sábado, 20 de julio de 2024

VOLVER A SER NIÑOS

 

Jesús vio a niños siendo amamantados.

Y les dijo a sus discípulos:

"Estos niños que están siendo amamantados

son como aquellos que entran en el reino".

Ellos le dijeron:

"Entonces, ¿siendo niños, entraremos en el reino?".

Jesús les dijo:

"Cuando hagas a los dos en uno, y cuando hagas a lo interno como lo externo, y lo externo como lo interno, y lo de arriba como lo de abajo, y cuando hagas lo masculino y femenino en uno solo, de tal modo que lo masculino no sea masculino y lo femenino no sea femenino, entonces entrarás en el reino".

Este es uno de los versículos más profundos de Jesús, y uno de los más básicos a ser entendidos por un buscador, y también uno de los más difíciles de lograr, porque si esto es logrado nada más queda por lograr, primero trata de entender unas cuantas cosas y luego entraremos en el versículo.

El hombre, si vive con la mente, no podrá jamás ser inocente, y sólo en la inocencia desciende lo divino, o tú asciendes a lo divino. La inocencia es la puerta. La mente es astuta, calculadora, es lista, y por esta astucia lo pierdes, pierdes el reino de Dios.

Logras el reino de este mundo a través de la mente, porque aquí la astucia es necesaria. Tienes que ser astuto: cuanto más astuto más éxito; cuanto más calculador más eficiente en los manejos del mundo.

Pero exactamente lo opuesto es la puerta al reino de Dios. Ahí no es necesario calcular, no es necesario ser listo. La mente no es necesaria en absoluto, porque la mente es tan solo un mecanismo para calcular, un mecanismo para ser listo. Si no necesitas ninguna astucia, ningún cálculo, la mente es inútil. Entonces el corazón se vuelve la fuente de tu ser y el corazón es inocencia.

¿Por qué seguimos siendo astutos? ¿Por qué la mente va pensando cómo engañar? Porque esa es la única manera de triunfar en el mundo. Así que aquellos que quieren triunfar en el mundo serán fracasos en el reino de Dios. Si estás listo para aceptar tu fracaso en este mundo, entonces estás listo para entrar en el otro mundo. En el momento en que uno está listo para reconocer que: "El éxito de este mundo no es para mí, yo no soy para eso", inmediatamente sucede una conversión, un giro. Entonces, la consciencia no se mueve hacia afuera, comienza a moverse hacia adentro.

Jesús enfatiza la inocencia muchísimo. Por lo tanto, él va hablando sobre la belleza de los niños, o la inocencia de las flores, de las lilas o de la inocencia de los pájaros. Pero este tipo de inocencia no será útil, tú ya la has perdido. Así que no lo imites verbalmente, no trates de entenderlo literalmente, simplemente es simbólico.

Tú no puedes ser un niño de nuevo ¿cómo va a ser posible eso? Una vez que ya has probado el conocimiento, no puedes regresar. Puedes trascenderlo, pero no puedes regresar, no hay manera de regresar. Puedes ir hacia adelante, puedes ir más allá de eso, pero ahora no puedes ir hacia atrás, no hay forma. No puedes ser un niño común de nuevo. ¿Cómo? ¿Cómo puedes perder aquello que has conocido? Pero sí puedes ir más allá, puedes trascender.

Recuerda esto, de otro modo puedes comenzar imitando a un niño, y esa imitación será una astucia, será de nuevo un cálculo. Porque Jesús dice: "Sé como un niño", entonces comienzas a practicar cómo ser como un niño, pero un niño nunca lo practica. Un niño es simplemente un niño, él ni siquiera sabe que es un niño, él no está consciente de su inocencia. Su inocencia está ahí, pero él no es consciente de eso. Pero si tú lo practicas, entonces tu consciencia estará focalizada en eso, entonces esta niñez será algo falso. Puedes actuar, pero no puedes ser un niño de nuevo en el sentido literal.

Pero un santo, un sabio, se vuelve como un niño en un sentido totalmente diferente. El ha trascendido, ha ido más allá de la mente, porque ha entendido su inutilidad. Ha entendido toda la tontera de ser un hombre de éxito en este mundo, ha renunciado al deseo de triunfar, al deseo de impresionar a otros, al deseo de ser el más grande, el más importante, al deseo de satisfacer al ego. El ha llegado a comprender la absoluta inutilidad de eso. La misma comprensión hace trascender, el mismo entendimiento e inmediatamente estás transformado en una dimensión diferente.

Entonces de nuevo una niñez, a eso se le llama la segunda niñez. Los hindúes han llamado a esa etapa "el vuelto a nacer", dwij. De nuevo has nacido, pero éste es un nacimiento diferente, no es producto de un padre y una madre. Esto es por tu propio ser, no como resultado de la unión de dos cuerpos, no de una dualidad. Es a través de tu ser que has nacido.

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