sábado, 21 de agosto de 2021

EL AMOR Y LA MEDITACIÓN


Una relación es un rompecabezas sin ninguna referencia. Por más que intentes resolverlo nunca serás capaz de hacerlo. Nadie ha sido capaz de resolverlo.

Está hecho de tal manera que seguirá siendo siempre un rompecabezas. Cuanto más intentes resolverlo, más misterioso se vuelve. Cuanto más intentes entenderlo, más esquivo será.

Es un koan más difícil que cualquiera de los koan que los maestros zen dan a sus discípulos, porque esos koan son meditativos; uno se encuentra solo. Cuando se te da el koan de la relación es mucho más complicado, porque sois dos, hechos de distinta manera, condicionados de diferente manera, cada uno el polo opuesto del otro, tirando en distintas direcciones, manipulando a la otra persona, intentando poseerla, dominarla.., surgen mil problemas.

Cuando meditas, el único problema es cómo estar en silencio, cómo no ser invadido por pensamientos. En una relación surgen mil problemas. Si estás en silencio es un problema.

Siéntate simplemente en silencio al lado de tu mujer y verás que enseguida saltará: «¿Por qué estás tan callado? ¿Qué te pasa?». O, por el contrario, ponte a hablar y tendrás problemas; digas lo que digas, será malinterpretado.

Ninguna relación puede llegar nunca a un punto donde no haya problemas. Si ves alguna vez una relación que esté llegando a un punto en el que no haya problemas, quiere decir que ya no es una relación. La relación ha desaparecido, los luchadores se han agotado, han empezado a aceptar las cosas como son. Están aburridos; ya no quieren luchar más. Lo han aceptado; ya no quieren mejorar las cosas.

Antiguamente, la gente intentó crear forzosamente una especie de armonía. Por esta razón, a lo largo de los siglos, las mujeres fueron reprimidas; era la única manera de sortear los escollos.

No tienes más que forzar a la mujer a que obedezca al hombre, y ya no hay ningún problema. Pero ya no es una relación. Cuando la mujer ya no es independiente desaparece el problema, pero también desaparece la mujer. Simplemente se convierte en un objeto para ser usado; ya no hay alegría y el hombre empieza a buscar otra mujer.

Si alguna vez encuentras un matrimonio feliz, no te fíes de las apariencias. Profundiza un poco y te sorprenderás. Conocí un matrimonio feliz...

Un granjero de la montaña decidió que le había llegado la hora de casarse, así que ensilló su mula y se fue a la ciudad a buscar esposa. Encontró a una mujer y se casaron. Así que los dos se montaron en la mula y se pusieron en camino de vuelta a la granja. Después de un rato, el animal se paró y se negó a moverse. El granjero se bajó, buscó una larga vara y golpeó a la mula hasta que se movió.

Esta es la primera vez —dijo el granjero.

Unos kilómetros después, la mula se paró de nuevo y se volvió a repetir toda la escena.

Después de pegarla, cuando la mula se volvió a poner en marcha, el granjero dijo:

Esta es la segunda vez.

Unos kilómetros después, la mula se paró por tercera vez. El granjero se bajó, apeó a su mujer y después sacó una pistola y disparó a la mula en la cabeza, matándola al instante.

¡Eso que has hecho es una tontería! —gritó la mujer—. ¡Era una mula muy valiosa y la has matado porque te molestó! Fue algo horrible, criminal... —y continuó así durante un rato.

Cuando se paró a tomar aliento, el granjero le dijo:
—Ésta
es la primera vez.

¡Y se cuenta que después de esto fueron muy felices!

Ésa es la manera de resolver las cosas que se han utilizado en el pasado. En el futuro se va a intentar hacer lo contrario; el marido va a obedecer a la mujer. Pero esto es lo mismo.

Una relación es un koan. A menos que hayas resuelto algo fundamental en tu interior, no serás capaz de resolverlo. El problema del amor se puede resolver sólo cuando se ha resuelto el problema de la meditación; no antes. Porque quienes crean problemas son dos personas no meditativas. Dos personas confundidas, que no saben quiénes son; de ese modo, multiplican la confusión del otro, la magnifican.

A menos que medites, el amor seguirá siendo infeliz. Una vez que has aprendido a vivir solo, una vez que has aprendido a disfrutar de tu sencilla existencia, sin ninguna razón en especial, entonces podrás resolver el segundo y más complicado problema de dos personas que viven juntas. Sólo dos personas que mediten pueden vivir en amor; entonces el amor no será un koan.

Pero tampoco será una relación tal como la entiendes. Será solo un estado de amor, no un estado de relación.

Yo entiendo los problemas de relación, pero animo a la gente a que los afronte, porque te harán consciente del problema fundamental: que tú, en lo más profundo de tu ser, eres un enigma, y el otro es simplemente tu espejo. Es difícil conocer tus problemas directamente; es muy fácil conocerlos en una relación y el otro puede ver su cara en tu espejo. Los dos están enfadados porque los dos se ven una cara horrible.

agradecido con el otro, dale las gracias porque te ayuda a ver tu cara. No te enfades. Profundiza en ti mismo, profundiza en la meditación.

Lo que ocurre es que cuando alguien se enamora se olvida de la meditación. Yo no dejo de observar a mi alrededor; cuando veo que faltan algunas personas ya lo que les ocurre. Se les ha aparecido el amor. Ya no piensan que aquí se les necesita. Vendrán cuando el amor les cree muchos problemas y sean incapaces de resolverlos. Entonces vendrán y me preguntarán: «Osho, ¿qué puedo hacer?».

Cuando estés enamorado no te olvides de la meditación. El amor no va a resolver nada. El amor sólo te va a mostrar quién eres, dónde estás. Es bueno que el amor te ponga alerta, alerta de toda la confusión y el caos que hay en ti mismo. ¡Es el momento de meditar! Si acompañas el amor con la meditación, tendrás ambas alas, estarás equilibrado.

También ocurre lo contrario. Cuando una persona empieza a profundizar en la meditación, empieza a evitar el amor, porque piensa que si se enamora esto afectará a su meditación; esa idea también es equivocada. No afectará a la meditación; será una ayuda para la meditación. ¿Por qué será una ayuda? Porque el amor te seguirá mostrando qué problemas sigue habiendo, dónde están. Sin amor no serás consciente de tus problemas. Pero ser consciente no significa que los hayas resuelto. El hecho de que no tengas espejo no significa que no tengas rostro.

El amor y la meditación deben ir unidos. Este es uno de los mensajes más importantes que me gustaría compartir contigo: el amor y la meditación deberían ir unidos. Ama y medita, medita y ama, y poco a poco verás como empieza a haber armonía en ti. Sólo esa armonía te hará sentirte satisfecho.

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