La palabra "soledad" tiene que ser entendida profundamente. Cuando te vuelves religioso te vuelves solitario; entonces ya no hay sociedad para ti, estás solo. Y aceptar que estás solo es la transformación más grande que te puede suceder, porque la mente tiene miedo de estar sola, la mente quiere alguien en quién apoyarse, a quién aferrarse.
Estando solo te sientes temblar, un temor te sobrecoge. ¿Solo? e inmediatamente te apuras hacia la sociedad, hacia el club, a la conferencia, a la secta, a la iglesia; a algún lugar donde haya una multitud, donde puedas sentir que no estás solo, donde puedas perderte en la muchedumbre. Por eso es que la muchedumbre se ha vuelto tan importante: ve a un estadio, ve al cinema, pero es necesaria una muchedumbre donde ya no más estés solitario, te puedes relajar.
Pero un hombre religioso es un solitario porque está tratando de alcanzar el pico más alto. El no se va a perder entre los otros. El tiene que recordar, hacerse más atento, tiene que hacerse más consciente y alerta, y tiene que aceptar la verdad. Esta es la verdad: que todos estamos solos y que no hay posibilidad de ninguna unión. Tu consciencia es un pico solitario, y esa es su belleza; innecesariamente tienes temor de eso. Piensa en el Everest, en una multitud de Everests, entonces toda la belleza se habrá perdido. El Everest es bello y es un reto porque está solo, un pico solitario. Un hombre religioso es como el Everest: se vuelve un pico solitario, solo, y lo vive y lo disfruta.
Eso no quiere decir que él no se desenvolverá en la sociedad, eso no quiere decir que no amará. Al contrario, solamente él podrá amar. Al contrario, solamente él podrá participar en la sociedad. Porque él es. Tú no eres, ¿cómo podrás amar? El podrá amar, pero su amor no va a ser como una droga, él no se va a perder. El puede compartir, puede darse a sí mismo completamente y aun permanecer él mismo. El puede entregarse completamente a ti y aun él no se pierde; su atención permanece siendo su pico más interno. Ahí, en ese altar, él permanece solo. Nadie entra ahí, nadie puede entrar ahí.
En el centro más interno de tu ser, estás solo, la pureza de la soledad y la belleza de la soledad...
Pero sucede al contrario, tienes temor. Porque has vivido en la sociedad, naces en la sociedad, has sido criado en la sociedad, completamente te has olvidado de que tú puedes estar solo también. Así que entrar en la soledad por unos cuantos días es hermoso, tan solo siente tu soledad y luego regresa a la sociedad, pero trae tu soledad contigo. No te pierdas ahí. Permanece consciente y alerta. Participa en la sociedad, entra en la multitud, pero permanece solo. Puedes estar solo en la muchedumbre si así lo quieres; y puedes estar en la muchedumbre aun mientras estés solo si así lo quieres: puedes ir a los Himalayas y sentarte ahí y pensar en la sociedad, entonces estás en la muchedumbre.
Sucedió que cuando Junaid fue donde su Maestro, él estaba solo y su Maestro estaba sentado en el templo. Junaid entró y el Maestro estaba solo. El Maestro dijo: "¡Junaid entra solo! ¡No traigas a la muchedumbre contigo!". Así que Junaid miró hacia atrás, por supuesto, porque pensaba que había alguien más viniendo con él. Pero no había nadie. El Maestro se rió y dijo: "No mires hacia atrás, mira hacia adentro". Entonces Junaid cerró los ojos y se dio cuenta de que su Maestro estaba en lo cierto. El había dejado a su esposa en la mente... el apego; había dejado a sus hijos, pero sus imágenes estaban ahí; y sus amigos que habían ido a darle el último adiós, permanecían aún en la mente.
El Maestro dice: "¡Fuera!, entra solo, porque con esta multitud ¿cómo puedo hablar?". Y Junaid tuvo que esperar un año fuera del templo para liberarse de esta muchedumbre. Y después de un año el Maestro lo llamó: "Ahora, Junaid estás listo, entra. Ahora estás solo y es posible un diálogo".
Puedes estar llevando a la muchedumbre; puedes estar en la muchedumbre solo. Trátalo: la próxima vez que estés en una gran muchedumbre en la sociedad, simplemente siéntete solo, y estás solo, así que no hay problema, podrás sentirlo. Así que una vez que sientas que estás solo, te has vuelto un solitario. Y Jesús dice: "He venido para hacerlos solitarios, para que estén solos...".
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