sábado, 2 de julio de 2022

LA MATERIA Y EL ESPÍRITU


Yo no divido la existencia en esas viejas dicotomías, el plano material y el plano espiritual. Solo hay una realidad: la materia es su forma visible y el espíritu su forma invisible. Exactamente igual que tu cuerpo y tu alma; tu  cuerpo no puede existir sin tu alma y tu alma no puede existir sin tu cuerpo.

De hecho, toda la separación del pasado ha sido una pesada carga en el corazón de la humanidad; la separación entre el cuerpo y el alma. Ha creado una humanidad esquizofrénica. Tal como yo lo veo, la esquizofrenia no es una enfermedad que de vez en cuando padece alguna persona. Hasta ahora toda la humanidad ha sido esquízofrénica. Muy raramente sucede, solo de vez en cuando, que un hombre como Jesús, o Buda, o Mahavira, o Sócrates, o Pitágoras, o Lao Tse, sea capaz de escapar a este esquizofrénico patrón de nuestra vida.

Dividir la existencia en partes antagonistas, enemigas, es peligroso porque es dividir al hombre. El hombre es un universo en miniatura; si divides el universo, divides al hombre; si divides al hombre, divides el universo. Y yo creo en la indivisible y orgánica unidad de la existencia.

Para mí, no hay distinción entre lo espiritual y lo material. Puedes ser espiritual y funcionar en el plano materialista; y tu funcionamiento será más gozoso, tu funcionamiento será más estético, más sensible. Tu funcionamiento en el plano material no será tenso, no estará lleno de angustia y ansiedad.

Una vez, un hombre vino a Buda y le preguntó: “El mundo está en tal aflicción, la gente está en tal miseria, cómo puedes sentarte en silencio tan gozosamente?”.

Buda le contestó: “Si alguien está padeciendo de fiebre alta, tiene el médico que acostarse a su lado y sufrir también? Tiene que contagiarse el médico por compasión y acostarse en la cama con fiebre al lado del paciente? Ayudará eso al paciente? De hecho, donde antes solo había una persona enferma, ahora habrá dos; el mundo estará doblemente enfermo! El médico no necesita estar enfermo para ayudar al paciente; el médico tiene que estar sano para ayudar al paciente. Cuanto más sano esté, mejor; cuanto más sano esté, más ayuda podrá ofrecer”.

Yo no estoy en contra de trabajar para un mundo mejor en el plano material. Cualquiera que sea el trabajo que estés haciendo —luchando contra el hambre, luchando por el equilibrio ecológico, luchando en contra de la pobreza, la explotación, la opresión, luchando por la libertad—, cualquiera que sea tu trabajo en el plano material, se beneficiará inmensamente si te vuelves más arraigado espiritualmente, centrado, sereno, tranquilo, calmado, porque entonces toda la calidad de tu trabajo cambiará. Entonces serás capaz de pensar de una forma más serena y te será posible actuar más graciosamente. Tu comprensión de tu propio ser interior será inmensamente útil para ayudar a los demás.

Yo no soy un espiritualista en el viejo ‘sentido; tampoco soy un materialista en el viejo sentido. Charvaka en India, Epicuro en Grecia, Karl Marx y otros son materialistas. Ellos dicen que solo la materia es real y que la consciencia es un epifenómeno, un producto, que no tiene realidad en sí misma. Y luego hay otra gente como Shankara, Nagarjuna, que dicen justo lo mismo a la inversa. Ellos dicen que el alma es real y el cuerpo es irreal, maya, ilusión, un epifenómeno, un producto; que no tiene realidad en sí mismo.

Para mí, ambos tienen razón a medias y se equivocan a medias. Y una verdad a medias es mucho más peligrosa que una mentira completa; por lo menos esta es completa. Una mentira completa tiene cierta belleza, pero una verdad a medias es fea —fea y además peligrosa—, fea porque es una mitad. Es como cortar a un hombre en dos partes. Dividir al hombre es peligroso, porque el hombre es una unidad orgánica. Pero así es como se ha hecho a través de los siglos, y ahora se ha convertido casi en un pensamiento rutinario, en un condicionamiento.

Yo no pertenezco a ninguna escuela; ni a la escuela de los materialistas ni a la escuela de los espiritualistas. Mi enfoque es total, holístico. Yo creo que el hombre es ambas cosas juntas, espiritual y material. De hecho, tengo que utilizar las palabras “material” y “espiritual” solo porque siempre se han utilizado.

De hecho, el hombre es psicosomático. No material y espiritual, porque ese “y” origina dualidad. No hay “y” entre lo material y lo espiritual, ni siquiera un guión. El hombre es material espiritual; yo la utilizo como una sola palabra, materialespiritual.

Lo espiritual significa el centro de tu ser y lo material significa la circunferencia de tu ser. La circunferencia no puede existir si no hay un centro, y el centro no puede existir si no hay una circunferencia.

Mi tarea es ayudar a tu centro a convertirse en claridad, en pureza. Entonces, esa pureza también se reflejará en la circunferencia. Si tu centro es hermoso, tu circunferencia tiene que volverse hermosa, y si tu circunferencia es hermosa, tu centro se tiene que sentir afectado por esa hermosura.

Una vez estaban hablando dos místicos. El primero decía: “Una vez tuve un discípulo, y a pesar de todos mis esfuerzos, me fue imposible iluminarlo”.

Qué hiciste?”, preguntó el otro.

Le hacía repetir mantras, mirar símbolos, vestirse de formas diferentes, saltar arriba y abajo, inhalar incienso y leer invocaciones. Añadió: No te dijo él nada que pudiera haberte dado una pista de por qué todo esto no le estaba dando una consciencia más elevada?”.

Nada. Simplemente se acostó y se murió. Lo único que dijo era irrelevante: ‘Cuándo voy a conseguir algo de comida?”.

Por supuesto, para una persona espiritual, eso es irrelevante. Hablar de comida, ‹qué tiene que ver con el espíritu? Yo no soy ese tipo de persona espiritual. Yo soy tan hedonista como Charvaka, tan materialista como Epicuro, tan espiritual como Buda y Mahavira. Yo soy el comienzo de una visión completamente nueva.

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