Hay dos clases de personas que son religiosas. El primer tipo es el infantil que busca la figura del padre. El primer tipo es inmaduro, no es capaz de confiar en sí mismo, por esto necesita de un Dios en alguna parte. Puede que Dios exista o no, eso no importa, pero necesita de Dios. Incluso aunque Dios no exista, la mente inmadura lo inventará porque la mente inmadura tiene una necesidad psicológica. No es cuestión de si Dios existe o no; es una necesidad psicológica.
En la Biblia se dice que Dios hizo al hombre a su propia imagen, pero la inversa es más cierto: el hombre hizo a Dios a su propia imagen. Sea cuál sea tu necesidad, creas esa clase de Dios, por eso el concepto de Dios varía según las épocas. Cada país tiene su propio concepto porque cada país tiene sus propias necesidades. De hecho cada persona posee un concepto diferente de Dios porque sus necesidades están ahí y ha de satisfacerlas.
Por eso el primer tipo de persona religiosa, la mal llamada persona religiosa, es sencillamente una persona inmadura. Su religión no es una religión, sino una psicología. Y cuando una religión es psicología, es simplemente un sueño, un deseo, una satisfacción de deseos. No tiene nada que ver con la realidad.
Estaba leyendo...
Un niño. estaba rezando sus oraciones y acabó con esta frase, "Dios mío, cuida de mamá, cuida de papá, cuida de mi hermanita y de tía Emma y de tío John y del abuelo y de la abuela y, por favor, ¡cuida de ti mismo o todos nosotros estaremos perdidos!"
Este es el Dios de la mayoría. El noventa por ciento de la gente a la que llamas religiosa es gente inmadura. Creen porque son incapaces de vivir sin creencias; creen porque la creencia les da cierta clase de seguridad; creen porque la creencia les ayuda a sentirse protegidos. Es su sueño, pero les ayuda. En la noche oscura de la vida, en la gran lucha por la existencia, sin una creencia así se sentirían solos. Pero su dios es su dios, no el Dios de la realidad. Y una vez se deshagan de su inmadurez, su dios desaparecerá.
Eso es lo que le ha ocurrido a mucha gente. En este siglo mucha gente se ha vuelto irreligiosa. No es que hayan llegado a saber que Dios no existe, sino que, en estos tiempos, el hombre ha madurado. El hombre ha llegado a la edad adulta, el hombre se ha vuelto un poco más maduro, de modo que el dios de la infancia, el dios de la mente inmadura sencillamente se ha vuelto irrelevante.
Eso es lo que quiere decir Friederich Nietzsche cuando declara que «Dios ha muerto». No es que Dios esté muerto; es el dios de la mente inmadura el que ha muerto. En realidad el decir que Dios ha muerto no es correcto porque ese dios nunca ha estado vivo. La única expresión acertada sería decir que «Dios ha dejado de ser importante». El hombre es capaz de confiar más en sí mismo, no necesita creer, no necesita de las muletas de la creencia.
Por eso la gente ha ido perdiendo más y más el interés en la religión, se han vuelto indiferentes a lo que ocurre en las iglesias". Se han vuelto tan indiferentes que ni siquiera discrepan de lo que se dice en ellas. Si dices, «¿Crees en Dios?», te contestarán, «Está bien tanto si existe como si no existe; no importa, no hay diferencia alguna». Tan sólo para ser corteses, si tú eres creyente te dirán, «Sí, lo hay». Si no eres creyente, te contestarán, «No, no existe». Pero ha dejado de ser algo que preocupe apasionadamente.
Esta es la primera clase de religión, la que ha existido por los siglos de los siglos: en todas las épocas y que se está volviendo más y más anticuada, obsoleta. Su tiempo ha pasado. Se necesita de un dios nuevo, que no sea psicológico, se requiere de un nuevo dios que sea existencial: el Dios de la Realidad, el Dios como realidad. Podemos incluso abandonar la palabra «Dios» «Lo Real» nos puede servir, «lo Existencial» nos puede servir.
Luego hay un segundo tipo de gente religiosa para la cual la religión no nace del miedo. El primer tipo de religión nace del miedo; el segundo tipo, también falso, también pseudo, también mal llamado religión, no nace del miedo. Nace de la astucia. Hay gente astuta que inventa teorías, que es muy hábil con la lógica, con la metafísica, con la filosofía. Crean una religión que es pura abstracción, una hermosa pieza de arte, de inteligencia, de intelectualidad, de filosofía, pero que nunca penetra en la vida, que nunca roza la vida, que simplemente permanece como una idea abstracta.
Una vez Mulla Nasrudin me estaba diciendo, «Nunca he llegado a ser lo que debiera de haber sido. Robaba sandías y pollos, me emborrachaba y me metía en peleas a puñetazo y navajazo limpio, pero hay una cosa que nunca he hecho: a pesar de toda mi mezquindad, nunca me he desecho de mi religión».
¿Qué clase de religión es ésta? No tiene impacto sobre la vida.
Tú crees, pero esa creencia nunca penetra en la vida, nunca la transforma, nunca se convierte en parte intrínseca de ti, nunca circula por tu sangre, nunca la respiras, nunca late en tu corazón. Es simplemente algo inútil, a lo sumo, quizás ornamental, pero sin utilidad para ti. En determinados días acudes a la iglesia. Es una formalidad, una exigencia social. Y puedes hablar de Dios, de los Vedas, de la Biblia, del Corán, pero no eres sincero al hablar, no sientes lo que dices. Tu vida sigue sin eso, tu vida discurre por un camino totalmente distinto, no tiene nada que ver con la religión. observa... uno dice que es un musulmán, otro que es un hindú, otro un cristiano, otro un judío. Sus creencias son diferentes, pero observa su vida y no notarás diferencia alguna. El musulmán, el judío, el cristiano, el hindú, todos viven la misma vida. Su vida no es ni rozada por sus creencias. De hecho las creencias no pueden tocar la vida, las creencias son artilugios, las creencias son astutos artilugios mediante los cuales dices, «Sé lo que es la vida» y así puedes descansar en paz, dejas de estar presionado por la vida. Sostienes un concepto y ese concepto te ayuda a racionalizar. De este modo la vida no te afecta mucho porque posees todas las respuestas a todas las preguntas.
Pero recuerda... a menos que la religión sea personal; a menos que la religión no sea abstracta, sino real, a menos que esté profundamente arraigada en ti, en tu ser, a menos que sea como uña y carne contigo, es inútil, no sirve de nada. Es la religión de los filósofos y no la religión de los sabios.
Entonces surge la tercera clase... y ésa es la verdadera clase. Las otras dos eran falsificaciones de la religión, pseudo dimensiones sin valor, fàciles, porque no suponen un reto para ti. La tercera es muy difícil, ardua. Es un gran reto. Creará una gran agitación en ti porque la tercera, la verdadera religión, dice que a Dios te has de dirigir de un modo personal.
Has de provocarle y le has de permitir que te provoque y has de arreglártelas con Èl. En realidad, has de luchar con Èl, has de chocar con Èl. Has de amarle, has de odiarle, has de ser su amigo y has de ser su enemigo, has de hacer de la experiencia de Dios una experiencia viva.
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