sábado, 8 de diciembre de 2018

EL EQUILIBRIO DEL SOL Y LA LUNA INTERIOR


Necesitas que en ti exista una luna llena interna para ofrecerla a lo Divino como alimento. Únicamente eso puede servir de alimento para lo Divino: una luna llena interna.

Ser consciente opera en un doble sentido. Crea un sol y crea una luna. Hablamos ya de cómo se creaba el sol interior. Cuando te vuelves consciente de todo lo que sucede en ti, de las actividades inconscientes más profundas, te Iluminas. Todas las células de tu cuerpo se vuelven conscientes. Te vuelves luz. Tu consciencia alcanza absolutamente todos los poros de tu cuerpo. Así como los rayos del Sol llegan a la Tierra, tu consciencia interior, una vez despertada empieza a trabajar en cada célula del cuerpo y en cada fibra, en cada nervio corporal. Todo tu cuerpo se llena de luz. Pero eso es solamente una de las partes del ser consciente. Este es solamente uno de los procesos del ser consciente. Los rayos, desde tu centro, alcanzan también tu periferia, la circunferencia. Cuanto más fácilmente tus rayos alcanzan la circunferencia, más se enfría tu centro.

No sé si has oído hablar de cierta teoría sobre el Sol, el Sol exterior. No sé si puede ser cierta o no, pero ayuda a entender la realidad interior. Dicen que el mismísimo centro del Sol es el lugar más frío del sistema solar, que no es en absoluto caliente. El calor se encuentra solamente en la periferia, en la circunferencia, no en el centro del Sol. Por causa del helio que circunda al Sol, se crea el calor; es debido al helio y a su cadena de explosiones atómicas que el calor es generado y luego el calor se extiende al sistema solar.

El Sol posee un cuerpo y él es su centro. El sistema solar es el cuerpo y la Tierra pertenece al cuerpo como célula. El calor se extiende, se desparrama, por el sistema solar. Pero el Sol es en sí mismo algo frío, absolutamente frío y en su mismísimo centro es el lugar más frío de la Existencia. Y es obligado que sea así porque la realidad existe según polaridades. Si el Sol es lo más caliente ha de haber un lugar en su interior que equilibre ese calor. Considera una rueda que gira por la calle; la rueda gira, pero en su centro el buje sobre el cual se mueve permanece quieto. El movimiento ha de tener algo inmóvil en su centro; en caso contrario, el movimiento es imposible.

En este mundo de manifestaciones todo existe entre polos opuestos. Estás vivo porque en tu interior albergas la muerte. Si no albergaras la muerte, no podrías estar vivo. No creas pues que un día se te presenta la muerte. Viene como un desarrollo interior. No es algo con lo que te encuentras, con lo que te topas, ¡no! Es algo hacia lo cual estás creciendo a diario. Un día, el crecimiento finaliza y estás muerto. Es un fenómeno interior. Estás vivo con un centro muerto. No puedes estar vivo sin tener un centro muerto.

Nada existe sin su extremo opuesto. La vida y la muerte son simplemente dos realidades: positiva y negativa. Por eso parece lógico, dialéctico, pero aún no ha sido probado, que el Sol tenga en su centro un espacio frío, un área absolutamente fría; el extremo opuesto al calor de su circunferencia. Puede que sea cierto y puede que no lo sea; eso es algo irrelevante. Pero interiormente es algo totalmente cierto. Cuando te vuelves consciente, el calor empieza a viajar hacia tu circunferencia que la penetra. La contraparte es que ese centro de tu ser se irá volviendo más y más frío. Esa es la luna que trabaja. El sol es la calidez que se esparce, la luz que se desparrama.

Y debes saber que esa luz posee dos cualidades: la luminosidad y el calor. El calor es simplemente luz concentrada; la luz no es más que calor disperso. Por eso cuando la luz viaja por tu cuerpo, todas las células se calientan, se iluminan, se vuelven conscientes. El sueño es algo frío; la noche es fría. Por eso dormimos por la noche: es una hora fría. Y por la mañana, con el amanecer, todo recupera la calidez, la viveza. Entonces es difícil dormir y es fácil mantenerse despierto.

Cuando tu circunferencia está fría, cuando cada célula de tu cuerpo está fría, dormida, tu centro es un área caliente. Es debido a esa zona caliente en el centro que te sientes sexual, que te enojas, que te sientes codiciosos, que sientes tantas cosas. Tu centro está hirviendo. Este calor empieza a desplazarse. Desde luego, cuando el calor abandona tu centro, se difunde y cuanto más se difunde, menos calor es y en más luz se convierte.

Los rayos sobre la Tierra dan la vida. Han viajado una larga distancia. Si te acercas más y más a ellos se volverán mortíferos porque entonces dejarán de ser cálidos; se convertirán en puro fuego

Tal y como es, toda la estructura del cuerpo está fría. Solamente sientes calor con la ira, con el sexo, con el deseo, con la pasión. Eso no es luz sino simplemente un fenómeno febril. Por ello, el sexo se percibe como una liberación, porque pierdes cierta cantidad de calor y te sientes aliviado; pierdes cierta cantidad de fiebre y te sientes aliviado.

Debido a esto los militares no permiten que sus soldados disfruten de libertad sexual, porque si permites la libertad sexual a los soldados, no pueden luchar. Su fiebre interior es liberada. Si no les permites libertad sexual, su fiebre interna se acumula. Esa acumulación de fiebre, automáticamente, se vuelve violenta.

Por eso los grandes acertijos de la historia, los enigmas más profundos, pueden ser resueltos solamente cuando una sociedad es opulenta, cuando el problema de la comida y del hambre son resueltos, cuando una sociedad comienza a ser sexualmente libre. Solamente las sociedades pobres pueden ser sexualmente represivas. Cuando una sociedad es opulenta, es incapaz de reprimir el sexo porque el problema de la alimentación ya ha sido resuelto. Se libera gran cantidad de energía, así que ¿qué hacer con ella? Por eso una sociedad floreciente se vuelve sexualmente libre.

Una sociedad rica quiere decir una sociedad que ha progresado mucho tecnológicamente. Y siempre que una civilización alcanza un determinado punto de opulencia, obligadamente está presente la libertad sexual y entonces cualquier sociedad menos civilizada puede triunfar sobre esta sociedad más avanzada. Esto ha sido así siempre en la historia: una sociedad más avanzada es derrotada por una sociedad más bárbara, más incivilizada.

La India fue derrotada continuamente por razón de su riqueza. Los Tártaros, los Bereberes, los Hunos, los Mongoles, los Turcos, todos ellos eran sociedades incivilizadas. Albergaban gran cantidad de violencia. En Vietnam, los Americanos no pudieron ganar nunca. Su juventud es sexualmente libre y son menos violentos. Por eso no podrìan ganar en Vietnam. Ninguna sociedad opulenta puede imponerse realmente a una sociedad más pobre. Puede que luchen por largo tiempo, pero no podrán vencer; podrán acabar con todo un país, pero no podrán vencer porque adolecen de auténtico espíritu luchador.

América es hoy en día una de las sociedades sexualmente más libres de toda la historia. América no puede luchar; la lucha constituye una parte de una sexualidad reprimida. La fiebre interna ha de ser acumulada en grandes cantidades de modo que puedas ser violento. Reprime el sexo y te volverás violento. Por eso los mal llamados santos son tan violentos en su comportamiento. Se enojan, son violentos, debido a la sexualidad reprimida. Esa fiebre ha de ser liberada de alguna forma.

Siempre que te enojas, tu cuerpo se calienta. Aumenta su temperatura. El centro libera ira; la energía se extiende a la periferia. Normalmente está fría. Por lo general la periferia está fría y el centro está caliente. La inversa es lo que sucede cuando la consciencia se despierta en ti. Cuando meditas y profundizas en ti, cuando te vuelves consciente de toda actividad, todo toma un nuevo camino, un desvío. Tu periferia no se sume en la ira, no se sumerge en el sexo, ni en la codicia, ni en la pasión. Pierde su frialdad, su frialdad de sueño. Se vuelve cálida, viva y consciente. Y debido a que esta energía es liberada hacia la periferia continuamente cada veinticuatro horas, tú no tendrás necesidad ni de sexo ni de ira.

Un Buda no necesita de la ira. Es absolutamente inútil para él, porque su sistema energético ha cambiado por completo. Está empleando su calor para producir luz y tú estás empleando tu luz como calor. El mismo combustible puede ser empleado para quemar tu casa y el mismo combustible puede ser empleado para iluminarla. El combustible es el mismo, pero la dirección cambia. El combustible interno, la energía interna, se convierte en un fuego suicida. Te abrasa y por último, de ti quedan sólo cenizas. Al final, cuando la muerte se acerca, eres tan sólo cenizas. Todo ha sido consumido porque empleaste tu energía no como luz, sino como fuego.

Sea cual sea la medida, todo exactamente existe también en ti. Por eso cuando tu centro solar, tu sol, libera energía, la ibera de dos formas. O bien eres inconsciente y la liberas en forma de sexo, ira, codicia y otros desórdenes. O, si eres consciente, a través de esta consciencia el calor es transformado en luz; entonces es liberado como luz. Entonces estás continuamente bajo un baño de luz. Cada uno de tus poros, cada una de tus células, está bañada en luz. Hay un continuo baño de luz.


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