La antigua cultura hindú intentó por todos los medios transformar la vida de un modo tal que todo se convirtiera en fuente de crecimiento. Es natural para un niño que respete a su padre, pero no es natural que lo respete cuando se ha vuelto viejo, anciano, incapaz de hacer nada por el niño y se ha convertido simplemente en una carga para él. ¡Entonces no es natural! Ningún animal hace esto; la pauta natural se ha roto. Solamente el hombre es capaz de hacerlo, y si se hace, creces. Es volitivo. Creces con cualquier acto volitivo, sea simple o complejo.
Te voy a contar una historia. En el Mahabarata, el padre de Bishma se enamora de una chica. Era muy anciano. Pero incluso cuando eres viejo, enamorarse, es algo natural. Incluso en el lecho de muerte puedes enamorarte. La chica estaba dispuesta pero el padre de ella estableció una condición. Dijo, “Tú tienes a tu hijo, Bishma”. Bishma era joven, en la edad de casarse. El padre de la chica dijo, “Bishma heredará tu reino, por eso asegúrame que si mi hija te da un niño, él heredará el reino, no Bishma”.
Era antinatural para el padre el decir esto a Bishma. Era un anciano que podía morir en cualquier momento, pero se sentía preocupado y se volvió triste, por lo que Bishma le preguntó: “¿Qué ocurre? ¿En qué piensas? ¿Qué puedo hacer, dímelo?”.
Por eso se inventó una historia. Los ancianos son muy duchos en eso. Dijo, “Debido a que eres mi único hijo, el único, y debido a que nadie puede confiar en la naturaleza, si murieras o algo te sucediera, ¿quién heredaría mi reino? He hablado con los sabios y me han aconsejado que es mejor que me case de nuevo para que pueda tener así otro heredero”.
A lo que Bishma dijo, “¿Qué hay de malo en ello? ¡Cásate!”.
Entonces el padre le dijo, “Existe un problema. Quiero casarme con esa chica, pero su padre quiere como condición “Que tu hijo Bishma no herede el reino. Solamente podrá hacerlo el hijo de mi hija”.
A lo que Bishma dijo, “De acuerdo. Te lo prometo”.
Bishma acudió al hombre cuya hija iba a desposarse con su padre. Le dijo, “Te prometo que no heredaré el reino”.
Pero ese hombre era un pescador, muy vulgar. Le dijo, “Lo sé. Pero, ¿cómo puedes prometerme eso? Tus hijos pueden crear problemas. Y nosotros somos simples pescadores, gente muy sencilla. Si tus hijos crean problemas, no podremos hacer nada”.
A lo que Bishma respondió, “Te lo prometo: nunca me casaré. ¿De acuerdo?”. Y entonces se acabó toda la historia.
Esto es algo muy poco corriente. El era un joven y nunca se casó, nunca miró a una mujer con deseo carnal. Esto supuso un crecimiento. Esto creó un sutil ser, una integración, una cristalización. No hubo entonces necesidad de otra sadana, de otra práctica espiritual! Esta única acción fue suficiente. Cristalizó. ¡Esta promesa fue suficiente! Se convirtió en un hombre distinto, empezó a crecer en vertical. La línea natural horizontal se detuvo. Con esa promesa, todo se detuvo. No había una posibilidad biológica ahora. Todo lo que fuera natural se volvió carente de sentido.
Pero un Bishma es raro. Sin ninguna otra práctica espiritual, sin otro esfuerzo espiritual más que éste, alcanzó la culminación más alta posible. Por eso con cualquier acción simple o compleja que sea una decisión consciente de tu parte –sin ninguna fuerza orientadora detrás, sin ninguna fuerza natural obligándote a decidir-, si es tu decisión, a través de esta decisión tú eres creado. Toda decisión es decisiva para tu nacimiento; naces en una nueva dimensión. Emplea pues cada acción; incluso las acciones más comunes.
Estás sentado. Decide que “No voy a mover mi cuerpo durante diez minutos”. Te sorprenderás al ver que aunque el cuerpo no se estaba moviendo antes, ahora el cuerpo te obliga a moverte. Empiezas a percibir muchos sutiles movimientos en tu cuerpo de los cuales no eras consciente. El cuerpo se rebelará. Todo el pasado está tras él y el cuerpo dirá, “Me moveré”. El cuerpo empezará a temblar, habrá pequeños temblores y tendrás numerosas tentaciones de moverte, rascarte en alguna parte. Muchas cosas sucederán. Estabas sentado anteriormente sin moverte, pero ahora no puedes permanecer sentado. Pero si puedes permanecer sentado durante diez minutos sin moverte, no tendrás necesidad de otra meditación.
En Japón llaman al “estar simplemente sentado”, la única meditación. Lo denominan “Za-zen” significa simplemente estar sentado. Pero siéntate y no hagas nada más. Cuando un buscador acude a un Maestro zen, el Maestro le dice, “Simplemente permanece sentado; siéntate durante horas”. En un monasterio zen verás a muchos, muchos buscadores sentados durante horas. Simplemente estando sentados, sin hacer nada. No se les da meditación alguna, ni contemplación, ni oración. El estar sentado es la única meditación.
Un buscador permanecerá sentado durante seis horas sin movimiento alguno, y cuando todo movimiento se desvanece, se elimina, cuando no queda ningún movimiento, no tan sólo ningún movimiento, sino ningún deseo interno de moverse, estás centrado, ¡has cristalizado! Has empleado el mismo acto de sentarse para ejercer tu voluntad, tu volición, tu consciencia.
Es algo muy difícil. Si te digo, “Cierra simplemente los ojos y no los abras”, se te presentarán muchas tentaciones. Y entonces te sentirás incómodo por no abrirlos, y los abrirás. Y puedes engañarte a ti mismo con “No los estoy abriendo. De repente se han abierto por sí mismos; los ojos se han abierto solos. No era consciente”. O puedes engañarte de otra forma: puedes atisbar un poco, un pequeño vislumbre y luego los cierras.
Si puedes mantener tus ojos cerrados como un simple acto de tu voluntad, eso te ayudará. Cualquier cosa puede convertirse en un medio para crecer, así que observa tus hábitos. Y hagas lo que hagas, hazlo voluntariamente. Todo, cualquier hábito, puede ser utilizado, cualquier acción mecánica puede ser empleada. Empieza a actuar de otra forma; cambia y luego, una vez decidas hacer algo, hazlo. Sino, puede ser fatal.
¡Y es fatal! Si tomas una decisión y no la ejecutas, es mejor que no la hubieras tomado porque esto te conmocionará profundamente. Y seguimos haciéndolo. Seguimos decidiendo hacer y no hacemos. Por último, perdemos nuestra capacidad de ejercer la voluntad y empezamos a sentir una profunda carencia de voluntad, una profunda impotencia, una profunda debilidad. Y decides sobre cosas muy comunes. Alguien decide, “No voy a fumar”, y al día siguiente está fumando. Puedes pensar, “¿Qué hay de malo en ello? Fue una decisión mía y yo soy el amo de mis decisiones, por eso la he cambiado”.
¡No lo eres! Has cambiado porque no eres el amo. El fumar ha demostrado ser el amo, no tú. El fumar es más poderoso que tú. En este caso es mejor no tomar una decisión. Seguir fumando. Pero si tomas una decisión, haz que ésta sea una decisión definitiva. Nunca te apartes de ella. Eso te aportará un crecimiento.
Desde luego que todos los hábitos lucharán en tu contra y tu mente dirá, “¿Qué es lo que estás haciendo? ¡Te equivocas!”. Tu mente se justificará de muchas maneras. No digo que el fumar no sea algo malo. Digo que he decidido no fumar y entonces el fumar no es lo adecuado. Haz incluso a la inversa: si decides fumar, fuma. No te detengas entonces. Ocurra lo que ocurra, tengas cáncer o lo que sea, déjalo que ocurra. Si todo el mundo está en contra de ello, deja que lo estén. Si has decidido fumar, fuma. Aún si te cuesta la vida, sigue fumando. Eso te hará crecer.
En el instante en que tomas una decisión, serás tentado y el trascender la tentación es crecer. Recuérdalo, no es reprimir. ¡No es represión! Es trascender. La tentación está ahí. No has de combatirla; has de familiarizarte con ella. Dices, “De acuerdo, está ahí, pero ya he tomado una decisión”. Inténtalo como meditación.
Este esfuerzo consciente para tomar decisiones, para actuar, para ser, será a partir de ahora la evolución para el hombre. Un Buda es distinto de ti debido a este esfuerzo y a nada más. Potencialmente no existe diferencia alguna. Solamente este esfuerzo consciente es el que marca la diferencia. Entre un hombre y otro hombre, la única diferencia es la del esfuerzo consciente. Todo lo demás es superficial. Digámoslo así: solamente tus vestidos son distintos. Pero cuando has adquirido alguna consciencia en ti, cuando has crecido, cuando has adquirido cierto crecimiento interno que no es natural sino que va más allá, entonces posees una individualidad distinta.
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