El está hablando a gente muy común; Mahavira les hablaba a los más grandes eruditos y filósofos. Esa es la diferencia entre la audiencia: Jesús le está hablando a gente pobre y común, a las masas; Mahavira les estaba hablando a unos cuantos muy selectos. El podía hablar sobre los siete, Jesús hablaba sobre los dos, pero ambos se refieren a lo mismo.
Jesús dice: "Cuando desaparezcan los dos y quede lo uno, lo has logrado". La diferencia está en la audiencia, pero ellos quieren decir lo mismo.
¿Cómo pueden desaparecer los dos? ¿Qué hacer? Nada puede ser hecho a través de la mente, porque si la mente está presente los dos permanecerán. No mires a través de la mente y el mundo de lo mucho desaparece.
Mira a través de la mente, está ahí. No mires a través de la mente, ponlo a un lado ¡y observa!
Los niños miran al mundo sin la mente, porque la mente demora en desarrollar. El cuerpo llega primero, después le sigue la mente. Realmente toma muchos años. Cuando nace el niño, el primer día mira al mundo; el mundo es uno, no puede hacer ninguna diferenciación. ¿Cómo puede hacerlo? No puede decir: "Esto es verde y esto es rojo". No conoce el rojo, no conoce el verde, simplemente observa, el mundo es uno. Es tan "uno" que no puede hallar diferencia entre su propio cuerpo y el de su madre.
Jean Piaget ha trabajado mucho en el desarrollo de la mente del niño. Por toda su vida ha estado trabajando en eso, y él ha llegado a revelar muchas verdades: el niño no puede hallar diferencia entre su propio cuerpo y las cosas. Por eso es que se puede agarrar el dedo del pie y comenzar a chupárselo, porque no puede diferenciar. No puede pensar que éste es su propio pie, que es inútil chuparlo, pero él lo coge como si cogiera cualquier cosa, no hay diferencia.
Pero ya sea que hagas las distinciones o que te esfuerces a ti mismo a no hacerlas, la mente permanece siendo el foco: la diferenciación está ahí, estás reprimiendo la diferenciación. Te estás comportando de una manera infantil, pero no eres inocente.
Cuando los dos se vuelven uno, tal como el niño... Un niño nace, abre sus ojos, mira, pero no puede pensar; mirar viene primero, pensar viene después. Tomará tiempo, a veces años, para que el niño sea capaz de hacer diferenciaciones. Un niño inmediatamente arranchará un juguete de las manos de otro niño y tú dirás: "¡No hagas eso! ¡Eso no es bueno, ese juguete no es tuyo!". Estás haciendo una diferenciación de propiedad porque tú crees en la propiedad privada. Piensas: "Esto es mío y eso no es mío". Para un niño no existe distinción, un juguete es sólo un juguete, no puede pensar que no sea de él. Si mi mano puede alcanzar y tomarlo ¡es mío! Mío y tuyo, aún no están claramente delineados. Un niño no puede diferenciar entre un sueño y la realidad.
Así que un niño en la mañana puede estar llorando y gritando porque el tenía un lindo juguete en su sueño. "¿Dónde se ha ido?". Quiere que inmediatamente se lo devuelvan. No puede diferenciar entre el sueño y lo real, no puede diferenciar. Su inocencia es porque aún es incapaz de distinguir.
La inocencia de un sabio llega cuando ha dejado de hacer distinciones. No es que no pueda ver que el verde es verde y que el rojo es rojo, no es que no pueda distinguir que esto es un pan y esto es una piedra, sino que él ha dejado la mente. Ahora vive a través del ver y no a través del pensar. Por eso es que los hindúes han llamado a las filosofías, darshanas. Darshan quiere decir ver, no pensar; y filosofía no es una traducción correcta, porque la filosofía significa pensar; es justo lo opuesto.
Darshan quiere decir ver, ver como un niño, y filosofía quiere decir pensar, son justamente opuestos, no pueden estar unidos en ninguna forma. Cuando las diferenciaciones se han dejado: "Cuando hagas a los dos en uno, y cuando hagas a lo interno como lo externo, y lo externo como lo interno...". Porque esto: lo "externo" e "interno" es también una diferenciación.
Yo mismo tengo que hablar así: Deja lo externo, ve a lo interno; entra hacia adentro, ¡deja lo de afuera! Pero puedes malentender todo el asunto, porque cuando dejas lo externo, lo interno también lo dejarás automáticamente. Cuando lo externo ya no existe ¿cómo puede existir lo interno? Ellos son términos relativos. Lo interno existe sólo como opuesto de lo externo; cuando lo externo ya no existe, ya no hay lo interno. Primero dejas lo externo, y lo interno desaparece automáticamente por sí mismo; no hay "adentro" y no hay "afuera", te has hecho uno. Si aún hay adentro y afuera entonces todavía eres dos, aún no uno, todavía estás dividido.
Por eso es que los monjes Zen han dicho una de las cosas más extrañas que se hayan afirmado, dicen que este mundo es el Dios; dicen que la vida ordinaria es religión; dicen que todo está bien como está. Nada hay que cambiar, porque el mismo concepto de cambio crea la dualidad: aquello que va a ser cambiado en algo que debería ser; A tiene que cambiarse a B, se crea la dualidad. Ellos dicen que este mundo es divino; Dios no está en alguna otra parte, porque esa alguna otra parte crea una dualidad.
Dios no es el creador y tú no eres lo creado, tú eres Dios. Dios no es el creador, esta misma creación es divina, la misma creatividad es Dios.
La mente siempre trata de diferenciar, esa es la especialidad de la mente. Cuanto más distinciones puedas encontrar más hábil es tu mente. Y la mente siempre dirá que estos místicos son un poco tontos, porque los límites no son claros. Por eso es que llaman a la religión misticismo, y al decir misticismo no se refieren a algo bueno. Se refieren a algo vano, como niebla, algo nublado, algo como un sueño, no como una realidad clara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario