sábado, 19 de mayo de 2018

SOMOS FALSOS


Muchas veces sentimos que en nuestras vidas somos deshonestos y falsos, o también vemos esto en nuestras relaciones a lo largo de la vida. Vemos que no hemos sido justos con nuestros padres, ni esposa, ni hijos, ni amigos ni vecinos, etc. Sentimos que no somos rectos y sinceros y esto puede ser motivo de gran sufrimiento para nosotros, para la mente. ¿Qué deberíamos hacer?

Si empiezas a pensar en términos de hacer, serás de nuevo falso, porque en todo lo que has hecho, has sido falso. Tu “hacer” se ha corrompido.

Por lo tanto, la primera cosa: ¡resiste la tentación de hacer algo! Sólo permanece alerta, alerta a tu falsedad. No tengas prisa en hacer nada, porque serás tú quien nuevamente haga eso; todo tu pasado estará involucrado en tu hacer.

¡Resiste! Limítate a permanecer con este sentimiento de que has sido falso: eso es suficiente. Es purificante, tiene una tremenda capacidad de purificarte y limpiarte.

Sólo permanece con la sensación de que "He sido falso", que "Soy falso" y no trates de hacer nada al respecto. Eso nuevamente equivale a intentar crear una buena imagen de ti mismo: que no eres falso, que eres un hombre sincero. Tu ego te está doliendo, porque has sido falso.

Trata de tomar consciencia del hecho; no trates de hacer nada al respecto. A todo lo que hagas le faltará madurez. Es demasiado pronto. Limítate a permanecer con la idea; vive con ella.

Vive con la idea de que eres falso. Si puedes vivir con esa idea la sola idea, la sola consciencia matará totalmente a tu ego. El ego no puede seguir vivo si crees que no eres sincero. El ego necesita una buena imagen: que eres un hombre sincero, muy honesto. Eso es lo que el ego está diciendo: "Haz algo para que puedas repintar la imagen, renovar la imagen".

Has sido falso. Esto te ha sido revelado a través de la meditación. El ego corre ahora peligro de muerte. El ego dice: haz algo. A través de la acción, tratará de reclamar nuevamente su imagen caída, de re acomodarse con lo viejo, de modo de que puedas sentir nuevamente: "Soy bueno, soy hermoso. Soy sincero, soy moral, soy esto y aquello".

Lo primero, muy difícil, arduo, pero tiene que hacerse: sólo permanece alerta a la insinceridad. Mira la idea de que eres insincero, y no te preocupes de modificarla.

Cambiará por su propia cuenta, pues una vez que entiendes que no eres sincero, no puedes seguir siendo falso. Es imposible; nunca ha sucedido. No puede suceder: es imposible. Si sabes que eres falso, la falsedad se caerá por su propio peso. Así que si quieres que la situación siga igual, haz algo para crear el sentimiento de que eres sincero.

Si sabes que eres un mentiroso, la mentira caerá por su propio peso. Sí sientes que eres inmoral, no trates de hacer nada: no te arrepientas, no te sientas culpable, ésos son trucos. Permanece con la idea: el hecho desnudo de quién eres. No te muevas, no te entretengas en hacer algo. Permanece desnudo, con la idea desnuda, la realidad desnuda, y verás que está ocurriendo un cambio. No a través de algo que tú hagas...

Y cuando un cambio que no se origine en tus actos viene a ti, proviene de Dios. Sólo Dios puede volverte moral, sincero; sólo Dios puede hacerte religioso; sólo Dios puede hacerte puro. es Su don; tú no lo puedes hacer.

Todo tu hacer será un deshacer. Por favor, recuérdate a ti mismo una y otra vez que no debes hacer nada.

Sí, es motivo de gran sufrimiento para tu mente y para tu ego son lo mismo: mente y ego porque el ego se siente dañado. Tú ¿falso? Siempre creíste que eras un hombre muy sincero, siempre creíste que eras el pináculo de un hombre: un crescendo de la humanidad, el oro más puro. Siempre creíste eso.

Ahora la meditación ha roto una ventana que destapa la falsedad. Has sido capaz de mirar dentro de ti mismo: la realidad. Te has cruzado con un espejo. Ahora, no trates de escapar de él, permanece con el hecho. Quien quiera que seas, ésa es tu realidad. Permanece con el hecho. Si puedes permanecer con el hecho, cambiarás. Pero ese cambio no será producto de tus actos; sólo sucederá.

Cuando una transformación llega a ti, tiene una gracia totalmente diferente. Todo lo que tú hagas será siempre pequeño, mediocre y, finalmente, inútil. Todo lo que Dios te haga es infinito. Sólo puede ser infinito lo que proviene de lo infinito.

No trates de hacer nada. Acepta el hecho, permanece con él, relájate... y de pronto llegará una transformación.

Yo enseño transformación repentina, y enseño la transformación a través de Dios, no a través de ti. Tú sólo tienes que permitírselo. Eso es todo lo que por tu parte tienes que hacer. Abre la puerta, espera. Sólo abre la puerta, es todo lo que tienes que hacer.

Permite... así, cuando El toque tu puerta puedes darle la bienvenida, cuando El venga puedas reconocerle, cuando Èl venga puedas hacerle entrar. Simplemente, no te quedes sentado con las puertas cerradas, eso es todo. La meditación no es otra cosa que eso: abrir la puerta.

La meditación no te dará la iluminación, recuerda. Ninguna técnica podrá nunca darte la iluminación; la iluminación no es algo técnico. La meditación sólo puede preparar el terreno, la meditación sólo puede abrir la puerta. La meditación sólo puede hacer algo en forma negativa; lo positivo llegará. Una vez que estás listo, siempre llega.

Por favor no trates de hacer nada. Limítate a ser.

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