sábado, 25 de noviembre de 2017

LA MENTE FEMENINA


Este, por lo general, es el estilo de la mujer: Espera algo, atrae algo, invita algo; y cuando ese algo llega, le da miedo y escapa. Es el estilo de todas las mujeres. Y a menos que lo entiendas y te deshagas de ello, sufrirás toda tu vida.

Primero atraes, y cuando la cosa que has invitado se te acerca, tienes miedo y escapas. El juego del escondite sigue. Esta ha sido mi observación: que la mente femenina pide algo, pero cuando esto llega, nunca está ahí para recibirlo. La mente femenina se convierte entonces en una espera larga y sin fin. En cada instante, la satisfacción fue posible; pero siempre que ésta se acerca, la mujer tiene miedo.

La mujer pide amor y también tiene miedo del amor, pues cuando éste llega, trae la muerte consigo. El amor tiene que traer la muerte, porque sólo entonces puedes renacer. No hay otra manera.

No hay otro secreto en ello: es sólo la mujer. Y cuando digo "la mujer” no debes mal interpretarme. Muchos hombres se conducen como una mujer.

En el amor, todo el mundo se conduce como una mujer, le gustaría saltar a lo desconocido, pero no quieres renunciar a lo conocido. Te quieres mover en dos botes al mismo tiempo, y éstos se están moviendo en diferentes dimensiones, diametralmente opuestas. Quieres ser tú mismo y al mismo tiempo te gustaría tener una nueva vida. Pides lo imposible. Quieres aferrarte a lo que sea que tienes y también te gustaría crecer y el mismo aferrarte te está impidiendo crecer. No es posible tener las dos cosas al mismo tiempo.

A la gente le gusta la libertad, pero también tienen miedo. Cuando no tienen libertad piensan en ella, sueñan con ella, fantasean; pero cuando la libertad llega tienen miedo, porque la libertad trae consigo muchas más cosas de lo que imaginaron. La libertad trae inseguridad. La libertad trae aventura, pero también inseguridad. La libertad trae un ciclo más grande, te da alas, pero un cielo más grande también puede ser peligroso. La libertad es muy peligrosa. Vivir en libertad es vivir peligrosamente,

¿Has observado tu mente? Dices si / no al mismo tiempo. Quizás dices uno de los dos con más fuerza y el otro con menos énfasis; quizás eres muy astuto y no escuchas a uno cuando dices el otro, pero obsérvalo con más detenimiento. Cuando dices sí, a su lado se pasea el no. Te encuentras entonces en constante conflicto.

Recuerda siempre encontrar pequeñas causas por las cosas que te suceden y pasan a tu alrededor. A veces empiezas a pedir profundas y grandes razones que no existen, particularmente en Occidente, debido a los doscientos años de sicología y al entrenamiento en sicología y psiquiatría. El conocimiento de la sicología ha llegado a formar parte del conocimiento común: todo el mundo sabe de ello, acerca de pequeñas cosas sin importancia, simples hechos. La gente sigue escarbando profundo, sigue sacando cosas que no están en absoluto conectadas.

Esta mañana, precisamente, estaba leyendo una anécdota. Un sicoanalista y un amigo estaban parados al lado de una ventana, mirando el cielo y discutiendo algo. El sicoanalista dijo: " ¡Extraordinario! ¡Mira!". Se estaba haciendo un trabajo. Un edificio iba a ser demolido y algunos obreros estaban trabajando con carretillas. Dijo: "Mira, doce personas están trabajando con carretillas, once las empujan frente a ellos y uno está tirando de ella. Once empujando y uno tirando, tiene que haber una explicación a esto. Ese hombre debe tener una profunda inhibición. O bien, algo pasó en su infancia con sus padres, algo que guarda relación con su niñez. Debe haber algún problema profundamente enraizado en el asunto. Debemos ir a preguntar". Así que bajaron.

Detuvieron al obrero que estaba tirando la carretilla detrás de él, y el sicoanalista preguntó: "Por favor, ayúdenos a descubrir algo que usted tiene profundamente enraizado en su interior. Once personas están empujando sus carretillas frente a ellos; sólo usted tira de ella. Esto debe tener alguna explicación. Algo tremendamente traumático debe haber sucedido en su niñez, una profunda represión, obsesión, compulsión, algún complejo. Por favor, díganos algo acerca de ello. ¿Qué es lo. que siente?". El trabajador les miró y dijo: "¡Caramba! Sólo odio la vista de esa cosa, eso es todo. Por eso la llevo detrás de mi`. ¡Sólo odia la vista de esa cosa!

El hombre tiene que trascender su masculinidad y la mujer debe trascender su femineidad. Y cuando no seas ni hombre ni mujer, te será posible permitir el alcance del centro más profundo de tu ser. Entonces te será posible abrir tus puertas...

sábado, 18 de noviembre de 2017

EL ESPÌRITU SANTO


“Yo os bautizo con agua para moveros al arrepentimiento;
màs el que viene tras de mí es más grande que yo,
y no soy digno de llevar sus sandalias:
él os bautizará con Espíritu Santo y con fuego.”

El Espíritu Santo es sólo un símbolo del equilibrio. En el Cristianismo, el concepto de la tríada corresponde a la Trinidad. Dios, el padre; Cristo, el hijo, pero éstos son dos polos, padre e hijo. Algo tiene que equilibrar a los dos: el Espíritu Santo. Ni es hijo ni es padre, sólo puro espíritu entre los dos, es el equilibrio. Entre el fuego y el agua, ocurre el Espíritu Santo.

Estos son términos simbólicos; el Espíritu Santo no es un ser que se halle en algún sitio. El Espíritu Santo es la música, la armonía, entre los dos. El Espíritu Santo es el río entre dos orillas, Si lo buscas, no le encontrarás. El Espíritu Santo aparece cuando una dualidad desaparece en tu interior. La dualidad amor/ odio se extingue en tu interior, un equilibrio repentino. No puedes decir si es amor, no puedes decir si es odio, no es ninguno de los dos. Es algo totalmente desconocido, nunca lo has conocido antes ... el Espíritu Santo ha sucedido.

“Y en aquellos días llegó Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan, para ser por él bautizado.”

Este debió ser uno de los momentos más excepcionales en la historia de la consciencia humana, el Maestro iba a ser iniciado por el discípulo.

“Màs Juan se resistió a ello, diciendo: Yo debo ser por ti bautizado, ¿y tú vienes a mí?”

Unas pocas cosas antes de que podamos entender esto.

Hasta el momento, Jesús había vivido una vida muy corriente. Èl era sólo el hijo de José el carpintero, ayudaba a su padre en el taller, hacía las cosas corrientes que fuera necesario hacer. Nadie sabía nada de él, ni siquiera su familia se daba cuenta de lo que él era. Un velo le cubría, una nube que debía ser disipada.

Estaba esperando el momento adecuado. Cuando el trabajo de Juan estuvo listo, cuando el terreno estuvo preparado, pudo acercarse a él. Entonces rompería el velo, y la nube desaparecería. Necesitaba entablar una relación con Juan, porque ésta era la única manera de conectarse con los discípulos de Juan; de otra manera., no habría vínculo.

De inmediato, Juan se dio cuenta de la situación: "Este es el hombre que he estado esperando, éste es el hombre para quien he estado trabajando. Èl ha llegado".

“¿Y tú has venido a ser bautizado por mi", parece absurdo. Jesús está en un plano más elevado, el plano del fuego; Juan está en un plano inferior, el plano del agua. Juan aún no es un alma totalmente realizada. Ha obtenido su primer satori, de otra manera, no hubiera sido capaz de trabajar para Jesús; ha tenido su primer vislumbre, de otra manera, no le hubiera sido posible reconocer a Jesús, pero no ha obtenido la iluminación total, aún no es un Cristo.

Yo debo ser por ti bautizado, ¿ y tú vienes a mí? No, se resistió; no me pidas esto.

A lo cual respondió Jesús, diciendo: “Déjame hacer ahora, pues es así como conviene que nosotros cumplamos toda justicia. Entonces, Juan condescendió con él.”

Jesús dijo : "Deja que sea así, porque está escrito en las escrituras que sea de esta forma". Jesús vivió como judío y murió como judío, nunca fue un cristiano, y se esforzó mucho por integrarse al medio judío. Lo intentó de varias maneras:

En las viejas escrituras estaba escrito que el Mesías que viniera sería bautizado por un hombre llamado Juan, quien estaría bautizando a la gente cerca del Río Jordán. Esta profecía había sido sostenida durante mucho tiempo. Jesús dijo: "Deja que sea así, tal como está escrito en las escrituras". Se esforzó mucho por volverse parte de la tradición, de modo que la revolución interior que intentaban impulsar no se perdiera en el desierto de la política.

Sin embargo, a pesar de eso sucedió así; aún así se perdió en el desierto de la política, porque impulsar esa revolución interior casi equivale a pedirle lo imposible a la mente humana. La mente humana se aferra a lo viejo. Por eso es por lo que Jesús está diciendo: "Deja que sea así. Por favor bautízame, y así no pareceré un extraño y un intruso; así llegaré a formar parte de la tradición, y desde adentro podré trabajar hacia afuera, desde adentro podré crear una gran revolución. Me gustaría trabajar desde adentro".

Pero no es así como se iban a dar las cosas. Jesús lo intentó, pero fue imposible; Buda lo intentó, y fue imposible. Buda siguió siendo un Hindú toda su vida, sólo quería crear una revolución en la mente Hindú, desde adentro, pero apenas comenzó a decir cosas, la mente tradicional se puso alerta.

He oído una historia. Había una iglesia muy vieja, muy antigua, muy bella, venerada por la tradición, pero casi en ruinas. Existía el peligro de que se desmoronara en cualquier instante. Los fieles habían dejado de entrar, en cualquier momento podía caerse. Ni siquiera los fiduciarios de la iglesia se reunían en ella: se reunían en algún otro sitio para decidir las cosas de la iglesia.

Pero no querían destruirla. Consultaron a grandes arquitectos, pero todos sugirieron que el edificio era demasiado peligroso, que estaba más allá de toda reparación. Tenía que ser destruida, y debía construirse una nueva iglesia. Estaban muy reacios, no querían que se destruyera; era muy antigua, tenía una larga tradición, había llegado a ser parte de su ser; destruir la iglesia parecía una auto, destrucción, a regañadientes propusieron un encuentro de los fiduciarios, y llegaron a tres resoluciones. Son hermosas.

La primera resolución, que la iglesia, la vieja iglesia, debía ser destruida, y que debía construirse una nueva iglesia, fue aprobada unánimemente. La segunda resolución, que continuarían orando en la vieja iglesia hasta que la nueva fuera construida, fue aprobada unánimemente. Y la tercera resolución, que la nueva iglesia debía ser construida exactamente en el mismo punto donde estuvo la vieja ... ¡y con las piedras de la vieja iglesia!, fue aprobada unánimemente.

Así es como funciona la mente tradicional. Se aferra y se aferra, aunque resulte contradictorio, se sigue aferràndose. Rehuye ver la contradicción. Trata de no ver a la muerte, que ya ha hecho su aparición, evita ver que el cuerpo ya no está vivo, es un cadáver: apesta, se está deteriorando.

Jesús trató de relacionarse con la vieja mente. Le dice a Juan: "Bautízame. Deja que sea así. “Déjame hacer ahora, pues es así como conviene que nosotros cumplamos toda justicia" Entonces, Juan condescendió con él.”

Juan entendió su punto de vista; de otra manera, Jesús hubiera sido un extraño desde el principio y las cosas hubiesen sido casi imposibles.

Aún así, todo fue un imposible, pero nadie puede decir que Jesús no lo intentó; nadie puede decir que Buda no lo intentó. Hicieron todo lo que pudieron para convertirse en una continuación de lo antiguo, de lo viejo, de lo tradicional. No deseaban una revolución en contra de la tradición, sino en ella. Pero eso nunca sucedió; la vieja mente es, realmente, muy, muy obstinada, testaruda.

sábado, 11 de noviembre de 2017

LA CONVERSIÒN


Un Hindú puede convertirse en Mahometano, un Mahometano puede convertirse en Cristiano, un Cristiano puede convertirse al Hinduismo, eso no es conversión. Esto es un nuevo cambio de máscaras. Conversión no es cambiar de una religión a otra, porque no hay dos religiones en el mundo. No pueden haber dos. La religión es una.

La religiosidad es una cualidad; no guarda relación alguna con sectas, doctrinas y dogmas, iglesias, templos y mezquitas. Si estás en una mezquita y te vuelves religioso, dejarás de ser un Mahometano, simplemente, te transformarás en un ser puro que no tiene un adjetivo adjudicado. Si estás rezando en un templo, el templo desaparece; dejas de ser un Hindú, te has vuelto religioso. Esta es la conversión.

Estaba leyendo la vida de un obispo muy famoso. Fue a la iglesia de Santa María en Cambridge para pronunciar un sermón a una universidad. Èl había sido estudiante allí cuando joven, treinta, cuarenta años antes.

Estaba lleno de reminiscencias, recuerdos de su juventud. Miró a su alrededor ¿podía reconocer a alguien que estuviese allí cuando él era un estudiante?

Reconoció a un viejo sacristán. Después del sermón se le acercó y le dijo: "¿Me reconoces? Fui estudiante aquí hace cuarenta años. Todos los demás se han ido, sólo he podido reconocer tu cara. Gracias a Dios, tienes buena salud. Le has servido bien”

El sacristán dijo: "Sí, doy gracias a Dios. Le agradezco mucho, porque después de escuchar ... ¡y he escuchado todos y cada uno de los sermones que han sido pronunciados en esta iglesia durante cincuenta años! ... gracias a Dios, que después de escuchar toda clase de disparates durante cincuenta años, todavía soy Cristiano".

Es difícil ser Cristiano si escuchas todos los disparates que se han predicado en nombre del Cristianismo. Es difícil ser Hindú si conoces todas las tonterías que se han escrito en nombre del Hinduismo. Es difícil ser Mahometano si sabes lo que significa ser un Mahometano. Como no lo sabes, te resulta fácil. Sigues siendo un Hindú porque no sabes lo que eso significa; no sabes el odio que hay implicado en ello, no conoces la política que el Hinduismo implica.

Es fácil ser Cristiano si no sabes lo que el Cristianismo ha hecho en el pasado. Ha sido asesino; el Cristianismo ha matado más gente que el comunismo. Pero es fácil, si no lo sabes. Cuanto más sabes, más difícil será ser un Cristiano, un Mahometano, un Hindú. Y en realidad, entenderás que éstas son las formas de no ser religioso, que éstas son las formas que te impiden ser religioso, que éstos son los obstáculos. Te hacen creer que eres religioso, te dan una moneda falsa; es una falsificación. Ser religioso no es ser Mahometano, no es ser Cristiano, no es ser Hindú; ser religioso es sólo ser religioso, no es necesario nada más. Eso es conversión.

Sí te arrepientes, la conversión ocurre. La conversión es el producto secundario del arrepentimiento. No debes arrepentirte de tus actos, porque eso no es verdadero arrepentimiento. Debes arrepentirte de todo tu ser. Sólo entonces es posible la transformación.

sábado, 4 de noviembre de 2017

LA MUERTE Y LA MENTE


Juan el Bautista, y más tarde, Cristo, estaban diciendo que tú vas a terminar, pero es difícil que la mente comprenda eso. La mente puede concebir y creer que todo lo demás va a terminarse, pero no que ella vaya a desaparecer. La mente sigue preservándose a sí misma, defendiéndose a sí misma.

Alguien muere. Ves el cuerpo muerto, pero nunca se te ocurre, conscientemente, que tú vas a morir. Sientes compasión por la familia del muerto. Dices: "Pobre hombre. Pudo haber vivido un poco más. No era tan viejo. Su familia dependía tanto de él ¿qué pasará ahora?".

La esposa está llorando y lamentándose, los niños están desesperados. ¿Qué pasará? Piensas acerca del muerto, piensas en la familia del muerto, piensas en el futuro de los niños huérfanos, piensas en la esposa viuda, pero nunca piensas que esta muerte es también tu muerte. Siempre te escondes, siempre te defiendes. Para sus adentros, nadie, conscientemente, cree que vaya a morir. Siempre son los demás los que se mueren.

La mente interpreta de tales maneras que yerra totalmente el punto. El mundo va a continuar; siempre ha estado ahí y lo seguirá estando. Sólo tú ya no estarás; la muerte te llevará consigo. Así como entraste, con las manos vacías, tendrás que marcharte. Sólo si esa comprensión penetra en tu ser será posible el arrepentimiento. El arrepentimiento no es otra cosa que obtener esta claridad de visión.

Esta palabra, "arrepentimiento", es muy, muy significativa. No hay otra palabra que sea más importante en la terminología de Jesús, porque el arrepentimiento abrirá la puerta de lo divino. ¿Qué es este arrepentimiento?

Por lo tanto, todo lo que has creído que el arrepentimiento es, es absolutamente falso. Trata de entender. Cuando te arrepientes, no te arrepientes verdaderamente. Cuando te arrepientes estás, en realidad, tratando de reparar la imagen. No es arrepentimiento; es una reparación de la imagen que tenías de ti mismo, que se ha roto.

Te enfureciste y luego te arrepientes. Lo sientes; te has comportado mal con alguien. Te arrepientes y pides perdón. ¿Este es el arrepentimiento a que se refieren Jesús y Juan el Bautista? Si es así, no es gran cosa, porque te has arrepentido muchas veces y no has cambiado. ¿Cuántas veces te has arrepentido? ¿Cuántas veces te has sentido furioso, codicioso, violento, agresivo, y te has arrepentido de ello? Pero tu arrepentimiento no te ha transformado, no te ha acercado al reino de Dios. No ha abierto nuevas puertas, nuevas dimensiones, sigues siendo el mismo. Tu arrepentimiento y el de Jesús no son iguales. En realidad, son casi diametralmente opuestos.

Por ejemplo: estuviste iracundo y dijiste muchas cosas. Màs tarde, cuando la ira se ha ido la locura se ha ido, te enfrías y miras hacia atrás. Ahora hay un problema. El problema consiste en que siempre has pensado que eras muy pacífico, un hombre amante de la paz; nunca creíste que podías enfurecerte. Ahora la imagen se ha roto. Tu ego se tambalea; ahora sabes que todo lo que has creído hasta ahora era erróneo. Estuviste furioso, estuviste muy enfadado, e hiciste y dijiste cosas que van en contra de tu ego. Has destrozado tu propia auto imagen. Ahora tienes que repararla.

La única manera de repararla es arrepintiéndote. Vas y te arrepientes, dices cosas bonitas. Dices: "Todo ocurrió en contra de mí voluntad. Nunca quise que, esto ocurriera. Estaba enfadado; no estaba en mis cabales. La ira se posesionó tanto de mí que estaba casi inconsciente; por lo tanto, perdóname por todo lo que he dicho, no hablaba en serio. No quise decir lo que dije".

¿Qué estás haciendo, arrepentirte? Simplemente estás reparando. El otro se relaja; cuando alguien pide ser perdonado, debe ser perdonado. Si no puede perdonarle, no es un buen hombre. Estaba furioso contigo, estaba planeando tomar venganza, pero ahora has llegado a pedir perdón. Si no te perdona, no le será posible perdonarse a sí mismo. Y entonces su propia imagen se romperá.

Y ésa es la trampa que le tiendes. Ahora, si él no te perdona, tú serás el bueno y él será el malo. Todo el asunto se ha volcado hacia él. Esto es un truco, un truco muy astuto. Si él no te perdona, es un mal hombre. Ahora estás tranquilo, tu imagen ha sido reparada; toda la culpa recae sobre él. Se sentirá culpable si no puede perdonarte; un hombre bueno tiene que perdonar. Si perdona, está bien; si no perdona también eso es bueno para ti. Ahora la decisión es suya.

Esto no es arrepentimiento. Cuando Juan el Bautista y Jesús dicen: "¡Arrepiéntete!", se refieren a algo total y absolutamente diferente. ¿A qué se refieren? Quieren decir: trata de ver, trata de comprender lo que has estado haciendo. Observa una y otra vez, examina las raíces mismas de tu existencia, de tu ser, de tu comportamiento y mira lo que has estado haciendo, qué es lo que has estado siendo. No es que tengas que arrepentirte de ningún acto en particular; se trata de tu forma total de ser. Ni ira, ni avaricia, ni odio, no, ni enemistad, nada. No se refiere a ningún acto determinado: se refiere a tu ser mismo, la forma, el estilo de tu existencia. No guarda relación con ningún acto aislado.

Cuando te arrepientes, te arrepientes de cierto acto. Tu arrepentimiento siempre se refiere a actos determinados. El arrepentimiento que menciona Jesús no se refiere a actos determinados, se refiere a tu ser. La manera en que has sido, ha sido absolutamente equivocada. Puede que no hayas sentido ira, aún así has estado equivocado. Puede que no te hayas llenado de odio, aún así has estado equivocado. Puede que no hayas poseído muchas riquezas, aún así has estado equivocado. No se trata de lo que has hecho; se trata de cómo has sido. Has estado dormido, has estado inconsciente. No has vivido con luz interior; has vivido en la oscuridad. Cuando dicen: "¡Arrepentíos!", quieren decir, arrepiéntete de toda la forma en que has vivido hasta ahora, de tu forma de ser.

No es cuestión de pedirle perdón a alguien, no, en absoluto. es sólo un retorno. La palabra "arrepentirse" significó, originalmente, "retornar". En Arameo, el idioma que utilizaban Jesús y Juan, "arrepentirse" significa ''retorna, retorna a tu fuente; regresa a tu ser original".

Lo que dicen los Maestros zen: busca tu rostro original", significa arrepiéntete. Abandona todas tus máscaras. Esto no es un asunto entre tú y los demás, es un asunto entre tú y tu Dios. Arrepiéntete significa, abandona todas las máscaras y párate frente a Dios con tu rostro original tal como Èl te creó. Permite que ese sea tu único rostro: la forma en que Èl quería que fueses. Deja que ése sea tu único ser. Retorna a la fuente original, regresa al centro más profundo de tu ser. El arrepentimiento es un retorno; es uno de los más grandes giros espirituales.

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