sábado, 27 de octubre de 2018

LA TENSIÒN EN EL HOMBRE


Cuando alguien dice que morirá como un perro, significa que morirá sin evolucionar, sin haberse vuelto esencia. Se mantendrá solamente como una posibilidad. El perro A, el perro B, el perro C, sólo pueden morir de una forma. Su muerte es simplemente parte de su vida. No son responsables de su vida, no son responsables de su muerte. Dos perros mueren de forma similar; nunca pasa lo mismo con dos hombres. No pueden morir de modo similar, y si mueren de forma semejante, significa que han dejado escapar la oportunidad de evolucionar.

Con la presencia de la consciencia tú eres el responsable de todo, no importa de qué. Es una pesada carga y una gran angustia. Da miedo. Estás al borde de un abismo. Esto es lo que quiero decir cuando afirmo que el hombre necesita ahora de un esfuerzo consciente. Ser un hombre quiere decir que se entra en el campo de la evolución consciente. Millones y millones de años te han creado, pero ahora la naturaleza no te va ayudar. Esta es la culminación del crecimiento natural. Ahora la naturaleza no puede hacer nada por ti. Ya ha hecho todo lo que podía. Debido a este hecho existirá implícita una profunda tensión interna en todo momento.

El hombre está en tensión. Es algo natural y es bueno que lo esté. No trates de olvidarte de ello: ¡úsalo! Puede que intentes olvidarte; entonces te perderás la oportunidad. Cualquier esfuerzo por olvidar tu tenso estado mental es algo erróneo, peligroso. Estás retrocediendo. Emplea esta tensión interna para crecer, para ir más lejos. Ahora eres incapaz de ir más lejos mediante el cuerpo. El cuerpo se ha convertido en un cul-de-sac, en un callejón sin salida. No hay un progreso ulterior.

El cuerpo se mueve horizontalmente. Es algo así como esto: un aeroplano rodando en tierra, por una pista, para poder despegar. Hay un momento en el que deberá dejar de rodar en horizontal. Tendrá que recorrer uno, dos, o tres kilómetros para tomar impulso. A partir de ahí el seguir rodando en tierra perderá todo sentido. Y si un aeroplano sigue rodando en la pista, no es un aeroplano; se comporta como un coche. Cuando alcanza el suficiente impulso, el aeroplano despega y comienza un movimiento ascendente.

Esto es lo que ha ocurrido con el hombre. Hasta el hombre, la evolución ha estado, digámoslo así, rodando por la pista. Ahora el hombre se ha convertido en el impulso. Con el hombre, el único movimiento posible es el ascendente. Si analizas esto y piensas, “Hemos de seguir rodando por la pista porque lo hemos estado haciendo desde hace millones de años”, te estás equivocando porque todo este rodar estaba en función del momento en que pudieras despegar.

Los animales ruedan hacia el hombre, los árboles ruedan hacia los animales, la materia rueda hacia los árboles, todo en esta tierra rueda en dirección al hombre. ¿Hacia qué rueda pues el hombre? El hombre es el foco central. Todo crece en dirección al hombre. Para el hombre no existe el movimiento horizontal. Y si tú continúas moviéndote en horizontal, tu vida no será verdaderamente una vida humana.

Tu vida la forman numerosos niveles no humanos. A veces te comportas como un animal. Si te mueves en horizontal puede que a veces seas como un vegetal y a veces puede que seas como materia muerta, pero nunca un hombre. Observa pues las profundidades de tu vida. No has dado un giro en vertical. ¿Qué estás haciendo entonces? Si analizas en detalle cada uno de tus actos descubrirás que una clase de actos pertenece al mundo animal, otra pertenece al mundo vegetal, etc. Considera tu actividad, tu vida y entonces descubrirás que es como si fuese materia sin vida; ciertas cosas son algo así como un crecimiento vegetal y tras como un animal. ¿Dónde está el hombre?

Con el impulso vertical el hombre entra en la Existencia y a partir de ahí depende de ti. La evolución consciente va a ser a partir de ahora la única evolución. Por eso la religión se volverá más y más importante cada día.

Día a día, a cada instante, la religión será más y más importante porque ahora los científicos perciben el hecho de que al parecer no existe el movimiento. Desde luego, horizontalmente no hay movimiento. No puedes progresar más, todo se ha detenido. Por eso la ciencia se limita sencillamente a complementar tus sentidos.

Tus ojos han dejado de evolucionar, por eso ahora empleas instrumentos para ver. Tu cerebro ha dejado de evolucionar, por eso ahora empleas ordenadores. Tus piernas han dejado de evolucionar, por eso ahora empleas los coches. Todo lo que la ciencia aporta son sencillamente instrumentos adicionales en ayuda de un crecimiento que se ha estancado.

El hombre no está creciendo, solamente los nuevos instrumentos se están desarrollando. Y, desde luego, cada instrumento incrementa tu poder, pero tú no creces con él. Más bien es el caso contrario. Los coches han aumentado mucho la cuestión de la rapidez, pero han acabado con tus piernas. Esto es algo lamentable, pero es lo que va a ocurrir. Si los ordenadores reemplazan la mente del hombre, y la reemplazarán porque la mente del hombre no es tan eficiente como la de un ordenador, será algo grande, pero en último término destruirá la mente humana porque todo aquello que no es utilizado es destruido.

Por eso la ciencia percibe ahora que cualquier cosa que se vaya a hacer no es más que dar una falsa noción de evolución. Si retrocedemos al pasado, la velocidad más alta alcanzable era la velocidad de un caballo, unos 40 Km. por hora. Ahora hemos llegado a los 40.000 Km. por hora. La velocidad ha evolucionado desde los 40 Km. por hora hasta los 40.000 Km. por hora. No el hombre, sino la velocidad es la que ha evolucionado. ¡No ha sido el hombre! El hombre permanece igual. O, más bien al contrario, el hombre ha retrocedido porque un hombre montando un caballo, es más fuerte que un hombre piloteando un aeroplano. La velocidad ha progresado, ha evolucionado, pero el hombre ha retrocedido.


sábado, 20 de octubre de 2018

LA EVOLUCIÒN DE LA CONSCIENCIA


La evolución es inconsciente. No se necesita de voluntad alguna, de ningún esfuerzo consciente. Es simplemente algo natural. Pero una vez que surge la consciencia, entonces eso es diferente. Una vez que aparece la consciencia, la evolución se detiene. La evolución llega hasta la consciencia. El trabajo de la evolución es crear la consciencia. Entonces toda la responsabilidad recae sobre la consciencia misma. Esto es algo que se ha de entender desde distintos aspectos.

El hombre no está evolucionando ahora. Desde hace ya mucho tiempo, el hombre ha dejado de evolucionar. La evolución se ha detenido en lo que concierne al hombre. El cuerpo ha alcanzado su culminación. Desde hace mucho, el cuerpo humano no ha evolucionado. Los huesos más antiguos y los esqueletos humanos más antiguos que han sido hallados no son básicamente distintos de los de nuestros cuerpos. No hay una diferencia fundamental. Si un cuerpo de un hombre de mil años de antigüedad pudiera revivir y ser entrenado, sería similar al tuyo. No habría diferencia alguna.

El cuerpo humano ha dejado de evolucionar. ¿Cuándo fue que se detuvo? Cuando la consciencia aparece, el trabajo de la evolución ha tocado a su fin. Ahora depende de ti el que evoluciones. Así el hombre permanece estático, sin evolucionar, a menos que él mismo se esfuerce en ello. Desde ahora, más allá del hombre, todo ha de ser consciente. Por debajo del hombre, todo es inconsciente. Con el hombre se ha introducido un nuevo factor, el factor de la consciencia, el factor del ser consciente. Con este factor la función de la evolución ha terminado. La evolución sirve para crear una situación en la cual surja la consciencia. Una vez nace la consciencia, toda la responsabilidad recae en la consciencia. Por eso ahora, el hombre será incapaz de evolucionar de modo natural. No habrá evolución.

La consciencia es la culminación de la evolución, el último escalón. Pero no es el último escalón de la vida. La consciencia es el último escalón de la evolución, de toda la herencia animal. Es el último paso, el clímax, la culminación, pero para un crecimiento ulterior ha de haber un primer paso. Y cuando digo que la evolución se ha detenido, quiero decir que ahora se requiere de un esfuerzo interno. A menos que ahora hagas algo, no evolucionarás. La naturaleza te ha llevado hasta un punto que es el final para la evolución inconsciente. Ahora eres consciente, ahora sabes. Cuando sabes, entonces eres responsable.

Un niño no es responsable de sus actos, pero un adulto sí. Un loco no es responsable de sus actos, pero un hombre cuerdo sí. Si estás bajo el efecto de bebidas alcohólicas dejas de comportarte conscientemente, dejas de ser responsable. Con la consciencia, la facultad de saber, te vuelves responsable de ti mismo.

Sartre ha dicho en alguna parte, que la responsabilidad es la única carga humana. Ningún animal es responsable. La evolución es responsable de todo lo que el animal es. El animal no es responsable de nada. El hombre es responsable. Hagas lo que hagas ahora será tu responsabilidad. Si quieres crearte un infierno y sumergirte en él, puedes hacerlo. Si quieres evolucionar, si quieres crecer y crear un estado de dicha, depende de ti.

Los existencialistas han hecho una muy sutil, una bella, distinción, que al mismo tiempo es muy significativa. Dicen que en los animales la esencia va primero y que la existencia es un crecimiento posterior. Esto es algo difícil de entender, pero trata de hacerlo. Dicen que para los animales, para los árboles, la esencia es lo primero y que la existencia va tras ella. Hay una semilla. La semilla es en esencia el árbol. Con toda seguridad va a ser manifestado, expresado. ¡El árbol vendrá a continuación! El árbol no va a ser una cosa nueva. En cierta forma, ya estaba allí. Por esto, en realidad, la semilla carece de libertad. el árbol existe en ella. Y el árbol también carece de libertad; está predestinado por la semilla. Esto es lo que quiere decir al colocar la esencia en primer lugar, por debajo del hombre, y a continuación la existencia.

Con el hombre, la situación es totalmente la contraria. La existencia va en primer lugar y le sigue la esencia. No naces con futuro prefijado; has de creártelo. Naces, posees pues una existencia, una existencia simple, sin esencia. Ahora crearás la esencia. Así, el hombre se crea a sí mismo. Un árbol es creado por la naturaleza, pero el hombre se crea a sí mismo.

El hombre nace simplemente con una existencia, sin esencia alguna. Luego todo lo que hagas dará lugar a tu esencia. Tus actos te crearán, y la libertad es multidimensional. Un hombre puede convertirse en lo que sea o puede no ser nadie. Puede permanecer siendo una existencia sin esencia, puede seguir siendo un cuerpo sin alma. El alma ha de ser, de alguna manera, creada.

Gurdjieff solía decir que careces de alma, que no tienes alma. A menos que la crees, ¿cómo vas a tenerla? Parece que contradice todas las enseñanzas religiosas, pero no es así. Cuando la religión afirma que todo el mundo posee un alma, solamente quiere decir que todos podemos poseer un alma. Es una posibilidad. Puedes desarrollar un alma. Si ya tuvieras un alma no habría diferencia entre una semilla y tú. Si creces como una semilla que se convierte en árbol, entonces no hay diferencia entre el hombre y todo lo que existe por debajo del hombre.

El hombre es libertad; la libertad de ser. Puede ser muchas cosas o no puede ser nada. Pero puede que permanezca simplemente como posibilidad sin llegar a ser nada. Eso crea inestabilidad y da miedo.

Kierkegaard ha aportado el concepto de “terror”. Dice que el hombre vive sumido en el terror. ¿A qué se debe este terror, este miedo? Este es el miedo: que seas simplemente una posibilidad y nada más. Que poseas existencia únicamente, sin esencia. Eres capaz de crearla, pero puedes no hacerlo. La responsabilidad es tuya. Es un estado sumamente pavoroso. No hay nada que sea cierto. El hombre está inseguro. A cada instante, multitud de direcciones se abren y te has de mover hacia alguna, de alguna forma, sin saber hacia donde te estás dirigiendo, sin saber cuál va a ser el resultado, sin saber que será de ti mañana.

Tu mañana no nacerá automáticamente de tu hoy, pero el mañana de una semilla surgirá automáticamente de su hoy. La muerte de un animal será el resultado automático de su vida, pero no ocurrirá así contigo. Esa es la diferencia. Tu muerte te la ganarás tú; serás responsable de ella. Y por eso cada hombre muere de una forma determinada. No hay una muerte de un hombre que sea similar a la de algún otro. No puede serlo.




sábado, 13 de octubre de 2018

TRES FORMAS DE LLEGAR A TU INTERIOR


Así como estamos aprendiendo acerca del método de Buda, sería conveniente entender otro método, un método más. El Tantra ha utilizado el sexo. Esa es otra fuerza vital. Si quieres profundizar tendrás que emplear fuerzas muy vitales, las más arraigadas en ti. El Tantra emplea el sexo. Cuando estás inmerso en un acto sexual, estás muy cerca del centro de la creación, del centro mismo de la vida. Si puedes sumergirte en el acto sexual de una forma consciente, se convierte en meditación.

Es algo muy difícil, más difícil incluso que la respiración. Puedes respirar conscientemente en pequeña escala, desde luego que puedes, pero el fenómeno mismo del sexo requiere tu inconsciente. Si te vuelves consciente perderás tu deseo sexual y tu lujuria. Si te vuelves consciente no albergarás deseo sexual en tu interior. Así que el Tantra ha hecho la cosa más complicada que puede hacerse en este mundo. En la historia de los experimentos con la consciencia, el Tantra es el que va más lejos.

Pero, desde luego, uno puede engañarse y con el Tantra el engaño es muy fácil porque nadie más que tú sabe en qué consiste el engaño. Nadie puede saberlo. Pero solamente uno entre cien puede alcanzar el éxito en el método tántrico de la consciencia, porque el sexo necesita del inconsciente. Por eso un tántrico, un discípulo del Tantra, ha de operar con el sexo, con el deseo sexual, de modo similar como con el aliento. Ha de ser consciente de él. Cuando se está implicado de hecho en el acto sexual, ha de mantenerse consciente.

Todo tu cuerpo, la energía sexual, alcanza un clímax desde donde explota. El buscador, el sadhak tántrico alcanza el clímax conscientemente y existe un método con el que poder evaluarlo. Si la eyaculación sucede de modo automático y tú no eres el amo, entonces no eres consciente de ello. Entonces el inconsciente ha pasado a ser el amo. El sexo alcanza su culminación y luego no puede hacer nada más que eyacular. La eyaculación no es algo que hagas tú. Tú puedes ser el que inicia el proceso sexual, pero nunca puedes ser el que lo termina. El final siempre corre a cargo del inconsciente.

Si eres capaz de retener el clímax y convertir en un acto consciente el tener o no tener la eyaculación, si eres capaz de regresar desde este clímax sin eyacular o si eres capaz de mantener ese clímax durante horas, si éste es tu acto consciente, entonces eres el amo. Y si alguien puede alcanzar el clímax sexual, justo al borde del orgasmo, y puede retenerlo y ser consciente de ello, de repente se vuelve consciente de su centro propio más profundo. ¡De repente! Y no solamente ocurre que se vuelve consciente de su centro más profundo; también se vuelve consciente del centro de su compañero, de su centro más interno.

Por eso el practicante del Tantra, si es un hombre, reverenciará siempre a su compañera. La compañera no es simplemente un objeto sexual. ¡Es divina! ¡Es una diosa! Y el acto no es en absoluto carnal. Si puedes sumergirte en él de forma consciente, es el acto más espiritual que puede darse. Pero llegar a lo más hondo es algo virtualmente imposible. Emplea pues o bien el sexo o bien la respiración.

Mahavira utilizó el hambre. Esa es otra cosa muy arraigada. El hambre no es sencillamente tener hambre por un sabor o de algo en particular. Es tu misma subsistencia. Mahavira empleó el hambre, el ayuno, como un método de consciencia. No es una austeridad. Mahavira no fue un asceta. La gente lo ha mal interpretado completamente. No fue en absoluto un asceta. Ningún sabio lo es. Pero empleaba el ayuno, el hambre, como vehículo para ser consciente.

Puede que te hayas dado cuenta del hecho de que, cuando tu estómago está lleno, te empiezas a sentir somnoliento, empiezas a sentirte inconsciente. Quieres irte a dormir. Pero cuando tienes hambre, cuando ayunas, eres incapaz de dormir. Incluso por la noche das vueltas y vueltas en la cama. Eres incapaz de dormir cuando ayunas. ¿Por qué no puedes dormir? Porque es algo peligroso para la vida. El sueño es entonces algo secundario. La comida es la necesidad perentoria, el obtener alimento. Eso es lo más necesario. El sueño deja de ser entonces un problema.

Pero Mahavira lo empleaba de una forma muy, muy científica. Debido a que eres incapaz de dormirte cuando ayunas, puedes recordar con más facilidad. La consciencia viene a ti más fácilmente. Y Mahavira empleaba el hambre misma como un objeto para su consciencia. Se mantenía de pie siempre. Puede que hayas visto las estatuas de Buda sentado, pero las estatuas de Mahavira lo muestran en posición más o menos erecta. Estaba siempre de pie. Puedes sentir más tu hambre cuando permaneces de pie. Si estás sentado la percibirás menos; si estás tumbado la sentirás aún menos. Cuando estás de pie, todo el cuerpo empieza a sentirse hambriento. Sientes el hambre por todo tu cuerpo. Todo tu cuerpo fluye, se vuelve un río de hambre. Estás hambriento desde la cabeza a los pies. No es solamente en el estómago. Los pies la perciben, incluso el cuerpo entero siente el hambre. Y Mahavira permanecía de pie en silencio observando, acompañando el hambre tal y como se acompaña el aliento. Se dice que en el período de sus doce años de silencio, estuvo ayunando más o menos unos once año. Solamente durante trescientos setenta días en los doce años ingirió comida. El hambre fue el método.

La comida y el sexo son las cosas más profundas, como el aliento. Cuando te mantienes siendo consciente de tu hambre, no haciendo nada más que ser consciente, de improviso eres arrojado a tu centro, a tu ser. Primero, el hambre se mueve superficialmente. Si no alimentas las capas superficiales, las capas más profundas se vuelven hambrientas. Si no das alimento a estas capas más internas, niveles aún más profundos se vuelven hambrientos. Y así sucesivamente. Por último tu cuerpo entero empieza a sentirse hambriento. Cuando todo el cuerpo está hambriento, eres lanzado al centro.

Cuando sientes hambre, es un hambre falsa. En realidad, es más o menos un hábito, no hambre. Si almuerzas a una hora determinada, por ejemplo a la una, entonces a la una comienzas a sentir hambre. Esta es un hambre falsa, sin conexión alguna con el cuerpo. Si no comes a la una en punto te darás cuenta que a las dos el hambre ha desaparecido. Si fuera algo natural, se habría incrementado aún más. ¿Por qué ha desaparecido? Si fuera real la hubieras sentido más a las dos y aún más a las tres y más a las cuatro. Pero ha desaparecido. Era una costumbre simplemente, una costumbre muy superficial.

Si un hombre bien alimentado ayuna durante tres semanas, solamente entonces puede saber realmente lo que es la auténtica hambre. Entonces, por vez primera, sabe lo que es la verdadera hambre. Así como estás ahora nunca podrás darte cuenta de que el hambre es algo tan poderoso como el sexo. Es más poderoso, pero solamente el hambre auténtica. Por eso ocurre que cuando estás ayunando, tu deseo sexual desaparece, porque entonces algo más fundamental está en juego.

La comida es tu supervivencia, el sexo es para la supervivencia de tu raza. Es un fenómeno distante, sin relación contigo. El sexo es el alimento de la raza, no el tuyo. Morirás, pero a través del sexo la Humanidad puede vivir. Por eso no es en realidad tu problema. Es un problema racial. Puedes hasta olvidarte de él, pero no puedes olvidarte de comer porque ése es tu problema. Te implica a ti. De modo que si ayunas, poco a poco el sexo desparece, se volverá más y más distante.

Debido a esto mucha gente se engaña a sí misma. Creen que si comen menos cada vez se volverán célibes, brahmacharis. No será así. El problema ha sido, sencillamente, dejado de lado. Dales comida adecuada y el deseo sexual volverá, con más fuerza aún, más fresco, más joven.

Si ayunas durante más de tres semanas, todo tu cuerpo estará hambriento. Cada célula, cada célula de tu cuerpo empezará a sentir el hambre. Entonces, por primera vez, estás hambriento; tu estómago está hambriento, tu cuerpo entero está hambriento. Estás rodeado por un tremendo fuego de hambre. Mahavira empleaba este método para mantenerse consciente. Por eso se mantenía hambriento: ayuno y consciencia.

Un hombre puede vivir sin comida durante tres meses. Un hombre sano, desde luego. Un hombre normalmente sano es capaz de estar tres meses sin comer. ¡Tres meses! Si ayunas durante tres meses, entonces un día de improviso te encontrarás a las puertas de la muerte. Este es un encuentro consciente con la muerte y ese encuentro se da solamente cuando estás a las puertas de abandonar tu cuerpo y saltar a tu centro, dentro. Todo el cuerpo se halla ahora exhausto. No puede seguir. Eres lanzado a tu origen y no puedes vivir en tu cuerpo. Poco a poco eres expulsado de tu cuerpo, hacia adentro, hacia adentro, hacia adentro.

La comida te lleva hacia fuera. El ayuno te lleva hacia adentro. Llega un momento en el que el cuerpo es incapaz de soportarte un instante más. Entonces eres lanzado a tu centro. En ese instante tu sol interior es liberado.

Por eso Mahavira ayunaba durante tres meses, incluso durante cuatro meses. Estaba extraordinariamente sano. Es todavía un secreto el porqué, después de tres o cuatro meses, de repente iba al pueblo a mendigar comida. En realidad, cuando se acercaba al límite en el cual un solo instante podía ser fatal, solamente entonces iba a mendigar comida. Reentraba en el cuerpo y de nuevo ayunaba, de nuevo se dirigía al centro. De nuevo entraba en el cuerpo; luego otra vez al centro.

Así podía darse cuenta de la brecha: el aliento entrante, el aliento saliente. La vida entrando en el cuerpo, la vida saliendo del cuerpo. Y permanecía consciente de este proceso. Ingería comida y permanecía consciente de este proceso. Ingería comida y regresaba al cuerpo, digámoslo así, y luego volvía a ayunar. Estuvo haciendo esto continuamente durante doce años. Era un proceso interno.

He explicado pues tres puntos: el aliento, el sexo y el hambre. Puntos fundamentales, muy básicos. Mantente consciente en cualquiera de ellos. El del respirar es el más sencillo. Es más difícil emplear el método tántrico. A la mente le gustaría emplearlo, pero es complicado. Será difícil el emplear el método del hambre; a la mente no le gustaría. Esos dos son muy difíciles. Tanto si te gustan como si no, son difíciles. Solamente el proceso de la respiración es sencillo. Y para la era entrante creo que el método de Buda será de mucha ayuda. Es moderado, fácil, no muy peligroso.

Por eso Buda es conocido desde siempre como el creador del “camino medio”, majhim-nikaya, el punto medio de oro. El sexo y la comida están entre esos dos. El aliento es el punto medio dorado, el centro exacto.

Y hay muchos métodos más. Con cualquier método puedes establecerte esa luz interior. Y una vez establecido, tu luz comienza a fluir hacia tus células corporales. Todo tu mecanismo es entonces refrescado y posees un cuerpo de Buda, un cuerpo de uno que está Iluminado.

sábado, 6 de octubre de 2018

ACOMPAÑANDO AL ALIENTO


Acompañar el aliento quiere decir que no debe ser permitido ni un solo pensamiento porque ese pensamiento absorberá tu atención, el pensamiento te distraerá. Por eso Buda nunca dice que detengas el pensar, sino que dice, “Simplemente respira conscientemente”. Automáticamente, el pensar se detendrá. No puedes hacer ambas cosas simultáneamente: pensar y respirar conscientemente.

Un pensamiento llega a tu mente y absorbe tu atención. Un solo pensamiento y te vuelves inconsciente de tu proceso de respiración. Por eso Buda empleó una técnica muy simple y al mismo tiempo muy vital. Les decía a sus discìpulos, “Haced cualquier cosa que estéis haciendo, pero no os olvidéis algo muy sencillo: acordaos del aliento entrante y saliente. Acompañadlo, fluid con él”. Cuanto más lo intentes, cuanto más te esfuerces, más consciente te volverás. La consciencia se incrementará por instantes. Es arduo, es difícil, pero una vez eres capaz de percibirlo eres un hombre distinto, eres un ser distinto en un mundo distinto.

Esto funciona en un doble sentido. Cuando inspiras expiras conscientemente, poco a poco te vas acercando a tu centro, porque tu aliento toca el centro de tu ser. A cada instante en que el aliento ingresa, toca el centro de tu ser.

Fisiológicamente crees que el respirar es algo para purificar solamente la sangre, que es una función de tu corazón, que es algo corporal. Crees que es una función de tu corazón, un sistema de bombeo para refrescar tu circulación sanguínea, para aportar más oxígeno a tu sangre, lo cual es algo que necesitas, y expulsar anhídrido carbónico como residuo, como material de desecho, para arrojarlo al exterior, para expulsarlo y sustituirlo.

Esto es correcto, pero es algo desde el punto de vista fisiológico. Si empiezas a ser consciente de tu aliento, poco a poco irás profundizando, yendo más allá de tu corazón. Y un día empezarás a percibir un centro justo al lado de tu ombligo. Ese centro puede ser percibido solamente si acompañas a tu aliento continuamente, porque cuanto más te aproximas a tu centro, más tiendes a perder consciencia. Eres capaz de comenzar cuando el aliento está entrando, cuando está acariciando tu nariz; puedes empezar dándote cuenta. Cuanto más hacia el interior se desplace, más dificultoso será mantenerse consciente. Vendrá un pensamiento, o un ruido o cualquier cosa y te habrás ido.

Si puedes llegar al centro mismo cuando, por un solo instante, el aliento se detiene y se crea una brecha, puede darse el salto. El aliento entra, el aliento sale. Entre esos dos se da una sutil pausa. Esa brecha es tu centro. Cuando acompañas al aliento, solamente entonces, después de un prolongado esfuerzo, te podrás volver consciente del intervalo, cuando no hay movimiento del aliento, cuando el aliento ni entra ni sale. Entre dos alientos surge un intervalo, una brecha. En ese intervalo estás en el centro.

De modo que el aliento es empleado por Buda como un camino para acercarse más y más al centro. Cuando sale, sé consciente del aliento. De nuevo surge un intervalo. Hay dos intervalos: un intervalo dentro y un intervalo afuera. El aliento entra, el aliento sale: hay una brecha. Es aún más difícil el darse cuenta del segundo intervalo.

Observa este proceso. Tu centro se halla entre el aliento que entra y el aliento que sale. Hay otro centro, el Centro Cósmico. Puedes llamarlo “Dios”. Entre el aliento que sale y el aliento que entra hay otra brecha. Esta brecha es el Centro Cósmico. Esos dos centros no son dos cosas distintas, pero antes tendrás que darte cuenta de tu centro interno y luego te volverás consciente de tu centro externo, y por último podrás llegar a conocer que esos dos centros son uno. Entonces el “afuera” y el “adentro” pierden su significado.

Buda dice que acompañes conscientemente el aliento y crearás un centro interno de consciencia. Y una vez que el centro ha sido creado, la consciencia empieza a acompañar tu aliento en tu sangre, a las mismas células, porque toda célula necesita aire y toda célula necesita oxígeno y toda célula, por así decirlo, respira. ¡Todas las células! Y en la actualidad los científicos afirman que parece incluso que la Tierra respira. Y debido al concepto einsteniano del universo en expansión, los científicos teóricos dicen ahora que parece que el universo entero respira.

Cuando tú inspiras, tu pecho se expande. Cuando expiras, tu pecho se contrae. Los científicos teóricos dicen en la actualidad que parece que el universo entero respira. Cuando el universo entero inspira, se expande. Cuando el universo entero expira, se contrae.

En los antiguos puranas hindúes, las escrituras mitológicas, se dice que la creación es una respiración de Brahma, la inspiración, y que la destrucción, pralaya, el fin del mundo, es el aliento que sale. Una respiración, una creación.

De un modo miniaturizado, de un modo atómico, lo mismo sucede en ti. Cuando tu consciencia se hace una con tu respiración, tu respiración lleva la consciencia a todas las células. Los rayos penetran entonces y todo y cuerpo se convierte en un cuerpo de un Buda. Realmente no posees un cuerpo material. Posees un cuerpo de consciencia. Esto es lo que quiere decir el Sutra.

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