Tomás le dijo: "Maestro, mi boca no es capaz de decir cómo es que eres".
"Es imposible decirlo. Eres tantas cosas y eres tanto, eres tan rebozante, tan multidimensional, la boca no podrá decirlo. Soy incapaz de decir nada, las palabras no son suficientes. No puedes ser comparado a nada, eres incomparable. Y cualquier cosa que diga estará errada, porque no será suficiente. Las palabras son muy estrechas; ¡tú eres vasto!".
Así dice Tomás: "Maestro, mi boca no es capaz de decir cómo es que eres. ¡No, imposible! No diré nada porque no puede ser dicho. No puede ser atrapado en palabras, ¡eres inexpresable!".
Tomás es el que llega más cerca, pero aún el más cercano está muy distante, hay una brecha.
Una historia similar existe con Bodhidharma. El vivió en la China por nueve años. Enseñó a la gente, muchos meditaban, muchos se acercaron más y más, y cuando se estaba yendo le preguntó a sus cuatro discípulos que digan algo sobre el dharma, que digan algo sobre la verdad. Los tres primeros son justo como estos tres: Simón Pedro, un hombre de moralidad, el más superficial; luego Mateo, el hombre en busca de conocimientos, un poquito más profundo que Simón pero aún muy lejos; luego Tomás le dijo: "No puedo decir nada".
Pero Bodhidharma fue más afortunado que Jesús, porque hubo un cuarto que realmente permaneció en silencio. Ni siquiera dijo: "No puedo decirlo". Porque cuando dices: "No puedo decirlo", ¡ya lo has dicho! Esto tiene que entenderse: el cuarto permaneció absolutamente en silencio. Simplemente miró a los ojos de Bodhidharma, se inclinó a sus pies, y Bodhidharma dijo: "Uno tiene mis huesos, otro tiene mi carne, otro tiene mi sangre ¡y tú eres mi propia médula!". Este cuarto discípulo ni siquiera dijo tanto como Tomás. Llegó lo más cerca, se convirtió en la médula.
Jesús no fue tan afortunado. Hay motivos: el ambiente no era bueno, la situación era absolutamente diferente. La China había conocido a Lao Tse; los judíos nunca habían conocido un hombre como Lao Tse. Lao Tse creó el terreno en el cual la semilla de Buda pudo germinar bellamente. Cuando Bodhidharma fue a la China, el terreno estaba listo, fue preparado por Lao Tse, Chuang Tse, ¡raros fenómenos! Y luego la semilla de Buda fue llevada por Bodhidharma. Floreció bellamente. Jesús no fue tan afortunado, el terreno no estaba listo. Habían habido profetas en la cultura judía, pero no sabios como Lao Tse y Chuang Tse, no. Habían habido santos, así que Simón Pedro estaba disponible. Habían habido moralistas, porque en la propia base de la cultura judía Moisés había puesto la moralidad: los diez mandamientos, ellos son la base.
Hubieron hombres como Simón Pedro porque nada existe sin una causa, nada existe sin una larga tradición. Un Simón Pedro no es tan solo un accidente, es necesaria una larga historia detrás de él. Moisés es la causa más profunda, la raíz desde la cual Simón Pedro ha venido: los diez mandamientos, la actitud moral hacia el mundo, hacia la vida. Pero no hubo ningún hombre como Lao Tse que dijera: "Todas las distinciones son falsas; en el momento en que digas 'esto es bueno y eso es malo', has dividido la vida y la has matado", quien estaba por el todo no por la división. Bodhidharma fue afortunado, y esa es la razón por la que tuvo cuatro discípulos, no tres.
En una cultura judía, a lo más pudo ser posible un Tomás. Mira el fenómeno de Tomás, lo que está diciendo, y éste es uno de los problemas básicos. Hay gente que dice: "Nada puede ser dicho sobre Dios", pero lo has dicho. Aun si dices: "Nada puede ser dicho sobre Dios", has dicho algo. Si estás correcto, nada puede ser dicho, entonces esto tampoco debería ser dicho, deberías permanecer completamente en silencio. Has creado un dilema: por un lado dices nada puede ser dicho; si esto puede ser dicho ¿entonces por qué no un poco más? ¿Cuál es el problema? Si eso puede ser afirmado, entonces ¿por qué no más? Si una afirmación es posible, entonces más afirmación se hace posible.
Por eso es que Buda permanecía absolutamente en silencio, ni siquiera dirá: "Nada puede ser dicho sobre Dios". Ni siquiera dirá tanto como eso. Preguntas sobre Dios y él hablará algo diferente. Preguntas sobre Dios y él no escuchará, como si no hubieses preguntado sobre Dios, simplemente no se referirá al asunto, hablará sobre otra cosa. No dirá ni siquiera que nada puede ser dicho, porque esto es absurdo. Entonces ¿por qué lo estás diciendo? Aun con la negación lo indicamos. No sólo una afirmación positiva es una afirmación, una afirmación negativa también es una afirmación.