sábado, 31 de diciembre de 2016

CONOCER LA VERDAD

El que desea conocer la Verdad, la Verdad que está más allá de todas las polaridades: hombre-mujer, oriente-occidente, bueno-malo, cielo-infierno, verano-invierno,... uno que está interesado en saber, en indagar en busca de la Verdad que trasciende todas las dualidades, ha de abandonar todos sus prejuicios. Si carga con su prejuicio, ese prejuicio coloreará su mente. Para conocer la Verdad no necesitas ser un hindú, no necesitas ser un musulmán, no necesitas ser un cristiano, no necesitas ser un judío. Para conocer la Verdad has de desembarazarte de toda esa basura; has de ser simplemente tú mismo. No necesitas ser indio, no necesitas ser americano, no necesitas ser inglés, no necesitas ser japonés, chino. Para conocer la Verdad has de ser inmenso, vasto, has de ser vital, has de estar VIVO, amoroso, inquisidor, meditativo,... pero sin prejuicios, sin libros sagrados, sin conceptos, sin filosofías. Cuando te has desnudado por completo de todo eso que te ha sido enseñado, cuando se han abandonado todos los condicionamientos, entonces, de repente, allí aparece la Verdad superior; y esa Verdad superior es una síntesis en sí misma; tú no necesitas "Sintetizarlo” Es una unidad orgánica. Y desde esa actitud puedes reírte de toda la estupidez creada en nombre de la religión, en nombre de la tolerancia, en nombre del amor, en nombre de las iglesias y templos y mezquitas.

La revolución ha de tener lugar dentro de ti; no ha de ser introducida en el mundo. Porque solamente tú estás vivo; la sociedad está muerta, la sociedad es solamente un nombre. Solamente tú posees algo del alma. La síntesis ha de ocurrir ahí. La síntesis no hade tener lugar en Nueva York o en Constantinopla; la síntesis ha de darse en tu interior, en mi interior. Y cada individuo se ha de convertir en un gran experimento con miras a esa síntesis. Pero recuerda que cuando surja la síntesis, no serás capaz de decir si es una síntesis entre Oriente y Occidente, entre lo musulmán y lo cristiano, entre lo hindú y lo jaino. No. Inmediatamente serás capaz de ver que es un «trascender”. La síntesis, la verdadera síntesis, la síntesis orgánica es un «trascender”; tu actitud ha cambiado, estás en la cumbre más alta. Desde allí observas.

Cualquier cosa que observemos, cualquier cosa que veamos, no es muy importante. Lo verdaderamente importante es el lugar en el que estás. Si te apegas a Oriente, veas lo que veas en Occidente será una interpretación errónea.

Hace solamente unos días estaba leyendo un periódico. Alguien había escrito un artículo en mi contra. El artículo preguntaba que cómo podían los americanos comprender la religión. Son incapaces; por lo tanto, todo mi esfuerzo es en balde. Esta es la mente hindú chauvinista. El hindú cree que nadie es capaz de comprender la religión excepto el hindú. Y eso no solamente ocurre con el hindú; ocurre con todos. Todo el mundo en lo más profundo carga con esa estupidez de que «Nosotros somos los escogidos». Esta idea es muy destructiva. No es cuestión de ser americano o indio; la Verdad no tiene nada que ver con esas etiquetas. La Verdad es accesible para cualquiera que esté dispuesto a desembarazarse de esas etiquetas. Solamente se comprende la Verdad cuando no eres ni americano, ni indio, ni hindú, ni cristiano. La Verdad es comprendida por una consciencia que ha dejado de estar obnubilada por todo condicionamiento, que ha dejado de estar obnubilada por el pasado. De lo contrario continuamos viendo en las cosas solamente aquello que somos capaces de comprender.

Estaba leyendo una hermosa anécdota...

La familia se las arregló para traer al abuelo patriarca desde Hungría y éste llegó para ver a su hija y a su familia.

El anciano estaba fascinado con Nueva York y todo lo que ofrecía.

Un día su nieto, Yunkel,lo llevó al zoo en Central Park. La mayoría de los animales le resultaron conocidos al viejo hombre. Sin embargo, cuando se acercaron a la jaula en la que estaba encerrada la hiena reidora, el anciano sintió curiosidad. «Yunkel, nunca en mi país oí de un animal que riera".

Yunkel, viendo al cuidador en las proximidades, le preguntó, «Mi abuelo lía llegado recientemente de Europa. Dice que no tienen allí hienas reidoras. ¿Podría decirme algo sobre ellas para que yo pueda contárselo?" ,
El cuidador le dijo, «Bien; come una vez al día».

Yunkel se volvió hacia su abuelo y le dijo en yidishi,«Come una vez al día».

El cuidador prosiguió, «Se baña una vez a la semana».

«Se baña una vez a la semana». El anciano escuchó con atención.

El cuidador añadió, «Se aparea una vez al año».

«Se aparea una vez al año».

El anciano movió su cabeza pensativamente. «De acuerdo. Come una vez al día, se baña una vez a la semana, pero si se aparea solamente una vez al año, ¿de qué se ríe?»

Este anciano no es tan viejo. Su mente todavía está apegada, en cierta forma, a sus días de juventud. Su mente es aún sexual. No puede entender porqué la hiena se ríe si solamente se aparea una vez al año.

Hay gente que es incapaz de comprender que la felicidad es posible por medios distintos del sexo. Hay gente que no puede entender que existe el gozo más allá del sexo. Hay gente que no puede entender que exista la felicidad excepto en la comida. Hay gente que no puede comprender que exista la felicidad excepto en !as mansiones, los grandes automóviles, el acumu¬lar dinero, poder y prestigio. Es imposible que comprendas más allá del punto en el que estás; la gente permanece confinada en sus propios puntos de vista. Esta es la auténtica prisión. Si quieres una síntesis deberás abandonar todas las cárceles, tendrás que salir de tus celdas. Son celdas muy sutiles y las has estado decorando durante mucho tiempo; puede incluso que las hayas estado comenzando a apreciar. Puede que hayas olvidado que son prisiones; puedes haber empezado a pensar que son tu hogar. Un hindú cree que el hinduismo es su hogar, nunca cree que sea una barrera. Todos los «ismos» son barreras. El cristiano cree que el cristianismo es el puente; nunca cree que el cristianismo es lo que le está impidiendo llegar a Cristo. La iglesia no es la puerta; es la barrera, es el muro, la Muralla China.

Pero si has estado viviendo demasiado tiempo, durante siglos, con ese muro, si la mente se ha acostumbrado a él, crees que es una salvaguarda, una protección, un refugio. Y entonces observas a los demás; desde tu celda en la prisión observas el exterior. El que tú estés en la celda corrompe tu visión.

Sal afuera bajo el cielo y las estrellas y la síntesis se ocupará de ella misma. No tienes necesidad de sintetizar Oriente y Occidente; simplemente has de ir más allá de esos puntos de vista. Ve a lo trascendental y allí está la síntesis, allì està la verdad.

domingo, 25 de diciembre de 2016

LO OBJETIVO, LO SUBJETIVO Y EL AMOR

Por naturaleza somos capaces de ver el mundo objetivo. Pero esto es solamente el comienzo del viaje. Muchos se han detenido ahí creyendo que han llegado. Desde luego, no han llegado, por eso son desgraciados.

Más allá de lo objetivo está la abertura a otro mundo, el mundo de la subjetividad. Lo objetivo es el mundo de las cosas, de los objetos; lo objetivo es el mundo de la ciencia, de las matemáticas, de la física, de la química. Lo objetivo es muy claro porque por naturaleza, hemos nacido perfectamente capaces de ver lo objetivo.

Lo subjetivo ha de ser explorado; nadie nace con una visión de lo subjetivo. Lo subjetivo ha de ser explorado, uno ha de aprender lo que es; uno ha de probarlo poco a poco y ha de entrar en ello poco a poco. El mundo de la música, de la poesía, del arte, el mundo de la creatividad, es el mundo de lo subjetivo. El hombre que empieza a moverse hacia adentro se va volviendo más poético, más estético. Posee un diferente aroma a su alrededor, un aura distinta. El científico vive con cosas; el poeta vive con personas. El científico es consciente de quién es; simplemente es consciente de lo que le rodea. Puede que sepa de la Luna y de Marte y de las estrellas lejanas, muy lejanas, pero es completamente ajeno a su propio. Interior. En realidad, cuanto más se ocupa de lo lejano, más se olvida de sí mismo. Permanece casi en una especie de sueño sobre sí mismo.

El poeta, el pintor, el bailarín, el músico, están cerca de casa. Viven en lo subjetivo; saben que son personas. Y cuando sabes que eres una persona, de repente eres capaz de mirar en las demás personas. Para un poeta, incluso un árbol es una persona, incluso los animales son personas; para un científico, un hombre o una mujer no son más que objetos. Un científico considera al hombre como si fuera un objeto. Y si no es consciente de su propio interior, ¿cómo va a ser consciente del interior de los demás?

Cuando empleo la palabra «persona» quiero decir que hay un «interior» que no es observable mediante la observación exterior, mediante el análisis, mediante la disección. Una roca existe, no posee interior; puedes partirla y lo verás todo. Si rompes una roca, no cambia nada, no se destruye nada, Incluso. Reduciéndola a trocitos es la misma roca. Pero si «rompes» una persona, de inmediato algo de un tremendo valor desaparece. Te quedas con un cuerpo sin vida, y el cuerpo sin vida no es la persona. La roca en pedazos es todavía la misma roca, pera la persona no es ya la misma persona. En realidad, la persona «rota» no es, en absoluto una persona. En la mesa de operaciones de un cirujano dejas de ser una persona. Solamente cuando un poeta te toca y sostiene tu mano, te haces persona.

Por eso la gente anhela el amor. La razón de este anhelo de amor no es otro que éste: te gustaría que alguien se diera cuenta de que eres una persona, no una cosa.

Vas al dentista. El no se preocupa por ti, simplemente está interesado en tus dientes. Incluso si voy al dentista... le estoy viendo. ¡Qué milagro! No se interesa por mí, simplemente observa mi dentadura. Yo estoy allí, sentado en la silla, y él es totalmente ignorante de mi presencia. Hay un gran espacio disponible en su habitación, pero ni me mirará; eso no le interesa. Solamente le interesan los dientes, solamente está interesado en su propia técnica. Su conocimiento del mundo objetivo es su único conocimiento.

La gente suspira por el amor porque solamente el amor hará de ti una persona, solamente el amor puede revelarte tu propio interior, solamente el amor puede hacerte sentir que tú no eres únicamente eso que se ve desde el exterior. Eres algo más, eres algo totalmente distinto a eso que aparentas ser. El reflejo en el espejo no es tu totalidad; el reflejo en el espejo es solamente el reflejo de tu exterior, no de tus profundidades. No dice nada de tu interior.

Cuando te acercas a un científico o a una persona que está absolutamente absorbida con la dimensión objetiva, te observa como si solamente fueras el reflejo en el espejo. No te mira a ti; mira a tu alrededor. Su acercamiento no es directo, su acercamiento no es íntimo y tú sientes que hay algo que falta. Te está maltratando porque no está aceptando tu personalidad. Te está tratando como si fueras una cosa. Hace sus cosas, pero no te llega a ti en absoluto. Para él permaneces siendo algo casi inexistencial!.

Y a menos que alguien te toque con amor, te mire con amor, tu propio interior permanecerá sin ser reconocido, sin ser colmado. Eso es lo que es la necesidad de ser necesitado.

La subjetiva es la dimensión, la dimensión interior, de la poesía, de la canción, de la danza, del arte. Es mejor que la dimensión científica porque es más profunda. Es mejor que la dimensión objetiva porque está más cercana a tu hogar. Pero todavía no es la dimensión de la religión; recuérdalo. Hay mucha gente cuya mente está obsesionada con lo objetivo; cuando piensan en Dios, Dios se convierte en un objeto. Entonces Dios es algo exterior. Pregúntale a un cristiano dónde está Dios y él mirará hacia arriba, hacia algún lugar en el cielo; en el exterior. Cuando le preguntas a alguien que dónde está Dios y él mira hacia alguna otra parte distinta de su propio interior, entonces él pertenece a la dimensión no-religiosa: La gente pregunta, «¿Qué prueba tenemos de Dios?» Las pruebas son necesarias solamente para las cosas. Dios no necesita pruebas. Si yo te amo, ¿cuál es la prueba de ello? Para la poesía no existen las pruebas; para la química sí. Pero la poesía existe. Y un mundo sin química no sería mucho peor, pero un mundo sin poesía dejaría de ser humano.¬

La poesía aporta significado a la vida; lo que no es sustentado con pruebas aporta significado a la vida. Lo que ha sido probado, a lo sumo, te hace sentirte más cómodo. Dios no es un objeto y no puede ser demostrado. Dios es más como la música. Existe, ciertamente existe, pero no hay forma de aprehenderlo. No puedes tenerlo en tu puño, no puedes encerrado en tu cámara de los tesoros; no hay forma.

El amor existe, pero no puedes poseerlo: Si tratas de poseerlo, entonces perteneces a la dimensión objetiva y estás matando al amor; por eso la posesividad es destructiva. Si posees una mujer, si dices, «Es mi esposa y la poseo», entonces deja de ser una persona. La has reducido a una cosa y ella nunca podrá perdonarte. Ninguna esposa ha sido capaz de perdonar a su marido; ningún marido ha sido nunca capaz de perdonar a su esposa, porque ambos se han reducido a objetos el uno al otro. Un marido es una cosa, una esposa es una cosa y cuando te conviertes en una cosa, entonces te vuelves repugnante, pierdes la libertad, pierdes tu espacio interior, pierdes la poesía, pierdes el romance, pierdes significado. Simplemente te conviertes en una cosa en el mundo de las cosas. Lo útil está ahí, pero ¿quién vive para lo útil? Lo útil nunca puede ser satisfactorio. Estás siendo utilizado, ¿cómo va a ser satisfactorio? Siempre que sientes que estás siendo utilizado, te sientes ofendido. Y deberías sentirte ofendido por¬que utilizar a alguien es un crimen y permitir que alguien te utilice también es un crimen. Es un crimen contra Dios.

Pero hay gente que también utiliza a Dios. Cuando vas y oras por algo, estás tratando de emplear a Dios. Desconoces lo que es la oración, desconoces lo que es el amor, desconoces lo que es la poesía, desconoces por completo lo que es el mundo subjetivo. Tus rezos, si ocultan alguna motivación, algún deseo, son repugnantes. Pero somos gente muy astuta; encontramos, descubrimos, caminos y medios.

Pero seguimos siendo los mismos. Cambiamos las formas, pero seguimos siendo los mismos.

sábado, 17 de diciembre de 2016

SER CREATIVO

La gente sigue siendo la misma, tanto en su pena como en cualquier estado. Siguen siendo los mismos, no cambian de dimensión.

Por eso, lo primero que hay que entender es que necesitas cambiar de lo objetivo a lo subjetivo. Medita más y más sobre tus emociones, sobre tus pensamientos, con los ojos cerrados. Mira más profundamente en tu mundo interior, en el mundo que es absolutamente privado; Lo objetivo es público; lo subjetivo es privado. Lo subjetivo es lo privado; lo objetivo es lo público, lo objetivo es el mercado. Mucha gente es capaz de observar un hecho, pero casi nadie es capaz de observar un pensamiento; solamente puede hacerlo aquél a quien pertenece dicho pensamiento.

Desplaza tu consciencia más y más hacia lo privado. El poeta vive una vida privada; el político vive una vida pública. Mahatma Gandhi solía decir que él no tenía vida privada. Eso significa que debió de llevar una existencia muy pobre. Una vida privada es una vida rica. La vida del político es observada por todo el mundo: en la televisión, en los periódicos, en la ca¬lle, en la multitud. El político solamente tiene una cara pública. Cuando va a su casa, no es nadie. Pierde todos sus rostros.

Has de descubrir tu rostro privado. El énfasis debería radicar más en lo privado que en lo público y deberías empezar a aprender como amar lo privado, porque lo privado es la puerta hacia Dios. Lo público es la puerta hacia la ciencia, pero no hacia la religión, no hacia Dios. Lo público es la puerta hacia la aritmética, hacia el cálculo, pero no es la puerta hacia el éxtasis, hacia el amor. Y disfruta con las cosas que son privadas: la música, la poesía, la pintura. El zen insiste en la caligrafía, en la pintura, en la poesía, en la jardinería, en todo lo que es absolutamente privado, en eso que vives desde el interior hacia el exterior, en algo que surge como una ola desde el centro más interno de tu ser y que se expande hacia el exterior.

La vida pública es simplemente lo contrario: algo surge en el exterior y se dirige hacia tu interior. En una vida pública el origen, la fuente, siempre es externa. El centro de tu ser nunca está dentro de ti, siempre radica en el exterior. Por eso un político siempre está asustado del exterior, porque su vida depende de ese exterior. Si la gente no le vota, no será nadie.

Pero para un pintor o para un poeta eso no importa. Nadie compraba las pinturas de Van Gogh. En toda su vida no vendió ni una sola de sus pinturas; pero eso no tenía importancia para él; él disfrutaba con ello. Si se vendían, bien; si no se vendían, bien. Su verdadero valor no estribaba en que se vendieran y fueran apreciadas; su verdadero valor estaba en la creatividad del pintor a través de ellas. Al crearlas, él alcanzaba su meta. En el instante de creadas, él se volvía divino. Te conviertes en Dios siempre que creas.

Has oído una y otra vez que Dios creó al mundo. Yo te digo una cosa más: siempre que tú creas algo, te conviertes en un pequeño Dios por tu propio derecho. Si Dios es el creador, entonces el ser creativo es la única forma de llegar a él. Entonces te conviertes en un participante, entonces dejas de ser un espectador.

Van Gogh, reconocido o no, vivió una vida tremendamente bella en su mundo interior, con mucho colorido. La verdadera recompensa no llega cuando se vende una pintura y los críticos la elogian en todo el mundo; eso es solamente la recompensa de los tontos. La verdadera recompensa reside en el acto del pintor creándola. Cuando el pintor está perdido en su pintura, cuando el bailarín se ha disuelto en su danza, cuando el cantor ha olvidado quién es y su canción vibra llena de vida, ahí está la verdadera recompensa, ahí está el logro.

En el mundo exterior dependes de los demás. En la vida pública, en la vida política, dependes de los demás; eres un esclavo. En la vida privada comienzas a convertirte en el amo de tu propio ser.

Deja que insista en ello y lo resalte porque me gustaría que mis sanyasins fueran creativos de uno u otro modo. Para mí, la creatividad tiene una tremenda importancia. Una persona que no es creativa, no es, en absoluto, una persona religiosa. No estoy diciendo que tengáis que ser Van Goghs; no podéis. No estoy diciendo que tengáis que ser Leonardo da Vincis, o Beethovens, o Mozarts; no estoy diciendo que tengáis que ser Wagners, o Picasos, o Rabindranaths, no. No estoy diciendo eso. No estoy diciendo que tengas que convertirte en un pintor, o en un poeta famoso, o que tengas que ganar el premio Nobel. Si esa es tu idea, has caído de nuevo en lo político. El premio Nobel te llega desde el exterior; es la recompensa de los tontos, no es la recompensa auténtica.

La verdadera recompensa llega desde dentro. No estoy diciendo que seáis capaces; no todos tienen la capacidad de llegar a ser Picasos. Y tampoco hay necesidad de ello, porque demasiados Picasos harían del mundo un lugar monótono. Está bien que solamente haya un Picaso y está bien que nunca se repita pues sino, llegaría a ser algo aburrido. Pero todos podéis ser creadores de una u otra forma. No importa si alguien lo llega a saber o no; carece absolutamente de importancia. Puedes hacer algo que nazca del amor; entonces será algo creativo. Puedes disfrutar mientras lo haces; entonces se convertirá en creativo.

Me gustaría recordar una y otra vez a todos mi sanyasins: sed creativos. En el pasado, la mayoría de la gente religiosa demostró ser no creativa. Esto ha sido una calamidad, una maldición. Los santos han estado sentados sin hacer nada. Esta no es la auténtica religión. Cuando la auténtica religión hace explosión en las vidas de la gente, de repente también explosiona una gran creatividad.

Cuando Buda vivía hubo una gran explosión de creatividad. Cuando el tantra era una religión viva, hubo una gran explosión de creatividad. Cuando los Maestros zen estaban vivos crearon muchas nuevas dimensiones; de pequeñas cosas, pero muy creativas.

Si no eres creativo simplemente significa que has estado practicando tu religiosidad, que debes de haberte encajado en un determinado modelo y que te has bloqueado, te has quedado congelado en ese modelo. Una persona religiosa fluye, discurre como un río, busca, explora, siempre en pos y explorando lo desconocido, siempre abandonando lo conocido y adentrándose en lo desconocido, siempre escogiendo lo desconocido en vez de lo conocido, sacrificando lo conocido en pos de lo desconocido. Y siempre dispuesto a ello. Un hombre religioso es un vagabundo, un trotamundos; en su mundo interior sigue viajando, yendo de un lugar a otro. Anhela conocer todos los espacios que conforman su ser.

Sé más creativo. Baila y no te preocupes por si a alguien le gusta o no le gusta tu danza; esa no es la cuestión. Si puedes disolverte en ella, eres un bailarín. Escribe poesía. No tienes porqué enseñársela a nadie. Si disfrutas, escribe y luego quémalo. Esa es tu meditación. Estás creciendo, sumergiéndote en ello, disolviéndote, fundiéndote.

Lo subjetivo es el reino de todo arte y creatividad. Esos son los dos ámbitos comunes del ser.




sábado, 10 de diciembre de 2016

LA ESPIRITUALIDAD Y LA FELICIDAD

La espiritualidad no es cuestión de moralidad, es una cuestión de visión. La espiritualidad no es la práctica de virtudes, porque si practicas una virtud, ésta deja de ser una virtud. Una virtud practicada es una cosa muerta, una carga sin vida. La virtud solamente es virtud cuando es espontánea; la virtud solamente es virtud cuando es natural, cuando no es practicada, cuando brota de tu visión, de tu consciencia, de tu comprensión.

Por lo general, se piensa en la religión como una práctica. No lo es. Ese es uno de los fundamentales malentendidos sobre la religión. Puedes practicar la no-violencia, pero seguirás siendo violento porque tu visión no ha cambiado, Cargas aún con los viejos ojos. Una persona codiciosa puede practicar el compartir, pero la codicia seguirá siendo la misma. Incluso el compartir será corrompido por la codicia porque no puedes practicar nada que vaya contra tu comprensión, que esté más allá de tu comprensión. No puedes forzar tu vida según principios, a menos que esos principios formen parte de tu propia experiencia.

Pero la llamada gente religiosa trata de practicar la virtud, por eso son la gente más carente de virtud que existe sobre la Tierra. Tratan de practicar el amor y son la gente menos amorosa de toda la Tierra. Han creado toda clase de maldades: guerras; odio, ira, enemistad, asesinato. Practican la amistad, pero la amistad no ha florecido sobre la Tierra. Siguen hablando de Dios, pero crean más y más conflicto en nombre de Dios. El cristiano está en contra del musulmán, el musulmán está en contra del hindú, el hindú está en contra del jaina, el jaina está en contra del budista. Eso es todo lo que están haciendo.

Existen trescientas religiones y ellas han fragmentado la mente humana, no han sido una fuerza integradora, no han sanado las heridas del alma humana. Por su culpa, la Humanidad está enferma, por ellos la Humanidad está loca; y la locura surge de una cosa. Esto ha de ser entendido tan profundamente como sea posible porque puede que tú también vayas en la dirección equivocada. La dirección equivocada tiene un tremendo atractivo, pues sino no habría habido tanta gente que la siguiera. El atractivo ha de ser grande. La fuerza magnética de la dirección equivocada ha de ser entendida; solamente, entonces podrás evitarla.

Puedes tratar de practicar cualquier cosa que te guste y puedes seguir oponiéndote a ella. Puedes forzar sobre ti una clase de quietud, puedes sentarte en silencio, puedes aprender una postura de yoga, puedes aquietar el cuerpo como si no se moviera, puedes hacer del cuerpo una estatua. Y repitiendo un mantra o reprimiendo la mente continuamente durante largo tiempo, puedes forzar una cierta quietud en tu ser, pero éste será el silencio del cementerio; no estará vivo, latiendo, vibrante. Será algo congelado. Puedes engañar a los demás, pero no puedes engañarte a ti mismo, ni puedes engañar a Dios. Lo obtienes sin comprensión alguna, lo has forzado sobre ti mismo; es un silencio practicado.

El verdadero silencio surge de la comprensión: «¿Por qué no estoy en silencio? ¿Por qué sigo creando en mí tantas tensiones? ¿Por qué sigo enredándome en modelos miserables? ¿Por qué sostengo mi infierno?» Uno empieza a comprender el «porqué» del infierno de uno, y con esa comprensión, lentamente, sin ninguna práctica de tu parte, empiezas a abandonar esas actitudes que crean el sufrimiento. No es que las abandones; simplemente empiezan a desaparecer.

Cuando surge la comprensión, las cosas empiezan a cambiar a tu alrededor. Amarás, pero no serás posesivo. No es el amor el que causa el problema. Si les preguntas a los llamados santos, te dirán que es el amor el que causa los problemas. Esta es una afirmación absolutamente falsa. Se basa en una profunda incomprensión de la vida y el amor humanos. No es el amor el que crea el sufrimiento; el amor es una de las mayores bendiciones, puro gozo. Es la posesividad la que crea el sufrimiento. Posees a tu amada, a tu amado, a tus niños y sufres. Y cuando vives afligido esa gente religiosa te espera a la vuelta de la esquina. Saltan sobre ti. Te dicen, «Ya te lo dijimos. Nunca ames, pues de lo contrario te meterás en dificultades. Abandona todas las situaciones que impliquen amor; huye del mundo». Y desde luego, esto posee un atractivo, porque tú ya estás viendo que te está sucediendo. ¡Ahora es tu propia experiencia la que confirma que ellos están en lo cierto! y aun así se equivocan, pero no es tu experiencia. Nunca has analizado lo que te ha sucedido, nunca has observado que no es el amor el que te ha engañado y llevado al sufrimiento; es la posesividad. Abandona la posesividad, no el amor.

Si abandonas el amor, desde luego que desaparecerá el sufrimiento, porque abandonando al amor estarás abandonando también la posesividad; será abandonada automáticamente. El sufrimiento desaparecerá, pero nunca serás feliz., Ve y observa a tus santos. Son una prueba de lo que te estoy diciendo. Nunca son felices.

No son infelices, eso es cierto, pero tampoco son felices. ¿Qué ocurre pues? Si la felicidad no surge cuando se abandona la infelicidad, entonces es que se ha cometido algún error. Si no, sería algo natural. Dices, «He encendido la luz y la oscuridad aún persiste». O bien te estás engañando a ti mismo o estás soñando, alucinando respecto a la luz. Si no, no es posible. ¿La luz está brillando y la oscuridad persiste? No, la oscuridad es la certeza, la confirmación de que la luz no ha aparecido.

Cuando se abandona la infelicidad, de repente surge la felicidad. ¿Qué es la felicidad? La ausencia de infelicidad es felicidad. ¿Qué es la salud? La ausencia de enfermedad es la salud. Si no eres infeliz, ¿cómo podrás ser feliz? ¿Cómo vas a evitar entonces ser feliz cuando no eres infeliz? Es imposible. No está en la naturaleza de las cosas, está en contra de la aritmética de la vida. Cuando una persona no es infeliz, repentinamente todos sus recursos están vivos, en su ser surge una danza, en su ser brota alegría. Una risa estalla. El explosiona. Se convierte en una personificación del éxtasis divino. Al verle, ves a Dios, un destello, un rayo de luz. Solamente con estar en su presencia te sentirás inundado por una nueva luz, un nuevo ser; una nueva ola surgirá a tu alrededor y podrás subirte en esa ola y alcanzar la otra orilla.

Siempre que realmente se abandona la infelicidad, queda la felicidad; no puede ocurrir otra cosa. Uno simplemente está feliz, sin razón alguna, sin motivo.

Pero tus santos no son felices, tus santos están tristes, tus santos no viven, tus santos están muertos. ¿Qué ha sucedido?

¿Qué calamidad es ésa? ¿Qué maldición es ésa? Un paso mal dado. Pensaron que el amor debía ser abandonado y que enton¬ces desaparecería el sufrimiento. Abandonaron el amor, pero el amor no era el origen del sufrimiento; el sufrimiento existía debido a la posesividad.

¡Abandona la posesividad! Convierte la energía implícita en la posesividad en energía de amor. Pero esto no puede hacerse forzando; se requiere una clara visión; claridad.

Por eso lo primero que me gustaría decirte es: la espiri¬tualidad no es la práctica de ninguna virtud; la espiritualidad es la obtención de una nueva visión. La virtud sigue a esta visión, llega por sí misma. Es un subproducto natural. Cuando empiezas a ver, las cosas empiezan a cambiar.

sábado, 3 de diciembre de 2016

LA SUPERCONSCIENCIA

Hay una gran necesidad de que la consciencia dé un giro desde el contenido al continente. En ciertas ocasiones, pueden emplearse los sueños. El revivirlos puede ser de utilidad. Si por la noche has tenido un sueño, el revivirlo por la mañana puede ser de gran ayuda porque por la noche estabas dormido. El sueño estaba allí, el mensaje estaba allí, el mensaje fue entregado por el inconsciente, pero el consciente estaba profundamente dormido. Es como si estuvieras borracho y alguien te llamara y tù descolgaras a duras penas el teléfono y escucharas, pero sin poder recordar exactamente cuál era el mensaje porque estabas borracho. El mensaje fue entregado; el inconsciente entregó un determinado mensaje; esto es lo que es un sueño: un mensaje empaquetado enviado por el incons¬ciente diciéndote que estás haciendo algo mal, que estás yendo contra natura, de que vas en contra de ti mismo. Es una advertencia del inconsciente de que ya es suficiente, ¡detente! Regresa a casa, sé natural, sé más espontáneo. No te pierdas en formalidades y moralidades sociales y no seas falso. Sé real.

El mensaje ha sido entregado, pero estabas dormido y por la mañana no puedes recordarlo con exactitud. ¿Te has dado cuenta? Cuando te levantas por la mañana, durante unos segundos algunos fragmentos del sueño flotan en la consciencia; solamente durante unos pocos segundos, no más de treinta segundos o, como máximo, unos sesenta segundos, un minuto. Después desaparecen. Te has lavado la cara, has tomado una taza de café, has acabado con la noche; ahora no recuerdas nada. E incluso, cuando te despiertas por la mañana, solamente quedan algunos restos, pocos. Son retales del sueño. Cuando sueñas, lo haces de determinada forma: empiezas a soñar a las cinco de la madrugada, te sumerges en él, y a las seis te despiertas. Eso es la parte final del sueño, como si hubieras estado mirando una película y solamente hubieras estado despierto en la parte final. De modo que te acuerdas de la parte final del sueño, no del principio, no del medio. Entonces has de ir contracorriente. S¡ quieres recordar el sueño has de ir en orden inverso como si estuvieras leyendo un libro hacia atrás. Es muy difícil.

Me contaron:

Mientas se acostaba en su lecho de muerte, le dijo, «Sara, quiero que sepas, antes de que muera, que Ginsburg, el sastre, me debe doscientos dólares, y que Moms; el carnicero, me debe cincuenta dólares, y que KIein, el vecino, me debe trescientos dólares».

Su esposa se dirigió a los niños y les dijo, «¡Qué hombre tan maravilloso es vuestro padre! Incluso muriéndose posee la suficiente cabeza como para recordar quién le debe dinero».

El anciano continuo, «Y, Sara, también quiero que sepas que le debo cien dólares al señor de la finca».

A lo cual la esposa gritó, «¡Oh, oh! Está delirando».

Lo que quieres oír es lo correcto. Si no, Oh, oh! Inmediatamente te desconectas.

Recordarás el sueño. Has de entender el mecanismo. El sueño, en algunas ocasiones, es un mensaje del inconsciente al consciente porque el consciente está haciendo algo que el inconsciente siente que es innatural. Y el inconsciente siempre está en lo correcto, recuérdalo. El inconsciente es tu naturaleza. El consciente es cultivado por la sociedad, es un condicionamiento. El consciente significa la sociedad dentro de ti. Es un truco de la sociedad. El consciente está haciendo algo que el inconsciente percibe que es totalmente anti-natural, de modo que el inconsciente desea enviar una señal. Por la mañana, al recordar, de nuevo recordarás desde el consciente, de nuevo el consciente interferirá. Cualquier cosa que esté en su contra, no la permitirá. Todo aquello que sea dulce, será permitido. Pero eso no vale. La parte amarga es el verdadero mensaje.

Pero inténtalo. Lo que se hace en el psicodrama puede ser de utilidad. Mejor que recordar un sueño, es revivirlo. Y son cosas diferentes. Cuando recuerdas, recuerdas desde el consciente; cuando revives, revives desde la totalidad. Al revivirlo es más probable que el inconsciente sea, de nuevo, capaz de dar algún mensaje.

El recordar es una cosa. Puedes cerrar los ojos y recordar el sueño como si estuvieras viendo una película, un film. El revivir es algo totalmente diferente. Creas toda la situación, visualizas la situación al completo. No es un sueño en una pantalla; lo revives.

No sucede en la pantalla de la memoria; lo estás reviviendo. Y a través de la sensibilidad del gusto, del tacto, el aire, el sentir la calidez, la frialdad, el verdor, el colorido, de nuevo se vuelve real. De nuevo el inconsciente empezará a darte mensajes. Pueden ser de un tremendo valor.

Pero existe un límite. Trata de entenderlo así, pero siempre recuerda que tanto si el sueño se sueña por la noche como si revive durante el día, es un sueño. Y bajo el inconsciente, o más allá del inconsciente hay otra puerta de tu ser que ha de ser abierta.

Freud y los freudianos sospechaban que el hombre acaba con el consciente y el inconsciente. El hombre no acaba con el consciente y el inconsciente; también hay un elemento de superconsciencia y es más auténtico.

Por eso no creas que el consciente es la única mente. Antes de Freud se creía que el consciente era la única mente. Cuando Freud introdujo el concepto del inconsciente por primera vez, se rieron de él, le ridiculizaron, porque la gente decía, «¡Que tontería! ¿Cómo va a ser la mente, inconsciente? La mente quiere decir consciencia. Si es inconsciente, no es mente; si es mente, es consciente». Desde luego que gramaticalmente estaban en lo cierto y que su lenguaje era cierto, pero existencialmente estaban equivocados. Y poco a poco, Freud venció. La verdad siempre se impone.

Ahora, se ha introducido otro nivel en el mundo de la psicología. Este nivel es el del superconsciente. Los psicólogos estarán de nuevo en su contra. Dirán, «¿De qué tonterías estáis hablando? Estáis introduciendo la religión en la psicología. ¡A duras penas nos hemos librado de la religión y ahora la traéis de nuevo por la puerta de atrás!» Pero no puedes librarte de la religión; la religión no es algo accidental. Es muy esencial. Has de reconocerlo. Y has de reconocer lo que sostiene.

El hombre, es consciente, inconsciente y superconsciente. El hombre es una trinidad. Ese es el significado del concepto de la trinidad en el cristianismo, en el judaísmo. En Oriente tenemos el concepto de trimurti, las tres caras de dios, las tres caras del ser. El hombre es un triángulo. Se ha de recordar la tercera parte.

Alguna gente se pregunta: Para la gente que ha estado tan cegada por mentiras y engaños en el estado de despierto, ¿puede ser que el recordar los sueños, el revivirlos y experimentarlos de nuevo estando despiertos, sea un método útil?» Sí, es un método útil, pero con posibilidades limitadas y mejor que recordar, enfatiza el revivir.

Se preguntan también: «¿Puede ser el primer paso en el camino de una verdad y una consciencia superior?» Ciertamente, pero solo el primer paso. Hay mucha gente que se pierde en el primer paso y que nunca emprenden el segundo. De modo que el primero resulta inútil. A menos que se dé el segundo, el primero carece de sentido. Solamente con el segundo, el primero adquiere relevancia. Y solamente cuando has alcanzado la meta, se vuelve relevante tu viaje. De otro modo permanece irrelevante; la relevancia es trascendental.

Por eso, primero revive tus sueños. Será de ayuda, te hará estar màs alerta. Y luego, incluso cuando estés soñando, incluso cuando estés reviviéndolo o cuando estés despierto, caminando por la calle en el estado corriente de vigilia, empieza a verte a ti mismo como un testigo, no como un participante. Como un observador. El espectador, el observador, el que ve, el testigo, es el auténtico paso que te llevará a la realidad. Está más allá del soñar.

Los sueños pueden ser útiles, para que la presa de los sueños sobre tu mente se afloje, pero el verdadero paso solamente se da cuando has empezado a volverte observador. Inténtalo durante todo el día. Hagas, lo que hagas, recuerda que eres el observador. Caminando... recuerda que el cuerpo está caminando; tú eres el observador. Comiendo... recuerda que el cuerpo está comiendo; tú eres el testigo. Si sigues con ello durante todo el día, un día, de pronto veras que en el sueño también el observador tiene, una pequeña posibilidad. Y cuando puedas recordar que «Yo soy solamente el observador» durante el sueño, entonces el sueño desaparece. Entonces, con la desaparición de los sueños, una nueva consciencia surge en ti. Esa consciencia es la que yo llamo la superconsciencia. Y esa consciencia es la meta de la psicología de los Budas.

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