Cada vez que la mente es una unidad, una cualidad superior se expresa y lo inferior inmediatamente se sedimenta. Es como... vas a la escuela: el director está en la escuela, entonces los profesores están trabajando bien y los alumnos están aprendiendo bien y hay orden. El director ha salido afuera, ahora los profesores son los del nivel más alto; ahora no hay tanto orden porque los profesores están en libertad. Comienza a funcionar una energía inferior: comenzarán a fumar, "irán a tomar té, comenzarán a chismear. Pero los profesores están ahí, los alumnos están bajo disciplina. Los profesores se han ido... Una clase sin profesor se vuelve un caos, es una muchedumbre, una muchedumbre demente. El profesor entra en la clase y de pronto todo cambia, una fuerza superior ha entrado, el caos desaparece.
El caos simplemente demostraba que la fuerza superior estaba ausente. Cuando no hay caos -armonía- demuestra simplemente que la fuerza superior está presente. Tu mente está en caos: un punto superior es necesario, una cristalización superior es necesaria. Ustedes son como niños de escuela, una clase, una clase demente, y el profesor no está presente. Cada vez que llegan a concentrarse, inmediatamente una función superior se hace presente.
Así que Jesús dice: "¡Sana!". La palabra sana (heal); proviene de la misma raíz que la palabra todo (whole); y "heal", "whole" y la palabra "holy" (sagrado) también provienen de una misma raíz. Sana a una persona, ésta llega a ser un todo, y cada vez que la persona llega a ser un todo se vuelve sagrada. Y este es todo el proceso. La mente está en enfermedad porque no tiene centro. ¿Tienes un centro en la mente? ¿Puedes decir: "Este centro soy yo"? Cada momento cambia: en la mañana tuviste cólera, entonces sentiste que la cólera eras tú; en la tarde te volviste amoroso, entonces pensaste:'''El amor soy yo"; por la noche te frustraste, entonces pensaste: "La frustración soy yo". ¿Existe algún centro en ti o eres simplemente una muchedumbre en movimiento?
Tal como estás no hay centro, no hay centro todavía y un hombre sin centro está enfermo. Un hombre sano es un hombre con un centro. Jesús dijo: "¡Dale centro a la gente!", entonces sea cual sea el caos a tu alrededor, el centro permanece ahí, permaneces centrado veinticuatro horas, algo permanece continuo. Aquello continuo llegará a ser tu ser.
Míralo de esta manera: hay tres capas de existencia. Una capa es de objetos, el mundo objetivo; a todo tu alrededor tus sentidos te lo reportan, tus ojos lo ven, tus oídos lo escuchan, tus manos lo tocan. El mundo objetivo es la primera capa de la existencia; si te pierdes en ello te mantienes contento con lo más superficial. Una segunda capa existe dentro de ti, la capa de la mente: pensamientos, emociones, amor, cólera, sentimientos, esa es la segunda capa. La primera capa es común -si tengo una piedra en la mano la podrás ver- es una objetividad común.
Cuando me ves, nunca me ves, sólo ves mi cuerpo; cuando te veo, nunca te veo, sólo veo tu cuerpo. Nadie puede ver lo que está dentro de tu mente. Uno puede ver tu comportamiento: cómo haces lo que haces, cómo reaccionas. Uno puede ver la cólera en tu cara, tu cara enrojecida, la crueldad que te sobrecoge, la violencia en tus ojos; pero uno no puede ver la cólera dentro de tu mente. Uno puede ver los gestos amorosos que haces con el cuerpo, pero uno no puede ver el amor. Y puedes estar haciendo sólo un gesto y puede no haber amor. Puedes engañar con los actos; has estado haciendo eso.
Tu cuerpo puede ser conocido por todos los demás, pero no tu mente. El mundo objetivo es común a todos, ese es el mundo de la ciencia. La ciencia dice que es la única realidad, porque la ciencia dice: "No podemos conocer tus pensamientos, ya sea que existan o no, nadie lo sabe. Sólo tú lo puedes decir, pero tu pensamiento no es común a todos, no es objetivo; no podemos experimentar con tus pensamientos, no los podemos ver. Tú los reportas; puedes estar engañando o puedes ser engañado ¿quién sabe?". Tus pensamientos no son cosas, pero sabes bien que existen. No sólo existen cosas, existen pensamientos. Pero los pensamientos son personales, privados, no son comunes a todos.
La capa exterior, la primera capa: la realidad de la superficie crea la ciencia. La segunda capa: de pensamientos, de sentimientos, crea la filosofía, la poesía. ¿Pero es eso todo? ¿Materia y mente? Si eso es todo, entonces jamás podrás estar centrado, porque la mente siempre es un flujo. No hay centro, ayer tuviste unos pensamientos, hoy día tienes otros pensamientos, mañana tendrás otros pensamientos, es como un río, no tiene centro.
En la mente no puedes encontrar ningún centro: los pensamientos cambian, los sentimientos cambian, son un flujo. Entonces siempre permanecerás enfermo, tranquilamente enfermo, nunca podrás ver un todo. Pero también hay otra capa, la más profunda. Primero es el mundo objetivo, la ciencia y su mundo; segundo es el mundo de los pensamientos, de la filosofía y poesía, de los sentimientos, pensamientos y después hay un tercer mundo que es el de la religiosidad, y ese es el mundo del ser, desde donde se presencia, desde donde se mira los pensamientos, desde donde se mira las cosas.
Ese es uno, no hay dos. Ya sea que mires una casa o que cierres tus ojos y mires a la figura de la casa, adentro, el que presencia es el mismo. Ya sea que observes la cólera o que observes el amor, el que presencia sigue siendo el mismo. Ya sea que estés triste o contento, ya sea que la vida se haya vuelto poesía o que se haya vuelto pesadilla, no hay diferencia, el que presencia es el mismo, el testigo permanece siendo el mismo. Sólo el ser, el testigo, es el centro; este testigo es del mundo de la religiosidad.
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