sábado, 30 de octubre de 2010

LA VERDAD Y LA FALSEDAD DE LA MUERTE

Cuando digo que no hay verdad mayor que la muerte, estoy haciéndoos ver que el fenómeno de la muerte es una realidad enorme en esta vida, en lo que llamamos “vida” y en lo que entendemos por “vida”; en términos de nuestra personalidad, que consiste en lo que yo describo como “el yo”. Esta personalidad morirá; lo que llamamos “vida” morirá también. La muerte es inevitable. Sin duda, vosotros moriréis y yo moriré, y esta vida también se destruirá, quedará reducida a polvo, borrada.

Cuando digo que no hay verdad mayor que la muerte, quiero recordaros el hecho de que todos vamos a morir. Y cuando digo que la muerte es completamente falsa, quiero recordaros que dentro de este “yo”, dentro de “vosotros”, hay alguien que no morirá nunca. Y también hay una vida que es diferente de lo que vosotros creéis que es la vida: una vida sin muerte. Ambas cosas son verdaderas: son verdaderas a la vez. Si suponéis que sólo una de ellas es verdadera, no seréis capaces de comprender toda la verdad.

Si alguien dice que la sombra es una realidad, que la oscuridad es una realidad, tiene razón. La oscuridad existe, y también existe la sombra. Y si otra persona dice que la oscuridad no existe, también tiene razón. Lo que dice es que la oscuridad no tiene una existencia positiva. Si os pido que me traigáis un par de sacos de oscuridad no seríais capaces de hacerlo. Una habitación está llena de oscuridad; pero si os piden que saquéis de ella la oscuridad, no seréis capaces de hacerlo. O si yo os digo: “Si allí hay oscuridad, haced el favor de traérmela”, no podréis hacerlo. ¿Por qué? Porque la oscuridad tiene una existencia negativa; la oscuridad es, simplemente, la ausencia de luz.

Aunque la oscuridad existe, sin embargo no es más que la ausencia de luz. Así pues, si alguien dijera que no hay oscuridad, tiene razón. Existe la presencia de luz y existe la ausencia de luz, pero no existe la oscuridad como tal. Por esta razón podemos hacer lo que queramos con la luz, pero con la oscuridad no podemos hacer nada. Si queréis eliminar la oscuridad, tendréis que encender la luz; si queréis producir oscuridad, tendréis que apagar la luz. No se puede hacer nada directamente con la oscuridad.

Vais corriendo por una carretera. Vuestra sombra aparece detrás de vosotros; corre también con vosotros. Todos pueden ver la sombra; nadie puede negar su existencia. Pero también puede decirse que no hay sombra, porque no tiene entidad propia. La sombra existe porque vuestro cuerpo detiene la luz del sol. Cuando vuestro cuerpo detiene la luz, se forma una sombra; cuando tenéis el sol sobre la cabeza, no se forma sombra, porque los rayos del sol no se detienen. Si hiciéramos una figura humana de vidrio, no aparecería ninguna sombra, porque los rayos atravesarían el cristal.

Cuando se bloquea la luz, se forma una sombra; la sombra no es más que una ausencia de luz. Por tanto, si una persona dice que la sombra existe, no se equivoca. Pero ésta es una verdad a medias. Debería añadir, además, que la sombra no existe. En tal caso la verdad queda completa. Esto significa que una sombra es algo que existe pero, a la vez, no existe. Pero con nuestra manera de pensar no somos capaces de ver nada si no lo dividimos en dos partes independientes.

La vida es tan complicada que hasta las cosas que parecen contradictorias resultan verdaderas. La vida es muy compleja. La vida no es como creemos: contiene muchas contradicciones; es muy vasta.

En cierto sentido, la muerte es la mayor de las verdades, pues el modo en que vivimos tendrá fin; moriremos, dejando de ser como somos, y el marco que hemos creado también será destruido. Aquellos a los que consideramos como todo nuestro mundo (nuestra esposa o marido, nuestro hijo, nuestro padre, nuestro amigo) morirán también. Pero, al mismo tiempo, la muerte es una falsedad, porque hay algo que reside dentro del hijo que no es el hijo, y que no morirá nunca. Hay algo que reside dentro del padre que no es el padre, y que no morirá nunca. El padre morirá, por supuesto, pero dentro de él hay algo más que el padre, más allá de la relación familiar, que no muere.

El cuerpo morirá, pero hay algo dentro del cuerpo que no muere nunca. Ambas cosas son verdaderas a la vez. Así pues, es preciso tener presentes ambas cosas para comprender la naturaleza de la muerte.

sábado, 23 de octubre de 2010

LAS FALSAS ENFERMEDADES

La mayoría de nuestras enfermedades son sólo un engaño. Casi un cincuenta por ciento de nuestras enfermedades son falsas. La causa de que en el mundo haya más enfermos no es que aumenten las enfermedades, sino que aumenta la falsedad del hombre. Procurad entender bien esto. Al aumentar los conocimientos y las condiciones económicas, debería descender el número de enfermedades. Pero esto no ha sucedido, pues ha seguido aumentando la capacidad del hombre para mentir. El hombre no sólo miente a los demás, sino que también se miente a sí mismo. También crea nuevas enfermedades.

Por ejemplo, si un hombre ha sufrido grandes quebrantos en los negocios y está al borde de la quiebra, quizás no quiera aceptar que está en quiebra, y por ello puede tener miedo de ir al mercado: sabe que tendrá que enfrentarse con sus acreedores. De pronto, descubre que lo ha dominado una enfermedad que lo obliga a guardar cama. Es una enfermedad creada por su mente. Su ventaja es doble. Ahora puede decir a los demás que su enfermedad le impide atender a su negocio (ya se ha convencido a sí mismo de ello, y ahora puede convencer también a los demás), y ahora esta enfermedad es incurable. Inicialmente, esta enfermedad no es tal enfermedad, pero cuanto más tratamientos recibe el hombre, más enfermo se pondrá.

Si la medicina no consigue curaros, sabed bien que vuestra enfermedad no es curable por medio de la medicación. La causa de la enfermedad se encuentra en alguna otra parte; no tiene nada que ver con la medicación. Podéis maldecir a la medicina y decir que los médicos son unos estúpidos porque no encuentran el tratamiento adecuado para vosotros; podéis probar la medicina ayurvédica o la naturopatía; podéis recurrir a la alopatía o a la homeopatía: nada dará resultado. Ningún médico puede serviros de nada, por la sencilla razón de que un médico sólo puede tratar una enfermedad verdadera; no puede controlar una enfermedad falsa. Y lo más interesante es que vosotros os afanáis en producir enfermedades como éstas y que queréis que perduren.

Más de un cincuenta por ciento de las enfermedades femeninas son falsas. Muchas mujeres han aprendido desde su infancia una fórmula: sólo reciben amor cuando están enfermas, y no de otro modo. Cuando la esposa está enferma, el marido no va a su trabajo, toma una silla y se sienta junto a la cama de ella. Quizás se esté maldiciendo a sí mismo por hacerlo, pero lo hace. Así, siempre que una mujer quiere recibir atenciones de su marido, cae enferma enseguida. Por eso nos encontramos que las mujeres están enfermas casi siempre. Saben que, estando enfermas, pueden dominar a toda la casa.

Una madre no debe prestar demasiada atención a su hijo cuando éste cae enfermo; de lo contrario, el niño caerá enfermo siempre que quiera que le presten atención. Cuando el niño cae enfermo, no os preocupéis tanto por él para que no se establezca en su mente ninguna asociación entre enfermedad y amor. El niño no debe captar la impresión de que siempre que caiga enfermo su madre lo acariciará y le contará cuentos. Por el contrario, la madre debe mimar al hijo cuando éste esté feliz, para que el amor se asocie a la alegría y a la felicidad.

Hemos asociado el amor a la desgracia, y eso es muy peligroso, porque significa que, siempre que alguien necesite amor, llamará a la desgracia para que pueda venir después el amor. Pero nunca se encuentra al amor por la enfermedad. Recordadlo: la enfermedad produce lástima, no amor, y ser objeto de lástima es insultante, es muy degradante. El amor es una cosa completamente diferente. Pero no tenemos conciencia del amor.

Lo que quiero decir es que el cuerpo sigue nuestras sugerencias: si queremos estar enfermos, el pobre cuerpo cae enfermo. El hipnotismo es útil para curar estas enfermedades. Lo que quiere decir esto es que las enfermedades falsas se curan con medicinas falsas, no con la medicina verdadera. Si podemos hacernos creer a nosotros mismos que estamos enfermos, también podemos hacernos creer a nosotros mismos que estamos sanos y librarnos de la enfermedad. Hoy día, en casi todos los hospitales de los países desarrollados tienen en su plantilla un experto en hipnotismo. En Occidente, el médico trabaja en equipo con el experto en hipnotismo, pues existe una serie de enfermedades ante las cuales el médico es completamente impotente, y que sólo puede tratar un experto en hipnotismo. Éste sume al paciente en un sueño hipnótico y le sugiere que se siente bien.

El hipnotismo es muy útil para estas enfermedades. El hipnotismo significa simplemente que la falsedad que hemos creado a nuestro alrededor puede ser neutralizada por otra falsedad.

sábado, 16 de octubre de 2010

LA REENCARNACION DEL ALMA

Algunas almas, a algunos seres, les resulta difícil, en efecto, tomar un cuerpo nuevo inmediatamente después de la muerte. Esto tiene una causa, y quizás no se os haya ocurrido cuál es esta causa. Podemos dividir a todas las almas en tres categorías. Una es la inferior: la de las personas con la conciencia del tipo más bajo; otra es el tipo más alto de todos, la conciencia muy superior y más pura; y la tercera es la de la gente intermedia, que tienen algo de cada una de las dos primeras.

A los seres más bajos les resulta difícil tomar un cuerpo nuevo, tanto como a los seres superiores. Los intermedios no se retrasan en absoluto: alcanzan un cuerpo nuevo en cuanto dejan el anterior. El motivo es que siempre hay un vientre disponible para las almas medianas.

Muchas almas superiores no pueden entrar en vientres corrientes: necesitan vientres extraordinarios. El alma superior necesita la unión de una pareja con un nivel excepcional elevado de conciencia, para que esté disponible el nivel más elevado de posibilidades para el nacimiento. Así pues, un alma elevada tiene que esperar el vientre adecuado. Del mismo modo, los seres inferiores también tienen que esperar, porque tampoco pueden encontrar fácilmente a una pareja: no les resulta fácil encontrar un vientre de tipo inferior. De esta forma, los tipos más elevados y los inferiores no nacen con facilidad.

Las almas inferiores, las que no han encontrado todavía un cuerpo, están muy atormentadas, mientras que las almas superiores son felices sin cuerpos. Debéis tener presente esta diferencia. Las almas superiores siempre consideran el cuerpo como una especie de atadura de un tipo u otro: quieren mantenerse tan ligeros que prefieren, incluso, no cargar con el peso de un cuerpo. Y, en último extremo, quieren librarse del cuerpo, pues les parece que el cuerpo no es más que una prisión. Llegan a sentir que el cuerpo les obliga a hacer ciertas cosas que no merecen la pena; por eso, sus almas no están muy apegadas al cuerpo. Las almas inferiores no son capaces de vivir ni un momento sin el cuerpo: sus intereses y su felicidad están atados al cuerpo.

Suele suceder (y también sucede con las almas malvadas) que se produce una cadena de nacimientos de almas buenas. Al mismo tiempo que el Buda y Mahavira nació Sócrates en Grecia, seguido al poco tiempo por Platón y Aristóteles. Hacia la misma época nacieron en China Confucio, Lao Tse, Chuang Tse y Mencio (Meng Tse). Aproximadamente en la misma época nacieron en partes diferentes del mundo unas personas increíbles. Todo el mundo estaba lleno de personas fascinantes. Parece que las almas de esas personas llevaban algún tiempo esperando, y que les surgió por entonces una oportunidad; aparecieron vientres disponibles para ellas.

A las almas medianas, no les resulta difícil nacer: en todas partes hay vientres dispuestos a recibir a tales almas. Por otra parte, sus exigencias son muy corrientes. Tienen los mismos anhelos: comer, beber, ganar dinero, disfrutar del sexo, aspirar a la honra y a la posición social: anhelos corrientes. Todo el mundo ansía estas cosas; por eso, el alma no tiene problemas para encontrar un vientre. Todos los futuros padres pueden brindar a cualquier alma la oportunidad de conseguir todas estas cosas corrientes.

sábado, 9 de octubre de 2010

LA MEDITACIÓN Y EL SUEÑO

No os podréis creer lo estrecho y lo profundamente conectados que estamos con el sueño. El modo en que una persona vive su vida depende completamente de cómo sueña. Si no duerme bien, toda su vida sería un caos: todas sus relaciones personales se enredarían; todo se volvería venenoso, lleno de rabia. Por el contrario, si una persona duerme profundamente, en su vida habrá frescura: fluirán continuamente la paz y la alegría. Sus relaciones personales, su amor; todo se basará en la serenidad. Pero si pierde el sueño, todas sus relaciones personales se echarán a rodar. Se hundirán sus relaciones con su familia, con su mujer, con su hijo, con su madre, con su padre, con su maestro, con sus alumnos: con todos. El sueño nos lleva a todos a un punto de nuestro inconsciente donde todos estamos inmersos en Dios; aunque no por mucho tiempo. Hasta la persona más sana sólo alcanza su nivel más profundo durante diez minutos de sus ocho horas diarias de sueño. Durante esos diez minutos está tan completamente perdida, sumergida en el sueño, que no tiene ni siquiera un ensueño.

El sueño no es total mientras la persona está soñando: no deja de oscilar entre el estado de sueño y el de vigilia. El ensueño es un estado en que la persona está medio dormida y medio despierta. Tener un ensueño significa que, aunque tenemos cerrados ojos, no estamos dormidos: las influencias externas todavía nos afectan. Las personas con que tratamos de día siguen con nosotros por la noche en nuestros ensueños. Los ensueños ocupan el estado intermedio entre el sueño y la vigilia. Y hay muchas personas que han perdido la capacidad de dormir: se limitan a quedarse en el estado de los ensueños sin alcanzar nunca el estado de sueño. Y no importa que no recordemos por la mañana lo que soñamos durante la noche. En los Estados Unidos se están llevando a cabo muchas investigaciones sobre el sueño. Unos diez grandes laboratorios han realizado experimentos con millares de personas durante ocho o diez años.

Los estadounidenses están dando muestras de interés por la meditación porque han perdido el sueño. Creen que la meditación quizás sirva para devolverles el sueño, que quizás pueda llevar a sus vidas algo de paz. Por eso no ven en la meditación más que un tranquilizante. No es un medicamento, pero hace dormir: es magnífico.” La influencia creciente de los yoguis en los Estados Unidos no se debe a ellos mismos: la causa verdadera es la falta de sueño. Los estadounidenses tienen trastornado el sueño, y por eso la vida en los Estados Unidos está llena de tristeza, de depresión, de tensión. Por eso vemos que en los Estados Unidos hay una necesidad creciente de tranquilizantes: para hacer dormir de alguna manera a la gente. Cada año se gastan millones de dólares en tranquilizantes en los Estados Unidos.

Dormís todos los días, pero no tenéis idea de lo que es el sueño. La persona pasa toda su vida durmiendo, pero nada cambia: no sabe nada del sueño. El motivo por el cual no sabéis nada del sueño es que cuando el sueño está allí, vosotros no estáis. Recordadlo: vosotros sólo estáis mientras el sueño no esté, el sueño sigue siendo un misterio: está fuera de vuestro alcance.

Entrar en el sueño y entrar en lo divino es exactamente una misma cosa: la única diferencia es que a través del sueño uno entra en Dios en estado inconsciente, mientas que a través de la meditación uno entra en Dios en estado consciente. Pero esta diferencia es muy importante. Podéis pasar millares de vidas entrando en Dios a través del sueño, pero no llegaréis a conocer a Dios. Pero si entráis en la meditación aunque sea por un momento, habréis alcanzado el mismo lugar que lleváis alcanzando en el sueño profundo durante miles y millones de vidas (aunque siempre en estado inconsciente), y esto transformará completamente vuestra vida.

Cuando una persona entra en sí misma por medio de la meditación, ya nunca puede encontrarse en estado inconsciente cuando duerme.

sábado, 2 de octubre de 2010

LA INCERTIDUMBREDE LA VIDA

Estoy aquí para que estés despierto y seas consciente, es decir, para que estés aquí y ahora con toda la inseguridad que tiene la vida, con toda la incertidumbre que tiene la vida, con todo el peligro que tiene la vida.

Me gustaría darte más inseguridad, más incertidumbre, porque la vida es así, Dios es así. La única forma de responder cuando hay más inseguridad y peligro es con conciencia.

Hay dos posibilidades. O cierras los ojos y te vuelves dogmático: católico, hinduista o musulmán... entonces, te conviertes en un avestruz. Eso no cambia tu vida, simplemente te tapa los ojos. Te vuelve poco inteligente. Con tu poca inteligencia te sientes seguro. Un hombre realmente vivo siempre se sentirá inseguro. ¿Qué seguridad puede tener?

La vida no es un proceso mecánico, no puede ser segura. Es un misterio impredecible. Nadie sabe qué va a pasar en el momento siguiente. Si el futuro no está determinado, cómo puedes saber lo que va a ocurrir a continuación? Si así fuere, la vida sólo sería un proceso mecánico, inerte. No habría libertad, ¿y cómo puede existir la vida sin libertad? No habría ninguna posibilidad de crecer, ni de no crecer. Si todo está predestinado de antemano, no habrá gloria ni grandeza. Entonces sólo seréis robots.

No, no hay nada seguro. Éste es mi mensaje. No puede haber nada seguro porque una vida segura es peor que la muerte. No hay nada seguro. La vida está llena de incertidumbres, llena de sorpresas, ¡ésa es su belleza! Nunca llegas a un punto en el que puedas decir: «Ahora, estoy seguro.» Cuando dices que estás seguro estás proclamando tu muerte; te has suicidado.

La vida continúa con mil y una incertidumbres. Eso es libertad. No lo llames inseguridad.

Puedo entender por qué la mente llama «inseguridad» a la libertad... ¿Has estado alguna vez en la cárcel durante unos meses o unos años? Si un prisionero está unos cuantos años en la cárcel, cuando llega el día de su libertad, empieza a sentirse inseguro acerca del futuro. En la cárcel todo estaba garantizado; todo era una rutina sin vida. Le servían la comida, le daban protección; no tenía miedo de pasar hambre al día siguiente y que no hubiera comida; nada de eso, todo estaba garantizado. Ahora, de repente, después de tantos años, cuando llega el carcelero y le dice: «Ahora serás puesto en libertad», empieza a temblar. Al salir de los muros de la prisión volverá a tener incertidumbres; tendrá que volver a buscar y rebuscar; tendrá que volver a vivir en libertad.

La gente habla de la libertad, pero tiene miedo. Y un ser humano no será un ser humano mientras siga teniendo miedo a la libertad. Os doy libertad, no os doy seguridad. Os doy comprensión, no os doy conocimiento. El conocimiento te dará seguridad. Si te doy una fórmula, una fórmula determinada: que hay un Dios, un Espíritu Santo y su único hijo, Jesús; que hay un Cielo y un Infierno, que estas acciones están bien y ésas están mal; si cometes un pecado iras al Infierno, si haces lo que llamo buenas acciones irás al Cielo —¡y se acabó!— entonces, estarás seguro. Por eso hay tantas personas que han decidido ser cristianos, musulmanes o jainistas, porque no quieren ser libres, quieren una fórmula fija.

Un hombre se estaba muriendo tras un accidente de tránsito. Nadie sabía que era judío, de modo que llamaron a un sacerdote católico. El sacerdote se reclinó junto al hombre —el hombre se estaba muriendo, eran los últimos estertores de la muerte y el sacerdote dijo: —¿Crees en la Santa Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo?

El hombre abrió los ojos y dijo: —Estoy aquí a punto de morirme... y ¡él está jugando a los acertijos!

Cuando la muerte llama a tu puerta, todas tus convicciones no serán más que absurdos acertijos. No te aferres a ninguna convicción. La vida es incierta, la misma naturaleza de la vida es la incertidumbre. Y la persona inteligente siempre está insegura.

La propia disposición de mantenerse en la incertidumbre es valentía. Esta disposición de estar en la incertidumbre es confianza. Una persona inteligente es aquella que permanece alerta en cualquier situación, que responde a las situaciones con todo su corazón. No es que sepa lo que va a ocurrir; no es que sepa, «si haces esto sucederá aquello». La vida no es una ciencia; no es una cadena de causa y efecto. Cuando calientas agua hasta los 100 'C, se evapora, eso está garantizado. Pero en la vida real, no hay nada tan seguro como eso.

Cada individuo es una libertad, una libertad desconocida. Es imposible predecirlo, imposible imaginárselo. Hay que vivir estando despiertos y con comprensión.

Vienes a verme en busca de conocimiento, quieres fórmulas fijas para poder aferrarte a ellas. Yo no te las doy. En realidad, si tienes alguna, ¡te la quito! Poco a poco, voy destruyendo tus convicciones y, poco a poco, te voy volviendo cada vez más indeciso; poco a poco te voy volviendo más inseguro. Eso es lo único que hay que hacer. ¡Esto es lo único que tiene que hacer un maestro! Dejarte completamente libre. Totalmente libre, con todas las posibilidades abiertas, sin nada fijo... tendrás que estar despierto, no puedes hacer nada más.

Esto es lo que llamo comprensión. Si comprendes, la inseguridad es una parte intrínseca a la vida, y está bien que sea así, porque transforma la vida en libertad, la convierte en una sorpresa constante. Nunca se sabe lo que va a suceder. Te mantiene permanentemente maravillado. No lo llames incertidumbre, llámalo prodigio. No lo llames inseguridad, llámalo libertad.

No puedes ser sincero si no eres valiente

No puedes ser amoroso si no eres valiente

No puedes confiar si no eres valiente

No puedes investigar la realidad si no eres valiente

Por tanto, la valentía va primero

y todo lo demás va después

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