sábado, 16 de octubre de 2021

LA FAMILIA Y LA COMUNIDAD


Se ha acabado la utilidad de la familia; ha durado ya demasiado. Es una de las instituciones más antiguas, así que sólo las personas muy sensibles pueden darse cuenta de que ya está muerta. A otros les llevará mucho tiempo reconocer el hecho de que la familia ha muerto.

Ha cumplido su misión. En el nuevo contexto de cosas ya no es importante; ya no es importante para la nueva humanidad que está naciendo ahora mismo.

La familia ha sido a la vez algo bueno y malo. Ha supuesto una ayuda —el hombre ha sobrevivido gracias a ella—, pero también ha sido muy dañina porque ha corrompido la mente humana. Sin embargo, en el pasado no existía otra alternativa, no había modo de elegir otra cosa.

Era un mal necesario. Esa necesidad no existirá en el futuro. El futuro puede tener modelos alternativos.

Yo creo que en el futuro no existirá un modelo único; habrá muchos, muchos modelos alternativos. Si hay algunas personas que siguen eligiendo formar una familia, deben tener la libertad de formarla. Será un porcentaje muy pequeño. Existen familias en la tierra —muy pocas, no más del uno por ciento— que son realmente maravillosas, que son realmente beneficiosas, en las que tiene lugar un crecimiento; en las que no hay autoridad, búsqueda de poder, deseos de posesión; en las que no se destruye a los niños; en las que la mujer no está intentando destruir al marido y el marido no está intentando destruir a la mujer; donde existe amor y existe libertad; donde las personas se han unido únicamente por alegría, no por otros motivos; donde no hay política.

Sí, esas familias han existido en la tierra; todavía existen. Para aquellas personas no hay necesidad de cambio En el futuro, pueden continuar viviendo en familia.

Pero para la gran mayoría, la familia es algo horrible. Puedes preguntarles a los psicoanalistas y te dirán cuántas enfermedades mentales surgen de la familia. Todo tipo de psicosis, neurosis, emanan de ella. La familia crea un ser humano realmente enfermo.

No hace falta; hay modelos alternativos. Para mí, la comuna es un modelo alternativo; es el mejor.

Una comuna significa gente que vive en una familia abierta. Los niños pertenecen a la comuna, pertenecen a todos. No existe la propiedad privada, no existe el ego personal. Un hombre vive con una mujer porque a los dos les apetece estar juntos, porque los dos quieren, disfrutan estando juntos. En el momento en que sienten que ya no hay amor, no siguen aferrados el uno al otro. Se dicen adiós llenos de gratitud, llenos de amistad. Se empiezan a relacionar con otras personas.

El único problema que había antes era qué hacer con los niños. En una comuna, los niños pueden pertenecer a la comuna, y eso será mucho mejor. Tendrán más oportunidades de crecer con muchos más tipos de personas. De lo contrario, el niño se cría con la madre; durante años la madre y el padre son las únicas imágenes que tiene de ser humano. Naturalmente, empieza a imitarlos. Los niños se convierten en imitadores de sus padres y perpetúan el mismo tipo de enfermedad en el mundo, al igual que hicieron sus padres. Se vuelven meras fotocopias. Es algo muy destructivo, pero los niños no tienen ninguna oportunidad de hacer otra cosa; no tienen ninguna otra fuente de información.

Si en una comuna conviven cien personas, habrá muchos miembros masculinos, muchos miembros femeninos; el niño no necesita apegarse ni obsesionarse con un modelo de vida. Puede aprender de su padre, puede aprender de sus tíos, puede aprender de todo los hombres de la comunidad. Tendrá un alma más grande.

Las familias torturan a las personas y les dan almas muy pequeñas. En la comunidad, el niño tendrá un alma más grande; tendrá más posibilidades, se enriquecerá mucho más interiormente.

Verá muchas mujeres; no tendrá una idea fija de la mujer. Es muy destructivo tener una idea fija de la mujer, ya que a lo largo de toda tu vida te dedicarás a buscar a tu madre. Cuando te enamores de una mujer, ¡fíjate! Es muy probable que hayas encontrado a alguien que se parece a tu madre, y quizás eso sea lo que tenías que haber evitado.

Todos los niños están enfadados con sus madres. La madre les tiene que prohibir muchas cosas, la madre les tiene que decir no; es inevitable. Incluso una buena madre tiene que decir alguna vez que no, coartar, negar. Al niño le da rabia, se enfada.

Por un lado, odia a su madre; pero, por otro, la ama porque de ella depende su supervivencia, es su fuente de vida y energía. Así que odia y ama a su madre al mismo tiempo. Esta situación se convierte en el modelo. Amarás a una mujer y odiarás a esa misma mujer. No tienes ninguna otra alternativa. Continuarás buscando inconscientemente a tu madre. Esto mismo les ocurre a las mujeres; se dedican a
buscar a su padre. Toda su vida es una búsqueda de papá como marido.

Sin embargo, tu padre no es la única persona en el mundo; el mundo es mucho más rico.

De hecho, aunque logres encontrar a tu padre, no serás feliz. Puedes ser feliz con tu amor, con tu amante, pero no con tu papá. Aunque encuentres a tu madre no serás feliz con ella. Ya la conoces; no hay nada más que explorar. Ya te es familiar, y la familiaridad alimenta el desprecio. Deberías buscar algo nuevo, pero no tienes otra imagen.

En una comuna el niño poseerá un alma más grande. Conocerá a muchas mujeres, conocerá a muchos hombres; no se sentirá apegado a una o dos personas.

La familia te crea una obsesión y la obsesión va contra la humanidad. Si tu padre discute con alguien y te das cuenta de que él está equivocado, da igual: tienes que estar con tu padre y de su parte. Como dice la gente: «Buena o mala, mi patria es mi patria». Lo mismo dicen ellos: «Mi padre es mi padre, sea bueno o malo. Mi madre es mi madre; tengo que estar de su lado». Lo contrario sería una traición. Esto te enseña a ser injusto. Puedes darte cuenta de que tu madre está equivocada pero está discutiendo con el vecino y el vecino tiene la razón. Sin embargo, tienes que estar del lado de tu madre. Esto es un aprendizaje de una vida injusta.

En una comuna no te sentirás tan apegado a una familia, no habrá familia a la que sentirse apegado. Te sentirás más libre, menos obsesionado. Serás más justo. Recibirás amor de distintas fuentes. Sentirás que la vida es afectuosa.

La familia te enfrenta con la sociedad, con otras familias. La familia exige un monopolio, te pide que estés con ella y contra todo lo demás. Tienes que estar al servicio de la familia, tienes que dedicarte a luchar por el nombre y la fama de la familia. La familia te inculca la ambición, el conflicto, la agresión. En una comuna serás menos agresivo, te sentirás más a gusto con el resto de la gente, porque has conocido muchas personas.

Así que, en lugar de la familia, me gustaría ver una comuna en la que todos fuesen amigos. Incluso los maridos y las mujeres no deberían ser otra cosa sino amigos. Su matrimonio tendría que ser un acuerdo entre dos; han decidido estar juntos porque son felices juntos. En el momento en que uno de ellos decide que están comenzando a ser infelices, se separan. No hay necesidad de divorcio; al no haber matrimonio, no hay divorcio. Se vive espontáneamente.

Cuando vives infelizmente, poco a poco te acostumbras a la infelicidad. Nunca, en ningún momento, debería uno tolerar la infelicidad. Puede que haya estado muy bien haber vivido con un hombre, y que te haya proporcionado felicidad, pero si ya no es algo que te haga feliz, tienes que salir de ahí. No hay por qué enfadarse o ser destructivo, y no hay por qué guardar rencor, ya que no se puede hacer nada con el amor. El amor es como una brisa..., simplemente llega. Si está ahí, está ahí. Después se va. Y cuando se ha ido, se ha ido. El amor es un misterio; no lo puedes manipular. El amor no debería ser manipulado. El amor no debería ser legalizado el amor no debería ser forzado; en ningún caso.

En una comuna, la gente convivirá por la simple alegría de estar juntos; por nada más.

Cuando ya no hay alegría, se separan. Quizás sea algo triste, pero se separan. Quizás la nostalgia del pasado siga rondando en la mente, pero se tienen que separar. Cada uno le debe al otro el hecho de no vivir infelizmente; de lo contrario, la infelicidad se convierte en un hábito. Se separan con el corazón entristecido, pero sin rencor. Buscarán otros compañeros.

En el futuro ya no existirá el matrimonio como ha existido en el pasado, ni tampoco existirá el divorcio. La vida será más transparente, habrá más confianza. Se confiará más en los misterios de la vida que en las transparencias de la ley, más en la vida que en cualquier otra cosa: el juzgado, la policía, el sacerdote, la iglesia. Y los niños deberían pertenecer a todos en lugar de cargar con la insignia de su familia. Pertenecerán a la comunidad; la comunidad cuidará de ellos.

Éste será el paso más revolucionario en la historia de la humanidad: que la gente empiece a vivir en comunas y empiecen a ser sinceros, honestos, nobles y vayan abandonando poco a poco la ley.

En una familia, el amor desaparece tarde o temprano. En primer lugar, puede que nunca haya existido, desde el principio. Puede que haya sido un matrimonio concertado, por otros motivos, por dinero, poder, prestigio. Puede que, desde el principio, no haya existido amor. Los niños nacen de un matrimonio que es más una charca estancada; los niños nacen del desamor.

Desde un principio se convierten en desiertos. Además esta situación de desamor en la casa les hace apagados, poco cariñosos. Aprenden la primera lección de la vida de sus padres, y sus padres no se aman y hay celos constantes, discusiones y enfados. Los niños no hacen otra cosa que ver las feas caras de sus padres.

Toda su esperanza se derrumba. No pueden creer que vaya a haber amor en su vida si no lo ha habido en la vida de sus padres. También ven a otros padres, a otras familias. Los niños son muy receptivos; no dejan de mirar a su alrededor y observar. Cuando ven que no hay posibilidad de amor empiezan a pensar que el amor sólo existe en la poesía, sólo existe para los poetas, los visionarios; no es algo real en la vida. Una vez que has aceptado la idea de que el amor es sólo poesía, entonces nunca te ocurrirá porque te has cerrado a él.

Ver que el amor ocurre es la única forma de permitir que ocurra después en tu propia vida. Si ves que tu padre y tu madre se aman profundamente, que se preocupan el uno del otro, que sienten compasión el uno del otro, que se respetan el uno al otro, entonces has visto que el amor ocurre. Surge la esperanza. Una semilla cae en tu corazón y empieza a crecer. Sabes que a ti también te va a ocurrir.

Si no lo has visto, ¿cómo vas a pensar que te vaya a ocurrir también a ti? Si no les ocurrió a tus padres, ¿cómo te va a ocurrir a ti? De hecho, harás todo lo posible para impedir que te ocurra; de lo contrario, sería una traición a tus padres.

No hay comentarios:

Buscar este blog