sábado, 23 de octubre de 2021

LA EDUCACIÓN A LOS HIJOS

 

 

La idea de educar a los hijos es una tontería. Como mucho, los puedes ayudar, no los puedes «dirigir». La misma idea de dirigir a los niños es una tontería; no sólo una tontería sino también muy dañina, enormemente dañina. No puedes dirigirlo… Un niño no es una cosa, no es como un coche. Un niño es como un árbol. Sí, lo puedes ayudar. Puedes preparar la tierra, puedes fertilizarla, puedes regarla, puedes ver si le da el sol o no, eso es todo. Pero no estás dirigiendo a la planta, está creciendo por sola. Puedes ayudarla, pero no la puedes dirigir, no la puedes educar.

Los niños son grandes misterios. En el momento en que empiezas a educarlo, en el momento en que empiezas a crear modelos y papeles a su alrededor, lo estás aprisionando.

Nunca podrá perdonarte. Pero eso es lo único que aprenderán, y harán lo mismo con sus hijos y así seguirá siendo. Cada generación sigue legando sus neurosis a las nuevas personas que vienen al mundo. Y la sociedad persiste con toda su locura, su infelicidad.

Estoy totalmente de acuerdo con el doctor Thomas Gordon cuando dice: «Creo que todos los padres son potenciales torturadores de niños, porque la manera básica de educar al niño es a través del poder y de la autoridad. Creo que es algo destructivo cuando algunos padres dicen este tipo de cosas: “Es mi hijo y hago lo que quiero con mi hijo”. Es algo violento, destructivo». Un hijo no es una cosa, no es una silla, no es un coche. No puedes hacer lo que quieras con él. Nace gracias a ti, pero no te pertenece. Le pertenece a la existencia. Como mucho, eres su cuidador; no te conviertas en posesivo.

Una mujer que estaba en unos grandes almacenes llevó a su hijo al departamento de juguetes. Al ver un gran caballo-balancín se subió a él y se balanceó durante casi una hora.

Venga, hijo —le suplicó la madre—, tengo que volver a casa y prepararle la cena a tu padre.— El niño se negó a moverse y todos los esfuerzos de la madre fueron vanos. El jefe de departamento intentó también engatusar al pequeño sin éxito ninguno. Más tarde, desesperados, llamaron al psiquiatra de los grandes almacenes.

Amablemente se acercó al chico y le susurró unas palabras al oído, e inmediatamente el chico saltó del caballo y corrió al lado de su madre.

¿Cómo lo ha conseguido? —le preguntó la madre, asombrada—. ¿Qué le ha dicho?
El psiquiatra dudó un momento y luego dijo:

Lo único que le he dicho ha sido: «¡Si no bajas de una vez del caballo, niño, te sacaré las tripas!».

La gente aprende tarde o temprano que el miedo funciona, que la autoridad funciona, que el poder funciona. Y los niños son tan vulnerables y tan dependientes de los padres que los puedes atemorizar. Se convierte en tu manera de explotarlos y oprimirlos, y no tienen dónde acudir.

En una comuna tendrán muchos lugares donde acudir. Tendrán muchos tíos y muchas tías y mucha gente; no serán tan vulnerables. No estarán tan en tus manos como lo están ahora mismo.

Serán más independientes, menos vulnerables. No los podrás coaccionar tan fácilmente.

Lo único que ven en sus casas es infelicidad. A veces, sí, ya lo sé, a veces el marido y la mujer están en actitud amorosa, pero siempre que están en actitud amorosa es en privado. Los hijos no lo saben. Los hijos sólo ven caras feas, el lado feo. Cuando los padres se aman lo hacen siempre a puerta cerrada. Son silenciosos; no permiten nunca que los niños conozcan lo que es el amor. Los hijos sólo ven sus conflictos, regañando, discutiendo, pegándose el uno al otro, de manera burda o sutil, insultándose el uno al otro, humillándose el uno al otro. Los hijos siguen viendo lo que ocurre.

Un hombre estaba sentado en el salón leyendo el periódico, cuando aparece su mujer y le da un tortazo.

¿Por qué me pegas? —le pregunta el marido, indignado.

Por ser un pésimo amante.

Al cabo de un rato el marido se acerca hacia donde está sentada la mujer viendo la televisión y le da una sonora bofetada.

¿Por qué me has dado? —le grita ella.

A lo que responde él:

Por saber la diferencia.

Esta situación continua y los niños no dejan de observar lo que ocurre. ¿Es vida esto? ¿Para esto es la vida? ¿La vida sólo es esto? Empiezan a perder la esperanza. Antes de que entren en la vida ya hay fracasos; ya han aceptado el fracaso. Si sus padres, que son tan sabios y poderosos, no tienen éxito, ¿qué esperanza les queda a ellos? Es imposible.

Han aprendido los trucos, los trucos para ser infelices, los trucos para ser agresivos. Los hijos nunca ven amor. El amor debería estar más a la vista. La gente debería saber que el amor ocurre. Los niños deberían saber lo que es el amor.

Deberían ver a las personas preocupándose unas de otras.

Sin embargo, es un hecho aceptado que puedes discutir en público, pero no puedes ser cariñoso en público. La discusión, vale. Puedes asesinar, eso está permitido. De hecho, cuando dos personas están discutiendo, una multitud les rodeará para ver qué ocurre, ¡y todos se lo pasarán muy bien! Por eso la gente sigue leyendo y disfrutando de las historias de asesinatos, de suspenso, de detectives.

El asesinato está permitido; el amor no está permitido. Si amas en público se considera obsceno. Es absurdo, ¿el amor es obsceno y el asesinato no es obsceno?

Los enamorados no pueden amarse en público, pero los generales pueden pasear en público mostrando sus medallas.

¡Esos son los asesinos y esas medallas son por asesinar! Esas medallas muestran cuánto han asesinado, cuánta gente han matado. ¿Acaso no es eso obsceno?

Eso debería ser lo obsceno. A nadie se le debería permitir luchar el público. Es obsceno; la violencia es obscena. ¿Cómo puede ser obsceno el amor? Sin embargo, se piensa que el amor es obsceno. Tienes que ocultarlo en la oscuridad. Tienes que hacer el amor sin que nadie lo sepa.

Tienes que hacerlo en silencio, a hurtadillas... Evidentemente, no puedes disfrutarlo mucho. Y la gente no se da cuenta de lo que es el amor. Los niños, en particular, no tienen forma de conocer qué es el amor.

En un mundo mejor, con mayor comprensión, el amor estará al descubierto. Los niños verán lo que es el cariño. Los niños verán la alegría que produce amar a alguien. El amor debería aceptarse más, la violencia debería rechazarse más. El amor debería ser más asequible.

El amor debería ser un gran regalo. El amor debería ser algo divino. Es sagrado.

Puedes publicar un libro sobre un hombre al que matan; eso está muy bien, eso no es pornográfico; para eso es pornografía. No puedes publicar un libro sobre un hombre y una mujer abrazados intensamente, amándose desnudos; eso es pornografía. Hasta ahora este mundo ha estado en contra del amor. Tu familia está en contra del amor, tu sociedad está en contra del amor, tu país está en contra del amor. Es un milagro que todavía quede algo de amor, es increíble que siga habiendo amor, no como debiera ser; es sólo una pequeña gota en el océano. Pero el hecho de que haya sobrevivido a tantos enemigos es un milagro. No ha sido totalmente destruido; es un milagro.

No hay comentarios:

Buscar este blog