sábado, 24 de diciembre de 2022

LA FINALIDAD DEL YOGA


El propósito de la vida es llegar a ser consciente. No es sólo la finalidad del Yoga. La verdadera evolución de la vida misma es llegar a ser cada vez más consciente. Pero el Yoga significa todavía algo más.

La evolución de la vida es ser cada vez más consciente, pero la consciencia está siempre orientada hacia lo ajeno: eres consciente de algo, de algún objeto. Yoga significa estar evolucionado en la dimensión donde no hay objeto y en donde sólo permanece la consciencia. El Yoga es el método para evolucionar hacia la consciencia pura; no ser consciente de algo, sino ser la consciencia misma.

Cuando eres consciente de algo, no eres consciente de ser consciente. Tu consciencia se ha enfocado sobre algo; tu atención no está en la fuente de la consciencia misma. El esfuerzo en el Yoga es llegar a ser consciente de ambos: del objeto y del origen.

La consciencia tiene dos puntas de lanza. Has de ser consciente del objeto, y simultáneamente del sujeto. La consciencia debe ser un puente con dos vertientes, No ha de perderse el sujeto, no ha de ser olvidado cuando estás focalizado en el objeto.

Este es el primer paso del Yoga. El próximo paso es eliminar sujeto y objeto y simplemente ser consciente. El propósito del Yoga es ese estado de consciencia pura. Incluso sin el Yoga el hombre crece hacia un ser cada vez más consciente, pero el Yoga añade algo, aporta algo a esta evolución de la consciencia. Cambia y transforma muchas cosas. La primera transformación es una consciencia de doble dirección; recordarse a uno mismo en el preciso instante en que hay algo más de lo cual somos conscientes.

Este es el dilema: o eres consciente de algún objeto, o de lo contrario eres inconsciente. Si no hay objetos exteriores, te duermes; necesitas objetos para ser consciente. Cuando estás totalmente desocupado, estás soñoliento; necesitas algún objeto del que ser consciente. Pero cuando tienes demasiados objetos para ser consciente de ellos, puede que sientas cierto estado de ausencia de sueño. Por ello una persona que está demasiado obsesionada con pensamientos no puede dormir. Continúan estando allí los objetos; continúan estando allí los pensamientos. No pueden ser inconscientes; los pensamientos continúan exigiendo su atención. Y así es cómo existimos.

Eres más consciente con nuevos objetos. Por eso existe un desmedido deseo hacia lo nuevo, un ansia por lo nuevo. Lo viejo llega a ser aburrido. En el momento en que ya has vivido con un objeto, te vuelves inconsciente de él. Lo has aceptado; ahora tu atención no es necesaria. Estás aburrido. Por ejemplo, puedes no ser consciente de tu mujer durante años porque la tienes como algo seguro. Ya no ves su cara; no puedes recordar el color de sus ojos. No has estado realmente atento durante años. Sólo serás consciente de nuevo de ella cuando muera. Por eso se aburren maridos y esposas. Cualquier objeto que no esté atrayendo continuamente la atención crea aburrimiento.

Del mismo modo, un mantra, una vibración, sonido repetida, es causa de sueño profundo. Cuando ha sido repetido continuamente un mismo mantra te aburres. No hay nada misterioso en ello. Repetir constantemente una misma palabra aburre; ya no puedes vivir más con ella. Empezarás a sentir sueño; caerás en una especie de letargo; te volverás inconsciente. La esencia del método de la hipnosis, de hecho, depende del aburrimiento. Si tu mente se puede aburrir con algo, entonces te duermes; el sueño puede ser inducido.

Nuestra consciencia depende de nuevos objetos. Por ello existe una gran avidez por lo nuevo, por nuevas sensaciones, por un nuevo vestido, una nueva casa, por cualquier cosa que sea una novedad, aunque no suponga una mejora. Con algo diferente sientes un repentino resurgimiento de la consciencia.

Puesto que la vida es una evolución de la consciencia, todo cambio es bueno por lo que respecta a la vida. Si una sociedad anhela nuevas sensaciones, la vida progresa; pero si en cambio permanece con lo viejo, sin pedir lo nuevo, muere; la consciencia no puede evolucionar.

Necesitas una mente que pueda estar despierta incluso cuando no hay objetos. En realidad necesitas una consciencia que no esté atada a lo nuevo, que esté desligada de los objetos. Si no está ligada al objeto, permanecerá ligada a lo nuevo. Necesitas una consciencia que no esté atada en absoluto al objeto, que esté más allá del objeto. Entonces tendrás libertad; podrás dormir y estar despierto a tu antojo. No necesitarás ningún objeto para ayudarte. Serás libre, estarás verdaderamente liberado del mundo objetivo.

En el momento en que estás más allá del objeto vas más allá del sujeto también, porque ambos existen conjuntamente. En verdad, subjetividad y objetividad son los dos polos de una misma cosa. Cuando hay objeto, tú devienes sujeto, pero si puedes ser consciente sin el objeto, no hay sujeto, no hay yo.

Esto debe ser entendido en profundidad: cuando se pierde el objeto y puedes ser consciente sin objetos ¡simplemente consciente! entonces también se pierde el sujeto. No puede permanecer allí. ¡Es imposible! Ambos desaparecen, y hay simplemente consciencia, consciencia sin límites. Ahora ya no existen límites. Ni el objeto ni el sujeto son los límites.

Buda solía decir que cuando estás meditando no existe un “yo” no hay atman, porque la propia consciencia del propio "yo" te aísla de todo el resto. Si estás todavía allí, los objetos aún permanecen allí. “Yo soy", pero el "yo" no puede existir en total soledad. El "yo" existe en relación con el mundo exterior; el "yo" es una relación. Entonces el "yo", el "yo soy", es solamente algo dentro de ti que existe en relación con algo exterior. Pero si el exterior no está allí, el interior se disuelve. Entonces hay una pura, espontánea, consciencia.

Para eso existe el Yoga; eso es lo que Yoga significa. Yoga es la ciencia de liberarse uno mismo de los límites del sujeto y del objeto, y a menos que hayas roto estos límites caerás en el desequilibrio de Oriente o en el desequilibrio de Occidente.

Si quieres comodidad, paz mental, silencio, sueño, entonces lo más apropiado es permanecer continuamente con los mismo objetos. Durante siglos no habrá cambio visible. Estarás cómodo, podrás dormir mejor... pero eso no es nada espiritual; te pierdes mucho. La urgencia misma por crecer desaparece; la necesidad misma de aventuras, desaparece; la urgencia misma de inquirir y encontrar desaparece. Realmente, empiezas a vegetar, te conviertes en algo estancado.

Si cambias esto, te volverás dinámico, pero también intranquilo; te volverás dinámico, pero tenso; dinámico., pero loco. Empezarás a encontrar lo nuevo, a interesarte por lo nuevo, pero estarás en un torbellino. Empiezas a experimentar lo nuevo, pero estás perdido.

Si pierdes tu objetividad serás demasiado subjetivo y soñador, pero si llegas a estar demasiado obsesionado con los objetos, pierdes la subjetividad. Ambas son situaciones desequilibradas. Oriente ha elegido una; Occidente la otra.

Y ahora Oriente se vuelve hacia Occidente y Occidente hacia Oriente. En Oriente, la atracción por la tecnología occidental, la ciencia occidental. el racíonalismo occidental, Einstein, Aristóteles y Russell, se han apoderado de la mente oriental, mientras que en Occidente está sucediendo lo contrario: Buda, Zen y el Yoga tienen ahora mayor importancia. Este es el milagro. Oriente se vuelve materialista y Occidente empieza a pensar en términos de consciencia expansiva, de meditación, de espiritualidad, de éxtasis. La rueda puede girar y podemos intercambiar nuestras cargas. Durante unos momentos habrá luz, pero luego todo el sin sentido empezará de nuevo.

Oriente ha fracasado de una forma y Occidente de otra, ya que ambos han tratado de negar una parte de la mente. Has de trascender ambas partes y no interesarte en una mientras niegas la otra. La mente es una totalidad. Puedes, o bien trascenderla totalmente, o bien no trascenderla. Si continúas negando una parte, la parte negada se vengará. Y realmente la parte negada por Oriente se está vengando en Oriente, y la parte negada por Occidente se está vengando en Occidente.

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