sábado, 12 de febrero de 2022

QUÉ ES EL AMOR



Si las cosas siguieran su curso natural, todo el mundo sabría qué es el amor, pero, en realidad, nadie lo sabe, o solo en muy contadas ocasiones. El amor se ha convertido en una de las experiencias más excepcionales. Sí, se habla de él, se ruedan películas y se escriben historias sobre él, se componen canciones sobre él, y está presente en los programas de televisión, en la radio, en las revistas; hay toda una industria dedicada a proporcionarte ideas acerca de qué es el amor. Hay mucha gente involucrada en la industria de ayudar a las personas a entender qué es el amor pero, a pesar de ello, sigue siendo un fenómeno desconocido.

Y debería ser uno de los más conocidos.

Es como si alguien preguntara: “¿Qué es la comida?”. ¿Acaso no te sorprendería que alguien te hiciera esa pregunta? Solo tendría sentido en el caso de que a una persona se le hubiera privado de alimento desde que nació y nunca hubiera probado la comida. Eso mismo ocurre con la pregunta “¿Qué es el amor?”.

El amor es el alimento del alma pero te han privado de él. Tu alma no ha recibido nada de amor, por tanto desconoces su sabor. Por ello tiene sentido esta pregunta, aunque es lamentable que así sea. El cuerpo ha recibido alimento, por eso sigue viviendo, pero el alma no ha recibido alimento así que está muerta, o todavía no ha nacido, o está siempre en su lecho de muerte.

Nacemos completamente equipados de la capacidad de amar y de ser amados. Todo niño nace lleno de amor y sabe perfectamente qué es. No hace falta explicarle lo que es. Sin embargo, el problema surge porque la madre y el padre desconocen qué es el amor. Ningún niño tiene los padres que se merece; ningún niño tiene nunca los padres que se merece; sencillamente, esos padres no existen en la Tierra. Y cuando llegue el momento en que el niño se convierta en padre, también habrá perdido la capacidad de amar.

En una ocasión me contaron que había un pequeño valle donde los niños se quedaban ciegos a los tres meses de haber nacido. Era una comunidad pequeña, primitiva, en la que había una mosca que provocaba una infección en los ojos que terminaba en ceguera, así que toda la comunidad se había quedado ciega. Todos los niños nacían con ojos completamente sanos, pero a los tres meses la mayoría de ellos se quedaban ciegos a causa de esas moscas. Así que, más tarde, en algún momento de su vida esos niños se preguntarían: “¿Qué son los ojos? ¿Qué quieres decir cuando dices la palabra “ojo”? ¿Qué es la visión? ¿Qué significa ver? ¿Qué quieres decir?”. En ese caso, estas preguntas tendrían sentido. Esos niños nacieron con el sentido de la vista pero al crecer lo perdieron.

Eso es lo que le ha ocurrido al amor. Todos los niños nacen con tanto amor como se puede atesorar, con más amor del que nadie puede atesorar, rebosan amor. El niño nace como amor; el niño está hecho de un material llamado amor. Sin embargo, los padres no le pueden dar amor. Tienen sus propias carencias: sus padres nunca los amaron. Los padres solo pueden fingir. Pueden hablar del amor. Quizá digan: “Te queremos mucho”, pero en sus acciones realmente no hay amor. La manera de comportarse, la manera de tratar al niño es insultante; no sienten respeto. Ningún padre respeta a su hijo. ¿Quién se plantea siquiera respetar al hijo? No se considera en absoluto que el niño sea una persona. Al niño se le considera un problema. Si está quieto, es bueno; si no chilla ni hace travesuras, es bueno; si se mantiene lejos del camino de los padres, es todavía mejor. Así deberían ser los niños. Pero no hay respeto ni amor.

Los padres no han conocido el amor. La esposa no ha amado al marido, el marido no ha amado a la esposa. Entre ellos no hay amor; al contrario, lo que hay es dominación, deseo de posesión, celos y todo tipo de venenos que destruyen el amor. Al igual que existe un tipo de veneno que puede arrebatarte la vista, el veneno del deseo de posesión y de los celos destruye el amor.

El amor es una flor frágil. Hay que protegerlo, hay que fortalecerlo, hay que regarlo; solo entonces se vuelve fuerte. Y el amor del niño es muy frágil; es normal porque él es frágil, su cuerpo es frágil. ¿Crees que si se dejara solo a un niño sería capaz de sobrevivir? Piensa en lo indefenso que es un niño; si se le deja solo es prácticamente imposible que sobreviva. Morirá, y eso es lo que le está ocurriendo al amor. Se le deja solo, desatendido.

Los padres no pueden amar, no saben qué es el amor, nunca se han dejado llevar por el amor. Piensa en tus padres; aunque recuerda, no estoy diciendo que ellos sean responsables. Son víctimas, al igual que tú eres una víctima; sus propios padres también lo fueron. ¡Y así hasta Adán y Eva e incluso hasta Dios Padre! Al parecer, ni siquiera Dios Padre fue muy respetuoso con Adán y Eva. Por eso, desde el principio ya empezó a darles órdenes: “Haz esto”. “No hagas aquello.” Comenzó a hacer las mismas tonterías que hacen todos los padres. “No comáis del fruto de este árbol.” Y cuando Adán y Eva comieron aquel fruto, el Dios Padre se enfadó tanto que los expulsó del paraíso.

Esa expulsión siempre está presente; todos los padres amenazan con expulsar al hijo, con echarlo. “Como no me escuches, como no te comportes bien, te echo de casa.” Evidentemente, el niño tiene miedo.

¿Expulsado? ¿A la jungla de la vida? De modo que empieza a transigir. Poco a poco el niño se vuelve retorcido y empieza a manipular. No tiene ganas de sonreír, pero si la madre está cerca y él quiere leche, sonríe. Es política; el comienzo, el abecé de la política.

En lo más profundo, el niño comienza a odiar a los padres porque no lo respetan; en lo más profundo, comienza a sentirse frustrado porque no lo aman tal como es. Se espera que haga determinadas cosas; solo entonces lo amarán. El amor impone condiciones; tal como es, no es digno de ser amado. Primero tiene que hacerse digno, solo entonces los padres le concederán su amor. Así que para ser “digno” el niño empieza a volverse falso; pierde el sentido de su valor intrínseco. Pierde el respeto por sí mismo, y poco a poco empieza a sentirse culpable.

En muchas ocasiones el niño piensa: “¿Serán estos mis verdaderos padres? ¿Me habrán adoptado? A lo mejor me están engañando porque no parece que me quieran”. En numerosas ocasiones ve la ira en sus ojos, la terrible ira en los rostros de sus padres, y por cosas tan nimias que no puede entender que puedan causar tal ira. Ve el enfado que sienten sus padres por cosas muy pequeñas; no puede creerlo, ¡es realmente injusto e injustificado! Pero tiene que rendirse, tiene que inclinarse, tiene que aceptarlo como una necesidad. Poco a poco su capacidad de amar va quedando destruida.

El amor solo crece con amor. El amor necesita un entorno de amor; esta es la idea fundamental que hay que recordar. Solo en un entorno de amor crece el amor; necesita la misma vibración a su alrededor. Si la madre ama, si el padre ama —no solo al niño, si ellos también se aman, si en el hogar hay una atmósfera en la que se respira el amor— el niño empezará a vivir como un ser amoroso, y nunca hará la pregunta: “¿Qué es el amor?”. Lo sabrá desde el principio, se convertirá en sus cimientos.

Sin embargo, no es así como ocurre. Es una pena, pero hasta ahora no ha ocurrido. Los niños aprenden las costumbres de sus padres; sus peleas, sus conflictos. No tienes más que observarte a ti mismo. Si eres una mujer, fíjate; puede que estés repitiendo casi de forma idéntica el modo en que se comportaba tu madre. Obsérvate cuando estás con tu novio o con tu marido. ¿Qué es lo que haces? ¿No estás repitiendo un patrón? Si eres un hombre, fíjate. ¿Qué es lo que estás haciendo? ¿No te estás comportando justo como hacía tu padre? ¿No estás haciendo las mismas tonterías que él solía hacer? En cierta ocasión te sorprendiste —“¿Cómo puede hacer esto mi padre?”— y ahora tú estás haciendo lo mismo. La gente no hace más que repetir; son imitadores. El ser humano es un mono amaestrado. Estás repitiendo lo que hacía tu padre o tu madre, hay que detener eso. Solo entonces sabrás qué es el amor, de lo contrario seguirás estando corrompido.

Yo no puedo definir lo que es el amor porque no existe una definición del amor. Es una de esas cosas indefinibles como el nacimiento, como la muerte, como Dios, como la meditación. Es una de esas cosas indefinibles; yo no puedo definirlo. No puedo decir: “esto es amor”. No puedo mostrártelo. No es un fenómeno visible. No se puede diseccionar, no se puede analizar; solo se puede experimentar, y únicamente a través de la experiencia puedes saber qué es. Sin embargo, puedo indicarte el camino para experimentarlo.

El primer paso es: libérate de tus padres. Y con ello no quiero decir que les faltes el respeto, no. Yo sería la última persona que pediría eso. Tampoco quiero decir que debas liberarte de tus padres físicamente; me refiero a que te liberes de las voces paternales que hay en tu interior, del programa que hay en tu interior, del disco grabado en tu interior. Elimina todo eso,.. y te sorprenderás al ver que si te liberas de tus padres en lo más profundo de tu ser, serás libre. Por primera vez sentirás compasión por tus padres, de lo contrario, no podrás; seguirás estando resentido. Todo el mundo está resentido con sus padres. ¿Cómo no vas a estarlo cuando te han hecho tanto daño? Pero no te han hecho daño a propósito; te deseaban todo el bien, querían a toda costa procurarte bienestar, pero ¿qué podían hacer? No por querer algo, ocurre. Las cosas no ocurren solo por desearlas. Es verdad que te deseaban lo mejor, no hay duda: todo padre quiere que su hijo disfrute de todas las alegrías de la vida. Pero ¿qué pueden hacer? Ellos mismos no han tenido ninguna alegría. Son robots y, a sabiendas o sin saberlo, consciente o inconscientemente, crearán una atmósfera en la que tarde o temprano sus hijos se convertirán en robots.

Si quieres convertirte en un ser humano y no en una máquina, libérate de tus padres. Pero tendrás que estar atento. Es una tarea difícil, ardua; no puedes hacerlo instantáneamente. Tendrás que tener mucho cuidado con tu comportamiento. Debes estar pendiente y observar en qué momento tu madre está ahí, actuando a través de ti; en ese momento tienes que detenerte, alejarte. Haz algo completamente nuevo que tu madre ni siquiera habría imaginado. Por ejemplo, si tu novio está contemplando a otra mujer con una mirada de admiración, observa cómo reaccionas. ¿Estás haciendo lo mismo que habría hecho tu madre si tu padre hubiera contemplado a otra mujer con admiración? Si haces eso no sabrás nunca qué es el amor, no harás más que repetir la historia. Será el mismo acto interpretado por distintos actores; el mismo acto rancio repetido hasta la saciedad. No seas un imitador, sal de ahí. Haz algo nuevo. Haz algo que tu madre no habría imaginado siquiera. Algo nuevo que tu padre ni siquiera habría imaginado. Tienes que llevar esta novedad a tu ser, entonces empezará a fluir el amor.

Así que la primera cosa esencial es liberarte de tus padres.

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