sábado, 28 de junio de 2025

LOS SACERDOTES

 

Ahora mira estas palabras de Jesús:

"Si aquellos que los guían dicen: 'Vean, el reino está en el cielo', no aquí, en alguna parte arriba en el cielo, en alguna parte muy lejos; el reino de Dios está en alguna parte distante, muy alejado, "entonces las aves del cielo los precederán". Ellas llegarán antes que tú, entonces estarás perdido. Jesús está bromeando, está diciendo: "Entonces no esperen, ¡los pájaros del cielo llegarán antes que ustedes!".

"Si les dicen: 'Está en el mar', entonces los peces los precederán". Entonces ellos llegarán antes que tú, tú lo perderás.

¿Sobre quién está hablando Jesús? El está hablando de los sacerdotes. Los sacerdotes son los enemigos de la religión, pero se han vuelto los gerentes. Ellos la manejan en todas partes, entonces no permiten que una persona como Jesús entre en sus templos.

Después de mil ochocientos años, Jesús pensó: "Ahora debo ir y visitar la tierra de nuevo, porque mil ochocientos años de cristianismo... ahora la tierra debe estar lista para recibirme. Ahora no me rechazarán como lo hicieron antes, porque cuando fui entonces no había un solo cristiano. Fui un extraño. Ahora la mitad de la tierra es cristiana; millones de iglesias y sacerdotes continuamente predicando la palabra de Jesús. Ahora voy a ser recibido, bienvenido; todas las puertas se me abrirán. ¡Ahora es el momento! No debería haber ido antes ¡ese no era el momento apropiado!".

Regresó de nuevo, por supuesto un domingo por la mañana, porque es difícil descubrir quién es un cristiano y quién no si llegas otro día de la semana. Es imposible, ¡todo el mundo es igual! Sólo en domingo puedes hacer la distinción de quién es un cristiano, porque la religión es un asunto dominical. No tiene nada que ver con la vida, es tan solo un ritual a realizarse, una formalidad a cumplirse, sin nada de corazón. Y llegó al pueblo donde había estado mil ochocientos años antes; Belén. Se paró en la plaza pública, un poco aprensivo porque la gente lo miraba y nadie lo reconocía, y entraban y salían de la iglesia. Y entonces unas cuantas personas lo rodearon y comenzaron a decirle: "Te pareces a Jesús, has hecho una buena actuación, ¡eres un buen actor!".

Jesús dice: "No soy un actor. Soy el verdadero Jesús". Así que se comenzaron a reír y dijeron: "Si eres el verdadero Jesús entonces escapa antes de que el sacerdote salga; porque si no vas a entrar en problemas". Y unos pequeños palomillas comenzaron a tirar piedras, y la gente comenzó a reírse diciendo que el verdadero Jesús ha venido, ¡el rey de los judíos! Este es el hombre al que crucificaron ¡él ha resucitado!

Y  bromeaban y se reían, y Jesús lo sintió mucho... porque ésta era su gente; ya no eran los judíos, eran los cristianos; lo seguían, y aun ellos no podían reconocerlo. Pero esperó, tuvo la esperanza de que: "Por lo menos mi sacerdote me reconocerá. Estos pueden ser gente tonta, ignorante, pero mi sacerdote sabe".

Entonces salió el sacerdote. La gente dejó de reírse, sólo como respeto al sacerdote. Hicieron espacio para él, la multitud permitió que entrara, se inclinaron con profundo respeto. Jesús reía en su corazón: "No se han inclinado ante mí, no me han dado ningún respeto, pero respetan al sacerdote. Por lo menos ese es un buen signo, porque es mi sacerdote. Por medio de él me reconocerán. A través de él, no directamente, porque están ciegos y no pueden ver".

Entonces el sacerdote lo miró y le dijo: "¡Ven aquí tú rufián! ¿Qué crees que estás haciendo? ¡insultando a nuestro Dios!".

Jesús le dijo: "¿No puedes reconocerme?".

El sacerdote lo agarró del cuello y le dijo: "Te reconozco muy bien. Ven y sígueme". Lo llevó a la iglesia, y lo encerró en una celda. Jesús estaba muy extrañado: "¿Qué va a suceder? ¿Mi propia gente me va a volver a crucificar?".

Y entonces en la noche el sacerdote regresó con una pequeña vela en su mano y abrió la cerradura de la puerta. Echó llave a la puerta desde adentro, se inclinó, tocó sus pies y dijo: "¡Te reconozco muy bien! Pero no en medio de la plaza pública, no delante de los feligreses, porque eres un antiguo agitador. De alguna manera hemos estado administrando todo muy bien, pero tú perturbarás. Ahora todo está fluido, el cristianismo se ha establecido: la mitad de la tierra se ha convertido, la otra mitad tarde o temprano se convertirá. Simplemente espera ahí, ¡No necesitas venir aquí! todo va tan bien, tú no pudiste convertir ni a un solo hombre cuando estuviste aquí, y nosotros nos las hemos arreglado tan bien que deberías estar agradecido con nosotros.

Y nosotros podemos reconocerte cuando no hay nadie, no podemos reconocerte delante de los demás porque tú estás contra los sacerdotes, contra la iglesia, estás contra el sistema. Y si insistes, entonces tendremos que crucificarte de nuevo. Podremos venerarte cuando no estás presente porque eso no perturba a nadie. Todo está fluido, suave, moviéndose bien, ¡mira cómo nos las hemos arreglado! La mitad de la tierra se ha convertido, millones de iglesias y sacerdotes predicando tu palabra. Deberías estar satisfecho. Escapa de aquí inmediatamente, y no vuelvas a regresar. Cualquier cosa que quieras hacer, nosotros somos los agentes aquí, la puedes hacer por medio de nosotros. Directamente, no se te puede permitir que vayas entre las masas. ¡Eres peligroso!".

Este sacerdote está diciendo una de las verdades básicas: que el sacerdote no puede ser religioso. El puede ser un sacerdote de Buda, pero está contra Buda. Trabaja para él, así parece; cita sus palabras, así parece. Pero si Buda regresa, él se interpondrá entre tú y Buda, no te permitirá, porque un Buda, un Jesús, son siempre rebeldes. No son conformistas, pueden crear una revolución, no pueden crear un sistema.


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