En la India hemos estado llamando sannyasins, 'swami'. Swami quiere decir amo de sí mismo, quiere decir aquél que ha dejado de elegir, quiere decir que ahora él no acepta ningún amo. Y ésta no es una comprensión egocéntrica, ésta es una comprensión muy profunda, que si eliges entre contrarios eres una víctima; si eliges entre los contrarios permanecerás dividido en los contrarios. Un Sannyasin no está contra este mundo ni a favor, un Sannyasin simplemente no está ni a favor ni en contra, simplemente va sin amigos y sin enemigos.
Hay una hermosa historia Zen: Una mañana estaba un Sannyasin solo en la cumbre de una montaña, estaba de pie. Tal como la montaña, él estaba solo, de pie sin moverse, y tres personas estaban pasando, estaban dando un paseo matutino. Miraron a este hombre y cada uno tuvo su propia opinión de lo que estaba haciendo. Un hombre dijo: "Conozco a ese monje, a veces se le pierde su vaca, así que debe estar parado ahí buscando su vaca por los alrededores de la montaña".
El segundo hombre dijo: "Pero en la forma en que está de pie, no puede ver nada. No se mueve en absoluto, sus ojos parecen estar casi fijos. Esa no es la forma en que uno busca algo. Pienso que debe haber venido por un paseo en la mañana con algún amigo, y el amigo debe haberse quedado rezagado, debe estar esperando que el amigo lo alcance".
El tercer hombre dijo: "Esa no parece ser la razón, porque cada vez que uno espera, tiene que voltear atrás para ver si el amigo está viniendo o no. Pero él no se mueve, no mira hacia atrás. No está esperando, esa no es la postura de un hombre que está esperando. Pienso que está orando o meditando".
Estaban en tal desacuerdo, y se habían puesto en tal estado emocional acerca de las explicaciones de lo que estaba haciendo, que pensaron que sería mejor ir y preguntarle al mismo hombre. Era difícil subir la montaña, pero fueron de todas maneras. Llegaron hasta donde estaba el hombre y el primero le preguntó: "¿Estás buscando tu vaca? Porque sé que a veces se te pierde y tienes que ir a buscarla".
El hombre abrió sus ojos y dijo: "Yo no poseo nada, así que nada puede perderse. No estoy buscando ninguna vaca ni nada". Entonces cerró sus ojos.
El otro hombre dijo": "Entonces yo debo tener razón: estás esperando a un amigo que se ha quedado atrás".
El hombre abrió sus ojos y dijo: "No tengo enemigos ni amigos, así que ¿cómo puedo esperar a alguien? Estoy solo y no he dejado a nadie atrás, porque no hay nadie. Estoy solo, totalmente solo".
Entonces el tercero dijo: "Entonces yo debo estar absolutamente correcto porque no hay otra posibilidad. Espero que estés orando, meditando".
El hombre se rió y dijo: "Tú eres el más tonto, porque no conozco a nadie a quien pueda orar y no tengo ningún objetivo que alcanzar, así que ¿cómo puedo meditar?".
Entonces los tres preguntaron simultáneamente: "Entonces ¿qué estás haciendo?".
El hombre dijo: "Simplemente estoy de pie, no estoy haciendo nada en absoluto".
Pero esto es lo que es meditación y esto es lo que es el sannyas: ¡simplemente ser! Entonces tienes una libertad, libertad de amigos y de enemigos; libertad de pertenencias y de no pertenencias; libertad de este mundo y del otro; libertad de la materia y de la mente, libertad de todas las elecciones y divisiones. Entonces se deja lo imposible y te vuelves natural, te vuelves Tao, entonces flotas.
Cuando el esfuerzo imposible se desvanece, la ansiedad desaparece, entonces ya no estás en angustia. Y cuando ya no estás en angustia, surge la bienaventuranza. La bienaventuranza no es algo que tiene que ser logrado, sólo es necesario crear la capacidad. Cuando no estás en angustia, la bienaventuranza sucede. Has creado la capacidad, has abierto la puerta y los rayos de sol entran y te llenan. Tal como estás, cargado de ansiedad, dividido, montado en dos caballos, tratando de tirar dos arcos al mismo tiempo, estás esquizofrénico, estás enfermo, estás titubeando. O a lo más, has transado y te has vuelto normalmente neurótico.
Un ser normal, de alguna manera desempeña el trabajo, la neurosis no interfiere en su desempeño, eso es todo; un ciudadano adaptado, eso es todo, ¡pero sin valor! Aun si eres un ciudadano adaptado, un buen ciudadano, un ser humano normal, no te ocurrirá ningún éxtasis, permanecerás triste. Y cualquier cosa que logres en este mundo, te dará más tristeza. Observa a la gente que ha triunfado, que está delante de ti, que ha llegado a la cima, y verás que está más triste que la gente que no tiene tanto éxito, porque sus esperanzas se han perdido.
Una mañana Mulla Nasruddin estaba yendo al mercado muy triste. Y un amigo le preguntó: "Qué te ha ocurrido?".
Nasruddin dijo: "¡No me preguntes! Estoy tan triste y deprimido que me podría poner a llorar".
Pero el amigo insistió: "¿Pero qué sucede? Nunca te hemos visto ¡tan triste! Tú has estado en tantas dificultades, financieras y de otros tipos, pero nunca te hemos visto tan triste y deprimido. ¿Qué te sucede? ¿Qué te ha ocurrido?".
Mulla Nasruddin dijo: "Hace dos semanas murió uno de mis tíos y me dejó cien mil rupias".
El amigo dijo: "Nasruddin ¿te has vuelto loco? Si tu tío te ha dejado cien mil rupias deberías estar feliz ¡y no triste!".
Nasruddin dijo: "Si, así es, pero la semana pasada murió mi otro tío y me dejó doscientas mil rupias".
El hombre dijo: "Entonces estás completamente loco, porque deberías estar bailando, regocijándote y celebrando, porque ¡no hay razón de sentirse infeliz! ¡Eres el hombre más feliz del pueblo!".
Nasruddin dijo: "Sí, lo sé, pero el problema es que ¡ya no tengo más tíos! Esto me da pena".
Eso es lo que sucede cuando el hombre triunfa: cuando ya no tienes más tíos, entonces de pronto no hay esperanza. Un hombre que es un fracaso todavía espera, puede esperar; todavía tiene tíos, la posibilidad existe. A más éxito, más ansiedad, porque el éxito te hará sufrir tu neurosis, el éxito te revelará, revelará tu esquizofrenia. Por eso es que en Norteamérica hay más esquizofrenia, más locura que en ningún otro país, porque Norteamérica ha triunfado en muchas formas.
En un país pobre no hay tanta locura; la gente aún puede tener esperanza. Y cuando puedes esperar, nada sucede, vas corriendo y corriendo. Cuando se logra el objetivo, entonces te detienes y tienes que mirarte a ti mismo y al caos que has creado en tu ser, al caos. De pronto te vuelves loco. Siempre has estado loco, pero se te revela cuando triunfas, porque cuando no hay nada más en qué soñar, tienes que confrontarte a ti mismo. La bienaventuranza no es posible tal como estás, la felicidad es imposible. Sólo puedes esperar que venga y tolerar el dolor, el sufrimiento que te has creado a ti mismo.
Pero la bienaventuranza es posible; le ha sucedido a un Jesús, a un Buda, te puede suceder a ti, pero entonces tienes que dejar lo imposible a un lado. Piensa en lo natural, en lo posible, en lo fácil. No pienses en lo imposible, en lo difícil, en los retos. Al ego siempre le gusta hacer lo imposible. Es un fracaso, tiene que ser un fracaso. Pero al ego le gusta tomar el reto de lo imposible, porque entonces sientes que eres alguien. Contra una meta imposible te vuelves un gran luchador.
Y la religión es simple, fácil, natural ¡no es en absoluto montarse en un caballo! Tan solo es un paseo matutino, no ir a ninguna parte; el fin es simplemente caminar, no hacer nada en particular, simplemente disfrutar de la brisa matutina, del sol, de las aves, simplemente disfrutarte a ti mismo.
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