sábado, 2 de febrero de 2019

EL MUNDO DE LA MENTE


Mahavira ha dicho que si eres capaz de escuchar correctamente no necesitas practicar nada más, lograrás todo lo que puede ser logrado, porque simplemente escuchar no es una simple escucha, es un gran fenómeno. Y una vez que conoces el secreto, puedes aplicarlo en cualquier situación. Comer se convertirá en meditación, caminar se convertirá en meditación, dormir será meditación. Cualquier cosa en la que estés en ese momento, sin irte al futuro, será meditación.

Pero desconocemos toda actividad en la que estamos en el presente. O empezamos a pensar en el pasado o empezamos a pensar en el futuro. Nos perdemos el presente continuamente. Eso implica que la Existencia se nos escapa siempre. Y esto se convierte en un proceso en cadena; luego se convierte en un hábito.

Una noche Mulla Nasrudin caminaba por una calle. La calle estaba solitaria y de repente se dio cuenta de que unos hombres a caballo, una especie de tropa se dirigía hacia él. Su mente comenzó a trabajar. Pensó que podían asaltarle, que podía matarle o que podían ser soldados del rey y que podían llevárselo para que prestara el servicio militar o cualquier otra cosa. Se asustó y cuando los caballos y el ruido que formaban se le acercaron, se puso a correr y entró en un cementerio y para poder esconderse se tumbó en una fosa abierta.

Al ver a este hombre corriendo, los jinetes, que eran simples viajantes, se dieron cuenta de lo que había sucedido. Corrieron tras Mulla Nasrudin y se acercaron a la tumba en que estaba. El yacía con los ojos cerrados como si estuviera muerto. “¿Qué te sucede? ¿Por qué te has asustado tanto de repente? ¿Qué pasa?”.

Entonces Mulla Nasrudin se dio cuenta de que se había asustado a sí mismo sin motivo. Abrió sus ojos y dijo, “Es algo muy complejo, muy complicado. Si insistís en preguntarme por qué estoy aquí, os lo diré. Estoy aquí por vuestra culpa y vosotros estáis aquí por la mía”.

Es un círculo vicioso. Si tienes deseos, te irás al futuro y esto creará un círculo vicioso. Cuando ese futuro se convierta en el presente, de nuevo te irás al futuro. Hoy pensaré en el mañana; esto se convertirá en un hábito. Y mañana nunca llega. No puede llegar; es imposible. Cuando llega es de nuevo el hoy y he creado el hábito de irme siempre desde el hoy al mañana. Por eso cuando el mañana llega, llega como el hoy y luego me voy de nuevo al mañana.

¡Es una cadena! Y cuanto más la elabores, más eficiente te volverás en contemplarla y el mañana nunca llega. Lo que llega siempre es el hoy, y con el hoy tú no tienes ninguna relación. Estableces un mecanismo: debido a que es hoy, te vas. Es un hábito muy fuerte, no solamente de esta vida, sino de muchas otras vidas. Uno tiene que acabar con él, tiene que salir de él. Hagas lo que hagas recuerda solamente una cosa: permanece en el presente mientras lo estés haciendo. Es difícil, arduo, y no vas a lograrlo de inmediato. Has de romper un hábito muy arraigado. Va a ser una dura lucha, pero inténtalo. El esfuerzo mismo creará una distancia, y por el mismo esfuerzo vas a saborear, a veces, momentos del presente. Y una vez conozcas el sabor, estás en el camino.

Pero no conoces el sabor del presente. No lo has probado nunca, nunca has vivido en él, ¡nunca!, te lo digo. Y está siempre aquí. Es la vida misma; es todo lo que hay en la vida.

Jesús dijo que estamos simplemente muertos, ¡sin vida! Un día pasaba junto a un pescador justo a la salida del sol. El pescador había lanzado sus redes al lago y Jesús puso la mano en su hombro y le dijo, “¿Vas a desperdiciar toda tu vida pescando? Puedo enseñarte algo mejor para pescar. Te haré un pescador de la vida”. El pescador miró a Jesús como si un imán le estuviera atrayendo, luego tiró su red y siguió a Jesús.

Cuando acababan de salir del pueblo uno se les acercó corriendo y le dijo al pescador, “Tu padre ha muerto. Acaba de morir, así que vuelve a casa. ¿A dónde vas?”.

El pescador pidió permiso; le dijo a Jesús, “Déjame que vaya a casa. Volveré pronto. Tengo que enterrar a mi difunto padre”.

Jesús le dijo, “Deja que los muertos entierren a los muertos. No tienes porque ir; sígueme. Hay muchos cadáveres en el pueblo. Ellos enterrarán al difunto”.

Para Jesús, estamos muertos porque nunca hemos saboreado la vida, nunca hemos saboreado el presente, lo existencia. Vivimos en el muerto pasado y seguimos proyectando este pasado ya muerto en el futuro. Esto es a lo que Shankara denomina maya, ilusión. Shankara ha sido muy mal entendido. Cuando Shankara dice que el mundo entero es una ilusión, quiere decir que el “mundo del hombre” es una ilusión, no el mundo en sí.

No sabemos nada del mundo. Hemos creado nuestro propio mundo mental. Todo el mundo tiene su propio mundo, este mundo de pasado y de futuro. Por eso cuando Shankara dice que este mundo es falso, se refiere a “tu mundo”, no al mundo. Y cuando “tu mundo” deje de existir, conocerás al verdadero mundo. Shankara dice que éste es el Brahman, que ésa es la Verdad, la Verdad absoluta.

Es como si estuviéramos viviendo en un mundo de sueños, cada uno estando rodeado de sus propios sueños. Y debido a esos sueños no podemos ver lo que es verdadero, lo que es real. Lo real está escondido tras nuestros sueños. Esta mente soñadora es la mente inquieta; la mente no soñadora es la mente quieta. Pero los deseos crean sueños.

Sueñas por la noche porque deseas durante el día. Si no desearas durante el día no soñarías por las noches.

Un Buda no sueña, porque los sueños son deseos y los deseos son sueños. Cuando surgen durante el día los llamas deseos; cuando aparecen por la noche, los llamas sueños. Pero todo deseo es sueño. ¿Por qué? Porque todo deseo radica en el futuro, el cual no existe. Todo deseo es un deseo de futuro que no existe. ¡El futuro no existe!

Y seguimos soñando. Debemos acabar con este soñar. Este soñar es un movimiento, un movimiento continuo. Estás repleto de sueños, sueños destruidos, acabados, que son de nuevo recreados. Cada día hemos de tirar los viejos y crear unos nuevos.

En cualquier momento, en cualquier actividad, trata de estar aquí y ahora. El esfuerzo mismo es una barrera, pero se ha de empezar con algo. Al principio tendrás que hacer un esfuerzo. Aun el esfuerzo es una barrera porque el esfuerzo te lanza al futuro. Pero al principio uno ha de esforzarse, luego en un segundo nivel uno ha de hacer un “esfuerzo sin esfuerzo”, y luego en el tercer nivel, el esfuerzo desaparece y estás en el presente.

Caminas por la calle: trata simplemente de caminar, no hagas nada más. Parece simple, pero no lo es. Parece que todos lo hacemos, ¡no es así! Cuando caminas, tu mente está haciendo mil cosas más. Acompaña cada paso. Simplemente camina.

Buda ha dicho, “Cuando camines, simplemente camina. Cuando escuches, simplemente escucha”. Permanece por completo en lo que haces, no permitas que tu mente se pierda en otras cosas. Y es una experiencia maravillosa porque. De repente, el presente irrumpirá. En tu mundo de sueños, el mundo de la realidad penetrará. Y si alcanzas ese destello, aunque sea por un solo instante, te volverás una persona distinta. Entonces sabrás algo del aquí y ahora que está a tu alrededor y que te estás perdiendo. Te lo estás perdiendo debido solamente a un hábito mecánico y uno no puede hacer otra cosas que tratar de no ser mecánico.

En el instante en que centras tu atención en un hábito mecánico, éste se detiene porque un hábito mecánico se nutre de tu inconsciencia. La fuerza de voluntad no funciona aquí. ¡El ser consciente sí! Y acuérdate de la diferencia: con la fuerza de voluntad comenzarás a luchar contra el hábito y, si tratas de luchar contra el hábito, lo has aceptado de hecho. Cuando te digo que lo hagas conscientemente, quiero decir que no has de luchar con él.

Dale pleno soporte, no seas anti-él.

Caminas por la calle: préstale toda tu atención. Hazte uno con el caminar; sé consciente de lo que estás haciendo. Primero la pierna izquierda, luego la derecha; se mueven. Siente cada instante conscientemente. Permanece en el momento, no le permitas a tu mente el que se centre en otra parte. Si la mente se distrae debido a viejos hábitos, tráela de nuevo. No te sientas frustrado. Si la mente se distrae, no digas, “Es imposible, no puedo hacerlo”. ¡No! Haz que tu mente regrese. Inténtalo de nuevo, y antes o después empezarás a sentir ciertos instantes, por muy escasos que sean, en los que conocerás el sabor del presente. ¡Qué sabor tiene el presente! Y una vez sientas el presente, estás junto a las puertas de la Existencia. Puedes entrar en Ella.

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