sábado, 12 de diciembre de 2020

LO ABSURDO DEL SACRIFICIO


 

Una filosofía orientada hacia el futuro es venenosa. Una filosofía orientada hacia el futuro es como el opio: te droga y te impide vivir tu vida ahora mismo, aquí, ahora. Y ésta es la única vida.

Digo entonces que éste es el mayor engaño jamás inventado por cualquier ser humano. Ha funcionado bien. El cura y el político viven de eso: del futuro. Los fascistas dicen: “Sacrifícate para que pueda ganar la patria. Y una vez haya ganado la patria, y una vez la raza nórdica haya demostrado que es la raza superior, entonces habrá paz en la tierra”.

El político explota al pueblo en nombre del futuro. El presente es feo, desgraciado, horrible. Él crea metas imaginarias, utopías, las decora muy hermosamente, las llena de colorido, y tú te quedas encantado y no miras alrededor. Es feo, es horrible, es una desgracia, por dentro, por fuera. Eres sólo lágrimas y nada más, angustia solamente, un infierno.

El político vive de eso y el cura vive de eso. Además, el político y el cura no están muy distantes; son socios en el mismo negocio. El negocio consiste en no permitir al ser humano estar aquí, ahora, porque una vez el ser humano está aquí, ahora, se siente tan feliz que no escucha a político alguno ni escucha a cura alguno.

Si al ser humano se le permite estar aquí, ahora, se sentirá tan en paz y descansado que no le importará paraíso alguno. Ya lo ha conseguido: ¿a quién le importa tu paraíso? Tu paraíso parece tener sentido porque el hombre es desgraciado. Para que el paraíso siga teniendo sentido el ser humano tiene que seguir siendo desgraciado. Además, gracias al paraíso el cura existe, porque él te puede enseñar el camino, él tiene la llave, él tiene línea directa con Dios. Tú no la tienes, así que tienes que persuadir y sobornar al cura para que cuide de tus intereses y persuada a Dios para que se te proporcione felicidad.

Tú has sacrificado todo por la religión, por el país, por la humanidad. “Sacrifícate por lo que sea, ¡pero sacrifícate!”. Ése es su mentiroso eslogan. Cualquier cosa servirá, cualquier ideal sin sentido servirá… pero sacrifícate.

Los viejos ideales se abandonan porque se llegan a descomponer y el ser humano empieza a cansarse de ellos. Entonces se inventan nuevos ideales por lo que también hay que sacrificarse; esto es lo que ha pasado en otras épocas. Sólo cambian los ideales, pero el sacrificio continúa. Algunas veces te tienes que sacrificar por Dios.

El cura mahometano sigue diciendo que si mueres en campaña luchando por tu religión tienes el paraíso con absoluta certeza. Así que muere con valor, ya que sabes perfectamente que serás bien recibido en el paraíso. El comunista dice que si mueres por la revolución eres grandioso. Tu nombre resonará para siempre, serás recordado como un mártir, serás respetado. Pero haz una cosa: no vivas, sacrifícate.

La situación es muy absurda. Los padres se siguen sacrficando por ti; el padre, la madre se sacrifican por ti. Ellos dicen: “Me estoy sacrificando por mis hijos”. Naturalmente se desquitan al decir esto porque mientras la madre se sacrifica por el hijo, ella está destruyendo su propia vida. Ella se desquitará. Lo dirá una y otra vez, lo dejará bien claro una y otra vez: “Me he sacrificado por ti. Conócelo bien, recuérdalo bien, que he sacrificado mi vida, mi juventud, todo, por ti”. Ella tratará además de persuadirte: “Haz lo mismo por tus hijos”. Entonces tú te sacrificas por tus hijos y luego les persuades para que hagan lo mismo con sus hijos… En consecuencia nadie vive jamás. Una generación se sacrifica por la otra, y si no te sacrificas, entonces no eres respetado. Nadie te respeta, entonces eres un criminal. Si no te sacrificas por otros, entonces te dicen: “¿Qué estás haciendo? No eres una buena persona, eres inmoral. El sacrificio es bueno. Vivir para uno mismo es egoísmo”. Mira simplemente lo que esta gente ha estado diciendo: ser feliz es egoísta, sacrificarse es bueno. Pero al sacrificarte serás infeliz, y una persona infeliz crea infelicidad a su alrededor, y una persona infeliz se desquitará; nunca podrá olvidar, su vida ha sido destruida. Nos dicen que la mujer se tiene que sacrificar por el marido y que el marido se tiene que sacrificar por la mujer ¿Para qué? Ambos se sacrifican, por tanto, ambos pierden vida.

Yo enseño una vocación pura por uno mismo. Nunca te sacrifiques por nadie. Vive tu vida auténticamente y así nunca tendrás la necesidad de desquitarte ni sentirás rencor alguno contra nadie. Y una persona que no siente rencor contra nadie es una persona amorosa, compasiva, cordial, dadivosa. Y una persona que no siente rencor contra nadie, ni contra sus hijos, ni contra su marido, ni contra su esposa, es tremendamente hermosa.

Crea un ambiente de felicidad alrededor de ella. Quienquiera que entre en contacto con ella comparte su felicidad.

Ocúpate de ti mismo.

Mira simplemente a los árboles. No hay un árbol que esté tratando de sacrificarse por otro árbol; consecuentemente, tienen verdor. Si empiezan a sacrificarse, ningún árbol tendrá verdor, ningún árbol florecerá jamás. Mira las estrellas. Se ocupan de sí mismas: brillan para sí mismas, no se sacrifican. De otra manera la existencia se volvería fea y oscura. El ocuparse de uno mismo es natural. Escucha tu naturaleza, síguela. Tu naturaleza te está diciendo: “Se feliz”

El futuro no tiene sentido, es un truco, un truco para consolarte en el sentido de que, aunque no lo tienes ahora, lo lograrás. Puedes tener esperanzas, y con esas esperanzas puedes envenenar todo tu ser.

Vive para ti mismo y vivirás para todos los demás, pero éste no es un sacrificio. Vive para ti mismo. Se real, auténticamente dedicado a ti mismo; ese es el proceder de la naturaleza. Cuida de tu felicidad, de tu descanso, de tu vida, y te sorprenderás de que cuando te sientes feliz ayudas a otros a sentirse felices, porque entiendes, poco a poco, que si los otros se sienten felices tú te sentirás más feliz. La felicidad sólo puede existir en un océano de felicidad. No puede existir sola.

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