sábado, 5 de junio de 2021

NO TE CONDENES A TI MISMO


Ya te han condenado demasiado y has aceptado todas las condenas. Ahora continúas hiriéndote. Nadie se considera lo suficientemente digno, nadie se
considera
a mismo como una bella creación de Dios; nadie piensa que es necesario. Todas éstas son ideas ponzoñosas, porque has sido envenenado. La humanidad ha vivido en la oscuridad, una oscura nube de autocondenación. Si te condenas a ti mismo, ¿cómo vas a crecer? ¿Cómo vas a madurar? Si te condenas a ti mismo, ¿cómo vas a adorar la existencia? Si no puedes adorar la existencia que hay en ti, serás incapaz de adorar la existencia en los demás; será imposible.

Sólo puedes convertirte en una parte del todo si sientes un gran respeto por el Dios que hay en ti. eres el anfitrión; Dios es tu invitado. Al amarte a ti mismo descubrirás que Dios te ha elegido para que seas su vehículo. Por el hecho de escogerte como su vehículo ya te ha respetado; te ha amado. Al crearte te ha demostrado su amor. No te ha hecho por casualidad; te ha creado con un determinado destino, con un determinado potencial, con una determinada gloria que tienes que conseguir.

Sí, Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza. El hombre tiene que convenirse en Dios. A menos que el hombre se convierta en Dios, no habrá realización, no habrá satisfacción.

Pero ¿cómo puedes convertirte en Dios? Tus sacerdotes te dicen que eres un pecador. Tus sacerdotes te dicen que estás condenado, que irás al infierno. Éste es su truco: cortar la raíz del amor. Son personas muy listas. La profesión más astuta del mundo es la de sacerdote. Luego te dicen: «Ama a los demás». Sin embargo, este amor será algo artificial, sintético, una pretensión, algo fingido.

Te dicen: «Ama a la humanidad, a tu patria, a tu país, a la vida, a la existencia, a Dios». Grandes palabras, pero totalmente vacías de contenido. ¿Acaso te has encontrado alguna vez con la humanidad? Siempre te encuentras con seres humanos, pero has condenado al primer ser humano con el que te has topado, a ti mismo.

No te has respetado, no te has amado. Ahora, desperdiciarás el resto de tu vida condenando a otros. Por eso la gente es tan criticona. Si se critican a mismos, ¿cómo no van a encontrar los mismos fallos en los demás? De hecho, los encontrarán y los magnificarán, los engrandecerán lo máximo posible. Parece que es la única salida; en cierto modo, es algo que tienes que hacer para ponerte a salvo. Por eso se critica tanto y hay esa falta de amor.

Ama con totalidad y te sorprenderás: el día en que te libres de la autocondenación, la falta de respeto hacia ti mismo, el día en que te liberes de la idea de pecado original, el día en que pienses en ti mismo como alguien que vale la pena y alguien a quien la existencia ama, ese día será un día de gran bienaventuranza.

A partir de ese día empezarás a ver a la gente desde una perspectiva correcta y tendrás compasión. No será una compasión cultivada; será natural, un flujo espontáneo.

Además, la persona que se ama a misma puede fácilmente volverse meditativa, porque meditar significa estar contigo mismo.

Si te odias a ti mismo, como sueles hacer, como te han dicho que hagas y a lo cual has obedecido religiosamente, si te odias, ¿cómo puedes estar contigo mismo? La meditación consiste simplemente en disfrutar de tu maravillosa soledad. Celebrarte a ti mismo; eso es exactamente la meditación.

La meditación no es una relación. No necesitas a los demás para nada; uno se basta a sí mismo. Uno se sumerge en su propia gloria, se sumerge en su propia luz. Uno se regocija en el simple hecho de estar vivo, de ser.

El mayor milagro del mundo es que eres, que yo soy. Ser es el mayor milagro, y la meditación abre las puertas a ese gran  milagro. Sin embargo, sólo el hombre que se ama a sí mismo puede meditar; de lo contrario, no haces más que escapar de ti mismo, evitarte. ¿Quién quiere contemplar un rostro feo, y quién quiere penetrar en un ser feo? ¿Quién quiere adentrarse en su propia ponzoña, en su propia oscuridad? ¿Quién quiere penetrar en el infierno que consideras que eres? pretendes mantener todo esto siempre cubierto con bonitas flores y quieres escapar siempre de ti mismo.

De ahí que las personas estén continuamente buscando compañía. No pueden estar a solas con ellos mismos; quieren estar con otros. La gente busca cualquier tipo de compañía; con tal de evitar su propia compañía, vale cualquier cosa. Pueden sentarse durante tres horas en un cine viendo algo absolutamente estúpido.

Pueden leer una novela policíaca durante horas desperdiciando su tiempo. Pueden leer una y otra vez el mismo periódico sólo para mantenerse ocupados. Pueden jugar a las cartas o al ajedrez sólo para pasar el rato. ¡Ni que tuvieran tanto tiempo!

No tenemos mucho tiempo. No tenemos tiempo suficiente para crecer, para ser, para disfrutar.

Sin embargo, éste es uno de los problemas básicos provocados por una mala educación: te evitas a ti mismo. La gente se sienta delante de la televisión, pegada a la silla, durante cuatro, cinco, seis horas. En Estados Unidos el promedio es de cinco horas al día de televisión, y esta enfermedad se va a extender al resto del planeta. ¿Qué es lo que ves? ¿Qué es lo que consigues? Quemarte los ojos...

Sin embargo, siempre ha sido así; incluso cuando no existía la televisión, había otras cosas.

El problema es siempre el mismo: cómo evitarse a uno mismo, ya que uno se siente horrible. Pero quién te ha hecho feo? Los llamados religiosos son los responsables de haberte desfigurado el rostro, y lo han conseguido; han hecho que todo el mundo sea feo.

Todo niño al nacer es hermoso, pero empezamos a desfigurar su belleza, mutilándolo de muchas maneras, paralizándolo de formas distintas, alterando sus proporciones, desequilibrándolo. Tarde o temprano se siente tan a disgusto consigo mismo que está dispuesto a estar con cualquiera.

De ahí mi insistencia en el amor; pero el amor empieza por uno mismo; y a partir de ahí puede extenderse. Se extiende por solo; no necesitas hacer nada para extenderlo.

Sócrates dice: «Conócete a ti mismo». Buda dice: «Ámate a ti mismo». La frase de Buda es mucho más correcta, porque a menos que te ames a ti mismo, nunca te conocerás; el conocimiento viene en segundo lugar. El amor prepara el terreno. El amor es la posibilidad de conocerse a uno mismo; el amor es el camino adecuado para conocerse a uno mismo.

Crea energía amorosa a tu alrededor. Ama tu cuerpo, ama tu mente. Ama toda tu estructura, todo tu organismo. Amar significa aceptarlo tal como es. No intentes reprimirlo. Sólo reprimimos algo cuando lo odiamos, sólo reprimimos algo cuando estamos en su contra. No reprimas, porque si reprimes, ¿cómo vas a observar? No podemos mirar frente a frente al enemigo; sólo podemos mirar a ojos de nuestro amado. Si no eres un amante de ti mismo, no serás capaz de mirarte a los ojos, de mirarte a la cara, a tu propia realidad.

Observar es meditar, lo que Buda denomina «meditación». Observar es el lema de Buda.

Dice: consciente, permanece alerta, no seas inconsciente. No estés adormilado. No sigas funcionando como una máquina, como un robot. Así es como funciona la gente.

No hay comentarios:

Buscar este blog