sábado, 29 de julio de 2023

EL PRANA (SEGUNDA PARTE)

Luego existe el cuarto cuerpo, el cuerpo mental: pensamientos que entran y pensamientos que salen. Pero esta entrada y salida de pensamientos tiene también su paralelismo. Cuando un pensamiento viene a ti al inspirar, solamente en esos momentos nace un pensamiento original. Cuando exhalas, esos son momentos de impotencia; ningún pensamiento original puede nacer de esos momentos. En los momentos en que algún pensamiento original aparece, la respiración incluso se para. Cuando algún pensamiento original nace, entonces la respiración se detiene. Es simplemente un fenómeno de correspondencia.

Con los pensamientos que se van, no nace nada. Simplemente están muertos. Pero si tú te haces consciente de tus pensamientos entrantes y salientes, entonces puedes conocer el quinto cuerpo.

Hasta el cuarto cuerpo las cosas no son difíciles de entender, porque tenemos alguna experiencia sobre la que basamos para comprenderlas. Más allá del cuarto las cosas se vuelven muy extrañas, pero aún así, algo puede ser comprendido. Y cuando tú trasciendes el cuarto cuerpo lo comprendes más.

En el quinto cuerpo... ¿cómo decirlo? La atmósfera del quinto cuerpo es la vida, del mismo modo que el pensamiento, el aliento, la fuerza magnética, el amor y odio, son las atmósferas de los cuerpos inferiores.

Para el quinto cuerpo, la vida misma es la atmósfera. Así que en el quinto, la entrada es un momento de vida, y la salida es un momento de muerte. Con el quinto, te vuelves consciente de que la vida no es algo que esté en ti. Entra en ti y se va de ti. La vida misma no está en ti, Simplemente entra y sale como la respiración.

Por eso es que "respiración" y "prana" se han convertido en sinónimos; debido al quinto cuerpo. En el quinto cuerpo, la palabra prana es muy importante. Es la vida la que está entrando y la vida la que está saliendo. Y de ahí el miedo a la muerte que constantemente nos persigue. Eres consciente siempre de que la muerte está cerca, esperando en la esquina. Siempre está ahí, esperando. Este sentimiento de que la muerte siempre que está esperando, este sentimiento de inseguridad, de muerte, de oscuridad, se relaciona con el quinto cuerpo. Es un sentimiento muy oscuro, muy vago, porque no eres completamente consciente de él.

Cuando llegas al quinto cuerpo y te vuelves consciente de él, entonces sabes que la vida y la muerte son, ambos, la respiración del quinto cuerpo; entrando y saliendo. Y cuando te das cuenta de esto, entonces sabes que no puedes morir, porque la muerte no es un fenómeno inherente, corno tampoco lo es la vida. Ambos, vida y muerte, son fenómenos exteriores que te ocurren a ti. Tú nunca has estado vivo, nunca has estado muerto; tú eres algo que trasciende por completo a ambos. Pero este sentimiento de trascendencia solamente puede llegar cuando te vuelves consciente de la fuerza vital y de la fuerza mortal en el quinto cuerpo.

Freud ha dicho en alguna parte que él tuvo, en cierta medida, un vislumbre de esto. El no era un adepto al Yoga, sino, lo habría comprendido. El lo llamó "la voluntad de morir", y dijo que cada hombre, a veces ansia la vida y a veces ansía la muerte. Hay dos voluntades opuestas en los hombres. Una voluntad de vivir y una voluntad de morir. Para la mente occidental esto resultaba completamente absurdo, ¿cómo podían esas voluntades contradictorias existir en una persona? Pero Freud dijo que, debido a que es posible el suicidio, debe de existir una voluntad de morir.

Ningún animal se suicida, porque ningún animal puede llegar a darse cuenta de] quinto cuerpo. Los animales no pueden suicidarse porque no pueden volverse conscientes, no pueden saber que están vivos. Para cometer suicidio, es necesaria una cosa: ser conscientes de la vida; y ellos no son conscientes de la vida. Pero también hay otra cosa que es necesaria: para cometer suicidio debes también ser inconsciente de la muerte.

Los animales no pueden suicidarse porque los animales no son conscientes de la vida, pero nosotros podemos suicidarnos porque nosotros somos conscientes de la vida, pero no somos conscientes de la muerte. Si uno se vuelve consciente de la muerte, entonces uno no puede suicidarse. Un Buda no puede suicidarse porque eso es algo innecesario, es una estupidez. El sabe que no puedes realmente matarte a ti mismo; sólo puedes simular que lo haces. El suicidio es simplemente una pose, porque en realidad ni estás vivo ni muerto.

La muerte pertenece al quinto plano, al quinto cuerpo. Es la salida de una determinada energía y la entrada de una determinada energía. Tú eres aquél en el que esto sucede. Si te identificas con lo primero, puedes hacer lo segundo. Si te identificas con el vivir y la vida se vuelve algo imposible, puedes decir, "me suicidaré". Esto es el otro aspecto de tu quinto cuerpo afirmándose a sí mismo. La mayoría de seres humanos han pensado alguna vez en suicidarse... porque la muerte es la otra cara de la vida. Esta otra cara puede convertirse en suicidio o asesinato; puede ser cualquiera de los dos.

Si estás obsesionado con la vida, si estás tan aferrado a ella que suspiras por negar la muerte por completo, entonces eres capaz de matar a otro. Al matar a otro satisfaces tu deseo de muerte: "la voluntad de morir". Con este truco, la satisfaces, y piensas que ahora no tendrás que morir porque alguien ya ha muerto.

Los que han cometido grandes asesinatos, como Hitler y Mussolini, sienten mucho temor hacia la muerte. Siempre tienen miedo de la muerte, de forma que proyectan esta muerte sobre los demás. La persona que es capaz de matar a alguien siente también que ella es más poderosa que la muerte. El puede matar a otros. De un modo mágico, con una fórmula mágica, él piensa que, debido a que él puede matar, él trasciende la muerte; que una cosa que él puede hacer a los demás, no puede ocurrirle a él. Esto es una proyección de la muerte, pero puede volver de regreso a ti. Si acabas con tantas personas que al final te suicidas, es la proyección que regresa a ti.

En el quinto cuerpo, con la vida y la muerte llegando a ti, con la vida entrando y saliendo, uno no puede estar apegado a nadie. Si estás apegado, no estás aceptando la polaridad totalmente y enfermarás.

Hasta el cuarto cuerpo no era tan difícil, pero concebir la muerte y aceptarla como otro aspecto de la vida, es la acción más difícil. Sentir la vida y la muerte como paralelos, siendo simplemente lo mismo, dos aspectos de una cosa, es lo más difícil. Pero en el quinto, ésta es la polaridad. Esta es la existencia pránica del quinto.

Con el sexto cuerpo, las cosas se vuelven incluso más difíciles, porque el sexto ya no es la vida. Para el sexto cuerpo... ¿qué decir? Después del quinto, el "yo" desaparece, el ego desaparece. Entonces deja de haber ego; te vuelves uno con el Todo. Ahora no hay ninguna "cosa" tuya que entre y salga, porque no existe el ego. Todo se convierte en cósmico, y debido a que se convierte en cósmico, la polaridad adopta la forma de Creación y Destrucción. Por eso es que se vuelve más difícil con el sexto; la atmósfera es la "fuerza creativa y la fuerza destructiva". En la mitología hindú se denominan esas fuerzas como Brahma y Shiva.

Brahma es la deidad de la Creación, Vishnú es la deidad de la Conservación, y Shiva es la deidad de la Gran Muerte, de la Destrucción o Disolución, donde todo regresa a su fuente original. El sexto cuerpo existe en esta inmensa esfera de creatividad y destrucción; la fuerza de Brahma y la fuerza de Shiva.

A cada instante la creación llega hasta ti y a cada instante todo se sumerge en la disolución. Por esto cuando un yogui dice, “He contemplado la Creación y he contemplado el Pralaya, el Final; he visto la aparición del mundo y he visto el regreso del mundo al vacío", está hablando del sexto cuerpo. El ego no está allí; todo aquello que entra y sale eres tú. Tú te vuelves uno con ello.

Una estrella nace; ése es tu nacimiento. Y la estrella está desapareciendo; ésa es tu muerte. Por eso se dice en la mitología hindú que una Creación es una respiración de Brahma, ¡Solamente una respiración! Es la respiración de la fuerza cósmica. Cuando Brahma inhala, la creación aparece; nace una estrella, las estrellas nacen del caos, todo empieza a existir. Y cuando su aliento es exhalado, todo desaparece, todo se extingue: una estrella muere... La Existencia entra en la no Existencia.

Por eso digo que en el sexto cuerpo es muy difícil. El sexto no es egocéntrico; se convierte en cósmico. Y en el sexto cuerpo se conoce todo sobre la Creación, todo lo que las religiones del mundo nos cuentan. Cuando uno habla de la Creación, está hablando del sexto cuerpo y del conocimiento asociado a él. Y cuando uno habla del gran Diluvio, del final, uno habla del sexto cuerpo.

Con el Diluvio Universal de la mitología judeo-cristiana o babilónica o de la mitología siria, o con el pralaya de los hindúes, aparece la exhalación, ésa del sexto cuerpo. Es una experiencia cósmica, no una individual. Es una experiencia cósmica, ¡Tú no estás allí!

La persona que está en el sexto cuerpo, que ha alcanzado el sexto cuerpo, contemplará todo aquello que está muriendo como si fuera su propia muerte. Un Mahavira no puede matar una hormiga, debido no a algún principio de no-violencia, sino a su propia muerte. Todo aquello que muere es su muerte.

Cuando te vuelves consciente de esto, de la creación y la destrucción, de las cosas entrando en la Existencia a cada instante y de las cosas desapareciendo de la Existencia a cada instante, esa consciencia es el sexto cuerpo. Siempre que algo desaparece de la Existencia, otra cosa está entrando. Un sol está muriendo; otro está naciendo en alguna otra parte. Esta Tierra morirá; otra Tierra vendrá. Nos aferramos incluso en el sexto cuerpo. "La Humanidad no ha de morir", pero todo aquello que ha nacido ha de morir, incluso la Humanidad ha de morir, Las bombas de hidrógeno se crearán para destruirla. Y en el instante en que creemos bombas de hidrógeno, al instante siguiente crearemos un deseo de ir a otro planeta, porque la bomba implica que la Tierra se acerca a su muerte. Antes de que esta Tierra muera, la vida empezará a evolucionar en algún otro lugar.

El sexto cuerpo es el sentimiento de la Creación y la Destrucción cósmicas. Creación-destrucción... el aliento entrante y el aliento saliente. Por eso se utiliza "La respiración de Brahma". Brahma es una personalidad del sexto cuerpo; te conviertes en Brahma en el sexto cuerpo. En realidad te vuelves consciente de ambos, de Brahma y de Shiva, de los dos polos. Y Vishnú está más allá de la polaridad. Ellos forman el trimurti, la Trinidad: Brahma, Vishnú, y Mahesh o Shiva.

Esta Trinidad es la trinidad del "ser testigo". Si te haces consciente de Brahma y de Shiva, del creador y del destructor, si te vuelves consciente de esos dos, entonces conoces el tercero, Vishnú. Vishnú es tu realidad en el sexto cuerpo. Por eso Vishnú se convierte en el más importante de los tres. Brahma es recordado, pero aunque él es el dios de la creación, es adorado solamente en uno o dos templos. Él debería ser adorado, pero no es realmente adorado.

Shiva es más adorado incluso que Vishnú, porque tememos la muerte. Su adoración nace de nuestro miedo a la muerte. Pero muy pocos adoran a Brahma, al dios de la creación, porque no hay nada que temer; tú ya has sido creado, de modo que Brahma no te preocupa. Por eso no hay un solo gran templo que se le haya dedicado. El es el creador, de modo que todos los templos deberían estar dedicados a él, pero no lo están.

Shiva tiene el mayor número de devotos. Está en todas partes porque muchos templos fueron construidos en honor a él. Simplemente una piedra es suficiente para simbolizarlo; si no, hubiera sido imposible crear tantos ídolos de él. De modo que una simple piedra es suficiente... Pones una piedra en cualquier lugar y Shiva está allí. Debido a que la mente teme tanto a la muerte, no puedes escapar de Shiva; ha de ser adorado, y ha sido adorado.

Pero Vishnú es la divinidad más sustancial. Por eso Rama es una encarnación de Vishnú, Krishna es una encarnación de Vishnú, todos los avataras, las encarnaciones divinas, son una encarnación de Vishnú. E incluso Brahma y Shiva reverencian a Vishnú. Brahma puede ser el Creador, pero él crea para Vishnú; Shiva puede ser el Destructor, pero el destruye para Vishnú. Esos son los dos alientos de Vishnú: el que entra y el que sale. Brahma es el aliento entrante y Shiva es el aliento saliente. Y Vishnú es la realidad en el sexto cuerpo.

En el séptimo cuerpo las cosas son incluso más difíciles. Buda llamó al séptimo cuerpo el nirvana kaya, el cuerpo de la Iluminación, porque la Mente, el Absoluto, reside en el séptimo cuerpo. El séptimo cuerpo es el cuerpo supremo, así que allí no hay ni creación ni destrucción, sino, más bien, ser y no ser. En el séptimo, la creación siempre es de algo, no es la tuya. La creación será de algo que no eres tú y la destrucción será de algo que no eres tú, mientras que el ser eres tú y el no ser eres tú. El séptimo cuerpo, ser y no ser, existencia y no existencia, son los dos alientos. Uno no debería identificarse con ninguno.

Todas las religiones han empezado a través de aquellos que han alcanzado el séptimo cuerpo. Y, a lo sumo, el lenguaje puede ser reducido a dos palabras: ser y no ser. Buda habla el lenguaje del no ser, del aliento saliente, de modo que dice, "La nada es la realidad", mientras que Shankara habla el lenguaje del ser y dice que el "Brahman es la Realidad Suprema". Shankara emplea términos positivos porque él elige el aliento entrante y Buda emplea términos negativos porque él elige el aliento saliente. Pero son sólo elecciones en lo que se refiere al lenguaje.

La tercera elección es la realidad, lo que no puede ser expresado. Como máximo podemos decir: el "ser absoluto", o el "no ser absoluto". Es lo más que puede decirse porque el séptimo cuerpo está más allá de esto. El trascenderlo es aún posible. Puedo decir algo sobre esta habitación si salgo afuera. Si trasciendo esta habitación y voy a otra habitación, puedo recordar ésta, puedo decir algo sobre ésta. Pero si yo salgo de esta habitación y caigo en un abismo, entonces no puedo decir nada de esta habitación. Con cada cuerpo, podía expresarse un tercer punto mediante palabras, símbolos, porque el cuerpo que lo trascendía estaba ahí. Podías ir allí y mirar hacia atrás. Pero solamente hasta el séptimo es esto posible. Más allá del séptimo no se puede decir nada, porque el séptimo es el último cuerpo; más allá está la "ausencia de cuerpo".

Con el séptimo uno ha de elegir "ser" o "no ser", o el lenguaje de la negación o el lenguaje de la positividad. Y solamente hay dos elecciones. Una es la elección de Buda; el dice, "Nada queda". Y la otra es la elección de Shankara; él dice, "Todo es".

En las siete dimensiones, en los siete cuerpos, por lo que respecta al hombre y por lo que respecta al mundo, la energía vital se manifiesta en esferas multidimensionales. En todas partes, siempre que haya vida, el proceso entrante y saliente estará allí. Siempre que exista vida, el proceso existirá. La vida no puede existir sin esa polaridad.

De modo que prana es energía, energía cósmica, y nuestro primer encuentro con ella es en el cuerpo físico. Se manifiesta primero como respiración, y luego va manifestándose como otras formas de respiración: influencias, magnetismo, pensamientos, vida, creación, ser. Continúa y si uno se vuelve consciente de ello, uno siempre lo trasciende y llega a un tercer punto. En el momento en que alcanzas este tercer punto, trasciendes ese cuerpo y entras en el siguiente cuerpo. Entras en el siguiente cuerpo desde el primero, y así prosigues.

Si sigues trascendiéndolos todos, hasta el séptimo habrá todavía un cuerpo, pero más allá del séptimo está la "ausencia de cuerpo". Entonces tú te vuelves puro. Entonces no estás dividido; entonces deja de haber polaridades. Entonces se es, no dos. Entonces hay unidad.

sábado, 22 de julio de 2023

EL PRANA (PRIMERA PARTE)

El prana es energía, la energía vital en nosotros, la vida en nosotros. Esta vida se manifiesta a sí misma, por lo que al cuerpo físico concierne, como el aliento entrante y saliente. Son dos extremos opuestos. Los consideramos como uno solo. Decimos, “respiración", pero la respiración tiene dos extremos: la inspiración y la expiración. Toda energía tiene dos extremos, toda energía existe entre dos polos opuestos. No puede existir de otra forma. Los polos opuestos con su tensión y su armonía, crean la energía; como los polos magnéticos.

Inhalar es realmente lo contrario de exhalar y la espiración es totalmente contraria a la inspiración. En un único instante, la inhalación es como el nacimiento y la exhalación es como la muerte. En un único instante las dos cosas suceden. Cuando inhalas, naces; cuando exhalas, mueres. En un único instante existen el nacimiento y la muerte. Esta polaridad es la energía vital ascendiendo, descendiendo.

En el cuerpo físico, la energía vital adoptará esta manifestación.

La energía vital nace y después de setenta u ochenta años muere. Esa, también es una manifestación mayor del mismo fenómeno: inhalación y exhalación... El día y la noche.

En los siete cuerpos, el físico, el etérico, el astral, el mental, el espiritual, el cósmico, y el nirvánico, existe un correspondiente fenómeno de entrada y salida. Por lo que respecta al cuerpo mental, el pensamiento que llega y el pensamiento que se va es la misma clase de fenómeno que el aliento que entra y el aliento que sale. A cada instante un pensamiento llega a tu mente y un pensamiento se va.

El pensamiento es en sí mismo energía. En el cuerpo mental la energía se manifiesta como la llegada del pensamiento y la desaparición del pensamiento. En el cuerpo físico se manifiesta como la inhalación y la exhalación. Por eso puedes cambiar tus pensamientos con la respiración. Existe una correspondencia.

Si dejas de inhalar, impedirás entrar al pensamiento. Retén tu respiración en tu cuerpo físico y en el cuerpo mental los pensamientos se detendrán. Y, de la misma forma que el cuerpo físico se siente incómodo, tu cuerpo mental se sentirá incómodo. El cuerpo físico querrá inhalar; el cuerpo mental querrá ponerse a pensar.

De la misma forma que el aliento entra en el interior desde el exterior y el aire existe fuera de ti, también un océano de pensamiento existe alrededor de ti. Un pensamiento entra y un pensamiento sale. Así como el aire que tú respiras puede convertirse en el aire que yo respiro en otro momento, tu pensamiento puede convertirse en mi pensamiento. De la misma forma que exhalas, exhalas tus pensamientos. De la misma forma que existe el aire, existe el pensamiento; de la misma forma que el aire puede ser contaminado, también el pensamiento puede ser contaminado; de la misma forma que el aire puede ser impuro, también el pensamiento puede ser impuro.

El respirar en sí, no es prana. "Prana" significa la energía vital que se manifiesta en sí misma entre esas polaridades de entrada y salida. La energía que hace que el aliento entre, es prana; no es el aliento en sí. La energía que hace que el aliento entre, que lo consolida, esa energía que hace que el aliento entre y salga, es prana.

La energía que hace que un pensamiento entre y que un pensamiento se vaya, esa energía también es prana. Este proceso existe en todos los siete cuerpos. Solamente estoy hablando ahora del físico y del mental porque esos dos son los que conocemos; los podemos comprender fácilmente. Pero en cada nivel de nuestro ser, ocurre lo mismo.

Tu segundo cuerpo, el cuerpo etérico, tiene su propio proceso entrante y saliente. Puedes captar este proceso en cada uno de los siete cuerpos, pero lo percibirás solamente como el aliento que entra y el aliento que sale, porque solamente te relacionas con tu cuerpo físico y su prana. Entonces siempre lo mal interpretarás.

Siempre que llegue a ti cualquier sensación procedente de tus otros cuerpos o de su prana, lo interpretarás siempre como el aliento entrante y saliente, porque ésta es la única experiencia que conoces. Solamente has conocido esta manifestación del prana, de la energía vital. Pero en el plano etérico no hay ni respiración ni pensamiento, sino influjo; simplemente, un influjo, entrando y saliendo.

Entras en contacto con alguien sin haberlo conocido previamente. Ni siquiera ha hablado contigo, pero algo de él te llega, o bien le has dejado entrar o lo has expulsado. Hay una sutil influencia: puedes llamarlo amor o puedes llamarlo odio; la atracción o la repulsión.

Cuando eres repelido o atraído, esto es tu segundo cuerpo. Y a cada instante el proceso continúa, nunca se para. Siempre estás dejando entrar influencias y luego expulsándolas. El otro extremo siempre estará ahí. Si has amado a alguien, luego, en un momento determinado, serás repelido. Si has amado a alguien el aliento ha entrado; ahora será expulsado y serás repelido.

De modo que cada momento de amor será seguido por un momento de repulsión. La energía vital existe en polaridades. Nunca existe como un solo polo. ¡No puede! Y siempre que trates de considerarlo así, te esforzarás en pos de lo imposible.

No puedes amar a alguien sin odiarle en algún momento. El odio estará allí porque la fuerza vital no puede existir como un solo polo. Existe como extremos opuestos, de modo que un amigo será un enemigo; y esto continuará. Este entrar y salir sucederá hasta el séptimo cuerpo. Ningún cuerpo puede existir sin este proceso, este entrar y salir. No puede, de la misma forma que el cuerpo físico no puede existir sin inhalar y exhalar.

Por lo que concierne al cuerpo físico, nunca consideramos esos dos aspectos como opuestos, de modo que nuestra vida no resulta afectada. La vida no distingue entre inhalación y exhalación. No hay una distinción moral. No hay nada que elegir; son lo mismo. El fenómeno es natural.

Pero en lo que respecta al segundo cuerpo, el odio debe desaparecer y el amor debe quedar. Entonces has empezado a elegir. Has empezado a elegir y esta elección te causará problemas. Por eso es que el cuerpo físico es, por lo general, más sano que el segundo, que el cuerpo etérico. El cuerpo etérico siempre está en conflicto porque la elección moral lo ha convertido en un infierno.

Cuando surge el amor, te sientes bien, pero cuando aparece el odio, te sientes mal. Pero ha de aparecer, de modo que una persona que sepa, una persona que haya conocido los extremos, no se siente descorazonada cuando aparece. Una persona que ha conocido los extremos está tranquila, equilibrada. Sabe qué sucederá; por esto, ni trata de amar cuando no siente amor ni crea odio alguno. Las cosas vienen y van. Él no se siente atraído por lo que entra, ni repelido por lo que sale. Es simplemente un testigo. Dice, "Es como el aliento que entra y el aliento que sale".

El método de meditación budista del Anapanasati Yoga se ocupa de esto. Dice que seas simplemente un testigo de tu inspiración u de tu exhalación. Sé simplemente un testigo y empieza desde el cuerpo físico. Los otros seis cuerpos no se mencionan en el Anapanasati porque llegarán por sí mismos, poco a poco.

Cuanto más familiar llegues a sentirte con esta polaridad, con este morir y vivir simultáneamente, con este nacimiento y muerte simultáneos, más te iras dando cuenta del segundo cuerpo. Respecto al odio, Buda dice entonces que has de ser indiferente. Tanto si es odio como si es amor, mantente indiferente. Y no te aferres a ninguno, porque si te aferras, ¿qué sucederá con el otro extremo? Estarás incómodo. Aparecerá la enfermedad; no estás en paz.

Buda dice, "La llegada del amado es bienvenida, pero la partida del amado es llorada. El encuentro con el que te repele, es una desgracia, y la marcha del que te repele, es una dicha. Pero si continúas dividiéndote a ti mismo en esos polos, estarás en el infierno, vivirás en un infierno".

Si simplemente te conviertes en un testigo de esas polaridades, entonces dirás, "Es un fenómeno natural. Es tan natural en lo que concierne al cuerpo, o sea, uno de los siete cuerpos, que el cuerpo existe debido a esto; si no, no podría existir". Y cuando te haces consciente de esto, trasciendes el cuerpo. Si trasciendes tu primer cuerpo, entonces te haces consciente del segundo. Si trasciendes tu segundo cuerpo, entonces te haces consciente del tercero...

El ser un testigo siempre está más allá de la vida y de la muerte. Inhalar y exhalar son dos cosas y si te conviertes en testigo, entonces no eres ninguna de las dos. Entonces ha aparecido una tercera fuerza. Ahora no eres la manifestación del prana en el cuerpo físico; ahora tú eres el prana, el testigo. Ahora ves que la vida se manifiesta en el nivel físico debido a esta polaridad y si esta polaridad desaparece, el cuerpo físico desaparece; no puede existir. Necesita esa tensión para existir, esa constante tensión de entrar y salir, esta constante tensión de nacimiento y muerte. Existe debido a esto. A cada instante se mueve entre los dos polos; si no, no existiría.

En el segundo cuerpo, amor-odio es la polaridad básica. Se manifiesta de muchas formas. La polaridad fundamental es este gustar y no gustar, y a cada instante lo que te gusta se convierte en lo que te disgusta y lo que te disgusta te convierte que en lo que te gusta. ¡A cada instante! Pero nunca lo ves. Cuando lo que te gusta se convierte en lo que te disgusta, si reprimes tu desagrado y continúas engañándote, diciéndote que siempre te gustan las mismas cosas, tan sólo te estás engañando a ti mismo por partida doble. Y si algo te desagrada, sigue desagradándote, nunca te permites a ti mismo observar los momentos en que te ha gustado. Reprimimos nuestro amor hacia nuestros enemigos y reprimimos nuestro odio hacia nuestros amigos. ¡Lo reprimimos!

Solamente permitimos un solo movimiento, solamente un extremo, pero debido a que éste regresa otra vez, estamos en paz. Vuelve de nuevo, por eso estamos tranquilos. Pero es algo discontinuo; nunca es continuo. No puede serlo.

La fuerza vital se manifiesta en sí misma en el segundo cuerpo como gusto y disgusto. Pero es simplemente como el respirar; no hay diferencia. La influencia es aquí el medio, el aire es el medio en el cuerpo físico. El segundo cuerpo vive en tu atmósfera de influencias. No es simplemente que alguien entre en contacto contigo y tú empieces a sentir simpatía hacia él. Incluso si nadie entra y tú estás solo en la habitación, tú estarás con el gustar y disgustar, no habrá diferencia. El gustar y disgustar se irán alternando continuamente.

Es a través de esta polaridad que existe el cuerpo etérico; ésta es su respiración. Si te conviertes en su testigo, entonces simplemente reirás. Entonces no habrá amigo ni enemigo. Entonces sabrás que es sencillamente un fenómeno natural.

Si te vuelves consciente y te conviertes en un testigo del segundo cuerpo, del gustar y disgustar, entonces podrás conocer el tercer cuerpo. El tercero es el cuerpo astral. Así como las "influencias" existen en el cuerpo etérico, el cuerpo astral tiene “fuerzas magnéticas". Su magnetismo es su respiración. En un momento dado te sientes poderoso y al siguiente instante te sientes impotente; en un instante dado eres optimista y al siguiente instante eres pesimista; en un instante dado te sientes confiado y al instante siguiente pierdes toda tu confianza. Es un magnetismo que penetra en ti y un magnetismo que se va de ti. Hay momentos en que puedes desafiar incluso a Dios, y hay momentos en que temes incluso a las sombras.

Cuando la fuerza magnética está en ti, cuando está llegando a ti, te sientes grande. Cuando se ha ido, eres simplemente un don nadie. Y esto cambia hacia atrás y hacia adelante, como el día y la noche; el círculo da vueltas, la rueda da vueltas. Así, incluso una persona como Napoleón tiene sus momentos de impotencia e incluso una persona muy cobarde tiene sus momentos de bravura.

En el judo existe una técnica para determinar cuándo una persona carece de fuerza. Ese es el momento de atacar. Cuando es poderoso, te derrotará, de modo que has de saber el momento en que su poder magnético se le va y entonces atacar, y tú has de incitar a que te ataque cuando tu fuerza magnética está entrando. Este entrar y salir de la fuerza magnética corresponde a tu aliento. Por eso, cuando has de hacer algo complicado, retienes tu respiración. Por ejemplo, si has de levantar una pesada piedra, no puedes alzarla cuando el aliento está siendo expulsado. ¡No puedes hacerlo! Pero cuando el aliento está entrando, o cuando es retenido, puedes hacerlo. Tu respiración se corresponde con lo que está sucediendo en el tercer cuerpo. De modo que cuando el aliento está saliendo, a menos que la persona en cuestión haya sido entrenada para engañarte, es el instante en que su fuerza magnética se le está yendo, éste es el instante de atacar. Y éste es el secreto del judo. Incluso una persona más fuerte que tú puede ser derrotada si conoces el secreto de cuándo se siente él temeroso e inerme. Cuando la fuerza magnética no está en su interior, se sentirá inerme.

El tercer cuerpo vive en una esfera magnética, como el aire. A nuestro alrededor hay fuerzas magnéticas; las inspiras y las exhalas. Pero si te das cuenta de esta fuerza magnética que está entrando y saliendo, entonces ni serás poderoso ni impotente. Trascenderás ambos.

sábado, 15 de julio de 2023

LA ENERGIA SEXUAL Y LA KUNDALINI

 

Durante muchos nacimientos, continuamente, la energía ha estado descendiendo a través del centro sexual, de forma que cuando se crea cualquier clase de energía, ésta tratará en primer lugar de ir hacia abajo. Por eso la meditación a veces creará una mayor sexualidad en ti, mayor que la que nunca hayas experimentado. Te sentirás más sexual porque habrás generado más energía que la que tenías previamente. Cuando has conservado algo, el viejo, habitual, camino está preparado para liberarlo. El mecanismo está preparado, el viejo camino está preparado. Tu mente solamente conoce un camino, el más bajo, el camino sexual; por eso cuando meditas, el primer movimiento de tu energía vital será descendente. Simplemente sé consciente de él.

No luches con él; simplemente sé consciente de él. Sé consciente del camino habitual, sé consciente de las imágenes sexuales; déjalas que lleguen. Sé consciente de ellas, pero no hagas nada con la situación; simplemente sé consciente de ellas. El camino sexual no puede funcionar sin tu cooperación, pero si tú cooperas, incluso por un solo instante, puede empezar a funcionar. No cooperes con ella; simplemente sé consciente de ella.

El mecanismo del sexo es en gran medida un fenómeno momentáneo que solamente funciona durante un instante; si no cooperas en el instante adecuado, se detiene. En el instante adecuado se necesita tu cooperación, si no, no puede operar. Es solamente un mecanismo momentáneo, y si no cooperas con él, se detendrá por sí mismo.

Una y otra vez la energía es creada mediante la meditación. Continúa yendo hacia abajo, pero ahora tú eres consciente de ella. El antiguo camino ha sido cortado; no reprimido. La energía está ahí y necesita ser liberada, pero la puerta más baja está cerrada; no reprimida, cerrada. No has cooperado con ella; eso es todo. No la has reprimido positivamente; solamente de forma negativa, no has cooperado con ella.

Has sido consciente de lo que está ocurriendo a tu mente, a tu cuerpo. Eres simplemente consciente; entonces la energía es conservada. Entonces la cantidad de energía se va incrementando más y más y se hará necesario un empujón hacia arriba. Ahora la energía ascenderá; por su propia fuerza, se abrirá un nuevo camino.

Cuando la energía vaya hacia arriba serás más sexualmente atractivo para los demás, porque la energía vital ascendiendo crea una fuerza magnética. Te harás más sexualmente atractivo para los demás, de modo que has de ser consciente de esto. Ahora atraerás a gente de forma inconsciente y la atracción no solamente será física; la atracción será etérica.

Incluso un cuerpo repulsivo, un cuerpo que no es atractivo, llegará a ser atractivo con el Yoga. La atracción es etérica y es tan magnética que uno ha de permanecer constantemente consciente de ella, constantemente consciente. Tú te harás atractivo... y el sexo opuesto será irresistiblemente atraído hacia ti. Existen sutiles vibraciones que son creadas por tu cuerpo etérico; has de ser consciente de ellas. El tipo de atracción que será percibida por el sexo opuesto diferirá, adoptará muchas formas diferentes, pero, básicamente, será sexual. En su raíz, será sexual.

Pero tú puedes ayudar a esa gente. Incluso si son atraídos hacia ti sexualmente, han sido atraídos hacia una energía sexual que es ascendente. Y ellos tampoco son seres sexuales corrientes; una energía sexual ascendente se ha convertido en un centro de atracción, un centro magnético. De todo que puedes ayudarles; si no te implicas, entonces puedes ayudarles.

El incremento del poder sexual y la apertura del camino de la kundalini son simultáneos; no son lo mismo, pero son simultáneos. El incremento del poder sexual será el empujón para abrir los centros superiores, de modo que el poder sexual se incrementará. Si puedes ser consciente de eso y no emplearlo sexualmente, si no dejas que sea liberado sexualmente, llegará a ser tan intenso que el movimiento ascendente empezará. Primero, la energía tratará por todos los medios de ser liberada sexualmente, porque esa es su salida normal, es su centro normal. Así que uno debe, en primer lugar, ser consciente de las propias "puertas" inferiores. Solamente siendo consciente las cerrarás, solamente no cooperando las cerrarás. El sexo no es tan poderoso como creemos que es. Es poderoso solamente durante un instante; no es un asunto que dure veinticuatro horas; es un reto momentáneo.

Si puedes no cooperar y ser consciente, desaparece. Y sentirás una mayor felicidad que cuando la energía sexual es liberada por el camino descendente. La conservación de la energía siempre es maravillosa; el desperdicio de la energía solamente es un desahogo; en sí no es puro gozo. Te has desahogado, has aliviado algo que te estaba causando problemas. Ahora te has descargado, pero también te has vaciado.

El sentimiento de vacío que está invadiendo la mente occidental se debe simplemente al desperdicio sexual. La vida parece estar vacía. La vida nunca está vacía, pero parece que está vacía porque has estado sencillamente descargándote, desahogándote. Si algo es conservado, se convierte en un tesoro. Si tu puerta hacia lo superior se abre y la energía asciende, no solamente te sentirás aliviado, no solamente te aliviará el punto de tensión, sino que no habrá un vacío en él. En cierto modo estarás desbordante, satisfecho.

La energía habrá ascendido, pero el centro básico no se habrá vaciado. Estará rebosante y la energía que rebosa ascenderá hacia el brahma randra. Entonces, cerca del brahma randra no habrá ni movimiento ascendente ni movimiento descendente. Ahora la energía ira hacia lo cósmico, irá al Todo, irá al Brahman, la Realidad suprema. Por eso se conoce al séptimo chakra como el "brahma randra ", la puerta hacia el Brahman, la puerta a lo Divino. Entonces no existe arriba ni abajo. Se percibirá como algo que está penetrando, empujando hacia arriba y llegará un momento en que uno sentirá como si algo hubiera dejado de estar ahí, como si se hubiera ido. Entonces estará desbordándose hacia el camino.

Los pétalos del sahasrar son simplemente un símbolo de las sensaciones que aparecen cuando la energía se desborda. Ese desbordamiento es un florecimiento, del mismo modo que una flor es en sí misma un desbordamiento. Sentirás como si algo se hubiera convertido en una flor; la puerta está abierta y saldrá al exterior.

No se percibirá interiormente. Se percibirá exteriormente. Algo se habrá abierto como una flor, como una flor con mil pétalos. Es solamente una sensación, pero esa sensación se corresponde con la verdad. La sensación es una interpretación y una traducción. La mente no puede concebir, pero la sensación es como un florecimiento. Lo más próximo, lo más similar, que alcanzamos a expresar es como si fuera la apertura de un capullo. Se siente así. Por eso hemos imaginado la abertura del sahasrar como un loto de mil pétalos.

¡Muchos, muchos pétalos! Y se van abriendo, se van abriendo... se van abriendo interminablemente. Es la culminación, es el florecimiento del ser humano. Entonces te vuelves simplemente como un árbol y todo aquello que había en ti, ha florecido.

Entonces todo lo que puedes hacer es ofrecer esta flor a lo Divino.

Le hemos estado ofreciendo flores, pero son flores marchitas. Solamente esta flor puede ser una auténtica ofrenda.

sábado, 8 de julio de 2023

LA INTUICIÓN


 La intuición no puede ser explicada científicamente porque el fenómeno mismo es irracional y no científico. El fenómeno mismo de la intuición es irracional. En el lenguaje parece que está bien preguntar, "¿Puede explicarse la intuición? Eso quiere decir: ¿Puede la intuición ser reducida al intelecto? Pero intuición significa algo más allá del intelecto, algo que no es del intelecto, algo que viene de algún lugar donde el intelecto está totalmente ausente. De modo que el intelecto puede sentirla, pero no puede explicarla.

El salto puede percibirse porque hay una brecha. La intuición puede ser percibida por el intelecto, puede saberse que algo ha sucedido, pero no puede ser explicada porque la explicación significa causalidad. Explicación significa "¿De dónde viene? ¿Por qué aparece? ¿Cuál es su causa?" Y procede de algún otro lugar, no del intelecto en sí, así que no hay una causa intelectual, no hay un motivo, no hay un enlace, no existe una continuidad del intelecto.

Por ejemplo, Mahoma era un analfabeto. Nadie había sabido nada de él nunca; nunca nadie había podido imaginarse que de él naciera una obra tan grande como el Corán. No había ni una sola acción, ni un solo pensamiento sobre él que fuera especial; era sencillamente un hombre corriente, absolutamente corriente, Nunca nadie había sentido que algo extraordinario pudiera sucederle a él. Entonces, como de repente, aparece registrada esta parábola:

Un ángel se le apareció a Mahoma y le dijo, "¡Lee!"

Mahoma le dijo, "¿Cómo voy a leer? No sé cómo hacerlo, no sé leer; soy analfabeto”.

El ángel le repitió de nuevo, " Lee”

Mahoma le dijo de nuevo., "¿Pero cómo voy a leer? No sé nada de leer".

Entonces el ángel le dijo, "¡Lee! Por la gracia de Dios, podrás hacerlo". Y Mahoma empezó a leer. Esto es intuición.

Regresó a su casa temblando, temblando porque no podía entender lo que había sucedido. Podía leer y había leído algo inimaginable. Se le había entregado el primer ayat del Corán. Él no podía entenderlo porque nada de su pasado guardaba relación con eso. No podía percibir su significado; se había convertido en el vehículo de algo que no guardaba relación con su pasado; algo que estaba absolutamente desconectado. Algo de lo desconocido había penetrado en él. Podía haber estado relacionado con otras cosas, con otra gente, pero no guardaba relación alguna con Mahoma. Esta es la penetración.

Llegó a su casa temblando; tenía fiebre. Solamente seguía pensando, "¿Qué ha sucedido?” Era incapaz de comprender lo que había sucedido y durante tres días tuvo una fiebre muy alta, temblaba, porque no existía una causa para lo que le había ocurrido. No tenía ni siquiera el valor de contárselo a nadie. Era un analfabeto, ¿quién iba a creerle? El mismo, no podía creer lo que le había sucedido; era increíble.

Después de tres días con fiebre muy alta, de estar en coma, inconsciente, reunió el coraje suficiente para contárselo a su mujer, pero sólo bajo la condición de que no se lo dijera a nadie. "Parece que me he vuelto loco", dijo. Pero su mujer era mayor que él y tenía más experiencia. Ella tenía cuarenta años y Mahoma veintiséis.

Ella era una mujer rica, una viuda rica. Sintió que algo auténtico le había sucedido y ella fue la primera conversa de Mahoma.

Solamente entonces logró Mahoma reunir el valor suficiente para hablar con algunos amigos y parientes. Siempre que se ponía a hablar, empezaba a sudar, a temblar, porque ese suceso era inconcebible. Por eso Mahoma insistía, y esto se convirtió en un dogma, un dogma fundamental del Islam en que "Yo no soy divino. No soy nada especial. No soy extraordinario. Soy sólo un vehículo".

Esto es lo que significa "entregarse", y nada más, ¡Nada más! El cartero tan sólo te entrega el mensaje; tú no eres ni siquiera capaz de entenderlo.

Esto es intuición. Es una esfera distinta donde ocurren cosas que no guardan en absoluto relación con el intelecto, aunque puedan penetrar en el intelecto. Debe comprenderse que una realidad superior puede penetrar una realidad inferior, pero la inferior no puede penetrar la superior. De modo que la intuición puede penetrar el intelecto porque es superior, pero el intelecto no puede penetrar la intuición porque es inferior. Es como tu mente que es capaz de penetrar tu cuerpo, pero tu cuerpo no puede penetrar la mente. Tu ser puede penetrar la mente, pero la mente no puede penetrar el ser. Por eso es que, si entras en el ser, te has de separar del cuerpo y de la mente; de ambos. Ellos no pueden penetrar un fenómeno superior.

A medida que te adentras en una realidad superior, el mundo inferior ha de ir siendo abandonado. No existe una explicación de lo superior en lo inferior, porque los términos mismos de la explicación no tienen existencia propia, no tienen significado. Pero el intelecto puede percibir la brecha, puede conocer la brecha, puede llegar a sentir que "algo ha sucedido que está más halla de mí”. Si esto se percibe, el intelecto ya ha hecho suficiente.

Pero el intelecto también puede rechazar. Esto es lo que se quiere decir con una mente que tiene fe o una mente que carece de fe. Si tú sientes que lo que no puede ser explicado por el intelecto no existe, entonces eres un no creyente. Entonces continúas en esta existencia inferior, atado a ella. Entonces desautorizas al misterio, entonces desautorizas a la intuición para que te hable. Esto es lo que significa una mente racional. Los racionalistas tan sólo ven que algo del más allá se ha presentado.

Mahoma fue el elegido. Había eruditos a su alrededor, muchos eruditos, pero Mahoma, un hombre muy analfabeto, fue elegido porque tenía fe. Lo superior pudo penetrar, él pudo dejar que lo superior penetrara en él. Si estás entrenado racionalmente, no tolerarás lo superior, lo negarás, dirás, "No puede ser. Debe de ser mi imaginación, debe de ser un sueño mío. A menos que pueda demostrarlo racionalmente, no lo aceptaré”.

Una mente racional se cierra, está cerrada por los límites del razonamiento, y la intuición no puede penetrar. Pero tú puedes emplear el intelecto sin que esté cerrado. Entonces puedes emplear la razón como un instrumento, pero estando abierto, estando receptivo a lo superior. Si algo se presenta, estás receptivo. Entonces puedes emplear tu intelecto como una ayuda. El se dará cuenta de que "Algo más allá de mí ha ocurrido". Puede ayudarte a entender esta brecha.

Además de esto, el intelecto puede ser empleado para expresar; no para explicar, para expresar. Un Buda no explica nada en absoluto; él es expresivo pero no es explicativo. Todos los Upanishads son expresivos sin ninguna explicación. Dicen, "Esto es así, esto es asá. Esto es lo que sucede. Si tú quieres, entra; no te quedes afuera. No hay explicación posible desde el interior hacia el exterior; así que entra. Pasa a formar parte de los de dentro". E incluso si entras, no se te explicarán las cosas. Tendrás que llegas a conocerlas y a sentirlas. El intelecto puede tratar de comprender, pero fracasará. Lo superior no puede ser reducido a lo inferior.

sábado, 1 de julio de 2023

SER CONSCIENTE Y SER TESTIGO

 

Hay mucha diferencia entre "ser consciente" y "ser un testigo”. Ser un testigo es un acto; tú lo estás haciendo, el ego está. ahi. De modo que el fenómeno del ser un testigo está dividido entre el sujeto y el objeto.

Ser un testigo es una relación entre sujeto y objeto. Ser consciente carece por completo de toda subjetividad o objetividad. No hay nadie que esté observando cuando eres consciente; no hay nadie que esté siendo observado. Ser consciente es un acto total, integrado; el sujeto y el objeto no se hallan relacionados en él, se han disuelto. Así que, ser consciente no quiere decir que haya alguien que se dé cuenta, ni quiere decir que haya nada de lo que darse cuenta.

Ser consciente es ser total. Una total subjetividad y una total objetividad, como un solo fenómeno. Mientras, en el ser testigo, existe una dualidad entre sujeto y objeto. Ser consciente no implica ninguna acción; ser un testigo implica un ejecutor. Pero a través del ser un testigo, es posible ser consciente, porque ser un testigo significa que ése es un acto consciente. Es un acto, pero consciente. Puedes hacer algo y ser inconsciente; nuestra actividad corriente es una actividad inconsciente, pero si en ella te vuelves consciente, aparece el ser un testigo. De modo que, desde la normal actividad inconsciente hasta el ser consciente, existe una separación que puede ser salvada siendo un testigo.

Ser un testigo es una técnica, un método, hacia el ser consciente. No es ser consciente, pero, comparado con la actividad corriente, con la actividad inconsciente, es un escalón más elevado. Algo ha cambiado, la actividad se ha vuelto consciente, la inconsciencia ha sido reemplazada por consciencia. Pero hay algo más que aún ha de ser cambiado. Y es esto: la actividad ha de ser reemplazada por la inactividad. Ese será el segundo paso.

s difícil saltar de la acción corriente, inconsciente, al ser consciente. Es posible, pero difícil, de modo que un paso intermedio es de ayuda. Si uno empieza siendo un testigo de la actividad consciente, entonces el salto se convierte en algo más fácil; el salto hacia ser consciente sin que haya ningún objeto consciente, sin ningún sujeto consciente, sin ninguna actividad consciente en absoluto. Eso no quiere decir que el ser consciente no sea consciencia, es pura consciencia, pero no hay nadie que sea consciente de ello.

Hay todavía una diferencia entre consciencia y ser consciente. Consciencia es una cualidad de tu mente, pero no es la totalidad de tu mente. Tu mente puede ser las dos cosas: consciente e inconsciente, pero cuando tú trasciendes tu mente, deja de haber inconsciencia y deja de haber la correspondiente consciencia. Existe el ser consciente.

Ser consciente significa que toda la mente se ha vuelto consciente. Ahora la vieja mente ya no está allí, pero existe la cualidad de ser consciente. Ser consciente se ha convertido en la totalidad; la mente misma es ahora parte del ser consciente. No podemos pedir que la mente sea consciente; solamente podemos decir a ciencia cierta que la mente es consciencia. Ser consciente significa trascender la mente, de modo que no es la mente la que es consciente. Solamente a través de la trascendencia de la mente, prescindiendo de la mente, se hace posible el ser consciente.

La consciencia es una cualidad de la mente; el ser consciente es trascenderla, es ir más allá de la mente. La mente, como tal, es el medio de la dualidad, por eso la consciencia nunca puede trascender la dualidad. Ella siempre es consciente de algo, y siempre hay alguien el cual es consciente. De modo que la consciencia es una parte de la mente, y la mente como tal, es el origen de toda dualidad, de toda división, tanto si ésta se da entre sujeto y objeto. entre actividad o inactividad, o entre consciencia e inconsciencia. Toda clase de dualidad es mental. Ser consciente es no dual, de modo que ser consciente se refiere al estado de no mente.

¿Cuál es entonces la relación entre consciencia y ser un testigo? El ser un testigo es un estado, y la consciencia es un medio hacia el ser testigo. Si empiezas siendo consciente, llegas a ser un testigo. Si empiezas a ser consciente de tus actos, consciente de todo lo que haces a diario, consciente de todo lo que te rodea, entonces empiezas a observar.

El ser un testigo llega como consecuencia de la consciencia. No puedes practicar el ser un testigo; solamente puedes practicar la consciencia. El ser un testigo llega como una consecuencia, como una sombra, como un resultado, como un sub producto. Cuanto más consciente te vuelves, más penetras en el ser un testigo, más testigo llegas a ser. Así, la consciencia es un método para alcanzar el ser un testigo. Y el segundo paso es que ese ser un testigo se convertirá en el método para alcanzar el ser consciente.

De modo que esos son los tres pasos: consciencia, ser un testigo, ser consciente. Pero nosotros estamos en el escalón más bajo, o sea, en la actividad inconsciente. La actividad inconsciente es el estado de nuestras mentes.

A través de la consciencia puedes llegar a ser un testigo, y a través del ser un testigo puedes llegar a ser consciente y a través del ser consciente puedes llegar al "no alcanzar nada". Mediante el ser consciente puedes alcanzar todo aquello que ya ha sido alcanzado. Después del ser consciente no hay nada; ser consciente es el final.

Ser consciente es el final del progreso espiritual; el no ser consciente es el comienzo. No ser consciente es un estado de existencia material. De modo que no ser consciente e inconsciencia no son lo mismo. No ser consciente implica materia. La materia no es inconsciencia; es no ser consciente.

La existencia animal es una existencia inconsciente; la existencia humana es un fenómeno mental: noventa y nueve por ciento inconsciente y uno por ciento consciente. Este uno por ciento de consciencia implica que tú eres un uno por ciento consciente de tu noventa y nueve por ciento de inconsciencia. Pero si tú te vuelves consciente de tu propia consciencia, entonces el uno por ciento ira incrementándose, y el noventa y nueve por ciento de inconsciencia, irá decreciendo.

Si llegas a ser cien por cien consciente, te convierte en un testigo, un saksin. Si te conviertes en un saksin, habrás alcanzado el punto de lanzamiento desde donde es posible el salto hacia el ser consciente. En el ser consciente, pierdes al testígo y solamente el acto de observar permanece. El que observa se pierde, pierdes la subjetividad, pierdes la consciencia egocéntrica. Entonces permanece la consciencia sin ego. La circunferencia permanece sin el centro.

Esta circunferencia sin el centro es el ser consciente. El ser consciente es la consciencia sin ningún centro, sin ningún origen, sin ninguna motivación, sin ningún centro del que proceda; una consciencia sin origen. Por esto tú vas desde la existencia que no es consciente, la materia, hacia el ser consciente. Puedes llamarlo lo divino, lo sagrado, o como quieras llamarlo. Entre la materia y lo divino, la diferencia es siempre la consciencia.

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