sábado, 26 de junio de 2021

EGOÍSTA Y GENEROSO LA PARADOJA

Ten presente esto: si no eres egoísta, no serás generoso. Sólo la persona verdaderamente egoísta puede ser generosa. Sin embargo, esto es algo que hay que entender, porque parece una paradoja.

¿Qué significa ser egoísta? En primer lugar ser egocéntrico. En segundo lugar buscar siempre la felicidad personal. Si eres ego céntrico, serás egoísta hagas lo que hagas. Puedes dedicarte a ayudar a otras personas, pero lo harás únicamente porque disfrutas haciéndolo, porque te encanta hacerlo, te sientes feliz y dichoso al hacerlo, te encuentras a ti mismo haciéndolo. No estás cumpliendo ningún deber, no estás sirviendo a la humanidad. No eres un gran mártir; no te estás sacrificando.

Todas esas palabras no tienen sentido. Únicamente estás siendo feliz a tu manera; te hace bien. Vas al hospital y ayudas a los enfermos o vas a ayudar a los pobres, pero es algo que te gusta hacer. De este modo creces. En el fondo te sientes dichoso y en paz, feliz contigo mismo.

La persona egocéntrica busca siempre su felicidad. Esto es lo bonito de la cuestión: cuanto más busques tu felicidad, más ayudarás a otros a ser felices. Porque ésa es la única manera de ser feliz en el mundo. Si todo el mundo a tu alrededor es infeliz, no puedes ser feliz, porque un hombre no es una isla. Forma parte de un vasto continente. Si quieres ser feliz, tendrás que ayudar a los que te rodean a ser felices. Entonces, sólo entonces, podrás ser feliz.

Tienes que crear una atmósfera de felicidad a tu alrededor. Si todo el mundo es desgraciado, ¿cómo puedes ser feliz? Te afectará. No eres una piedra; eres un ser muy delicado, muy sensible.

Si todo el mundo a tu alrededor es desgraciado, su desgracia te afectará. La desgracia es tan contagiosa como cualquier enfermedad. La dicha, también. Si ayudas a los otros a ser felices, te estarás ayudando a ti mismo a ser feliz. La persona que esté muy interesada en su felicidad se interesará por la felicidad de los demás, pero no por ellos. En el fondo, está preocupándose de sí mismo; por eso ayuda a demás. Si en este mundo se enseña a las personas a ser egoístas, todo el mundo será feliz. No existirá la infelicidad.

Si quieres estar sano, no puedes vivir entre gente que esté enferma. ¿Cómo vas a estar sano de esa manera? Será imposible; va contra las leyes de la naturaleza. Tienes que ayudar a otros a estar sanos. En un ambiente sano, puedes estar sano.

Enseña a todo el mundo a ser egoísta; la generosidad surge a partir de aquí. La generosidad es, en último lugar egoísmo; puede parecer egoísmo en un principio, pero a la larga te colma.

Entonces se podrá multiplicar la felicidad: habrá tanta como gente te rodee; toda esa felicidad repercutirá en ti. Puedes ser extremadamente feliz.

La persona que es muy feliz quiere disfrutar de su felicidad en soledad. Quiere mantener su privacidad. Quiere vivir entre flores, música y poesía. ¿Por qué se va a molestar en ir a la guerra, en matar y que le maten? ¿Por qué tiene que convertirse en un asesino o en un suicida? Esto sólo lo pueden hacer las personas que no son egoístas, porque desconocen la dicha que pueden alcanzar. No han experimentado nunca lo que significa ser, lo que significa celebrar. Nunca han bailado, nunca han respirado la vida. Nunca han tenido un atisbo de lo divino, ya que éste surge de la total felicidad, de la total saciedad, del total contento.

La persona que no es egoísta está desarraigada, descentrada. Vive en profunda neurosis. Va contra la naturaleza; no puede ser saludable y completa. Lucha contra la corriente de la vida, del ser, de la existencia y está intentando ser generosa. No puede ser generosa porque sólo una persona egoísta puede ser generosa.

Si tienes felicidad, puedes compartirla; si no la tienes, ¿cómo vas a compartirla? Para compartirla, en primer lugar, hay que tenerla. La persona que no es egoísta siempre está seria, profundamente enferma, angustiada. Ha perdido su propia vida.

Recuerda: cuando pierdes tu propia vida, te conviertes en un asesino, en un suicida. Cuando una persona vive en la infelicidad siente la necesidad de destruir.

La infelicidad es destructiva; la felicidad, creativa. Sólo existe una creatividad, y es la de la dicha, la alegría, el deleite. Cuando estás disfrutando, sientes la necesidad de crear algo: un juego para los niños, un poema, una pintura..., algo. Cuando eres muy feliz en la vida, ¿cómo lo expresas? Creas algo, cualquier cosa. Sin embargo, cuando eres infeliz, sientes la necesidad de romper y destruir cualquier cosa. Te encantaría convertirte en un político, te encantaría convertirte en un soldado, te encantaría crear una situación en la que puedas ser destructivo.

Ésta es la razón por la que cada dos por tres estalla una guerra en el mundo. Es una gran enfermedad. Sin embargo, políticos continúan hablando de paz; se preparan para la guerra y hablan de paz. De hecho, dicen: «Nos preparamos para la guerra para preservar la paz». ¡Es de lo más absurdo! Si te estás preparando para la guerra, ¿cómo puedes preservar la paz? Para preservar la paz, uno se debería preparar para la paz.

Por eso la nueva generación constituye un gran peligro para el sistema. Sólo les interesa ser felices. Les interesa el amor, les interesa la meditación, les interesa la música, el baile... Los políticos de todo el mundo se han puesto alerta. La nueva generación no está interesada en política, ya sea de izquierdas o de derechas. No, no les interesa lo más mínimo.

La persona feliz se pertenece a misma. ¿Por qué tendría que pertenecer a ninguna organización? Ésa es la forma de actuar de la persona infeliz: pertenecer a alguna organización, pertenecer a algún grupo porque no tiene raíces dentro de sí. No pertenece, y eso le produce una gran ansiedad; debería pertenecer. Así que crea un sustituto para esa pertenencia: se hace miembro de un partido político, de un partido revolucionario, de una religión..., o de lo que sea.

Entonces siente que pertenece a algo: existe un grupo al que está arraigado.

Uno debería estar arraigado en mismo, porque es la única forma de que uno profundice en la existencia. Si perteneces a un grupo, estás en un callejón sin salida; a partir de ahí no puedes crecer. No tienes salida, es un cul-de-sac.

Por tanto, yo no te enseño a ser generoso, porque que si eres egoísta serás generoso automáticamente, espontáneamente. Si no eres egoísta, te habrás perdido a ti mismo; entonces ya no podrás estar en contacto con nadie más, habrás perdido el contacto básico. Te habrás saltado el primer paso.

Olvídate del mundo, de la sociedad y de las utopías de Karl Marx. Olvida todo eso. Sólo vas a estar aquí unos años. Diviértete, disfruta, feliz, baila y ama; y de tu amor y de tu danza, de tu profundo egoísmo empezará a surgir una energía que te rebosa. Podrás compartirla con los demás. El amor; insisto, es una de las cosas más egoístas.

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