sábado, 7 de marzo de 2020

EL SINSENTIDO


En cierta ocasión alguien observaba a Picasso mientras éste pintaba. Le observó muy de cerca, y cuando la pintura estuvo acabada, preguntó: “¿Qué sentido tiene su pintura?”. Y Picasso se enfadó muchísimo, casi le dio un ataque de rabia, y gritó: “¡Vete a preguntarle a la rosa del jardín qué sentido tiene la rosa! ¡No comprendo por qué hay gente que me pregunta por el sentido! Si la rosa puede estar ahí sin ningún sentido, ¿por qué mi pintura tiene que tener alguno?”.

¿Por qué toda esa necesidad, esa constante obsesión con el sentido. El sentido pertenece a la mente. Se trata de un juego de la mente. La mente siempre anda preguntando: ¿Cuál es el sentido?”.

Tú no le preguntas a la nube: “¿Por qué has venido a China?”. Ni le preguntas a una estrella: “¿Por qué estás ahí?”. los hombres como Bodhidharma son tan puros que no existen a través del sentido de sus acciones: simplemente existen, sin ningún tipo de sentido. No existen con ningún propósito. No son sistemáticos, sino como flores, son ¡gente floral! Existen sin ningún propósito, simplemente existen. ¿Qué otra cosa se puede hacer? Su existencia no es utilitaria.

Ese es el sentido, que no hay sentido.

Bien, pues este Bodhidharma es uno de los hombres más sinsentido que ha caminado nunca por la superficie de esta tierra. Es imposible pensar en alguien tan sinsentido como este Bodhidharma.

A veces incluso supera al buda Gautama. Es increíble… es fenomenal. Cuando llegó a la China, el emperador salió a recibirle a la frontera porque hacía años que llegaban noticias, rumores: “Llega Bodhidharma. Bodhidharma está al llegar y es un auténtico fenómeno”.

El emperador se sintió muy interesado. Era el emperador Wu. Así que salió a recibirle. Y cuando lo hizo se sintió un tanto embarazado, porque Bodhidharma llegó con un zapato puesto y el otro encima de la cabeza.

Fue demasiado. Sí, el emperador ya había escuchado que ese hombre era un tanto extraño, pero no creía que fuese tan extraño. ¿Qué significaba? Lo primero que le vino a la mente debió ser algo así como: ¿qué sentido tenía que Bodhidharma llevase un zapato en la cabeza? Pero no le pareció adecuado preguntárselo, sobre todo frente a una recepción China, para recibir a ese hombre. Era el heredero de la transmisión del Buda. Había recibido en sus manos aquello que el buda le diera a Mahakashyapa. Era el heredero, el sucesor del buda.

Incluso esos monjes allí reunidos se sintieron un tanto nerviosos… ¿Qué iba a pensar el emperador? Además, aquel hombre iba a destrozar su prestigio. ¡Tan maleducado y loco! ¿Qué era lo que había salido mal? El emperador tenía preparado un discurso, pero le resultaba difícil ofrecérselo a ese hombre. Se había esmerado mucho en su preparación, y los cortesanos lo habían repasado. ¡Y no tenía ningún sentido! Ahí estaba aquel hombre, de pie –ni siquiera sentado-, con un zapato en la cabeza. ¡Imagínatelo!

Finalmente el emperador preguntó: “Señor, puede que os parezca descortés, pero he de preguntároslo. ¿Por qué lleváis ese zapato en la cabeza?”. Y Bodhidharma dijo: “¿Y por qué no? El zapato se cansó mucho de tanto llevarme, así que ¿por qué no iba a llevarlo yo?”.

¿Qué está diciendo? Pues dice: “No te preocupes por el sentido”.

Poco a poco, cuando la gente se fue acostumbrando a sus maneras, empezaron a comprender lo que decía. Se comenta que les dijo a sus discípulos: “Eso fue sólo para que supiera con quién iba a tratar y para que nunca preguntase por el sentido de nada. Las cosas deben dejarse claras desde el principio. Así que tuve que hacer algo absurdo porque soy una persona absurda, tan absurda como una nube”.

Fíjate… la existencia es absurda, carece de sentido. Obsérvalo… en la existencia no radica sentido alguno. El sentido es algo creado por el ser humano. Y como no dejas de buscar el sentido por todas partes, empiezas a sentirte insignificante.

Constantemente estás buscando el sentido de todo –“¿Qué sentido tiene?”- y tarde o temprano te darás cuenta de que no hay sentido alguno. ¡Una gran calamidad! Y esta calamidad está sucediendo en Occidente. Los más grandes pensadores de Occidente están actualmente muy angustiados. Y su angustia es: ¿cuál es el sentido de la vida? Da la impresión de ser absurda. Lo que ocurre es que les han formado en la creencia de que sólo se puede vivir con sentido.

Deberían escuchar a Bodhidharma. Deberían acercarse al zen. El zen dice que no hay sentido, ni necesidad de buscarlo. Disfruta de este tremendo sinsentido. No hay propósito alguno. La existencia no va a ninguna parte, carece de toda orientación. Simplemente está aquí: es una celebración, una alegría, una broma. Es lo que los hinduistas llaman lila, naturaleza juguetona. Esa palabra es totalmente correcta. Lila significa naturaleza juguetona. En un juego uno no pregunta el sentido. En un juego no hay sentido. El juego en sí mismo es la alegría, el gozo.

Un hombre lucha y lucha con el mismo problema, un día tras otro, un año tras otro. Pasan las estaciones y él sólo está ocupado en una cosa. Pierde toda conciencia del mundo. Toda su conciencia está concentrada en un único problema, que en el fondo sabe que carece de sentido. Pero tiene que trabajar en ello, debe taladrar lo suficiente hasta que alcance el punto de no resistencia.

Sólo se puede aprender cuando se abandona el ego. Sí, existen muchos tipos de aprendizaje. Puedes ir a la universidad, pues allí no es necesario abandonar el ego, porque el ego compite, el ego es ambicioso, el ego es celoso, y el ego lucha contra los demás. Con ego tendrás más éxito. Si eres humilde no tienes posibilidad alguna de alcanzar una buena posición en la universidad. Has de ser implacablemente competitivo, has de ser violentamente agresivo, muy egoísta, has de creerte que eres el mejor del mundo. Sólo entonces te lloverán las medallas de oro.

Sí, cuando ves por primera vez la humildad, surge de ti una gran carcajada… Una carcajada acerca de la ridiculez de tu miseria, una carcajada acerca de la tontería de todos tus problemas, una carcajada acerca de lo absurdo de tu sufrimiento. No era necesario. No tenía ningún sentido sufrir; te hallabas sumergido en una pesadilla que tú mismo habías creado. Eras el autor y el actor; y el director, la pantalla, el proyector, el espectador, y todo lo demás. Tú la habías creado. Sólo era una pesadilla. No era necesario permanecer en ella ni un minuto, pero viviste en ella durante muchos años, y de ahí la carcajada.

Sí, así es. Tu miseria es simple estupidez. Es ridícula. Te aferras a ella, y por eso continúa ahí. Y no dejas de gritar: “No la quiero”, pero no te separas de ella. Cuando llegue el día en que veas–cuando abras los ojos para ver-, no podrás creerte que hayas seguido insistiendo durante tanto tiempo.

¿Cómo has pasado por alto a Dios? Tú eres Dios… ¿Cómo puedes andar en su busca?

Me han contado que…

Cuando un monje le preguntó a Hui-neng: “¿Cómo se alcanza la budeidad?”, éste le propinó una paliza, diciendo: “Si no te pego, todo el mundo se reirá de mí”.

¡Qué quiere decir Hui-neng con eso? Pues está diciendo: “El esfuerzo mismo por querer alcanzar la budeidad es una tontería porque tú eres un buda. Si no te pego, la gente se reirá de mí, al menos quienes saben. No puedo ayudarte a convertirte en un buda. Ya lo eres”.

Ya eres eso que andas buscando…

Medita esta pequeña parábola. Tiene un tremendo significado. Y esfuérzate, taladra, perfora la mente, para que un día seas merecedor de la luz.

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