sábado, 26 de agosto de 2023

ENCONTRARSE CON SI MISMO

 

Una vez que llegues a darte cuenta de quién eres, todas las enfermedades desaparecerán. Ellas existen básicamente porque tú has estado escondiendo el auto-conocimiento, tú has estado evitando tu ser; el encuentro básico lo has estado evitando, porque no quieres mirarte a ti mismo.

¿Por qué no quieres conocerte a ti mismo? ¿Qué te ha sucedido? A menos que estés listo para encontrarte contigo mismo, no podrás llegar a ser un discípulo, porque un Maestro no puede hacer nada si tú no estás listo a confrontarte contigo mismo. El sólo puede ayudarte a que tú te encuentres contigo mismo.

¿Por qué tienes tanto miedo? Porque algo estuvo errado en algún punto en el pasado... Nace un niño: él no es aceptado tal como es, muchas cosas tienen que ser cambiadas, forzadas, tiene que ser disciplinado. Tiene muchas partes que ni la sociedad, ni los padres pueden aceptar, de tal forma que estas partes tienen que ser negadas, reprimidas; sólo algunas partes pueden ser aceptadas y apreciadas. Así que el niño tiene que arreglárselas. Tiene que negar muchos fragmentos de su ser a los que no se les permite manifestarse. Tiene que negarlos tanto que él mismo llega a ser inconsciente de ellos. Esto es represión, y toda la sociedad existe en represión.

La mayor parte del ser de cada niño tiene que ser reprimido, completamente lanzado a la oscuridad. Pero esa parte reprimida se auto-afirma, trata de rebelarse, reacciona; quiere salir a la luz y tú tienes que forzarla una y otra vez hacia dentro. Por esta razón tienes miedo del encuentro contigo mismo, porque ¿qué le sucederá a la parte reprimida? Ella saldrá de nuevo, está ahí. ¿Qué le sucederá al subconsciente? Si tú te encuentras contigo mismo el subconsciente estará ahí, todo lo que has negado estará ahí, y eso te da miedo.

A menos que un niño sea totalmente aceptado tal como es, este miedo permanecerá; pero aún no ha existido ninguna sociedad que acepte al niño totalmente. Y parece que no va a existir jamás ninguna sociedad que acepte al niño totalmente, porque esto es casi imposible. Así que, más o menos, la represión estará ahí. Y todo el mundo tendrá que enfrentar, algún día, este problema de confrontarse a sí mismo.

Te conviertes el mismo día en el que te olvidas de lo bueno y de lo malo; cuando te olvidas de lo que es aceptado y de lo que no es aceptado. Te conviertes solamente el día en que estás listo para exponer todo tu ser a ti mismo.

Cuando dudas... Aparece ahí un extraño, entonces te cierras a ti mismo; no te puedes abrir porque no sabes qué te va a hacer ese extraño. No puedes estar vulnerable ante él; tienes que protegerte, tienes que crear una armadura.

Desde hace tres o cuatro siglos al hombre se le ha enseñado a ser individualista, egoísta; al hombre se le ha enseñado a no rendirse, sino a pelear; a no obedecer, sino a rebelarse; al hombre se le ha enseñado a no confiar, sino a dudar. Ha habido una razón para eso; porque la ciencia crece a través de la duda. La ciencia es escepticismo profundo. Funciona no por medio de la confianza, funciona a través de la lógica, del argumento, de la duda: cuanto más dudas, más científico te vuelves. Tal camino es diametralmente opuesto al camino religioso.

La religión funciona a través de la confianza: cuanto más confías, más religioso te vuelves. La ciencia ha realizado milagros y esos milagros son muy visibles. La religión ha realizado milagros más grandes, pero esos milagros no son visibles. Aun si un Buda está presente, ¿qué puedes sentir? ¿qué puedes ver? El no es visible -visiblemente, él es simplemente un cuerpo; visiblemente, él simplemente es tan mortal como tú lo eres; visiblemente, él llegará a ser anciano y morirá algún día- invisiblemente, él es inmortal. Pero tú no tienes los ojos para ver aquello que es invisible, tú no tienes aquella capacidad para sentir lo más interno, lo desconocido.

Por eso es que sólo los ojos que confían, poco a poco, comienzan a sentir y a volverse sensibles. Cuando tú confías, el confiar significa cerrar estos dos ojos. Por eso es que la confianza es ciega, así como el amor es ciego, pero la confianza es aun más ciega que el amor.

Cuando cierras ambos ojos ¿qué sucede? Sucede una transformación interna. Cuando cierras estos dos ojos que ven hacia afuera ¿qué le sucede a la energía que va a través de los ojos? Esa energía comienza a moverse hacia adentro. No puede fluir de los ojos hacia los objetos, cambia de dirección, hace un giro. La energía tiene que fluir, la energía no puede estar estática; si cierras una salida, comienza a buscar otra. Cuando ambos ojos están cerrados, la energía que estaba moviéndose a través de estos dos ojos comienza a regresar, sucede un cambio.

Y esa energía golpea el tercer ojo en ti. El tercer ojo no es algo físico: es sólo que la energía que fluye a través de los ojos hacia los objetos ahora está regresando hacia su fuente, se convierte en el tercer ojo, la tercera forma de ver el mundo.

Sólo a través de ese tercer ojo un Buda es visto; sólo a través de ese tercer ojo un Jesús es percibido. Si no tienes ese tercer ojo, Jesús estará ahí, pero tú no te darás cuenta, muchos no se dieron cuenta. En su propio pueblo la gente pensaba que él era simplemente el hijo del carpintero José. Nadie, nadie pudo reconocer lo que le había sucedido a este hombre: él ya no era más el hijo del carpintero, él se había convertido en el hijo de Dios, pero eso es un fenómeno interno. Y cuando Jesús declara: "Soy el hijo de lo Divino, mi Padre está en los Cielos", la gente se reía y decía: "O te has vuelto loco, o eres un tonto, o eres un hombre muy astuto. ¿Cómo puede el hijo de un carpintero repentinamente convertirse en el hijo de Dios?". Pero hay una manera...

Solamente el cuerpo nace del cuerpo; el ser interno no nace del cuerpo, nace del Espíritu, es lo Divino. Pero primero tienes que conseguir los ojos para ver, tienes que conseguir los oídos para escuchar.

Y es un asunto muy delicado entender a Jesús; tienes que pasar a través de un gran entrenamiento. Es como entender la música clásica: si de pronto se te permite escuchar música clásica, sentirás: "¿Qué tontera es ésta?". Es tan delicado que se requiere un entrenamiento largo. Tienes que ser un aprendiz por muchos, muchos años, sólo entonces tus oídos serán entrenados para captar lo sutil.

sábado, 19 de agosto de 2023

LAS PROYECCIONES DE LA MENTE


 "Mente" significa, en sí misma, proyección, de modo que, a menos que trasciendas la mente, todo aquello que experimentes es una proyección. La mente es el mecanismo proyector. Si tienes experiencias de visiones luminosas, de dicha, incluso de lo Divino, todo eso son proyecciones. A menos que alcances una suspensión total de la mente, no estarás más allá de las proyecciones; estarás proyectando. Cuando la mente se detiene, solamente entonces has superado el peligro.

Cuando no hay experiencias, ni visiones, ni nada objetivo, con la consciencia permaneciendo como un puro espejo sin nada que se refleje en ella, solamente entonces has superado el peligro de las proyecciones.

Las proyecciones son de dos tipos. Una clase de proyección te conducirá a más proyecciones. Es una proyección positiva; nunca podrás trascenderla. La otra clase de proyección es negativa. Es una proyección, pero te ayuda a trascender las proyecciones.

En meditación empleas la facultad proyectora de la mente como un esfuerzo negativo. Las proyecciones negativas son buenas; es como cuando sacas una espina ayudándote de otra espina o cuando un veneno es neutralizado con otro veneno. Pero debes permanecer constantemente consciente de que el peligro subsiste hasta que todo se detiene, incluso esas proyecciones negativas, incluso esas visiones. Si estás teniendo una experiencia de algo, no diré que esto sea meditación; diré que es aún contemplación, que es todavía un proceso de pensamiento. Por muy sutil que sea, es todavía pensamiento. Cuando solamente resta la consciencia sin ningún pensamiento, solamente un cielo abierto, sin nubes, cuando tú no puedes decir, "Yo estoy experimentando esto", solamente se puede afirmar "Yo soy".

La famosa máxima de Descartes, "Cogito, ergo sum", pienso, luego existo, se convierte en meditación en "Suni ergo sum", "Yo soy, luego soy". Esta condición de "Yo soy”, precede todo pensamiento; tú eres antes que tu pensamiento. El pensamiento aparece luego; tu ser le precede, de forma que el pensamiento no puede interferir el ser. Puedes permanecer sin pensar, pero el pensar no puede existir sin ti, por lo tanto no puede convertirse en la base sobre la que demostrar tu existencia.

Las experiencias, las visiones, cualquier cosa que se perciba objetivamente, forma parte del pensamiento. La meditación significa la total extinción de la mente, del pensar, pero no de la consciencia. Si la consciencia también desaparece, no estás en meditación sino en el sueño profundo. Esa es la diferencia entre sueño y meditación.

En el sueño profundo también cesa la proyección. No habrá pensar, pero al mismo tiempo, la consciencia también estará ausente. En meditación el proyectar desaparece, el pensar desaparece, los pensamientos dejan de existir, igual que ocurre con el sueño profundo, pero la consciencia está allí. Tú eres consciente de este fenómeno: de un vacío total a tu alrededor, de la ausencia de objetos a tu alrededor. Y cuando no hay objetos para ser conocidos, sentidos y experimentados, por primera vez empiezas a sentirte a ti mismo. Esto es una experiencia no objetiva. No es algo que tú experimentes; es algo que tú eres.

Así pues, aunque sientas la divina Existencia, es una proyección. Esas son proyecciones negativas. Ayudan, ayudan en cierto modo a trascender, pero debes ser consciente de que son todavía proyecciones, si no, no irás más allá de ellas. Por eso digo que si tú sientes que encuentras gozo, todavía estás en la mente, porque la dualidad está presente, la dualidad de lo Divino y lo no Divino. la dualidad de la dicha y la no dicha. Cuando alcanzas realmente lo Supremo, no puedes sentir dicha, porque la no dicha es imposible; no puedes percibir lo Divino como divino porque lo no Divino ya no existe.

Recuerda pues esto: "mente" es proyectar, y hagas lo que hagas con la mente será una proyección. No puedes hacer nada con la mente. La única cosa es encontrar cómo negar la mente, cómo abandonarla por completo, cómo ser consciente sin mente. Eso es meditación. Solamente entonces llegas a saber, puedes llegar a saber, eso que no es una proyección.

Todo aquello que conozcas, es proyectado por ti. El objeto es simplemente una pantalla. Tú vas proyectando tus ideas, tu mente, sobre ella. Cualquier método de meditación empieza con el proyectar, con la proyección negativa, y finaliza con la no proyección. Esa es la naturaleza de todas las técnicas de meditación, porque has de empezar con la mente.

Incluso aunque estés yendo hacia un estado de no mente, tendrás que empezar con la mente. Si yo voy a salir de esta habitación, he de empezar entrando en la habitación; el primer paso debe ser dado dentro de la habitación. Esto crea confusión. Si yo simplemente doy vueltas en círculo en la habitación, entonces estoy caminando en la habitación. Si voy a salir de la habitación, tengo que caminar de nuevo en la habitación, pero de una forma diferente. Mis ojos deben centrarse en la puerta y yo he de viajar en línea recta, no en círculos.

La proyección negativa significa caminar directamente hacia afuera de la mente. Pero primero, has de dar algunos pasos dentro de la mente. Por ejemplo, cuando digo "luz", tú nunca has visto realmente la luz. Solamente has visto objetos iluminados. ¿Has visto la luz misma? Nadie la ha visto; nadie puede verla. Ves una casa iluminada, una silla iluminada, una persona iluminada, pero no ves la luz misma. Incluso cuando ves el sol, no ves la luz. Ves la luz que es reflejada.

No puedes ver la luz. Cuando la luz choca con algo, se refleja. Solamente cuando ves el objeto iluminado y debido a que ves el objeto iluminado, dices que existe luz. Cuando no ves el objeto iluminado, dices que hay oscuridad.

No puedes ver la luz pura, de modo que en la meditaci6n la empleo como un primer paso, como una proyección negativa. Te digo que empieces a percibir la luz sin objetos. Descarta los objetos; allí simplemente hay luz. Empieza a percibir la luz sin objetos... Has de dejar a un lado una cosa: los objetos; y sin el objeto no puedes estar mucho tiempo viendo la luz. Antes o después, la luz desaparecerá porque has de estar enfocado sobre algún objeto.

Entonces te digo que sientas la dicha. Nunca antes has sentido dicha sin un objeto. Todo eso que conoces como felicidad, como dicha, se relaciona con algo. Nunca has conocido un instante de dicha sin que esté relacionada con algo. Puede que ames a alguien y entonces te sientas dichoso, pero ese alguien es el objeto. Te sientes feliz cuando escuchas una determinada música, pero entonces esa música es el objeto. ¿Te has sentido dichoso sin objeto alguno? ¡Nunca! Por eso cuando te digo que seas dichoso sin objeto alguno, parece imposible. Si tratas de sentirte dichoso sin objeto alguno, antes o después la dicha se detendrá, porque no puede existir por sí misma.

Entonces te digo que sientas la presencia Divina. Nunca te digo, “Siente a Dios" porque entonces Dios se convierte en un objeto. ¿Has sentido alguna vez una presencia sin que alguien esté presente? Siempre se refiere a alguien; si alguien está allí, entonces empiezas a sentir su presencia.

Yo descarto por completo a ese alguien. Simplemente te digo: siente la presencia Divina. Es una proyección negativa. No puede continuar durante mucho tiempo porque no tiene una base sobre la que sustentarse. Antes o después desaparecerá. Primero descarto los objetos y luego, poco a poco, la proyección misma desaparecerá. Esta es la diferencia entre proyección positiva y negativa.

En la proyección positiva, el objeto y el sentimiento que le sigue tienen importancia, mientras que en la proyección negativa el sentimiento es importante y el objeto es sencillamente olvidado como si te estuviera haciendo desaparecer el suelo bajo tus pies. La base te ha sido quitada de debajo de ti, de tu interior, de todas partes, y tú te quedas a solas con tu sentimiento. Ahora ese sentimiento no puede existir; desaparecerá. Si los objetos no están allí, entonces las sensaciones ligadas directamente a esos objetos no podrán continuar durante mucho tiempo. Durante un rato podrás proyectarlos; luego desaparecerán. Y cuando desaparecen tú te quedas completamente solo, en completa soledad. Ese punto es el punto de la meditación, desde dónde empieza la meditación. Ahora estás fuera de la habitación.

Por eso la meditación tiene un comienzo en la mente, pero esa no es la auténtica meditación. Empieza en la mente, para que, desde allí, puedas ir hacia la meditación, y cuando la mente desaparezca y la trasciendas, entonces empezará la verdadera meditación. Hemos de empezar con la mente porque estamos en la mente. Incluso para trascenderla, hemos de emplearla. De modo que emplea la mente de forma negativa, nunca de forma positiva, y entonces alcanzarás la meditación.

Si empleas la mente positivamente solamente crearás más y más proyecciones. Así pues, todo eso que es conocido como "pensamiento positivo" es absolutamente anti meditativo. El pensamiento negativo es meditativo; la negación es el método para la meditación. Continúa negando hasta el punto en que nada quede para ser negado y solamente subsista el que niega; entonces estarás en tu pureza y entonces conocerás "Eso que existe de por sí". Todo lo que habías conocido antes eran simplemente imaginaciones, sueños, proyecciones mentales.

sábado, 12 de agosto de 2023

RESPIRACIÓN CONSCIENTE

Una flor que nunca haya conocido el sol y una flor que ha conocido el sol, no son la misma flor. No pueden serlo. Una flor que nunca ha conocido la salida del sol, nunca ha conocido al sol salir en su interior. Está muerta; es solamente un potencial. Nunca ha conocido su propio espíritu. Pero una flor que ha visto al sol salir también ha visto salir algo en su interior. Ha conocido su propia alma. Ahora la flor no es solamente una flor; ha conocido una profunda, inspiradora, interioridad.

¿Cómo podemos crear esa interioridad en nosotros mismos? Buda inventó un método, uno de los métodos más poderosos, para crear un sol interior de consciencia. Y no solamente para crearlo. El método es tal que no solamente crea esta consciencia interior, sino que simultáneamente hace que esa consciencia penetre hasta las mismas células corporales, hasta la totalidad del propio ser. El método que Buda empleó se conoce como Anapanasati Yoga; el Yoga del “ser consciente de la inhalación y de la exhalación".

Respiramos, pero es una respiración inconsciente. El aliento es prana, el aliento es el elan vital, la vitalidad, la vida misma, y aun así es inconsciente: no somos conscientes de él. Y si tú tuvieras que ser consciente de la respiración para poder respirar, morirías. Antes o después lo olvidarías; eres incapaz de recordar continuamente cualquier cosa.

El respirar es un eslabón entre nuestros sistemas voluntario e involuntario. Podemos controlar nuestra respiración hasta un cierto límite, podemos detener nuestra respiración durante un rato, pero no podemos detenerla permanentemente. Continúa sin nosotros, no depende de nosotros. Aunque estés en coma durante meses, seguirás respirando; es un mecanismo inconsciente,

Buda empleó la respiración como un vehículo para hacer dos cosas simultáneamente: una, crear consciencia, y otra, permitir que esa consciencia penetrara hasta las mismas células corporales. El dijo, "Respira conscientemente". Esto no significa hacer pranayama, la respiración yóguica. Es solamente convertir a la respiración en objeto de nuestra atención, sin cambiarla.

No tienes necesidad de alterar tu respiración. Déjala como está, natural; no la cambies. Pero cuando inhales, inhala conscientemente, deja que tu consciencia acompañe el aliento entrante. Y cuando exhales, deja que tu consciencia salga con él.

Acompaña la respiración. Pon tu atención en la respiración: fluye con ella. No te saltes ni una sola respiración. Se dice que Buda dijo, "Si fueras capaz de ser consciente de tu respiración sólo por una hora, estarías ya Iluminado". Pero no ha de saltarse ni una sola respiración.

Una hora es suficiente. Parece muy poco tiempo, pero no lo es. Cuando estás tratando de ser consciente, una cosa puede parecer un milenio, porque, por lo general, no puedes mantenerte consciente más de cinco o seis segundos. Solamente una persona muy consciente puede mantener la atención durante ese tiempo. La mayoría de nosotros pasamos por alto cada segundo. Puede que empieces a ser consciente de que el aliento está entrando, pero tan pronto ha entrado, ya estás en otra parte. De repente recuerdas que el aliento está saliendo. Ya ha salido, pero tú estabas en otra parte.

Ser consciente de la respiración significa que no se han de permitir los pensamientos, porque los pensamientos distraerán tu atención. Buda nunca dice, "Deja de pensar". El dice, "Respira conscientemente". De forma automática, el pensar cesará. No puedes pensar y respirar conscientemente al mismo tiempo. Cuando un pensamiento entra en tu mente, tu atención se aparta del respirar. Un solo pensamiento y te has vuelto inconsciente del proceso del respirar.

Buda empleaba esta técnica. Es simple, pero muy vital. El les decía a sus monjes, "Hagáis lo que hagáis, no olvides algo muy simple: recordad el aliento que entra y el aliento que sale. Moveos con él, fluid con él".

Cuanto más tratas de hacerlo, cuanto más te esfuerzas, más consciente te irás volviendo. Es difícil, es arduo, pero una vez lo consigas, te habrás convertido en una persona diferente, en un ser diferente en un mundo diferente.

Esto también trabaja otro aspecto. Cuando inhalas y exhalas conscientemente, poco a poco, llegas a tú centro, porque tu aliento toca el centro mismo de tu ser. Cada vez que el aliento entra, toca el centro de tu ser.

Fisiológicamente piensas que el respirar se debe a la purificación de la sangre, que es solamente una función del cuerpo. Pero si empiezas a ser consciente de tu respiración, poco a poco, profundizarás en esa fisiología. Entonces, un día, empezarás a percibir tu centro, justo al lado de tu ombligo.

Este centro solamente puede ser percibido si acompañas el aliento en todo momento, porque cuanto más te aproximas al centro, más difícil es permanecer atento. Puedes empezar cuando el aire entra. Cuando está entrando en tu nariz, empieza a ser consciente de él. Cuanto más hacia adentro vas, más difícil será ser consciente. Un pensamiento vendrá, un sonido, o algo sucederá y tú te habrás ido.

Si puedes llegar hasta el centro mismo, durante un breve momento, el aliento se detiene y surge una brecha. El aliento entra, el aliento sale: entre los dos hay una sutil brecha. Esa brecha es tu centro.

Solamente tras practicar el ser consciente del respirar durante mucho tiempo, cuando finalmente seas capaz de acompañar la respiración, de ser consciente de la respiración, serás consciente de la brecha cuando no hay movimiento de la respiración, cuando el aliento ni entra ni sale. En la brecha sutil entre los dos alientos, estás en tu centro. Así que el ser consciente de la respiración fue empleado por Buda corno un medio para aproximarse más y más al centro.

Cuando exhalas, sigues siendo consciente del aliento. De nuevo aparece una brecha. Hay dos brechas: una brecha después de que el aliento haya entrado y antes de que sea exhalado, y otra brecha después de la exhalación y antes de la inhalación. Esta segunda brecha es más difícil de percibir.

Entre la inhalación y la exhalación se encuentra tu centro. Pero hay otro centro, el centro cósmico. Puedes llamarlo "Dios". En la brecha entre la exhalación y la inhalación, está el centro cósmico. Esos dos centros no son dos cosas diferentes. Primero te volverás consciente de tu centro interno, y luego te harás consciente del centro externo. En último lugar, descubrirás que esos dos centros son uno. Entonces "afuera" y "adentro", perderán su significado.

Buda dice, "Acompaña conscientemente el respirar y crearás un centro de consciencia en tu interior". Una vez haya sido creado este centro, la consciencia empezará a llegar a tus mismas células, porque toda célula necesita oxígeno, toda cédula respira, por así decirlo.

Ahora los científicos dicen que incluso la Tierra respira. Cuando todo el universo está inhalando, se expande. Cuando todo el universo exhala, se contrae. En las antiguas y mitológicas escrituras hindúes, los Puranas, se dice que la Creación es una inhalación de Brahma, el aliento entrante, y que la Destrucción, el Pralaya, el Fin del Mundo, es la exhalación. Un aliento es una creación.

De una forma muy reducida, de una forma muy atómica, lo mismo sucede dentro de ti. Y cuando tu consciencia se vuelve una con el respirar, la respiración lleva tu consciencia a tus mismas células. Entonces todo tu cuerpo se convierte en el universo. En realidad, entonces dejas de tener un cuerpo material. Eres sólo pura consciencia.

sábado, 5 de agosto de 2023

ENCARAR AL INCONSCIENTE


El inconsciente no es realmente inconsciente; más bien, es menos consciente. De modo que la diferencia entre consciente e inconsciente es sólo una diferencia de grados. No son extremos opuestos; están unidos, relacionados.

Debido a nuestro falso sistema de lógica, lo dividimos todo en extremos opuestos. La lógica dice sí o no, o luz u oscuridad. Por lo que a la lógica respecta no hay nada intermedio. Pero la vida ni es blanca ni negra; más bien, es una enorme gradación de grises.

Así que cuando digo "consciente" e "inconsciente", no quiero decir que los dos estén en oposición. Para Freud, el consciente es consciente, y el inconsciente es inconsciente; es la diferencia entre blanco y negro, entre sí y no, entre vida y muerte. Pero cuando yo digo “inconsciente", quiero decir "menos consciente”. Cuando yo digo "consciente" quiero decir “menos inconsciente". Se superponen entre sí.

¿Cómo podemos encarar el inconsciente? Según Freud el encuentro es imposible. Si le preguntaras a Freud cómo encarar el inconsciente te diría, "Es una estupidez; no puedes encontrarte cara a cara con él. Y si lo haces, es el consciente, porque el encarar es un fenómeno consciente". Pero si me preguntas a mí cómo encarar el inconsciente te diré, "Existen métodos para encararlo". Para mí, lo primero que hay que saber es que “inconsciente simplemente significa "menos consciente". De modo que si creces en consciencia, podrás encararlo.

En segundo lugar, consciente e inconsciente no son límites fijos. Cambian a cada instante, de igual modo que las pupilas de tus ojos. Si hay más luz, la pupila se cierra; si hay menos luz, se abre. Eso crea constantemente un equilibrio con la luz del exterior. Y tu consciencia está constantemente cambiando de la misma forma. En realidad, es muy importante comprender el fenómeno de la consciencia a través de la analogía del ojo, porque la consciencia es el ojo interior, el ojo del alma. Por eso, al igual que tu ojo, tú consciencia está constantemente expandiéndose o encogiéndose.

Por ejemplo, si estás enfadado te vuelves más inconsciente. La inconsciencia se ha extendido y solamente una muy pequeña parte de ti permanece consciente. A veces incluso esa parte no está ahí y te vuelves completamente inconsciente. Por otra parte, en un accidente repentino, si estás en la carretera y de repente presientes que va a ocurrir un accidente; estás a las puertas de la muerte, te vuelves completamente consciente y la inconsciencia desaparece. De repente toda la mente es consciente. Así que este cambio está ocurriendo continuamente.

Cuando digo "consciente" e "inconsciente", no quiero decir que existan unos límites fijos entre los dos. No hay ninguno; es un fenómeno fluctuante. Depende de si tú eres menos consciente o más consciente. Tú puedes crear consciencia, puedes adiestrarte y disciplinarte a ti mismo buscando más consciencia o menos consciencia.

Si practicas para obtener menos consciencia nunca serás capaz de encarar el inconsciente. En realidad, serás incapaz de hallarlo. Cuando alguien ingiere drogas o algún intoxicante, está entrenando su mente para ser totalmente inconsciente. Cuando te vas a dormir, o si eres hipnotizado, o si te hipnotizas a tí mismo, pierdes consciencia. Existen muchas maneras y muchas de las formas que te ayudan a volverte más inconsciente reciben el nombre de prácticas religiosas. Cualquier cosa que genere aburrimiento crea inconsciencia.

Tal como eres, no puedes transformarte a ti mismo. Puedes cambiar un falso rostro por otro falso rostro; un ladrón puede convertirse en un monje, un criminal puede convertirse en un santo, pero eso no son verdaderas transformaciones. Transformación significa llegar a ser eso que realmente eres.

En el instante en que te encuentras ante el inconsciente, en que encaras el inconsciente, estás frente a frente con tu realidad, con tu auténtico ser. El falso ser social no está ahí, tu nombre no ésta ya ahí, tu forma no está ahí, tu rostro no está ahí. Solamente la realidad desnuda de tu naturaleza está ahí y con esta realidad desnuda la transformación es posible.

Buscar este blog