sábado, 11 de septiembre de 2021

LAS DIFERENCIAS EN EL AMOR

 

Todo el funcionamiento del amor se basa en que los enamorados deben ser dos polos opuestos. Cuanto más lejos están el uno del otro, mayor es la atracción. Su diferencia es su atractivo. Se acercan, se van acercando mucho, pero nunca se convierten en uno. Se aproximan tanto que parece que un paso más y se convertirán en uno. Pero ese paso nunca ha sido dado, este paso no puede surgir fuera de la mera necesidad, fuera de una ley natural.

Por el contrarío, cuando están muy cerca, inmediatamente, comienzan a separarse otra vez, a alejarse. Porque cuando están muy cerca, pierden la atracción; empiezan a pelearse, a regañar, a tener mal genio. Son formas de crear una distancia de nuevo. Como la distancia ya existe, inmediatamente empiezan a sentirse atraídos hacia ella. Así que es algo cíclico: acercarse, alejarse; acercarse, alejarse….

Existe el anhelo de ser uno, pero desde el punto de vista biológico, desde el punto de vista corporal, no es posible convertirse en uno.

dices: «Últimamente me he empezado a dar cuenta de que mi pareja es un extraño para mí». Eso es bueno. Forma parte de una comprensión creciente. Sólo la gente infantil piensa que se conocen el uno al otro. Si no te conoces ni siquiera a ti mismo, ¿cómo puedes pensar siquiera en conocer a tu pareja?

Ni tu pareja se conoce a misma, ni te conoces a ti misma. Dos seres desconocidos, dos extraños que no saben nada acerca de mismos están tratando de conocerse el uno al otro, es un ejercicio vano. Está destinado a ser un intento frustrado, un fracaso. Esta es la razón por la que todas las parejas entran en conflicto. Piensan que quizás la otra persona no les está permitiendo entrar en su intimidad: «Me está manteniendo a distancia, alejado». Los dos siguen pensando de esa manera. Sin embargo, no es verdad, todas las quejas son falsas. Sencillamente no entienden las leyes de la naturaleza.

En el nivel físico, os podéis acercar, pero no podéis ser uno. Sólo en el nivel del corazón podéis ser uno; pero momentáneamente, no para siempre.

En el nivel del ser, sois uno. No hay necesidad de llegar a ser uno; sólo hay que descubrirlo.

Me dices: «Aun así, deseo realmente que podamos superar la separación entre los dos.». Si lo sigues intentando en el nivel físico, continuarás fallando.  

El deseo demuestra sencillamente que el amor tiene que trascender el cuerpo, que el amor desea algo más elevado que el cuerpo, algo mejor que el cuerpo, algo más profundo que el cuerpo. Incluso el encuentro de corazón a corazón, a pesar de que sea dulce, a pesar de que sea inmensamente dichoso, sigue siendo insuficiente, porque ocurre sólo durante un momento, y después los dos extraños siguen siendo extraños. A menos que descubráis el mundo del ser, no serás capaz de colmar vuestro deseo de ser uno. Lo extraño es que el día en que seas uno con tu pareja, serás uno también con toda la existencia.

Dices: «Parece como si fuéramos líneas paralelas destinadas a no encontrarse nunca». Quizás no conozcas la geometría no-euclidiana, porque no se enseña aún en las escuelas. Nos siguen enseñando geometría euclidiana, que tiene ya dos mil años. En la geometría euclidiana las líneas paralelas nunca se encuentran. Pero se ha descubierto que si continúas prolongándolas se encuentran. No puedes hacer dos líneas paralelas.

Los nuevos descubrimientos son muy raros; tampoco puedes dibujar una línea, una línea recta, porque la tierra es redonda. Si dibujas aquí una línea recta y continúas alargándola por ambos lados, al final descubrirás que se ha convertido en un círculo; en un principio no era una línea recta, sólo era parte de un inmenso círculo, y una parte de un inmenso círculo es un arco, no una línea. En la geometría no-euclidiana han desaparecido las líneas, y cuando no existen líneas, ¿qué podemos decir de las líneas paralelas? Tampoco hay líneas paralelas.

Así que, si es una cuestión de líneas paralelas, hay una oportunidad de que los amantes se puedan encontrar en algún punto; quizás cuando sean mayores y ya no puedan pelearse, cuando no les quede ya energía. O ya estén tan acostumbrados... ¿Para qué?; han tenido siempre las mismas discusiones, los mismos problemas, los mismos conflictos; ya están aburridos el uno del otro.

En este largo camino, los amantes dejan incluso de hablarse el uno al otro: ¿Para qué? Porque empezar a hablar significa empezar una discusión, la misma de siempre; no va a cambiar. Ya lo han discutido muchísimas veces y siempre llegan al mismo punto. Incluso entonces, las líneas paralelas en lo que respecta a los amantes... En geometría puede que se encuentren pero en el amor no hay esperanza; no se pueden encontrar.

Pero es bueno que no se puedan encontrar, porque si los amantes pudieran satisfacer su anhelo de ser uno en el nivel físico, nunca mirarían más allá. Nunca intentarían descubrir que hay muchas más cosas ocultas en el cuerpo físico, como la conciencia, el alma, el dios.

Es bueno que fracase el amor, porque el fracaso del amor te conducirá a un nuevo peregrinaje. El anhelo te perseguirá hasta que consiga conducirte al templo donde tiene lugar el encuentro; pero el encuentro siempre tiene lugar en el todo…, en el cual estará tu amado, pero también estarán los árboles, los ríos, las montañas y las estrellas.

En ese encuentro sólo hay dos cosas que no estarán: tu ego no estará y el ego de tu amado tampoco estará. Aparte de esas dos cosas, el resto de la existencia estará allí.

Esos dos egos eran el auténtico problema, era lo que hacía que fueran dos líneas paralelas.

No es el amor el que crea el problema; es el ego. Sin embargo, el anhelo no quedará satisfecho. Nacimiento tras nacimiento, vida tras vida, el anhelo seguirá ahí a menos qué descubras la auténtica puerta para trascender el cuerpo y entrar en el templo.

Una pareja anciana, de noventa y tres y noventa y cinco años, fue al juzgado y dijeron que se querían divorciar.

¡Divorciaros! —exclamó el juez—. ¿A vuestra edad? Seguramente ahora os necesitáis más que nunca y, además, ya lleváis tanto tiempo casados que ¿para qué os vais a divorciar?

Mire —dijo el marido—, llevamos queriendo divorciamos hace muchos años, pero decidimos esperar hasta que se murieran nuestros hijos.

¡Pues que esperaron! Ahora ya no hay problema; pueden divorciarse. No se han encontrado todavía, pero pueden divorciarse.

Mantén la llama de tu anhelo encendida, ardiendo; no te desanimes. Tu anhelo es la semilla de tu espiritualidad. Tu anhelo es el comienzo de la unión suprema con la existencia. Tu amado es sólo una excusa.

No estés triste, sino feliz. Alégrate de que no haya posibilidad de encuentro en el nivel físico. De lo contrario, no habría un camino de transformación para los amantes. Permanecerían aferrados el uno al otro, se destruirían el uno al otro.

Además no tiene nada de malo el hecho de amar a un extraño. De hecho, es mucho más excitante amar a un extraño. Cuando no estabais juntos, existía una gran atracción. Cuanto más tiempo lleváis juntos, más se convierte la atracción en aburrimiento. Cuanto más os conocéis el uno al otro, superficialmente, menos excitante resulta. La vida pronto se convierte en una rutina.

Si contemplas las caras de las personas en el mundo, te sorprenderás: ¿Por qué parecen tan tristes? ¿Por qué sus ojos dan la impresión de que han perdido toda esperanza? La respuesta es muy simple: a causa de la repetición. El hombre es inteligente; la repetición crea aburrimiento. El aburrimiento produce tristeza, porque uno sabe lo que ocurrirá mañana y pasado mañana... hasta el día que te mueras será lo mismo, la misma historia.

Esta tristeza que hay en el mundo, este aburrimiento y esta infelicidad pueden cambiar si la gente se da cuenta de que está pidiendo lo imposible.

No pidas lo imposible.

Descubre la ley de la existencia y síguela.

Tu anhelo de ser uno es tu deseo espiritual, es tu naturaleza más esencial y religiosa.

Simplemente lo estás enfocando en una dirección equivocada.

Tu amado no es más que una excusa. Deja que tu amado sea sólo una experiencia de un amor más grande, el amor hacia toda la existencia.

Deja que tu anhelo sea la búsqueda de tu más profundo ser; allí está teniendo lugar ya el encuentro, allí ya somos uno.

Allí nadie ha estado separado nunca.

El anhelo es correcto; únicamente el objeto del anhelo no es correcto. Eso es lo que crea el sufrimiento y el infierno. Sólo tienes que cambiar el objeto, y tu vida se convertirá en un paraíso.

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