo. El hombre que empieza a moverse hacia adentro se va volviendo más poético, más estético. Posee un diferente aroma a su alrededor, un aura distinta. El científico vive con cosas; el poeta vive con personas. El científico es consciente de quién es; simplemente es consciente de lo que le rodea. Puede que sepa de la Luna y de Marte y de las estrellas lejanas, muy lejanas, pero es completamente ajeno a su propio. Interior. En realidad, cuanto más se ocupa de lo lejano, más se olvida de sí mismo. Permanece casi en una especie de sueño sobre sí mismo.

El poeta, el pintor, el bailarín, el músico, están cerca de casa. Viven en lo subjetivo; saben que son personas. Y cuando sabes que eres una persona, de repente eres capaz de mirar en las demás personas. Para un poeta, incluso un árbol es una persona, incluso los animales son personas; para un científico, un hombre o una mujer no son más que objetos. Un científico considera al hombre como si fuera un objeto. Y si no es consciente de su propio interior, ¿cómo va a ser consciente del interior de los demás?

Cuando empleo la palabra «persona» quiero decir que hay un «interior» que no es observable mediante la observación exterior, mediante el análisis, mediante la disección. Una roca existe, no posee interior; puedes partirla y lo verás todo. Si rompes una roca, no cambia nada, no se destruye nada, Incluso. Reduciéndola a trocitos es la misma roca. Pero si «rompes» una persona, de inmediato algo de un tremendo valor desaparece. Te quedas con un cuerpo sin vida, y el cuerpo sin vida no es la persona. La roca en pedazos es todavía la misma roca, pera la persona no es ya la misma persona. En realidad, la persona «rota» no es, en absoluto una persona. En la mesa de operaciones de un cirujano dejas de ser una persona. Solamente cuando un poeta te toca y sostiene tu mano, te haces persona.

Por eso la gente anhela el amor. La razón de este anhelo de amor no es otro que éste: te gustaría que alguien se diera cuenta de que eres una persona, no una cosa.

Vas al dentista. El no se preocupa por ti, simplemente está interesado en tus dientes. Incluso si voy al dentista... le estoy viendo. ¡Qué milagro! No se interesa por mí, simplemente observa mi dentadura. Yo estoy allí, sentado en la silla, y él es totalmente ignorante de mi presencia. Hay un gran espacio disponible en su habitación, pero ni me mirará; eso no le interesa. Solamente le interesan los dientes, solamente está interesado en su propia técnica. Su conocimiento del mundo objetivo es su único conocimiento.

La gente suspira por el amor porque solamente el amor hará de ti una persona, solamente el amor puede revelarte tu propio interior, solamente el amor puede hacerte sentir que tú no eres únicamente eso que se ve desde el exterior. Eres algo más, eres algo totalmente distinto a eso que aparentas ser. El reflejo en el espejo no es tu totalidad; el reflejo en el espejo es solamente el reflejo de tu exterior, no de tus profundidades. No dice nada de tu interior.

Cuando te acercas a un científico o a una persona que está absolutamente absorbida con la dimensión objetiva, te observa como si solamente fueras el reflejo en el espejo. No te mira a ti; mira a tu alrededor. Su acercamiento no es directo, su acercamiento no es íntimo y tú sientes que hay algo que falta. Te está maltratando porque no está aceptando tu personalidad. Te está tratando como si fueras una cosa. Hace sus cosas, pero no te llega a ti en absoluto. Para él permaneces siendo algo casi inexistencial!.

Y a menos que alguien te toque con amor, te mire con amor, tu propio interior permanecerá sin ser reconocido, sin ser colmado. Eso es lo que es la necesidad de ser necesitado.

La subjetiva es la dimensión, la dimensión interior, de la poesía, de la canción, de la danza, del arte. Es mejor que la dimensión científica porque es más profunda. Es mejor que la dimensión objetiva porque está más cercana a tu hogar. Pero todavía no es la dimensión de la religión; recuérdalo. Hay mucha gente cuya mente está obsesionada con lo objetivo; cuando piensan en Dios, Dios se convierte en un objeto. Entonces Dios es algo exterior. Pregúntale a un cristiano dónde está Dios y él mirará hacia arriba, hacia algún lugar en el cielo; en el exterior. Cuando le preguntas a alguien que dónde está Dios y él mira hacia alguna otra parte distinta de su propio interior, entonces él pertenece a la dimensión no-religiosa: La gente pregunta, «¿Qué prueba tenemos de Dios?» Las pruebas son necesarias solamente para las cosas. Dios no necesita pruebas. Si yo te amo, ¿cuál es la prueba de ello? Para la poesía no existen las pruebas; para la química sí. Pero la poesía existe. Y un mundo sin química no sería mucho peor, pero un mundo sin poesía dejaría de ser humano.¬

La poesía aporta significado a la vida; lo que no es sustentado con pruebas aporta significado a la vida. Lo que ha sido probado, a lo sumo, te hace sentirte más cómodo. Dios no es un objeto y no puede ser demostrado. Dios es más como la música. Existe, ciertamente existe, pero no hay forma de aprehenderlo. No puedes tenerlo en tu puño, no puedes encerrado en tu cámara de los tesoros; no hay forma.

El amor existe, pero no puedes poseerlo: Si tratas de poseerlo, entonces perteneces a la dimensión objetiva y estás matando al amor; por eso la posesividad es destructiva. Si posees una mujer, si dices, «Es mi esposa y la poseo», entonces deja de ser una persona. La has reducido a una cosa y ella nunca podrá perdonarte. Ninguna esposa ha sido capaz de perdonar a su marido; ningún marido ha sido nunca capaz de perdonar a su esposa, porque ambos se han reducido a objetos el uno al otro. Un marido es una cosa, una esposa es una cosa y cuando te conviertes en una cosa, entonces te vuelves repugnante, pierdes la libertad, pierdes tu espacio interior, pierdes la poesía, pierdes el romance, pierdes significado. Simplemente te conviertes en una cosa en el mundo de las cosas. Lo útil está ahí, pero ¿quién vive para lo útil? Lo útil nunca puede ser satisfactorio. Estás siendo utilizado, ¿cómo va a ser satisfactorio? Siempre que sientes que estás siendo utilizado, te sientes ofendido. Y deberías sentirte ofendido por¬que utilizar a alguien es un crimen y permitir que alguien te utilice también es un crimen. Es un crimen contra Dios.

Pero hay gente que también utiliza a Dios. Cuando vas y oras por algo, estás tratando de emplear a Dios. Desconoces lo que es la oración, desconoces lo que es el amor, desconoces lo que es la poesía, desconoces por completo lo que es el mundo subjetivo. Tus rezos, si ocultan alguna motivación, algún deseo, son repugnantes. Pero somos gente muy astuta; encontramos, descubrimos, caminos y medios.

Pero seguimos siendo los mismos. Cambiamos las formas, pero seguimos siendo los mismos.

sábado, 17 de diciembre de 2016

SER CREATIVO

La gente sigue siendo la misma, tanto en su pena como en cualquier estado. Siguen siendo los mismos, no cambian de dimensión.

Por eso, lo primero que hay que entender es que necesitas cambiar de lo objetivo a lo subjetivo. Medita más y más sobre tus emociones, sobre tus pensamientos, con los ojos cerrados. Mira más profundamente en tu mundo interior, en el mundo que es absolutamente privado; Lo objetivo es público; lo subjetivo es privado. Lo subjetivo es lo privado; lo objetivo es lo público, lo objetivo es el mercado. Mucha gente es capaz de observar un hecho, pero casi nadie es capaz de observar un pensamiento; solamente puede hacerlo aquél a quien pertenece dicho pensamiento.

Desplaza tu consciencia más y más hacia lo privado. El poeta vive una vida privada; el político vive una vida pública. Mahatma Gandhi solía decir que él no tenía vida privada. Eso significa que debió de llevar una existencia muy pobre. Una vida privada es una vida rica. La vida del político es observada por todo el mundo: en la televisión, en los periódicos, en la ca¬lle, en la multitud. El político solamente tiene una cara pública. Cuando va a su casa, no es nadie. Pierde todos sus rostros.

Has de descubrir tu rostro privado. El énfasis debería radicar más en lo privado que en lo público y deberías empezar a aprender como amar lo privado, porque lo privado es la puerta hacia Dios. Lo público es la puerta hacia la ciencia, pero no hacia la religión, no hacia Dios. Lo público es la puerta hacia la aritmética, hacia el cálculo, pero no es la puerta hacia el éxtasis, hacia el amor. Y disfruta con las cosas que son privadas: la música, la poesía, la pintura. El zen insiste en la caligrafía, en la pintura, en la poesía, en la jardinería, en todo lo que es absolutamente privado, en eso que vives desde el interior hacia el exterior, en algo que surge como una ola desde el centro más interno de tu ser y que se expande hacia el exterior.

La vida pública es simplemente lo contrario: algo surge en el exterior y se dirige hacia tu interior. En una vida pública el origen, la fuente, siempre es externa. El centro de tu ser nunca está dentro de ti, siempre radica en el exterior. Por eso un político siempre está asustado del exterior, porque su vida depende de ese exterior. Si la gente no le vota, no será nadie.

Pero para un pintor o para un poeta eso no importa. Nadie compraba las pinturas de Van Gogh. En toda su vida no vendió ni una sola de sus pinturas; pero eso no tenía importancia para él; él disfrutaba con ello. Si se vendían, bien; si no se vendían, bien. Su verdadero valor no estribaba en que se vendieran y fueran apreciadas; su verdadero valor estaba en la creatividad del pintor a través de ellas. Al crearlas, él alcanzaba su meta. En el instante de creadas, él se volvía divino. Te conviertes en Dios siempre que creas.

Has oído una y otra vez que Dios creó al mundo. Yo te digo una cosa más: siempre que tú creas algo, te conviertes en un pequeño Dios por tu propio derecho. Si Dios es el creador, entonces el ser creativo es la única forma de llegar a él. Entonces te conviertes en un participante, entonces dejas de ser un espectador.

Van Gogh, reconocido o no, vivió una vida tremendamente bella en su mundo interior, con mucho colorido. La verdadera recompensa no llega cuando se vende una pintura y los críticos la elogian en todo el mundo; eso es solamente la recompensa de los tontos. La verdadera recompensa reside en el acto del pintor creándola. Cuando el pintor está perdido en su pintura, cuando el bailarín se ha disuelto en su danza, cuando el cantor ha olvidado quién es y su canción vibra llena de vida, ahí está la verdadera recompensa, ahí está el logro.

En el mundo exterior dependes de los demás. En la vida pública, en la vida política, dependes de los demás; eres un esclavo. En la vida privada comienzas a convertirte en el amo de tu propio ser.

Deja que insista en ello y lo resalte porque me gustaría que mis sanyasins fueran creativos de uno u otro modo. Para mí, la creatividad tiene una tremenda importancia. Una persona que no es creativa, no es, en absoluto, una persona religiosa. No estoy diciendo que tengáis que ser Van Goghs; no podéis. No estoy diciendo que tengáis que ser Leonardo da Vincis, o Beethovens, o Mozarts; no estoy diciendo que tengáis que ser Wagners, o Picasos, o Rabindranaths, no. No estoy diciendo eso. No estoy diciendo que tengas que convertirte en un pintor, o en un poeta famoso, o que tengas que ganar el premio Nobel. Si esa es tu idea, has caído de nuevo en lo político. El premio Nobel te llega desde el exterior; es la recompensa de los tontos, no es la recompensa auténtica.

La verdadera recompensa llega desde dentro. No estoy diciendo que seáis capaces; no todos tienen la capacidad de llegar a ser Picasos. Y tampoco hay necesidad de ello, porque demasiados Picasos harían del mundo un lugar monótono. Está bien que solamente haya un Picaso y está bien que nunca se repita pues sino, llegaría a ser algo aburrido. Pero todos podéis ser creadores de una u otra forma. No importa si alguien lo llega a saber o no; carece absolutamente de importancia. Puedes hacer algo que nazca del amor; entonces será algo creativo. Puedes disfrutar mientras lo haces; entonces se convertirá en creativo.

Me gustaría recordar una y otra vez a todos mi sanyasins: sed creativos. En el pasado, la mayoría de la gente religiosa demostró ser no creativa. Esto ha sido una calamidad, una maldición. Los santos han estado sentados sin hacer nada. Esta no es la auténtica religión. Cuando la auténtica religión hace explosión en las vidas de la gente, de repente también explosiona una gran creatividad.

Cuando Buda vivía hubo una gran explosión de creatividad. Cuando el tantra era una religión viva, hubo una gran explosión de creatividad. Cuando los Maestros zen estaban vivos crearon muchas nuevas dimensiones; de pequeñas cosas, pero muy creativas.

Si no eres creativo simplemente significa que has estado practicando tu religiosidad, que debes de haberte encajado en un determinado modelo y que te has bloqueado, te has quedado congelado en ese modelo. Una persona religiosa fluye, discurre como un río, busca, explora, siempre en pos y explorando lo desconocido, siempre abandonando lo conocido y adentrándose en lo desconocido, siempre escogiendo lo desconocido en vez de lo conocido, sacrificando lo conocido en pos de lo desconocido. Y siempre dispuesto a ello. Un hombre religioso es un vagabundo, un trotamundos; en su mundo interior sigue viajando, yendo de un lugar a otro. Anhela conocer todos los espacios que conforman su ser.

Sé más creativo. Baila y no te preocupes por si a alguien le gusta o no le gusta tu danza; esa no es la cuestión. Si puedes disolverte en ella, eres un bailarín. Escribe poesía. No tienes porqué enseñársela a nadie. Si disfrutas, escribe y luego quémalo. Esa es tu meditación. Estás creciendo, sumergiéndote en ello, disolviéndote, fundiéndote.

Lo subjetivo es el reino de todo arte y creatividad. Esos son los dos ámbitos comunes del ser.




sábado, 10 de diciembre de 2016

LA ESPIRITUALIDAD Y LA FELICIDAD

La espiritualidad no es cuestión de moralidad, es una cuestión de visión. La espiritualidad no es la práctica de virtudes, porque si practicas una virtud, ésta deja de ser una virtud. Una virtud practicada es una cosa muerta, una carga sin vida. La virtud solamente es virtud cuando es espontánea; la virtud solamente es virtud cuando es natural, cuando no es practicada, cuando brota de tu visión, de tu consciencia, de tu comprensión.

Por lo general, se piensa en la religión como una práctica. No lo es. Ese es uno de los fundamentales malentendidos sobre la religión. Puedes practicar la no-violencia, pero seguirás siendo violento porque tu visión no ha cambiado, Cargas aún con los viejos ojos. Una persona codiciosa puede practicar el compartir, pero la codicia seguirá siendo la misma. Incluso el compartir será corrompido por la codicia porque no puedes practicar nada que vaya contra tu comprensión, que esté más allá de tu comprensión. No puedes forzar tu vida según principios, a menos que esos principios formen parte de tu propia experiencia.

Pero la llamada gente religiosa trata de practicar la virtud, por eso son la gente más carente de virtud que existe sobre la Tierra. Tratan de practicar el amor y son la gente menos amorosa de toda la Tierra. Han creado toda clase de maldades: guerras; odio, ira, enemistad, asesinato. Practican la amistad, pero la amistad no ha florecido sobre la Tierra. Siguen hablando de Dios, pero crean más y más conflicto en nombre de Dios. El cristiano está en contra del musulmán, el musulmán está en contra del hindú, el hindú está en contra del jaina, el jaina está en contra del budista. Eso es todo lo que están haciendo.

Existen trescientas religiones y ellas han fragmentado la mente humana, no han sido una fuerza integradora, no han sanado las heridas del alma humana. Por su culpa, la Humanidad está enferma, por ellos la Humanidad está loca; y la locura surge de una cosa. Esto ha de ser entendido tan profundamente como sea posible porque puede que tú también vayas en la dirección equivocada. La dirección equivocada tiene un tremendo atractivo, pues sino no habría habido tanta gente que la siguiera. El atractivo ha de ser grande. La fuerza magnética de la dirección equivocada ha de ser entendida; solamente, entonces podrás evitarla.

Puedes tratar de practicar cualquier cosa que te guste y puedes seguir oponiéndote a ella. Puedes forzar sobre ti una clase de quietud, puedes sentarte en silencio, puedes aprender una postura de yoga, puedes aquietar el cuerpo como si no se moviera, puedes hacer del cuerpo una estatua. Y repitiendo un mantra o reprimiendo la mente continuamente durante largo tiempo, puedes forzar una cierta quietud en tu ser, pero éste será el silencio del cementerio; no estará vivo, latiendo, vibrante. Será algo congelado. Puedes engañar a los demás, pero no puedes engañarte a ti mismo, ni puedes engañar a Dios. Lo obtienes sin comprensión alguna, lo has forzado sobre ti mismo; es un silencio practicado.

El verdadero silencio surge de la comprensión: «¿Por qué no estoy en silencio? ¿Por qué sigo creando en mí tantas tensiones? ¿Por qué sigo enredándome en modelos miserables? ¿Por qué sostengo mi infierno?» Uno empieza a comprender el «porqué» del infierno de uno, y con esa comprensión, lentamente, sin ninguna práctica de tu parte, empiezas a abandonar esas actitudes que crean el sufrimiento. No es que las abandones; simplemente empiezan a desaparecer.

Cuando surge la comprensión, las cosas empiezan a cambiar a tu alrededor. Amarás, pero no serás posesivo. No es el amor el que causa el problema. Si les preguntas a los llamados santos, te dirán que es el amor el que causa los problemas. Esta es una afirmación absolutamente falsa. Se basa en una profunda incomprensión de la vida y el amor humanos. No es el amor el que crea el sufrimiento; el amor es una de las mayores bendiciones, puro gozo. Es la posesividad la que crea el sufrimiento. Posees a tu amada, a tu amado, a tus niños y sufres. Y cuando vives afligido esa gente religiosa te espera a la vuelta de la esquina. Saltan sobre ti. Te dicen, «Ya te lo dijimos. Nunca ames, pues de lo contrario te meterás en dificultades. Abandona todas las situaciones que impliquen amor; huye del mundo». Y desde luego, esto posee un atractivo, porque tú ya estás viendo que te está sucediendo. ¡Ahora es tu propia experiencia la que confirma que ellos están en lo cierto! y aun así se equivocan, pero no es tu experiencia. Nunca has analizado lo que te ha sucedido, nunca has observado que no es el amor el que te ha engañado y llevado al sufrimiento; es la posesividad. Abandona la posesividad, no el amor.

Si abandonas el amor, desde luego que desaparecerá el sufrimiento, porque abandonando al amor estarás abandonando también la posesividad; será abandonada automáticamente. El sufrimiento desaparecerá, pero nunca serás feliz., Ve y observa a tus santos. Son una prueba de lo que te estoy diciendo. Nunca son felices.

No son infelices, eso es cierto, pero tampoco son felices. ¿Qué ocurre pues? Si la felicidad no surge cuando se abandona la infelicidad, entonces es que se ha cometido algún error. Si no, sería algo natural. Dices, «He encendido la luz y la oscuridad aún persiste». O bien te estás engañando a ti mismo o estás soñando, alucinando respecto a la luz. Si no, no es posible. ¿La luz está brillando y la oscuridad persiste? No, la oscuridad es la certeza, la confirmación de que la luz no ha aparecido.

Cuando se abandona la infelicidad, de repente surge la felicidad. ¿Qué es la felicidad? La ausencia de infelicidad es felicidad. ¿Qué es la salud? La ausencia de enfermedad es la salud. Si no eres infeliz, ¿cómo podrás ser feliz? ¿Cómo vas a evitar entonces ser feliz cuando no eres infeliz? Es imposible. No está en la naturaleza de las cosas, está en contra de la aritmética de la vida. Cuando una persona no es infeliz, repentinamente todos sus recursos están vivos, en su ser surge una danza, en su ser brota alegría. Una risa estalla. El explosiona. Se convierte en una personificación del éxtasis divino. Al verle, ves a Dios, un destello, un rayo de luz. Solamente con estar en su presencia te sentirás inundado por una nueva luz, un nuevo ser; una nueva ola surgirá a tu alrededor y podrás subirte en esa ola y alcanzar la otra orilla.

Siempre que realmente se abandona la infelicidad, queda la felicidad; no puede ocurrir otra cosa. Uno simplemente está feliz, sin razón alguna, sin motivo.

Pero tus santos no son felices, tus santos están tristes, tus santos no viven, tus santos están muertos. ¿Qué ha sucedido?

¿Qué calamidad es ésa? ¿Qué maldición es ésa? Un paso mal dado. Pensaron que el amor debía ser abandonado y que enton¬ces desaparecería el sufrimiento. Abandonaron el amor, pero el amor no era el origen del sufrimiento; el sufrimiento existía debido a la posesividad.

¡Abandona la posesividad! Convierte la energía implícita en la posesividad en energía de amor. Pero esto no puede hacerse forzando; se requiere una clara visión; claridad.

Por eso lo primero que me gustaría decirte es: la espiri¬tualidad no es la práctica de ninguna virtud; la espiritualidad es la obtención de una nueva visión. La virtud sigue a esta visión, llega por sí misma. Es un subproducto natural. Cuando empiezas a ver, las cosas empiezan a cambiar.

sábado, 3 de diciembre de 2016

LA SUPERCONSCIENCIA

Hay una gran necesidad de que la consciencia dé un giro desde el contenido al continente. En ciertas ocasiones, pueden emplearse los sueños. El revivirlos puede ser de utilidad. Si por la noche has tenido un sueño, el revivirlo por la mañana puede ser de gran ayuda porque por la noche estabas dormido. El sueño estaba allí, el mensaje estaba allí, el mensaje fue entregado por el inconsciente, pero el consciente estaba profundamente dormido. Es como si estuvieras borracho y alguien te llamara y tù descolgaras a duras penas el teléfono y escucharas, pero sin poder recordar exactamente cuál era el mensaje porque estabas borracho. El mensaje fue entregado; el inconsciente entregó un determinado mensaje; esto es lo que es un sueño: un mensaje empaquetado enviado por el incons¬ciente diciéndote que estás haciendo algo mal, que estás yendo contra natura, de que vas en contra de ti mismo. Es una advertencia del inconsciente de que ya es suficiente, ¡detente! Regresa a casa, sé natural, sé más espontáneo. No te pierdas en formalidades y moralidades sociales y no seas falso. Sé real.

El mensaje ha sido entregado, pero estabas dormido y por la mañana no puedes recordarlo con exactitud. ¿Te has dado cuenta? Cuando te levantas por la mañana, durante unos segundos algunos fragmentos del sueño flotan en la consciencia; solamente durante unos pocos segundos, no más de treinta segundos o, como máximo, unos sesenta segundos, un minuto. Después desaparecen. Te has lavado la cara, has tomado una taza de café, has acabado con la noche; ahora no recuerdas nada. E incluso, cuando te despiertas por la mañana, solamente quedan algunos restos, pocos. Son retales del sueño. Cuando sueñas, lo haces de determinada forma: empiezas a soñar a las cinco de la madrugada, te sumerges en él, y a las seis te despiertas. Eso es la parte final del sueño, como si hubieras estado mirando una película y solamente hubieras estado despierto en la parte final. De modo que te acuerdas de la parte final del sueño, no del principio, no del medio. Entonces has de ir contracorriente. S¡ quieres recordar el sueño has de ir en orden inverso como si estuvieras leyendo un libro hacia atrás. Es muy difícil.

Me contaron:

Mientas se acostaba en su lecho de muerte, le dijo, «Sara, quiero que sepas, antes de que muera, que Ginsburg, el sastre, me debe doscientos dólares, y que Moms; el carnicero, me debe cincuenta dólares, y que KIein, el vecino, me debe trescientos dólares».

Su esposa se dirigió a los niños y les dijo, «¡Qué hombre tan maravilloso es vuestro padre! Incluso muriéndose posee la suficiente cabeza como para recordar quién le debe dinero».

El anciano continuo, «Y, Sara, también quiero que sepas que le debo cien dólares al señor de la finca».

A lo cual la esposa gritó, «¡Oh, oh! Está delirando».

Lo que quieres oír es lo correcto. Si no, Oh, oh! Inmediatamente te desconectas.

Recordarás el sueño. Has de entender el mecanismo. El sueño, en algunas ocasiones, es un mensaje del inconsciente al consciente porque el consciente está haciendo algo que el inconsciente siente que es innatural. Y el inconsciente siempre está en lo correcto, recuérdalo. El inconsciente es tu naturaleza. El consciente es cultivado por la sociedad, es un condicionamiento. El consciente significa la sociedad dentro de ti. Es un truco de la sociedad. El consciente está haciendo algo que el inconsciente percibe que es totalmente anti-natural, de modo que el inconsciente desea enviar una señal. Por la mañana, al recordar, de nuevo recordarás desde el consciente, de nuevo el consciente interferirá. Cualquier cosa que esté en su contra, no la permitirá. Todo aquello que sea dulce, será permitido. Pero eso no vale. La parte amarga es el verdadero mensaje.

Pero inténtalo. Lo que se hace en el psicodrama puede ser de utilidad. Mejor que recordar un sueño, es revivirlo. Y son cosas diferentes. Cuando recuerdas, recuerdas desde el consciente; cuando revives, revives desde la totalidad. Al revivirlo es más probable que el inconsciente sea, de nuevo, capaz de dar algún mensaje.

El recordar es una cosa. Puedes cerrar los ojos y recordar el sueño como si estuvieras viendo una película, un film. El revivir es algo totalmente diferente. Creas toda la situación, visualizas la situación al completo. No es un sueño en una pantalla; lo revives.

No sucede en la pantalla de la memoria; lo estás reviviendo. Y a través de la sensibilidad del gusto, del tacto, el aire, el sentir la calidez, la frialdad, el verdor, el colorido, de nuevo se vuelve real. De nuevo el inconsciente empezará a darte mensajes. Pueden ser de un tremendo valor.

Pero existe un límite. Trata de entenderlo así, pero siempre recuerda que tanto si el sueño se sueña por la noche como si revive durante el día, es un sueño. Y bajo el inconsciente, o más allá del inconsciente hay otra puerta de tu ser que ha de ser abierta.

Freud y los freudianos sospechaban que el hombre acaba con el consciente y el inconsciente. El hombre no acaba con el consciente y el inconsciente; también hay un elemento de superconsciencia y es más auténtico.

Por eso no creas que el consciente es la única mente. Antes de Freud se creía que el consciente era la única mente. Cuando Freud introdujo el concepto del inconsciente por primera vez, se rieron de él, le ridiculizaron, porque la gente decía, «¡Que tontería! ¿Cómo va a ser la mente, inconsciente? La mente quiere decir consciencia. Si es inconsciente, no es mente; si es mente, es consciente». Desde luego que gramaticalmente estaban en lo cierto y que su lenguaje era cierto, pero existencialmente estaban equivocados. Y poco a poco, Freud venció. La verdad siempre se impone.

Ahora, se ha introducido otro nivel en el mundo de la psicología. Este nivel es el del superconsciente. Los psicólogos estarán de nuevo en su contra. Dirán, «¿De qué tonterías estáis hablando? Estáis introduciendo la religión en la psicología. ¡A duras penas nos hemos librado de la religión y ahora la traéis de nuevo por la puerta de atrás!» Pero no puedes librarte de la religión; la religión no es algo accidental. Es muy esencial. Has de reconocerlo. Y has de reconocer lo que sostiene.

El hombre, es consciente, inconsciente y superconsciente. El hombre es una trinidad. Ese es el significado del concepto de la trinidad en el cristianismo, en el judaísmo. En Oriente tenemos el concepto de trimurti, las tres caras de dios, las tres caras del ser. El hombre es un triángulo. Se ha de recordar la tercera parte.

Alguna gente se pregunta: Para la gente que ha estado tan cegada por mentiras y engaños en el estado de despierto, ¿puede ser que el recordar los sueños, el revivirlos y experimentarlos de nuevo estando despiertos, sea un método útil?» Sí, es un método útil, pero con posibilidades limitadas y mejor que recordar, enfatiza el revivir.

Se preguntan también: «¿Puede ser el primer paso en el camino de una verdad y una consciencia superior?» Ciertamente, pero solo el primer paso. Hay mucha gente que se pierde en el primer paso y que nunca emprenden el segundo. De modo que el primero resulta inútil. A menos que se dé el segundo, el primero carece de sentido. Solamente con el segundo, el primero adquiere relevancia. Y solamente cuando has alcanzado la meta, se vuelve relevante tu viaje. De otro modo permanece irrelevante; la relevancia es trascendental.

Por eso, primero revive tus sueños. Será de ayuda, te hará estar màs alerta. Y luego, incluso cuando estés soñando, incluso cuando estés reviviéndolo o cuando estés despierto, caminando por la calle en el estado corriente de vigilia, empieza a verte a ti mismo como un testigo, no como un participante. Como un observador. El espectador, el observador, el que ve, el testigo, es el auténtico paso que te llevará a la realidad. Está más allá del soñar.

Los sueños pueden ser útiles, para que la presa de los sueños sobre tu mente se afloje, pero el verdadero paso solamente se da cuando has empezado a volverte observador. Inténtalo durante todo el día. Hagas, lo que hagas, recuerda que eres el observador. Caminando... recuerda que el cuerpo está caminando; tú eres el observador. Comiendo... recuerda que el cuerpo está comiendo; tú eres el testigo. Si sigues con ello durante todo el día, un día, de pronto veras que en el sueño también el observador tiene, una pequeña posibilidad. Y cuando puedas recordar que «Yo soy solamente el observador» durante el sueño, entonces el sueño desaparece. Entonces, con la desaparición de los sueños, una nueva consciencia surge en ti. Esa consciencia es la que yo llamo la superconsciencia. Y esa consciencia es la meta de la psicología de los Budas.

sábado, 26 de noviembre de 2016

LO OBJETIVO, LO SUBJETIVO Y EL AMOR

Por naturaleza somos capaces de ver el mundo objetivo. Pero esto es solamente el comienzo del viaje. Muchos se han detenido ahí creyendo que han llegado. Desde luego, no han llegado, por eso son desgraciados.

Más allá de lo objetivo está la abertura a otro mundo, el mundo de la subjetividad. Lo objetivo es el mundo de las cosas, de los objetos; lo objetivo es el mundo de la ciencia, de las matemáticas, de la física, de la química. Lo objetivo es muy claro porque por naturaleza, hemos nacido perfectamente capaces de ver lo objetivo.

Lo subjetivo ha de ser explorado; nadie nace con una visión de lo subjetivo. Lo subjetivo ha de ser explorado, uno ha de aprender lo que es; uno ha de probarlo poco a poco y ha de entrar en ello poco a poco. El mundo de la música, de la poesía, del arte, el mundo de la creatividad, es el mundo de lo subjetivo. El hombre que empieza a moverse hacia adentro se va volviendo más poético, más estético. Posee un diferente aroma a su alrededor, un aura distinta. El científico vive con cosas; el poeta vive con personas. El científico es consciente de quién es; simplemente es consciente de lo que le rodea. Puede que sepa de la Luna y de Marte y de las estrellas lejanas, muy lejanas, pero es completamente ajeno a su propio. Interior. En realidad, cuanto más se ocupa de lo lejano, más se olvida de sí mismo. Permanece casi en una especie de sueño sobre sí mismo.

El poeta, el pintor, el bailarín, el músico, están cerca de casa. Viven en lo subjetivo; saben que son personas. Y cuando sabes que eres una persona, de repente eres capaz de mirar en las demás personas. Para un poeta, incluso un árbol es una persona, incluso los animales son personas; para un científico, un hombre o una mujer no son más que objetos. Un científico considera al hombre como si fuera un objeto. Y si no es consciente de su propio interior, ¿cómo va a ser consciente del interior de los demás?

Cuando empleo la palabra «persona» quiero decir que hay un «interior» que no es observable mediante la observación exterior, mediante el análisis, mediante la disección. Una roca existe, no posee interior; puedes partirla y lo verás todo. Si rompes una roca, no cambia nada, no se destruye nada, Incluso. Reduciéndola a trocitos es la misma roca. Pero si «rompes» una persona, de inmediato algo de un tremendo valor desaparece. Te quedas con un cuerpo sin vida, y el cuerpo sin vida no es la persona. La roca en pedazos es todavía la misma roca, pera la persona no es ya la misma persona. En realidad, la persona «rota» no es, en absoluto una persona. En la mesa de operaciones de un cirujano dejas de ser una persona. Solamente cuando un poeta te toca y sostiene tu mano, te haces persona.

Por eso la gente anhela el amor. La razón de este anhelo de amor no es otro que éste: te gustaría que alguien se diera cuenta de que eres una persona, no una cosa.

Vas al dentista. El no se preocupa por ti, simplemente está interesado en tus dientes. Incluso si voy al dentista... le estoy viendo. ¡Qué milagro! No se interesa por mí, simplemente observa mi dentadura. Yo estoy allí, sentado en la silla, y él es totalmente ignorante de mi presencia. Hay un gran espacio disponible en su habitación, pero ni me mirará; eso no le interesa. Solamente le interesan los dientes, solamente está interesado en su propia técnica. Su conocimiento del mundo objetivo es su único conocimiento.

La gente suspira por el amor porque solamente el amor hará de ti una persona, solamente el amor puede revelarte tu propio interior, solamente el amor puede hacerte sentir que tú no eres únicamente eso que se ve desde el exterior. Eres algo más, eres algo totalmente distinto a eso que aparentas ser. El reflejo en el espejo no es tu totalidad; el reflejo en el espejo es solamente el reflejo de tu exterior, no de tus profundidades. No dice nada de tu interior.

Cuando te acercas a un científico o a una persona que está absolutamente absorbida con la dimensión objetiva, te observa como si solamente fueras el reflejo en el espejo. No te mira a ti; mira a tu alrededor. Su acercamiento no es directo, su acercamiento no es íntimo y tú sientes que hay algo que falta. Te está maltratando porque no está aceptando tu personalidad. Te está tratando como si fueras una cosa. Hace sus cosas, pero no te llega a ti en absoluto. Para él permaneces siendo algo casi inexistencial!.

Y a menos que alguien te toque con amor, te mire con amor, tu propio interior permanecerá sin ser reconocido, sin ser colmado. Eso es lo que es la necesidad de ser necesitado.

La subjetiva es la dimensión, la dimensión interior, de la poesía, de la canción, de la danza, del arte. Es mejor que la dimensión científica porque es más profunda. Es mejor que la dimensión objetiva porque está más cercana a tu hogar. Pero todavía no es la dimensión de la religión; recuérdalo. Hay mucha gente cuya mente está obsesionada con lo objetivo; cuando piensan en Dios, Dios se convierte en un objeto. Entonces Dios es algo exterior. Pregúntale a un cristiano dónde está Dios y él mirará hacia arriba, hacia algún lugar en el cielo; en el exterior. Cuando le preguntas a alguien que dónde está Dios y él mira hacia alguna otra parte distinta de su propio interior, entonces él pertenece a la dimensión no-religiosa: La gente pregunta, «¿Qué prueba tenemos de Dios?» Las pruebas son necesarias solamente para las cosas. Dios no necesita pruebas. Si yo te amo, ¿cuál es la prueba de ello? Para la poesía no existen las pruebas; para la química sí. Pero la poesía existe. Y un mundo sin química no sería mucho peor, pero un mundo sin poesía dejaría de ser humano.¬

La poesía aporta significado a la vida; lo que no es sustentado con pruebas aporta significado a la vida. Lo que ha sido probado, a lo sumo, te hace sentirte más cómodo. Dios no es un objeto y no puede ser demostrado. Dios es más como la música. Existe, ciertamente existe, pero no hay forma de aprehenderlo. No puedes tenerlo en tu puño, no puedes encerrado en tu cámara de los tesoros; no hay forma.

El amor existe, pero no puedes poseerlo: Si tratas de poseerlo, entonces perteneces a la dimensión objetiva y estás matando al amor; por eso la posesividad es destructiva. Si posees una mujer, si dices, «Es mi esposa y la poseo», entonces deja de ser una persona. La has reducido a una cosa y ella nunca podrá perdonarte. Ninguna esposa ha sido capaz de perdonar a su marido; ningún marido ha sido nunca capaz de perdonar a su esposa, porque ambos se han reducido a objetos el uno al otro. Un marido es una cosa, una esposa es una cosa y cuando te conviertes en una cosa, entonces te vuelves repugnante, pierdes la libertad, pierdes tu espacio interior, pierdes la poesía, pierdes el romance, pierdes significado. Simplemente te conviertes en una cosa en el mundo de las cosas. Lo útil está ahí, pero ¿quién vive para lo útil? Lo útil nunca puede ser satisfactorio. Estás siendo utilizado, ¿cómo va a ser satisfactorio? Siempre que sientes que estás siendo utilizado, te sientes ofendido. Y deberías sentirte ofendido porque utilizar a alguien es un crimen y permitir que alguien te utilice también es un crimen. Es un crimen contra Dios.

Pero hay gente que también utiliza a Dios. Cuando vas y oras por algo, estás tratando de emplear a Dios. Desconoces lo que es la oración, desconoces lo que es el amor, desconoces lo que es la poesía, desconoces por completo lo que es el mundo subjetivo. Tus rezos, si ocultan alguna motivación, algún deseo, son repugnantes. Pero somos gente muy astuta; encontramos, descubrimos, caminos y medios.

Pero seguimos siendo los mismos. Cambiamos las formas, pero seguimos siendo los mismos.

sábado, 19 de noviembre de 2016

EL CONOCIMIENTO

El conocimiento no es posible aquí donde estoy. Solamente queda el conocedor; lo conocido ha desaparecido. Solamente queda el continente, el contenido ha desaparecido. Para que exista el conocimiento se necesita realmente una gran división: el conocedor y lo conocido. Entre los dos, surge el conocimiento. Lo conocido es un requisito para que el conocimiento se dé.

El espacio en el que yo estoy, es absolutamente indiviso e indivisible. No es posible el conocimiento. Así que, para ser exactos, yo no sé nada.

Y me gustaría que tú también llegaras a esta inocente ignorancia, a este estado en que no sabes nada. Porque este estado de ausencia de conocimiento es el más alto estado de sabiduría; no de erudición, ¿oyes?, de sabiduría. Y esta sabiduría no posee contenidos. No es que sepas sobre algo; no hay nada que saber. Simplemente eres. Yo soy, pero no sé quién soy. Todas las identidades han desaparecido; solamente queda detrás un tremendo vacío.

Lo llamo vacío porque tú estás lleno de identidades, si no, sería una absoluta presencia, no una ausencia. Es la presencia de algo, que por su propia naturaleza es un misterio y no puede ser reducido a conocimiento.

Por eso no sé quién soy, pero estoy tremendamente satisfecho de no saberlo. Y todo aquél que ha llegado a la puerta del no-saber, se ha reído de toda la erudición y de toda la estupidez que gira en torno al conocimiento. La erudición, el conocimiento, es algo mediocre. Estar en el estado de ausencia de conocimiento es inteligencia, es consciencia. Y no es acumulativo. A cada momento que aparece, desaparece. No deja ninguna pista tras de sí, ninguna pista existencial. Uno sale de él, puro de nuevo, de nuevo inocente, de nuevo como un niño.

Por esto soy un niño a la orilla del tiempo, coleccionando conchas, piedrecillas de colores. Pero estoy tremendamente satisfecho. No sé quién soy porque yo no soy. Cuando digo que «yo no soy», quiero decir que ese «yo» ha dejado de tener importancia. Empleo la palabra, y obviamente he de usarla y no existe ningún impedimento para ello, pero ha dejado de tener importancia para mi mundo interior. Contigo aún es de utilidad, pero cuando estoy solo, no soy. Cuando estoy contigo, entonces se ha de emplear esa palabra, «yo», como truco para comunicamos, pero cuando estoy solo, «yo» no existo. La soledad está presente, la cualidad de «ser» está presente, pero el «yo» no está ahí. Por eso, ¿quién debería saber? ¿Y qué?

Antes te dije que el contenido había desaparecido, ahora quisiera decirte pues cuanto más dispuesto y receptivo te encuentras, más cosas puedo decirte, que el continente también ha desaparecido. El continente solamente es signifi¬cativo en función del contenido; sin el contenido ¿qué significado tiene el continente? Ambos, el contenido y el continente, ya no están ahí. Hay algo, algo tremendo, verdaderamente hay algo, pero no es posible nombrarlo. Sumido en el amor, lo llamas «Bhagwan» y con un profundo respeto yo también lo llamo «Bhagwan».

«Bhagwan». La palabra «Bhagwan» es muy bella. La palabra inglesa «Dios», no es tan bella. «Bhagwan» simplemente significa, «aquél que ha sido bendecido». Eso es todo. El bendecido. Y yo me declaro a mí mismo como «el que ha sido bendecido». Y lo declaro así solamente para que te llegue al corazón y te esfuerces por ello, de modo que mi presencia pueda crear un sueño en ti, de modo que mi presencia sea capaz de incitarte a viajar, de modo que mi presencia pueda crear un fuego en ti, un fuego que te abrasará y a través del cual vas realmente a renacer. Un fuego que va a destruirte, a aniquilarte totalmente, y aun así, a través de él surgirás absolutamente nuevo, sin identidad, sin nombre, sin forma.

Me he declarado a mí mismo «Bhagwan» porque me gustaría que también tú llegarás a este reconocimiento. Has olvidado el lenguaje. Ha de haber algo delante de ti que sea una realidad, que exista no como concepto, no como alguien de las escrituras. Krishna existe en el Gita, Cristo existe en la Biblia. Puede que hayan existido o puede que no hayan existido, nadie puede tener una certeza absoluta.

Yo estoy simplemente aquí, retándote. Si eres suficientemente valeroso como para abrirte a mí, de repente un brote empezará a salir de tu semilla, empezarás a crecer hacia una dimensión desconocida. Para hacer esta dimensión asequible a ti.

Pero solamente me puedo declarar «Bhagwan», porque «no soy». Solamente uno que «no es» puede llamarse a sí mismo «el que ha sido bendecido».

Si tú «eres», sigues sufriendo, tu mismo ser es tu aflicción. El infierno no está en ninguna otra parte; el infierno es el estado de confinamiento, el infierno es el estado de aflicción que se da cuando vives en el «yo». Vivir con el ego es vivir en el infierno.

¡Alégrate de que yo esté aquí! Si decides ser un discípulo, entonces solamente tú podrás comprender lo que estoy haciendo aquí, entonces solamente tú podrás comprender este loco juego, este juego locamente loco. Es un juego, de hecho es el juego supremo en la vida. Has jugado otros muchos juegos. Este es el último. Has jugado a ser amante, a ser amigo, a ser padre, a ser marido, a ser una esposa, una madre, un hermano, a ser rico, a ser pobre, a ser el líder, a ser un seguidor; has jugado todos los juegos. Y solamente aquellos que han jugado todos los juegos son capaces de jugar este juego, porque son lo suficientemente maduros cómo para jugarlo.

Este es el último juego. Después de este juego, no hay más juegos, se deja de jugar a juegos. Una vez has jugado correctamente el juego, el juego del Maestro-discípulo, poco a poco llegas a un punto donde desaparece todo jugar. Solamente quedas tú. Ahí no existe ni el Maestro ni el discípulo. Es solamente una estratagema.

Entre el Maestro y el discípulo, si se siguen adecuadamente las reglas del juego, surge la devoción. Esa es la fragancia, el río que fluye entre las dos orillas que son el Maestro y el discípulo. Por eso es que le es tan difícil a uno del exterior el comprenderlo. Pero a mí no me interesa en absoluto que uno ajeno lo comprenda; es un juego muy esotérico. Solamente es para los que están dentro, solamente es para los locos. Por eso es que no estoy interesado en contestar a la gente que no son del círculo, porque no entenderían. No tienen esa actitud del «ser» en la cual la comprensión se hace posible.

Simplemente observa. Si dos jugadores de ajedrez están jugando y tú desconoces lo que es jugar al ajedrez y empiezas a plantear preguntas, simplemente te dirán, «¡Cállate! Primero aprende a jugar, Es un juego complicado».

iY el ajedrez no es nada comparado con esta locura de juego! Tu vida al completo, tus emociones, tus sentimientos, tu intelecto, tu cuerpo, tu mente, tu alma, todo se halla implicado, todo está en juego. Es la última aventura.

Por eso, solamente aquellos que están dentro pueden entenderlo; los del exterior siempre se sentirán incómodos con ello. Desconocen el lenguaje.

No estoy aquí para jugar al juego del sacerdote, no estoy aquí para jugar al juego del profeta. De hecho, el profeta no es más que el político disfrazado. El lenguaje del profeta es el lenguaje del político, aunque sea, desde luego, en nombre de la religión. El profeta es revolucionario, desea cambiar al mundo, al mundo entero, según el deseo de su corazón. Yo no tengo planes para cambiar al mundo. Está perfectamente bien tal y como ésta. Y va a seguir tal y como es. Todos los profetas han fallado. Ese juego, está condenado a ser un fracaso.

No soy un sacerdote porque no pertenezco a religión alguna; simplemente pertenezco a la religión tal cual es. No soy un judío, no soy un hindú, no soy un cristiano, no soy un musulmán, no soy un jaino, no pertenezco a ninguna religión. Por eso no soy un sacerdote, no soy un predicador. Sencillamente amo la pura religión.

sábado, 12 de noviembre de 2016

EL SOÑAR

El desear es soñar y el soñar te aleja de ti mismo. Esa es la naturaleza del sueño.

Puede que estés durmiendo en La India y sueñes que estás en Filadelfia. Por la mañana no te levantarás en Filadelfia; te despertarás en La India.

En sueños puedes ir adonde quieras. El soñar posee una tremenda libertad porque es irreal. En un sueño puedes estar en cualquier parte: en la Luna, en Marte,... puedes escoger cualquier planeta; es tu juego. En sueños puedes estar en cualquier parte; solamente hay un lugar en el que no puedes estar: el lugar en el que estás. Esto es lo primero que has de comprender sobre la naturaleza del soñar. Si estás donde estás, entonces el sueño no puede existir, porque no tiene sentido soñar; entonces soñar carece de significado. Si estás exactamente en el lugar en el que estás, y si eres exactamente el que eres, ¿cómo va a existir el sueño? El sueño solamente puede existir si te alejas de ti mismo. Puedes ser un pobre y soñar que eres un emperador. Puedes ser un hombre corriente y soñar que eres alguien extraordinario. Caminas por la tierra y sueñas que vuelas por el cielo. El soñar ha de ser una falsificación de la realidad; el sueño ha de ser algo más que la realidad.

Verdaderamente no existe el soñar, por eso aquellos que quieren conocer lo real han de dejar de soñar.

En la India hemos dividido la consciencia humana en cuatro niveles. Al primer nivel lo llamamos el estado común de vigilia. Ahora mismo estás en el estado normal de consciencia de vigilia. ¿Qué es una consciencia común de vigilia? Parece que estás despierto, pero no lo estás. Estás un poco despierto, pero es tan poca cosa que no significa nada.

Puedes caminar hacia tu casa, puedes reconocer a tu esposa o a tu marido, puedes conducir tu coche... ese poquito es suficiente para esas cosas. Te permite una cierta movilidad; eso es todo. Pero es una consciencia muy pequeña, que se agota con facilidad, que se pierde fácilmente. Si alguien te insulta, la pierdes, se agota. Si alguien te insulta, te enfadas. Dejas de ser consciente. Por eso tras un enfado la gente dice, «¿Por qué hice esto?-¿Cómo pude hacerla? ¿Cómo he podido hacerla? Sucedió muy a mi pesar». Sí, están en lo cierto. Sucedió a pesar tuyo porque perdiste tu consciencia. Al enfadarte, al encolerizarte, la gente es poseída. Hacen cosas que nunca harían si fueran un poquito conscientes. Son capaces de matar, de destruir; incluso pueden destruirse a sí mismos.

Al estado común de consciencia de vigilia se le llama «de vigilia» a título anecdótico. En lo profundo, el sueño prosigue. Solamente una puntita del iceberg está alerta; la mayor parte está enterrada en la oscuridad. Obsérvalo a veces. En cualquier lugar cierra los ojos y mira en tu interior; verás los sueños flotando como nubes que te rodean. Puedes sentarte en una silla, en cualquier momento del día, cerrar los ojos, relajarte y verás que de repente el soñar ha empezado. De hecho no ha empezado, continúa, del mismo modo que durante el día las estrellas desaparecen del Cielo. En realidad no desaparecen, están ahí, pero debido a la luz del sol no las ves. Si bajas a un pozo muy profundo, muy profundo y oscuro, desde el interior podrás mirar al cielo y reconocer algunas estrellas, aunque sea al mediodía. Las estrellas están allí; cuando llega la noche no reaparecen, siempre han estado allí, las veinticuatro horas del día. No van a ninguna parte; simplemente la luz del sol las oculta.

Exactamente el mismo caso ocurre con tu soñar. Está bajo la superficie; enterrado continúa. En la parte más alta hay algo de consciencia; debajo hay mil y un sueños. Cierra tus ojos a cualquier hora y te encontrarás soñando.

Por eso la gente se encuentra con grandes dificultades cuando empiezan a meditar. Vienen a mi y me dicen, «Es divertido, extraño. Nunca supusimos que hubiera tantos pensamientos». Nunca habían cerrado sus ojos, nunca se habían sentado en una postura relajada, nunca habían ido hacia adentro para ver lo que allí sucedía porque estaban demasiado ocupados con el mundo exterior. Estaban demasiado atareados. Debido a este estar ocupados nunca se dieron cuenta de esta constante actividad interior. .

En la India, al estado de consciencia normal de vigilia se la llama el primer estado. El segundo estado es el del soñar. Cierras los ojos en cualquier momento y estás en él. Por la noche estás continuamente en él; casi continuamente. No tiene importancia el que te acuerdes o no te acuerdes por la mañana de lo soñado durante la noche. Sigues soñando. Hay, al menos, ocho ciclos de sueño durante la noche. Un ciclo dura unos quince, veinte minutos, luego surge una pausa; luego, de nuevo, otro ciclo y entonces otra pausa; luego, de nuevo, otro ciclo. Durante toda la noche estás continuamente soñando, soñando y soñando. Este es el segundo estado de consciencia.

Por lo general, todos los deseos existen en este segundo estado de consciencia, en el estado de sueño. El desear es un sueño y trabajar para un sueño es una pérdida de tiempo desde el mismo comienzo, porque un sueño nunca podrá ser real. Incluso si a veces sientes que se ha hecho casi realidad, nunca se hará real. Un sueño está, por naturaleza, vacío. No contiene substancia.

El tercer estado es el del sueño profundo. En él, todo sueño desaparece, pero también desaparece toda consciencia. Mientras estás despierto estás algo consciente, muy poco; cuando estás soñando, incluso ese poco desaparece. Pero aún así existe una minúscula consciencia; por eso eres capaz de recordar por la mañana que has soñado, que tuviste éste y este otro sueño. Pero en el sueño profundo, incluso eso desaparece. Es como si hubieras desaparecido por completo. Nada permanece. Y un vacío te rodea.

Esos son los tres estados corrientes. El cuarto estado es el de un Buda. Es casi como el estado de sueño sin sueños, pero con una diferencia. Y esa diferencia es enorme. Es tan calmado como el sueño profundo, como el sueño profundo sin sueños, pero es un estado de absoluta alerta, de absoluta consciencia. Krishna dice en su Gita que un verdadero yogui nunca duerme. Esto no quiere decir que un auténtico yogui esté durante toda la noche despierto en su habitación. Hay algunos estúpidos que sí hacen esto. Que un auténtico yogui nunca duerma quiere decir que mientras duerme, permanece consciente, alerta.

Ananda vivió con Buda durante cuarenta años. Un día le preguntó a Buda, «Hay una cosa que me sorprende mucho. Estoy intrigado. Tendrás que contestarme. Es pura curiosidad, pero no puedo contenerme más. Te he observado muchas veces cuando duermes por la noche, durante horas, y duermes de una forma que parece como si estuvieras despierto. ¡Duermes con tanta dignidad! ¡Tu cara, tu cuerpo, todo es tan bello! He observado a muchos otros mientras duermen y empiezan a murmurar, sus caras se vuelven feas, dejan de parecer hermosos...» Toda belleza ha de ser inducida, controlada, practicada. En el sueño profundo, desaparece. «y una cosa más,» dijo Ananda, «nunca cambias tu postura, siempre permaneces en la misma postura. Tu mano permanece en la misma posición en que la pusiste cuando te fuiste a dormir. Nunca la cambias. Parece que, en lo más profundo, te mantienes absolutamente alerta». Buda le contestó, «Estás en lo cierto. Esto ocurre cuando la meditación es perfecta».

Entonces la consciencia penetra tu ser tan profundamente que te mantienes consciente en los cuatro estados. Cuando estás consciente en los cuatro estados, el soñar desaparece por completo porque con una mente atenta el soñar no puede surgir y el normal estado de vigilia se convierte en un estado de vigilia extraordinario; eso que Gurdjieff llama «recuerdo de sí». Uno se recuerda a sí mismo siempre, en todo momento. No hay discontinuidad. El recordarse es un continuo. Entonces uno se convierte en un ser luminoso.

Y el sueño profundo está allí, pero entonces cambia por completo su cualidad. El cuerpo está dormido, pero el alma está despierta y alerta, atenta. Todo el cuerpo está en una oscuridad profunda, pero la lámpara de la consciencia arde con brillante luz.¬

sábado, 5 de noviembre de 2016

LA VERDADERA RELIGIÒN

Una anécdota.

El Sr. y la Sra. Goldberg habían hecho algunos ahorros para que su hijo mayor pudiera ir al Instituto. Por fin reunieron el dinero y decidieron enviarlo a un internado refinado y culto del este. Le vieron partir en el tren y con los ojos llenos de lágrimas se despidieron.

Al cabo de unos meses él volvió a casa durante las vacaciones de Navidad. Sus padres estaban sumamente felices por tener de nuevo a su hijo, Samy, con ellos. Su madre le dio la bienvenida con una «Samelah! ¡Qué alegría el verte!»

«Madre», le replicó el hijo, «deja ya de llamarme Samelah. Al fin y al cabo ya soy un hombre ahora y preferiría que me llamaras Samuel»

Ella se disculpó y le preguntó, «Espero que solamente comieras comidas kosher mientras estuviste lejos».

«Madre, vivimos en la edad moderna y es absurdo aferrarse a las viejas tradiciones. Me complací tomando todo tipo de comida y créeme, ¡sería mucho mejor si tú también lo hicieras»

“Bien, dime, ¿fuiste de tanto en tanto a la sinagoga a ofrecer una plegaria de gratitud?

El hijo le contesto, «¿Crees realmente que ir a la sinagoga, cuando te relacionas con un gran tanto por ciento de no judíos, es lo más adecuado qué puedes hacer? Honestamente, madre, no está bien por tu parte pedirme que haga esto»

En este momento la Sra. Goldberg, controlando su enfado, se encaró a su hijo y le dijo, «Dime Samuel, ¿estás aún circuncidado?»

No me interesa si estás o no estás circuncidado. No me interesa si eres un judío, un hindú, un cristiano o un musulmán. Para mí, ese tipo de cosas son pura estupidez. No te estoy enseñando ninguna religión. Todo mi esfuerzo, o todo mi juego aquí, es que te hagas consciente de la realidad tal cual es, es hacerte consciente del hecho, sin proporcionarte ninguna fantasía en torno a ello; el hacerte consciente de la verdad. Sin darte teoría alguna sobre ella. No soy un teòrico, no soy un teòlogo, de hecho, la teología ha acabado con Dios y el que haya tantas religiones ha creado tal confusión en la mente de la gente que, más que ayudar han sido un veneno y un mal. Más que ayudar a la gente a ser religiosa, han creado la mayor política en nombre de la religión.

En nombre de la religión se ha generado gran violencia, conflicto, odio.

Para mí, la religión simplemente significa la dimensión del amor. Estoy aquí para mostrarte la belleza de la vida, la grandiosidad que te rodea. Desde esa misma grandeza tendrás los primeros destellos de Dios.

Estoy aquí para seducirte y que te enamores de la vida, para ayudarte a que te vuelvas algo más poético, para ayudarte a morir para lo mundano y lo ordinario de forma que lo extraordinario explosione en tu vida. Pero solamente será posible si decides ser un discípulo.

El sanyas es un tremendo acuerdo, un pacto. Cuando te inicio en el sanyas, te estoy iniciando en el mundo de mi juego. Y si tù estás dispuesto a ir conmigo, hay unas enormes puertas esperando abrirse para ti. Pero esas puertas no son las de la mezquita, las de la iglesia, las del templo; esas puertas son las de la misma vida. La vida es el único templo de Dios y jugar con ella es la única plegaria.

Si decides ser un discípulo, puedo continuar y continuar, en el cuerpo y fuera del cuerpo, con la mente y sin la mente, en la vida y en la muerte, en los confines de la vida y màs allà de la vida. Este juego es un juego eterno por eso lo llamo el juego supremo. Aquellos que decidieron jugar con Cristo, todavía estàn jugando, continùan con nuevos planes, con nuevos horizontes. Aquellos que decidieron jugar con Buda, estàn todavía jugando. El juego es tan hermoso, tan eterno que ¿quièn desea pararlo?

Puede que no estè aquí en el cuerpo, pero eso solamente serà una perdida para aquellos que no estèn cerca de mi, eso serà una perdida para aquellos que no fueron suficientemente valerosos como para estar conmigo.

Cuando haya dejado el cuerpo, eso no supondrà una perdida si tu realmente has sido un discìpulo. El juego continuarà. Yo seguirè siendo accesible, tu seguiràs siendo accesible, es una cuestiòn del corazòn, es una cuestiòn de consciencia, y la consciencia no conoce el tiempo; la consciencia esta màs allà del tiempo, la consciencia es intemporal.

Si tù eres alguien que està dentro sabes que hay un comienzo para este juego, pero no un final. Has entrado en algo que va a durar para siempre.

Un juego ha de ser jugado, no explicado. Si lo explicas, pierde todo el encanto. Ven, participa, implícate en él.

Hay algunas cosas que no pueden ser explicadas; con la explicación misma, mueren. Por ejemplo, un chiste no puede ser explicado. Esa es la belleza del chiste: o lo entiendes o no lo entiendes. Si pides, «Por favor, explícamelo» no se puede explicar. Si alguien te lo explica, si se te hace perfectamente evidente, no surgirá risa alguna. La risa surge cuando, de repente, el chiste alumbra tu ser; cuando hay un salto, un salto cuántico, entonces surge la risa. Discurrías por un plano, la historia discutirìa en un determinado plano y entonces, repentinamente, un giro inesperado, que no podías imaginarte, sucede. Ese mismo giro, que no podías ni imaginarte que se diera, le otorga su belleza. Ese mismo giro es el que te golpea.

Ese mismo giro es el que libera la tensión que se estaba acumulando. El suspenso iba creciendo ¿Qué va a suceder?

¿Qué va a suceder? y todo era normal hasta que, de repente, la historia da un vuelco extraordinario. El impacto ha de ser un giro súbito. Entonces la tensión acumulada se relaja y empiezas a reír. La tensión es liberada, explota. Pero si alguien te lo explica, si disecciona el chiste de una forma lógica, si te lo explica todo y así lo comprendes, entonces la gracia desaparece. El chiste está para ser disfrutado, no entendido.

Este mundo al completo es una broma cósmica. Si tratas de comprenderlo, te lo perderás... por eso los filósofos siempre se lo pierden. Han estado tratando de resolverlo, han estado tratando de buscar pistas. No hay pistas. Es puro misterio. No hay llaves ni cerraduras. Es accesible si tú eres accesible. Pero una mente que anhela comprenderlo se pone tensa y se vuelve inasequible.

No trates de entender la vida. ¡Vívela! No trates de entender el amor. Enamórate. Entonces sabrás, y ese saber surgirá de tu ¬experiencia. Ese saber nunca destruirá el misterio; cuanto más sepas, más sabrás que hay mucho más que está ahí para ser conocido. La vida no es un problema. Considerarla como un problema es dar un paso equivocado. Es un misterio para ser vivido, amado, experimentado.

En realidad, la mente que anda siempre en busca de explicaciones, es una mente asustada. Debido a que tiene mucho miedo quiere que todo tenga una explicación. No puede sumergirse en nada si antes no le ha sido explicado. Con las explicaciones siente que el territorio le es familiar, que ahora conoce su geografía; que ahora puede desplazarse con un mapa y la guía de viaje y un esquema. Nunca se encuentra dispuesta a adentrarse en un territorio desconocido; no cartografiado, sin un mapa, sin una guía. Pero la vida es así. Y los mapas no son posibles porque la vida cambia y cambia. A cada momento es nueva. No hay nada viejo bajo el sol, te lo aseguro. Todo es nuevo. Hay un tremendo dinamismo, un movimiento absoluto. Solamente es permanente el cambio, solamente el cambio nunca cambia; todo lo demás va cambiando.

sábado, 29 de octubre de 2016

EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO

En el mundo existe mucha competitividad. Cada lugar está guardado y uno ha de luchar por cada objeto; no es fácil, es algo muy extraño. En este mundo nada es importante y aùn así has de luchar por todo. Nada parece ser importante, pero hay mucha competitividad, mucho conflicto. Todo el mundo se abalanza en su busca; eso crea el problema, no el que contenga algo en sí. No hay nada en ello, pero todo el mundo se dirige apresuradamente en su busca. Todo el mundo suspira por el lugar de otro; por esto el mundo está tan atestado. ¬

En realidad, no está tan atestado como parece. Mira... estamos sentados aquí, todo el mundo está sentado en su sitio. No hay excesiva gente. Pero si una especie de frenesí se apodera de vuestras mentes y todo el mundo empezara a tratar de llegar al sitio de otro, entonces este lugar quedaría atestado. Ahora estáis sentados religiosamente; en la otra situación estaríais corriendo políticamente en pos de los demás. Ahora mismo estáis satisfechos con vuestros lugares y no suspiras por el lugar de nadie. Pero si comenzarais a apelotonaros en el lugar del vecino, los demás se pondrán a la defensiva y comenzaran a empujaros. Se organizará una pelea, una guerra.

¿Por qué hay tantas guerras en el mundo? La razón es que todo el mundo está tratando de obtener el territorio del vecino y el vecino está tratando de hacer lo mismo. Puede que te esté observando.

Aunque no tengas éxito, tus deseos, tus esperanzas están continuamente allí. Esto es lo que hace tanta gente, esperando que suceda algún milagro.... uno espera y espera. Y nunca sucede porque uno desperdicia su vida esperando.

Buscas en algún otro lugar eso que ya está en ti.Y un hombre que ha comprendido la vida, presenta sus respetos a la vida porque ella le ha despertado de su sueño. No está en contra de la vida; simplemente sabe que él no tiene nada que ver con la vida, sabe simplemente que estaba buscando en la dirección equivocada.

La vida siempre ha sentido compasión hacia ti, siempre te ha estado diciendo, una y otra vez, que no encontrarías nada aquí, que regresaras a casa. Pero no escuchas.

Ganas dinero y un día el dinero está ahí; entonces la vida te dice, «¿Qué es lo que has obtenido?» Pero no escuchas. Ahora piensas que has de invertir el dinero en política, que has de llegar a ser el Primer Ministro o el Presidente; entonces todo estará bien. Un día llegas a Primer Ministro y la vida te dice de nuevo, «¿Qué has obtenido?» Y tú no escuchas. Sigues pensando en otras cosas, en más y más cosas. La vida es inmensa, por eso es que tantas vidas son desperdiciadas.

Pero no te enfades con la vida. No es la vida la que está haciendo que te sientas frustrado, eres tú el que no escuchas a la vida. Y a esto yo lo considero el criterio a seguir, la piedra de toque; si ves a un santo que está en contra de la vida, amargado contra la vida, has de tener claro que no la ha comprendido todavía. Si lo hubiera hecho se habría postrado ante ella en profunda reverencia y respeto porque la vida lo ha sacado de sus sueños. La vida te conmociona; ese es el por qué la vida es dolorosa. El dolor surge porque estás deseando algo que no es posible. No surge de la vida, surge de tus expectativas.

La gente dice que el hombre propone y Dios dispone. Nunca ha sido así. Dios nunca ha dispuesto nada. Pero con tu mismo proponer te has pre-dispuesto de alguna manera. Escucha la proposición de Dios y guárdate tus proposiciones para ti. Mantente tranquilo. Atiende a lo que el Todo quiere. No trates de tener tus metas particulares, no trates de tener tus anhelos privados. No pidas nada individualmente; el Todo se está moviendo hacia su destino. Sé simplemente una parte suya. Coopera. No te pongas en conflicto. Entrégate a él. Y la vida siempre te devolverá a tu propia realidad; por eso es que conmociona.

Conmociona porque no satisface tus sueños. Y es bueno que la vida nunca satisfaga tus deseos; siempre hace arreglos, en cierta forma. Te da mil y una oportunidades para que te sientas frustrado de modo que alcances a comprender que las expectativas no son buenas y que los sueños son fútiles y los deseos nunca son satisfechos. Entonces abandonas el desear, abandonas el soñar, abandonas el proponer. De repente estás de vuelta a casa y el tesoro está ahí.

Tu tesoro está en tu propio ser; no lo busques en ninguna otra parte. Todos los palacios y todos los puentes que conducen a palacio no valen para nada; has de crear tu propio puente en tu propio ser. El palacio está ahí; el tesoro está ahí. .

Dios no envía nunca a nadie a este mundo sin un tesoro. El te envía preparado para cualquier contingencia; ¿cómo podría ser de otra forma? Cuando un padre envía a su propio hijo a un largo viaje, dispone todos los preparativos. El padre incluso prevè las situaciones imprevistas. Lo prevè todo.

Llevas contigo todo lo que necesitas. Simplemente sumérgete en el buscador, no busques en el exterior. Busca al buscador; deja que el buscador sea buscado.

Y recuerda, si rezas para pedir algo, eso no es oración. Cuando oras para agradecerle algo, solamente entonces es oración. Orar siempre es dar gracias. Si pides algo entonces la oración es corrompida por el deseo. Entonces no es aún oración; aún està envenenada por el soñar. La auténtica oración surge solamente cuando has alcanzado tu verdadero ser, cuando has conocido lo que Dios te ha dado sin haberlo pedido. Cuando descubres lo que te ha sido dado, las infinitas fuentes que te han sido dadas, surge una oración. Te gustaría decirle a Dios, «Gracias». No existe nada más que un agradecimiento total.

Cuando una plegaria es solamente un agradecimiento entonces es oración. Nunca pidas nunca nada al orar; nunca digas, «Haz esto, haz eso; no hagas eso, no hagas esto». Nunca des consejos a Dios. Esto demuestra tu irreligiosidad, esto demuestra tu falta de confianza. Dale las gracias. Tu vida ya es una bendición; pura dicha. Cada instante es pura alegría, pero tú te la estás perdiendo; lo sé. Por eso la oración no surge; si no fuera así construirías una casa de oración; tu vida entera se convertiría en esa casa de oración, te convertirías tú mismo en ese templo, en Su santuario; su santuario emergería desde tu propio ser. El florecería en ti y Su fragancia se esparciría en todas direcciones.

Eso no sucede porque estás pasando por alto algo. Y te lo estás perdiendo, no por Su culpa, sino por la tuya. Si deseas y crees que el tesoro está en alguna otra parte, te desplazas al futuro. El futuro es necesario porque deseas, el futuro es un subproducto del desear. ¿Cómo, puedes proyectar deseo alguno en el presente? El presente está ya aquí; no puedes proyectar deseo alguno en él, no tolera deseo alguno. Si deseas, el presente se ha esfumado; solamente puedes desear en el futuro, solamente puedes hacerlo en el mañana.

Esto ha de ser entendido. El deseo siempre se sitúa en el futuro, pero el futuro nunca está ahí. El futuro es eso que no es, y el deseo solamente mora en el futuro. Y el deseo surge del pasado, que tampoco existe. El pasado se ha esfumado y el futuro no ha llegado todavía. El deseo surge del pasado porque debes de haber conocido algo de eso que deseas en el pasado. ¿Cómo vas a desear algo que sea completamente nuevo? No puedes desear lo nuevo, solamente puedes pedir que algo se repita. Tuviste algo de dinero; pedirás más, pero al dinero ya lo conoces. Tuviste algo de poder; pedirás más, pero al poder ya lo conoces. El hombre no puede desear aquello que no conoce. El deseo es una mera repetición de lo conocido. Obsérvalo. Lo conociste y no te sentiste satisfecho, por eso pides más otra vez. ¿Crees que te sentirás satisfecho? Y lo más que puedes pedir es mayor cantidad, pero si una rupia no te satisface, ¿cómo te van a satisfacer mil rupias? Si una rupia es insatisfactoria, diez mil rupias más serán diez mil veces más insatisfactorias. Es pura lógica. Si una mujer no te ha satisfecho, entonces diez mil mujeres no te van a satisfacer. Si una mujer ha creado tal infierno, entonces diez mil mujeres...simplemente piensa en ello! Es pura aritmética. Puedes hallar la solución.

Puedes pedir solamente basándote en el pasado y para el futuro, y ambos no existen. Eso que existe es el presente. Este mismo momento es el único momento que existe. En él no hay posibilidad de desear; solamente puedes estar presente. Solamente puedes disfrutarlo.

Y nunca me he encontrado con nadie que pueda ser desgraciado en el presente. Te sorprenderás. Muchas veces la gente viene mí y me cuentan que son muy desgraciados y que eso y lo otro, y yo les digo, «Cierra tus ojos y dime ahora mismo si eres o no eres desgraciado». Ellos cierran los ojos, luego los abren y me dicen, «Ahora mismo no soy desgraciado».

Ahora mismo nadie es desgraciado. No existe esa posibilidad. La naturaleza de las cosas no la permite. ¿Te sientes desgraciado en este mismo instante? ¿En este mismo instante? Puede que hayas sido desgraciado justo un momento antes, vale, de acuerdo. Puede que te sientas desgraciado un momento después; eso también vale. Pero en este mismo instante, entre estos dos momentos que no tienen existencia, ¿eres desgraciado? Nadie lo ha sido nunca.

Este instante es siempre pura bendición, este instante siempre es un momento de alegría, de tremenda dicha, este momento es el momento de Dios. El pasado es tuyo, el futuro es tuyo, el presente es de Dios. Dividimos al tiempo en estos tres tiempos: pasado, presente y futuro, pero no deberíamos dividirlo de esta forma. Esa división es incorrecta. El tiempo puede ser dividido en pasado y futuro, pero el presente no forma parte del tiempo, es parte de la eternidad. Dios no tiene pasado, recuérdalo, no puedes decir que Dios era. Dios no tiene futuro, no puedes decir que Dios será. Dios posee solamente un tiempo, el presente. Dios es. Dios siempre es. De hecho, Dios es otro nombre para la condición de ser de la ¬existencia. Siempre que estés en este momento, siempre que estés en esta condición de ser, eres feliz, dichoso. Surge una oración. Te conviertes en un santuario.

sábado, 22 de octubre de 2016

LA SALVACIÓN

Tus ideas, tus ideologías, tu religión; tu política, tus escrituras, tu saber; tu identidad. Todo está en tu cabeza. ¿Cómo puedes desembarazarte de eso? Con sólo pensar en abandonar la cabeza, ¿quién serás entonces? Sin la cabeza no eres nadie.

El abandonar la cabeza es una de las cosas más difíciles porque estás identificado con tu cabeza.' ¡Tú eres la cabeza!.

Has de crecer en la comprensión. Cuando seas capaz de hacer surgir una cabeza sobre la que ahora tienes, solamente entonces, podrás abandonar esta cabeza. Ese es todo el esfuerzo de la meditación, ayudarte a desarrollar una nueva cabeza, una nueva cabeza que no necesite pensamientos, que no necesite ideologías, que sea pura consciencia y suficiente por sí misma, que no necesite de influencias externas para vivir, que viva desde su propio centro interior. Cuando tú hayas desarrollado una nueva cabeza, la antigua será abandonada con facilidad. Se desprenderá por sí misma.

Eso no puede hacerlo alguien que no seas tú. No es algo que pueda ser hecho desde el exterior. De hecho, tú tampoco puedes hacerlo: Tú has de crecer en ello. No es algo que puedas hacer u obligar. Llega a través de una profunda comprensión.

Nadie puede hacerte cambiar excepto tú mismo.

Si yo fuerzo algo en ti, te resistirás, te asustarás, te atemorizarás. Y nadie quiere morir. Este es un gran arte que ha de aprenderse.

Oí una vez.

Era el día de la ejecución y Mulla Nasrudin era conducido al patíbulo. De repente se detuvo y rehusó dar un paso más.

«Vamos», dijo el guarda con impaciencia. «¿Qué es lo que pasa?»

«Esos escalones», dijo Mulla Nasrudin, «no parecen muy seguros. No me ofrecen la suficiente garantía para que suba por ellos”.

¡Va a ser colgado, pero esos escalones no parecen muy seguros! ¡No son suficientemente seguros para pisarlos! Incluso en el momento de morir una persona sigue estando apegada; hasta el mismo final. Nadie quiere morir y a menos que aprendas a morir nunca serás capaz de vivir. Nunca serás capaz de saber lo que es la vida. Una persona que es capaz de morir es una persona que es capaz de vivir porque la vida y la muerte son dos aspectos de la misma moneda. Puedes escoger ambos o puedes desechar ambos, pero ambos van en el mismo paquete; no son cosas diferentes.

Una vez que te asustas de la muerte, te asustas de la vida. El arte de morir es también el arte de vivir. Morir como ego y renacer como un no-ego. Morir como parte y renacer como todo. Morir como hombre es un paso fundamental para renacer como un Dios. Pero morir es muy difícil, muy difícil. ¿Lo has observado? Excepto el hombre ningún animal puede suicidarse. No es posible para ningún animal ni siquiera pensar en cometer suicidio. ¿Has pensado en ello? ¿Has oído de algún árbol que cometiera suicidio, de algún animal que cometiera suicidio? No. Solamente el hombre, la inteligencia del hombre, puede hacer que un hombre sea capaz de suicidarse. Yo no estoy hablando del suicidio común porque ése no es el verdadero suicidio; simplemente cambias de cuerpo. Estoy hablando del suicidio supremo. Una vez que mueres en la forma que te estoy enseñando a morir, nunca renacerás de nuevo. Desaparecerás en el cosmos, no asumirás ninguna otra forma nunca más, te convertidas en Lo-Sin-Forma.

Solamente el hombre es capaz de cometer suicidio. Solamente el hombre es capaz de pensar que la vida no vale la pena ser vivida, solamente el hombre es capaz de reflejar que esta vida es totalmente fútil. Por lo general cuando la gente se suicida no lo hacen porque hayan comprendido la futilidad de la vida, lo hacen solamente porque esperan que en otra vida, en alguna parte, las cosas vayan mejor.

El suicidio espiritual significa que un hombre ha llegado a comprender que no solamente esta vida es fútil, sino que la vida como tal es fútil. Entonces él empieza a pensar en cómo liberarse del renacer una y otra vez, de cómo liberarse de entrar en el túnel corporal y de ser encerrado y encapsulado. Entonces él empieza a pensar en cómo permanecer absolutamente libre sin forma alguna. Esto es lo que es el Moksa, esto es lo que es la Liberación, o puedes llamarlo Salvación.

Un hombre nunca puede ser feliz en el cuerpo porque es una prisión. Todo a su alrededor son paredes; estás encerrado en una prisión. No parece una prisión porque la prisión camina contigo, dondequiera que vaya va contigo, por eso no la percibes como una prisión. Una vez has conocido una vida sin el cuerpo, una vez que has sido capaz de salir del cuerpo; aun por un solo instante, verás en qué manera estás aprisionado, de qué modo estás encerrado.

El cuerpo es una esclavitud, la mente es un esclavitud, pero, y lo has de comprender, no puedo obligarte a que te liberes. Recuerda una cosa: puedes ser obligado a esclavizarte desde el exterior, pero no puedes ser obligado a liberarte desde el exterior. Alguien puede obligarte a que te metas en una prisión, pero nadie puede sacarte de una prisión. Si quieres seguir estando en una celda, encontrarás alguna otra celda en algún otro lugar. Puedes escapar de una prisión pero te, meterás en otras. De la sartén al fuego. Puedes fácilmente cambiar tus prisiones, pero eso no comporta diferencia alguna. Eso es lo que todo el mundo ha estado haciendo durante milenios. En cada vida has estado en una prisión, a veces como hombre, a veces como mujer, a veces negro, a veces blanco, a veces, como indio, a veces como chino, a veces como americano. Has, adoptado todas las formas posibles.

Cuando la gente acude a mí y los observo por dentro, es, sorprendente ver el gran número de formas en las que han vivido, el gran número de cuerpos, la multitud de formas en que han vivido, la gran multitud de nombres y religiones y países ... , y aún no están hartos, siguen repitiendo el viejo círculo una y otra vez.

Recuerdo una cosa más: Así como les he dicho que el suicidio es absolutamente humano, que ningún animal lo comete, lo mismo es aplicable al aburrimiento. El aburrimiento es absolutamente humano. Un búfalo nunca se aburre, y un asno nunca está aburrido, solamente lo está el hombre. Solamente lo está una consciencia altamente evolucionada. Si tú no te aburres con tu vida, eso simplemente refleja que vives en un estado muy bajo de consciencia.

Un Buda está aburrido, un Jesús está aburrido, un Mahavira está aburrido. ¡Están aburridos en grado sumo! Pura repetición siempre y nada más. De este aburrimiento nace la renunciación. Un hombre que está aburrido con el mundo, se convierte en un sanyasin. La búsqueda no es en pos de otro mundo; es en pos de un final de la búsqueda misma. Esto es el suicidio total, esto es la salvación suprema.

sábado, 15 de octubre de 2016

LA ETERNA BÙSQUEDA

La vida es una búsqueda, una constante búsqueda, una búsqueda desesperada, una búsqueda sin esperanzas... una búsqueda en pos de algo que uno desconoce. Hay una profunda urgencia de buscar, pero uno no sabe lo que está buscando.

Y hay un cierto estado mental en el que cualquier cosa que obtengas no te va a proporcionar satisfacción alguna. La frustración parece ser el destino de la Humanidad, porque todo aquello que obtienes deja de tener importancia en el instante en que lo alcanzas. Empiezas a buscar de nuevo.

La búsqueda continúa tanto si obtienes algo como si no. Parece irrelevante lo que obtengas o lo que dejes de obtener; la búsqueda sigue de todos modos. El pobre busca, el rico busca, los enfermos buscan, los sanos buscan, los poderosos buscan, los débiles buscan, los estúpidos buscan, los sabios buscan, y nadie sabe exactamente qué. .

La búsqueda misma - en lo que consiste y su objetivo - ha de ser comprendida. Parece que existe una brecha en el ser humano, en la mente humana. En la estructura misma de la consciencia humana parece que existe un agujero, un agujero negro. Sigues lanzándole cosas y ellas siguen desapareciendo. Parece que nada lo llena, parece que no hay nada que lo pueda llenar. Es una búsqueda desesperada. Lo buscas en este mundo, lo buscas en el otro mundo, a veces lo buscas en el dinero, en el poder, en la fama y a veces lo buscas en Dios, en la dicha, en el amor, en la meditación, en la oración, pero la búsqueda continúa. Parece que el hombre padece la enfermedad del buscar.

El buscar no te permite estar aquí y ahora porque el buscar siempre te lleva a alguna otra parte. El buscar es una proyección, el buscar es un deseo. En alguna parte está lo que se necesita, eso que existe, pero existe en alguna otra parte, no aquí donde tú estás. Existe con certeza, pero no en este mismo instante del tiempo; no ahora, sino en otra parte. Existe allí, nunca aquí y ahora, sigue tirando de ti, empujándote, lanzándote más y más hacia la locura. Te vuelve loco y nunca es satisfecha.

Oí de una gran mujer sufí, una mística, Rabia Aldavia. Una noche la gente la encontró sentada en medio del camino buscando algo. Era una anciana, sus ojos estaban cansados y le era difícil ver bien. Así que los vecinos acudieron para ayudarla.

Le preguntaron, «¿Qué es lo que estás buscando?» Rabia dijo, «Eso no tiene importancia. Estoy buscando. Si podéis ayudarme, ayudadme».

Ellos se rieron y le dijeron. «Rabia, ¿te has vuelto loca? Dices que lo que te preguntamos no es importante, pero si desconocemos qué es lo que estás buscando ¿cómo vamos a ayudarte?»

Rabia dijo, «Sólo para satisfaceros os diré que estoy buscando mi aguja. He perdido mi aguja».

Ellos empezaron a ayudarla, pero de inmediato se dieron cuenta de que el camino era demasiado grande y que una aguja era algo muy pequeño.

Por eso le preguntaron a Rabia. «Dinos por favor dónde la perdiste, el lugar preciso, exacto. Sino será difícil. El camino es grande y podemos seguir buscando por toda la eternidad. ¿Dónde la perdiste?»

Rabia les dijo, «Volvéis a preguntarme algo que no tiene importancia ¿Qué tiene que ver con mi búsqueda?»

Ellos se detuvieron. Le dijeron, «En verdad te has vuelto loca».

Rabia les dijo, «De acuerdo. Solamente para satisfaceros os diré que la he perdido en mi casa».

Ellos le preguntaron, «Entonces, ¿por qué la estás buscando aquí?»

Y se dice que Rabia les dijo exactamente esto: «Porque aquí hay luz y en casa no tengo luz».

El sol se estaba poniendo y aún quedaba algo de luz en el camino.

Esta parábola es muy significativa. ¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que estás buscando? ¿Has hecho del saber lo que estás buscando un objeto de profunda meditación? No. Incluso aunque en ciertos momentos, en momentos de ensoñación, hayas tenido alguna intuición de qué es lo que estás buscando, nunca es algo preciso, nunca es exacto. Aún no lo has definido. Si tratas de definirlo, cuanto más lo definas más sentirás que no hay necesidad de buscarlo. La búsqueda puede continuar solamente en un estado de vaguedad, en un estado de ensoñación.

Cuando las cosas no están claras simplemente sigues buscando, empujado por una urgencia interior, arrastrado por una urgencia interior. Has de saber una cosa: necesitas buscar. Es una necesidad interior. Pero tú no sabes qué es lo que estás buscando.

A menos que sepas lo que estás buscando, ¿cómo vas a encontrarlo? Es algo difuso, crees que es el dinero, el poder; el prestigio, la respetabilidad. Pero cuando ves a los que son respetables, a los que son poderosos, ellos también están buscando. Luego ves a gente que es tremendamente rica; ellos también están buscando. Hasta el final de sus vidas están buscando. Así que la riqueza no servirá de ayuda, el poder no servirá de ayuda. La búsqueda continúa a pesar de lo qué tú tienes.

El buscar debe ser para algo más. Esos nombres, esas etiquetas: dinero, poder, prestigio, son solamente para satisfacer tu mente. Están ahí sólo para ayudarte a que sientas que estabas buscando algo. Ese algo se mantiene todavía indefinido, es un sentimiento muy difuso.

Para el auténtico buscador; para el buscador que está un poco alerta, consciente, lo primero es definir la búsqueda; es formular un concepto nítido de ella, de lo que es, sacándola de la consciencia que sueña, enfrentándola con profunda atención, mirando en ella directamente, encarándola. Inmediatamente empieza a suceder una transformación. Si empiezas a definir lo que buscas, empezarás a perder tu interés en la búsqueda. Cuanto más definida resulte, menos se hará presente. Una vez sabes con claridad lo que es, de repente desaparece. Existe solamente cuando tú no estás atento.

Déjame que te lo repita: la búsqueda existe solamente cuando estás dormido. La búsqueda existe solamente cuando no eres consciente. La búsqueda existe solamente por tu falta de consciencia. La inconsciencia crea la búsqueda.

Sí, Rabia está en lo cierto. Dentro no hay luz y debido a que no hay luz y no hay consciencia adentro, sigues buscando afuera porque el exterior parece estar más despejado.

Nuestros sentidos se dirigen hacia el exterior. Los ojos se abren al exterior, las manos se mueven, actúan en el exterior, las piernas se mueven en el exterior, los oídos escuchan los ruidos, los sonidos exteriores. Todo aquello que te es accesible, lo es por una apertura al exterior. Los cinco sentidos operan de modo extrovertido. Empiezas a buscar allí donde ves, allí donde sientes, allí donde tocas. La luz de los sentidos ilumina el exterior. Y el buscador está dentro.

Esta dicotomía ha de ser comprendida. El buscador está dentro, pero debido a que la luz es exterior, el buscador empieza ambiciosamente a moverse tratando de descubrir algo afuera, lo cual resulta insatisfactorio.

Nunca sucederá. Nunca ha sucedido. No puede suceder por la naturaleza misma de las cosas, porque a menos que hayas buscado al buscador, toda tu búsqueda carece de sentido. A menos que descubras quién eres, toda tu búsqueda será fútil, porque no conoces al buscador. Sin conocer al que busca ¿cómo podrás moverte en la dimensión correcta, en la dirección adecuada? Es imposible. Lo primero ha de ser lo primero.

Pero buscas en la dirección equivocada. La dirección está equivocada; por eso no lo encuentras. Y no es que no puedas lograrlo en tu vida; puedes lograrlo, pero aún así serás un fracasado. Nada te va a satisfacer porque nada puede obtenerse del mundo exterior que sea comparable al tesoro interior, a la luz interior, a la dicha interna.

sábado, 8 de octubre de 2016

LAS MUJERES Y LAS EXCLUSIONES

Lo primero que hay que recordar, que hay que recordar siempre, es que no hay que juzgar el pasado mediante los estándares actuales. Eso no es correcto. Por ejemplo, cuando el hasidismo estaba surgiendo, el permitir que las mujeres se incorporaran a una danza extática religiosa hubiera sido algo imposible. No es que los místicos hasídicos no se dieran cuenta, no es que a ellos no les hubiera gustado permitirlo. Les habría encantado, pero era imposible. Incluso Buda temía iniciar a las mujeres en su orden.

¿De qué tenía miedo? ¿Era él una persona ortodoxa? No, no puedes hallar una mente más revolucionaria, pero él insistió durante muchos años en no permitir a las mujeres ingresar en su orden. No, la razón ha de radicar en alguna otra parte.

El budismo desapareció en la India: ¿Sabes por qué? Fue porque Buda permitió finalmente que las mujeres ingresen en su orden. Se dice que él mismo dijo: «Mi religión hubiera durado al menos cinco mil años, pero ahora no sobrevivirá más de quinientos porque estoy asumiendo un gran riesgo». Permitir que las mujeres ingresaran en su orden era un riesgo tal, que Buda dijo, «La vida de mi religión se reducirá de cuatro mil, a quinientos años. Como máximo alcanzará solamente los quinientos años». Y sucedió exactamente de esa forma. El budismo vivió únicamente quinientos años y durante su exis¬tencia no se mantuvo en el clímax, en el punto óptimo. Cada día, su vida era màs lenta, cada día la muerte se iba acercando más y más. ¿Qué sucedió?

La sociedad ha estado desde siempre orientada hacia lo masculino. Aceptar a las mujeres en una orden religiosa suponía destruir la vieja jerarquía, la superioridad del hombre. Incluso un hombre como Mahavira, un hombre muy revolucionario, se dice que dijo que las mujeres no podían entrar en el moksa directamente como mujeres. Primero tenían que renacer como hombres y entonces... Por eso ninguna mujer ha entrado en el moksa jaino, en el nirvana, directamente como mujer. Primero ha de cambiar su cuerpo, asumir una forma y apariencia masculina y entonces puede entrar.

¿Porque decía esto Mahavira? La sociedad, los políticos del país, los sacerdotes y los políticos, todos eran también chauvinistas. Era necesario cierto compromiso pues si no, no hubieran permitido nada. Mahavira vivió desnudo, pero él no permitió a ninguna mujer que fuera desnuda porque la sociedad no estaba dispuesta a aceptar ni incluso la desnudez de él mismo. Poco a poco la gente le aceptó, a regañadientes, a duras penas, pero el aceptar la idea de que las mujeres pudieran ir desnudas hubiera sido demasiado.

Y debido a que Mahavira dijo, «A menos que lo abandones todo, incluso las ropas, a menos que seas tan inocente como un niño tal y como eras el día en que naciste, no podrás entrar en el reino de Dios», les tuvo que decir que las mujeres no podrían acceder directamente. Si él hubiera dicho que las mujeres podían entrar directamente, entonces algunas mujeres valientes podrían haberse presentado y despojado de sus ropas, podrían haberse desnudado. Tan solo para evitar esas mujeres desnudas, tuvo que decir algo totalmente falso, incierto. Y yo sé que él sabía que era falso. Pero hemos de vivir en una sociedad, en un determinado estado, en un estado de confusión particular, en un estado neurótico determinado. Si tú vivieras con locos tendrías que hacer constantes concesiones. Si vives con locos, como mínimo has de hacerte tú también el loco.

No puedes imaginar lo que le sucede a alguna persona cuando se convierte en un Buda, en un país, en un mundo, que está absolutamente loco. El ya no está loco, pero ha de seguir tus leyes; si no acabarán con él. Ha de hacer concesiones. Desde luego no puede esperar que tú hagas concesiones con él. Tú no estás en un estado en el que puedas pensar. Pero él puede pensar. Solamente lo superior puede hacer concesiones a lo inferior, solamente lo mayor puede hacer concesiones a lo inferior, solamente los sabios pueden hacer concesiones a la gente estúpida.

Por esto las mujeres nunca fueron aceptadas. Solamente en este siglo, muy recientemente, las mujeres empiezan a salir de la oscura noche de su historia pasada.

He oído.

Sucedió que cuando Golda Meir era Primer Ministro de Israel, Indira Gandhi, Primer Ministro de la India, fue a Israel. Y cuando Indira Gandhi visitó Israel fue recibida por Golda Meir.

Después de visitar todos los lugares históricos, la señora Gandhi le dijo, «Me gustaría visitar una sinagoga».

«De acuerdo», contestó la Primer Ministro israelí.

Dos semanas después, la señora Gandhi estaba ante su consejo.

«¿Que aprendió en Israel?», le preguntó uno de los miem¬bros.

«Muchas cosas», contestó la Primer Ministro india, «pero principalmente aprendí que en las sinagoga israelíes los hombres rezan en el primer piso y los Primer Ministros "'rezan desde el balcón».

Dos mujeres, pero ella pensó que los Primer Ministro rezan desde el balcón y los hombres en el piso inferior.
Una vez algo se convierte en un hábito es muy difícil cambiarlo, incluso para un Primer Ministro. Incluso para un Primer Ministro es difícil cambiar la tradición.

Yo existo aquí en un mundo extraño y desconocido. Me gustaría darte muchas cosas pero no puedo, porque tú mismo te resistes. Me gustaría hacerte consciente de muchas cosas en tu ser, pero tú te pondrías en mi contra. He de ir muy despacio, he de dar muchas vueltas, no puedo hacerlo directamente.

Observa simplemente. En mi comunidad, hombres y mujeres no están ya separados. Por eso los indùes han dejado de acudir a mi ashram. No son capaces de venir. Cuando solían venir, sus preguntas estaban más o menos relacionadas con qué tipo de ashram era éste, hombres y mujeres entremezclados y conociéndose, estrechando sus manos unos a otros; viviendo juntos. ¿Incluso después de las meditaciones,... abrazarse, desearse unos a otros? ¿Qué clase de situaciones eran ésas? Eso no era lo correcto. Solían acudir a mí y decirme, «Eso no está bien, no debería permitirse eso. Osho, deberìas intervenir». Yo nunca intervine porque para mí no hay nada malo, no se debería distinguir entre hombres y mujeres. No están separados, nadie es más alto ni nadie está más bajo. Son diferentes, pero iguales. La diferencia es hermosa, ha de estar ahí. La diferencia ha de ser resaltada, pero la igualdad ha de mantenerse. Y para mí, el amor es un camino hacia Dios.

Yo no les escuché. Poco a poco fueron desapareciendo.

Ahora, solamente los indùes muy valientes pueden entrar aquì.

Ahora, solamente unos cuantos indios son capaces de entrar aquí, ésos que no tienen represión en sus mentes, los que son ¬post-freudianos. Solamente ésos son capaces de entrar aquí.

Pero la India como conjunto es pre-freudiana, Freud es todavía desconocido en la India. Freud no ha penetrado todavía en el alma india.

Pero yo lo he hecho. Incluso ahora es muy difícil. He de enfrentarme a dificultades cada día. Por cosas insignificantes surgen dificultades. Esas dificultades podrían haberse evitado si me hubiera comportado de un modo ortodoxo. Yo no puedo comportarme de forma ortodoxa porque entonces no tendría sentido mi presencia aquí, entonces no podría entregarnos el mensaje, y tampoco puedo ser absolutamente revolucionario porque entonces no habría posibilidad de que algo sucediera entre tú y yo.

Y no estoy interesado en forma alguna en ser un mártir porque eso también me parece un cierto tipo de masoquismo. La gente que está buscando siempre convertirse en mártir no se da cuenta de lo que está haciendo; están buscando el suicidio. Yo no soy un mártir. Amo la vida, amo todo lo que está implícito en la vida.

Tú estás aquí conmigo. Tú estás encarando algo original. Cuando se lo digas a alguien, dejará de ser original. Lo has oído de mí, luego lo contarás a alguien y con eso se perderá mucho. Y entonces esa persona se lo dirá a algún otro y le entregará el mensaje. De nuevo se volverá a perder mucho. Al cabo de unos pocos años, tras unas cuantas transacciones, la verdad será completamente distorsionada; sólo quedarán mentiras y otra vez, un movimiento revolucionario se convertirá en una tradición ortodoxa.

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