sábado, 28 de marzo de 2009

LOS HÁBITOS

Has vivido a base de hábitos…eso significa que los hábitos viven básicamente por medio de ti. El hábito persiste, tienen una energía propia, claro que esa energía te la quita a ti, pero tu cooperaste en el pasado y sigues cooperando en el presente. Poco a poco, el hábito se convertirá en tu señor y tú serás solo un sirviente. La costumbre dará las órdenes, será quien mande y tú tendrás que obedecer.

Los hábitos te obligan a hacer ciertas cosas. Cada acción que repites o cada pensamiento adquieren más poder y más poder cada vez, y entonces ya estás en sus garras. Eres prisionero del hábito, vives como un preso, como un esclavo. Y la prisión es muy sutil porque la prisión está construida con tus hábitos y condicionamientos y con los actos que has realizado, rodea todo tu cuerpo y estás atrapado en ella, pero tú sigues pensando que eres tú quien actúa y engañándote a ti mismo.

Todo acto y todo pensamiento se auto perpetúan. En cuanto cooperas con el, le estas dando energía. Tarde o temprano se convierte en habitual. Lo harás y no serás tú el que actúa, lo harás solo por la fuerza de la costumbre. La gente dice que la costumbre es una segunda naturaleza…y no es una exageración, de hecho, la costumbre acaba por convertirse en la primera naturaleza, y la naturaleza pasa a un segundo plano. La naturaleza se convierte en algo parecido al apéndice de un libro, y la costumbre pasa a ser el texto principal del libro.

Cuando te enfureces, crees que lo estás haciendo tú. Lo racionalizas y dices que la situación lo exigía, así es como tu ego sigue pensando que todavía eres tú quien manda. Pero no eres tú. La ira surge de antiguas pautas que vienen del pasado, y cuando surge la ira, tú procuras encontrar una excusa. Los psicólogos han experimentado con esto y han llegado a la misma conclusión que la psicología esotérica oriental: el hombre es una víctima, no es el que manda.

Te sientes bien, te sientes mal, y esas sensaciones burbujean desde tu propio subconsciente, desde tu propio pasado. Nadie es responsable excepto tú. Nadie puede ponerte furioso y nadie puede ponerte contento. Si no te das cuenta de esto, seguirás siempre siendo un esclavo.

El dominio de uno mismo se adquiere cuando uno se da cuenta: “Soy absolutamente responsable de todo lo que me ocurre. Ocurra lo que ocurra, sin condiciones, el responsable absolutamente soy yo.” Al principio esto te pondrá muy triste y te deprimirá, porque si puedes carga a otro con la responsabilidad, te sentirás bien porque no has actuado mal.

Si sigues echando la culpa a otros, recuerda que seguirás siempre siendo un esclavo, porque nadie puede cambiar a los demás. ¿Cómo vas a cambiar a otro? ¿Alguien ha cambiado alguna vez a otro? Uno de los deseos más incumplidos del mundo es el de cambiar a otro. Nadie lo ha conseguido jamás. Es imposible, porque el otro tiene su propia existencia y tú no puedes cambiarle.

El cambio básico que se necesita, debes hacerlo en tu interior.

sábado, 21 de marzo de 2009

ESTAR CONFUSO

Lao Zi dijo: “Puede que sea el único hombre confuso de todo el mundo. Todo el mundo parece tan seguro, menos yo”. Tenía razón. Era tan enormemente inteligente que no podía estar seguro de nada.

La confusión representa una gran oportunidad. Los que no están confundidos tienen un gran problema: creen saber, y en realidad no saben nada. La gente que cree poseer claridad, sufre un gran problema, su claridad es superficial. De hecho, desconocen lo que es la claridad. Quienes no piensan en profundidad lo tienen todo muy claro, por supuesto, en el sentido de que no cuentan con la inteligencia suficiente como para sentir confusión. Para sentir confusión se necesita una gran inteligencia.

Solo los inteligentes se siente confusos, los mediocres siguen haciendo esto y lo otro en la vida, sonríen, ríen, acumulan dinero, luchan por obtener más poder y fama. Si los observas te sentirás tal vez un poco celoso, parecen tan seguros de si mismos e incluso felices. Y tú estas ahí, confuso acerca de qué hacer y qué no hacer, de lo que es correcto y lo que está equivocado. Pero siempre ha sido así. Los mediocres siempre están seguros, lo más inteligentes sienten confusión y caos.

La confusión es una gran oportunidad porque te está diciendo que simplemente no hay salida a través de la mente, ahora es posible algo, algo de un valor inmenso, estás al borde. Si te siente muy confuso, significa que la mente ha fracasado. Ahora la mente ya no puede suministrarte ninguna certeza. Te estas acercando a la muerte de la mente.

Eso es lo mejor que puede sucederle en la vida a cualquier ser humano, la mayor de las bendiciones, porque una vez que te das cuenta de que la mente es confusión, más pronto o más tarde la abandonarás e incluso, si no lo haces, ella misma se encargará de hacerlo. La confusión será de tal grado que la mente caerá por si misma. Y cuando la mente caiga, la confusión desaparecerá.

No se puede decir que alcanzarás la certeza, porque esa palabra también pertenece al mundo de la mente. Así, cuando desaparece la confusión, también lo hace la certeza, y entonces simplemente tendrás claridad, tendrás transparencia.

El momento más bello de la vida de una persona es cuando no hay ni confusión ni certeza. Uno simplemente es. Lo que vale para hoy puede no ser cierto mañana, y lo que es correcto en una situación puede no serlo en otra. Las situaciones cambian continuamente, y por ello lo que necesitas no es una pauta fija de vida, sino una manera de ver, de forma que sepas cómo actuar de forma espontánea y cómo depender de tu propio ser.

Cuando no hay mente no puede haber futuro. Entonces este momento se convierte en todo, este momento es toda tu existencia, que empieza convergiendo en este momento, y el instante se vuelve muy significativo.

sábado, 14 de marzo de 2009

QUE OCURRE EN LA MUERTE?

¡La idea de la muerte nos mata! El suceso de la muerte forma parte de la cadena de acontecimientos que pertenecen a un mismo fenómeno. El suceso final no es un fin, es solo una separación. Una relación, un orden, es reemplazado por otra relación, por otro orden. Nacer es un extremo de la vida y morir es el otro. El principio de la muerte tiene lugar al nacer.

De repente pierdes tu cuerpo y también tu mente, sientes que te alejas de ti mismo, sientes que te vas a ahogar en el vacío. Ahora no estarás en ningún sitio, porque siempre te identificaste con tu cuerpo y con tu mente y nunca trataste de conocer más allá, si nunca te conociste a ti mismo, más allá del cuerpo y más allá de la mente. Te obsesionaste tanto con la periferia que olvidaste por completo la importancia de tu centro.

En el momento de la muerte has de enfrentarte al hecho de que tu cuerpo va a desaparecer, que no puedes retenerlo por más tiempo, que la mente te abandona y dejas de controlarla, que tu ego se disuelve, ya ni siquiera puedes decir “yo”. Tiemblas de miedo, al borde la nada dejarás de ser.

Pero si te has preparado en la vida, es decir, si has realizado todos los esfuerzos para utilizar la muerte, para utilizar ese abismo de nada, en lugar de dejarte arrastrar por ella, entonces podrás saltar a ella, no te resultará doloroso ni angustioso, porque estarás consciente de tu muerte. Si aceptas la muerte y la celebras el momento que haya llegado, que puedas saltar fuera de tu cuerpo y de tu mente, fuera de tu ego que siempre ha sido un sufrimiento, si la puedes acoger con éxtasis, la muerte resultará ser una bendición, entonces no caerás inconsciente como lo hace la mayoría cuando está muriendo.

Y no te sientas mal, porque la muerte es natural y su causa no tiene importancia. No te dejes llevar por la paranoia. De hecho, debes disfrutar de que eres uno de entre los pocos elegidos, porque los demás viven en la oscuridad respecto a su propia muerte, pero tú no. Y el hecho de que sepas que la muerte está llegando, creará un espacio en el que al fin podrás conocerte.

Decir si a la muerte te hace perfectamente consciente, decir no a la muerte, te vuelve perfectamente inconsciente…y esas son las dos formas de morir.

No se está vivo por el mero hecho de nacer. Sí, se existe, pero la verdadera vida es mucho más que existir. Has nacido, pero a menos que renazcas en tu ser, no estarás vivo. Una vez que sepas qué es la vida, la muerte no existe. Ilumina una habitación oscura y la oscuridad desaparece. Conoce la verdadera vida y la muerte desaparecerá. El primer nacimiento es únicamente el nacimiento físico y el segundo es el auténtico, el nacimiento espiritual. Debes llegar a conocerte, a saber quién realmente eres.

Así es como hay gente que llega a saber que no hay nada que muera. La muerte es impotente si estás dispuesto a vivirla, la muerte es muy poderosa si la temes. Una vida no vivida otorga poder a la muerte, una vida totalmente vivida le quita todo poder a la muerte. La muerte deja de ser.

La cercanía de la muerte hace posible que comprendas la inmortalidad que está en tu interior. Te sorprenderá descubrir que en el centro de tu ser eres eterno.

No hay muerte, nunca ha habido ninguna muerte.

sábado, 7 de marzo de 2009

LA MENTE (SEGUNDA PARTE)

Desde cierto punto de vista, la mente es como las olas, una perturbación. Cuando el mar está en calma, tranquilo, sin perturbaciones, entonces no hay olas, pero cuando es afectado por vientos fuertes o mareas, cuando se forman olas enormes y la superficie es un caos, entonces, desde cierto punto de vista, la mente existe. Todo esto son metáforas para ayudarte a comprender cierta cualidad interior que no se puede explicar con palabras.

La mente es una perturbación de la conciencia, como las olas son una perturbación del mar. Algo procedente del exterior le ha ocurrido al mar, o a la conciencia –los vientos o los pensamientos- y se produce el caos. Pero el caos siempre está en la superficie, las olas siempre están en la superficie, en las profundidades no hay oleaje, no puede haberlo, porque el viento no puede penetrar en las profundidades.

Así pues, todo ocurre en la superficie, si te desplazas hacia adentro adquieres control, si te desplazas desde la superficie hacia dentro, adquieres control, de pronto, aunque la superficie esté perturbada, tú ya no estás perturbado.

El problema surge cuando tú también estas en la superficie. Luchar no sirve de nada, tienes que aceptar las olas, muévete con ellas y no contra ellas, entonces no hay peligro, en cuanto te dirijas hacia el centro, empiezas a disfrutar con todo lo que ocurre en la superficie, así pues, todo consiste en no luchar en la superficie, sino deslizarse hacia el centro, entonces se adquiere un dominio que se produce espontáneamente cuando estas centrado.

Centrarse en la conciencia es el dominio de la mente.

Así que no intentes controlar a la mente. El lenguaje puede desorientarte. Nadie puede controlar la mente y los que lo intentan se vuelven neuróticos, porque intentar controlar la mente, no es otra cosa que una parte de la mente intentando controlar otra parte de la mente.

La mente es uno de los mecanismos más complejos, la ciencia todavía no ha logrado crear algo similar a la mente. La mente sigue siendo la obra maestra, tan complicada, tan poderosa, con tantísimas posibilidades. La mente es un puente entre el cuerpo y el alma, entre tu mundo y Dios, no intentes destruirla.

Deja que los pensamientos vengan y se vayan a donde quieran irse, no intentes manipularlos o dirigirlos, solamente ¡obsérvalos! ¡disfrútalos! y en esos espacios, por primera vez, comenzarás a percibir vislumbres de la no-mente. En esos pequeños intervalos, el cielo se despeja y se ve brillar el sol. De pronto el mundo se llena de misterio, porque han caído todas las barreras; la pantalla que cubría tus ojos, ya no está ahí. Ves con claridad, ves con penetración.

Toda la existencia se te volverá transparente.

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