El día en que Buda se moría, alguien le dijo, "Te estás muriendo. Te echaremos mucho de menos, durante años y años, durante vidas y vidas".
Buda le dijo, "Pero hace ya tiempo que morí. Durante cuarenta años no he sido consciente de que estuviera vivo. El día que alcancé el Conocimiento, la Iluminación, morí”.
¡Y estaba tan vivo! Y solamente estuvo vivo tras su "muerte". El día en que alcanzó la Iluminación interior murió para lo exterior, pero entonces alcanzó la auténtica vida. Entonces se encontró verdaderamente relajado y espontáneo. Entonces dejó de tener miedo; miedo a la muerte.
El miedo a la muerte es el único miedo. Puede tomar cualquier forma, pero ese es el miedo básico. Una vez que estás preparado, una vez que has muerto, deja de haber miedo. Y solamente en una existencia sin miedo puede llegar la vida a su florecimiento total.
Aun entonces la muerte llega. Buda muere. Pero la muerte sólo nos sucede a nosotros, no a él, porque aquél que ha pasado por la puerta de la muerte tiene una continuidad eterna, una continuidad atemporal.
Así pues, no te preocupes en absoluto por la vida; ni incluso por la tuya. Y cuando dejes de interesarte por la vida, entonces ni siquiera serás capaz de desear la muerte, porque desear es vida. Si te interesas por la muerte y la anhelas, estás de nuevo deseando la vida, porque en realidad no puedes desear la muerte. Desear la muerte es imposible: ¿Cómo puede alguien desear la muerte? El desear en sí, significa vida.
De manera que cuando digo "No estés demasiado interesado en la vida", no quiero decir, "Interésate por la muerte". Cuando digo, "No has de estar interesado en la vida", entonces te vuelves consciente de un hecho... de la muerte. Pero no puedes desearla; en realidad, no es un deseo.
Cuando hablo de un puño abierto deberías entender que tienes que tener el puño cerrado, pero no has de abrirlo. Abrirlo no entraña esfuerzo alguno. Con no cerrarlo, se abre. Abrirlo no es un esfuerzo, no es algo positivo que hayas de hacer. De hecho, esforzarse por abrirlo es lo mismo que cerrarlo, pero a la inversa. Probablemente parecerá que lo abres, pero simplemente es la inversa de cerrarlo.
Abrir el puño de verdad, es dejar de cerrarlo, simplemente no cerrarlo. Es un fenómeno negativo. Si no cierras tu puño, entonces está abierto. Ahora, aunque esté cerrado, está abierto. El mantenerlo cerrado interiormente ha desaparecido, de forma que aunque ahora esté cerrado, medio cerrado o lo que sea, está abierto, porque ha dejado de estar cerrado en tu interior.
De igual modo, una vida sin deseos no equivale a desear lo opuesto. El no desear no es lo opuesto del desear. Si fuera lo opuesto, entonces tendrías que empezar a desear de nuevo. Más bien, no desear es la ausencia de todo deseo.
Debes percibir la diferencia. Cuando digo "no desear", literalmente se convierte en lo opuesto. Pero no desear no es lo opuesto de desear. Es simplemente la ausencia de deseos, no su opuesto. Si lo conviertes en su opuesto, empiezas de nuevo a desear; deseas el no desear. Y cuando esto ocurre, estás otra vez en el mismo círculo.
Pero esto es lo que sucede. Una persona que se ha sentido frustrada en la vida, empieza a desear la muerte. Esto se convierte de nuevo en un deseo. No está deseando la muerte; está deseando otra cosa que no sea su vida. De modo que incluso una persona que esté llena de apegos por la vida puede suicidarse, pero este suicidio no es un no desear; realmente es desear otra cosa. Esto es algo muy interesante, uno de los puntos capitales de toda búsqueda, Si te vuelves hacia lo opuesto, entonces, de nuevo, estás en la rueda; otra vez en el círculo vicioso. Y nunca saldrás de él. Pero esto sucede.
Una persona renuncia a la vida, se va al bosque, o busca lo Divino, o va en busca de la liberación o de lo que sea. Pero, de nuevo, el deseo está ahí. Simplemente ha cambiado de objeto de deseo, no el desear mismo. Ahora el objeto de deseo no es la riqueza; ahora es Dios. El objeto no es este mundo, es el otro mundo. Pero el objeto permanece, el deseo es el mismo, la sed es la misma, y la tensión y la angustia serán las mismas. Todo el proceso será simplemente repetido una y otra vez con un nuevo objeto. Puedes continuar cambiando los objetos de tu deseo durante vidas y vidas, pero continuarás siendo el mismo porque el desear seguirá igual.
Por esto, cuando digo "no desear", quiero decir ausencia de deseo; no la futilidad del objeto, sino la futilidad del desear mismo. No es darse cuenta de que este mundo carece de sentido, porque entonces desearás el otro mundo. No es que esta vida sea ahora inútil, de modo que has de desear la muerte, la aniquilación, la extinción, el Nirvana. No; me refiero a la futilidad del desear. El desear mismo desaparece. Ningún objeto es reemplazado, sustituido; el deseo está simplemente ausente. Y esta ausencia, esta misma ausencia, se convierte en la vida eterna.
Pero esto surge; no es debido a tu deseo. Es un producto espontáneo del no desear; no es una consecuencia. Sucede, pero no puedes convertir esto en tu deseo. Si lo haces, te equivocarás.
Si trato simplemente de no poseerte para que el amor pueda florecer, este tratar de no poseer" se convertirá en un esfuerzo. Y con esfuerzo solamente se puede poseer; incluso si es un esfuerzo para no poseer, se convertirá en una posesión. Estaré constantemente consciente de que no te poseo. Esencialmente estoy diciendo, "Amame, porque no trato de poseerte". Entonces me pregunto porqué el amor no llega.
Alguien estuvo aquí. Había estado tratando por todos los medios de meditar durante al menos diez años, pero no había llegado a ninguna parte. Le dije, "Ya te has esforzado lo suficiente de forma sincera, seria. Ahora no hagas ningún esfuerzo. Simplemente siéntate, sin ningún esfuerzo".
Entonces él me pregunto, "¿Puedo llegar a meditar con este método, sin esfórzarme?
Le dije, "Si aún deseas resultados, entonces seguirá habiendo, en todo momento, un sutil esfuerzo. No estarás simplemente sentado, no podrás estar simplemente sentado si existe algún deseo. El deseo será un sutil movimiento en ti, y el movimiento continuará. Podrás estar sentado como una piedra o como un Buda, pero todavía, en tu interior, la piedra se estará moviendo. El deseo es movimiento".
No puedes permanecer simplemente sentado si existe un deseo, Puede que parezca, que todo el mundo diga, que estás simplemente sentado, pero no podrás estar simplemente sentado. Solamente puedes sentarte cuando el desear está ausente. "simplemente sentarse", no es un nuevo deseo; es sólo una ausencia. Todo desear ha desaparecido.
No te sientes frustrado con la vida debido a los objetos. La gente religiosa sigue diciendo a los demás que las mujeres no son nada, que el mundo no es nada, que el sexo no es nada, que el poder no es nada. Pero todo eso son objetos. Están diciendo aún que en esos objetos no hay nada; no están diciendo que no hay nada en el mismo desear.
Cambias de objetos y entonces puedes crear nuevos objetos de deseo. Incluso la vida eterna puede convertirse en un objetivo; de nuevo se establece el círculo: el hecho de desear. Lo has deseado todo, has deseado demasiado.
Si puedes sentir este hecho de desear, que el desear es fútil, que no tiene sentido, entonces no crearás otros objetos de deseo. Entonces el desear desaparece. Te vuelves consciente de él y desaparece. Entonces hay una ausencia, y esta ausencia es el silencio porque no existe un desear.
Con el deseo no puedes estar en silencio; el deseo es el auténtico ruido. Incluso aunque no tengas pensamientos, si tienes una mente controlada y puedes dejar de pensar, un deseo más profundo continuará, porque estás dejando de pensar para lograr algo. Seguirá existiendo un sutil ruido. En algún lugar de tu interior alguien está observando y preguntando si lo que deseas ha sido o no alcanzado. "Los pensamientos se han detenido. ¿Dónde está la divina Realización, donde está Dios, donde está la Iluminación?”. Pero si te vuelves consciente de esto, el mismo desear se convertirá en algo fútil.
Todo el truco de la mente consiste en que siempre te vuelves consciente de que algún objeto se ha convertido en algo fútil. Entonces cambias el objeto, y al cambiar el objeto del deseo continúas controlando tu consciencia. Siempre sucede que cuando esta casa no es suficiente, entonces otra casa te atrae; cuando este hombre deja de atraerte, entonces otro hombre te atrae. Esto continúa, y en el instante en que te vuelves consciente de la futilidad de lo que estás deseando, la mente se vuelca en otros objetos. Cuando esto sucede, pierdes esa distancia. Cuando algo se vuelve fútil, inútil, cuando deja de atraerte, permanece distante... Sé consciente de si es el objeto el que se ha vuelto fútil o de si es el desear el que se ha vuelto fútil.
Y si puedes entender la futilidad del desear, de repente, algo desaparece en tu interior. De repente eres transformado a un nuevo nivel de consciencia. Esto es un vacío, una ausencia, ningún nuevo círculo comienza.
En este momento, estás fuera de la rueda del samsara, del mundo. Pero no puedes hacer del estar fuera de la rueda, un objeto de tu deseo. ¿Percibes la diferencia? No puedes hacer del no desear un objetivo.