sábado, 30 de abril de 2011

LA VIDA SIEMPRE ES LO DESCONOCIDO

El ego te rodea como si fuese un muro. Te convence de que te va a proteger rodeándote. Es la seducción del ego. Te repite una y otra vez: «Si yo no estoy, no estarás protegido, estarás demasiado vulnerable, habrá demasiados riesgos. Deja que te proteja, deja que te rodee. »

Sí, el ego te da una cierta protección, pero el muro también se convierte en tu prisión. Hay una cierta protección, de lo contrario, nadie sufriría la infelicidad que te produce el ego. Hay una cierta protección, te protege contra los enemigos, pero también te protege contra los amigos.

Hay que pensar mucho en esto, es uno de los problemas más grandes de la vida. Y sólo algunos valientes lo abordan correctamente, el resto se acobarda y se esconde, y así pierden toda su vida.

La vida es arriesgada, la muerte no tiene riesgos. Mueres, y ya no tienes problemas ni te va a matar nadie, porque ¿cómo te van a matar si ya estás muerto? ¡Métete en una tumba y has terminado! No habrá enfermedad, no habrá sufrimiento, no habrá ningún problema, te habrás quitado de encima todos los problemas.

Pero si estás vivo, habrá millones de problemas. Cuanto más viva está una persona, más problemas tiene. Pero esto no es malo, porque pelear con los problemas, luchar con el desafío, es la forma de crecer.

Imagínate a un bebé en el vientre de su madre. Tiene todo lo que necesita, cualquiera que sea la necesidad, ésta se verá cubierta inmediatamente. No hay preocupaciones, no hay lucha, no hay futuro. El niño es dichoso. La madre cubre todas sus necesidades.

Pero ¿te gustaría quedarte para siempre en el vientre de tu madre? Te protege. Si te dieran a elegir, ¿permanecerías siempre en el vientre de tu madre? Es muy cómodo, ¿qué puede haber más cómodo? Los científicos dicen que no hemos conseguido ninguna situación más cómoda que el vientre de la madre. Aparentemente, el vientre es lo máximo, lo último en cuanto a comodidad se refiere. Es muy confortable: no hay preocupaciones, no hay problemas, no tienes que trabajar. Es existencia pura. Se te provee automáticamente de todo, surge una necesidad y enseguida te suministran lo que necesitas. Ni siquiera tienes que tomarte la molestia de respirar, la madre respira por el hijo. No tienes que preocuparte de la comida, la madre come por el hijo.

Pero ¿te gustaría quedarte en el vientre materno? Es muy cómodo, pero no es vida. La vida siempre es lo desconocido. La vida está fuera.

Cuando se abre una semilla y empieza a manifestarse la luz que estaba escondida detrás, cuando nace un niño y deja atrás el vientre, cuando deja atrás todas las comodidades y las ventajas, cuando entra en un mundo desconocido, hay éxtasis. Cuando un pájaro rompe el cascarón y vuela hacia el cielo, hay éxtasis.

El ego es el huevo y tienes que salir fuera. ¡Vive en éxtasis! Sal de todas las protecciones, los caparazones y las seguridades. Entonces, alcanzarás un mundo más amplio, más vasto, más infinito. Sólo así estarás vivo, y vivirás con abundancia.

Pero el miedo te paraliza. Antes de salir del vientre, el niño también está dudando si salir o no. ¿Ser o no ser? Da un paso adelante y otro atrás. Quizá por eso la madre tiene que padecer tanto dolor. El niño duda, el niño no está listo para vivir en éxtasis. El pasado tira hacia atrás y el futuro hacia delante, el niño está dividido.

Éste es el muro de la indecisión: aferrarse al pasado, aferrarse al ego. Y lo llevas a todas partes. A veces, en raros momentos, cuando estás muy despierto y muy vivo, serás capaz de verlo. De lo contrario, aunque es un muro muy transparente, no serás capaz de verlo. Puedes vivir muchas vidas —no una sola vida, sino muchas— sin darte cuenta que vives en una celda aislada, sin ventanas, lo que Leibnitz llamaba «mónada. Sin puertas ni ventanas, estás encerrado dentro pero es transparente, es un muro de cristal.

Debes renunciar a tu ego. Tienes que armarte de valor y estrellarlo contra el suelo. La gente sigue alimentándolo de millones de formas, sin saber que están alimentando su propio infierno.

Todas nuestras formalidades sirven para ayudar al ego del otro. Son mentiras. Le dices algo a alguien y te devuelve el cumplido. Ni tú ni él estáis siendo sinceros. Seguimos jugando a lo mismo: etiqueta, formalidades, caras civilizadas y máscaras.

Más tarde tendrás que enfrentarte al muro. Y, poco a poco, el muro será tan grueso que no serás capaz de ver nada. El muro se va haciendo cada vez más grueso, por tanto, no esperes. Si has llegado a sentir que estás rodeado por un muro, ¡quítatelo! ¡Salte fuera! Para salirte de él sólo tienes que tomar la decisión, nada más. A partir de mañana deja de alimentarlo. Siempre que te des cuenta de que lo estás defendiendo, detente. En pocos días notarás que ha muerto, porque necesita tu apoyo constante, necesita que lo amamantes.

sábado, 23 de abril de 2011

HAGAS LO QUE HAGAS, LA VIDA ES UN MISTERIO

La mente tiene problemas para aceptar la idea de que hay cosas inexplicables. La mente tiene un gran deseo de explicarlo todo... y si no lo explica, ¡al menos de justificarlo! Todo lo que es un enigma, una paradoja, sigue causando preocupación en la mente.

La historia de la filosofía, de la religión, de la ciencia, de las matemáticas, tienen el mismo origen, la misma mente... el mismo prurito. Tú puedes pensar de una manera y otra persona de otra... pero tienes que comprender el prurito. El prurito es la creencia de que la existencia no es un misterio. La mente sólo está cómoda cuando se desmitifica la existencia.

Hay teólogos que creen que Dios es una realidad. Dios es sólo una idea. Si los caballos tuviesen ideas, su Dios sería un caballo. Puedes estar absolutamente seguro de que no será un hombre, porque el hombre ha sido tan cruel con los caballos que sólo le pueden concebir como el demonio, y no como Dios. Pero, todos los animales tienen su propio concepto de Dios, del mismo modo que la raza humana tiene su concepto de Dios.

Cuando la vida es misteriosa y encuentras huecos que no puedes rellenar con la realidad, los sustituyes por conceptos. Rellenas esos huecos con conceptos; empiezas a sentirte satisfecho porque por lo menos entiendes la vida.

Pero no es posible. Hagas lo que hagas, la vida es un misterio y seguirá siendo un misterio.

En todas partes hay un más allá. Estamos rodeados por el más allá. Ese más allá es Dios; tienes que penetrar en el más allá. Está dentro, está fuera, siempre está ahí. Pero si te olvidas de que existe... esto es lo que solemos hacer normalmente, porque es incómodo mirar al más allá, es embarazoso. Es como mirar un abismo, empiezas a temblar, te sientes mal. Basta con ser consciente de que hay un abismo para que empieces a sentir miedo. Nadie mira al abismo; miramos en otras direcciones, evitamos la realidad. La realidad es como un abismo, porque la realidad es un gran vacío. Es un vasto cielo sin límites. Buda dice: estate abierto al más allá. No te pongas límites, rebasa los límites. Pon límites si los necesitas, pero recuerda que tienes que traspasarlos. No fabriques prisiones.

Creamos muchos tipos de prisiones: las relaciones, las creencias, la religión, todos ellos son prisiones. Te sientes cómodo porque no sopla viento fuerte. Te sientes protegido, aunque la protección sea falsa, porque llegará la muerte y te llevará al más allá. Antes de que llegue la muerte y te lleve al más allá, vete por tu propio pie.

sábado, 16 de abril de 2011

VIVIR EN LO DESCONOCIDO

Vivir peligrosamente es vivir. Si no vives peligrosamente, no vives. La vida sólo florece cuando hay peligro. La vida no florece en la seguridad; sólo florece en la inseguridad.

Si empiezas a tener seguridad, te conviertes en una charca empantanada. Tu energía ya no se mueve. Tienes miedo... porque nadie sabe cómo entrar en lo desconocido. ¿Para qué arriesgarse? Lo conocido es más seguro. Pero después te obsesionas con lo que te resulta familiar. Te hartas de ello, te aburre, te hace infeliz, sin embargo, es familiar y cómodo. Por lo menos ya lo conoces. Lo desconocido te da miedo. Simplemente la idea de lo desconocido te hace sentir inseguro.

¿Has escalado alguna vez una montaña? Cuanto más alto escalas mejor te sientes. Cuanto mayor es el peligro de caer, cuanto mayor es el abismo, más vivo estás. Cuando estás entre la vida y la muerte, cuando estás colgando entre la vida y la muerte, no existe el aburrimiento, no existe el polvo del pasado ni el deseo del futuro. El momento presente es muy afilado, es como una llama. Es suficiente: vives en el aquí y ahora.

Cuando te digo vive peligrosamente, no me refiero al riesgo físico sino al psicológico y, finalmente, al riesgo espiritual. La religiosidad es un riesgo espiritual. Nos lleva a tanta altura que tal vez no podamos regresar. Es llegar muy alto, a un lugar sin retorno... después simplemente te pierdes. No regresas jamás.

Cuando digo vive peligrosamente, no me refiero a vivir una vida ordinaria de respetabilidad, ser el alcalde de la ciudad, o el miembro de una asociación. Eso no es vida. O ser ministro, tener una buena profesión y un buen sueldo, y ver cómo se acumula el dinero en tu banco y cómo todo va a la perfección. Cuando todo va perfectamente, fíjate, te estás muriendo pero no pasa nada. La gente te puede respetar y cuando te mueras habrá una gran procesión. Muy bien, eso es todo; publicarán tu foto en los periódicos y escribirán editoriales, y después la gente se olvidará de ti. Y has vivido toda la vida para esto.

Obsérvalo, se puede perder toda la vida en cosas ordinarias, mundanas. Ser espiritual significa entender que no deberíamos dar demasiada importancia a estas pequeñas cosas. No estoy diciendo que sean insignificantes. Digo que tienen importancia, pero no tanta como creéis.

El dinero es necesario. El dinero es una necesidad. Pero el dinero no es el fin y no puede serlo. Evidentemente, es necesaria una casa. Es una necesidad. No soy un asceta y no quiero que destruyas tu casa y huyas al Himalaya. Necesitas una casa, pero eres tú quien necesita la casa, y no viceversa. No lo malinterpretes.

Por lo que puedo ver, todo el asunto está del revés. Es como si fuesen necesarios para la casa; trabajan para la casa. Es como si fuesen necesarios para la cuenta del banco; acumulan dinero y después se mueren. Y no han vivido. Nunca han tenido un momento de vida vibrante, total. Están aprisionados en su seguridad, familiaridad, respetabilidad.

Ama, pero no pienses que mañana esa mujer seguirá a tu disposición. No esperes nada. No reduzcas a la mujer a una esposa. Entonces, estarás viviendo peligrosamente. No reduzcas al hombre a un marido, porque un marido es algo horrible. Deja que tu hombre sea tu hombre y tu mujer tu mujer, y no vuelvas predecible el futuro. No esperes nada y estate preparado para todo. Eso es lo que quiero decir cuando digo vive peligrosamente.

Pero ten en cuenta una cosa: no te olvides nunca del arte de arriesgar. Sigue siendo capaz de arriesgar. Siempre que encuentres una oportunidad de riesgo, no la desaproveches, y así no serás un perdedor. El riesgo es la única garantía que tienes de estar realmente vivo.

sábado, 9 de abril de 2011

ENCUENTRA TU ROSTRO ORIGINAL

Sé quien eres y no te preocupes del mundo. Sentirás una enorme tranquilidad y una profunda paz en tu corazón. Esto es lo que la gente de zen llama «tu rostro original», relajado, sin tensiones, sin pretensiones, sin hipocresías, sin las supuestas normas de cómo te debes comportar.

El rostro original es una bella expresión poética, pero esto no quiere decir que vayas a tener un rostro diferente. El mismo rostro dejará de estar tenso, el mismo rostro estará relajado, el mismo rostro no estará juzgando, no pensará que los demás son inferiores. Tu rostro original es el mismo rostro con valores nuevos.

Hay un antiguo proverbio: «Muchos héroes son hombres que no han tenido el coraje de ser cobardes. »

Si eres cobarde, ¿qué hay de malo en eso? Eres cobarde, no pasa nada. También es necesario que haya cobardes, si no, ¿de dónde saldrían los héroes? Son absolutamente necesarios para tener una base con la que crear héroes.

Sé tú mismo, sea lo que sea.

El problema es que nadie te ha dicho antes que seas tú mismo. Todo el mundo quiere husmear, te dicen que deberías ser así, que deberías ser asa... incluso en los asuntos corrientes.

Nadie permite que los demás sean ellos mismos. Has aprendido estas ideas tan profundamente que parece que son tus ideas. Relájate. Olvídate de los condicionamientos, déjalos caer como si fuesen las hojas secas de un árbol. Es mejor ser un árbol desnudo sin hojas que tener las hojas de plástico, el ramaje de plástico y las flores de plástico; eso es horrible.

El rostro original significa que no estás dominado por ninguna moralidad, religión, sociedad, padres, profesores, sacerdotes, no hay nadie que te domine. Basta que vivas tu vida según tu sentido interno —tienes esa sensibilidad— y tendrás tu rostro original.

sábado, 2 de abril de 2011

DEPENDER DE LAS MULTITUDES

No pienses en términos de estar libre de algo; piensa siempre en términos de estar libre para algo. Y hay una inmensa diferencia, una enorme diferencia. No pienses en términos de, sino en términos para. Sé libre para Dios, sé libre para la verdad, pero no pienses que quieres librarte de la multitud, de la Iglesia, de esto y aquello. Quizá algún día puedas llegar muy lejos, pero nunca serás libre, nunca. Es una forma de represión.

¿Por qué tienes tanto miedo a la multitud? Si te atrae, entonces tu miedo sólo demuestra que te atrae, que hay una atracción. Vayas donde vayas, seguirás dominado por la multitud.

Lo que estoy diciendo, fíjate en ello, es que no es necesario que pienses como la multitud. Piensa por ti mismo. Puedes hacerlo ahora. Mientras sigas luchando no serás libre. Deja de luchar contra la multitud porque no tiene ningún sentido.

El problema no es la multitud, el problema eres tú. La multitud no está tirando de ti sino que tú te sientes atraído, y no por otras personas sino por tu condicionamiento inconsciente. Recuerda que no debes echar la culpa a otro lugar u otra persona porque, si no, nunca te liberarás. En el fondo el responsable eres tú. ¿Por qué tenemos que estar en contra de la multitud? ¡Pobre multitud! ¿Por qué hay que estar en contra de ella? ¿Por qué tienes esa herida?

La multitud no puede hacer nada a menos que tú colabores. Por tanto, es cuestión de tu colaboración. Puedes dejar de colaborar ahora mismo, sin más. Si haces un esfuerzo no lo conseguirás. Hazlo instantáneamente. Sin pensarlo, espontáneamente; puedes darte cuenta de que al luchar, estarás luchando una batalla perdida. Con cada lucha estás reforzando la multitud.

Esto es lo que le ha sucedido a millones de personas. Alguien quiere huir de las mujeres..., en India lo llevan haciendo desde hace siglos. Entonces cada vez les absorbe más este tema. Quieren librarse del sexo pero su mente se vuelve sexual; sólo piensan en sexo. Ayunan, no duermen; hacen este o aquel pranayama*, yoga y mil y una cosas... pero no tiene sentido. Cuanto más luchan contra el sexo más lo refuerzan, más se concentran en él. Se convierte en algo desproporcionadamente importante.

Esto es lo que ha sucedido en los monasterios cristianos Había mucha represión, tenían miedo. Si tienes mucho miedo a la multitud te puede suceder lo mismo. La multitud no puede hacer nada a menos que tú colabores, por tanto, se trata de que estés alerta. ¡No colabores!

He llegado a esta conclusión: que tú eres el responsable de todo lo que te sucede. Nadie te está haciendo nada. Querías que sucediera, por eso ha sucedido. Si alguien se aprovecha de ti es porque tú querías que se aprovechara. Si te meten en la cárcel es porque tú querías que lo hicieran. Debes haberlo buscado de algún modo. Tal vez lo llamabas seguridad. Los nombres pueden cambiar, las etiquetas pueden cambiar, pero estabas deseando que te encarcelaran, porque en una cárcel estás a salvo y no te sientes inseguro.

No te pegues con las paredes de la prisión. Mira en tu interior. Busca ese deseo de seguridad y cómo te puede manipular la multitud. Debes querer algo de la multitud: reconocimiento, honor, respeto, respetabilidad. Si se lo pides tendrás que pagar. Entonces, la multitud dice: «De acuerdo, te respetaremos, pero danos a cambio tu libertad.» Es un intercambio muy sencillo. Pero la multitud nunca te ha hecho nada, básicamente, eres tú. ¡No te interpongas en tu propio camino!


* Rama del yoga basada en la respiración. (N. del T)

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