sábado, 18 de julio de 2020

LOS SUEÑOS


Los sueños son irreales pero también lo es tu vida. Los sueños son irreales pero eso es lo que es tu vida. Tu vida es puro sueño porque estas profundamente dormido.

Estas profundamente dormido. Sea lo que sea a lo que llamas tu vida, es simplemente un sueño contemplado con los ojos abiertos. Pero los dos son sueños.

La madre de Mahavira soño con nueve elefantes blancos. En primer lugar, es un sueño, y luego es un sueño sobre nueve elefantes blancos. ¡Un sueño es un sueño! ¿Elefantes blancos? La historia es hermosa; dice que la vida es como una cajita china: una caja dentro de una caja. Es como una cebolla. La pelas, y hay una nueva capa; la pelas, y otra capa. Cajas dentro de cajas.

En primer lugar, el que Mahavira naciera en un sueño. Luego, el que naciera de una madre, es otro sueño. Entonces la madre sueña iY la madre sueña con elefantes blancos! Considera el absurdo de todo esto.. .

Y luego está toda esa gente ingenua que empieza a analizar esos sueños y arma tanto problema con ellos. Los jainos dicen que siempre que un Tirtankara nace, a la madre le vienen una serie de sueños determinados. Y si esos sueños no surgen, entonces el hombre no es un Tirtankara. Por eso todas las madres han de soñar; recuérdalo. En la India nacieron veinticuatro Tirtankaras y todas las madres de los Ti[tankaras tuvieron que repetir el mismo sueño. Es un deber, es una legalidad, no puedes evitarlo! Si no lo sueñas, no puedes ser un Tirtankara. Cuando mi madre comenzó a soñar, le dije, «¡Déjalo! No hay necesidad, No voy a seguir legalidad o formulismo alguno. No hay necesidad de soñar con elefantes blancos. Puedes descansar». ­

Los tontos siguen descubriendo tonterías, pero las decoran muy bien. Preguntas qué significa. No significa nada. Simplemente significa que estás más interesado en sueños que en lo que en realidad eres.

La gente no está interesada en Mahavira como tal. Si la madre de Mahavira se hubiese olvidado de soñar esos sueños, los jainos no lo hubieran aceptado como el vigésimo cuarto Tirtankara. Eso fue una de las cosas más importantes que hubo que decidir. Puede que no lo sepas, pero también hubo otra gente que proclamó que eran Tirtankaras. En los tiempos de Mahavira hubo ocho personas que afirmaban que eran Tirtankaras y fue un gran problema el decidir sobre ello porque no existía criterio alguno. Por eso la gente tuvo que inventarse esos estúpidos criterios. Solamente fue la madre de Mahavira, dice la historia, la que soñó esos sueños. La madre de Goshalak falló. El pobre Goshalak sufrió por ello. La madre de Mahavira debió de haber sido muy inteligente, debió de planearlo todo con sumo detalle. O al menos así lo vieron los astrólogos de Mahavira; la madre murió inmediatamente tras el parto. En realidad no comprendo cómo pudo decírselo a alguien, pues murió inmediatamente. Pero eso también es otro tema. Los jainos dicen que cuando nace, un Tirtankara, la madre muere de inmediato. Le han puesto las cosas muy difíciles a la madre. La muerte de la madre de Mahavira debió de ser una cosa puramente accidental. La madre de Goshalak vivió. Eso no está permitido. Goshalak sufrió porque su madre no murió. La madre de Mahavira, murió. Esos son estúpidos criterios. Esa gente no ve directamente a Mahavira; están buscando otras indicaciones.

Cuando Jesús vivía, los judíos planteaban ciertas preguntas porque él tenía que cumplir con las profecías del Antiguo Testamento. ¿Se cumplieron o no? Jesús estaba allí en realidad, ante ellos, pero a ellos no les importaba Jesús, les preocupaba las profecías del Antiguo Testamento. Si eran cumplidas, entonces él era el hombre; si no eran cumplidas, entonces él no era el hombre. ¡Qué tonta puede ser la Humanidad! Jesús está allí, pero eso no prueba nada; no. Y los judíos renegaron de él porque pensaron que no cumplía con los requisitos. Le crucificaron porque pensaron que era un char­latán, un estafador; no había cumplido con las profecías.

Y los cristianos siguen empeñados en demostrar que sí las cumplió. En la actualidad, esto se ha convertido en un juego verbal, de lógica. La realidad ha sido completamente olvidada.

Mira lo real; Mahavira está ahí, Mahavira está ahí tanto si la madre soñó con elefantes blancos o con elefantes negros. Si soñó o no soñó, no importa; si ella sobrevivió o no, no importa. Eso son cosas irrelevantes. Si Mahavira está ahí, encáralo directamente. Su presencia será suficiente prueba y si no es suficiente prueba, entonces no hay por qué preocuparse por otras pruebas. ¿Qué otras pruebas podrá haber?

Y «¿cuál es la utilidad de contestar los sueños de los que plantean preguntas?» Los que preguntan solamente tienen sueños, carecen de una vida real; por eso, al contestar sus preguntas estoy tirando de ellos para sacarlos del fango de sus sueños. No me interesan sus sueños, estoy interesado en la consciencia que está soñando. Esa consciencia no es un sueño. Está soñando, está en un sueño, pero no es un sueño. Es una realidad y ha de ser sacada del estado de sueño.

Por eso sigo empleando cualquier método que sea necesario. Si a veces siento que analizar el sueño puede ayudarte a salir de él, entonces lo analizó. Pero recuerda siempre y por siempre que no estoy interesado en los sueños; no soy un psicoanalista. Pero si siento que diseccionando el sueño seré capaz de hacer que seas consciente de que tú no eres el sueño, de que tú eres el testigo que lo ve, entonces lo disecciono. La realidad no está en el sueño, la realidad es el soñador. Y el soñador ha de ser despertado.

Hay una gran necesidad de que la consciencia dé un giro desde el contenido al continente. En ciertas ocasiones, pueden emplearse los sueños. El revivirlos puede ser de utilidad. Si por la noche has tenido un sueño, el revivirlo por la mañana puede ser de gran ayuda porque por la noche estabas dormido. El sueño estaba allí, el mensaje estaba allí, el mensaje fue entregado por el inconsciente, pero el consciente estaba profundamente dormido. Es como si estuvieras borracho y alguien te llamara y tu descolgaras a duras penas el teléfono y escucharas, pero sin poder recordar exactamente cuál era el mensaje porque estabas borracho. El mensaje fue entregado; el inconsciente entregó un determinado mensaje; esto es lo que es un sueño: un mensaje empaquetado enviado por el incons­ciente diciéndote que estás haciendo algo mal, que estás yendo contra natura, de que vas contra mí, de que vas en contra de ti mismo. Es una advertencia del inconsciente de que ya es suficiente, ¡detente! Regresa a casa, sé natural, sé más espontáneo. No te pierdas en formalidades y moralidades sociales y no seas falso. Sé real.

El mensaje ha sido entregado, pero estabas dormido y por la mañana no puedes recordarlo con exactitud. ¿Te has dado cuenta? Cuando te levantas por la mañana, durante unos segundos algunos fragmentos del sueño flotan en la consciencia; solamente durante unos pocos segundos, no más de treinta segundos o, como máximo, unos sesenta segundos, un minuto. Después desaparecen. Te has lavado la cara, has tomado una taza de café, has acabado con la noche; ahora no recuerdas nada. E incluso, cuando te despiertas por la mañana, solamente quedan algunos restos, pocos. Son retales del sueño. Cuando sueñas, lo haces de determinada forma: empiezas a soñar a las cinco de la madrugada, te sumerges en él, y a las seis te despiertas. Eso es la parte final del sueño, como si hubieras estado mirando una película y solamente hubieras estado despierto en la parte final. De modo que te acuerdas de la parte final del sueño, no del principio, no del medio. Entonces has de ir contracorriente. S¡ quieres recordar el sueño has de ir en orden inverso como si estuvieras leyendo un libro hacia atrás. Es muy difícil.

Por eso, primero revive tus sueños. Será de ayuda, te hará estar más alerta. Y luego, incluso cuando estés soñando, incluso cuando estés reviviéndolo o cuando estés despierto, caminando por la calle en el estado corriente de vigilia, empieza a verte a ti mismo como un testigo, no como un
participante. Como un observador. El espectador, el obser­vador, el que ve, el testigo, es el auténtico paso que te llevará a la realidad. Está más allá del soñar.

Los sueños pueden ser útiles, para que la presa de los sueños sobre tu mente se afloje, pero el verdadero paso solamente se da cuando has empezado a volverte observador. Inténtalo durante todo el día. Hagas, lo que hagas, recuerda que eres el observador. Caminando... recuerda que el cuerpo está caminando; tú eres el observador. Comiendo... recuerda que el cuerpo está comiendo; tú eres el testigo. Si sigues con ello durante todo el día, un día, de pronto veras que en el sueño también el observador tiene, una pequeña posibilidad. Y cuando puedas recordar que «Yo soy solamente el observador» durante el sueño, entonces el sueño desaparece. Entonces, con la desaparición de los sueños, una nueva consciencia surge en ti. Esa consciencia es la que yo llamo la superconsciencia. Y esa consciencia es la meta de la psicología de los Budas.

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