Cuando Jesús dice: "Sean como niños". No lo tomen literalmente. ¿Pero por qué "como niños"? Porque cuando un niño es concebido, por las primeras cuatro semanas él no es ni masculino ni femenino. Pregúntale a los biólogos, ellos te dirán que no es ninguno.
Por unas cuantas semanas el niño no es ni masculino ni femenino, él es ambos o ninguno. La división todavía no se ha hecho. Por eso es que ahora la ciencia médica es capaz de cambiar el sexo del niño. Unas cuantas inyecciones pueden lograrlo, porque ambos están presentes, lo masculino y lo femenino. El equilibrio se perderá pronto, predominará lo masculino o lo femenino. Y cualquiera que predomine, ese será el sexo del niño. Pero al principio hay un equilibrio, ambos están presentes. Ahora dependerá de las hormonas.
En el principio la unidad, luego el niño nace: en lo que concierne al cuerpo ahora es masculino o femenino. Pero en lo profundo de la consciencia, la distinción no ha penetrado; en la consciencia todavía no es ninguno, el niño todavía no sabe si es masculino o femenino. Unos cuantos meses más y entonces la distinción entrará en la mente, entonces el niño tendrá una visión diferente, el niño se hará consciente de sí mismo.
El cuerpo era uno al principio, después el cuerpo se separa. Aun cuando el cuerpo se separa, el niño es uno. Después el niño también se separa: el ser humano desaparece, te identificas con ser hombre o mujer y eso continúa toda tu vida. Eso significa que nunca alcanzas la fuente de nuevo, el círculo permanece incompleto. Un sabio alcanza la fuente de nuevo, el círculo se vuelve completo. Otra vez en la mente desaparece la distinción, ¡justo al revés!
En el niño la diferenciación viene primero en el cuerpo, después en la mente. En cambio en el sabio, primero la diferenciación desaparece de la consciencia, después en el cuerpo, y antes de que muera, de nuevo él es una unidad. Esta es la segunda niñez: de nuevo se ha vuelto inocente, pero esta inocencia es muy rica.
La inocencia de un niño es pobre porque no hay experiencia; la inocencia de la niñez es tan solo como una ausencia de algo. Pero la inocencia de un sabio es la presencia de algo, no la ausencia. El ha conocido todos los caminos del mundo, ha experimentado todo lo que había que experimentar. Se fue exactamente al extremo opuesto: se volvió un pecador, se sumergió en el fango, se entregó a los placeres, experimentó todo lo que este mundo puede dar, y ahora ha salido de eso. Su inocencia es muy, muy rica, hay experiencia. No la puedes destruir ahora, porque ha conocido todo lo que puede ser conocido ¿cómo lo puedes destruir? Ahora ya no lo puedes tentar, toda la tentación ha desaparecido.
Si alcanzas esta etapa, al principio eras un niño y al final de nuevo te vuelves un niño, tu vida ha sido un círculo completo; esto es lo que es perfección. Si no llegas a la fuente de nuevo, tu vida ha sido incompleta. Siendo incompleta hay sufrimiento. Eso es lo que Buda llama dukkha, la desgracia. Si estás incompleto hay desgracias, si estás completo estás satisfecho.
Un sabio muere satisfecho, entonces ya no hay nacimiento, porque entonces ya no hay necesidad de regresar al mundo de la experiencia. Tú mueres incompleto y por eso tienes que volver a nacer. Tu ser persistirá una y otra vez hasta estar completo; y a menos que estés completo tendrás que nacer y morir una y otra vez. Esto es lo que los hindúes han estado llamando "la rueda de la vida y la muerte". Un sabio salta fuera de la rueda porque él mismo se ha vuelto un círculo, ahora la rueda ya no es necesaria.
Pero ¿qué le sucede a la mente común? La distinción permanece hasta el mismo fin, el sexo permanece hasta el mismo fin. Aun si el cuerpo se vuelve débil, la mente continúa, y el sexo es la dualidad básica. Así que a menos que el sexo desaparezca; la unidad, la no dualidad, el Brahma no te va a suceder. Recuérdalo: la no dualidad, el Brahma, lo uno, no es una hipótesis, no es una teoría, no es una doctrina. No es algo filosófico sobre lo cual puedas discutir, no es una creencia, es una trascendencia del sexo. Es un fenómeno biológico profundo, es alquímico porque todo tu cuerpo necesita una transformación.
Tres ancianos estaban sentados en la banca de un jardín hablando sobre sus desgracias, porque los ancianos no tienen otra cosa más de qué hablar. El anciano de setenta y tres años dijo: "Mi oído se está yendo, la gente tiene que gritarme a los oídos y aun así no puedo escuchar correctamente".
El otro dijo: "Mis ojos cada vez ven menos", tenía setenta y ocho años, ya no puedo ver bien, y además ¡no puedo diferenciar entre una rubia y una pelirroja!".
Entonces ambos le preguntaron al otro anciano, le dijeron: "Mulla Nasruddin, ¿y cuál es tu problema?".
Nasruddin, quien tenía noventa y trés años... dijo: "Mi problema es más profundo que el de ustedes dos. Sucedió anoche: tuvimos una cena, luego un poco de vino, después descansamos en el sofá y me quedé dormido. Media hora más tarde me di cuenta de que mi esposa se había ido a la cama. Así que fui al dormitorio y le dije a mi esposa: 'Hazme un espacio, déjame entrar en la cama y ¡nos vamos a divertir!' Mi esposa dijo: '¿Qué? ¡Acabamos de divertirnos hace veinte minutos!'".
Y entonces Nasruddin se golpeó la cabeza tristemente y dijo: "Caballeros, mi problema es que ¡estoy perdiendo la memoria!".
El sexo te va siguiendo hasta el mismo fin, hasta el último. Y puedes no haberlo observado, puedes no haber pensado sobre eso, pero si un hombre no ha trascendido la mente, lo último en la mente, cuando muere será el sexo, porque eso fue lo primero cuando nació y está supuesto a ser lo último, es natural.
¡Trátalo! En la noche, cuando vayas a dormir, simplemente observa el último pensamiento, el último, exactamente el último; después del cual te quedas dormido. Recuérdalo, y en la mañana te sorprenderás: ese será el primer pensamiento, obsérvalo. O puedes hacerlo de otro modo: en la mañana observa el primer pensamiento y recuérdalo. En la noche, ese será el último pensamiento, porque la vida es cíclica. El sexo es lo primero en la vida y va a ser lo último. Si no lo trasciendes, eres una simple víctima, no eres tu propio amo.
Un sabio trasciende el sexo, pero el sabio no ha reprimido el sexo, recuérdalo, porque la represión no es trascendencia. Si lo reprimes todavía estás en eso, si lo reprimes aún estás dividido. Un sabio no ha reprimido nada. Mas bien al contrario, las energías masculinas y femeninas dentro de él se han vuelto una unidad, ahora él ya no es ni masculino ni femenino. Eso es lo que Jesús ha dicho: "Eunucos de Dios". Esto es lo que los hindúes quieren decir cuando representan a Shiva como Ardhanarishwar, mitad hombre, mitad mujer, se ha vuelto uno. Y los hindúes dicen que Shiva es el Dios más perfecto, el más grande, Mahadeva. ¿Por qué lo llaman Mahadeva, el más grande? Porque es mitad hombre y mitad mujer, y cuando eres mitad hombre y mitad mujer conscientemente, ambos se vuelven un círculo y ambos desaparecen. La dualidad ha desaparecido, se ha vuelto uno.
Jesús está hablando sobre esta unidad, Ardhanarishwar, mitad femenino y mitad masculino. Entonces no eres ninguno, entonces una nueva niñez ha comenzado, la segunda niñez, eres dwij, vuelto a nacer. Un nuevo mundo de inocencia es descubierto.
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