sábado, 29 de diciembre de 2018

LOS ILUMINADOS EN EL TIEMPO


Un Buda está meditando: se ha desplazado a lo interno. No existe el tiempo. El tiempo cesa; él no es consciente del tiempo. El tiempo se detiene. Si te vas hacia adentro el tiempo se detendrá. Buda, al meditar hace veinticinco siglos, sale del marco del tiempo; tú al meditar hoy, sales del marco del tiempo. Y no habrá diferencia entre tú y Buda, porque todas las diferencias son diferencias en el tiempo.

Tú llevas unas ropas que Buda no pudo llevar; sabes muchas cosas que Buda no pudo saber. Perteneces a un mundo diferente, a una educación distinta, a una cultura distinta y Buda pertenece a un mundo distinto. Pero cuando vas hacia tu interior, sales, sales de la cultura, sales de la sociedad, sales de la educación. Cuando vas hacia tu interior entras en un mundo distinto que no ha sido creado por la sociedad, y entonces eres capaz de moverte. Pero es una tendencia humana el pensar que nuestra propia época es mala, perversa, que los nuestros son malos tiempos. ¡Es una tendencia humana!

Y no ocurre así solamente hoy en día. Siempre ha sido así. El escrito más antiguo se ha encontrado en Babilonia. Tiene, al menos, 7.000 años, pero si lo publicaras en cualquier periódico mañana por la mañana como editorial, seguirá estando vigente. Dice así, “Esta es la edad de la oscuridad; ésta es la edad de la corrupción; ésta es la edad de la inmoralidad y del pecado. Todo lo bueno ha desaparecido, toda sabiduría ha desapareado. La juventud se ha vuelto rebelde; la esposa no escucha al esposo; el hijo no escucha a su padre; los profesores ya no son respetados por sus discípulos”. Este es un documento con 7.000 años de antigüedad.

Cada época cree que es en sí la peor. ¿Por qué? Porque solamente conocemos nuestra propia época y todo lo que nos rodea y empezamos a comparar a nuestro vecino con Buda. Desconocemos cómo eran los vecinos entonces. Buda no era tu vecino. Buda sólo hay uno. De modo que comparamos lo mejor del pasado con lo peor del presente. Ese es el problema, éste es el motivo por el que toda época parece ser la época del pecado.

Nos acordamos de Jesús; no nos acordamos de Judas. Nos acordamos de Ram; no nos acordamos de Ravan. Nos acordamos de Buda; no nos acordamos de Devadata. Era el primo de buda y trató en muchas ocasiones de asesinar a Buda. Estaba celoso, simplemente celoso de que este hombre fuera respetado y honrado en sumo grado. El era simplemente su primo y nada más. Cuando sintió que con ser su primo no era suficiente, renunció al mundo. Renunció a él porque pensó que la gente honraba al que renunciaba al mundo. Por esto renunció al mundo y empezó a practicar austeridades. Practicó yoga, lo practicó todo, únicamente para sobresalir por encima de Gautama.

No lo consiguió porque no te puedes obligar a ti mismo a ser un Buda, no puedes imitar. Pero Devadata ha sido olvidado y Buda permanece. Toda esa época ha sido olvidada; solamente Buda permanece. Todo ha desaparecido; sólo Buda permanece. Y luego comparamos a Buda con nuestra propia época. Es debido a esto que surge el problema de si puede, hoy en día, nacer un Buda o un Jesús. Parece algo imposible. ¿Cómo es posible en esta época de oscuridad, de corrupción, de inmoralidad? ¡Cómo va a ser posible!

Otro factor también interviene: siempre que alguien ha muerto hace veinte siglos nos olvidamos de cómo nos comportamos con él cuando estaba vivo. Jesús fue crucificado no porque fuera un gran Maestro o un gran Iluminado, sino porque era “inmoral, indisciplinado, porque iba en contra de la moral y la tradición”. Su comportamiento no era el de un hombre respetable. Y cuando fue condenado a muerte, fue una decisión unánime.

Pocos, muy pocos estuvieron con él y el país entero estaba en su contra. Solamente tenía doce discípulos y ellos también le abanaron cuando le llegó el momento de ser crucificado. ¡Le abandonaron! Se encontraban también llenos de dudas. ¡Cuando todos estaban en su contra algo debía haber que iba mal! Jesús fue crucificado como un vagabundo.

Puede que te sorprenda saber que no hay registro alguno de su crucifixión. Los judíos no registraron tan siquiera el incidente. Fue algo de tan poca importancia que ni un solo judío lo registró en la historia de los judíos. Los romanos no mencionan el hecho. Si tratas de hallar algún dato histórico que indique si Jesús existió, no podrás hallarlo. No hay nada. La Biblia, narrada por sus propios discípulos, es el único documento.

Así ha habido algunas personas que han dudado de la existencia misma de Jesús. Dicen que nunca existió. Aseguran más bien que este Jesucristo fue solamente una representación que se interpretaba en todos los pueblos, que fue solamente una representación, no un hecho histórico y que, después, poco a poco, la gente se olvidó de que era una representación y se convirtió en historia. Si la Biblia se hubiera perdido, no existiría documento alguno que probara que Jesús existió. Si él fue alguien importante, alguien destacado, si toda su época fue influenciada por él, es imposible imaginarse la razón de que no exista documento alguno.

Es como si no hubiera existido. Era desconocido, nadie le conocía. Solamente más tarde, cuando se reunieron los discípulos y crearon una organización, fue siendo conocido poco a poco. De otro modo hubiera sido el desconocido hijo de un carpintero. Si te encontraras a Jesús, no le reconocerías. Si te encontraras con Buda de improviso y nadie os presentara, no le reconocerías, porque este florecimiento interno es una fuerza tan sutil, tan escondida que, a menos que seas un compañero del camino, a menos que te estés moviendo en la misma dimensión, serás incapaz de reconocerle.

Por eso, cuando preguntas si es posible que ahora, en esta época exista un Buda o un Cristo, estás preguntando algo que carece de sentido. En cualquier lugar, en cualquier tiempo es posible un Cristo, es posible un Buda, porque la posibilidad pertenece al más recóndito lugar de tu ser, no a la sucesión de eventos a la que denominamos historia. No pertenece a la historia, no pertenece al tiempo. Pertenece al ámbito más interno del Ser, que es la eternidad, no el tiempo. Tú puedes ser un Buda. ¡Da el salto y lo serás! Y el tiempo no va a ser un obstáculo para que des el salto. El tema del tiempo es irrelevante.

Debes entenderlo totalmente y meditar sobre ello porque somos muy astutos y nos auto engañamos. Si alguien asegura que en esta época no es posible llegar a ser un Buda, entonces empiezas a sentir que “No es mi responsabilidad el transformarme”. Y hay religiones que aseguran que en esta época no es posible convertirse en un Buda y, en cierto modo, todas las religiones lo dicen. Cualquier religión organizada asegura que un Jesús solamente nace una vez. “Él es el hijo único de Dios y nadie puede ser un Jesús de nuevo”. Solamente puedes ser un cristiano, no un Cristo.

Los jainos afirman que no puedes ser un Tirthankara, que no puedes ser un Mahavira. Se acabó el cupo. Solamente veinticuatro personas podían ser Tirthankaras. No hay un vigésimo quinto. Los musulmanes no te permitirán que seas un profeta, un Paigamber, porque Mahoma fue el último Paigamber y fue el que trajo todo el mensaje final de Dios. No hay ahora alteración posible y tampoco dicen, hay por qué.

Toda religión organizada te dirá que no hay necesidad de que te conviertas en un Mahoma o en un Mahavira, que solamente has de ser un seguidor. Solamente puedes ser un seguidor.

¿Por qué? ¿Por qué dicen esto? Por dos razones. En tu interior esto te agrada mucho y no es tu responsabilidad el transformarte a ti mismo. El tiempo no es el adecuado, por eso no eres un Jesús. No es tu responsabilidad. Las religiones dicen, “En este Kali-Yuga, en esta edad del pecado, nadie puede ser un Cristo, por eso no eres uno”. Así que no es tu responsabilidad. “Es la época misma la que te lo impide; sino, en cualquier instante florecerás como un Jesús. Tú estás preparado, pero los tiempos no son los adecuados”.

A todo el mundo esto le satisface, le gusta. De este modo puedes seguir siendo lo que eres. No hay ningún obstáculo en ti para que florezcas como un Buda. Somos felices debido a esta honda satisfacción y a este astuto, sagaz, engaño. Creemos que solamente podemos ser criminales, que solamente podemos ser débiles seres humanos. “¡Esto es todo lo que la época nos permite!”.

Y, en segundo lugar, cada religión cree que si un Buda fuera a nacer una y otra vez no se podría disponer de una iglesia organizada para cada Buda, porque los demás Budas estropearían la cosa. Los cristianos no pueden permitir que nadie vuelva a ser un Cristo. Otro Cristo alteraría todo el imperio cristiano, porque este tipo de personas son anti tradicionales, esas personas son anti-sectarias, esas personas son absolutamente libres, independientes. Si nacieran, destruirían cualquier organización.

Por eso, a ninguna religión le gustaría o apreciaría el que Jesús volviera bajo cualquier forma. El Papa es el representante y con eso basta; no se necesita más a Jesús. Por eso todas las religiones insisten en que no se puede hacer nada más en este momento. Todo lo que puedes hacer es ser un seguidor; adorar y ser un seguidor: “Sé simplemente uno que sigue en la multitud; no trates de ser un individuo”.

Buda fue un individuo; él no fue un budista. Nació hindú y luego la organización no pudo abarcarlo. Ninguna organización podría. Jesús nació judío, murió judío. No fue un cristiano. Pero debido a que los judíos no pudieron albergar esa semilla, debido a que no podían contenerlo, lo expulsaron. Y al ser expulsada, la semilla germinó como cristianismo.

Buda fue un hindú. Vivió como hindú y murió como hindú. No fue budista. Pero los hindúes no pudieron absorberle, porque si tratas de absorber a un Buda tendrás que transformar la sociedad entera. No pudo ser absorbido, de modo que fue expulsado.

Si un Buda naciera de nuevo en una sociedad budista será otra vez expulsado. Si Jesús naciera de nuevo en una sociedad cristiana, sería expulsado. No es que los judíos o los hindúes estén en contra de los Budas y de los Cristos. Cualquier organización estará en su contra, incluso sus propias organizaciones, porque las organizaciones viven en la tradición. Existen por causa de la tradición y esas personas son absolutamente anti-tradición, carecen de tradición. Se mueven a cada instante con libertad; no puedes saber qué es lo que van hacer.

Por eso es difícil crear una secta cuando vive un Iluminado. ¡Es muy difícil! Nunca sabes qué es lo que va hacer, qué es lo que va a decir. Cuando el Maestro ha muerto, se puede crear la secta. Entonces sabes qué es lo que el Maestro quiere, cómo se comporta. Entonces puedes clasificarlo todo. Entonces puedes separar, dividir, analizar, puedes crear una doctrina y sus bases. Entonces se puede fabricar un credo.

Solamente un Maestro muerto permitirá que exista un credo. Con un Maestro vivo, la semilla crece cada día, cambia, se transforma, se adentra en lo desconocido. Nunca estás seguro con lo que hará. Solamente con los maestros muertos, nacen credos. Y cuando nacen los credos comienzas a pensar en Jesús y en Buda como en términos de algo muy elevado. Sus contemporáneos no pensaban así de ellos en sus tiempos.

Recuerda pues estas dos cosas. Una, la religión es un proceso continuo, no se detiene nunca en una época determinada. Dos, la espiritualidad es un fenómeno individual. Si optas por ella, te sobrevendrá, pero nadie puede compararla. Requiere una plena decisión.

Los Budas y los Cristos no pertenecen a épocas determinadas. En este mismo instante existen personas Iluminadas, pero no eres capaz de reconocerlas. Le llevará cientos de años a la sociedad el reconocerlas. Cuando lleven mucho tiempo muertas la sociedad empezará a percibir que eran diferentes, que algo único sucedió en el pasado.

sábado, 22 de diciembre de 2018

LA ESPIRITUALIDAD


El hombre es libertad, absoluta libertad, por lo tanto, la espiritualidad es una opción. No hay ninguna fuerza que te obligue a ser espiritual; no hay causa alguna que te fuerce a transformarte. Si existiera alguna causa que te obligara a transformarte, no habría espiritualidad posible.

La causalidad es materialismo. Buscas comida porque tienes hambre. Ella te obliga; por lo tanto no hay posibilidad de elegir. No puedes elegir si buscar o no buscar: has de hacerlo. La espiritualidad no pertenece a esta clase de búsqueda. Nadie te está obligando. Has de elegir por ti mismo.

La espiritualidad es una elección. No es causalidad. Todo lo demás es causal; existe una causa y el efecto viene detrás. El efecto no tiene libertad, es causado. La espiritualidad está más allá de la causalidad. No es causada por nada; es tu elección interior. Puedes elegirla o puedes no elegirla. Durante muchas vidas puede que no optes por ella, pero nadie te va a obligar.

Esto se ha de entender y es un hecho muy significativo: si todo tuviera una causa, entonces diría que no existe la espiritualidad. En este caso alguien podría obligarte a ser espiritual. Si la causa existe, el efecto ha de venir después. Así se podría crear un Buda; crearíamos la causa y después te convertirías en un Buda.

Pero somos incapaces de crear situación alguna en la que te puedas convertir en un Buda y no puedes crear una situación en la cual se te pueda impedir que te conviertas en un Buda.

Eres libre. En cualquier momento puedes elegir ser uno y puede que no optes por ello durante muchas vidas.

Esta ha sido una muy antigua disputa entre materialismo y espiritualidad. Esta es la discusión fundamental, no la de si Dios existe o no existe. Ese no es el debate fundamental porque uno puede ser espiritual sin un Dios. Buda nunca creyó en Dios alguno; Mahavira negó la existencia de Dios, pero nadie ha sido tan espiritual como Buda o Mahavira. Por eso Dios no es lo más importante, ni tan siquiera el alma es lo más importante. Buda afirma que no hay yo, ni alma, y él es espiritual por excelencia. ¿Qué es pues lo fundamental en la espiritualidad? Es el concepto de libertad, el que el hombre sea o no sea libre para trascender la humanidad.

Si todo tiene una causa, entonces no existe libertad para ti. Posees un cuerpo determinado debido a ciertas causas, debido a un determinado padre, a una determinada madre, a un determinado país, a un determinado clima, a una determinada herencia. Posees un determinado cuerpo; tiene una causa.

Posees una determinada mente debido a un determinado país, a una determinada cultura, a una determinada educación. Posees una mente debido a determinadas causas. Hablas cierta lengua porque así se ha dispuesto. Si hubieras nacido en China y no se te hubiera enseñado otra lengua más que el chino, será difícil imaginar siquiera que pudieras hablar una lengua distinta. El lenguaje tiene una causa. Se requieren ciertos factores y entonces hablas determinada lengua.

No hay pues libertad en esas cosas. Solamente la espiritualidad carece de causa y ése es el debate entre la ciencia y la religión porque la ciencia dice que no hay nada que sea posible sin una causa, que todo posee una causa. Puede que la conozcas o que no la conozcas, eso es otra cosa. Puede que el factor causal sea desconocido, pero “todo tiene una causa. La causa es o no es conocida, pero todo tiene una causa.

Si todo tiene una causa, no existe la libertad, si un Buda es entonces un Buda, no lo es por méritos propios. ¡Fue algo provocado! Entonces cualquier otro en su situación, X-Y-Z, se convertiría en un Buda. Solamente se requiere de una determinada situación.

Así, un Buda es sustituible por cualquiera. Si se te pone en la misma situación, te convertirás en un Buda, del mismo modo que el agua hierve a cierta temperatura, sea cual sea el agua. Es irrelevante la procedencia del agua, puede ser del Ganges o del Godavari o de donde sea. Cualquier clase de agua hervirá a cierta temperatura y se evaporará a cierta temperatura. A cien grados el agua se evaporará, en cualquier país, en cualquier clima, en cualquier época. La clase de agua es irrelevante. A los cien grados se produce la evaporación. Así pues puedes emplear cualquier agua, A, B, C.

La ciencia afirma que lo mismo ocurre con Buda. Dicen que colocando a cualquier hombre, A, B, C, en la misma situación, si la situación es la misma se producirá un Buda. Lo único que ocurre es que todavía desconocemos todos los factores causales; eso es otra cuestión, pero opinan que los conoceremos algún día.

¡Qué absurdo! Nadie puede crear una situación para convertir a alguien en un Buda. ¡Nadie puede decir cómo! Si le digo al agua, “¡Ahora, evapórate!”, el agua no podrá evaporarse, pero crea la situación y el agua se evaporará. El agua no tiene libertad para poder elegir. La situación es el factor determinante. Si se da la situación, automáticamente el agua se evaporará. La ciencia afirma que la situación del hombre es muy compleja. No es tan simple como el crear calor para que el agua se evapore. Es compleja, pues aún así “todos somos producto de algo” y “todo tiene una causa”.

Si éste fuera el caso, entonces no existiría la libertad. En realidad, en este país, esta idea ha arraigado profundamente en la mente humana. Por ello, los psicólogos dicen que ningún animal es un criminal; algo lo produce; y que ningún Buda es un Buda, algo lo produce. Todos somos esclavos, no hay responsabilidad de nadie. Con la desaparición del concepto de libertad no existe la responsabilidad. Por eso cuando me preguntas por qué la gente no está interesada en transformar sus vidas, su energía interior, en luz espiritual, el “porqué” es irrelevante. No tiene sentido. Con libertad, el “porqué” desaparece. Pero tú sí puedes preguntar por qué esta agua no se evapora, en este caso tienes que descubrir el “porqué” de la situación. Profundiza en la situación y descubrirás la respuesta al por qué esta agua no se evapora. Algo falta. Rectifícalo, y el agua se evaporará.

¿Por qué se enferma cierta persona? Diagnostícala y se descubrirá algo. La respuesta está ahí. ¿Por qué un determinado hombre no es espiritual? La respuesta a esta pregunta no es válida porque con la pregunta “¿por qué?”, asumo que, de alguna forma, en dicha situación debe de haber algo que obstruye el proceso. No existe tal factor. Si quieres ser espiritual puedes serlo; si no quieres serlo, no lo serás; depende de ti. ¡Depende de ti!

No, no se puede hacer nada con el hombre. La espiritualidad no es un bien. Y por esto, porque la espiritualidad significa libertad, es por lo que tan poca gente llega a ser espiritual. Porque nunca empleas tu libertad. Más bien, al contrario, te fuerzas a ser esclavo, porque la esclavitud es algo práctico, muy práctico y cómodo y la libertad es incómoda y poco práctica.

Cuando todo el mundo es un esclavo, puedes acomodarte a todos, si tú también eres un esclavo. Si empiezas a actuar de por libre, te desajustas. El mundo entero ha progresado solamente debido a los individuos desajustados. Los que se ajustan son siempre ortodoxos, tradicionales. Hacen lo que hacen los demás. Se amoldan. La libertad significa que empiezas a moverte en direcciones en las que nadie se mueve. El miedo te atenaza, te empiezas a sentir incómodo. No puedes sentirte seguro porque no hay nadie que haga lo que haces.

Debido a que la libertad es una gran responsabilidad y una responsabilidad altamente peligrosa, es por lo que sigues engañándote a ti mismo.

sábado, 15 de diciembre de 2018

LA IRA


Cuando creas que la ira se está acercando, cierra tus ojos y medita sobre lo que es la ira. Escarba en ti y descubre el origen del cual procede. Lo que hacemos, generalmente, es justo lo contrario. Cuando nos enojamos empezamos a pensar en el objeto de la ira, sobre quién la ha creado, y no sobre el origen de la ira, de dónde viene. Cuando te enojes, cierra tus ojos. Ese es el instante correcto para meditar. Cierra tus ojos, ve hacia adentro y descubre de dónde surge esta ira. Síguela hasta su mismísimo origen. Ve hacia adentro y descubrirás el origen del calor desde donde la energía acumulada está hirviendo por salir.

Obsérvala, solamente obsèrvala, de los contrario la lanzarás al exterior sin que sea transformada. Y no la reprimas, porque si la reprimes, regresará a su origen que ya se halla saturado. No podrá absorberla. La volverá a lanzar hacia fuera otra vez todavía con más fuerza. No la reprimas, se sencillamente, consciente. Ve hacia adentro, hacia el origen. Este mismo ir retiene el proceso; la observación misma transforma la cualidad de la ira porque esta observación calmada es un antídoto.

La ira y la calmada observación son dos fenómenos distintos. Cuando èsta calmada observación entra en la ira, cambia su energía, su composición misma y el calor se transforma en luz. Ese es el cambio: ¡el calor se convierte en luz! Entonces, la ira, ni es devuelta a su origen, que no puede contenerla porque ya está desbordado, ni es devuelta hacia el objeto desperdiciándola, en un absoluto despilfarro. Entonces esa energía ni se dirige hacia el exterior, hacia el objeto de la ira, ni es reprimida hacia su origen. Con la observación, esta energía es difuminada. Se difunde hacia la periferia de tu cuerpo como luz. Cuando se difunde, se desplaza como luz y la misma ira se convierte en olas; la misma ira se convierte en luz, una luz interna.

No te alteres, pues, ni te decepciones si te enojas con facilidad. Eso solamente indica que posees mucha energía. Una persona que nace sin energía no puede ser transformada. No tiene energía. Sé pues feliz porque posees energía, pero no la malgastes. La energía puede ser malgastada, puede ser transformada. La energía es en sí misma neutral. No te voy a decir lo que has de hacer con ella. Tú lo has de decidir. Esta es la ciencia secreta de la alquimia interior, el cambiar el calor en luz, el transformar el carbón en diamante, el cambiar el metal base en oro.

Esos son sólo símbolos. Los alquimistas no se preocupaban realmente por transformar los metales sin valor en metales preciosos, sino tenían que esconderse y tenían que utilizar una simbología esotérica, secreta, porque era muy complicado en los tiempos pasados hablar sobre la ciencia interior y no ser muerto o asesinado. Jesús fue asesinado; él era un alquimista. Y el cristianismo que se desarrolló, que vino tras Jesús, fue totalmente en su contra. La Iglesia cristiana empezó a matar y asesinar a aquellos que practicaban la alquimia.

Esta palabra “alquimia” es muy hermosa. Nuestra “química nació de la alquimia. La palabra “química” proviene de “alquimia”, pero “alquimia” es en sí misma una palabra muy profunda y significativa. La palabra “alquimia” proviene de Egipto. El antiguo nombre de Egipto era “Kem” y “Al Kem” quiere decir “La ciencia secreta de Egipto”. Los egipcios eran grandes conocedores de la alquimia de la transformación interior; en cómo transformar la química interna.

Este proceso es alquímico; observa la ira, y la ira es transformada en luz; observa el sexo, y el sexo es transformado en luz. Observa cualquier fenómeno interno que cree calor y transfòrmalo en luz.

sábado, 8 de diciembre de 2018

EL EQUILIBRIO DEL SOL Y LA LUNA INTERIOR


Necesitas que en ti exista una luna llena interna para ofrecerla a lo Divino como alimento. Únicamente eso puede servir de alimento para lo Divino: una luna llena interna.

Ser consciente opera en un doble sentido. Crea un sol y crea una luna. Hablamos ya de cómo se creaba el sol interior. Cuando te vuelves consciente de todo lo que sucede en ti, de las actividades inconscientes más profundas, te Iluminas. Todas las células de tu cuerpo se vuelven conscientes. Te vuelves luz. Tu consciencia alcanza absolutamente todos los poros de tu cuerpo. Así como los rayos del Sol llegan a la Tierra, tu consciencia interior, una vez despertada empieza a trabajar en cada célula del cuerpo y en cada fibra, en cada nervio corporal. Todo tu cuerpo se llena de luz. Pero eso es solamente una de las partes del ser consciente. Este es solamente uno de los procesos del ser consciente. Los rayos, desde tu centro, alcanzan también tu periferia, la circunferencia. Cuanto más fácilmente tus rayos alcanzan la circunferencia, más se enfría tu centro.

No sé si has oído hablar de cierta teoría sobre el Sol, el Sol exterior. No sé si puede ser cierta o no, pero ayuda a entender la realidad interior. Dicen que el mismísimo centro del Sol es el lugar más frío del sistema solar, que no es en absoluto caliente. El calor se encuentra solamente en la periferia, en la circunferencia, no en el centro del Sol. Por causa del helio que circunda al Sol, se crea el calor; es debido al helio y a su cadena de explosiones atómicas que el calor es generado y luego el calor se extiende al sistema solar.

El Sol posee un cuerpo y él es su centro. El sistema solar es el cuerpo y la Tierra pertenece al cuerpo como célula. El calor se extiende, se desparrama, por el sistema solar. Pero el Sol es en sí mismo algo frío, absolutamente frío y en su mismísimo centro es el lugar más frío de la Existencia. Y es obligado que sea así porque la realidad existe según polaridades. Si el Sol es lo más caliente ha de haber un lugar en su interior que equilibre ese calor. Considera una rueda que gira por la calle; la rueda gira, pero en su centro el buje sobre el cual se mueve permanece quieto. El movimiento ha de tener algo inmóvil en su centro; en caso contrario, el movimiento es imposible.

En este mundo de manifestaciones todo existe entre polos opuestos. Estás vivo porque en tu interior albergas la muerte. Si no albergaras la muerte, no podrías estar vivo. No creas pues que un día se te presenta la muerte. Viene como un desarrollo interior. No es algo con lo que te encuentras, con lo que te topas, ¡no! Es algo hacia lo cual estás creciendo a diario. Un día, el crecimiento finaliza y estás muerto. Es un fenómeno interior. Estás vivo con un centro muerto. No puedes estar vivo sin tener un centro muerto.

Nada existe sin su extremo opuesto. La vida y la muerte son simplemente dos realidades: positiva y negativa. Por eso parece lógico, dialéctico, pero aún no ha sido probado, que el Sol tenga en su centro un espacio frío, un área absolutamente fría; el extremo opuesto al calor de su circunferencia. Puede que sea cierto y puede que no lo sea; eso es algo irrelevante. Pero interiormente es algo totalmente cierto. Cuando te vuelves consciente, el calor empieza a viajar hacia tu circunferencia que la penetra. La contraparte es que ese centro de tu ser se irá volviendo más y más frío. Esa es la luna que trabaja. El sol es la calidez que se esparce, la luz que se desparrama.

Y debes saber que esa luz posee dos cualidades: la luminosidad y el calor. El calor es simplemente luz concentrada; la luz no es más que calor disperso. Por eso cuando la luz viaja por tu cuerpo, todas las células se calientan, se iluminan, se vuelven conscientes. El sueño es algo frío; la noche es fría. Por eso dormimos por la noche: es una hora fría. Y por la mañana, con el amanecer, todo recupera la calidez, la viveza. Entonces es difícil dormir y es fácil mantenerse despierto.

Cuando tu circunferencia está fría, cuando cada célula de tu cuerpo está fría, dormida, tu centro es un área caliente. Es debido a esa zona caliente en el centro que te sientes sexual, que te enojas, que te sientes codiciosos, que sientes tantas cosas. Tu centro está hirviendo. Este calor empieza a desplazarse. Desde luego, cuando el calor abandona tu centro, se difunde y cuanto más se difunde, menos calor es y en más luz se convierte.

Los rayos sobre la Tierra dan la vida. Han viajado una larga distancia. Si te acercas más y más a ellos se volverán mortíferos porque entonces dejarán de ser cálidos; se convertirán en puro fuego

Tal y como es, toda la estructura del cuerpo está fría. Solamente sientes calor con la ira, con el sexo, con el deseo, con la pasión. Eso no es luz sino simplemente un fenómeno febril. Por ello, el sexo se percibe como una liberación, porque pierdes cierta cantidad de calor y te sientes aliviado; pierdes cierta cantidad de fiebre y te sientes aliviado.

Debido a esto los militares no permiten que sus soldados disfruten de libertad sexual, porque si permites la libertad sexual a los soldados, no pueden luchar. Su fiebre interior es liberada. Si no les permites libertad sexual, su fiebre interna se acumula. Esa acumulación de fiebre, automáticamente, se vuelve violenta.

Por eso los grandes acertijos de la historia, los enigmas más profundos, pueden ser resueltos solamente cuando una sociedad es opulenta, cuando el problema de la comida y del hambre son resueltos, cuando una sociedad comienza a ser sexualmente libre. Solamente las sociedades pobres pueden ser sexualmente represivas. Cuando una sociedad es opulenta, es incapaz de reprimir el sexo porque el problema de la alimentación ya ha sido resuelto. Se libera gran cantidad de energía, así que ¿qué hacer con ella? Por eso una sociedad floreciente se vuelve sexualmente libre.

Una sociedad rica quiere decir una sociedad que ha progresado mucho tecnológicamente. Y siempre que una civilización alcanza un determinado punto de opulencia, obligadamente está presente la libertad sexual y entonces cualquier sociedad menos civilizada puede triunfar sobre esta sociedad más avanzada. Esto ha sido así siempre en la historia: una sociedad más avanzada es derrotada por una sociedad más bárbara, más incivilizada.

La India fue derrotada continuamente por razón de su riqueza. Los Tártaros, los Bereberes, los Hunos, los Mongoles, los Turcos, todos ellos eran sociedades incivilizadas. Albergaban gran cantidad de violencia. En Vietnam, los Americanos no pudieron ganar nunca. Su juventud es sexualmente libre y son menos violentos. Por eso no podrìan ganar en Vietnam. Ninguna sociedad opulenta puede imponerse realmente a una sociedad más pobre. Puede que luchen por largo tiempo, pero no podrán vencer; podrán acabar con todo un país, pero no podrán vencer porque adolecen de auténtico espíritu luchador.

América es hoy en día una de las sociedades sexualmente más libres de toda la historia. América no puede luchar; la lucha constituye una parte de una sexualidad reprimida. La fiebre interna ha de ser acumulada en grandes cantidades de modo que puedas ser violento. Reprime el sexo y te volverás violento. Por eso los mal llamados santos son tan violentos en su comportamiento. Se enojan, son violentos, debido a la sexualidad reprimida. Esa fiebre ha de ser liberada de alguna forma.

Siempre que te enojas, tu cuerpo se calienta. Aumenta su temperatura. El centro libera ira; la energía se extiende a la periferia. Normalmente está fría. Por lo general la periferia está fría y el centro está caliente. La inversa es lo que sucede cuando la consciencia se despierta en ti. Cuando meditas y profundizas en ti, cuando te vuelves consciente de toda actividad, todo toma un nuevo camino, un desvío. Tu periferia no se sume en la ira, no se sumerge en el sexo, ni en la codicia, ni en la pasión. Pierde su frialdad, su frialdad de sueño. Se vuelve cálida, viva y consciente. Y debido a que esta energía es liberada hacia la periferia continuamente cada veinticuatro horas, tú no tendrás necesidad ni de sexo ni de ira.

Un Buda no necesita de la ira. Es absolutamente inútil para él, porque su sistema energético ha cambiado por completo. Está empleando su calor para producir luz y tú estás empleando tu luz como calor. El mismo combustible puede ser empleado para quemar tu casa y el mismo combustible puede ser empleado para iluminarla. El combustible es el mismo, pero la dirección cambia. El combustible interno, la energía interna, se convierte en un fuego suicida. Te abrasa y por último, de ti quedan sólo cenizas. Al final, cuando la muerte se acerca, eres tan sólo cenizas. Todo ha sido consumido porque empleaste tu energía no como luz, sino como fuego.

Sea cual sea la medida, todo exactamente existe también en ti. Por eso cuando tu centro solar, tu sol, libera energía, la ibera de dos formas. O bien eres inconsciente y la liberas en forma de sexo, ira, codicia y otros desórdenes. O, si eres consciente, a través de esta consciencia el calor es transformado en luz; entonces es liberado como luz. Entonces estás continuamente bajo un baño de luz. Cada uno de tus poros, cada una de tus células, está bañada en luz. Hay un continuo baño de luz.


sábado, 1 de diciembre de 2018

EL YING Y EL YANG


Debes de haber oído hablar del concepto taoísta del ying y yang, el concepto de los polos opuestos de una misma realidad. La realidad existe mediante los polos opuestos, a través de lo positivo y de lo negativo, a través de lo masculino y de lo femenino, a través del ying y yang.

La realidad es un proceso dialéctico y cuando digo “proceso dialéctico” me refiero a que no es un proceso simple: es muy complejo. Un proceso simple implica un elemento operando; un proceso dialéctico implica a dos polos opuestos operando en una dirección. Y aunque aparecen como opuestos, crean una sinfonía, crean una armonía musical. Y esa armonía es la realidad.

Hombre y mujer significan Humanidad. El hombre solo no es la Humanidad, ni tampoco es la Humanidad solamente la mujer. La Humanidad, la música, la síntesis a la que llamamos Humanidad, es un fenómeno dialéctico. El hombre y la mujer operan en conjunto para crear la Humanidad, ambos colaboran para crear la Humanidad. Y el modo en que crean es dialéctico, existen como extremos opuestos y la tensión interna existente entre ellos crea la energía necesaria para el movimiento, para un ulterior proceso de crecimiento.

Lo mismo ocurre en todos los niveles. Si profundizamos junto al físico en la estructura interna del átomo, descubrimos de nuevo dos polos opuestos operando allí: la electricidad positiva y la electricidad negativa. Debido a esos dos polos opuestos, se crea la materia. Si solamente existiera la electricidad positiva, el mundo desaparecería inmediatamente. Si hubiera solamente la electricidad negativa, no existiría nada. Pero la electricidad negativa y la positiva crean una tensión interna y debido a esa tensión, existe la materia.

Lo mismo ocurre también con el ser interno del hombre. Hemos analizado còmo la consciencia crea un sol interior. El sol es el símbolo de la positividad interior y la luna es el símbolo de la negatividad interior. El sol es el principio masculino interno y la luna es el principio femenino interno. Esas palabras son simbólicas y para el Yoga hindú en particular, son muy significativas. Con “sol” no se refiere al Sol exterior, ni con “luna” se refiere a la Luna exterior. Esas dos palabras, “sol” y “luna” se emplean para designar el universo interior.

El Yoga hindú divide al hombre en dos partes: la parte solar y la parte lunar. Incluso cada una de las dos partes del proceso de respirar es conocida como el aliento lunar. Y, realmente, éste ha sido uno de los descubrimientos más importantes. Si detienes el aliento lunar y respiras únicamente a través del aliento solar, tu cuerpo se calentará. Y parece increíble en términos fisiológicos que este gran calor sea creado simplemente por utilizar una sola clase de respiración. Entre los tibetanos existe un Yoga del calor en el cual se respira únicamente mediante el aliento solar sin emplear para nada el aliento lunar.

De ordinario la respiración está continuamente cambiando, pero la ciencia médica Occidental no se ha dado aún cuenta de ello. El respirar no es un proceso simple, es un proceso alterno. Cambias de orificio nasal cada hora. Cada cuarenta o sesenta minutos aproximadamente, alternas el orificio nasal y empiezas a respirar a través del otro. Luego cambias otra vez. Cuando necesitas más calor en el cuerpo, por ejemplo si de repente te enojas, tu aliento solar entra en acción.

El Yoga dice que cuando estás enfadado, si empleas el aliento lunar y detienes el aliento solar, eres incapaz absolutamente de sentirte enojado porque el aliento lunar crea un tremendo frescor interno. El cuerpo entero se halla dividido entre el sol y la luna y la mente también se encuentra dividida entre el sol y la luna.

Considera pues al hombre, no como uno, porque nada puede existir como uno. Todo existe a través de la dualidad. Estás dividido en dos. Posees una parte positiva y una parte negativa. A la parte positiva se la conoce en la simbología hindú como “el sol” y a la parte negativa como “la luna”. La negativa es fría, silenciosa, tranquila. La positiva es cálida, vibrante de energía, activa. En ti el sol es la parte activa y la luna la parte inactiva, y si ambas, la activa y la inactiva, se equilibran, de repente te hallas Iluminado. Para decirlo más enfáticamente: tienes un desequilibrio, pero si ambas partes son equivalentes en fuerza, se balancean la una a la otra, se niegan entre sí, y en el instante en que ambas son iguales en fuerza, recuperas tu equilibrio interior y alcanzas una realidad diferente; la realidad de lo no dual. Esa realidad no dual puede ser percibida solamente cuando ambas dualidades se equilibran. Entonces las trasciendes.

En el mundo existimos como dualidad. Más allá del mundo existimos como no dualidad, como uno. Piensa en ti mismo como si fueras un triángulo, con dos ángulos existiendo en el mundo y el tercero más allá del mundo. Dos ángulos pertenecen a este mundo y un ángulo pertenece a ese mundo, al mundo de Brahma. Pero si aquellos dos están desequilibrados, no eres capaz de trascenderlos. Los trasciendes tan sólo cuando recuperas el equilibrio. Este equilibrio es el Nirvana, este equilibrio es el Moksha, este equilibrio es estar centrado. El ser consciente significa equilibrar esa dualidad. Y en el instante en que esa dualidad es equilibrada, no naces de nuevo; desapareces del mundo.

Puedes nacer una y otra vez solamente si existe un desequilibrio. Si el desequilibrio alcanza la totalidad, si el equilibrio se vuelve total, es imposible nacer de nuevo. Desapareces del mundo, el cuerpo no puede ya existir más. Entonces no puedes volver a entrar en otro cuerpo otra vez.


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