El deseo de amar y de ser amado, el deseo de comprender y ser comprendido son muy instintivos, muy naturales; pero también muy vinculantes, aprisionantes. Por eso, aunque sólo me escuches unos minutos, si puedes olvidar esos dos deseos, en esa trascendencia encontrarás la alegría última.
Los deseos de entender y ser entendido, van juntos. A menos que comprendas, no puedes abandonar el deseo de ser comprendido. Una vez que entiendes la simple existencia de tu ser, ambos desaparecen. No hay nada más que entender, y no hay una demanda de que alguien te entienda.
Y lo mismo es verdad para el amor.
En el momento en que entiendes lo que es el amor, tu experiencia de lo que es el amor, te conviertes en amor. Entonces no queda en ti la necesidad de ser amado y tampoco hay necesidad en ti de amar. Amar será para ti una experiencia simple y espontánea, como respirar. No puedes hacer nada más; simplemente amas.
Si el amor no viene de vuelta a ti, no te sentirás herido, porque sólo una persona que se ha convertido en amor puede amar. Sólo puedes dar lo que tienes. Pedir a la gente que te quiera, a gente que no tiene amor en su vida, a gente que no ha llegado al origen de su ser donde el amor tiene su altar, ¿cómo pueden amarte? Pueden aparentar. Pueden decirlo, pueden incluso creerlo, pero antes o después estas cosas van a cambiar...; se va a saber que, por lo general, sólo es una apariencia, que sólo es una actuación, que es hipocresía.
Puede que no haya intención de engañarte, pero ¿qué puede hacer la persona? Tú pides amor y la otra persona también quiere amar. Ambos comprendéis que se espera que tú ames, que sólo entonces puedes recibir amor; por eso intentas de todas las formas posibles tomar la postura del amor. Pero la postura está vacía. Ambos lo vais a comprobar y ambos os vais a quejar al otro de que eso no está bien. Desde el principio habéis sido dos mendigos mendigando uno al otro, y lo único que ambos tenéis son cuencos de mendigar vacíos.
Ambos aparentan que pueden dar, pero su deseo básico es recibir.
No puedes dar lo que no tienes.
Y los que lo tienen -esto hay que comprenderlo muy claramente-, los que han encontrado la fuente del amor dentro de sí mismos ya no necesitan ser amados. Sin embargo serán amados.
Amarán por la simple razón de que tienen demasiado; de la misma forma que una nube de lluvia quiere llover, de la misma forma que una flor quiere liberar su fragancia, sin deseo de conseguir nada. La recompensa del amor está en amar, no en recibir amor.
Y estos son los misterios de la vida: si una persona se siente com¬pensada sólo con amar a los demás, los demás le amarán. Porque estan¬do en contacto con ella, poco a poco empezarán a encontrar la fuente del amor dentro de sí mismos. Ahora conocen al menos a una persona que derrama amor y ese amor no surge de la necesidad. Y cuanto más comparte y derrama su amor, más crece la otra persona.
Lo mismo ocurre con la comprensión. Si estás cerca de una persona que comprende, verás que comparte; compartir es su alegría, no es un negocio para ella. Da de todo corazón, sabiendo perfectamente bien que muchas veces le cerrarán la puerta ante su cara, pero su comprensión es lo suficientemente profunda para entender a la gente que no le entiende a él.
Son miserables. Temen dejar que su comprensión les alcance, temen su luz. Empiezan a cerrar sus puertas y ventanas. Tienen miedo de su presencia. Condenarán, crearán confusión, crearán rumores, crearán mentiras; lo harán todo para impedir la luz de ese hombre, su comprensión, para impedir que se extienda su discernimiento. Y la razón es que tienen miedo.
La presencia de este hombre les da mucho miedo. En su presencia se sienten repentinamente desnudos: con todos sus celos, con todas sus miserias, con todo su dolor, con todas sus heridas. En su presencia no pueden ocultarse. Ante sus ojos están como ante rayos-X que les penetran hasta el núcleo más profundo y revelan todo lo que han estado ocultando de alguna forma a la sociedad para crear una buena imagen. Por dentro son justo lo opuesto.
Una vez que te entiendes a ti mismo y has ido más allá de todo tipo de incomprensiones, tu luz es tan clara y brillante, tu certeza es tan absoluta que, aunque todo el mundo te condene, eso no te hará ningún daño. Simplemente creará más compasión y más esfuerzo por hacer que esta gente salga de alguna manera de su oscuridad y pueda ver la luz.
Una vez que estos dos deseos se han calmado, uno se siente en el cielo. Uno está realmente en el cielo. Siempre lo ha estado; simplemente había pequeñas cosas que le molestaban y le hacían olvidar la inmensa belleza y alegría que toda la existencia está dispuesta a darte, y además gratuitamente. Es tuya con sólo pedirla.
What Is Freedom? Can the Collective Tolerate Free Individuals?
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In the name of the collective, the individual – the real – has always been
sacrificed. Freedom is of the individual.
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Hace 12 horas
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