sábado, 29 de diciembre de 2012

EL MISTERIO DE LA VIDA

Lo primero que hay que decir de la vida es que no tiene explicación. Está aquí en su gloria absoluta, pero no tiene explicación. Está ahí como un misterio y si intentas explicarla te la perderás. No será explicada, pero te cegarás con tus explicaciones.

La filosofía es el enemigo de la vida. Lo que más puede perjudicar a un hombre es que se obsesione y se focalice en las explicaciones. El momento en que crees que tienes la explicación, la vida te ha abandonado, ya estás muerto.

Esto parece ser paradójico. La muerte puede ser explicada, pero la vida no puede ser explicada, porque la muerte es algo acabado, completo, y la vida siempre es un asunto en marcha, la vida siempre está en movimiento. La muerte ya ha llegado. Cuando algo se ha completado y se ha acabado, puedes explicarlo, puedes definirlo. Cuando algo está todavía en marcha, significa que lo desconocido tiene que ser explorado todavía.

Puedes conocer el pasado, pero no puedes conocer el futuro. Puedes enmarcar el pasado en una teoría, pero ¿cómo puedes delimitar el futuro con una teoría? El futuro es siempre algo abierto, una apertura infinita y sigue abriéndose y abriéndose. Por eso cuando explicas, la explicación siempre se refiere a algo que está muerto.

La filosofía ofrece explicaciones, por lo tanto no puede estar muy viva, y no puedes encontrar gente más muerta que los filósofos. La vida se les ha ido, la vida se les ha escapado. Son inteligencias secas, como piedras muertas. Pueden hacer mucho ruido; pero no tienen música de vida. Ofrecen muchas explicaciones, pero han olvidado completamente que lo único que tienen en sus manos son explicaciones.

Una explicación es como un puño cerrado. La vida es como una mano abierta. Son totalmente diferentes. Y cuando el puño está totalmente cerrado no tiene aire en su interior, ni cielo, ni espacio para respirar. No puedes agarrar el cielo con tu puño cerrado. El puño se lo perderá. El cielo está ahí, la mano está abierta, está disponible. La explicación es agarrar, cerrar, definir; la vida se le escurre.

Incluso una risa es más grande que cualquier filosofía, y cuando alguien se ríe de la vida, la comprende. Por eso todos los que realmente han conocido, han reído. Y su reír puede ser escuchado incluso siglos después.

Los Budas siempre han estado riendo. Puede que no los hayas oído, porque tus puertas están cerradas. Puede que hayas observado a un Buda y hayas tenido la sensación de que sea demasiado serio, pero esta seriedad es proyectada. Es tu propia seriedad; has usado al Buda como pantalla. De ahí que los cristianos digan que Jesús nunca rió. Esto suena totalmente ridículo. Jesús debió de reír y rió tan totalmente que todo su ser se convirtió en risa, pero los discípulos no pudieron oírlo, esto sí es verdad. Debieron de permanecer cerrados, proyectando su propia seriedad.

Podían ver a Jesús en la cruz porque todos vosotros vivís en tal sufrimiento que sólo podéis ver el sufrir. Si hubiesen oído a Jesús reír, lo hubiesen omitido. Era tan contradictorio con su vida, no encajaba en ella. Un Jesús riendo no encaja contigo, se convierte en un extraño.

Un filósofo es serio porque cree que la vida es un acertijo y debe encontrar una solución. Trabaja sobre la vida con su mente, y se vuelve más y más serio. Cuanto más se aparta de la vida, más serio y más muerto se vuelve.

Los Taoístas, Lao Tse y Chuang Tse, dicen que si tú puedes reír, si puedes sentir una profunda risa surgiendo desde el mismísimo centro de tu ser, que no sea sólo una risa superficial pintada; si puedes sentir una risa que provenga de lo más hondo de tu ser, que se esparza por todo tu cuerpo, se derrame por el universo, esta risa te dará el primer vislumbre de lo que la vida es. Es un misterio.

Cualquier cosa que pueda pensarse, no tiene vida. El pensamiento se relaciona con la muerte, y la muerte se relaciona con cosas muertas; por esto es por lo que en la ciencia no hay lugar para el sentir. El sentimiento da una dimensión distinta a la existencia, la dimensión del estar vivo.

sábado, 22 de diciembre de 2012

LA REALIDAD DE LOS OPUESTOS

La vida es dialéctica, porque no es lógica. Lógica significa que el opuesto es realmente el opuesto, y la vida siempre implica al opuesto en sí mismo. En la vida lo opuesto no es realmente el opuesto, es el complementario. Sin él nada es posible.
Por ejemplo, la vida existe a causa de la muerte. Si no hay muerte no puede haber vida. La muerte no es el final y la muerte no es el enemigo, más bien al contrario, pues debido a la muerte, es posible la vida. Por eso la muerte no está en algún lugar al final, está implícita en el aquí y ahora. Cada instante tiene su vida y su muerte, de otro modo la existencia es imposible.

Existe la luz, existe la oscuridad. Para la lógica son opuestos, y la lógica dirá: si hay luz, no puede haber oscuridad; si hay oscuridad, no puede haber luz. Pero la vida dice exactamente lo contrario: si hay oscuridad es debido a la luz; si hay luz, es debido a la oscuridad. Puede que no seamos capaces de distinguir al otro cuando éste se halla escondido tras la esquina.

Existe el silencio debido al sonido. Si no hubiera sonido alguno, ¿podrías estar en silencio? ¿Cómo podrías permanecer en silencio? El opuesto es necesario como fondo. Aquellos que siguen el camino de la lógica están equivocados porque su vida se vuelve un bucle. Creen en la luz, y empiezan a negar la oscuridad; creen en la vida, y empiezan a combatir la muerte.

Por eso es por lo que no existe tradición alguna en el mundo que afirme que Dios sea ambas cosas: luz y oscuridad. Una tradición afirma que Dios es luz, que no es oscuridad. No existe la oscuridad en Dios para aquellos que creen que Dios es luz.

Otra tradición sostiene que Dios es la oscuridad, pero para ellos no existe la luz. Ambas están equivocadas, porque ambas son lógicas, niegan los opuestos. Y la vida es tan inmensa que lleva al opuesto en sí misma. No es negado, es abarcado.

Alguien dijo una vez a Walt Whitman, uno de los más grandes poetas nunca nacidos, "Whitman, te contradices a ti mismo. Un día dices una cosa, y al día siguiente sostienes la contraria".

Walt Whitman sonrió y dijo, "No tengo límites. Puedo contener todas las contradicciones".

Sólo las pequeñas mentes son consistentes, y cuanto más estrecha es la mente, tanto más consistente es. Cuando la mente es amplia, todo está implícito: hay luz, hay oscuridad, Dios está ahí y el demonio también, en su gloria absoluta.

Si comprendes ese proceso misterioso de la vida que funciona a través de los opuestos, que es dialéctico, en el cual el opuesto ayuda, te da equilibrio, tono, forma el fondo, sólo entonces puedes entender a Chuang Tse, porque el conjunto de la visión Taoísta se basa en la complementariedad de los opuestos.

Ellos utilizan dos palabras: ying y yan. Son opuestos, masculino y femenino. Piensa tan sólo en un mundo que fuera masculino o en uno que fuera totalmente femenino. Estaría muerto. En el momento en que naciera estaría muerto. No podría haber vi¬da en él.

Se necesita al opuesto, porque el opuesto es atractivo. El opuesto se convierte en el imán, te atrae; el opuesto te saca de ti mismo, el opuesto rompe tu prisión, el opuesto te hace inmenso. Siempre que se niegue al opuesto, habrá problemas. Y eso es lo que hemos estado haciendo, de ahí que haya tantos problemas en el mundo.

El hombre ha intentado crear una sociedad que es básicamente masculina, por eso es por lo que hay tantos problemas. La mujer ha sido negada, ha sido expulsada. En los siglos pasados a la mujer no se la veía por sitio alguno. Estaba escondida en las habitaciones posteriores de la casa, y no se le permitía incluso estar en el salón.

No podías encontrártela en la calle, no podías verla en las tiendas. No formaba parte de la vida. El mundo se tornó feo, porque ¿cómo puedes negar al opuesto? El mundo se volvió un bucle, se perdió todo el equilibrio. El mundo enloqueció.

A la mujer no se le permite aún funcionar en la vida corrien¬te, no es realmente una parte, una parte vital de la vida. Los hombres viven en círculos machistas; el club exclusivista donde se reúnen los chicos, la bolsa, la política, el mundo científico.

Todo es un círculo cerrado. El hombre domina, por eso hay tanto sufrimiento. Y cuando uno de los polos opuestos domina, implica sufrimiento, porque el otro se siente herido y se venga.

La vida familiar es tan miserable porque no habéis oído lo que dice Chuang Tse. Ocurren tantas guerras porque no oímos que los opuestos tienen que fundirse entre sí. Negándolo haces una invitación a los problemas, y en cada camino, en cada nivel, en cada dimensión, ocurre lo mismo.

sábado, 15 de diciembre de 2012

LA MENTE ORIENTAL Y LA OCCIDENTAL

Cuando juegas no intentas demostrar que eres alguien. Estás cómodo, en casa. Mientras juegas, tan sólo por diversión, no estás preocupado por lo que los otros pensarán de ti.

¿Has visto alguna vez a un padre luchando en una pelea de bromas con su hijo? Será derrotado. Se tumbará en el suelo y el niño se sentará sobre su pecho riendo y dirá, "¡Soy el vencedor!", y el padre se sentirá feliz. Sólo es para divertirse. Cuando te di¬viertes puedes ser derrotado y sentirte feliz. La diversión no es seria, no está relacionada con el ego. El ego siempre es serio.

Por esto recuerda, si estás serio, estarás siempre confuso, en una confusión interior.

Un filósofo alemán, Eugene Herrigel, fue al Japón a aprender meditación. Y en Japón usan todo tipo de pretextos para enseñar meditación. El tiro con arco es uno de ellos. Herrigel era un perfecto arquero, cien por cien exacto, nunca fallaba. Por esto acudió a un Maestro para aprender meditación por medio del tiro con arco, ya que era diestro en su manejo.

Pasaron tres años de estudio y Herrigel comenzó a pensar que era una pérdida de tiempo. El Maestro seguía insistiendo en que él no debía disparar, le dijo a Herrigel, "Deja que la flecha salga por sí misma. No deberías estar ahí con tu deseo, deja que la flecha parta por sí sola".

Era absurdo. Para un Occidental particularmente era un absoluto absurdo: ¿Qué quieres decir, dejar que la flecha se dispare por sí misma? ¿Cómo puede dispararse la flecha por sí misma? Tengo que hacer algo. Y continuaba disparando sin fallar el blanco.

Pero el Maestro le dijo, "El blanco no es en realidad el blanco. Tú eres el blanco. No estoy mirando si aciertas o no. Esto es una destreza mecánica. Te estoy mirando a ti para ver si estás o no estás. ¡Dispara por puro placer! Disfrútalo, no intentes demostrar que nunca fallas. No intentes confirmar el ego. El ego ya está aquí, tú estás aquí, no hay necesidad de demostrarlo. Relájate y permite que la flecha se dispare sola".

Herrigel no podía entenderlo. Probó y probó y dijo una y otra, vez, "Si mi puntería es perfecta, ¿por qué no me das el certificado?".

La mente Occidental siempre está interesada en el resultado final y la Oriental siempre lo está en el comienzo, no en el final. Para una mente oriental, el final no es útil; la importancia reside en el comienzo, en el arquero, no en el blanco. Por eso el Maestro dijo, "No".

Y entonces, totalmente abatido, Herrigel pidió permiso para partir. Dijo,

"Tendré pues que marcharme. Tres años es mucho tiempo y no he sacado ningún provecho. Sigues diciendo no... que todavía soy el mismo".

El día en que tenía que partir se acercó a despedirse del Maestro y le encontró enseñando a otros discípulos. Esa mañana Herrigel no estaba interesado, se iba, había abandonado todo el proyecto. De modo que se puso a esperar a que el Maestro acabase para poderle decir adiós y partir.

Sentado en el banco miró al Maestro por primera vez. Por primera vez en tres años miró al Maestro. En realidad él no estaba haciendo nada; era como si la flecha se disparara sola. El Maestro no estaba serio, se divertía, jugaba. No existía un alguien interesado en acertar al blanco.

El ego siempre está, orientado hacia un blanco. El placer no tiene un objetivo determinado, el placer existe ya desde el comienzo, cuando la flecha deja el arco. Si éste se dispara, es accidental; si da en el blanco, no tiene importancia; tanto si acierta como si yerra, qué más da. Pero cuando la flecha deja el arco, el arquero debería estar disfrutando, saboreándolo, sin estar serio. Cuando estás serio estás tenso, cuando no estás serio estás relajado; y cuando estás relajado, eres. Cuando estás tenso, el ego es; tú estás tapado.

Por primera vez Herrigel miró... porque ahora él no estaba interesado. Observó al Maestro y fue como si la flecha estuviese siendo disparada por ella misma. El Maestro le estaba dando energía tan sólo, no la estaba disparando. No estaba haciendo nada, no había esfuerzo. Herrigel observó y por primera vez comprendió. Como si estuviera hechizado se acercó al Maestro, tomó el arco en su mano y tensó la cuerda. El Maestro dijo, “Lo has logrado. Esto es lo que te he estado diciendo durante tres años". La flecha no había sido lanzada todavía y el Maestro dijo, "Se acabó. Alcanzaste el objetivo". En ese momento él disfrutaba no estaba serio, no estaba orientado hacia alguna meta.

sábado, 8 de diciembre de 2012

LA NECESIDAD DEL TIEMPO

¿Por qué es necesario el tiempo? ¿Acaso no puedes permanecer aquí y ahora sin el tiempo? ¿No es suficiente este momento, que lees estas notas, sin pasado, sin futuro; este momento intercalado, que es atómico, que es casi no existencial? Es tan pequeño que no puedes atraparlo. Si lo coges, ya ha pasado. Si piensas, estás en el futuro. Puedes permanecer en él, pero no puedes atraparlo. Cuando lo atrapas, se ha ido; cuando piensas en él, no está allí.

Cuando está ahí, sólo puede hacerse una cosa: vivirlo, eso es todo. Es tan pequeño que sólo puedes vivirlo, pero es tan vital que te da la vida.

Recuerda, es como el átomo, tan pequeño que no puede ser visto. Sólo puedes ver las consecuencias. Ellos lo han podido hacer explotar: Hiroshima y Nagasaki fueron las consecuencias. Hemos visto a Hiroshima ardiendo, más de cien mil personas muertas. Esta es la consecuencia. Pero nadie ha visto qué ocurrió con la explosión atómica. Nadie ha visto al átomo con sus propios ojos.

El tiempo es atómico, este momento es también atómico. Nadie lo puede ver, porque en el momento en que lo ves, se ha ido. En el tiempo que lleva verlo, se ha ido; el río ha fluido, la corriente se ha movido y nadie ha visto al tiempo. Sigues usando la palabra tiempo, pero si alguien insiste en tener una definición te sentirás perdido.

Alguien pidió a San Agustín, "Define a Dios. ¿Qué quieres decir con la palabra Dios?".

Y Agustín dijo, "Es como el tiempo. Puedo hablar de él, pero si quieres una definición no puedo dártela".

Y sigues preguntando a la gente, "¿Qué es el tiempo'!". Y ellos miran sus relojes y contestan, pero si realmente preguntas, "¿Qué es el tiempo?", si pides una definición, los relojes no sirven de nada.

¿Puedes definir el tiempo? Nadie lo ha visto, y no hay forma de verlo. Si buscas, se ha ido, si piensas, no está ahí. Cuando no piensas, cuando no buscas, cuando simplemente eres, está ahí. Lo vives. Y San Agustín está en lo cierto: Dios puede ser vivido, pero no visto. El tiempo puede ser vivido, pero no puede ser visto. El tiempo no es un problema filosófico, es existencia!. Dios tampoco es un problema filosófico, es existencia! Hay gente que lo ha vivido, pero si insistes en una definición, permanecerán callados, no pueden contestar. Y si puedes permanecer en este instante, las puertas de todos los misterios se abrirán.

Por eso arroja todo deseo, quita el polvo de tus ojos, ponte en paz interior, sin desear nada, ni incluso Dios.

No anheles; tan sólo sé. Ni incluso busques; sólo sé. No pienses. Deja que este momento permanezca ahí, y tú en él, y de repente lo tendrás todo, porque la vida está ahí. De repente todo empieza a descender sobre ti, y entonces este momento se vuelve eterno y ya no existe el tiempo. Es siempre el ahora. Nunca acaba, nunca empieza, pero entonces estás en él, no afuera. Has penetrado el todo, has reconocido quién eres.

No te das cuenta en modo alguno de que eres ya un vencedor, que la vida te ha sucedido. Eres ya un ganador y nada más es ya posible, todo lo que te podía suceder te ha sucedido. Eres ya un emperador, y no hay otro reino que obtener, pero no te has dado cuenta, desconoces la belleza de la vida que te ha acontecido. No conoces el silencio, la paz, la dicha que está ya presente.

Y debido a esto no te das cuenta del reino interior, siempre sientes que se necesita algo más, algún triunfo, para probar que no eres un mendigo.

Recuerda: Hay dos caminos, y trata de comprender que sólo hay dos caminos. Un camino es el de salir al exterior y demostrar que tú eres alguien; el otro es penetrar en tu interior y conocer que no eres nadie. Si te diriges al exterior nunca podrás demostrar que eres alguien. La necesidad permanecerá, más bien, se incrementará. Cuanto más intentes demostrar, más mendigo te sentirás. El demostrar a los demás que eres alguien no te hace ser alguien. En tu interior, el no ser permanece. Hiere al corazón, ahí tú sabes que tú no eres nadie.

Los imperios no ayudaron, porque los imperios no pueden penetrar en ti y llenar el hueco en tu interior. Nada puede penetrar. Lo exterior permanecerá exterior, lo interior permanecerá interior. No hay fusión. Puedes tener todas las riquezas del mundo, pero ¿cómo puedes metértelas dentro y llenar tu vacío? No, incluso con todas las riquezas te sentirás vacío, más vacío, porque el contraste estará ahí. Es por esto que un Buda deja su palacio: viendo la riqueza y sintiendo sin embargo el vacío interior, ve que todo es inútil.

El otro modo es ir hacia adentro, no intentar liberarse de este estado de no ser, sino comprenderlo. Ve hacia adentro y comprende que no eres nadie. El momento en que te das cuenta de que no eres nadie explotas en una nueva dimensión, porque cuando una persona comprende que no es nadie también comprende que él lo es todo.

No eres alguien en particular, porque lo eres todo. ¿Cómo puede el todo ser alguien? Alguien es siempre una parte. Dios no puede ser alguien porque lo es todo; no puede poseer nada porque lo es todo. Sólo un mendigo posee, porque las posesiones tienen limitaciones, no pueden ser ilimitadas. El ser alguien tiene unos límites, el ser alguien no puede darse sin límites, no puede ser infinito. El no ser nadie es infinito, como el serlo todo.

sábado, 1 de diciembre de 2012

EL ANSIA DE GANAR

Si tu mente está llena de sueños, no puedes discernir correctamente. Si tu corazón está lleno de deseos, no puedes sentir correctamente. Deseos, sueños y esperanzas. El futuro te altera y te divide. Pero todo lo que es, es en el presente. El deseo te conduce al futuro y la vida es aquí y ahora. La realidad es aquí.

Y ahora y el deseo te conduce al futuro. Por tanto, ya no estás aquí. Ves, pero aun así no ves; oyes, pero todavía no lo entiendes; sientes, pero el sentimiento es débil, no puede profundizar, no puede penetrar. Así es como la verdad se esfuma.

La gente sigue preguntando: ¿Dónde está lo divino, dónde está la verdad? No es cuestión de hallar lo divino o de encontrar la verdad. Siempre está aquí, nunca ha estado en otra parte, no puede estar. Está aquí donde tu estás, pero tú no estás aquí, tu mente está en algún otro lugar. Tus ojos están llenos de sueños, tu corazón está lleno de deseos. Te desplazas al futuro y ¿qué es el futuro sino una ilusión? O retrocedes al pasado, y el pasado ya está muerto. El pasado no existe más y el futuro tiene todavía que ser. Entre estos dos se halla el momento presente. Este momento es muy breve, es atómico, no puedes dividirlo, es indivisible. Este instante pasa en un abrir y cerrar de ojos. Si un deseo entra, te lo pierdes; si un sueño está ahí, te lo estás perdiendo.

Todo el arte de la religión consiste en no conducirte a ninguna parte sino traerte al aquí y ahora, devolviéndote al todo, de regreso a donde has pertenecido siempre. Pero la cabeza se ha ido lejos, muy lejos. Esta cabeza tiene que ser devuelta a su sitio. Por eso Dios no tiene que ser buscado en parte alguna. Porque lo buscas en todas partes, no lo encuentras. Ha estado aquí todo el tiempo esperándote.

Borracho de deseos, tambaleándote, llamas a tu propia puerta y preguntas dónde está tu casa. En realidad, preguntas quién eres. Esta es la casa y nunca la has dejado, es imposible dejarla. No es algo exterior de lo que te puedas alejar y abandonar; es tu interior, tu mismo ser.

Preguntar dónde está Dios es una estupidez, porque no puedes extraviar a Dios. Es tu interior, tu ser interno, tu mismísimo centro. Es tu existencia: respiras en él, vives en él y no puede ser de otra forma. Lo que ha ocurrido es que te has emborrachado tanto que eres incapaz de reconocer tu propia cara. Y a menos que regreses y te serenes seguirás buscando y buscando y seguirás errando.

¿Por qué estás tan borracho? ¿Qué es lo que te hace estar tan borracho? ¿Por qué están tus ojos tan soñolientos? ¿Por qué no estás alerta? ¿Cuál es la verdadera causa de todo ello? La raíz misma es que deseas.

Intenta comprender la naturaleza del deseo.

El desear es alcohólico, el deseo es la droga más fuerte que existe. El deseo es lo más perfecto en drogas.

¿Cuál es la naturaleza del deseo? Cuando deseas, ¿qué sucede? Al desear creas una ilusión en la mente; cuando deseas le has alejado del aquí. Ya no estás aquí, estás ausente, porque la muerte está creando un sueño. Esta ausencia es tu borrachera. ¡Está presente!

En este mismo momento las puertas del cielo están abiertas. No hay necesidad de llamar porque no hay un cielo exterior, tú estás ya dentro. Está tan sólo alerta y mira a tu alrededor sin que los ojos estén llenos de deseo y te brotará una risa auténtica. Te reirás de toda la broma, de lo que ha estado pasando.

Tú creas un espacio, y desear es la forma de crear el espacio. A mayor deseo, más espacio se crea. Un deseo puede ser satisfecho en un año, tienes pues un espacio de un año.

Puedes moverte en él y encontrarás muchos reptiles, muchos dragones. A este espacio creado por el deseo le llamas tiempo. Si no existe el deseo no hay necesidad de tiempo.

Un único momento es el que existe. Ni incluso dos momentos, porque el segundo es requerido solamente por el deseo, no es necesario para tu existencia. La existencia es colmada totalmente en un sólo instante.

Si crees que el tiempo es algo exterior a ti estás equivocado. El tiempo no es algo exterior a ti.

Si el hombre desaparece de la faz de la Tierra, ¿dónde estará el tiempo? Los árboles crecerán, los ríos fluirán, las nubes seguirán flotando en el cielo, pero yo te pregunto, ¿existirá el tiempo? No existirá. Existirán momentos, o mejor, existirá un momento y cuando un momento desaparece otro entra en existencia, y así sucesivamente. Pero no hay tiempo como tal. Sólo el momento atómico existe.

Los árboles no desean nada. No desean florecer, las flores brotan automáticamente. Es parte de la naturaleza del árbol el que lleguen las flores, pero el árbol no está soñando, el árbol no se está moviendo, no está pensando, no está deseando.

No habrá tiempo, sólo momentos eternos, si el hombre no está allí. Creas el tiempo al desear. Cuanto mayor es el deseo, tanto más tiempo se necesita.

sábado, 24 de noviembre de 2012

VER LA TOTALIDAD

Ningún sabio ha perdido nada por decir sí a los tontos. Ningún sabio ha perdido nunca nada por claudicar. El lo gana todo. No hay ego, así que no hay pérdida. La pérdida siempre es sentida por el ego: Yo estoy perdiendo. ¿Por qué sientes que estás perdiendo? Porque nunca querías perder. ¿Por qué te sientes fracasado? Porque siempre quisiste ser un triunfador. ¿Por qué te sientes un mendigo? Porque siempre deseaste ser un emperador.

Un sabio simplemente toma lo que le venga. Acepta el total. El sabe que: mendigo por la mañana, emperador por la tarde; emperador por la mañana, mendigo por la tarde. ¿Cuál es el orden mejor?

Si un sabio estuviese obligado a seleccionar elegiría ser un mendigo por la mañana y un emperador por la tarde. Un sabio nunca elige, pero si insistes, te dirá que es mejor ser mendigo por la mañana y emperador por la tarde. ¿Por qué? Porque ser primero emperador por la mañana y luego mendigo por la tarde es muy difícil. Pero esta es la elección.

Un sabio elegirá dolor al principio y placer al final, porque el dolor al principio te suministrará un fondo y contra él el placer será más placentero aún si cabe. Placer al comienzo te dará un trasfondo dulce y entonces el dolor será demasiado, insoportable.

Oriente, y Occidente han empleado sistemas diferentes. En Oriente, durante los primeros veinticinco años de su vida, cada niño tenía que pasar privaciones. Ese era el principio que se siguió durante miles de años hasta que Occidente empezó a dominar Oriente.

El niño debía de acudir a la casa de su maestro, en la jungla, tenía que pasar todas las penurias posibles. Como un mendigo tenía que dormir en una estera en el suelo, sin comodidades. Debía de comer como un mendigo, tenía que ir a la ciudad y pedir limosna para el maestro, cortar leña, llevar los animales al río para que bebieran, llevarlos al bosque para que se alimentaran.

Durante veinticinco años él llevaba la vida más austera posible, la más simple, tanto si nacía rey como si nacía mendigo; no había diferencia. Incluso el hijo del emperador debía seguir la misma rutina, no había distinciones. Y entonces cuando llegaba a conocer la vida mundana, la vida era dichosa.

Si el Este estaba tan satisfecho, éste era el truco, el sistema, porque cualquier cosa que te diera la vida era más que con lo que habías comenzado. El chico llegaba a vivir en una cabaña. Para él era un palacio comparado con el dormir en el suelo sin cobijo, acurrucado.

Tenía una cama ordinaria y era paradisíaco. La comida ordinaria, pan, mantequilla y sal eran un paraíso suficiente porque no había mantequilla en casa del maestro. El era feliz con cualquier cosa que le ofreciera la vida.

Ahora, el modelo occidental es el opuesto. Cuando eres estudiante se te da toda clase de confort. Hostales, hermosas universidades, bonitas habitaciones, aulas, profesores, todo está dispuesto para atender necesidades médicas, comida, higiene, todo está preparado.

Y después de veinticinco años con esto eres arrojado a la lucha de la vida. ¡Te has convertido en una planta de invernadero! No sabes lo que significa luchar. Te conviertes en un oficinista, un trabajador, un maestro de escuela primaria: la vida es un infierno. Entonces toda tu vida se transforma en un gruñir, toda tu vida será un quejarse y quejarse, todo está mal. Va a ser así.

Emperador por la mañana y mendigo por la tarde... la tarde será pues triste. La tarde debería de ser el punto álgido, no triste.

Por eso, cuando estás junto a un sabio déjalo a él organizarlo todo, no insistas en tu punto de vista. El elegir es, en primer lugar, erróneo, y, en segundo lugar, cualquier elección será errónea. La mente común sólo atiende a lo inmediato, a la felicidad instantánea, no está preocupada por lo que sucederá más tarde. No sabe, no tiene perspectiva del todo. Por eso, deja al sabio escoger.

Recuerda, los reyes solían ir a consultar a los sabios para tomar la decisión final en materias de importancia. Los sabios no eran reyes: era una nimiedad para ellos, eran mendigos, viviendo en sus cabañas en el bosque. Siempre que surgía algún problema el rey no convocaba a la gente para pedirle, "¿Qué se ha de hacer?". El corría al bosque a preguntar a los que habían renunciado a todo, porque ellos tenían una perspectiva del conjunto, sin ata¬duras, sin obsesiones, sin nada, de su propia elección. Ellos no eligen; ven el conjunto y deciden.

Ver el total quiere decir seguir dos caminos a la vez. Un arreglo es inmaterial. Los arreglos pueden ser hechos de acuerdo a condiciones objetivas. El sabio mira al total siempre. El sexo le da placer, pero él mira el dolor que surge de él. La riqueza te da placer, pero él mira la pesadilla que conlleva. El éxito te hace feliz, pero él conoce el abismo que sigue al pico, el fracaso que se convertirá en intenso e insuperable dolor.

sábado, 17 de noviembre de 2012

CÓMO TRABAJA LA MENTE

La mente simplemente sigue cambiando el orden de las cosas. Con una combinación te sientes satisfecho; con otra, descontento y el total permanece inalterado. Pero nunca atiendes al total. La mente no puede ver el total. Sólo la meditación puede ver el total. La mente atiende a la parte, es corta de vista, muy corta de vista. Es por eso que siempre que experimentas placer, inmediatamente te abandonas a él, nunca esperas a la tarde.

Siempre que hay placer hay dolor escondido en él. Esta ha sido tu experiencia pero nunca has sido consciente de ello. El dolor vendrá a la tarde, pero el placer está aquí, por la mañana.

Nunca miras en lo que está escondido, en lo que es invisible, en lo que está latente. Miras tan sólo a la superficie y te vuelves loco. Haces esto toda tu vida. La parte te posee. Mucha gente dice, "Al principio, cuando me casé con esta mujer, todo era bello, pero al cabo de unos pocos días todo se esfumó. Ahora se ha vuelto repugnante, ahora es una desgracia".

Se dice que aquellos que saben, no se casan nunca. Pero, ¿cómo puedes saber qué sucede en el matrimonio si no te casas? Sueles tomar en cuenta solamente una parte de la persona, y a veces, esa parte, si consideras el conjunto y reflexionas sobre él, resulta una estupidez.

El color de los ojos; ¡qué tontería! ¿Cómo puede tu vida depender del color de tus ojos o del color de los ojos de alguien? ¿Cómo puede ser tu vida hermosa debido únicamente al color de los ojos? Un poco de pigmento. Pero eres un romántico: ¡Oh, los ojos, el color de los ojos. Te vuelves loco y piensas, "Si no me caso con esta mujer, la vida no vale nada; ¡me suicidaré!".

Pero no ves lo que estás haciendo. Uno no puede vivir del color de los ojos o de otra característica particular para siempre. A los pocos días te habrás acostumbrado a esos ojos y te olvidarás de ellos. Entonces tendrás toda tu vida ante ti, toda ella. Y ahí comienza el sufrimiento. Antes de que acabe la luna de miel comienza el sufrimiento; la persona en su conjunto no fue tomada en cuenta; la mente no puede evaluar el conjunto. Atiende sólo a lo superficial, a la figura, la cara, el pelo, el color de los ojos, la forma de andar de la mujer, cómo se expresa, el tono de su voz. Esas son las partes, ¿pero dónde aparece la totalidad de la persona?

La mente no puede ver el conjunto. La mente considera las partes, y se queda colgada de ellas. Una vez está enganchada, el conjunto aparece; lo global no está muy lejos. Los ojos no existen como un fenómeno separado, son parte del todo de una persona. Si te quedas fascinado por los ojos, te quedas enganchado a toda la persona en su conjunto. Y cuando este conjunto aparece, todo se vuelve un problema.

Por eso, ¿quién es el responsable? Deberías de haber tenido en cuenta el conjunto. Pero si estás en la mañana, la mente sólo considera la mañana y se olvida totalmente de la tarde. Recuérdalo bien en cada mañana se esconde una tarde. La mañana se está convirtiendo constantemente en la tarde y no se puede hacer nada con ello, no puedes impedirlo.

Vuestras mentes, no pueden penetrar el todo. Esa es la pena. Siempre yerras, siempre yerras debido a las partes. Si puedes evaluar el conjunto y entonces actuar, tu vida nunca será un infierno. Y no te preocuparás entonces de los arreglos superficiales.

sábado, 10 de noviembre de 2012

VIVIR LA VIDA SIN ELEGIR

En la India la gente dice que la meditación es sólo para los viejos. Una vez que están al borde de la muerte, pueden meditar; no es para gente joven. Creen que la meditación es lo última de la lista y que se la puede practicar cuando hayas hecho todo lo demás. Pero recuerda que el momento en que lo hayas hecho ya todo, cuando seas demasiado viejo para cualquier cosa, cuando toda tu energía se haya malgastado, cuando sea el tiempo de meditar, este momento nunca llegará. Cuando eres incapaz de hacer nada, ¿cómo puedes meditar?

La meditación necesita energía, la más pura, la más vital: La meditación necesita un exceso de energía. Un niño puede meditar, pero ¿cómo puede meditar un viejo? Un niño fácilmente es meditativo, un anciano, no; se ha gastado. No hay movimiento de energía en él, su río no fluye ya, está congelado. Muchas partes de su vida están ya muertas.

Si eliges acudir al templo, sufres, te lamentas. Si vas a la oficina o al mercado, sufres, te lamentas.

Sucedió una vez que un monje murió. Era un monje muy famoso, conocido por todo el país. Mucha gente lo reverenciaba y creían que estaba iluminado. El mismo día murió una prostituta. Ella vivía enfrente del templo del monje. Era una prostituta muy famosa, tan famosa como el monje. Eran como dos extremos viviendo uno junto al otro y murieron en el mismo día.

El ángel de la muerte se presentó y se llevó al monje al cielo, otros ángeles de la muerte llegaron y llevaron la prostituta al infierno. Cuando los ángeles llegaron al cielo las puertas estaban cerradas y el responsable dijo, "Os habéis confundido. Este monje tiene que ir al infierno y la prostituta tiene que venir al cielo".

Los ángeles dijeron, ¿Qué dices? Este hombre es un famoso asceta, continuamente en meditación y oración. Por eso es por lo que no indagamos, simplemente fuimos y lo trajimos. Y la prostituta debe de estar ya en el infierno porque otro grupo de ángeles la llevó allí. Nunca pensamos en preguntar, parecía tan obvio".

El responsable dijo, "Os confundís porque habéis mirado sólo lo externo. Este hombre solía meditar para beneficiar a otros, pero para él siempre pensaba, "Estoy perdiéndome la vida. ¡Qué bella mujer es la prostituta, y está disponible! En cualquier momento en que cruce la calle, la tengo ahí. Lo que estoy haciendo es un sinsentido, rezando, sentado en la postura del buda y no obteniendo nada". Pero debido a su reputación no osaba hacerlo.

Mucha gente se hace virtuosa porque son cobardes como él.

El era virtuoso porque era un cobarde. No osaba cruzar la calle. ¡Conocía tanta gente! ¿Cómo podía ir a una prostituta? ¿Qué diría la gente?

Los cobardes siempre están temerosos de la opinión de los demás. Por eso él permaneció como un asceta, ayunando, pero su mente estaba siempre con la prostituta. Cuando allí se bailaba y cantaba, él escuchaba. Se sentaba ante la estatua de Buda, pero Buda no estaba allí. No estaba rindiéndole culto; debía soñar que estaba escuchando la música de la fiesta y en sus fantasías hacía el amor a la prostituta".

¿Y qué pasaba con la prostituta? Ella estaba siempre arrepintiéndose, arrepintiéndose y arrepintiéndose. Sabía que había desperdiciado su vida, que había perdido una oportunidad de oro. ¿Y para qué? Sólo por dinero, vendiendo su cuerpo y su alma. Solía siempre mirar al templo del monje, celosa de la vida silenciosa de allí. ¿Qué fenómeno meditativo estaría ocurriendo allí?

Anhelaba que Dios le diera una oportunidad para ir al templo. Pero pensaba, "Soy una prostituta, pecadora, y no debería de entrar al templo". Por eso solía caminar alrededor del templo, mirándolo desde la calle. ¡Qué belleza, qué silencio, qué bendición allí dentro! Y cuando habían cantos y bailes, ella solía gemir; llorar y se lamentaba, imaginándose lo que se estaba perdiendo.

Por eso el encargado dijo, "Traed la prostituta al cielo y llevad a este monje al infierno. Sus vidas externas eran distintas y sus vidas internas eran diferentes, pero como todo el mundo, se lamentaban".

Si tu vida externa es un infierno y te arrepientes de ella, irás al cielo, como la prostituta que deseaba constantemente el mundo de meditación y oración. Si tu vida externa es celestial y tu vida interior es un infierno, como el monje que deseaba a la prostituta, irás al infierno. Pero si no eliges, si no te lamentas, si permaneces sin elección, alcanzarás la verdadera libertad.

La consciencia en estado de no elección es absoluta libertad. El cielo es una esclavitud, el infierno es una esclavitud. El cielo puede ser una bella prisión, el infierno puede ser una prisión repugnante, pero ambas son prisiones. Ni los cristianos ni los musulmanes pueden captar este punto, porque para ellos el cielo es lo más elevado. Si les pides dónde está Jesús, su respuesta será equivocada. Dicen: En el cielo con Dios. Esto es absolutamente erróneo. Si Jesús está en el cielo, entonces no está iluminado. El cielo puede ser de oro, pero es aún una prisión. Puede ser bueno, puede ser placentero, pero sigue siendo todavía una elección, la elección frente al infierno. La virtud que ha sido elegida frente al pecado es una decisión de la mayoría, pero la minoría está esperando su oportunidad para decidir.

Jesús está en la absoluta libertad, esto es lo que yo digo. No está en el cielo, no está en el infierno. Es totalmente libre de cualquier prisión: bueno/malo, pecado/virtud, moralidad/inmoralidad. El no eligió. Vivió una vida sin elegir. Y esto es lo que te sigo diciendo: vive una vida permaneciendo sin elegir.

sábado, 3 de noviembre de 2012

LA MENTE UNIFICADA

Oí de un niño que regresó de la escuela desconcertado. Su madre le preguntó, "¿Por qué pones esa cara de puzzle?".

El niño le dijo, "Estoy atascado. Pienso que mi profesora se ha vuelto loca. Ayer me dijo que uno más cuatro son cinco y hoy me dice que tres más dos son cinco. Debe de haberse vuelto loca porque si uno más cuatro son cinco, ¿cómo pueden ser tres más dos cinco?".

El niño no podía comprender que el cinco puede surgir de muchas combinaciones; no hay sólo una combinación que resulte cinco. Puede que existan millones de combinaciones cuyo conjunto resulte cinco.

Ordenes como ordenes tu vida, el hombre meditativo siempre atenderá al total y el hombre mundano siempre atenderá a las partes. Esta es la diferencia. El mundano considerará lo que tiene cerca, y no verá a lo lejano escondido allí. Lo distante no está en realidad muy lejos, se transformará en lo cercano, sucederá pronto. La tarde está por llegar.

¿Puedes tener una perspectiva desde la cual la totalidad de la vida se pueda considerar? Se cree, y yo también lo creo, que si un hombre se está ahogando, en un segundo recuerda la totalidad de su vida, toda su vida. Te estás muriendo, ahogándote en un río, no te queda tiempo, y de repente en el ojo de tu mente toda tu vida es revelada desde el comienzo al final. Es como si toda la película pasase por la pantalla de tu mente. Pero, ¿de qué te sirve ahora que te estás muriendo?

Un hombre religioso considera el conjunto cada momento. Toda la vida está ahí, y actúa considerando esta perspectiva de la totalidad. Nunca se lamentará como tú haces siempre. Es inevitable que, hagas lo que hagas, te arrepientas.

Un día el rey fue a visitar un manicomio. El director del centro lo acompañó a todas las celdas. El rey estaba muy interesado en el fenómeno de la locura, lo estaba estudiando.

Todo el mundo debería sentirse interesado porque este es el problema de todos. Y no necesitas ir a un manicomio: ve a cualquier sitio y estudia las caras de la gente.

Un hombre estaba llorando y lamentándose, golpeándose la cabeza contra los barrotes. Su angustia era tan profunda, su sufrimiento era tan penetrante, que el rey pidió que le contaran la historia de cómo este hombre se había vuelto loco. El director le di¬jo, "Este hombre amaba una mujer y no pudo tenerla, así que enloqueció".

Pasaron entonces a otra celda. En ella se hallaba un hombre escupiendo el retrato de una mujer. El rey preguntó, "¿Y cuál es la historia de este hombre? Parece que también está relacionada con una mujer".

El director le dijo, "Se trata de la misma mujer. Este hombre se enamoró de ella, y la consiguió, por eso se volvió loco".

Si obtienes lo que deseas te vuelves loco; si no obtienes lo que deseas te vuelves loco. El total permanece el mismo. Hagas lo que hagas, lo lamentarás. Una parte no puede satisfacer nunca. El todo es tan grande y la parte tan pequeña que tú no puedes deducir al to¬do del fragmento. Y si dependes de la parte y dispones tu vida de acuerdo con ella, siempre errarás. Desperdiciarás toda tu vida.

Así qué ¿qué deberíamos hacer? ¿Qué nos dice Chuang Tse que hagamos? El quiere que no seamos fragmentarios, desea que seamos totales. Pero recuerda, sólo puedes ver el total cuando tú eres total, porque sólo lo similar puede ver lo similar. Si eres fragmentario, no puedes conocer el total. ¿Cómo puedes conocer el total si eres fragmentario? Si estás dividido en partes, el todo no se puede reflejar en ti. Cuando hablo de meditación hablo de una mente que no está dividida, en la cual las partes han desaparecido. La mente está sin dividir, es toda, es una.

Esta mente unificada contempla exhaustivamente hasta el ultimo rincón. Considera desde la muerte al nacimiento, desde el nacimiento a la muerte. Ambos polos están ante ella. Y desde esta visión, desde esta penetrante visión, nace la acción. Si me preguntas qué es el pecado, te diré: La acción que proviene de la mente fragmentada es pecado. Si me pides qué es virtud, te diré: la acción nacida de la mente total es virtud. Por eso es que el pecador siempre debe arrepentirse.

Recuerda tu propia vida, obsérvala. Hagas lo que hagas, escojas lo que escojas, esto o eso, todo va mal. Tanto si consigues la mujer como si la pierdes, enloqueces. Elijas lo que elijas, eliges sufrimiento. Por eso Krishnamurti constantemente insiste en el no elegir.

sábado, 27 de octubre de 2012

EL MONO INTERNO

Lo primero que ha de entenderse es que la mente humana es de la cualidad del mono. No fue Darwin el que descubrió que el hombre proviene del mono. Ha sido una observación inmemorial el que la mente del hombre se comporta según las pautas de la mente de los monos. En pocas ocasiones se da el que uno trasciende su condición de mono. Cuando la mente se queda quieta, cuando la mente se vuelve silenciosa, cuando realmente no existe la mente en absoluto, uno trasciende el modelo simiesco.

¿Has visto a un mono sentado en silencio y quieto? ¡Imposible! Los monos siempre están comiendo algo, haciendo algo, balanceándose, de cháchara. Y eso es lo que tú estás haciendo. El hombre ha inventado muchas cosas. Si no hay nada que hacer, mascará chicle; si no tiene nada que hacer, fumará. Esas son ocupaciones estúpidas, ocupaciones de un mono. Algo ha de hacerse continuamente para que te mantengas ocupado.

¿A qué se debe este comportamiento simiesco? A una cosa: la mente no está nunca quieta. Y a menos que estés quieto, no puedes ver la verdad. Estás oscilando, temblando tanto, que nada puede ser visto. La clara percepción es imposible. Mientras meditas, ¿qué haces? Estás colocando al mono en la posición de quietud, de ahí las dificultades de la meditación. Cuanto más intentas aquietar la mente, más se revoluciona, más se envuelve en la confusión, más inquieta se vuelve.

Estás inquieto y tu inquietud necesita estar ocupada de una forma u otra. Y es debido a esto que, se diga lo que se diga contra el fumar, no se puede dejar. Únicamente en un mundo meditativo podría dejarse de fumar, de otro modo, no. Incluso si hay peligro de muerte, de cáncer, de tuberculosis, no puede dejarse, porque no es cuestión sólo de fumar, es cuestión de cómo liberar la inquietud.

La gente que canta mantras pueden dejar de fumar porque han encontrado un sustituto. Puedes cantar Ram, Ram, Ram, y esto se convierte en una especie de fumar. Tus labios trabajan, tu boca se mueve, tu inquietud se está liberando.

Pero básicamente es lo mismo; tu mente no puede permanecer descansando. Tu mente ha de hacer algo, no sólo cuando estás despierto sino cuando estás dormido. Mira algún día cómo duerme tu esposa o tu marido; siéntate durante tres horas en silencio y observa el rostro. Verás al mono, no al hombre. Incluso durante el sueño, prosigue. La persona está ocupada. El sueño no puede ser profundo, no puede ser realmente relajante porque el trabajo continúa. El día prosigue, no hay discontinuidad; la mente sigue funcionando de la misma manera. Hay una constante charla interna, un monólogo interno, y no hay que asombrarse de que te aburras. Te aburres a ti mismo. Todo el mundo parece aburrido.

La gente en su mayoría simplemente vegeta. No necesitas mirar a las caras de los demás, mírate tan sólo al espejo y descubrirás lo que significa vegetar. Ni estar vivo ni muerto. La vida es tan hermosa, la muerte es tan hermosa, el vegetar es repugnante.

Pero, ¿por qué estás tan agobiado? El constante parloteo de la mente disipa energía. El constante parloteo de la mente es una constante fuga en tu ser. La energía se pierde. Nunca acumulas suficiente energía para sentirte vivo, joven, fresco, y si no te sientes joven, vivo y fresco tu muerte será también un asunto aburrido.

Uno que vive intensamente, muere intensamente, y cuando la muerte es intensa, tiene Una belleza propia. Uno que vive totalmente, muere totalmente, y siempre que interviene la totalidad de uno hay belleza. La muerte es desagradable, no debido a sí misma sino porque nunca has vivido como debieras.

Si nunca has estado vivo, no te has ganado una bella muerte. Tiene que merecerse. Uno tiene que vivir de tal manera, tan plena y totalmente, que uno pueda morir totalmente, sin dividir. Vives parcialmente, por eso mueres parcialmente. Una parte muere, luego otra, luego otra y así tardas muchos años en morir. Todo el proceso se vuelve repugnante. La muerte sería bella si la gente estuviera viva. El mono que llevas dentro no te permite estar vivo, y este mono interno tampoco te permitirá morir de forma bella. Este constante parloteo debe ser detenido.

Continuamente estás haciendo combinaciones: haz esto, no hagas eso; construye esta casa, destruye esa otra; cambia de este a ese negocio porque en ese obtendrás más provecho; cambia esta esposa, este marido. ¿Qué es lo que estás haciendo? Sólo cambiando el orden establecido.

¡Qué ocurre' La vida no es imparcial, la vida no es parcial, la vida es totalmente indiferente a tus arreglos, no se preocupa de los arreglos que hagas. La vida es un regalo. Si cambias el orden, el conjunto no varía.

sábado, 20 de octubre de 2012

LA NECESIDAD DE DEMOSTRAR

Se necesita demostrar algo porque el amor no está presente. Y cuanto menos está, más necesitas demostrar. Cuando está ahí, tú no demuestras nada. Cuando un esposo llega a casa con un regalo para su esposa ella sabe que hay algo de extraño en ello. Debe de haberse pasado de la raya en algo, quizá debió haberse visto con otra mujer. Este regalo es la explicación, es un sustituto; el amor en sí es un regalo tan grande que no se necesita de regalo alguno. No es que el amor no te brinde presentes, sino que el amor en sí mismo es el mayor presente. ¿Qué más puedes pedir? ¿Qué otra cosa puedes ofrecer?

Pero cuando el marido siente que algo va mal, tiene que arreglarlo. Todo tiene que restablecerse, equilibrarse. Y ese es el problema. Las mujeres son tan intuitivas que saben inmediatamente; tu regalo no puede engañarlas. Es imposible, porque las mujeres viven todavía con su intuición, con su mente ilógica. Inmediatamente saltan y sabrán al instante que algo va mal, porque si no ¿a qué viene ese regalo?

Siempre que demuestras algo, demuestras tu pobreza interior. Si tu meditación se vuelve una demostración, tú no eres meditativo, porque dondequiera que lo real existe, es tal la luz que produce que no necesita de demostración alguna. Cuando tu casa está iluminada, cuando tiene luz, no necesitas ir a los vecinos y decirles, "Mirad, nuestra casa tiene una lámpara". Es obvio. Pero cuando tu casa está en la oscuridad intentas convencer a tus vecinos de que allí hay luz. Convenciéndoles, te convences a ti mismo. Esa es la razón por la que necesitas demostrarlo. Si el otro se convence, su convicción te ayudará a convencerte a ti mismo.

Cuando puedes convencer a otros de tu amor, tú mismo te convences. Pero si eres amor, no hay necesidad de ello, ¡lo sabes!

Cuando eres sabio, no hay necesidad de demostrarlo. Cuando sólo posees conocimiento, lo demuestras, convences a los demás, y cuando han sido convencidos, tú también te has convencido de que eres un hombre de conocimiento. Cuando eres sabio, no hay necesidad de ello. Incluso si nadie se lo cree, tú estás seguro de que tú sola presencia es prueba suficiente.

sábado, 13 de octubre de 2012

LA HONRADEZ

Todo lo que se hace, se hace surgiendo del amor. No eres honrado porque rinda el ser honrado, tú eres honrado porque la honradez es maravillosa.

Los hombres de negocios son honestos si la honradez les rinde provecho. Dicen: "La honradez es la mejor inversión". ¿Cómo puede uno destruir una cosa maravillosa como la honradez para convertirla en la mejor inversión? La inversión es política, la honradez es religión.

Un anciano estaba en su lecho de muerte. Llamó a su hijo y le dijo, "Ahora que me estoy muriendo, debo de contarte el secreto. Recuerda siempre dos cosas. Así es cómo yo triunfé. Primero, siempre que prometas algo, cúmplelo. Te cueste lo que te cueste, sé honesto y cúmplelo. Esta ha sido siempre mi base y es por esto por lo que triunfé. Y la segunda cosa es que nunca hagas promesas".

Para un negociante incluso la religión es una inversión, para un político incluso la religión es una inversión; todo es una inversión. Incluso el amor es una política. Los reyes, las reinas, nunca se casan con gente común. ¿Por qué? Es parte del negocio. Los reyes se casan con otras princesas, con reinas. Y la preocupación estriba en determinar cuál será la relación más ventajosa para el reino. Dos reinos establecerán relaciones de modo que se conviertan en amigos y no en contrincantes. Por eso, ¿con quién se debería de casar uno?

En la India, en los tiempos remotos, un rey podía desposar muchas mujeres, cientos, incluso miles. Era parte del juego político: se casaría con la hija de cualquiera que tuviera poder de modo que pudiera establecer una red de relaciones de poder. De esa forma la persona con cuya hija te casaras se convertiría en tu amigo, te ayudaría.

En los tiempos de Buda, la India tenía dos mil reinos, así que el mejor rey era el que poseyera dos mil esposas, una por cada reino. Así podría vivir en paz porque no tendría enemigos. Todo el país se convertiría en una familia. Pero, ¿cómo puede existir el amor con esa preocupación? El amor nunca entiende de consecuencias, nunca anhela resultados. Es suficiente en sí mismo.

Un sabio vive momento a momento, sin planear nunca. Sólo el ignorante planea, y cuando los ignorantes planean ¿qué pueden planear? Planean desde su ignorancia. Si no hubieran planeado hubiera sido mejor porque de la ignorancia sólo brota la ignorancia; de la confusión, sólo más confusión nace. Su vida es libre como una nube flotando en el cielo, sin meta, sin dirección. No tiene mapa alguno para el futuro, vive sin mapas, se mueve sin mapas; porque lo auténtico no es la meta, es la belleza del moverse. Lo auténtico no es el llegar, lo auténtico es el viaje en sí. Recuerda, lo auténtico es el viaje, el mismo viajar. Es tan bello, ¿por qué preocuparse de la meta? Y si estás demasiado obsesionado con la meta, te perderás el viaje, y el viaje en sí es vida, la meta sólo puede ser muerte.

El viaje es vida y es un viaje sin fin, te has estado moviendo desde el mismo comienzo, si es que hubo principio. Los que saben dicen que no hubo principio, por eso desde ese "no-principio" has estado en marcha, hasta el "no-fin" estarás en marcha, y si estás orientado hacia la meta, lo perderás. Lo total es el viaje, el camino, el camino eterno, sin comienzo y sin final. En realidad no hay meta; la meta ha sido creada por la mente astuta. ¿Hacia dónde se está moviendo toda la existencia? ¿Hacia dónde? No va a ninguna parte. Simplemente va, y el ir es tan hermoso, por eso es que la existencia no es algo pesado. No hay meta, no hay plan, ni propósito. No es un negocio, es un juego, es lila. El mismo moverse es la meta.

sábado, 6 de octubre de 2012

LA SINCERIDAD PERFECTA

Todas las garantías se ofrecen debido a la falta de sinceridad. Garantizas, prometes, dices: Esta es la garantía, haré esto.

Mientras ofreces la garantía, a cada instante la falta de sinceridad está presente.

La sinceridad perfecta no ofrece garantías porque la sinceridad perfecta es muy consciente, es consciente de muchas cosas. En primer lugar, el futuro es desconocido. ¿Cómo puedes garantizar algo? La vida cambia a cada momento, ¿cómo puedes pues prometer? Toda garantía, todo prometer puede referirse sólo a este mismo instante, no al siguiente. Para el próximo instante no puede decirse nada. Tienes que esperar.

Si por ejemplo, eres realmente sincero y amas a una mujer, no le puedes decir, "Te querré toda mi vida". Si lo dices, eres un mentiroso. Esta garantía es falsa. Pero si amas, este momento es suficiente. La mujer no te pedirá que sea para toda la vida. Este momento, si el amor está presente, es tan pleno que un instante es suficiente para muchas vidas. Un solo instante de amor es la eternidad; ella no pedirá más. Pero ahora ella pide porque no hay amor. Por eso pregunta, "¿Qué garantía tengo? ¿Me amarás siempre?".

En este instante no hay amor y ella pide una garantía. En este instante no hay amor y tú lo garantizas para el futuro, porque sólo con una garantía puedes engañar en este instante. Puedes crear un bello cuadro del futuro en el que esconder el feo cuadro del presente. Dices, "Sí, te amaré siempre y para siempre. Ni la muerte nos separará". ¡Qué tontería! ¡Qué falta de sinceridad! ¿Cómo puedes decir esto?

Puedes decir esto y hacerlo tan fácilmente porque no eres consciente de lo que estás diciendo. El próximo momento es desconocido; ¿a dónde nos conducirá?, nadie lo sabe, ¿qué sucederá?, nadie lo sabe, nadie puede saberlo.

El no saber forma parte del juego futuro. ¿Cómo puedes garantizar algo? A lo sumo puedes decir, "Te amo en este instante, y en este instante siento que es un sentimiento de este instante que ni la muerte puede separamos. Pero es un sentimiento de este instante.

No es una garantía. En este momento siento que te puedo decir que siempre te querré, pero es un sentir de este momento, no es una garantía. Lo que pueda suceder en el futuro, no lo conoce nadie. No sabemos ni del momento presente, de modo qué ¿cómo vamos a saber de otros momentos? Tendremos que esperar. Tendremos que confiar en que suceda, en que te ame siempre y para siempre, pero esto no equivale a una garantía".

La sinceridad perfecta no ofrece garantía alguna. La perfecta sinceridad es tan sincera que no puede prometer: da lo que tenga que dar aquí y ahora. La sinceridad perfecta vive en el presente, no tiene idea del futuro.

La mente se mueve en el futuro, el ser vive aquí y ahora. Y la perfecta sinceridad pertenece al ser, no a la mente. El amor, la verdad, la meditación, la sinceridad, la simplicidad, la inocencia, todo ello pertenece al ser. Lo opuesto pertenece a la mente y para ocultar lo opuesto, la mente crea monedas falsas: falsa sinceridad, la cual, garantiza, promete; falso amor, que es tan sólo otro nombre para el deber; falsa belleza, que es una fachada para la fealdad interior. La mente crea falsas monedas, y nadie es engañado, recuérdalo, excepto tú mismo.

sábado, 29 de septiembre de 2012

LA VIDA COMO UNIDAD ORGÁNICA

Una mente que está totalmente alerta sabe que la consciencia es una, la vida es una, el ser es uno, la existencia es una, no está fragmentada. El árbol floreciendo soy yo en otra forma distinta, la roca en el camino soy yo en una forma diferente. Toda la existencia se vuelve una unidad orgánica; orgánica, la vida fluye a su través, no mecánica. Una unidad mecánica es una cosa distinta; está muerta.

Un coche es una unidad mecánica, no tiene vida, por eso puedes sustituir una parte por otra. Todas las partes son reemplazables, pero ¿cómo se puede sustituir un hombre? Imposible. Cuando un hombre muere, un fenómeno único desaparece; desaparece totalmente y no puedes sustituirlo. Cuándo tu mujer o tu marido mueren, ¿cómo puedes reemplazarlos? Puede que te cases de nuevo, pero será otra esposa, no el equivalente. Y la sombra de la primera siempre estará ahí; la primera no puede olvidarse, siempre estará ahí. Puede convertirse en una sombra, pero incluso las sombras del amor tienen mucha presencia.

No puedes reemplazar a una persona, no hay modo. Si fuera una unidad mecánica, las esposas serían piezas sustituibles; podrías tener esposas de repuesto. ¡Podrías guardarlas en tu trastero, y cuando tu esposa muriera, la reemplazarías!

Esto es lo que está ocurriendo en Occidente. Han empezado a pensar en términos de mecanismos. Por eso dicen ahora que no hay nada que sea un problema. Si una esposa muere, tomas otra; si un marido deja de existir, tomas otro... Por eso el matrimonio en occidente es una unidad mecánica, por lo que el divorcio es posible. Oriente niega el divorcio porque el matrimonio es una unidad de tipo orgánico. ¿Cómo puedes sustituir a una persona viva? Nunca volverá a existir de nuevo, esa persona desaparece simplemente en el misterio final.

La vida es una unidad orgánica. No puedes sustituir una planta porque cada planta es única, no puedes encontrar otra, la misma no puede encontrarse. La vida tiene una cualidad de insustituibilidad. Incluso una pequeña roca es única. Puedes recorrer el mundo buscando otra igual y no la encontrarás. ¿Cómo puedes reemplazarla? Esta es la diferencia entre unidad orgánica y unidad mecánica. La unidad mecánica depende de las partes; las partes son sustituibles, no son únicas. La unidad orgánica depende de la totalidad, no de las partes. Las partes son en verdad tales, no están separadas del todo. Son únicas, no pueden ser sustituidas.

Cuando te vuelves consciente de la llama interior de tu ser interior, te das cuenta repentinamente de que no eres una isla, eres un vasto continente, un continente infinito. No hay fronteras que te separen de él. Todas las fronteras son falsas, artificios. Todos los límites son mentales, en la existencia no hay límites.

sábado, 22 de septiembre de 2012

LA CORTESÍA

“La mayor cortesía está libre de toda formalidad”
¿Has observado a la gente "educada"? No encontrarás, por lo general, gente más egoísta que ellos. Observa a una persona "educada". El modo en que habla, en que mira, el modo en que camina o cómo está de pie; se las arregla para que todo aparente ser "educado", pero en el interior el ego está manipulando.

Observa a la gente llamada humilde. Dicen que son don nadies, pero cuando lo dicen, mira en sus ojos al ego afirmándose. Es un ego muy astuto, porque si dices, "Soy alguien", todo el mundo estará en tu contra y todos intentarán ponerte en tu lugar. Si dices, "Soy un don nadie", todos se ponen de tu parte, nadie está contra ti.

La gente "educada", por lo general, es muy astuta, lista. Saben qué decir, qué hacer, de forma que puedan explotarte. Si dicen, "Soy alguien importante", todo el mundo estará en su contra. El conflicto surge porque todo el mundo piensa que él es un egoísta. De esta forma será difícil explotar a la gente porque todo el mundo estará en guardia. Si dices, "Soy un don nadie, sólo soy polvo a tus pies", se te abrirán las puertas y podrás explotarlos. Toda etiqueta, cultura, es un tipo de astucia sofisticada, y tú la estás utilizando.

Ocurrió una vez que Confucio fue a ver a Lao Tse, el Maestro de Chuang Tse. Y Confucio era la imagen de la cortesía convencional. Era el mayor manerista del mundo, el mundo no ha conocido nunca a un hombre tan centrado en los modales. El era simplemente modales, formalidad, cultura y etiqueta. Fue a ver a Lao Tse, su extremo opuesto.

Confucio era muy viejo, Lao Tse no lo era tanto. Lo correcto era que cuando Confucio entrara, Lao Tse debiera de levantarse para recibirlo. Pero permaneció sentado. Era imposible para Confucio suponer que un Maestro tan importante, conocido por todo el país por su humildad, fuera tan incorrecto. Tenía que decírselo.

Inmediatamente le dijo, "No es lo correcto. Soy mayor que tú". Lao Tse se rió en voz alta y dijo, "Nadie es más viejo que yo. Existía antes de que todo existiera. Confucio, somos de la misma edad, todo es de la misma edad. Desde la eternidad hemos venido a la existencia, por tanto no arrastres esa carga del ser viejo, siéntate".

Confucio había acudido a plantear algunas preguntas. Le dijo, "¿Cómo debería de comportarse un hombre religioso?"

Lao Tse le dijo, "Cuando el cómo aparece, no hay religión. Cómo no es una pregunta para un hombre religioso. El cómo muestra que no eres religioso, pero que deseas comportarte como un hombre religioso, por eso pides el por qué".

"¿Acaso pide un amante cómo debería amar? ¡El ama! En realidad, es después cuando uno se da cuenta de que se ha enamorado. Puede que sólo cuando el amor se haya ido sea consciente de que estaba enamorado. El simplemente ama. Sucede. Es un suceder, no un hacer".

Preguntara lo que preguntara Confucio, Lao Tse siempre respondía de forma que Confucio se sentía muy perturbado: "¡Este hombre es peligroso!".

Cuando volvió, sus discípulos le preguntaron, "¿Qué ha pasado, qué clase de hombre es ese Lao Tse?".

Confucio dijo, "No os acerquéis a él. Puede que hayáis visto serpientes peligrosas, pero nada comparado con ese hombre. Podéis haber oído de feroces leones, pero no son nada al lado de ese hombre. Ese hombre es como un dragón que camina por la tierra, que puede nadar por el mar, y puede volar a los mismos confines del cielo; muy peligroso. No es para nosotros hombrecillos; somos demasiado poco. El es peligroso, vasto como un abismo. No os acerquéis a él, pues os podéis marear y caer. Incluso yo me sentí mareado. Y no puedo comprender lo que dijo, él está más allá de toda comprensión".

Lao Tse está más allá de toda comprensión si intentas comprenderlo a través de lo formal, de otro modo él es simple. Pero para Confucio es complicado, es así imposible de entender, porque él entiende mediante sistemas, y Lao Tse no tiene ni métodos y carece de formalismos. Sin nombre, sin formalismo, vive en lo infinito.

Lao Tse estaba en lo correcto. El le estaba diciendo: "Somos de la misma edad. En realidad somos lo mismo. La misma vida que fluye en ti, fluye en mí. Ni eres superior a mí, ni yo soy superior a ti. No es cuestión de superioridad ni de inferioridad, y no es cuestión de senectud o juventud. No hay cuestión, somos uno".

Si Confucio hubiera mirado a los ojos de Lao Tse hubiera visto que esos ojos eran divinos. Pero un hombre cuyos ojos están llenos de leyes, reglas, normas, formalismos, está casi ciego, no puede ver.

sábado, 15 de septiembre de 2012

LA AUTENTICIDAD Y LA CONSCIENCIA


“La mayor cortesía está libre de toda formalidad.
La conducta perfecta está libre de preocupación.
La sabiduría perfecta no se planea.
El amor perfecto existe sin demostraciones.
La sinceridad perfecta no ofrece garantía”

Todas estas perfecciones requieren de algo, y eso es la consciencia espontánea; si no siempre tendrás monedas falsas, llevarás caras falsas. Puedes ser sincero, pero si tienes que hacer algún esfuerzo, esta sinceridad es sólo superficial.

Puedes ser amoroso, pero si tu amor requiere esfuerzo, si tu amor es del que Dale Carnegie habla en "Cómo encontrar amigos e influenciar a la gente", si este tipo de amor está ahí, no puede ser real. Lo has estado manipulando. En este caso hasta la amistad es un negocio.

Cuidado con los Dale Carnegies o similares; son gente peligrosa, destruyen todo lo que es real y auténtico. Te enseñan cómo ganar amigos, te muestran trucos, técnicas, te hacen eficiente, te dan el sistema.

Pero el amor no tiene sistemas, no puede. El amor no necesita de entrenamientos, y la amistad no es algo que se tenga que aprender. Una amistad por conveniencia no es una amistad, es tan sólo una explotación. Estás explotando al otro para engañarle. No eres auténtico, es una relación de negocios.

Pero en América todo se ha convertido en negocio; tanto la amistad como el amor. Los libros de Dale Carnegie se han vendido millones de ejemplares, cientos de ediciones, y son superados en popularidad sólo por la Biblia.

Ahora nadie sabe cómo hacer una amistad, se le tiene que enseñar. Antes o después surgirán colegios para aprender a amar, cursos de entrenamiento, incluso por correo, lecciones que puedas aprender y aplicar. Y el problema es que si tienes éxito entonces estás perdido para siempre, porque lo real nunca te sucederá, la puerta está completamente cerrada. Una vez que te vuelves eficiente en ciertas cosas, la mente se resiste. La mente dice: Este es el atajo y lo conozco, ¿por qué escoger otro camino?

La mente busca siempre la línea de menor resistencia. Por eso es que la gente inteligente nunca puede amar. Son tan inteligentes que empiezan a manipular. No dirán lo que sienten en su corazón, dirán lo que saben que agradará. Miran al otro y ven lo que quieren ver. No expresarán su corazón, tan sólo crearán una situación en la que el otro pueda ser engañado.

Los maridos engañando a las esposas, las esposas engañando a los maridos, los amigos engañando a los amigos... Todo el mundo se ha convertido en una multitud de enemigos. Sólo hay dos tipos de enemigos: aquellos a los que no has podido engañar y aquellos a los que sí has podido. Es la única diferencia. ¿Cómo puede darse entonces el éxtasis en tu vida?

Así que esto no es un proceso de aprendizaje. La autenticidad no puede surgir a través de la enseñanza; la autenticidad se da a través de la consciencia, si estás despierto, si vives de un modo consciente.

Mira la diferencia: vivir conscientemente significa vivir abierto, sin esconderse, sin jugar al gato y al ratón. Estar alerta significa ser vulnerable, y sea lo que sea que suceda, que suceda. Lo aceptas, pero nunca te comprometes, nunca compras algo olvidándote de tu consciencia. Incluso si ello significa el quedarte totalmente solo, aceptarás el estar solo, pero estarás conscientemente alerta, despierto. Únicamente con esta vigilancia empieza la verdadera religión a suceder.

Estés donde estés, recuérdate, recuerda qué eres; esta consciencia de que eres debería de ser una continuidad. No es que debas de acordarte de tu nombre, tu clase, tu nacionalidad, eso son cosas banales, totalmente inútiles, tan sólo recuerda esto: Yo soy. Esto no lo debes olvidar. Es lo que los hindúes llaman autorecuerdo, lo que Buda llamó correcta atención, lo que Gurdjieff denominaba recordarse a sí mismo, lo que Krishnamurti denominaba consciencia.

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