sábado, 31 de marzo de 2012

CUANDO LA MENTE DIVIDE


Esta es la enfermedad de la mente: Lo que a uno le gusta y lo que le disgusta, a favor y en contra. ¿Por qué está la mente dividida? ¿Por qué no puedes ser uno? Te gustaría, desearías ser uno, pero continúas alimentando las divisiones, las preferencias, el «esto me gusta» y «esto no me gusta».

Sosan (Maestro Zen) dice:

La lucha entre lo que a uno le gusta y lo que le disgusta es la enfermedad de la mente.

¿Cómo curarse? ¿Hay alguna manera de superar esta enfermedad? No, no hay manera. Uno simplemente tiene que entenderlo. Uno simplemente tiene que mirar el hecho en sí mismo. Uno sólo tiene que cerrar los ojos y mirar en su propia vida; observarla. Y sentirá la verdad de Sosan. Y cuando sientes la verdad, la enfermedad desaparece. No hay ningún remedio para ella, porque si se te da algún remedio, ese remedio te empezará a gustar. Entonces olvidarás la enfermedad pero empezará a gustarte el remedio, y el mismo remedio se convertirá en la enfermedad.

No, Sosan no te dará ningún remedio, no te dará ningún método. No te sugerirá qué hacer. Simplemente insistirá una y otra vez, una y mil veces, en que entiendas cómo has creado toda esta confusión a tu alrededor, cómo has creado todo este sufrimiento. Y nadie más que tú lo ha creado; es la enfermedad de tu mente: preferir, elegir.

No decidas. Acepta la vida en su totalidad. Tienes que ver la totalidad: la vida y la muerte juntas, el amor y el odio juntos, la felicidad y la desgracia juntas, la agonía y el éxtasis juntos. Si los ves juntos, entonces ¿qué quedará para elegir? Si ves que son uno, entonces ¿por dónde va a entrar la elección? Si ves que la agonía no es otra cosa que éxtasis, y el éxtasis agonía; si puedes ver que la felicidad no es otra cosa que infelicidad; que el amor no es otra cosa que odio y el odio, amor; entonces ¿dónde elegir? ¿cómo elegir? Entonces la elección desaparece.

No es que tú la dejes. Si eres tú el que la dejas, se convertirá en una elección; esta es la paradoja. No supongas que tienes que dejarla, porque si la dejas, eso ya quiere decir que has elegido a favor y en contra. Ahora tu elección es la totalidad. Estás a favor de la totalidad y en contra de la división, pero la enfermedad ha entrado. Es algo muy sutil.

Simplemente entiende, pues la propia comprensión hace que la elección desaparezca. Nunca la abandonas. Simplemente te ríes... y pides una taza de té.

“Cuando no se entiende el significado
profundo de las cosas,
se perturba en vano la paz esencial de la mente.
El Camino es perfecto, como el espacio infinito
donde nada falta y nada sobra.
De hecho, es debido a nuestra elección
de aceptar o rechazar que no vemos
la verdadera naturaleza de las cosas.
No vivas en los enredos de las cosas externas
ni en los sentimientos internos de vacío.
Mantente sereno, sin hacer esfuerzos,
en la unidad de las cosas,
y tales falsos conceptos desaparecerán por sí solos.
Cuando tratas de parar la actividad
para alcanzar la pasividad,
el propio esfuerzo te llena de actividad.
Mientras estés en un extremo o en el otro,
nunca conocerás la Unidad.
Aquellos que no viven en el Camino único
fracasan en ambas: actividad y pasividad,
afirmación y negación.”

sábado, 24 de marzo de 2012

LO FÁCIL DE VIVIR


CHUANG TZU: dice: «Lo fácil es lo correcto». El Gran Camino no es difícil. Si parece difícil, eres tú el que lo hace difícil. El Gran Camino es fácil. ¿Cómo va a ser difícil? Hasta los pájaros vuelan en él y los peces nadan en él. ¿Cómo va a ser difícil? El hombre lo hace difícil, la mente lo vuelve difícil; y el truco para hacer de cualquier cosa fácil algo difícil es elegir, hacer una distinción. El amor es algo fácil, el odio es algo fácil, pero tú eliges. Dices: «Sólo voy a amar, no voy a odiar». Así todo se vuelve difícil. ¡Así ni siquiera puedes amar! Inspirar es fácil, espirar es fácil. Pero tú eliges. Dices: «Sólo voy a inspirar, no voy a espirar». De esta forma todo se vuelve difícil. La mente puede decir: « ¿Para qué espirar? La respiración es vida. Simple aritmética: inspira, no expulses el aire; estarás cada vez más vivo. Acumularás más vida. Tendrás grandes reservas de vida. Inspira solamente, no espires porque espirar es morir».

Lo primero que hace un niño al nacer es inspirar. Y lo último que un hombre hace al morir es espirar. La vida comienza con la inspiración y la muerte comienza con la espiración. Cada vez que inspiras renaces; cada vez que espiras mueres, porque el aliento es vida. Es por eso que los hindúes lo han llamado prana: prana significa «vida». El aliento es vida. Simple lógica, simple aritmética, ningún problema, lo puedes hacer sencillo: inspira cada vez más y no espires, así no morirás. Si espiras morirás. ¡Y si espiras mucho te morirás antes! Entonces, ¿qué se supone que una persona lógica debería hacer? Una persona lógica solamente inspiraría, nunca espiraría.

El amor es inspirar, el odio espirar. ¿Qué hacer entonces? La vida es fácil si no decides, porque entonces sabes que inspirar y espirar no son dos cosas opuestas; son dos partes de un mismo proceso. Y estas dos partes son orgánicas, no puedes dividirlas. ¿Y si no espiras...? La lógica se equivoca. No vivirás; sencillamente, te morirás inmediatamente.

Pruébalo: solamente inspira, no espires. Lo entenderás, te pondrás tenso, muy tenso. Todo tu ser querrá espirar porque si no morirás. Si eliges, te meterás en un problema. Si no eliges, todo será fácil. Lo fácil es lo correcto.

Si el hombre se encuentra en un problema es debido a los muchos maestros que han envenenado su mente, que le han estado enseñando: «¡Elige esto! ¡No hagas esto, haz esto». Todas estas elecciones le han destruido. Y parecen lógicos. Si discutieras con ellos, ellos siempre tendrían razón. La lógica les apoya: «¡Mira, es tan simple! ¿Para qué espirar si espirar es morir?».

Y esto ha ocurrido, no sólo con la respiración..., o incluso con la respiración. Hay escuelas de yoga que dicen que tu vida se cuenta a través de la respiración; que tu vida no se cuenta por los años que vives sino por las veces que respiras; así que respira lentamente. Si respiras doce veces por minuto morirás pronto; así que respira seis veces, o mejor aún tres, vivirás más tiempo.

Nadie lo ha conseguido, pero la gente lo sigue intentando. Respira lentamente. ¿Por qué?; porque si respiras lentamente espirarás menos veces, así que cada vez estarás muriendo menos, o podrás vivir más tiempo. Pero lo único que ocurrirá será que perderás tus ganas de vivir. Y la vida no se prolongará, aunque lo parezca.

Esos a los que la gente llama yoguis, que cada vez respiran menos y más despacio, lo único que hacen es disminuir el proceso de la vida. Están menos vivos, eso es todo. No van a vivir más tiempo; tan sólo van a estar menos vivos. No están viviendo plenamente; su llama no arde adecuadamente. El ánimo, el entusiasmo y la danza desaparecen. Se consumen a sí mismos, eso es todo.

Y lo mismo pasa con todos los procesos de la vida. Comes, pero si retienes el alimento, te estriñes. La lógica es correcta: simplemente no echas el aire. El estreñimiento es una elección a favor de coger aire y en contra de soltarlo. Casi todo ser civilizado está estreñido; puedes medir la civilización por el grado de estreñimiento. Cuanto más estreñido esté un país, más civilizado será, porque será más lógico. ¿Para qué soltar el aire? Sigue tomándolo. El alimento es energía. ¿Por qué echarla? Puede que no te des cuenta pero esto es el inconsciente volviéndose lógico y aristotélico.

“El Gran Camino no es difícil. Tú lo haces difícil, tú eres difícil. El Gran Camino es fácil para aquellos que no tienen preferencias.
Cuando ambos, amor y odio, están ausentes todo se vuelve claro y diáfano.
Sin embargo, haz la mínima distinción, y el cielo y la tierra se distancian infinitamente.”

No prefieras; simplemente permítele a la vida moverse. No digas a la vida: «Muévete de esta forma, ve hacia el norte, o ve hacia el sur». No lo digas; simplemente fluye con la vida. No luches contra la corriente, hazte uno con ella.

sábado, 17 de marzo de 2012

VIVIR SIN OPINIONES


Tú dices: «Me gustaría estar en silencio», nunca estarás en silencio porque tienes una preferencia. Este es el problema. La gente dice: «Me gustaría estar en silencio, no quiero tener más estas tensiones». Me dan lástima; lástima porque lo que dicen es estúpido. Al no querer más tensiones crearás otras nuevas, porque este no-querer creará una nueva tensión. Y si deseas mucho el silencio, si lo persigues demasiado, el propio silencio se convertirá en tensión. Debido a ello sentirás más inquietud aún.

¿Qué es el silencio? El silencio es un profundo entendimiento; un entendimiento de que el fenómeno de elegir te causa tensión. Aunque lo que prefieras sea el silencio, te pondrás tenso.

Entiéndelo, siéntelo; siempre que prefieres algo, te pones tenso; cuando no prefieres, no hay tensión, estás relajado. Y cuando estás relajado, tus ojos poseen cierta claridad; no están velados por nubes y sueños. No se mueven pensamientos en la mente; puedes ver a través de ella. Y cuando puedes ver la verdad, ello te libera. La verdad libera.

Haz la más mínima distinción, la más mínima elección, y estarás dividido. Entonces tendrás un cielo y un infierno, y entre ellos dos serás aplastado.

“Si quieres ver la verdad, no mantengas ninguna opinión a favor o en contra”

Vive sin opiniones. Vive desnudo, sin ropa alguna, sin opiniones acerca de la verdad, porque la verdad detesta todas las opiniones. ¡Abandona todas tus filosofías, teorías, doctrinas, escrituras! ¡Abandona toda esa basura! Vive en silencio, sin elegir, con los ojos simplemente dispuestos a ver lo que hay, de ninguna manera esperando ver tus deseos realizados. No cargues con deseos. Se dice que el camino del infierno está completamente lleno de deseos, de buena voluntad, de esperanzas, de sueños, de arco iris, de ideales. Sin embargo, el camino del cielo está absolutamente vacío.

¡Despréndete de todas las cargas! Cuanto más alto quieras llegar, más ligero tendrás que ir. Si quieres ir a los Himalayas tendrás que dejar toda la carga. Al final, cuando llegues al Gurisankar, al Everest, tendrás que dejarlo todo. Tendrás que ir completamente desnudo, porque cuanto más alto llegues, más ligero necesitarás estar. Y todas las opiniones son cargas. No alas. Sin opiniones, sin ninguna preferencia...

Si quieres saber la verdad no seas ni creyente ni ateo. No digas: «Dios existe», ni: «Dios no existe», porque lo que sea que digas se convertirá en un deseo profundo. Y proyectarás todo lo que haya oculto tras el deseo.
Si quieres ver a Dios como un Krishna con una flauta en sus labios, algún día lo verás; no porque Krishna esté ahí, sino tan sólo porque tienes una semilla de deseo que proyectas en la pantalla del mundo.

Si quieres ver a Jesús crucificado, lo verás. Lo que quieras se proyectará, pero es sólo un mundo de sueños; no te estás acercando a la verdad. No plantes ninguna semilla en tu interior: vive sin opinión, sin ningún pensamiento a favor o en contra, sin filosofía. Simplemente ve lo que hay. No lleves contigo ninguna mente. Vive sin mente.

“Si quieres ver la verdad, no mantengas ninguna opinión a favor o en contra.
La lucha entre lo que a uno le gusta y lo que le disgusta es la enfermedad de la mente.”

sábado, 10 de marzo de 2012

EL AMOR Y EL ODIO


El amor y el odio; ambos colorean tu visión y entonces no puedes ver con claridad. Si amas a alguien empiezas a ver cosas que no existen. Ninguna mujer es tan hermosa como tú piensas cuando la amas, porque proyectas. Tú tienes en la mente una chica de ensueño y la proyectas. De alguna manera la chica real solamente hace de pantalla.

Por eso, tarde o temprano, todo amor llega a un punto de frustración, porque ¿cómo puede la chica seguir haciendo de pantalla? Ella es una persona real; se afirmará, dirá: «¡Yo no soy una pantalla!». ¿Durante cuánto tiempo puede ella encajar en tu proyección? Antes o después te darás cuenta de que no encajan. Al principio ella cedía, al principio tú cedías. Tú eras una pantalla para ella, ella una pantalla para ti.

Nadie puede pretender ser una pantalla de proyección para ti durante toda la vida porque es muy pesado. ¿Cómo puede alguien ajustarse a tu sueño? Él tiene su propia realidad, y la realidad se hace valer. Si amas a una persona, proyectas cosas que no existen. Si odias a una persona, de nuevo proyectas cosas que no existen. En el amor, la persona se vuelve un Dios. En el odio la persona se vuelve un demonio; y esa persona no es ni un Dios ni un demonio. Esa persona es simplemente ella misma. Esos dioses y diablos no son sino proyecciones. Tanto si amas como si odias no podrás ver con claridad.

Cuando el «me gusta» y el «no me gusta» no existen, tus ojos no están empañados, tienes claridad. Entonces ves al otro tal como es. Y cuando posees esa claridad de consciencia, toda la existencia te revela su realidad. Esta realidad es la verdad.

Él que vive en consciencia no proyectará esto o aquello. No verá en ti un Dios o un demonio. Simplemente te verá, y compartirá porque tiene suficiente; y cuanto más compartes, más crece. Compartirá su éxtasis contigo. Cuando amas, proyectas. No amas para dar; amas para tomar, amas para explotar. Cuando amas a una persona intentas encajarla de acuerdo a ti, de acuerdo a tus ideas. Todos los maridos hacen esto, todas las esposas hacen esto, todos los amigos. Continuarás intentando cambiar al otro, al ser real, y el ser real no puede ser cambiado; sólo conseguirás frustrarte.

El ser real no puede cambiarse; lo único que pasará es que tu sueño se hará añicos y entonces te sentirás herido. No escuchas la realidad. Nadie está aquí para realizar tu sueño. Todo el mundo está aquí para realizar su propio destino, su propia realidad.

El ser consciente ama porque tiene mucho amor, le desborda. No está creando un sueño alrededor de nadie. Comparte con cualquiera que aparezca en su camino. Su compartir es incondicional, de forma que no espera nada de ti. Si el amor espera algo sólo habrá frustración. Si el amor espera algo habrá desilusión. Si el amor espera algo habrá sufrimiento y locura.

Sosan (Maestro Zen, año 606) dice: «No, ni amor ni odio. Simplemente ve la realidad del otro». Este es el amor de un buda: ver la realidad del otro, ver al otro tal como es, ver sólo la realidad; no proyectar, no soñar, no crear una imagen, no intentar encajar al otro de acuerdo a la imagen de uno.

La mente tiene que amar y odiar, y la mente tiene que luchar continuamente entre estas dos cosas. Pero si no amas ni odias, vas más allá de la mente.

sábado, 3 de marzo de 2012

HAS ENCONTRADO A DIOS?


A mí me gustaría preguntar: “¿Has perdido alguna vez a Dios?”. Pues si digo que he encontrado a Dios, eso significa que lo había dado por perdido.

Ya está encontrado. Aun cuando nos parece que lo hemos perdido, él sigue todavía con nosotros. Lo único que sucede es que estamos hipnotizados y que, por ello, nos parece que lo hemos perdido. Por consiguiente, si alguien dice: “Sí, he encontrado a Dios”, se equivoca. Sigue sin comprender que nunca ha llegado a perderlo. Por lo tanto, los que llegan a conocer a Dios nunca dicen que han encontrado a Dios. Dicen:”Nunca lo perdí”.

El día en que el Buda quedó iluminado, la gente se reunió a su alrededor y la preguntó:

-¿Qué has alcanzado?

El Buda respondió:

-No he alcanzado nada. Sencillamente, he llegado a ver lo que no había perdido nunca. He encontrado lo que ya tenía.

Los lugareños que oyeron esto se apiadaron de él y le dijeron:

-¡Qué lástima! Has trabajado en vano.

-Sí –dijo el Buda-, en ese sentido es cierto que he trabajado en vano. Pero ahora ya no tengo necesidad de trabajar: esa ventaja he ganado. Ahora no iré a buscar nada, ahora no vagaré para alcanzar nada, ahora no emprenderé ningún viaje: eso he ganado. Ahora sé que estoy donde ya estaba.

Sólo nos vamos en nuestros sueños. Nunca llegamos realmente a los lugares donde nos parece que hemos llegado. Por eso, en cierto sentido, todas las religiones son falsas; todas las prácticas espirituales son falsas; todos los yogas son falsos. Son falsos en el sentido de que todos son métodos para regresar. Pero, con todo, son muy útiles.

No preguntéis nunca: “¿Has encontrado a Dios, o no? Todo eso es un error: ¿Quién va a encontrarlo? ¿Qué hay que encontrar? Lo que es, es. El día que lleguéis a saber esto, veréis que no habéis perdido nada nunca, que no habéis ido nunca a ninguna parte. Nada se ha destruido nunca, nada ha muerto nunca. Lo que es, es. Ese día terminarán todos los viajes, todo lo que es ir a alguna parte.

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