Busca lo inmortal y permanece alerta; no desperdicies tu tiempo con aquello que no va a perdurar, no desperdicies tu vida con aquello que va a cambiar, que es parte del mundo cambiante.
Entonces ¿qué puedes pensar... qué es lo que va a perdurar? ¿Te has tropezado con algún hecho en tu vida que te de la sensación de que vaya a perdurar? El mundo visible está a tu alrededor, nada perdura en él. Aún las montañas no durarán por siempre, ellas también envejecen, también mueren. Aun los continentes han desaparecido.
Los Himalayas no estaban ahí en los días de los Vedas, porque el Rigveda original nunca habla acerca de ellos. Es imposible no hablar de los Himalayas si están ahí ¡imposible! ¿Cómo puedes ignorar los Himalayas? Y van hablando de otras cosas, pero nunca hablan sobre los Himalayas. Por esto Lokmanya Tilak decidió que los Vedas habían sido creados por lo menos hace setenticinco mil años. Parece significativo, puede ser así; puede ser que no hayan sido escritos desde hace tanto tiempo, pero pueden haber existido como una tradición oral por muchos miles de años. Por eso es que los Himalayas no están ahí.
Actualmente los científicos dicen que los Himalayas son la última adición al mundo, la montaña más joven; es la más alta, pero la más joven. Aún está creciendo, aún está joven, todos los años va creciendo más y más alto.
Vindhya es la montaña más antigua de la tierra tal vez por eso está encorvada, anciana, moribunda. Los hindúes tienen una bella historia sobre Vindhya.
Un vidente, Agastya, fue al sur, y era muy difícil cruzar el Vindhya en aquellos días; no existían los medios. La bella historia es: cuando llegó el vidente, Vindhya se inclinó para tocarle los pies, y el vidente le dijo: "Permanece en la misma postura, regresaré pronto, ¡así podré cruzarte fácilmente!". Así que Vindhya ha permanecido doblada y el vidente nunca regresó; murió en el sur. Pero la historia es bella: Vindhya está encorvada como una anciana, la parte más antigua de la tierra. Aun las montañas son jóvenes, viejas; mueren, nacen. Nada es permanente en el mundo externo. Mira los árboles, los ríos, las montañas; nos dan la impresión de que todo es permanente, pero mira un poco más profundo y la sensación desaparece.
Después ve adentro y observa tus pensamientos, ellos son aun más pasajeros. Van muriéndose constantemente, ni siquiera un solo pensamiento permanece: hace un momento estuviste molesto y la mente estaba llena de pensamientos furiosos; un momento después estás sonriente y esos pensamientos han desaparecido completamente, como si nunca hubieran existido. Tal como las nubes en el cielo vienen y van; constantemente están cambiando su forma, tal como las nubes, son exactamente similares.
Observa las nubes y verás que su forma está cambiando constantemente. Si no las observas puedes no estar consciente de que su forma está cambiando continuamente, ni siquiera por un solo momento la forma de la nube es la misma. Igual es en tu mente: la forma de un pensamiento es tal como la nube, va cambiando. Ese es el problema por el cual la gente no puede concentrarse: porque concentración quiere decir que la forma del pensamiento debería permanecer constantemente. Ese es el problema y continúa moviéndose y cambiando. No importa qué hagas: continúa cambiando. Un pensamiento se convierte en otro, una forma en otra forma. El mundo de los pensamientos no es tampoco algo que perdure.
Las montañas cambian, las nubes cambian, sólo el cielo permanece siendo el mismo, perdura. Lo mismo es dentro de ti: las cosas cambian dentro de ti, pero el cielo del ser, el ser que es testigo permanece siendo el mismo. Esa es la perla: el ser que es consciencia. No tiene forma, así que no puede cambiar. Si hubiera forma habría cambio. Si no hay forma ¿cómo puede darse el cambio? Es sin forma.
Si vas ahí donde no hay forma, dentro de ti, al principio parecerá vacío porque no conoces lo sin forma, sólo conoces el vacío. Pero no tengas temor y no te asustes; ve adentro. Cuando te familiarices, cuando hayas hecho tu residencia ahí, entonces el vacío se convierte en lo sin forma. Cuando se logra lo sin forma, has conseguido la perla. Entonces has comprado lo uno al costo de lo mucho. Pero ahora, al costo de lo uno has comprado lo mucho. Y lo uno es la perla y lo mucho son las piedras falsas. Pueden parecer muy valiosas, pero no lo son, porque no pueden perdurar.
Permanencia, eternidad, es el criterio para la verdad; recuerda esto bien. ¿Qué es la verdad? Aquello que perdura y perdura infinitamente. ¿Qué es un sueño? Aquello que comienza y llega a un fin, aquello que no puede durar por siempre. Así que busca esa perla que nadie te puede quitar, ni siquiera la muerte. En la muerte el cuerpo morirá, en la muerte los pensamientos desaparecerán ¿pero tú? continuarás y continuarás...
La muerte ocurre cerca a ti, pero nunca a ti. Sucede en la vecindad, pero nunca en el centro; sucede a la circunferencia. Tú nunca has muerto, no puedes morir. Las montañas desaparecen, las nubes vienen y van, pero el cielo permanece igual. Y tú eres el cielo. La naturaleza del ser es tal como el espacio: vacío, infinitamente vacío, sin forma. Todo sucede dentro de eso, nada le sucede a eso. Esto es lo que Jesús afirma cuando dice: "También tú busca aquel tesoro que no fracasa, aquél que perdura, donde la polilla no se acerca a devorarlo y donde ningún gusano lo destruye".
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