domingo, 27 de diciembre de 2020

LA VIDA Y LA MUERTE



En las escrituras se dice: “Grande es la muerte”. Pero la muerte es grande cuando la vida es grande.

Recuerda, tu muerte es tu muerte; mi muerte es mi muerte. Mi muerte dependerá de mi vida, tu muerte dependerá de tu vida. Si tu vida es grandiosa, tu muerte será grandiosa porque la muerte es la culminación de tu vida. Si has vivido bien, totalmente, llegarás a una cumbre grandiosa. A una cumbre como la de los Himalayas. Pero si sólo has estado arrastrándote por el sueño, si no has vivido en absoluto, si has estado simplemente soñando y creyendo y deseando sin que nunca te haya llegado un solo momento de vida, ni un solo momento de autenticidad y tú has estado representando, ocultándote detrás de máscaras, si nunca fuiste una persona auténtica, si fuiste siempre falso, tu muerte va a ser falsa, no puede ser grandiosa.

El final puede ser grande sólo si todo el recorrido ha sido grande. Cada paso del recorrido contribuye al final. Es algo simple, obvio. Si has estado danzando en tu vida, tu muerte será una gran danza. Si sólo has estado llorando y lamentándote, tu muerte será sólo un lamento y un llanto: no puede ser de otra manera; es la conclusión de tu vida.

Así que recuérdalo: Cada uno vive su vida y cada uno muere su muerte. Tan única y diferente es la muerte, como la vida es única y diferente. Cuando el Buda muere, por supuesto, el Buda muere. Cuando Lieh Tzu muere, por supuesto, Lieh Tzu muere. Sus muertes tienen una gloria, una fragancia… es un florecimiento. En un solo momento toda su vida alcanza la llama suprema. Ellos han llegado, han llegado a casa. Tu muerte no es más que el comienzo de otra vida aburrida. Aquí mueres, allí has nacido. Entras por una puerta, por otra puerta vuelves otra vez a la vida y sigues, por supuesto, la misma ruta; la misma rueda se mueve.

Al valor más elevado en la ética confuciana se lo llama “caballero”. ¿Y quién es un caballero? Por lo general, una persona falsa, hipócrita. ¿Quién es un caballero? Uno que está enmascarado en las maneras, la etiqueta, el carácter, uno que es convencional, tradicional. Un caballero no es un individuo, sólo es un miembro de la sociedad. Él no existe por sí mismo, no tiene vida propia. Él existe sólo como una parte de la sociedad; por tanto, lo que permite la sociedad conforma su vida y lo que la sociedad no permite él se lo deniega. Él elige la sociedad en lugar de la naturaleza. Eso es lo que hace un caballero: elige las leyes hechas por el hombre contra las leyes de la naturaleza. Un caballero or lo general, es alguien que ha traicionado la existencia, un caballero es alguien que ha elegido la sociedad. Y la sociedad está neurótica, la sociedad está enferma, la sociedad no es normal en absoluto. Todavía no ha existido una sociedad normal sobre la tierra. Sólo ocasionalmente unos pocos individuos han sido normales.

La sociedad es anormal, una gran multitud de personas dementes. El caballero es alguien que sigue a esta multitud. Un caballero no tiene alma. Por supuesto, la sociedad le respeta tremendamente. La sociedad tiene que respetar a esta persona, la sociedad le llama mahatma, el “santo”, el “sabio”. La sociedad le respeta porque ha sacrificado su vida por ella.

El hombre real es rebelde. Un hombre real no le da importancia a la respetabilidad, un hombre real vive su vida naturalmente. A él no le importa lo que la sociedad dice o no dice. La sociedad no es una consideración para el hombre real. Si quieres ser falso, entonces la sociedad se tiene que considerar a cada paso: qué decir, cómo decirlo, cuándo decirlo, cuándo no decirlo, cómo vivir, cómo no vivir. La sociedad lo ha determinado todo. Tú sólo tienes que encajar, tú sólo tienes que ser un diente en el engranaje. Un hombre real no es respetado. ¿Cómo puede respetar la sociedad a un hombre real? De ahí que Jesús sea crucificado, de ahí que el Buda sea apedreado, de ahí que Sócrates sea envenenado.

La sociedad acepta a estas personas sólo cuando están muertas. Entonces no hay problema, porque un Jesús muerto no puede ser rebelde, un Sócrates muerto no puede ser rebelde, un Buda muerto se vuelve un avatar. Un Buda vivo es peligroso, pero un Buda muerto puede ser venerado en un templo. Recuerda, cuando estas personas verdaderamente grandes mueren la gente las venera. Cuando están vivas entonces la gente está muy en contra de ellas.

La misma gente que crucificó a Jesús se ha vuelto cristiana; la misma gente. La gente es la misma en todas partes. Jesús era intolerable, pero un Jesús muerto está bien; ¿qué puede hacer él? Un Jesús muerto está en tus manos. Tú lo interpretas, tú construyes teorías sobre él; él no puede tener su propia expresión, tú hablas por él. Siempre pasa esto.

Por tanto, si realmente quieres ser una persona auténtica, nunca te preocupes mucho por lo que la sociedad dice al respecto. No estoy diciendo que vayas contra la sociedad, no; eso no es rebelión, es reacción. Tú sigue a tu naturaleza. Si ella encaja con la sociedad, totalmente de acuerdo, no hay necesidad de ir en contra. Si ella no encaja con la sociedad, totalmente de acuerdo, no hay necesidad de que te adhieras a la sociedad.

Hay una diferencia entre la persona rebelde y el reaccionario. El reaccionario es alguien que va en contra de la sociedad en cualquier circunstancia. Él ha decidido ir en contra de la sociedad incluso si la sociedad está en lo correcto. Algunas veces la sociedad está en lo correcto, porque la sociedad no puede estar absolutamente equivocada… Incluso una persona demente algunas veces está en lo correcto. Incluso esta sociedad demente algunas veces está en lo correcto, de otra forma no existiría. Para que exista, al menos alguna cosa tiene que estar en lo correcto, de otra forma la vida se volvería imposible.

Un reaccionario es precisamente la misma persona tradicional que se ha ido al otro extremo. La persona tradicional se adhiere a la sociedad, acertada o errónea. “Acertado o erróneo, éste es mi país. Acertada o errónea, ésta es mi religión. Acertado o erróneo, éste es mi cura. Acertadas o erróneas, éstas son mis escrituras. Así es el hombre tradicional. Entonces, un día, alguien se pasa precisamente al otro extremo. Dice: “Esté o no en lo cierto esta sociedad, no voy a apoyarla”. Éste es el reaccionario. Son la misma clase de gente, no hay diferencia.

¿Quién es una persona rebelde? La persona rebelde es alguien que no se preocupa por la sociedad en absoluto. Simplemente vive según su ser más profundo; es alguien que sigue su Tao. Si la sociedad encaja con este Tao interior, bien, ella se adhiere a la sociedad, no es reaccionaria. Si la sociedad no encaja con su Tao interior, se queda sola. No es una persona tradicional, convencional, honorable. Su criterio depende de su alma interior.

Con la palabra “caballero” se designa a alguien que ha sido persuadido por la sociedad para que venda su ser auténtico y se apropie de una máscara falsa de la sociedad.

Ahora bien, ¿qué tiene que hacer un caballero con el descanso y la muerte? ¡Un caballero no puede encontrar descanso ni siquiera en la vida! El caballero está muy reprimido, el caballero no ha dejado que todo su ser juegue libremente. Ha denegado mil y una cosas y ellas están bullendo en su interior, ¿cómo puede encontrar descanso? Y si no puedes encontrar descanso en la vida, ¿cómo lo vas a encontrar en la muerte? No te engañes; eso es opio. Tú esperas que algo que nunca sucedió en la vida suceda en la muerte; estás bajo los efectos de una droga.

El caballero no ha amado nunca cuando ha querido amar, el caballero no se ha enojado nunca, el caballero no ha odiado a nadie; no es que no haya odiado, sino que no lo ha mostrado a nadie; no es que no haya odiado, sino que no lo ha mostrado. Todo lo que puede hacer el caballero es cambiar sus expresiones; el ser interior no cambia nunca. La ira surge en él, pero no la muestra, la reprime. Entonces él sigue acumulando mil y una cosas en su interior que producen caos, que bullen por dentro. Puede explotar en cualquier momento; un caballero es una persona con la que es peligroso vivir. No vivas nunca con un caballero o con una dama. Una mujer es hermosa, una dama es fea. Una mujer es natural, una dama es fabricada.

El caballero y la dama son personas fabricadas, simplemente cultivadas, decoradas, falsas, deshonestas. Cuando se enojan, sonríen; cuando te odian, te abrazan. Tú nunca puedes fiarte de ellas, nunca puedes decidir cuándo están sonriendo realmente y cuándo están fingiendo. En realidad, después de una larga práctica, incluso ellos no pueden saber si estaban riéndose realmente o sólo fingiendo que reían, si realmente amaban a esa mujer o si sólo estaban fingiendo.

El caballero es una persona inauténtica. No seas nunca un caballero, no seas nunca una dama. Se un ser humano. Estos son roles, actuaciones. Se veraz; es tu vida. Se auténtico para que ella pueda crecer, porque todo crecimiento se produce cuando somos veraces y auténticos. Posiblemente tendrás que pagar mucho –uno tiene que pagar, tal vez habrá dolor-; todo crecimiento se da a través del dolor; posiblemente tendrás siempre dificultades, pero no hay que preocuparse; vale la pena.

sábado, 19 de diciembre de 2020

OCUPARSE DE SI MISMO



Recuerda la lógica, la profunda lógica del ocuparse de sí mismo. La felicidad no puede existir como una isla, no. Si todos los que te rodean fueran infelices, te sería muy difícil ser feliz, casi imposible, porque ese océano de infelicidad que te rodearía por todas partes, seguiría estrellándose en tus orillas. La infelicidad de alrededor te afectaría, penetraría en tu ser.


Por tanto, una persona feliz poco a poco empieza a entender la ley básica, fundamental, que dice: “Si quiero ser feliz, es bueno hacer feliz a la gente que me rodea”. Pero no está sirviendo a otros, recuérdalo. No se sacrifica. Se ocupa simplemente de sí mismo. Quiere sonreír, entonces te ayuda a sonreír a ti, porque una sola sonrisa no puede existir; parecerá muy absurda. Piénsalo, simplemente: estás sentado en medio de un salón lleno de gente; sólo una persona sonríe y todos los demás están serios. Se sentirá un poco avergonzada, empezará a sentirse culpable; ¿por qué sonrío cuando nadie más está sonriendo? Hay algo que no está bien. La próxima vez será más cuidadosa; se lo pensará dos veces.


Ahora bien, cuando todos se ríen, entonces es muy simple reír; el todo crea la posibilidad de reír. Dependemos del todo, somos parte del todo.


Al ser feliz, tú creas la posibilidad de que otros sean felices. Y éste es un servicio real, no es un sacrificio en absoluto; no te estás convirtiendo en un mártir. La madre es feliz; por eso ama al hijo. Ella es tan feliz que quiere compartir su felicidad con el hijo. Ella no tendrá nunca resentimiento alguno. En realidad, ella se sentirá agradecida con el niño, porque gracias a él tuvo muchos momentos hermosos. Siempre se sentirá agradecida con el hijo. “Gracias a que viniste a mí, gracias a que me elegiste como tu madre, a que elegiste mi vientre, me has hecho tan feliz, me has dado momentos tan hermosos que no habrían sido posibles sin ti. Me siento agradecida”. Y el hijo se sentirá agradecido hacia una madre que está agradecida con él, y nunca irá en contra de la madre o en contra del padre; será muy difícil. Es raro encontrarse con alguien que no esté en contra de la madre o en contra del padre. Es muy raro.


Gurdjieff solía decir a sus discípulos: “Hasta que no hayáis perdonado a vuestros padres y a vuestras madres, no podréis crecer”. Tú dirás: “¡Qué tontería! ¿Qué está diciendo? Hasta que no perdones…”. Él lo tenía escrito en su puerta: “Hasta que no hayas perdonado a tu padre y a tu madre no entres aquí”. No obstante, nadie ha sido capaz de perdonar a su padre y a su madre, porque el padre y la madre se han sacrificado demasiado.


El padre y la madre han sido tan desgraciados debido a los hijos. Y continúan diciendo lo mucho que han sufrido. Pocas madres dicen: “He disfrutado mucho al tenerte como hijo” o el padre que dice: “Al venir a nuestra casa nos has traído luz, nos has traído amor”. Si esto sucediese los hijos serían capaces no sólo de perdonar, sino de amar, de sentirse agradecidos.


Una vez que se haya entendido el Tao, todo el negocio del psicoanálisis desparecerá, porque todo el negocio del psicoanálisis se basa en el hecho de que tú no puedes perdonar a tu padre y a tu madre. ¿Qué haces cuando yaces en el diván del psicoanalista? Simplemente te enojas con tu padre y con tu madre. ¿Qué haces en la terapia primal? Janov carecerá de significado si se entiende el Tao. ¿Qué es lo que haces cuando pataleas y gritas en una terapia primal? ¿A quiénes estás dando puntapiés? A tu padre y a tu madre.


Si escuchas a un paciente en el diván del psiquiatra, el noventa por ciento de todo lo que habla está relacionado con su madre. “Madre” parece ser el problema. Lo es, pero la razón de ello está en que el político y el cura han contaminado la mente de la humanidad. Ellos siempre dicen: “Lo conseguirás. Mira hacia delante. Serás feliz en el futuro”.


El momento presente es todo lo que tienes. Utilízalo inteligentemente, no te dejes engañar por cualquiera, no esperes llegar a la tumba para descanzar.


Una tumba es una tumba; no importa cómo la construyas, es una cosa fea. Puedes hacerla de mármol y escribir el nombre con letras de oro, pero no engaña a nadie, no tiene sentido. Dentro sólo está la muerte y una muerte fea porque puede ser de una vida no vivida. Una vida que nunca se ha vivido, es fea. Una vida que se pospone es fea; una vida que se vive es hermosa. Y hay muy pocas personas que viven sus vidas; sólo esas personas tienen una muerte hermosa. Entonces la muerte también es hermosa, porque ellos son tan capaces de vivir que un día empiezan también a vivir su muerte. Viven su vida, luego viven su muerte.


Una vida no vivida no te puede llevar a una muerte hermosa. Sí, puedes construir una tumba de mármol y escribir el nombre con letras de oro y grabar sobre ella una hermosa poesía. Puedes además alumbrarla con velas y colocar flores, pero todo eso es falso. ¿A quién estás tratando de engañar? A pesar de todo ese mármol y letras de oro y flores y velas, la persona no puede vivir; la persona está muerta. Además, nunca se le permitió vivir, debido a ti.


Si el descanso no se logra en la vida, no se podrá conseguir con la muerte. Permite que ésta sea una regla absoluta: todo lo que logres en la vida podrás mantenerlo en tu muerte; no al revés. Si has logrado meditar, entonces tu muerte será meditativa. Si has logrado el amor, tu muerte estará llena de energía de amor. Si has logrado la divinidad, tu muerte será divina.


Pero recuerda: la muerte no puede lograr cosa alguna, el logro viene a través de la vida. La muerte es sólo el reconocimiento final, el juicio final. Si la persona supo realmente amar y amó incondicionalmente, y su vida fue una llama de amor, una luz de amor, entonces la muerte cerrará el capítulo con esta llama ardiendo brillantemente. Pero si la muerte cierra tu vida, y ésta fue mísera y nada más –sólo una esperanza por el futuro, nunca una experiencia auténtica-, entonces morirás de forma fútil. Gurdjieff la llama “la muerte del perro”. Entonces tú simplemente mueres, pero no logras cosa alguna; no hay nada.


Nadie logra algo en la muerte a menos que lo haya logrado en vida. La muerte sucede en un solo momento. ¿Qué puedes conseguir en un solo momento? ¿Desperdicias una vida durante setenta y ocho años y esperas lograr algo en un solo momento? Durante ochenta años viviste inconscientemente, en confusión, en la locura, en medio de pesadillas ¿y súbitamente vas a descansar en la muerte? No, señor, te revolverás en la tumba, no encontrarás descanso.



sábado, 12 de diciembre de 2020

LO ABSURDO DEL SACRIFICIO


 

Una filosofía orientada hacia el futuro es venenosa. Una filosofía orientada hacia el futuro es como el opio: te droga y te impide vivir tu vida ahora mismo, aquí, ahora. Y ésta es la única vida.

Digo entonces que éste es el mayor engaño jamás inventado por cualquier ser humano. Ha funcionado bien. El cura y el político viven de eso: del futuro. Los fascistas dicen: “Sacrifícate para que pueda ganar la patria. Y una vez haya ganado la patria, y una vez la raza nórdica haya demostrado que es la raza superior, entonces habrá paz en la tierra”.

El político explota al pueblo en nombre del futuro. El presente es feo, desgraciado, horrible. Él crea metas imaginarias, utopías, las decora muy hermosamente, las llena de colorido, y tú te quedas encantado y no miras alrededor. Es feo, es horrible, es una desgracia, por dentro, por fuera. Eres sólo lágrimas y nada más, angustia solamente, un infierno.

El político vive de eso y el cura vive de eso. Además, el político y el cura no están muy distantes; son socios en el mismo negocio. El negocio consiste en no permitir al ser humano estar aquí, ahora, porque una vez el ser humano está aquí, ahora, se siente tan feliz que no escucha a político alguno ni escucha a cura alguno.

Si al ser humano se le permite estar aquí, ahora, se sentirá tan en paz y descansado que no le importará paraíso alguno. Ya lo ha conseguido: ¿a quién le importa tu paraíso? Tu paraíso parece tener sentido porque el hombre es desgraciado. Para que el paraíso siga teniendo sentido el ser humano tiene que seguir siendo desgraciado. Además, gracias al paraíso el cura existe, porque él te puede enseñar el camino, él tiene la llave, él tiene línea directa con Dios. Tú no la tienes, así que tienes que persuadir y sobornar al cura para que cuide de tus intereses y persuada a Dios para que se te proporcione felicidad.

Tú has sacrificado todo por la religión, por el país, por la humanidad. “Sacrifícate por lo que sea, ¡pero sacrifícate!”. Ése es su mentiroso eslogan. Cualquier cosa servirá, cualquier ideal sin sentido servirá… pero sacrifícate.

Los viejos ideales se abandonan porque se llegan a descomponer y el ser humano empieza a cansarse de ellos. Entonces se inventan nuevos ideales por lo que también hay que sacrificarse; esto es lo que ha pasado en otras épocas. Sólo cambian los ideales, pero el sacrificio continúa. Algunas veces te tienes que sacrificar por Dios.

El cura mahometano sigue diciendo que si mueres en campaña luchando por tu religión tienes el paraíso con absoluta certeza. Así que muere con valor, ya que sabes perfectamente que serás bien recibido en el paraíso. El comunista dice que si mueres por la revolución eres grandioso. Tu nombre resonará para siempre, serás recordado como un mártir, serás respetado. Pero haz una cosa: no vivas, sacrifícate.

La situación es muy absurda. Los padres se siguen sacrficando por ti; el padre, la madre se sacrifican por ti. Ellos dicen: “Me estoy sacrificando por mis hijos”. Naturalmente se desquitan al decir esto porque mientras la madre se sacrifica por el hijo, ella está destruyendo su propia vida. Ella se desquitará. Lo dirá una y otra vez, lo dejará bien claro una y otra vez: “Me he sacrificado por ti. Conócelo bien, recuérdalo bien, que he sacrificado mi vida, mi juventud, todo, por ti”. Ella tratará además de persuadirte: “Haz lo mismo por tus hijos”. Entonces tú te sacrificas por tus hijos y luego les persuades para que hagan lo mismo con sus hijos… En consecuencia nadie vive jamás. Una generación se sacrifica por la otra, y si no te sacrificas, entonces no eres respetado. Nadie te respeta, entonces eres un criminal. Si no te sacrificas por otros, entonces te dicen: “¿Qué estás haciendo? No eres una buena persona, eres inmoral. El sacrificio es bueno. Vivir para uno mismo es egoísmo”. Mira simplemente lo que esta gente ha estado diciendo: ser feliz es egoísta, sacrificarse es bueno. Pero al sacrificarte serás infeliz, y una persona infeliz crea infelicidad a su alrededor, y una persona infeliz se desquitará; nunca podrá olvidar, su vida ha sido destruida. Nos dicen que la mujer se tiene que sacrificar por el marido y que el marido se tiene que sacrificar por la mujer ¿Para qué? Ambos se sacrifican, por tanto, ambos pierden vida.

Yo enseño una vocación pura por uno mismo. Nunca te sacrifiques por nadie. Vive tu vida auténticamente y así nunca tendrás la necesidad de desquitarte ni sentirás rencor alguno contra nadie. Y una persona que no siente rencor contra nadie es una persona amorosa, compasiva, cordial, dadivosa. Y una persona que no siente rencor contra nadie, ni contra sus hijos, ni contra su marido, ni contra su esposa, es tremendamente hermosa.

Crea un ambiente de felicidad alrededor de ella. Quienquiera que entre en contacto con ella comparte su felicidad.

Ocúpate de ti mismo.

Mira simplemente a los árboles. No hay un árbol que esté tratando de sacrificarse por otro árbol; consecuentemente, tienen verdor. Si empiezan a sacrificarse, ningún árbol tendrá verdor, ningún árbol florecerá jamás. Mira las estrellas. Se ocupan de sí mismas: brillan para sí mismas, no se sacrifican. De otra manera la existencia se volvería fea y oscura. El ocuparse de uno mismo es natural. Escucha tu naturaleza, síguela. Tu naturaleza te está diciendo: “Se feliz”

El futuro no tiene sentido, es un truco, un truco para consolarte en el sentido de que, aunque no lo tienes ahora, lo lograrás. Puedes tener esperanzas, y con esas esperanzas puedes envenenar todo tu ser.

Vive para ti mismo y vivirás para todos los demás, pero éste no es un sacrificio. Vive para ti mismo. Se real, auténticamente dedicado a ti mismo; ese es el proceder de la naturaleza. Cuida de tu felicidad, de tu descanso, de tu vida, y te sorprenderás de que cuando te sientes feliz ayudas a otros a sentirse felices, porque entiendes, poco a poco, que si los otros se sienten felices tú te sentirás más feliz. La felicidad sólo puede existir en un océano de felicidad. No puede existir sola.

sábado, 5 de diciembre de 2020

LA ZANAHORIA DEL FUTURO

Una filosofía dice que la vida es lucha, que la vida es acción, que la vida es conflicto, que la vida es una guerra por la subsistencia; ¿cómo puedes descansar así? Esta misma filosofía se ha vuelto predominante en Occidente con Darwin y la filosofía de la “supervivencia del más fuerte” y con Nietzsche y “el poder de la voluntad”. A Confucio se le entiende profundamente en Occidente, él es un hombre occidental. Nació en Oriente pero no es oriental en absoluto. Su actitud hacia la vida es de actividad. Es una actitud yang, una actitud masculina: lucha, pelea, conquista, entra en conflicto, demuestra tu voluntad. Tú estás aquí para poner a prueba tu voluntad; tienes que demostrarle al mundo que eres alguien. Tienes que dejar una huella en la historia; de otra manera tu vida no tiene sentido. Tienes que competir, tienes que luchar; sólo entonces puedes dejar tu huella en la historia. Si permaneces en descanso y en silencio, ¿cómo vas a dejar tu huella?

Lao Tzu no ha dejado ninguna huella en la historia. Tamerlán ha dejado su huella en la historia. Chuang Tzu no ha dejado marca alguna en la historia. Nadir Shah, Alejandro, Napoleón, Hitler, Stalin, Mao, ellos han dejado su huella en la historia. Mao fue un confuciano. Él creía en Confucio e intentó tenazmente destruir todas las posibilidades y potencialidades taoístas en China. Destruyó muchos monasterios taoístas, quería hacerlos desparecer por completo. ¿Por qué? Porque en ellos no se enseña a luchar en absoluto. Si no enseñas a luchar, ¿cómo puedes predicar la revolución?

La actitud del Tao es de cooperación, no de conflicto. La actitud del Tao no es de ir contra la naturaleza, sino de estar con ella, de admitir la naturaleza, de dejar que tome su curso, de cooperar con ella, de acompañarla. El Tao tiene una actitud de gran relajamiento.

Recuerda que no es de inactividad. No es de actividad, tampoco de inactividad: es trascendental. El término taoísta es wu wei significa acción a través de la inacción. Esa es la meta del Tao: haz pero no seas el hacedor. Actúa pero deja que el Tao actúe a través de ti; simplemente coopera. Entonces, a través del Tao puedes descansar en la vida.

Pero ¿cómo vas a poder descansar con Confucio? Él está en lo cierto; dice que, en lo que respecta a su filosofía, “no hay descanso para los vivos”.

Tienes que luchar duro, tienes que mostrar tu determinación, tienes que mostrar tu voluntad. La vida está aquí para que puedas tener la oportunidad de probarte a ti mismo. Es una competición, una competición despiadada. Unos y otros se quieren ahorcar mutuamente, y si te relajas estás perdido. ¡Pelea con fuerza! Usa todas las posibilidades de mantenerte alerta y no pienses en descansar. La palabra descanso es escapista para la mente confuciana. No busques la meditación; esto es escapismo. No te vayas a los Himalayas, y no te sientes en silencio; esto es escapismo. ¡Haz algo! La vida es para hacer y la muerte es para no hacer: esa es su lógica. Naturalmente, un día morirás y entonces descansarás; así que ¿para qué preocuparse? La división que hacen es muy clara y atrayente para las mentes lógicas.

Naturalmente, si no hay descanso para los vivos, entonces ¿cuándo? ¿Cuándo voy a poder descansar? ¿No lo voy a poder hacer nunca? ¿Esta pesadilla va a seguir siempre? ¿Y no tiene fin?

Confucio le dijo: “Anhelarás el noble y arqueado montículo de tu tumba y sabrás dónde encontrarás descanso”.

Encontrarás”. Atención a esta palabra. Ésta es la mayor decepción jamás inventada por el ser humano: “Encontrarás”… no ahora, sino en algún momento en el futuro… no aquí sino en algún otro lugar. Y todas las llamadas “religiones” han utilizado este artificio decepcionante. Prometen. Dicen: “Encontrarás todo lo que quieres, pero no ahora… mañana”.

Y el mañana nunca llega; por su misma naturaleza no puede llegar. El futuro nunca llega porque siempre lo que llega es el presente. Siempre es ahora, y ahora, y ahora. Dondequiera que vayas a estar, será aquí y ahora.

Y la primera es: “Encontrarás”. La promesa es muy ingeniosa. Eso es lo que han hecho todas las religiones. “En el cielo encontrarás paz, descanso, felicidad”. Llegarás algún día pero no ahora. Y si quieres llegar allí, sacrifica la felicidad del día presente por eso.

Se tiene que pagar un precio”, dicen. “Y el precio es el siguiente: sacrifica tu presente por el futuro. Sacrifica lo real por lo imaginario. Sacrifica la vida por lo que viene después de la muerte”.

Y ellos han convencido a la humanidad, y casi todos han sacrificado sus vidas. Nadie regresa del paraíso para contar lo que sucede. Nadie viene después de morir a decir: “Sí, Confucio está en lo cierto”. Por tanto, la decepción permanece, porque no puedes contradecirla. No puedes refutarla aunque no puedes probarla; no obstante, tampoco puedes refutarla.

Encontrarás”. Escucha simplemente esta palabra: “Encontrarás”. Ese es todo tu condicionamiento. Durante la infancia los padres dicen: “Ahora no. Cuando seas mayor encontrarás”. Cuando eres mayor ellos empiezan a decir: “Ahora no. Cuando seas mayor, ya jubilado, con una buena cuenta bancaria, todo está hecho y el tiempo para relajarse y descansar habrá llegado entonces”. Y cuando eres viejo te dicen: “Después de muerto”. Ellos continúan posponiendo. La zanahoria del futuro sigue colgando frente a ti, y cuanto más te acercas a ella más sigue retrocediendo… mientras tanto, tú continúas perdiéndote todas las posibilidades.

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