sábado, 30 de abril de 2022

EL AMOR Y EL MIEDO

El miedo nunca es amor, ya que el amor nunca tiene miedo. No se pierde nada por amor. ¿Por qué debería tener miedo el amor? El amor solo da. No es una transacción económica, así que no puede haber ni ganancias ni pérdidas. El amor disfruta dando al igual que las flores disfrutan exhalando su fragancia. ¿Por qué deberían tener miedo? ¿Por qué deberías tú tener miedo?

Recuerda: el miedo y el amor nunca se dan a la vez; no puede ser. No hay coexistencia posible. El miedo es justo lo contrario al amor. Normalmente, la gente piensa que lo contrario al amor es el odio. Eso no es cierto, en absoluto. Lo contrario al amor es el miedo. El odio es el amor cabeza abajo. Está haciendo el pino pero no es el opuesto del amor. La persona que odia simplemente demuestra que en lo más profundo, todavía ama. El amor se ha vuelto amargo, pero todavía está ahí. El auténtico opuesto es el miedo. El miedo significa que ahora ha desaparecido toda la energía.

El amor se dirige hacia el exterior, sin miedo, hasta llegar a la otra persona, confiando absolutamente en que será bien recibido; y siempre es bien recibido. El miedo supone encogerte en ti mismo, cerrarte sobre ti mismo, tapar todas las puertas, todas las ventanas para que no pueda llegar hasta ti el sol, el viento, la lluvia; tanto es el miedo que tienes. Estás enterrándote en vida.

El miedo es una tumba, el amor es un templo. En el amor, la vida alcanza la cumbre más alta. En el miedo, la vida desciende hasta el nivel de la muerte. El miedo apesta, el amor es aromático. ¿Por qué vas a tener miedo?

Ten miedo de tu ego, ten miedo de tu deseo, ten miedo de tu avaricia, ten miedo de tu deseo de posesión, ten miedo de tus celos; pero no debes tener miedo del amor. ¡El amor es divino! El amor es como la luz. Cuando hay luz, no puede existir la oscuridad. Cuando hay amor, no puede existir el miedo.

El amor puede convertir tu vida en una auténtica celebración, pero únicamente el amor; no el deseo, no el ego, no el deseo de posesión, no los celos, no la dependencia.

El proceso de aprender y crecer hasta lograr un amor más maduro a menudo es muy doloroso. ¿El dolor es una parte inevitable del crecimiento?

El crecimiento es doloroso porque has estado evitando miles de sufrimientos en tu vida. Pero si los evitas no puedes destruirlos, se van acumulando. Vas tragándote tus sufrimientos y se quedan en tu organismo. Por eso tu crecimiento es doloroso: cuando empiezas a crecer, cuando decides crecer, tienes que enfrentarte a todos los sufrimientos que has reprimido. No puedes dejarlos a un lado.

Te han educado de forma equivocada. Desgraciadamente, hasta ahora, no ha existido ni una sola sociedad en el mundo que no reprima el sufrimiento. Todas las sociedades dependen de la represión. Hay dos cosas que reprimen: una de ellas es el sufrimiento, la otra es el placer.

Y si reprimen el placer es también a causa del sufrimiento. Su razonamiento es que si no eres demasiado feliz, nunca serás demasiado infeliz; si se destruye la alegría inmensa nunca sentirás un dolor profundo. Para evitar el dolor, evitan el placer. Para evitar la muerte, evitan la vida.

Sin embargo, en su razonamiento hay algo de cierto. Ambas cosas crecen a la vez; si quieres tener una vida de éxtasis tendrás que aceptar muchos sufrimientos. Si quieres alcanzar las cumbres del Himalaya, tendrás también que cruzar los valles. Pero los valles no tienen nada de malo; tienes que cambiar la forma de enfocarlo. Puedes disfrutar ambas cosas; la cumbre es maravillosa pero también lo es el valle. Hay momentos en los que deberías disfrutar de la cumbre y hay otros en los que deberías descansar en el valle.

La cumbre es soleada, está en constante diálogo con el cielo. El valle es oscuro, pero cuando quieres descansar tienes que ir a la oscuridad del valle. Si deseas llegar a las cumbres, tendrás que echar raíces en el valle; cuanto más profundas sean esas raíces, más alto será el árbol. El árbol no puede crecer sin raíces y las raíces tienen que adentrarse profundamente en el suelo.

El dolor y el placer son partes intrínsecas de la vida. Los hombres tienen tanto miedo al dolor que lo reprimen, evitan las situaciones que producen dolor, están continuamente rehuyéndolo. Y al final se encuentran con que si realmente quieren evitar el dolor tienen que evitar también el placer. Por eso vuestros monjes evitan el placer, porque tienen miedo de él. En realidad, lo que están haciendo es evitar cualquier riesgo de padecer dolor. Saben que si evitan el placer será imposible sufrir un gran dolor; este solo se produce como sombra del placer. De ese modo caminas por la llanura, nunca asciendes a las cumbres ni tampoco desciendes a los valles. Pero entonces entras a formar parte de los muertos vivientes; no estás vivo.

La vida se halla entre estos dos polos. Esta tensión entre el placer y el dolor te hace capaz de crear una música maravillosa; la música solo existe en esa tensión. Destruye la polaridad y serás aburrido, rancio, estarás cubierto de polvo. No hallarás sentido a nada y jamás sabrás qué es el esplendor. Te habrás perdido la vida. El que quiera conocer la vida y vivirla tendrá que aceptar y abrazar la muerte. Ambas van unidas, son dos aspectos de un mismo fenómeno.

Esa es la razón de que el crecimiento sea doloroso. Tienes que sumergirte en los dolores que has estado evitando. Y eso es doloroso. Tienes que enfrentarte a todas esas heridas a las que más o menos has conseguido no mirar. Sin embargo, cuanto más profundices en el dolor, más profunda será tu capacidad de ahondar en el placer. Si puedes ahondar hasta el límite del dolor, serás capaz de tocar el cielo.

Una vez me contaron la historia de un discípulo que acudió a un maestro zen y le dijo: “¿Cómo podemos evitar el frío y el calor?”.

En sentido metafórico estaba preguntando: “¿Cómo podemos evitar el dolor y el placer?”. Esa es la forma zen de hablar del dolor y del placer, “frío y calor”. “¿Cómo podemos evitar el frío y el calor?”

El maestro le respondió: “Experimenta el frío, experimenta el calor”. Para liberarse del dolor hay que aceptar el dolor como un hecho inevitable y natural. El dolor es dolor; un hecho simple y doloroso. Sin embargo, el sufrimiento siempre es la absoluta negación del dolor, la exigencia de que la vida no sea dolorosa. Es el rechazo de un hecho, la negación de la vida y de la naturaleza de las cosas. La muerte es la mente a la que le preocupa morir. Si no tienes miedo a la muerte, ¿cómo vas a morir?

sábado, 23 de abril de 2022

EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO

El hombre se distingue entre todas las criaturas por su conocimiento de la muerte y por la risa. El milagro es que eso le permite hacer de la muerte algo nuevo: ¡puede morir riéndose! Y solo si eres capaz de morir riéndote demostrarás que has vivido riéndote. La muerte es la declaración final de toda tu vida; la conclusión, la frase final. Tu muerte, tu forma de morir, reflejará el modo en que has vivido.

Eres capaz de morir riendo? Si puedes significa que fuiste una persona madura. Si mueres llorando, gritando, apegándote, querrá decir que fuiste un niño. No habías crecido, eras inmaduro. Si mueres gritando, llorando y apegándote a la vida, lo único que demostrará es que estuviste evitando la muerte y también estuviste evitando la vida, con todos sus dolores.

Crecer supone enfrentarse a la realidad, afrontar los hechos, sean los que sean. Y permíteme que te lo repita: el dolor no es más que dolor, no conlleva sufrimiento. El sufrimiento surge de tu deseo de que no haya dolor, de la idea de que hay algo malo en el dolor. Contempla, observa y te sorprenderás. Te duele la cabeza; hay dolor pero no hay sufrimiento. El sufrimiento es un fenómeno secundario, el dolor es primario. Te duele la cabeza, tienes un dolor; no es más que un hecho. No lo juzgas. No dices que es bueno o malo. No le das ningún valor, no es más que un hecho.

La rosa es un hecho, y también lo es la espina. El día es un hecho, y también lo es la noche. La cabeza es un hecho, y también lo es el dolor de cabeza. Simplemente te das cuenta de ello.

Buda enseñó a sus discípulos que cuando tuvieran dolor de cabeza solo tenían que decir: “Dolor de cabeza, dolor de cabeza”. Sé consciente de él, pero no juzgues, no digas: “¿Por qué? ¿Por qué tengo este dolor de cabeza? Esto no debería ocurrirme a mí”. En cuanto dices “no debería” estás provocando sufrimiento. De modo que el sufrimiento lo creas tú, no el dolor de cabeza. El sufrimiento es tu interpretación hostil, el sufrimiento es tu negación de la realidad.

En cuanto dices “no debería ser” has empezado a evitarlo, has empezado a alejarte de ello. Te gustaría estar ocupado en algo para poder olvidarte de eso. Pones la radio o la televisión, o te vas a un bar, o empiezas a leer. Te diviertes, te distraes. Si haces eso, no serás testigo de ese dolor; simplemente te distraerás. Ese dolor será absorbido por tu organismo.

Intenta entender profundamente esta clave: si logras ser testigo de tu dolor de cabeza sin adoptar una actitud hostil, sin evitarlo, sin escapar de él; si puedes limitarte a estar ahí, meditativamente ahí —“Dolor de cabeza, dolor de cabeza”—, si consigues limitarte a contemplarlo, el dolor de cabeza desaparecerá cuando llegue el momento. No estoy diciendo que vaya a desaparecer milagrosamente, que por el mero hecho de que lo observes vaya a desaparecer. Desaparecerá cuando llegue su momento. Pero no lo absorberá tu organismo, no envenenará tu organismo. Estará ahí, te darás cuenta de él, y desaparecerá. Será liberado.

Cuando eres testigo de algo que te ocurre, impides que entre en tu organismo. Siempre entra cuando lo evitas, cuando escapas de ello. El dolor solo puede formar parte de tu ser cuando estás ausente; si estás presente, tu propia presencia impedirá que forme parte de tu ser.

Si puedes seguir dándote cuenta de tus dolores, no los acumularás. Pero no te han enseñado la clave adecuada, así que sigues evitándolos. Eso hace que acumules tanto dolor que tienes miedo de enfrentarte a él, tienes miedo de aceptarlo. El crecimiento se vuelve doloroso; esto se debe a un mal condicionamiento. De lo contrario el crecimiento no es doloroso, sino sumamente placentero.

Cuando el árbol crece y se hace grande, ¿crees que siente algún dolor? No siente ningún dolor. Ni siquiera cuando el niño nace, si la madre así lo acepta no habrá dolor. Pero la madre lo rechaza; la madre tiene miedo. Se pone tensa, intenta mantener al niño dentro, y eso no es posible. El niño está preparado para salir al mundo, el niño está preparado para dejar a la madre. Está maduro; el vientre ya no puede contenerlo. Si el vientre lo contiene durante más tiempo, morirá la madre y también morirá el niño. Pero la madre tiene miedo. Ha oído que dar a luz es muy doloroso — dolores de parto, sufrimiento de parto— así que tiene miedo. Y a consecuencia de ese miedo se pone tensa y se cierra.

Para otras mujeres —y en las sociedades primitivas todavía existen ese tipo de mujeres— dar a luz es algo muy simple, que no provoca ningún dolor. Al contrario, te sorprenderá saber que la mujer tiene su mayor éxtasis cuando da a luz; ningún dolor ni ninguna agonía, sino el máximo éxtasis. No hay orgasmo sexual tan satisfactorio y tan intenso como el que experimenta una mujer cuando da a luz a un niño de forma natural. Todo el mecanismo sexual de la mujer palpita como no puede palpitar al hacer el amor. El niño está surgiendo de lo más hondo de la mujer. No hay ningún hombre que pueda penetrar tan hondo a la mujer. Y esa palpitación surge de dentro. Esa palpitación es imprescindible; llega como ondas, grandes oleadas de alegría. Eso será lo único que ayudará al niño a salir, lo único que ayudará a que se abra el paso para que salga el niño. De modo que habrá una gran palpitación y todo el ser sexual de la mujer experimentará una gran alegría.

Sin embargo, lo que le ha ocurrido a la humanidad es justo lo contrario: la mujer experimenta el mayor sufrimiento de su vida. Pero se trata de una creación mental, fruto de una mala educación. El nacimiento físico puede ser natural si lo aceptas, y lo mismo ocurre con tu nacimiento como ser amoroso. El crecimiento significa que naces cada día. El nacimiento no termina el día en que naciste; ese día simplemente empieza, no es más que un comienzo. El día que abandonaste el vientre de tu madre no naciste, simplemente empezaste a nacer; no fue más que el comienzo. Una persona continúa naciendo hasta que muere. No es que nazcas en un momento puntual Tu proceso de nacimiento continúa durante setenta, ochenta, noventa años, tantos años como vivas. Es un continuum.

Todos los días te sentirás dichoso: te saldrán nuevas hojas, nuevos brotes, nuevas flores, nuevas ramas, te elevarás cada vez más y alcanzarás mayor altura. Profundizarás más, te elevarás más; alcanzarás las cumbres. El crecimiento no será doloroso.

En cambio, el crecimiento es doloroso por ti y por tu condicionamiento. Te han enseñado a no crecer; te han enseñado a permanecer estático, te han enseñado a apegarte a lo familiar y a lo conocido. Por eso cada vez que lo conocido se te escapa de las manos empiezas a llorar. Se ha roto un juguete, te han quitado el chupete.

Recuerda: solo hay una cosa que te ayudará, y es la conciencia; nada más. Si no aceptas la vida y el amor con todos sus altibajos, el crecimiento seguirá siendo doloroso. Hay que aceptar el verano y también el invierno. Eso es lo que yo denomino meditación. La meditación es cuando te vacían de todo lo viejo, lo dicho y hecho ya mil veces. Cuando ocurre eso, ves. O más bien, se produce la visión, el nacimiento de lo nuevo. Pero tendrás que sufrir muchos dolores, muchos sufrimientos, porque has vivido en determinada sociedad, en determinada cultura, ya sea hindú, musulmana, cristiana, india, alemana, japonesa. No son más que diferentes formas de evitar el dolor. Has formado parte de una cultura, por eso el crecimiento es doloroso, porque la cultura intenta que no crezcas; quiere que sigas siendo infantil. No te permite avanzar psicológicamente al tiempo que avanzas fisiológicamente.

sábado, 16 de abril de 2022

EL AMOR AUTÉNTICO


El amor es la única religión. El único Dios, el único misterio que hay que vivir, que hay que entender. Una vez que comprendes el amor comprendes a todos los sabios y a todos los místicos del mundo. No es difícil, es tan simple como los latidos de tu corazón o como tu respiración. Es algo innato en ti, no es al que te de la sociedad, y aquí quiero hacer hincapié: el amor surge cuando naces, pero, evidentemente está sin desarrollar, como todo lo demás. El niño tiene que crecer.

La sociedad se aprovecha de esa laguna. El amor del niño necesitará tiempo para crecer; mientras tanto, la sociedad no hace más que condicionar la mente del niño con ideas sobre el amor que son falsas. Cuando llega el momento en el que estás preparado para explorar el mundo del amor, estás tan lleno de tonterías acerca de él que no tienes muchas posibilidades de encontrar el amor auténtico y desechar el falso.

Por ejemplo: siempre y en todas partes se ha dicho a los niños que el amor es eterno; una vez que amas a una persona, la amas para siempre. Si amas a una persona y posteriormente sientes que ya no la amas, significa que nunca la amaste. Pero esta idea es muy peligrosa. Te inculca la creencia de un amor permanente, pero en la vida no hay nada permanente. Las flores florecen por la mañana y por la tarde desaparecen.

La vida es un flujo continuo: todo cambia, se mueve. No hay nada estático, nada es permanente. Te han inculcado la idea de que el amor es permanente, y eso destruirá toda tu vida. Esperarás un amor permanente de una mujer, y la mujer esperará un amor permanente de ti.

El amor se vuelve secundario, la permanencia se convierte en lo principal. Pero el amor es una flor tan delicada que no puedes forzarla a ser permanente. Puedes tener flores de plástico; eso es lo que tiene la gente: matrimonios, familia, niños, parientes, todo es de plástico. El plástico tiene una cualidad muy espiritual: es permanente. El amor auténtico es tan incierto como tu vida. No puedes afirmar que mañana sigas aquí. Ni siquiera puedes afirmar que sobrevivirás al momento siguiente. Tu vida está continuamente cambiando: de la infancia a la juventud, a la madurez, a la ancianidad, a la muerte; está continuamente cambiando. El amor auténtico también cambiará.

Es posible que si estás iluminado tu amor trascienda las leyes normales de la vida, que no cambie ni sea permanente sino que simplemente sea. Ya no se trata de cómo amar; tú mismo te has convertido en amor, así que todo lo que haces está lleno de amor. No es que hagas algo concreto que sea amor; de todo lo que haces se desprende amor. Sin embargo, antes de la iluminación ocurrirá con el amor lo mismo que con todo lo demás: cambiará.

Si comprendes que cambiará, que quizá de vez en cuando tu pareja se sienta atraída hacia otra persona, y que tú debes ser comprensivo, cariñoso, preocuparte por ella y permitirle que haga lo que sienta, tendrás la oportunidad de demostrarle a tu compañera que la amas. La amas; aunque ella pueda amar a otra persona, eso da igual. Si hay comprensión, es posible que tu amor se convierta en una relación para toda la vida, pero recuerda que no será permanente. Tendrá altibajos, sufrirá cambios.

Es muy fácil de entender. Cuando empezaste a amar, eras muy joven, no tenías experiencia. ¿Cómo puede seguir siendo igual tu amor si te has convertido en una persona madura? Tu amor también alcanzará cierta madurez. Y cuando seas anciano tu amor tendrá un aroma diferente. El amor seguirá cambiando, y de vez en cuando simplemente necesitará una oportunidad para cambiar. En una sociedad sana será posible darle esa oportunidad, y que tu relación con otra persona no se rompa.

No obstante, también es posible que tengas que cambiar de amante muchas veces a lo largo de tu vida. No tiene nada de malo. Es más, cambiar de amante muchas veces en tu vida te enriquecerá, si todo el mundo hace lo que te estoy diciendo acerca del amor, todo el mundo se enriquecerá.

Sin. embargo, una falsa noción ha destruido toda posibilidad de que suceda eso. En cuanto tu pareja mira a otra persona, solo la mira, sus ojos reflejan la atracción que siente y tú te pones muy nerviosa. Tienes que entender que lo que tú quieres es que al hombre dejen de interesarle las mujeres guapas que vea por la calle, las actrices guapas de las películas...; quieres que no se interese por nadie excepto por ti. Pero entonces es que no entiendes la psicología humana. Si no se interesa por las mujeres que ve por la calle o en las películas, ¿por qué iba a interesarse por ti? Su interés por las mujeres es una garantía de que se interesa por ti, de que todavía existe la posibilidad de que vuestro amor continúe.

Pero estamos haciendo precisamente lo contrario. Los hombres están intentando conseguir que sus mujeres no se interesen por nadie excepto por ellos; deben ser el único foco de atención para su mujer, el único en quien se concentre. La mujer también está exigiendo lo mismo, por lo que ambos se están volviendo locos el uno al otro. Concentrarte en una sola persona te conducirá a la locura.

Para tener una vida más ligera, más alegre, necesitas ser flexible. Tienes que recordar que la libertad es el valor más importante y que si el amor no te da libertad significa que no es amor.

La libertad es la clave: todo lo que te da libertad es correcto, y todo lo que destruye tu libertad está equivocado. Si logras recordar esta sencilla máxima, poco a poco, tu vida empezará a marchar por el buen camino en todos los aspectos: tu relación, tu meditación, tu creatividad, todo lo que eres.

Hay que eliminar los viejos conceptos, los malos conceptos. Por ejemplo, en la India hay millones de mujeres que han sido quemadas vivas en la pira funeraria de sus maridos. Esto demuestra que el marido es tan posesivo que no solo quiere poseer a la mujer mientras él está vivo ¡sino que tiene miedo de lo que pueda ocurrir cuando él esté muerto! Puesto que entonces no podrá hacer nada, prefiere llevarse a la mujer con él.

Pero observa que esto solo se aplicaba a las mujeres; durante diez mil años no ha habido ni un solo hombre que se haya lanzado a la pira funeraria de una mujer. ¿Qué quiere decir eso? ¿Significa que solo las mujeres aman a los hombres y que los hombres no aman a las mujeres? ¿Significa que la mujer no tiene vida propia? ¿Que su vida se reduce a la vida del marido y cuando éste muere, ella también tiene que morir?

Esas nociones absurdas se han asentado en nuestra mente. Tienes que hacer limpieza continuamente. Cada vez que localices una estupidez en tu mente, límpiala, elimínala. Si tienes la mente limpia y clara serás capaz de encontrar soluciones para cualquier problema que surja en tu vida.

sábado, 9 de abril de 2022

LA INFLUENCIA DE LA MADRE EN EL AMOR


Si realmente quieres eliminar esa basura de las influencias tienes que ser consciente de que tu madre forma parte de esa basura, y eso te hará daño. Tu madre te ha envenenado. De cada cien problemas y conflictos, casi el noventa por ciento los causan vuestras madres, porque el niño crece en el vientre de su madre. Incluso dentro del vientre, le afectan el estado de ánimo y las emociones de la madre. Si la madre está constantemente enfadada, triste, deprimida, frustrada; si no quiere tener ese hijo y es el marido quien la ha obligado a tenerlo; si está teniendo ese niño de mala gana... todas esas circunstancias afectarán al tejido de la mente del niño. El niño se está formando; no solo le influyen la carne y la sangre de la madre, también le influye su psicología.

Así que mientras la madre está embarazada, tiene que tener mucho cuidado porque en su interior se está formando una nueva vida. Todo lo que haga —pelearse con su marido, pelearse con los vecinos o sentirse frustrada por cualquier cosa— estará envenenando la mente del niño desde las raíces. Antes de que nazca ya está lleno de prejuicios.

Tu madre no es la única que está enfadada con los hombres. La gran mayoría de las mujeres están enfadadas con sus maridos. Lo mismo puede decirse de los maridos; la mayoría de ellos están enfadados con sus mujeres. Pero el enfado del padre no afecta tanto al niño porque este comienza a vivir dentro del vientre de la madre, empieza a crecer a la sombra de la madre, no a la del padre. El padre no es más que un visitante ocasional. Puede que por la mañana le dé un beso y unas palmaditas en el hombro antes de irse a la oficina. Puede que por la tarde llegue y hable un poco con el niño; de lo contrario, el niño se pasará el día con la madre y lo aprenderá todo de ella.

Por eso llamamos “lengua materna” a cualquier idioma, porque mientras la madre está delante ¡el padre no puede ni abrir la boca para hablar con su hijo! La madre habla y el padre escucha; el niño aprende el idioma de su madre. Y no solo el idioma sino todas sus actitudes.

Sin embargo, la vida, tal como la hemos vivido hasta ahora, está dominada casi totalmente por los hombres. Es una sociedad hecha por hombres y durante siglos no ha habido espacio para las mujeres. Por eso es muy raro que las mujeres no sientan afinidad con otras mujeres. Pero sus mentes también están condicionadas para sentir simpatía hacia los hombres.

De vez en cuando también ocurre que en lo más profundo la mujer carga con los sentimientos de la madre. La madre estaba en contra de los hombres —y no veo por qué no debería estarlo; tenía toda la razón del mundo para estar en contra de ellos—; tenía motivos para ello, pero eso no ayudará a la sociedad ni creará un futuro mejor.

Lo pasado, pasado está. Debes empezar a mirar a los hombres con otros ojos; y particularmente en este terreno, donde tienes que esforzarte en reconocer tu condicionamiento, en deshipnotizarte. Hay que eliminar toda la basura con la que estás cargando; debes eliminar toda la carga y sentirte ligera para que puedas alcanzar el conocimiento, tu propio enfoque.

Además, las mujeres de tu comunidad no son incultas. Tú eres económicamente independiente, y eres igual de inteligente que cualquier hombre. No necesitas estar enfadada con los hombres. Si tu madre estaba enfadada, quizá fuera porque no había sido educada, quizá no podía ser económicamente independiente. Quería volar pero estaba enjaulada. Tú no lo estás.

Esta es una de las razones por las que no puedo comunicarme con la gran mayoría de la India: porque el hombre no querrá escucharme; iría contra su dominio, contra su poder. Y la mujer no puede entenderme, no ha sido educada. Incluso aunque me entendiera, no lograría ser independiente económicamente; no puede rebelarse contra la sociedad hecha por los hombres. En la mayor parte de la India no existe nada parecido a un movimiento para la liberación de la mujer; ni siquiera se habla de ello. Ninguna mujer piensa que tenga la posibilidad de liberarse. Ha perdido toda esperanza.

Pero tu situación es distinta. Provienes de un país en el que las mujeres pueden recibir una educación, y la educación te permite ser económicamente independiente. No tienes por qué ser ama de casa; no tienes por qué casarte. Puedes vivir con la persona que ames sin necesidad de casarte.

La mujer tiene que luchar para conseguirlo, la mujer tiene que hacer que el matrimonio sea una cuestión absolutamente personal en la que ni el gobierno, ni el Estado, ni la sociedad tengan por qué intervenir.

Estás en una situación totalmente distinta a la de tu madre, así que es una estupidez que sigas cargando con su ira y su condicionamiento. Simplemente, perdónala y olvídala porque si sigues teniendo su condicionamiento negativo hacia los hombres, nunca te sentirás completa, ya que la mujer o el hombre que es incapaz de amar permanece incompleto, frustrado.

De ese modo se crea un círculo vicioso. Tu ira te impide amar porque amar significa eliminar la ira contra los hombres y dirigirse a un polo diametralmente opuesto; en vez de la ira, el amor; en vez del odio, el amor. Para dar ese salto importante hace falta valor. Te hallas en un círculo vicioso porque a causa de tu condicionamiento negativo no puedes amar a ningún hombre, y como no puedes amar a ningún hombre te sientes cada vez más frustrada, y tu frustración te hace estar cada vez más airada; ese es el círculo vicioso. La ira provoca frustración, y la frustración hace que te sientas cada vez más airada, más violenta, más en contra de los hombres. Eso provoca más ira, y el círculo se va haciendo cada vez más profundo. Se vuelve casi imposible salir de él.

Tienes que empezar por el principio. En primer lugar tienes que intentar entender que tu madre vivía en un contexto diferente. Puede que su ira estuviera justificada. Tu situación es distinta, y no tiene sentido que tu mente cargue con tu madre. Tienes que vivir tu vida, no la vida de tu madre. Ella sufrió, pero ¿por qué quieres causar más sufrimiento en el mundo? ¿Por qué quieres ser una mártir?

Siente compasión por tu madre; no estoy diciendo que te enfades con ella porque te haya condicionado. Eso supondría mantener tu ira; simplemente cambiarías a los hombres por tu madre. No, necesitas eliminar completamente la ira. Tu madre necesita tu compasión; debe de haber sufrido, y eso ha creado ira en ella. Pero tú no estás sufriendo. Puedes dejar la ira a un lado y mirar a los hombres con una mirada nueva. Los hombres no pueden deshacer de un plumazo el daño que sus antepasados inflingieron a las mujeres. Lo pasado, pasado está. Puede que ahora lamenten profundamente lo que el hombre hizo a las mujeres.

Ese tipo de hombre constituye un tipo de persona distinta.

Estoy intentando crear la posibilidad de que surja un nuevo tipo de ser humano que no esté contaminado por el pasado, que se desmarque del pasado. Es un trabajo difícil; es casi como darme cabezazos contra un muro, pero estoy decidido a seguir dándomelos. ¡Confío en mi cabeza! Además, el muro es muy viejo y antiguo. Puede que me haga daño, pero algún día caerá; ya le ha llegado su hora. Ya ha vivido más de lo que le correspondía.

Así que medita, y sé consciente de cuándo comienza a hablar la voz de tu madre en tu mente. Poco a poco, consigue acallar esa voz. No la escuches, arruinará toda tu vida. Tienes que aprender a amar. Además, cuando lo aman, el hombre se vuelve más educado, más bueno, todo un caballero. Pierde sus aristas, se vuelve más suave. A través del amor, la mujer empieza a florecer; de lo contrario sigue siendo un capullo cerrado. Solo en el amor, bajo el sol del amor, ella abre sus pétalos. Solo en el amor sus ojos empiezan a tener una profundidad distinta, un brillo diferente; su rostro comienza a tener un aspecto alegre. Por medio del amor experimenta una profunda transformación; llega a la madurez, es mayor de edad.

Así que libérate del condicionamiento que tu madre te ha transmitido inconscientemente. Tú lo has aceptado de forma inconsciente. El modo de liberarse de él consiste en ser consciente de él. Haber planteado esta pregunta supone un buen comienzo. Ese es el principio de la conciencia; su abecé. Tienes que llegar mucho más lejos para cambiar totalmente tu mente, para ser nueva, sin condicionamientos, abierta y vulnerable.

Como consecuencia de ese condicionamiento te has comportado de manera horrible, y cada vez que un hombre se te acercaba mostrándote su amor, tú salías corriendo, lo que lo impulsaba a ir detrás de ti. Eso es algo con lo que disfrutas: que vaya detrás de ti. A todas las mujeres les gusta eso. Realmente es horrible, y no eres consciente de sus profundas implicaciones. Significa que tú eres la presa; el hombre es el cazador y va a la caza de su presa. Inconscientemente, estás permitiendo la supremacía del hombre. Tradicionalmente se te ha inculcado que los hombres deben tomar la iniciativa en el amor, no las mujeres; va en contra del encanto femenino. Todas estas ideas están anticuadas. ¿Por qué vas a estar en un segundo plano desde el principio? Si amas a un hombre, ¿por qué esperar? Conozco a muchas mujeres que han esperado durante años porque querían que el hombre tomara la iniciativa. Pero se enamoraron de hombres que no iban a tomarla nunca.

En realidad, no existe ninguna razón por la que la mujer tenga que esperar a que el hombre tome la iniciativa. Si la mujer siente amor hacia alguien, debería tomar la iniciativa y no debería sentirse humillada si al hombre no le apetece. Eso les acercará a la igualdad. Estas son las pequeñas cosas que harán posible la liberación de la mujer.

Pero la mujer siempre ha intentado actuar como una “presa”. Atrae al hombre; lo intenta de todas las formas posibles: con su belleza, la ropa, el perfume., su peinado; con todo lo que pueda. Atrae al hombre, y una vez que lo ha atraído, sale corriendo. Pero tampoco corre demasiado rápido. No hace más que mirar atrás para comprobar si el pobre chico va tras ella o no. Si lo deja muy atrás, espera un poco. Cuando se acerca otra vez, vuelve a correr.

Eso es una tontería; el amor debería ser una cuestión transparente. Amas a alguien, le manifiestas tu amor y te dices: “No estás obligado a decir sí; respetaré tu negativa. No es más que lo que yo deseo. No tienes que aceptar si no te apetece, porque si tú no sientes amor hacia mí ese sí será peligroso. Solo si me amas nuestra vida podrá llegar a ser completa”.

Una mujer y un hombre que estén enamorados pueden meditar muy fácilmente. La meditación y el amor son dos fenómenos tan cercanos que si empiezas a meditar, tu energía amorosa comenzará a rebosar. Si realmente te enamoras de alguien que esté enamorado de ti, tu energía meditativa empezará a crecer; son experiencias que están estrechamente unidas. Por tanto, yo estoy a favor de ambas.

sábado, 2 de abril de 2022

EL AMOR, EL EGO Y LA CONSCIENCIA


El amor se basta a sí mismo, siempre y cuando tu amor no sea el amor ordinario, instintivo y biológico. Si no forma parte de tu ego, si no es un mecanismo del ego para dominar a otra persona —si tu amor es una dicha absoluta, se regocija en el ser de la otra persona sin razón alguna, es pura dicha— la conciencia seguirá a ese amor puro como una sombra. No tienes que preocuparte por la conciencia.

Solo existen dos caminos: o bien eres consciente, en cuyo caso el amor te sigue como una sombra; o eres tan amoroso que la conciencia surge por sí sola. Son dos caras de la misma moneda. No necesitas preocuparte por la otra cara. ¡Limítate a sujetar una de las caras, y la otra no podrá escapar! Será inevitable que esté también la otra cara.

El camino del amor es más fácil, más optimista, inocente, simple.

El camino de la conciencia es un poco arduo. Yo aconsejo el camino de la conciencia a aquellas personas que no pueden amar. Hay personas que no pueden amar, sus corazones se han petrificado. Su educación, su cultura, su sociedad han eliminado toda capacidad de amar, porque este mundo no se rige por el amor, se rige por la astucia. Para tener éxito en este mundo no necesitas amor, necesitas tener un corazón duro y una mente aguda. De hecho, no necesitas en absoluto tener corazón.

En este mundo, las personas de corazón son aplastadas, explotadas, oprimidas. Este mundo está regido por los astutos, los listos, los que no tienen corazón y los crueles. Así que la sociedad está organizada de tal manera que los niños enseguida empiezan a perder su corazón, y su energía se dirige directamente a la cabeza. El corazón se deja a un lado.

Me contaron una antigua parábola del Tíbet que dice que al principio de los tiempos el corazón estaba exactamente en el centro del cuerpo, pero que ahora ya no está en el centro porque no hacían más que echarlo a un lado, fuera del camino. Ahora el pobre está esperando a un lado del camino —-“Si algún día me necesitas, aquí estoy”—, pero no lo alimentan, no lo estimulan. Al contrario, recibe todo tipo de críticas.

Si haces algo y dices: “Lo hice porque era lo que sentía”, todo el mundo se echará a reír: “¿Sentir? ¿Te has vuelto loco? Dime la razón, el motivo de que hagas eso. Sentir no es una razón para hacer nada”.

Incluso cuando te enamoras tienes que encontrar una razón por la que te hayas enamorado: porque la nariz de esa mujer es preciosa, su mirada es muy profunda, su cuerpo está perfectamente proporcionado. Esas no son las razones. Tú no has sumado todas estas razones con tu calculadora antes de decidir que merece la pena enamorarse de esa mujer:

Enamórate de esa mujer; tiene la longitud de nariz adecuada, el tipo de pelo adecuado, el color adecuado, la proporción de cuerpo adecuada. ¿Qué más quieres?”.

Sin embargo, nadie se enamora de ese modo. Te enamoras. Después, para complacer a todos los idiotas que te rodean y demostrarles que no estás loco, lo calculas todo, y solo entonces das el paso. Es un paso razonable, racional y lógico. Nadie escucha a su corazón.

Mientras, la mente no hace más que parlotear; es un parloteo tan constante — bla, bla, bla, bla, bla, bla— que aunque el corazón diga algo, nunca llega a ti. No puede llegar. En el bazar de tu cabeza hay tanto ruido que al corazón le resulta imposible, absolutamente imposible hacerse oír. Poco a poco, el corazón deja de decir cosas. Acostumbrado a ser sistemáticamente desoído, a ser sistemáticamente apartado, se calla.

La cabeza dirige el espectáculo en la sociedad; si no fuera así viviríamos en un mundo totalmente diferente: con más amor, con menos odio, menos guerra, sin ninguna posibilidad de que hubiera armas nucleares. El corazón nunca apoyaría el desarrollo de una tecnología destructiva. El corazón nunca estaría al servicio de la muerte. Es vida: palpita por la vida, late por la vida.

A causa del condicionamiento impuesto por la sociedad, hay que elegir el método de la conciencia, porque la conciencia parece ser muy lógica y racional. Pero si puedes amar, no hace falta que escojas innecesariamente un camino largo y arduo. El amor es el camino más corto, el más natural; tan fácil que puede recorrerlo incluso un niño pequeño. No hace falta entrenamiento. Naces con esa capacidad, no está corrompido por los demás.

No obstante, el amor debería ser puro, no debería ser impuro.

Te sorprenderá saber que la palabra inglesa para amor, love, proviene de una raíz sánscrita con un significado muy negativo. Proviene de lobh. Lobh significa “avaricia”.

Y el amor común es una especie de avaricia. Por eso hay personas que aman el dinero, que aman las casas; hay personas que aman esto, que aman aquello. Aunque amen a una mujer o a un hombre, solo les mueve la avaricia, quieren poseer todo lo bello. Es un ansia de poder. Seguro que conoces parejas que no hacen más que pelearse, y por cosas tan triviales que ambos se sienten avergonzados: “¡Por qué cosas más tontas nos peleamos!”. En los momentos de silencio, cuando están solos, se preguntan: “¿No me habrá poseído un espíritu maligno? ¡Discutir por una cosa tan tonta, tan insignificante!”. Pero no es una cuestión de insignificancia; es una cuestión de quién tiene el poder, de quién se impone, de quién lleva la voz cantante.

El amor no puede existir en esas circunstancias.

Hay una lucha continua para intentar dominar. En esa situación no puede florecer el amor. El hombre está luchando en el mundo por todo tipo de ambiciones. La mujer está luchando contra el hombre porque tiene miedo: él se pasa todo el día fuera de casa. “¿Quién sabe? A lo mejor está teniendo aventuras con otras mujeres.” Está celosa, sospecha; quiere estar segura de que ese hombre está controlado. Así que en casa el hombre está luchando contra su mujer, y fuera él está luchando contra el mundo. ¿Dónde crees que puede florecer la flor del amor?

La flor del amor solo puede florecer cuando no hay ego, cuando no intentas dominar, cuando eres humilde, cuando no estás intentando ser alguien sino que estás dispuesto a no ser nadie. Entonces surgirá la conciencia por sí sola, y esta es la forma más maravillosa, la forma más inocente: un sendero lleno de flores, un sendero que rodea lagos, ríos, bosques y praderas maravillosos.

Si puedes amar fácilmente, olvídate de la conciencia; surgirá por sí sola. Cada paso del amor traerá su propia conciencia. Este amor no significará caer en la trampa del amor, yo lo denomino, elevarse en el amor.

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