sábado, 26 de mayo de 2018

ETAPAS EN LA CUALIDAD CRÍSTICA


No hay etapas. La iluminación o cualidad de Cristo o cualidad de Buda sucede en una décima de segundo, no hay etapas graduales. Jesús inició el viaje, no la cualidad de Cristo, cuando fue bautizado por Juan el Bautista, en el río Jordán.

La semilla empezó a movilizarse hacia el transformarse en un árbol, la semilla se rompió en la tierra. Ahora el árbol y su desarrollo es sólo cuestión de tiempo. No puedes decir que tienes un árbol cuando la semilla se rompe en la tierra, no puedes decirlo, porque el árbol no está ahí.

No puedes decir que el árbol existe. No puedes decirlo, porque ¿dónde puedes ver el árbol? No puedes descansar debajo de él, no puedes coger la fruta, no tienes la fragancia de las flores. El árbol no existe.

Sí, en cierta forma, no puedes decir que el árbol es. Pero por otra parte, el árbol existe, porque la semilla está rota. El árbol está creciendo; está en camino. Ahora es sólo cuestión de tiempo. En cierta forma, el árbol ha llegado, porque el proceso de crecimiento ha comenzado.

La semilla se rompió el día en que Juan el Bautista inició a Jesús. Los cielos se abrieron y el espíritu de Dios descendió como una paloma. Este fue el principio, no de la cualidad de Cristo, sino el principio hacia la cualidad de Cristo; la semilla moviéndose hacia el árbol.

Jesús se convirtió en Cristo en la cruz, cuando dijo: "Que se haga tu voluntad, no la mía". Ese día él se convirtió en un árbol, se convirtió en un enorme y gigantesco árbol. Ahora, miles podían refugiarse debajo de él. El árbol floreció, llenó la tierra entera con su fragancia.

Así que, en cierta forma, puedes decir que se logró el primer vislumbre cuando fue iniciado en el Río Jordán. En la cruz, el último. Depende de cómo lo quieres expresar. Pero creo que les he transmitido el significado: ese día empezó el viaje para ser un Cristo.

También puedes llamarle Cristo desde ese día; depende de cómo quieras expresarlo. Pero yo señalo que él comenzó el camino hacia el ser un Cristo. Llegó a ser Cristo en la cruz.

La cualidad del Cristo, la cualidad del Buda, o nirvana, moshka, iluminación, suceden en una fracción de segundo, no es algo que suceda gradualmente. Son transformaciones repentinas.

La misma naturaleza de la llamada es tal que sólo aquellos que están a punto de despertar pueden oírla. Sólo aquellos cuyo sueño casi se ha completado, que se acercan a la mañana y están preparándose para despertar: sólo ellos pueden escuchar. Pero no puedes ver cuáles serán éstos.

Llama a mil: cien escucharán y sólo diez comenzarán a moverse. Noventa escucharán y aún así no se moverán. Escucharán, pero no entenderán o entenderán otra cosa o lo mal interpretarán. Diez empezarán a moverse. Y cuando diez se mueven, sólo uno llega; nueve se perderán en el camino. Llama a mil y sólo has llamado a uno. Pero así es como son las cosas.

Sucedió que cuando Buda se iluminó, permaneció en silencio durante siete días. Pensó: "¿Quién me escuchará?". Pensó: "¿Qué es lo que voy a decir? ¿Quién me entenderá?". Pensó: "Las cosas que me han sucedido, si alguien me las hubiera dicho cuando aún no me habían pasado, ni siquiera yo las hubiera entendido. Por lo tanto, ¿quién lo va a entender? ¿Por qué molestarse?".

Durante siete días sólo estuvo sentado debajo del Árbol Bodhi. La tradición dice que los devas en el cielo se pusieron muy inquietos. " ¿Por qué se mantiene en silencio? Es sólo después de miles de años que uno llega a iluminarse. ¿Por qué no está llamando a la gente? Se inclinaron ante Buda y dijeron: "Deberías decir algo. Has llegado; deberías llamar a la gente. Deberías difundir la palabra ¿por qué te quedas en silencio? Hemos esperado y esperado. Siete días han parecido siete siglos. ¿Qué estás haciendo? no pierdas tiempo. Sólo estarás aquí durante poco tiempo, y después desaparecerás para siempre. Antes de desaparecer, haz una llamada".

Buda dijo: "¿Quién escuchará? ¿Quién entenderá?".

Pero esos devas eran muy astutos. Y es bueno que fueran astutos. Discutieron, persuadieron. Dijeron: "Sí, tienes razón. Escasas, escasas son las posibilidades de que alguien escuche, y aún más escasa es la posibilidad de que alguien entienda. Pero existe. Llama a mil; cien escucharán, noventa no entenderán; diez caminarán, nueve se perderán en el camino. En un punto u otro creerán que han llegado; se sentarán a un lado del camino y creerán haber llegado a casa. Sólo uno llegará, pero uno es más que suficiente".

Buda entendió. Comenzó a predicar.

Sé que es un esfuerzo muy carente de esperanzas. Teniendo muy claro que no entenderán, seguiré hablándoles. Es como hablarle a una pared.

Cuando Bodhidharma se iluminó, estaba sentado cerca de una pared, con la espalda apoyada contra la pared. Inmediatamente se volvió y se puso de cara a la pared. Durante nueve años no se sentó de ninguna otra forma. Cuando fuera que se sentara, lo hacía mirando a la pared. Si alguien estaba Allí, un investigador, un buscador, tenía que hacer sus preguntas desde atrás.

La gente preguntó: "¿Qué postura más absurda has elegido? Ha habido muchos Budas en el mundo, pero ninguno se ha sentado mirando a la pared. ¿Por qué estás sentado así? ¿Por qué eres tan loco?".

Bodhidharma respondía: "Hasta donde yo sé, todos los Budas han estado mirando a la pared, porque donde sea que mires habrá una pared. Ese no es el punto.

Bodhldharma decía: "Todos han mirado a la pared, pero eran un poco más corteses". Decía: "Yo no soy tan cortés, eso es todo. No me importa en absoluto lo que ustedes piensen de mí. Sólo volveré la cara hacia ustedes cuando vea que hay alguien que pueda entenderme".

Durante nueve años estuvo mirando a la pared. Entonces llegó un hombre.

El hombre dijo: "Vuélvete hacia mí o me mataré", tenía una espada en la mano. Pero Bodhidharma no se volvía. Se cortó la mano y dijo: "Mira, la mano se ha ido. La segunda cosa será la cabeza".

Entonces Bodhidharma se volvió. Le dijo: "¡Espera! Así que has venido" porque sólo aquellos que están dispuestos a cortarse la cabeza pueden entender.

sábado, 19 de mayo de 2018

SOMOS FALSOS


Muchas veces sentimos que en nuestras vidas somos deshonestos y falsos, o también vemos esto en nuestras relaciones a lo largo de la vida. Vemos que no hemos sido justos con nuestros padres, ni esposa, ni hijos, ni amigos ni vecinos, etc. Sentimos que no somos rectos y sinceros y esto puede ser motivo de gran sufrimiento para nosotros, para la mente. ¿Qué deberíamos hacer?

Si empiezas a pensar en términos de hacer, serás de nuevo falso, porque en todo lo que has hecho, has sido falso. Tu “hacer” se ha corrompido.

Por lo tanto, la primera cosa: ¡resiste la tentación de hacer algo! Sólo permanece alerta, alerta a tu falsedad. No tengas prisa en hacer nada, porque serás tú quien nuevamente haga eso; todo tu pasado estará involucrado en tu hacer.

¡Resiste! Limítate a permanecer con este sentimiento de que has sido falso: eso es suficiente. Es purificante, tiene una tremenda capacidad de purificarte y limpiarte.

Sólo permanece con la sensación de que "He sido falso", que "Soy falso" y no trates de hacer nada al respecto. Eso nuevamente equivale a intentar crear una buena imagen de ti mismo: que no eres falso, que eres un hombre sincero. Tu ego te está doliendo, porque has sido falso.

Trata de tomar consciencia del hecho; no trates de hacer nada al respecto. A todo lo que hagas le faltará madurez. Es demasiado pronto. Limítate a permanecer con la idea; vive con ella.

Vive con la idea de que eres falso. Si puedes vivir con esa idea la sola idea, la sola consciencia matará totalmente a tu ego. El ego no puede seguir vivo si crees que no eres sincero. El ego necesita una buena imagen: que eres un hombre sincero, muy honesto. Eso es lo que el ego está diciendo: "Haz algo para que puedas repintar la imagen, renovar la imagen".

Has sido falso. Esto te ha sido revelado a través de la meditación. El ego corre ahora peligro de muerte. El ego dice: haz algo. A través de la acción, tratará de reclamar nuevamente su imagen caída, de re acomodarse con lo viejo, de modo de que puedas sentir nuevamente: "Soy bueno, soy hermoso. Soy sincero, soy moral, soy esto y aquello".

Lo primero, muy difícil, arduo, pero tiene que hacerse: sólo permanece alerta a la insinceridad. Mira la idea de que eres insincero, y no te preocupes de modificarla.

Cambiará por su propia cuenta, pues una vez que entiendes que no eres sincero, no puedes seguir siendo falso. Es imposible; nunca ha sucedido. No puede suceder: es imposible. Si sabes que eres falso, la falsedad se caerá por su propio peso. Así que si quieres que la situación siga igual, haz algo para crear el sentimiento de que eres sincero.

Si sabes que eres un mentiroso, la mentira caerá por su propio peso. Sí sientes que eres inmoral, no trates de hacer nada: no te arrepientas, no te sientas culpable, ésos son trucos. Permanece con la idea: el hecho desnudo de quién eres. No te muevas, no te entretengas en hacer algo. Permanece desnudo, con la idea desnuda, la realidad desnuda, y verás que está ocurriendo un cambio. No a través de algo que tú hagas...

Y cuando un cambio que no se origine en tus actos viene a ti, proviene de Dios. Sólo Dios puede volverte moral, sincero; sólo Dios puede hacerte religioso; sólo Dios puede hacerte puro. es Su don; tú no lo puedes hacer.

Todo tu hacer será un deshacer. Por favor, recuérdate a ti mismo una y otra vez que no debes hacer nada.

Sí, es motivo de gran sufrimiento para tu mente y para tu ego son lo mismo: mente y ego porque el ego se siente dañado. Tú ¿falso? Siempre creíste que eras un hombre muy sincero, siempre creíste que eras el pináculo de un hombre: un crescendo de la humanidad, el oro más puro. Siempre creíste eso.

Ahora la meditación ha roto una ventana que destapa la falsedad. Has sido capaz de mirar dentro de ti mismo: la realidad. Te has cruzado con un espejo. Ahora, no trates de escapar de él, permanece con el hecho. Quien quiera que seas, ésa es tu realidad. Permanece con el hecho. Si puedes permanecer con el hecho, cambiarás. Pero ese cambio no será producto de tus actos; sólo sucederá.

Cuando una transformación llega a ti, tiene una gracia totalmente diferente. Todo lo que tú hagas será siempre pequeño, mediocre y, finalmente, inútil. Todo lo que Dios te haga es infinito. Sólo puede ser infinito lo que proviene de lo infinito.

No trates de hacer nada. Acepta el hecho, permanece con él, relájate... y de pronto llegará una transformación.

Yo enseño transformación repentina, y enseño la transformación a través de Dios, no a través de ti. Tú sólo tienes que permitírselo. Eso es todo lo que por tu parte tienes que hacer. Abre la puerta, espera. Sólo abre la puerta, es todo lo que tienes que hacer.

Permite... así, cuando El toque tu puerta puedes darle la bienvenida, cuando El venga puedas reconocerle, cuando Èl venga puedas hacerle entrar. Simplemente, no te quedes sentado con las puertas cerradas, eso es todo. La meditación no es otra cosa que eso: abrir la puerta.

La meditación no te dará la iluminación, recuerda. Ninguna técnica podrá nunca darte la iluminación; la iluminación no es algo técnico. La meditación sólo puede preparar el terreno, la meditación sólo puede abrir la puerta. La meditación sólo puede hacer algo en forma negativa; lo positivo llegará. Una vez que estás listo, siempre llega.

Por favor no trates de hacer nada. Limítate a ser.

sábado, 12 de mayo de 2018

EL REINO DE DIOS


“Nadie que pone su mano en el arado y luego mira hacia atrás es apto para el reino de Dios.”

"Si quieres seguirme, sígueme. No hay forma de regresar. No hay necesidad; ¿qué sentido tiene decir adiós? ¿De qué va a servir? Si quieres seguirme" Jesús dice una y otra vez en el evangelio "entonces tendrás que negar a tu padre, a tu madre; tendrás que negar a tu familia".

A veces parece casi cruel. Un día estaba parado en el mercado del pueblo, y una multitud le rodeaba. Alguien dijo: "Señor, tu madre está esperando, al margen de la multitud".

Jesús respondió: "¿Quién es mi madre, quién es mi hermano, quién es mi padre? Aquellos que me siguen, aquellos que están conmigo: ellos son mi hermano, ellos son mi padre, ellos son mi madre".

Parece realmente cruel, pero no lo era. No le está diciendo nada a su madre; está diciéndole a esa gente que si te aferras demasiado a la familia, la revolución interior no será posible, porque la familia es la primera atadura. Después, la religión a la que perteneces es la segunda atadura después, la nación a la que perteneces es la tercera atadura. Uno tiene que romperlas todas, uno tiene que trascenderlas todas. Sólo entonces puedes encontrar la fuente: la fuente que es la libertad, la fuente que es Dios.

“Nadie que pone su mano en el arado y luego mira hacia atrás es apto para el reino de Dios”. Uno tiene que renunciar a todo lo que es fútil para obtener lo que tiene asignado.

Una vez, un grupo de amigos estaban sentados hablando acerca de la cosa más esencial, aquella a la que no se podía renunciar.

Alguien dijo: "Yo no puedo renunciar a mi madre. Ella me ha dado la vida; a ella le debo la vida. Puedo renunciar a todo, excepto a mi madre".

Alguien más dijo: "Yo no puedo renunciar a mi esposa, porque mi padre y mi madre me fueron dados, nunca fueron mi elección, pero a mi esposa la he elegido yo. Tengo una responsabilidad hacia ella, no puedo renunciar a ella. Pero puedo renunciar a todos los demás".

Y así siguieron. Alguien dijo que no podía renunciar a su casa, alguien más dijo otra y otra cosa.

Pero todos tus apegos son así de absurdos. A todo se puede renunciar, excepto a tu consciencia más interna. No es que yo diga: "Renuncia a ello", pero en lo profundo uno debería vivir en renuncia: uno debiera estar en el mundo, pero permaneciendo en constante renuncia.

Puedes vivir con la familia, sin ser parte de ella; puedes vivir en la sociedad y, aún así, fuera de ella. Se trata de una actitud interna. No se trata de mudarte de lugar: se trata de cambiar la mente.

Las cosas a las cuales estás demasiado apegado no son malas en sí, recuerda. Padre, madre, familia, esposa, hijos, dinero, casa: no son malas en sí mismas. El apego no es malo debido a que estas cosas sean malas, o que estas personas o estas relaciones lo sean: el apego es malo.

Te pueden volver muy estúpido. Mullá Nasrudín se hizo rico de un día para otro: heredó una gran fortuna. Y, naturalmente, lo que sucede con los nuevos ricos le sucedió a él también: quería mostrarlo, exhibirlo.

Llamó al pintor más grande del país para que le hiciera un retrato a su mujer. Nasrudín sólo le impuso una condición: "Recuerda, no lo olvides: las perlas deben aparecer en el cuadro". Su esposa usaba muchas perlas y diamantes: había que mostrarlas. No estaba preocupado por la mujer, cómo aparezca ella en el cuadro no es el punto, pero las perlas y los diamantes deben salir.

Después de un tiempo, cuando la pintura estuvo lista, el pintor trajo el cuadro. Mullá Nasrudín dijo: "Muy bueno, muy bueno. Sólo una cosa: ¿no puedes hacer los pechos un poco más pequeños y las perlas un poco más grandes'.

La mente de un exhibicionista, la mente de quien desea mostrar que tiene algo precioso, valioso; la mente del ego. La cuestión no es el vivir en un palacio, vive en un palacio, ése no es el punto, o vive en una cabaña o al lado del camino: ése no es el punto. Es del ego que se trata.

Puedes ser un exhibicionista en un palacio; puedes ser un exhibicionista en el camino. Si tu mente quiere que alguien sepa que posees algo o que has renunciado a algo, estarás en una profunda oscuridad, que deberá ser disipada.

Jesús dice que uno no debe estar apegado, y que uno no debe mirar atrás. Mirar atrás es un viejo hábito de la mente humana: miras y miras atrás. O miras hacia atrás o miras hacia el futuro y así es como te pierdes el presente.

El presente es divino. El pasado es recuerdo muerto; el futuro es sólo esperanza, ficción. La realidad está sólo en el presente. Esa realidad es Dios, esa realidad es el reino de Dios.

Sólo hay que entender esto; no es necesario hacer nada más. Sólo escúchame: sabes muy bien que el pasado es el pasado; que ya no es, que nada se puede hacer al respecto. No sigas rumiándolo, perdiendo tiempo y energía. Ese rumiar por el pasado crea una pantalla a tu alrededor, y no puedes ver lo que ya está aquí.

Te lo has estado perdiendo, y se ha convertido en un hábito. Siempre que estás sentado, estás pensando en el pasado. ¡Sé consciente! No estoy diciendo que trates de dejar de hacer esto, porque si tratas de dejar de hacerlo, estarás aún involucrado en ello. Estoy diciendo: ¡desinvolúcrate de ello!

¿Así que qué es lo que harás? porque hagas lo que hagas, te involucrarás en ello.

Sólo tienes que estar consciente. Cuando el pasado empiece a llegar a la mente, relájate, aquiétate, tranquilízate. Sólo permanece alerta, ni siquiera es necesario verbalizar. Sólo tienes que saber que el pasado se ha ido; es inútil seguir masticándolo una y otra vez.

La gente usa el pasado como goma de mascar; lo mastican incesantemente. Nada sale de la goma, no es nutritiva; es vana, inútil, pero con el ejercicio de la boca uno se siente bien. Con sólo ejercitar la mente, uno siente que está haciendo algo valioso.

Sólo permanece alerta; y si puedes estar alerta respecto al pasado, te darás cuenta de que, poco a poco, el futuro habrá automáticamente desaparecido. El futuro no es otra cosa que la proyección del pasado; el futuro es el deseo de tener esa parte del pasado que fue hermosa una y otra vez, en formas más bonitas; y no tener la parte del pasado que fue dolorosa, nunca tenerla de nuevo.

Eso es lo que es el futuro. Estás escogiendo una parte del pasado, glorificándolo, decorándolo, e imaginando que en el futuro tendrás una y otra vez aquellos momentos de felicidad, naturalmente, magnificados, más inflados. Y nunca tendrás el dolor que tuviste que experimentar en el pasado. Eso es lo que el futuro es.

Una vez que el pasado desaparece, no desaparece solo. Se lleva consigo también al futuro. De repente estás aquí, ahora, el tiempo se detiene. Este momento que no pertenece al tiempo es lo que yo llamo meditación... este momento que no pertenece al tiempo: Jesús lo llama "el reino de Dios".

Sólo recuérdalo más y más. No hay nada que hacer, sólo recordar, una profunda recordación que te sigue como la respiración en lo que sea que estés haciendo, que permanece en alguna parte del corazón. Sólo una profunda recordación de que hay que arrojar el pasado, y el futuro se va con él. Aquí/ahora es la puerta: del aquí/ahora vas del mundo hacia Dios, vas de lo exterior a lo interior.

De repente, en el mercado, el templo desciende: el cielo se abre y el espíritu de Dios desciende como una paloma. Puede suceder en cualquier sitio. Cada lugar es santo y sagrado; sólo son necesarias tu madurez, tu consciencia.

La palabra "consciencia" es la llave maestra. Nos cruzaremos con muchas situaciones en el evangelio en donde Jesús dice una y otra vez: "¡Despierta!" ¡Permanece alerta!". "¡Sé consciente!". "¡Recuerda!". Buda dice una y otra vez a sus discípulos: "Es necesaria la correcta atención"; Krishnamurti dice: "Consciencia"; Gurdjieff basa toda su enseñanza en una sola expresión: “el recuerdo de sí mismo".

Este es todo el evangelio: recordarse a sí mismo.

sábado, 5 de mayo de 2018

LA POESÌA


El que se dice poeta, primero: no puedes estar identificado como poeta, porque la poesía sucede solamente cuando tú no estás ahí. Si tú estás presente, será sólo una falacia. Sólo ocurre cuando estás ausente.

Por eso es tan hermosa. Penetra en tu vaciedad; te llena, llena tu vacío. Quedas preñado con lo desconocido, con lo extraño.

El poeta es, simplemente, una madre. La madre no va a producir al hijo. El niño ha sido concebido; a lo más, la madre lo va a cuidar, protegiéndolo en lo profundo de su corazón, tratando de darle un cuerpo, no el alma.

La poesía te viene tal como un niño es concebido: en profundo amor. En profunda receptividad, te conviertes en un útero y la poesía es concebida. Es una preñez. Y uno tiene que tener mucho cuidado, porque el aborto siempre es posible; puedes abortar, puedes tener demasiado apuro y puedes destruirlo.

Permite que se asiente dentro de tu ser. Tomará su tiempo; crecerá poco a poco. Crecerá en tu inconsciente. Tu consciente no es necesario; tu consciente sólo será una interferencia. Olvídate de él, déjalo crecer.

Te sentirás pesado, todo tu ser se sentirá como si estuvieras llevando una carga. Grato, agradable; pero aún así, una carga. Y entonces, un día, nace el niño. En ese momento, no solo nace el niño: también nace la madre.

Cuando nace la poesía, también nace el poeta. No es el poeta el que escribe la poesía. En realidad, es el nacimiento de la poesía lo que crea al poeta. Antes no eras un poeta, sólo lo eres cuando nace la poesía.

Una mujer se convierte en madre. Ser madre es entrar en una categoría totalmente diferente de la de una mujer corriente. Una mujer es una mujer, una madre es algo totalmente diferente. Ella ha concebido algo del más allá; ha llevado el más allá en su útero, y le ha dado un cuerpo.

El poeta nace cuando nace la poesía, Es una sombra de la poesía, una consecuencia de la poesía. Sucede a la poesía, no la precede. Antes no hubo poeta, antes no hubo madre. Había un hombre, había una mujer; pero no había un poeta, no había una madre. La madre comienza a existir después de que la poesía ha sucedido.

Pero normalmente, lo que llamas poesía no lo es. Es sólo una cosa mental. La piensas y la escribes. Todo lo que tú escribes es prosa, y todo lo que Dios escribe a través de ti es poesía. Puede que tenga forma de prosa, no importa. Todo lo que dicen Buda o Jesús es poesía. La forma está en prosa: eso da igual. Es poesía, porque Dios la escribe; la totalidad la escribe a través de la parte; el océano trata de enviarte un mensaje a través de la gota.

Siempre que escribes, es prosa, prosa corriente. Cuando Dios escribe a través de ti, es poesía. Puede que sea prosa... pero aún así es poesía.

No puedes identificarte como poeta. Eso será una molestia, destruirá toda la música y toda la armonía. Por lo tanto, es bueno, bueno que la identificación se desmorone, bueno que te hayas olvides de la poesía, bueno que no parezca afectarte ahora en modo alguno el que escribas o no. Esta es la situación correcta. Ahora, por primera vez, existe la posibilidad de que la poesía pueda suceder.

No puedo decir: “Sucederá", porque la poesía no se puede predecir. Si la predices, nuevamente la mente comenzará a funcionar, y esperará y tratará de hacer algo al respecto. No, olvídate de ello completamente. Puede que tarde meses, puede que tarde años, puede que tarde toda tu vida, pero un día, si en verdad has olvidado completamente tu identificación, te convertirás en el canal. Algo fluirá a través de ti.

Vendrá a través de ti, pero será algo del más allá. Entonces serás un observador, un testigo. No serás un poeta, serás un testigo. Y cuando la poesía nazca, una diferente cualidad de ser vendrá como secuela.

Eso es lo que es un poeta. Todos los grandes poetas son humildes, no son pretenciosos.

Los Upanishads ni siquiera están firmados, nadie sabe quién los escribió. La poesía más grande; y los más grandes poetas ni siquiera han tratado de firmarla, no han dejado sus firmas. Eso hubiera sido profano. Han dejado la poesía, pero no se han dado importancia. Fueron sólo vehículos.

Un verdadero poeta es un vehículo, un medio. Por eso alabo tanto la poesía, porque está muy cerca de la meditación, muy cerca de la religión, es su vecino más cercano. El político trabaja con lo práctico, el científico con lo posible, el poeta con lo probable y el místico con lo imposible. Lo probable es el vecino más cercano de lo imposible, es por ese motivo que alabo la poesía.

Pero cuando la alabo, no estoy alabando a sus poetas. El noventa y nueve por ciento de ellos sólo escribe basura. Están haciendo algo mental, están en una empresa del ego. Se las arreglan para hacerlo, eso es todo, pero la poesía no pasa a través de ellos.

La poesía es la comunicación del misterio de la vida. A menos que lo hayas sentido, ¿cómo puedes comunicarlo? La poesía es una relación que estableces con lo absoluto. Algo se transmite entre la gota y el océano, entre la hoja y el árbol. Algo se transmite entre lo absoluto y la parte; y la parte empieza a danzar, la parte está tan rebosante de gozo que canta... tan encantada que sus movimientos se convierten en poesía. Ya no camina sobre la tierra: vuela.

La prosa equivale a caminar sobre la tierra; la poesía es un vuelo hacia el cielo. La prosa es sólo caminar, la poesía es danza. Los movimientos son los mismos, pero la cualidad es tremendamente diferente.

Buscar este blog