sábado, 23 de julio de 2022

CÓMO MEDITAR


No medites al viejo estilo, en el que tienes que huir de tu esposa, tus hijos, tu negocio, y retirarte al Himalaya. Ese tipo de cosas no ha funcionado en absoluto. Muchos se retiraron al Himalaya, pero se llevaron sus estúpidas mentes con ellos. El Himalaya no ha sido de ninguna utilidad para ellos; por el contrario, han destruido la belleza del Himalaya, eso es todo. Cómo podría ayudarte el Himalaya? Puedes retirarte del mundo, pero no puedes dejar la mente. La mente se irá contigo; está dentro de ti. Y donde sea que tú estés, tu propia mente creará el mismo tipo de mundo a tu alrededor.

Un gran místico se estaba muriendo. Llamó a su discípulo, a su discípulo principal. El discípulo estaba muy contento porque el maestro lo había llamado. Eran una multitud y lo estaba llamando solo a él; le daría alguna clave secreta que hasta ahora no le había dado a nadie. “Esta es la forma de elegirme como su sucesor!”. Se acercó.

El maestro le dijo: “Solo tengo una cosa que decirte. Yo no le hice caso a mi maestro; él también   dijo cuando se estaba muriendo, pero yo era estúpido y no le hice caso, y ni siquiera comprendí lo que quería decir. Pero por mi propia experiencia, yo te digo que tenía razón, aunque cuando me lo dijo, me pareció muy absurdo”.

El discípulo preguntó: “De qué se trata? Por favor, dímelo. Intentaré seguirlo palabra por palabra”.

El maestro dijo: “Es algo muy sencillo: nunca, jamás en la vida, tengas un gato en casa!”. Y antes de que el discípulo pudiera preguntarle por qué, el maestro murió.

Ahora se sentía desorientado; qué cosa tan absurda! Y ahora a quién iba a preguntar? Preguntó entre los más viejos del lugar: “Hay alguna pista que pueda ayudar a descifrar este mensaje? Tiene que encerrar algún misterio!”.

Un viejo le dijo: “Sí, yo lo sé, —el maestro de tu maestro— le dijo: ‘Nunca, jamás tengas un gato en casa!’. Pero él no le hizo caso. Yo conozco la historia completa”.

El discípulo le rogó: “Por favor, cuéntemela para que yo pueda comprender. Cuál es el secreto que se oculta detrás de todo esto? Quiero que me lo descifres para poder seguirlo”.

El viejo se rio. Le dijo: “Es una cosa muy sencilla, no es absurda. El maestro de tu maestro pasó un gran mensaje, pero él nunca preguntó: ‘Qué significa todo esto?’. Tú, por lo menos, eres lo bastante inteligente como para preguntarlo. Él simplemente se olvidó de ello. Tu maestro era joven cuando le pasaron el mensaje; solía vivir en el bosque, solo tenía dos prendas de vestir; eso era todo lo que poseía. Pero había grandes ratas en la casa que roían sus ropas, y una y otra vez tenía que pedir ropa a los aldeanos.

Los aldeanos le dijeron: Por qué no te haces con un gato? Tú simplemente ten un gato y el gato se comerá las ratas y no tendrás problema. Porque si no —nosotros somos gente pobre—, cómo vamos a proporcionarle ropa nueva todos los meses?’.

Era lógico que le pidiera a alguien un gato. Se consiguió el gato, pero entonces fue cuando empezó el problema. El gato sin duda salvó su ropa, pero necesitaba leche, porque una vez que se acabaron las ratas, el gato estaba famélico. Y el pobre hombre no podía meditar porque el gato siempre estaba allí, maullando, gritando, moviéndose a su alrededor una y otra vez.

Fue a los aldeanos y estos le dijeron: ‘Esta es una difícil cuestión; ahora tenemos que proporcionarle leche. Podemos darte una vaca. Se acabó, llévate una vaca. Puedes beberla tú y también tu gato. De esa forma, no tendrás que venir tampoco por tu comida’.

La idea era absolutamente correcta. Se llevó la vaca...‘entonces empezó el mundo. La vaca necesitaba hierba, y la gente le dijo: ‘En las próximas vacaciones vendremos; haremos un claro en el bosque, prepararemos la tierra. Tú empieza a sembrar un poco de trigo, otras cosas, y deja una parte para la hierba’.

Y los aldeanos vinieron de acuerdo a lo prometido. Aclararon el bosque, limpiaron el terreno, plantaron trigo. Pero entonces, había un gran problema: había que regar... Y todo el día el pobre hombre estaba  ocupado cuidando el sembrado. No había tiempo para meditar, no había tiempo para leer las escrituras!

De nuevo, volvió a los aldeanos. Les dijo: ‘Cada vez me estoy metiendo en más dificultades. Ahora    la cuestión es cuándo meditar; no me queda ningún tiempo’.

Ellos le contestaron: ‘Tú espera. Una mujer se acaba de quedar viuda, todavía es joven y tenemos miedo de que tiente a los más jóvenes del pueblo. Por favor, llévatela contigo. Y además, ella goza de buena salud; cuidará de tu campo, de la vaca, del gato, y te cocinará, y además también es muy religiosa’.

Así es como las cosas llegaron a su lógica conclusión. Ahora, a dónde ha llegado el hombre desde el gato.

Así que la mujer vino y empezó a cuidarle, y él se sintió muy feliz durante unos días. Ella le daba masajes en los pies... y poco a poco, ocurrió lo que tenía que ocurrir; se casaron. Y en India, cuando te casas, tienes por lo menos una docena de hijos; !una docena es lo mínimo! Así que toda meditación, desapareció.

Él solo se acordó cuando se estaba muriendo. Recordó de nuevo que cuando su maestro estaba muriendo le había dicho: ‘Ten cuidado con los gatos’. Por  eso, él te lo ha dicho a ti. Ahora !ten cuidado con los gatos!

Un solo paso en la dirección errónea y tienes  que seguir por el camino erróneo; y tu mente te acompaña adonde vayas.

Yo he estado en el Himalaya. Una vez estuve en una parte profunda del Himalaya con dos amigos míos. Entramos en una cueva vacía; era tan bonita que pasamos la noche allí. Por la mañana, vino un monje y dijo: “Salid, esta cueva es mía”

Contesté: “Cómo puede ser esta cueva tuya? A mí  no me lo parece; esta es una cueva natural. Tú puedes reclamarla, tú no la has construido. Además, tú, que has renunciado al mundo, a tu casa, a tu mujer, a tus hijos, a tu dinero, a todo lo demás, y ahora la estás reclamando: “Esta cueva es mía; salid de aquí!” Esta cueva no es de nadie!”.


Él se enfadó mucho. Dijo: “Tú no me conoces; yo soy un hombre peligroso! No te la puedo dejar. He vivido en esta cueva durante trece años!”.

Lo provocamos todo lo que pudimos y él estaba completamente encendido, dispuesto a pelear, dispuesto a matar! Y entonces, yo le dije: “Espera; nos marcharemos. Simplemente, te estamos provocando para mostrarte que a pesar de que hayan pasado trece años, tú tienes la misma mente. Ahora esta cueva es “tuya” porque tú has vivido aquí trece años, así que es tuya. No la has traído contigo a este mundo y no te la llevarás contigo cuando mueras. Además, nosotros no nos vamos a quedar aquí; simplemente, hemos pasado la noche. Nosotros no somos más que viajeros, no somos monjes. Tan solo he venido para ver cuánta gente estúpida vive por estos lares. !Y pareces ser el campeón!”.

Puedes renunciar al mundo... serás el mismo. Volverás a crear el mismo mundo de nuevo, porque llevas la huella en la mente. No es cuestión de abandonar el mundo, es cuestión de cambiar la mente, renunciar a la mente. Eso es meditación.

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