¿Cómo puedes conseguir la madurez a través de un camino corto? Hay una posibilidad, ahora están trabajando con animales y tarde o temprano trabajarán también con seres humanos, hay una posibilidad: puedes ser inyectado con hormonas. Un niño de diez años puede ser inyectado con hormonas y podrá convertirse en un joven de veinte.
Pero, ¿crees que logrará la madurez que debería haber alcanzado si hubiera pasado a través de esos diez años de vida? La lucha, el sexo que emerge, la necesidad de controlar, la necesidad de amar; de ser libre y aun controlado, de ser libre y aun centrado, de salir con otros, de sufrir en el amor, de aprender, todo ello no estará ahí. Este hombre que parece tener veinte años realmente tiene una edad de diez años. A través de las hormonas sólo has inflado su cuerpo.
Pero están haciendo esto con animales, con frutas, con árboles. A un árbol se le puede inyectar, y el árbol que naturalmente llega a florecer en tres años, lo hará en un año. Pero a esas flores les faltará algo; es difícil de verlo porque ustedes no son flores, pero a ellas les faltará algo. Han sido forzadas, no han pasado por su período adecuado. Las frutas saldrán más pronto, pero esas frutas no estarán tan maduras: les faltará algo, son artificiales.
La naturaleza no está apurada. Recuerda: la mente siempre está apurada. La naturaleza nunca está apurada, la naturaleza espera y espera, es eterna. No hay necesidad de apurarse; la vida continúa y continúa, es una eternidad. Pero para la mente el tiempo es corto, la mente dice: "El tiempo es oro". La vida nunca dice eso. La vida dice: "¡Experimenta!", no el tiempo. La vida espera, puede esperar; la mente no puede esperar, la muerte está acercándose. Para la vida no hay muerte, pero para la mente hay muerte.
La mente siempre trata de encontrar el camino más corto. Y para encontrar el camino más corto, la manera más fácil es crear una ilusión: piensas que eres lo que quieres ser, entonces te has vuelto neurótico. Eso es lo que le ha sucedido a mucha gente que está en los manicomios: piensan que son Napoleón o Alejandro Magno o algún otro. Ellos creen eso y se comportan en esa forma.
Escuché sobre un hombre quien estaba siendo tratado, psicoanalizado, porque creía que era Napoleón. Después de tres o cuatro años de tratamiento y psicoanálisis, el psiquiatra creía: "Ahora está completamente bien". Así que le dijo: "Ahora estás bien y puedes irte a casa".
El hombre dijo: "¿A casa? ¡querrás decir a mi palacio!". Todavía se sentía Napoleón. Es tan difícil si te has vuelto Napoleón; ser tratado es muy difícil porque ¿qué va a suceder...? Aun si eres tratado y te sanas, vas a perder.
Un General encontró a un Capitán que siempre estaba ebrio, así que lo detuvo. El hombre era muy bueno, los ebrios casi siempre son buenos, son gente muy bella, sólo que buscando el camino más corto. Así que el General dijo: "Eres un buen hombre y te aprecio y todo el mundo te ama, pero te estás desperdiciando. Si puedes permanecer sobrio pronto llegarás a ser Coronel".
El hombre se rió y le dijo: "Eso no vale la pena, porque mientras estoy ebrio ya soy un General. Así que eso no vale la pena: si permanezco sobrio sólo voy a llegar a ser Coronel y mientras estoy ebrio ¡siempre soy el General!". Entonces está demasiado envuelto en la ilusión. ¿Cómo puede este hombre dejar la ilusión? ¡En una forma tan fácil se ha convertido en General!
La mente encuentra atajos y las ilusiones son los atajos; las ilusiones son lo más fácil y la cosa más barata de adquirir. La realidad es dura, ardua: uno tiene que sufrir y pasar por el fuego. Cuanto más pasas por el fuego más forjado te vuelves, más templado, más valioso. Tu divinidad no puede ser comprada a tan bajo precio en el mercado, no puedes regatear por ella; tienes que pagar con toda tu vida. Cuando toda tu vida está en juego, sólo entonces sucede.
Peleas con otros porque éste es un camino fácil. Piensas que eres bueno, que el otro es malo, y la pelea es externa. Si te miras a ti mismo, entonces la pelea se convierte en interna: tú sabes que eres malo, es difícil encontrar un hombre más diabólico que tú. Si miras adentro, entonces encontrarás que eres absolutamente malo y que algo tiene que hacerse. Una lucha interna, una guerra interna comienza.
Y a través de ese conflicto interno -y es una técnica, recuérdalo, es una de las más grandes técnicas que ha sido usada a través de los tiempos- si hay conflicto interno, entonces llegarás a integrarte. Si hay conflicto interno, entonces más allá de las partes en conflicto surge un nuevo centro de consciencia. Si hay un conflicto interno, entonces las energías están involucradas, todo tu ser está en turbulencia: se crea un caos y de ese caos nace un nuevo ser.
Todo nuevo nacimiento necesita un caos; todo este universo ha nacido del caos. Antes que tú realmente nazcas será necesario un caos -esa es la guerra de Jesús. El dice: "He venido, no a darles paz"-, no es que él no haya venido a darte paz, pero no la paz barata que te gustaría que se te dé.
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